México


¿Qué Parece? Como Pregunta Orientadora
en el Estudio de la Topografía Sagrada en la cultura Azteca.

Patricio Bustamante Diaz, Fotógrafo, Investigador en Arqueoastronomía, Diplomado UC en Conservación del Patrimonio. bys.con@gmail.com Taller Taucan

Sometido a publicación por primera vez en 3 de diciembre de 2007

Resumen

La Pareidolia nos permite reconocer semejanzas con rostros o formas de cuerpo entero de personas o animales a partir de formas naturales. Este “reconocimiento” puede desatar una serie de asociaciones que podrían explicar la génesis de determinadas leyendas, gracias al fenómeno conocido como Apofenia. Algunos de estas experiencias se transforman en numinosas, gracias fenómeno llamado Hierofania.

El presente trabajo mediante la formulación de la pregunta ¿qué parece? muestra el posible origen de determinadas leyendas aztecas a partir de la observación de formas naturales señaladas en estas mismas leyendas. Las imágenes del Códice Vindobonensis es hasta el momento la evidencia más sólida de la influencia de estos fenómenos psicológicos en las culturas precolombinas.

Esto podría servir como explicación a una parte de las relaciones que condujeron a la formulación de aspectos relacionados con la religión y la cosmovisión de esta cultura. También podría permitir explicar el proceso que pudo llevar a sacralizar determinados elementos del paisaje.

Este fenómeno descrito aquí para la cultura Azteca, podría ser extensivo a otras culturas y para otros fenómenos naturales, como lo demuestran los trabajos del Dr. Anthony Peratt que busca en fenómenos atmosféricos como las auroras boreales, el origen de determinados diseños encontrados en las obras rupestres de diversas latitudes.

La triada pareidolia – apofenia - hierofania  (P-A-H) en una acepción ampliada, parece ser extensiva a diversos aspectos en la investigación arqueológica, no restringiéndose solo a aspectos visuales.

Como fenómenos psicológicos inherentes al ser humano, pudieron producir en las mas diversas latitudes, fenómenos parecidos, al inducir a nuestros ancestros a interpretar los fenómenos observados, de manera similar.

Para demostrar la ubicuidad del fenómeno, en el presente artículo se describen fenómenos similares en diversos sitios arqueológicos distantes en el tiempo, el espacio y pertenecientes a culturas que no tuvieron contactos entre ellas.

Abstract

Pareidolia allows us to recognize similarities with faces or body shapes, both human and animals, in natural forms. This “recognition” starts a chain of associations that may explain the genesis of certain legends, thanks to the phenomena known as apophenia. Some of these experiences transformed in numinosas, thanks Hierofania. 

This paper, through questioning what does it look like?, Shows a possible explanation to the origin of some Aztec legends, by the observation of natural formations named in the legends. The images of the  Vindobonensis Codex are up to now the evidence more solid of the influence of these psychological phenomena in the pre-Colombian cultures.

This might give an answer to a part of the relations that conducted to the formulation of some aspects associated to religion and cosmovision of this culture. It could also explain the process that sacralized some elements in the landscape.

The phenomena described here for the Aztecs, might be extensive to other cultures and natural events, as it is shown in Dr. Anthony Peratt’s papers, who searches in atmospheric events, such as boreal auroras, the origin of determinate patterns found in rock art examples in different latitudes.
Pareidolia – apofenia - hierofania (P-A-H) in a wider meaning expanded, they seem to be extensive to diverse aspects in the archaeological investigation, not being restricted not only at visual aspects. 
As psychological phenomenon inherent to the human being, it might produce over diverse latitudes similar events, by introducing our ancestors into the interpretation of the observed happenings in a parallel way.

In order to demonstrate the ubiquity of the phenomenon in this paper describe similar phenomena in different distant archaeological places in the time, the space and belonging to cultures that did not have contacts among them.
 

Introducción

Después de escuchar una charla que di hace 2 años sobre sitios sagrados y los cerros con formas de caras, una amiga, Alejandra Zemelman, Bióloga que trabaja en el Museo Interactivo Mirador, me mencionó la leyenda de los volcanes Popocatepetl e Iztaccihuatl. En octubre de 2007 pude visitar México y observar personalmente los aspectos visuales que pudieron dar origen a esta y otras leyendas mesoamericanas.

En México en las últimas décadas ha habido un intenso desarrollo de la Arqueología de Alta Montaña.

En el libro “La Montaña en el Paisaje Ritual”  (Broda, et al, 2007), los autores describen los actuales avances en relación con este tópico.

Un intensivo trabajo les ha permitido describir con gran detalle la existencia de sitios arqueológicos ubicados en la alta montaña, los cuales permiten descubrir aspectos desconocidos hasta ahora en la arqueología Mexicana.

En el “Atlas Arqueológico de la Alta Montaña Mexicana”, Montero, 2004, realiza un detallado examen del “estado del arte” en el tema.

Los arqueólogos han subido a las cumbres y las han rastreado en detalle en busca de los santuarios que contienen. Han logrado responder una gran cantidad de preguntas respecto al pasado cultural de la zona. Los resultados de sus investigaciones han sido publicados en una extensa y bien documentada literatura.

Según Montero (2004, 154) “La alta montaña es un sitio privilegiado para el campo de la interacción humana porque comprende un escenario metafórico del que brotan los glaciares, las nevadas, las cuevas y los manantiales para marcarnos los confines de lo mundano y lo sagrado. La alta montaña es el linde del universo pensable”… “Se insiste en la tarea de presentar y describir la manera en que las antiguas y actuales poblaciones han percibido la montaña incorporándola dentro de sus sistemas de cosmovisión. La lectura demuestra que la relación hombre-montaña es, de hecho, muy compleja.

A nuestro juicio cabe hacer una pregunta que no ha sido claramente formulada respecto a las montañas, observadas desde los sitios arqueológicos ubicados en los valles. La pregunta es: ¿Qué parecen?.

Lo usual en artículos arqueológicos es separar la exposición del caso de las conclusiones, pero en este articulo junto con exponer lo encontrado en contextos aztecas, discutiremos inmediatamente algunas de nuestras apreciaciones. En las conclusiones discutiremos algunas características y alcances del fenómeno aplicado a otros contextos arqueológicos.

Metodología

La metodología empleada para la elaboración del presente artículo, ha sido descrita en los artículos anteriores sobre el tema:
Bustamante (2005 –1) (ver fuente)
Bustamante (2005 - 4) (ver fuente)
Bustamante (2006 - 1) (ver fuente)
Bustamante (2007 - 1) (ver fuente)
Bustamante (2007 - 2) (ver fuente)

El presente artículo introduce Entorno Psicológico a la metodología del Entorno.
- Examen en terreno de los sitios, cuando esto ha sido posible.
- Examen visual de imágenes de cerros contenidas en las fuentes consultadas.
- Comparación de sitios provenientes de diversas culturas, diversas épocas y diversas latitudes con el objeto de establecer la posible influencia de los fenómenos psicológicos descritos y la ubicuidad del fenómeno

Material:
- Fuentes bibliográficas arqueológicas.
- Fuentes precolombinas: Códice Vindobonensis y otras señaladas en el artículo.
- Fuentes en Internet.
- Cerros y volcanes de México elegidos para el estudio: Popocatepetl, Iztaccihuatl, Ajusco, Matlalcuéyetl y Cuatlapanga.
- Sitios de otras latitudes: San Pedro de Atacama, Chile; Valle del Encanto, Chile, Machu Pichu, Perú; Callanish en la  Isla de Lewis, Escocia
- Trabajos de otros investigadores seleccionados para mostrar la aplicación de la triada P-A-H a la observación de fenómenos atmosféricos: 
Peratt Anthony L., Characteristics for the Occurrence of a High-Current, Z-Pinch Aurora as Recorded in Antiquity (2003).
Peratt Anthony et al., Characteristics for the Occurrence of a High-Current Z-Pinch Aurora as Recorded in Antiquity Part II: Directionality and Source (2007).
Margaret Curtis (1987)
Ian McHardy (2005)

Objetivos:
1.- Introducir la triada P-A-H en el estudio de contextos arqueológicos.
2.- Analizar la presencia de la triada en contextos aztecas.
3.- Examinar la posible ubicuidad de la triada.
4.- Introducir la pregunta ¡Que parece? Es decir la apariencia visual de hitos geográficos, rocas y otros, como método de análisis en contextos arqueológicos.
 

Presentación de resultados:

I TRIADA P-A-H EN CONTEXTOS AZTECA

Codice Vindobonensis Mexicanus

La tapa del libro La Montaña en el Paisaje Ritual (Broda, Iwaniszewski, Montero et al 2007), está ilustrada con una imagen tomada de las páginas 9 y 10 del Códice Vindobonensis. (ver fuente)

La figura 1 muestra el perfil de 11 cerros (el personaje central parece no ser un cerro).

Figura 1

Algunos de estos cerros muestran claramente semejanzas con rostros de personas o de animales, otros muestran imágenes simbólicas.

En la página 5, Montero (2004) presenta una imagen del relieve (fig. 2), donde los cerros son solo promontorios de los cuales se registra el nombre, la altura y la ubicación espacial. Esto representa claramente una diferencia con la manera en que en nuestra cultura ilustramos la forma de los cerros.

Figura 2

Según Montero (2004, 24) “…en nuestra cultura resulta relevante la altura para determinar la jerarquía de una montaña; es así como nos expresamos del pico de Orizaba como la montaña mas alta del país. No obstante para los indígenas de antaño la jerarquía no dependía de la altura sino de la manipulación que hacía la comunidad de ciertas clases de recursos rituales y de consumos que producían estímulos para ellos, cualesquiera que fueran sus fines”.

En trabajos anteriores hemos mostrado como desde diversos sitios arqueológicos de diversas culturas, se puede observar cerros que presentan formas especialmente de rostros y de cuerpos humanos. (pareidolia2.htm, hierofania.html , entorno2.html )

Leyenda de los Volcanes:

Una variante de la leyenda de los volcanes que ha sido popularizada en la venta de calendarios con la ilustración realizada por el artista Jesús Elguera, relaciona a los volcanes Axooxco, un guerrero águila (Ajusco, 3.930 msm., Méjico D.F.) y Popocateptl (5.452 msm.) un aspirante a guerrero y al cerro Iztaccíhuatl (5.286 msm.), que representa a una princesa de nombre Mixtli.

Figura 3

La imagen compuesta usando una fotografía (http://homepage.mac.com/helipilot/PhotoAlbum20.html) (fig. 3) muestra arriba: a la izquierda el perfil del Iztaccíhuatl (mujer dormida) y a la derecha, el perfil del Volcán Popocatepetl (montaña que humea). Abajo: la imagen del pintor Jesús Elguera ilustra el drama de la muerte de Mixtli y muestra al guerrero Popoca que vela su cuerpo.

La leyenda posiblemente tuvo su origen en el hecho que el perfil del cerro Iztaccíhuatl “parece” una persona yacente. Esta característica es reconocida en la actualidad, Montero (2004, 85) señala que “El parecido de su perfil desde la cuenca de México con una mujer recostada, ha facilitado la designación de sus cúspides más altas: la cabeza, 5090 m/sm al norte; el pecho 5230 m/sm y los pies 4665 m/sm al sur”.

Según Sahagún, citado por Iwaniszewski (Broda, et al, 2007, 95) “Hay otra sierra junto a ésta, que es la sierra nevada y llamase Iztactéptl, quiere decir sierra blanca; es monstruosa de ver lo alto de ella, donde solía haber mucha idolatría, yo lo vi y estuve sobre ella” Sahagún, Historia General… Lib. XI, Cap. XII. 44 (1984:703)

Es decir la forma de la montaña semejante a una persona, era reconocida desde la antigüedad y era sujeto de idolatría.

El tercer personaje en esta variante de la historia, Axooxco, es un volcán cercano, del cual no hay mayor referencia en la leyenda misma.

Volcán Ajusco

La imagen siguiente (ver fuente), muestra que mirado desde el norte, el Ajusco “parece” un rostro humano.

Figura 4

El Ajusco visto desde la pirámide de Cuicuilco ubicada hacia el norte, parece un rostro humano (fig. 4) que mira al cielo, como pude comprobarlo en una corta visita a la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en octubre de 2007. Este fue el “detonante” para escribir el presente artículo.

La nariz corresponde al promontorio denominado “cabeza de águila” .

Figura 5

La imagen anterior (fig. 5) muestra la figura 132 en Montero, 2004. que señala los sitios arqueológicos ubicados en las cumbres del Ajusco.

La figura siguiente (figura 133, Montero, 2004) muestra una figura que representa a Tlaloc, localizada por Altamira en 1972, por debajo de la cumbre mayor (fig. 6).

Figura 6

La figura siguiente muestra una fotografía del Ajusco nevado al fondo, visto desde el norte. Al frente una imagen superpuesta de un águila en vuelo.

A

Figura 7

B

El punto más alto del Ajusco lleva el nombre de Cabeza de Águila (fig. 7). Esto pareciera contradecir la semejanza señalada arriba del Ajusco con un rostro. Pero a nuestro juicio amplía y hace más compleja la relación y posiblemente permite explicar otros aspectos de la cultura Azteca.

El Ajusco visto desde el norte parece un águila en vuelo como muestra la figura. Axooxco (Ajusco) además era un guerrero, posiblemente un “Guerrero Águila”, rival de amores de Popoca (popocateptl), aspirante a “Guerrero Águila” según la variante de la leyenda citada arriba.

Cerro Matlalcueye (La Malinche)

Un ejemplo que parece interesante mencionar es el del cerro Matlalcueye (4.430 msm, Tlaxcala). Según Montero (2004) Matlalcueye, la diosa de la falda azul, tambien conocida como Malintzin, la doncella o sierra de tlaxcala, pero el denominador común es La Malinche.

Según Sahagún citado en Montero (2004: 124) Este santo varón, fray Martín de Valencia, siendo guardián del convento de Tlaxcal, supo como en la sierra grande que le cae a esta ciudad al oriente, se veneraba y adoraba una diosa llamada Matlalcueye, y la tenían por patrona y abogada de las pluvias y agua, a la cual adoraban en los años estériles y secos.

Según Muñoz Camargo citado por Montero (2004: 125) Había otra diosa que llamaban Matlalcueye atribuida a las hechicerías y adivinas…

En la figura 8 (izquierda) tomada de Montero 2004 (pag. 132) se puede apreciar el perfil de este cerro y los sitios arqueológicos que contiene.

Figura 8

En este caso no se trata de un volcán sino de un cerro. El perfil del cerro parece el perfil de una persona recostada que mira hacia el cielo.

El Tepictotón (derecha) que representa a este cerro en el Códice Matritense fol. 267r. Montero (2004: 126)

Discusión de I Triada P-A-H en Contextos Azteca

1.- Ajusco y Tlaloc

Superponiendo la figura de Tlaloc (fig. 9) a la fotografía del ajusco, se aprecia el parecido entre ambos perfiles.

Figura 9

Esto sugiere que el perfil del cerro pudo servir de modelo para elaborar la imagen de Tlaloc.

Ajusco y Caballeros Aguila

La pregunta que surge es la siguiente: ¿Es posible que el Ajusco en su doble aspecto de cara humana-águila en vuelo, pudo servir de modelo o dar origen a los guerreros águila?. La imagen siguiente (fig. 10 a y b) muestra la efigie de un Caballero Águila que originalmente flanqueaba la entrada al recinto de los Caballeros Águila, La figura de cerámica es de tamaño mayor que el real. (ver fuente). 10c muestra el símbolo Mixteca para el “cerro del pájaro”, según Van Acker en “Dos alfabetos amerindios nacidos del diálogo entre dos mundos” (ver fuente). El dibujo muestra que el águila tiene una “cresta” de plumas de ahí su nombre de Caracara Crestada. En vista de los antecedentes expuestos, probablemente representa al Ajusco.

A

Figura 11

B

C

Ajusco y el águila sobre el nopal.

Figura 11

La imagen izquierda (fig. 11) corresponde a la parte posterior del Teocalli (1502 – 1520), una representación de un templo azteca con alfardas, escalinatas y el disco solar con dos dioses en el frente (Alsina, León –Portilla y Matos 1992, pág. 239). La imagen derecha muestra en el centro una ilustración de la misma escena del águila sobre un nopal, leyenda fundacional de Tenochtitlan (Códice Mendocino, 1540, pág. 1).

Es posible que la forma del Ajusco que observada desde Tenochtitlan parecía un águila, haya dado también origen a la leyenda fundacional, donde el águila era la representación del cerro y el nopal con sus frutos (tenochtli = tuna de piedra en náhuatl; de tetl = piedra y nochtli = el fruto) la tuna roja, representa la isla sobre la que los Mexica fundaron la ciudad de Tenochtitlán. Probablemente los primeros Aztecas al llegar a la orilla del lago, vieron erguirse la isla sobre el espejo de agua del lago y sobre ella la efigie del águila (el cerro) con las alas abiertas.

En un reciente artículo González (2004), señala que aunque el ave del escudo patrio de México es el águila real, ésta no es una especie común en México. La cosmogonía mesoamericana se referiría a la quebrantahuesos (Caracara cheriwey), según lo describió el ornitólogo mexicano Martín del Campo en 1960. La figura 10c muestra el símbolo Mixteca para el “cerro del pájaro”, que parece representar un Caracara Crestada, que a su vez podría representar la efigie del Ajusco. Esto reforzaría la hipótesis de que posiblemente el Caracara Crestado podría ser el àguila de la leyenda fundacional Azteca.

En un examen mas detallado a futuro, podría resultar relevante el hecho que a la “Caracara crestada”, hoy se le relaciona con el psilosybe Cubensis, como vector potencial de esporas. “The Crested Caracara is another bird that frequents the pasturelands of Texas and Mexico. Also known as "Audubon's Caracara" or "Mexican Eagle," this raptor is often seen feeding at cattle carcasses, in company with vultures. When carrion is scarce, the Crested Caracara may spend hours turning over cow pies in search of large beetles and other insects. Like the Cattle Egret, this bird is a potential vector of Psilocybe cubensis spores [Smith 1996”]. (ver fuente)

Figura 12

Las imágenes muestran que en la leyenda original el águila no engulle una serpiente, esta sería una adición posterior atribuida al padre Diego Durán que reinterpretó la leyenda. Habría utilizado esta versión de la historia por primera vez en 1570 para ilustrar su "Atlas de la historia de los indios de la Nueva España e Islas de Tierra Firme"

La figura 12 (códice Durán) muestra la ilustración del padre Durán de la leyenda reinterpretada, en ella aparece por primera vez la serpiente en el pico del águila (Alsina, León –Portilla y Matos 1992, pág. 187).

En la reinterpretación del símbolo que introducimos en el presente artículo, el águila estaría representada por el cerro (un águila simbólica) que se alza sobre los valles circundantes y por sobre la isla Tenochtitlan y no un ave de carne y hueso la que habría permitido cumplir la profecía o la que dio origen a la leyenda.

Volcanes como modelo para Huehuetéotl

La figura 13 muestra al fondo la figura de un volcán (Popocatepetl) y al frente una figura de greda del dios del fuego, Huehuetéotl. Esa figurilla procede de Cuicuilco. Es una de las representaciones más antiguas que se conocen del dios anciano, incado con un brasero sobre su cabeza.

Figura 13

Figura 14

Es posible que la forma cónica de un volcán haya sugerido en el pasado, mediante la triada P - A - H, la forma del dios sedente con un brasero sobre la cabeza o la espalda. Según Iwaniszewski (2001: 113-148) citado por Montero 2004, “En este sentido los cerros masculinos tienen una forma cónica o trapezoidal, en tanto los femeninos presentan las formas extendidas, alargadas y redondeadas”.

La figura 14 muestra otra de las imágenes representativas de Huehuetéotl que sugiere la forma cónica de un volcán, representada por la línea roja. Sobre la cabeza lleva un brasero.

En el artículo “Transformaciones Sociales Proto Urbanas y Organización de la Comunidad en La Laguna, Tlaxcala, Durante el Preclásico Tardío” Carballo indica que “Definiendo la secuencia mexicana central del Formativo Tardío, George Vaillant (1939:525) primero sugirió que las representaciones de los dioses en el período Formativo Tardío (Cuicuilco/Ticoman), fue un indicativo de los comienzos de una institución religiosa mexicana central formalizada. El subrayó quemadores de incienso pintando al Dios del Fuego (Huehueteotl Azteca) y el Dios Tormenta (Tlaloc Azteca) de sus excavaciones en Ticomán como ejemplos (Vaillant 1930:393, Lámina LXXIX). Los precursores Formativos de Huehueteotl y Tlaloc, también parecen haber estado presentes en La Laguna, donde su uso para adornar quemadores de incienso domésticos pudieron haber suplantado el uso de quemadores zoomórficos, relacionados con prácticas rituales más localizadas apodadas el culto del "tejón" por García Cook (1981). (ver fuente)

Es decir al parecer estos dioses están asociados y presentes desde el formativo. En Cuicuilco (una de las más antiguas pirámides de México) y en el Ajusco están presentes ambos dioses, esto posiblemente reafirma esta relación.

Tlaloc es el dios del agua (que nace de las nieves de los volcanes) y Huehueteotl es el otro aspecto del volcán que arroja fuego. Ambos pueden ser vistos como dos aspectos del volcán que relacionan agua y fuego, que por un lado da la vida y por otro puede quitarla con ferocidad.

En las imágenes anteriores se muestra como la pareidolia pudo servir como detonante para señalar las “características formales” de ambos dioses y la apofenia pudo permitir a los antiguos Aztecas darle cuerpo a la leyendas asociados con éstos. La hierofanía le habría conferido el carácter de fenómeno numinoso.

El volcán como guerrero

Para nuestra mentalidad occidental un volcán es una estructura geológica, por la cual emerge magma (roca fundida) y gases desde las capas inferiores de la corteza terrestre.

Pero simbólicamente para las culturas precolombinas, pudo ser la representación de un guerrero. En contraste con las montañas que aparentemente no sufren violentos cambios, cuando un volcán se “enfurece” arroja rocas, fuego, derrite la nieve y hace descender los aluviones. En su “furia” puede matar decenas o miles de personas, arrasando con todo a su paso.

Esto podría explicar la presencia del recinto de los guerreros águila en el Templo Mayor de Tenochtitlan y quizá podría estar relacionado con el águila que aparece sobre un nopal en el mito de fundación de la ciudad.

En este sentido podríamos decir que el Ajusco como otros cerros pueden haber sido tanto un elemento geográfico, como un símbolo complejo en el contexto de una geografía sacralizada.

Pudo ser por un lado la representación de una deidad dual que une el fuego con el agua, pero también la representación de un guerrero águila que une el cielo con la tierra. Lo divino y lo terrestre, la vida y la muerte.

El volcán es un espacio sagrado, una “puerta” por medio del cual se comunican el submundo con la tierra y con el cielo, un lugar al que los hombres se dirigen a rogar por la lluvia, como señala Glockner (Broda, et al, 2007, 83) “La imagen metafórica de La Puerta, usada por los trabajadores del temporal, expresa con nitidez la idea de entrar, de acceder a un contacto que trasciende la condición profana de la vida cotidiana. Es en el establecimiento de este contacto con lo sagrado donde adquiere toda su plenitud el sentimiento de criatura que está implícito en el sentimiento de lo numinoso (según las expresiones empleadas Rudolff Otto), que impregna toda la lógica y la experiencia vital de los pedidores de lluvia”.

El carácter humanizado y simbólico del Volcán Popocatepetl está explicitado en el hecho de que los trabajadores del temporal se dirigen a una cueva llamada “El Rostro” para hacer su ceremonia. “el rostro es una cueva poco profunda pero con una boca amplia abierta hacia los campos de cultivo y los pueblos que se ven abajo” (Broda, et al, 2007, 90)

En el artículo “Y las Montañas Tienen Género, Apuntes para el Análisis de los Sitios Rituales en el Iztaccihuatl y el Popocatepetl”, Iwaniszewski anota “Estas y otras versiones circulan entre los campesinos del Altiplano Central. Los cerros concebidos antopomórficamente tienen pleitos y riñas y cambian de parejas. Particularmente amenazantes son los cerros masculinos quienes en sus luchas se golpean, descargan rayos o centellas y avientan piedras contra sus adversarios. Las relaciones entre los volcanes siempre han sido muy enredadas, hostiles… y hasta peligrosas para quienes quisieran escalarlos”. (Broda, et al, 2007, 119).

Iwaniszewski agrega que “Varios investigadores (Broda 1971, 1982, 1991a, 1991b, 1993, 1997; Graulich 1992, Lopez Austin 1994:167-201) han demostrado que el complejo culto a Tlaloc y otras deidades pluviales se basó en ciertas regularidades”. (Broda, et al, 2007, 115).

Lo que sugerimos en este artículo, es que ciertos rasgos característicos, es decir “un cierto parecido a”, pudo influir en los aspectos formales atribuidos al dios-diosa, el héroe-heroína, etc. Esto unido a lo señalado por los autores indicados arriba, pudo dotar a estos seres míticos de las características con las cuales los conocemos hoy.

El tepictotón del cerro Matlalcueye:

Los relatos recogidos por Montero, indican que el cerro era sagrado, tenía sexo femenino y representaba una diosa, Matlalcueye.

Resulta interesante que el Tepictotón que representa a este cerro en el Códice Matritense (Montero 2004: 126) parece representar el perfil que se puede apreciar a simple vista.

Al unir ambas imágenes en la figura siguiente, es posible apreciar el parecido, aunque al dibujo se le agregó adornos y atributos que complementan la imagen sugerida por el cerro.

Figura 15

La figura 15 izquierda, muestra un semicírculo de puntos que señalan la ubicación de los sitios arqueológicos de altura. Estos sugieren el círculo que adorna la frente del Tepictotón del cerro. La imagen a la derecha muestra el parecido del perfil del Tepictotón con el perfil del cerro.

La denominación “perfil de los cerros” de la palabra castellana “perfil”(RAE 2007: 1. m. Postura en que no se deja ver sino una sola de las dos mitades laterales del cuerpo. 2. m. Conjunto de rasgos peculiares que caracterizan a alguien o algo.7. m. Pint. Contorno aparente de la figura, representado por líneas que determinan la forma de aquella, podría contener reminiscencias de la observación de este fenómeno en épocas arcaicas.

La figura 16 muestra como la nieve acumulada sobre el volcán Matlalcuéyetl, acentúa el parecido con un rostro humano visto en escorzo. (ver fuente)

Figura 16

Otra vista del cerro parcialmente nevado (fig 17)muestra con claridad el detalle del “ojo” y el perfil, además el relieve del cerro parece haber sugerido detalles como las 3 cintas sobre la frente. (foto completa en (ver fuente) y (ver fuente) .

Figura 17

Mediante el mecanismo de la pareidolia, fenómenos como rostros en los cerros y auroras boreales descritas por el Dr. Peratt, descritos a continuación, en que están involucradas altas cargas energéticas, potentes destellos de luz en la oscuridad y la configuración de formas “fantasmagóricas”, pudieron en la antigüedad contribuir a dar origen al animismo y luego a la religión.

Identificación de los cerros del Códice Vindovonensis

Una somera y muy preliminar interpretación del dibujo del Códice Vindovonensis de la figura 1 señala que:

- A la derecha aparece una figura de Tlaloc. El Monte Tlaloc está al norte de Ciudad de México es posible que se trate de este cerro y represente el punto cardinal norte.

- A la izquierda aparece la figura de un águila vista en escorzo, con las alas abiertas.
Arriba llamamos la atención respecto al parecido del cerro Ajusco con un águila, cuando es observado desde Tenochtitlan (desde donde se ve el águila de frente). El Ajusco está al sur - este de esta última. Podría representar el sur.

- Al centro un nopal, sobre un promontorio pequeño, tal vez la isla de Tenochtitlan. El personaje a su derecha, podría no representar un cerro.

El conjunto representaría la vista de estos cerros (y los otros aún por identificar) desde la sierra al oeste de ciudad de México.

Otros códices muestran figuras similares. El lienzo de Tlaxcala muestra una escena de batalla en Tepeyacac (A), arriba a la derecha un cerro con forma de rostro humano (B), El símbolo de Tepeyacac en el códice Mendoza muestra una nariz (C) y el símbolo en la Historia Tolteca Chichimeca 33r muestra un rostro (D)

Figura 18

Según Van Acker “En el momento del contacto con la cultura europea, México central compartía con todo el área mesoamericana semejantes rasgos fundamentales de una escritura que consistió en el uso de imágenes gráficas de manera logo-silábica”… …Los 4 mayores sistemas de escrituras mesoamericanas -Zapoteca, Mixteca, Maya y Náhuatl- fueron todos sistemas heterogéneos: parcialmente pictográfico, parcialmente logográfico/ideográfico y parcialmente silábico/fonético”. (ver fuente)

Es decir al menos estos cuatro sistemas de escrituras mesoamericanos, podrían tener rasgos comunes a los descritos.

II, CASOS EN OTROS CONTEXTOS ARQUEOLOGICOS

Plasma y obras rupestres según el Dr. Peratt

El Dr. Anthony Peratt, cosmólogo de larga trayectoria que trabaja en materias relacionadas con el plasma galáctico, logró mediante experimentos y simulaciones computarizadas aislar 84 figuras que adopta el plasma sometido a diversas cantidades de energía.

Posteriormente encontró que en obras rupestres de diversas latitudes los pueblos ancestrales habían grabado dibujos similares que podrían ser explicados por la ocurrencia en el pasado de fenómenos plasmáticos atmosféricos (auroras boreales) producto de incrementos, posiblemente cíclicos, de la actividad solar. Esta intensas auroras pudieron producirse si el viento solar se hubiese incrementado entre uno y dos ordenes de magnitud hace miles de años.

Según Peratt, estos fenómenos al ser observados por nuestros ancestros, pudieron motivarlos a dejarlos grabados en la roca.

Peratt (Characteristics for the Occurrence of a High-Current, Z-Pinch Aurora as Recorded in Antiquity 2003) señala en el abstract — The discovery that objects from the Neolithic or Early Bronze Age carry patterns associated with high-current Z-pinches provides a possible insight into the origin and meaning of these ancient symbols produced by man. This paper directly compares the graphical and radiation data from high-current Z-pinches to these patterns. The paper focuses primarily, but not exclusively, on petroglyphs. It is found that a great many archaic petroglyphs can be classified according to plasma stability and instability data. As the same morphological types are found worldwide, the comparisons suggest the occurrence of an intense aurora, as might be produced if the solar wind had increased between one and two orders of magnitude, millennia ago. (fig 18)

Figura 18

Figura 19

Peratt (Characteristics for the Occurrence of a High-Current Z-Pinch Aurora as Recorded in Antiquity Part II: Directionality and Source. 2007) señala en el abstract— The discovery that objects from the Neolithic or Early Bronze Age carry patterns associated with high-current Z-pinches provides a possible insight into the origin and meaning of these ancient symbols produced by humans. Part I deals with the comparison of graphical and radiation data from highcurrent Z-pinches to petroglyphs, geoglyphs, and megaliths. Part I focused primarily, but not exclusively, on petroglyphs of some 84 different morphologies: pictures found in laboratory experiments and carved on rock. These corresponded to mankind’s visual observations of ancient aurora as might be produced if the solar wind had increased (T. Gold) at times between one and two orders of magnitude, millennia ago. Part II focuses on the source of light and its temporal change from a current-increasing Z-pinch or dense-plasma-focus aurora. Orientation and field-of-view data are given as surveyed and contributed from 139 countries, from sites and fields containing several millions of these objects. This information allows a reconstruction of the auroral form presumably associated with extreme geomagnetic storms and shows, based on existent geophysical evidence, plasma flow inward at Earth’s south polar axis. (Peratt et al, 2007, fig. 19)

Las tormentas solares son fenómenos cíclicos, ocurren aproximadamente cada 11 años, pero son de menor intensidad que los descritos por Peratt. En el artículo “NOAA Announces Next Solar Storm Cycle Will Likely Start Next March” la National Oceanic and Atmospheric Administration, anuncia un Nuevo siclo de tormentas solares, que tendrá su punto máximo alrededor del 2011 (ver fuente)

De ocurrir en la actualidad eventos similares a los descritos por Peratt, los sistemas de comunicación, sistemas electrónicos, computadores y gran parte de nuestra tecnología, podría verse afectada y o inutilizada. Es decir nuestros ancestros podrían habernos dejado un anuncio de eventos cíclicos de magnitudes 2 a 3 veces superiores a los actuales, que podrían ocurrir nuevamente en el futuro. Esto es un nuevo argumento en favor de la preservación in situ de las obras rupestres y los sitios arqueológicos.

El mecanismo psicológico que pudo llevar a nuestros ancestros a gravar en roca estas figuras observadas en el cielo y la carga simbólica asociada a ellas, puede ser explicado con la tríada P-A-H.

Perfiles de cerros “análogos” en tres culturas:

Otro aspecto que aquí solo señalaremos como una coincidencia, resulta de la observación arqueoastronómica.

La figura 20 ilustra arriba, el perfil del Popocatepetl e Iztaccihuatl, la flecha indica el amanecer del solsticio de invierno observado desde Cuicuilco, de acuerdo a lo indicado por Broda en Astronomía y Paisaje Ritual; El Calendario de Horizonte de Cuicuilco-Zacatepetl (Broda, et al, 2007, Fig. 8, pág. 180). Abajo la fotografía muestra una vista de San Pedro de Atacama (II Región, Chile), en que se observa un relieve semejante con un “personaje” yaciente a la izquierda y el volcán Licancabur a la derecha. La flecha muestra el punto de salida del sol durante el amanecer del Solsticio de Invierno, observado desde el sitio arqueológico de Tulor. (ver fuente, fig. 10)

Figura 20

El Volcán Licancabur también tiene historia de persona en las leyendas locales, lamentablemente muchas de ellas se han perdido y no tenemos detalles de las historias asociadas a todos los cerros.
La mujer de los llanos

A miles de kilómetros de distancia de ambos sitios, en Callanish en la Isla de Lewis, Escocia, la historiadora Margaret Curtis en 1987, describe un fenómeno similar:
“At Callanish on the Isle of Lewis, Scotland, there is a hill range in the form of a woman lying on her back - an earth mother.

Local people call her "Sleeping Beauty" in English or "Cailleach na Mointeach" in Gaelic - which translates as "The Old Woman of the Moors."

Multiple prehistoric stone circles in the area of Callanish in Scotland, dating back 5000 years, were positioned to link the Earth Mother hills and the moon.” (ver fuente)


Figura 21

La figura 21 anterior muestra un esquema de la figura de la mujer recostada, según la historiadora Margaret Curtis.


Figura 22


La fotografía superior (fig. 22) de Stephen Witehead, muestra la figura de la mujer recostada, vista desde stones at Callanish. El fotógrafo titula su fotografía como “Old Woman of the Moors and her consort”, haciendo mención a la presencia de un cerro “masculino” con forma cónica a la derecha de la cabeza de la mujer yaciente. En primer plano se aprecian dos piedras y a la izquierda de la foto es posible apreciar uno de los círculos de piedra de la Edad del Bronce.

Actualmente este sitio arqueológico, como otros a través del mundo, está en peligro por un proyecto de construcción de una granja eólica.

“A Lewis-based archaeologist has hit out at proposals to erect a Western Isles windfarm on a famous and mystical hill formation that resembles a woman lying on her back.

If the plan is successful, Cailleach na Mointeach, the Old Woman of the Moors, would have some of the 53 turbines sprouting from her knees.

The Cailleach, also known as the Sleeping Goddess, can be seen to the south side of the ancient Callanish stone circle.

Ian McHardy says the visual impact of the highest seven turbines will destroy the effect of the “major lunar standstill” around which the mythical site of Callanish appears to have been built about 6,000 years ago.

Every 18.6 years, the moon appears to rise from between the “knees” of the woman and travels in a low arc over her body, lighting it up, until it reaches the end of the ancient avenue of stones at Callanish.
At this point, the moon is huge and low in the sky, and a person standing on a ridge in front of it also appears enormous.

The phenomenon, which extends over a year and is unique in Britain, was first noted by archaeologist Margaret Curtis in 1987” (ver fuente)

El lugar es sin duda un sitio arqueológico como lo demuestra lo siguiente:
“Cairn in the Isle of Lewis. Archaeologist Ian McHardy has come forth with the discovery of this 5 metre diameter kerbed cairn as the time for the building of the proposed wind farm on the mountains approaches. Situated on one of the hills that form the 'knees' of the sleeping female form visible from the Callanish stone circle, the cairn could prove to be a determinant in the fate of the wind farm proposed for the hills that form the "Sleeping Goddess." (ver fuente)

Figura 23

La figura 23 muestra el hito descubierto por Mc Hardy en las “rodillas” de la mujer yaciente. La descripción del sitio en relación con la rodilla, es semejante a las descripciones que hace Iwaniszewsky en el artículo “Y las Montañas Tienen Genero, Apuntes para el análisis de los sitios rituales en la Iztaccihuatl y el Popocatepetl (Broda, Iwaniszewsky y Montero 2007).

La mujer yaciente es parte del folklore local y no un invento moderno, según Eleanor Hull (1927) Female deities play a large part in the early traditions of the Gaelic portions of the British Isles. Among the Gaelic population they are held to the both more numerous and more powerful then the gods. They were in ancient times goddesses of war, delighting in rapine and slaughter; they are still regarded as the builders of mountais, the impersonations of winter, and the harbingers of spring. We find them under various forms; local divinities, like Aine, Cleena (Cliodhna), or Eevill (Aoibhill) in Munster; or goddesses with a widespread cult, like that of Brigit. warping and weaving Loireag. Behind these are dimly seen the figures of the mother or Mother-Godesses…”

No es el espacio este para hacer un detallado análisis de estas coincidencias visuales, pero en el transcurso de nuestras investigaciones hemos observado coincidencias como esta, que podrían evidenciar un cierto lenguaje visual, que posiblemente por coincidencia y por estructura mental (todas fueron desarrolladas por personas con una capacidad cerebral y una experiencia vital semejante) pudieron compartir algunas culturas ancestrales.

Aquí solo dejamos señalada esta coincidencia, con la esperanza de retomar este tema en otro artículo.

La leyenda de Matlalcuéyetl y Cuatlapanga

Según una antigua leyenda “Hace muchos, muchos años, existía una doncella Tlaxcalteca de nombre Matlalcuéyetl, la cual era prometida del guerrero Cuatlapanga. En cierta ocasión el guerrero partió a tierras lejanas en cumplimiento de una misión y al transcurrir el tiempo Matlalcuéyetl se sentía triste al pensar en su amado en las batallas; así transcurrió el tiempo y su amado no llegaba, después de mucho esperar murió de tristeza.

Al terminar la misión encomendada Cuatlapanga llegó a buscarla, pero recibió la noticia que su amada había fallecido de tristeza y fue a llorar a los pies de su tumba y ahí quedo el guerrero convertido en cerro que lleva su nombre y Matlacuéyetl en el volcán.

Matlalcuéyetl es el nombre que los indígenas Tlaxcaltecas daban al volcán pero, a la llegada de los españoles y en honor de una doncella que fue intérprete de los mismos de nombre Malintzin empezaron a nombrarlo así. La palabra Malinche resultó del modismo español de Malintzin”. (ver fuente)

Figura 24

La figura 24, muestra al fondo al volcán Matlalcuéyetl y en primer plano el volcán extinto Cuatlapanga. La última erupción de Matlalcuéyetl habría tenido lugar en el pleistoceno, pero mostró algo de actividad en mayo de 1993.

La geografía al parecer tenía connotaciones muy diferentes a las nuestras para los pueblos precolombinos, según Gómez (2007). “Don Gregorio Popocatépetl, el gran volcán de la Sierra Nevada,, no sólo ha tenido que lidiar desde tiempos remotos con dioses antiguos y nuevos, guerreros gigantes de su misma estirpe y hombres poderosos de la política prehispánica, novohispana y actual que han querido venderlo a intereses extranjeros.

También ha tenido que sostener cruentas batallas guerreras con más de 25 volcanes que han querido disputarle sus eternas novias volcanas: las casquivanas doña Rosita Ixtaccíhuatl y doña Malinche-Matlacuéyetl, ambas vecinas suyas en los estados de México, Puebla y Tlaxcala”.

Esta forma de experimentar el paisaje sobrevive en la actualidad “En la mitología indígena y mestiza que aún pervive en los pueblos rurales que circundan la Sierra Nevada don Goyo no sólo es un monte con aflicciones de un ser vivo que sufre, llora, se queja y protesta. De vez en vez se hace aparecer como un viejito de rasgos indígenas y pelo cano.

También se presenta como un mestizo de complexión robusta, edad madura, vestido de charro o elegante catrín con traje europeo, corbata y zapatos nuevos. Esta es la razón por la que el día de su santo (12 de marzo) o el Día de la Santa Cruz (3 de mayo) le llevan ropa, además de viandas”.
(ver fuente)

Un caso similar ha sido descrito someramente por el investigador en arqueoastronomía Harry Marrimer (comunicación personal). Según Marrimer “el Cerro Juaica (Cundimarca, Colombia) es conocido como un Mohan sentado o hombre mítico quien guarda la naturaleza y agua desde el otro lado del cerro. La serranía al otro lado del valle parece una mujer recostado (el amor del Mohan)”.(Mohan: es un personaje legendario de Colombia)

Comparación de fenómenos similares presentes en diversas culturas

Al comparar fenómenos similares presentes en culturas tan diversas como la Azteca, Atacameña y Gaelica, no pretendemos defender la tesis del difusionismo, ni estamos sugiriendo contactos entre estas culturas, etc..

Lo que interesa en el contexto de este análisis, es mostrar que la triada P - A - H, siendo fenómenos psicológicos inherentes al ser humano, pudieron producir en las mas diversas latitudes, fenómenos semejantes, al inducir a nuestros ancestros a interpretar los fenómenos observados, de manera similar.

Los seres humanos al menos en los últimos 40 mil años no hemos cambiado sustancialmente, por lo tanto es posible intentar comparar fenómenos que pudieran tener una misma base psicológica.

Petroglifo y formas de las rocas

En un reciente viaje de registro de petroglifos del Valle del Encanto, amenazado por la intervención de la Viña Tabalí, empresa ligada a Minera Los Pelambres (con quienes hemos mantenido una dura disputa por la destrucción de sitios arqueológicos), el profesor Ivan Aguilera notó la ocurrencia de un fenómeno que puede resultar significativo.

Mientras yo fotografiaba y examinaba de cerca un petroglifo que representa un círculo con un punto en el centro, él lo observó de lejos. La figura 25 ilustra el resultado de esa observación del profesor Aguilera.

En la imagen izquierda el petroglifo podría representar una imagen del sol o la luna, por ser un círculo y estar orientado mirando al oriente. En la imagen izquierda la forma de la roca sugiere que este petroglifo puede representar el ojo de un pez.

Figura 25

Resulta coherente encontrar un pez en el lecho de un riachuelo como la quebrada del Valle del Encanto. Es posible que la forma natural de la roca sugiriera la forma y tamaño del petroglifo. Un fenómeno similar fue descrito en Bustamante 2007 (ver fuente) fig. 10 y 11 en relación al sitio Alto de Las Guitarras, Perú, estudiado por el Dr. Cristóbal Campana.

La Antropóloga Kate Grim-Feinberg, tomó la foto de la Figura 26 en la imagen siguiente, durante un reciente viaje a Machu Pichu (2007, comunicación personal).

El acercamiento de la foto de la derecha, permite distinguir con claridad que la roca desnuda en el extremo superior derecho, tienen la forma de un rostro humano.

Podría tratarse solo de una coincidencia, pero en vista de los antecedentes expuestos, podríamos estar en presencia de un fenómeno semejante a los descritos en este artículo y los anteriores.

Figura 26

Discusión

¿Vieron nuestros ancestros lo que nosotros vemos en cerros y rocas?

La pregunta clave en esta cuestión parece ser ¿vieron las culturas ancestrales en los cerros, las Figuras y formas descritas en el artículo?

En la mayoría de los casos las culturas que dieron origen a los sitios que hemos estudiados en relación con este fenómeno, no dejaron otros registros que demuestren la forma en que ellos veían los cerros.

El Códice Vindobonensis, proporciona la evidencia mas sólida a la fecha, de que los miembros de la cultura Azteca, veían determinadas formas en las cumbres de los cerros y estas influyeron en la formulación aspectos de su cultura. Otros códices y sistemas de escritura mesoamericanos mencionados arriba, parecen reforzar esta noción.

Tepictotón, Achachilas y Pillanes

En el artículo “Aplicación del concepto entorno al análisis e interpretación de los sitios Los Mellizos y Las Bellacas, Alto Río Illapel, IV Región, Chile”. (Bustamante 2007 - 2). (ver fuente) propusimos la introducción de una nueva acepción a los conceptos Achachila y Pillan.

En el contexto de la Cultura Azteca el Tepictotón podría tener un significado análogo a los anteriores.

Cazadores y presas

El cazador que desea sobrevivir debe aprender a acechar a su presa, esto implica esconderse para no ser visto y mantener a la presa siempre a la vista identificándola incluso si esta usa algún truco para camuflarse, o esconderse, lo cual deja a la vista muy pocos indicios para identificarla.

La presa por su parte debe mantenerse al asecho, buscando cualquier mínima señal que le indique la presencia de un depredador y ello implica la necesidad de identificarlo aún cuando se esconda y use trucos de camuflaje.

Ambos la presa y el cazador deben poder identificar al otro, incluso con los indicios mínimos de su presencia. Un ojo que apenas se ve, la curva del lomo agazapado, una leve diferencia en la coloración o el volumen, etc.

El ser humano fue y es, tanto presa como cazador. Por lo tanto una parte importante de nuestro cerebro está dedicada a reconocer rostros y formas corporales que puedan resultar amenazantes, pero también a descifrar un lenguaje corporal que nos sirve para aparearnos, para la vida social y laboral, etc.

Es posible que estas y otras circunstancias igualmente relevantes pudieron impulsar a nuestro cerebro a alcanzar un alto grado de especialización que nos lleva de manera automática e involuntaria a tratar de encontrar sentido o reconocer formas de rostros o de cuerpos humanos o animales, en manchas difusas, formas naturales, sonidos aleatorios, etc.

Origen del animismo y la Religión

El origen de la religión es un tema ampliamente debatido y no es este el espacio para buscar una respuesta definitiva, sin embargo a la luz de lo expuesto en recientes artículos, (pareidolia2.htm, hierofania.html, entorno2.html) en relación con P - A - H, es posible señalar que estos fenómenos pudieron tal vez contribuir a la formulación del animismo, es decir la creencia de que las cosas “inanimadas” tienen espíritu o alma.

Animismo(de ánima).
2. m. Creencia que atribuye vida anímica y poderes a los objetos de la naturaleza.
3. m. Creencia en la existencia de espíritus que animan todas las cosas.
(Diccionario de la RAE)

En el pasado, el fenómeno de reconocimiento de formas naturales semejantes a rostros o cuerpos de personas o animales, pudo llevar a nuestros ancestros a la conclusión que los objetos que presentaban estas características tenían “alma” y por extensión todos los objetos o seres pudieran también tenerla.

Es cierto, no podemos estar seguros fuera de toda duda, como en nuestro cerebro primigenio llegaron a tomar cuerpo las ideas que nos llevaron a formular las diferentes manifestaciones de aquello que hoy conocemos como religión.

También es cierto que la comparación de los fenómenos presentes en nuestro cerebro, que también están presentes en nuestros parientes más cercanos, los simios, nos permiten sugerir que posiblemente en fenómenos muy primarios podríamos encontrar algunas pistas.

En A cortical region consisting entirely of face-selective cells, Doris Tsao et al, señalan: “Face perception is a skill crucial to primates. In both humans and macaque monkeys, functional magnetic resonance imaging (fMRI) reveals a system of cortical regions that show increased blood flow when the subject views images of faces, compared with images of objects. However, the stimulus selectivity of single neurons within these fMRI-identified regions has not been studied. We used fMRI to identify and target the largest face-selective region in two macaques for single-unit recording. Almost all (97%) of the visually responsive neurons in this region were strongly face selective, indicating that a dedicated cortical area exists to support face processing in the macaque (ver fuente) , Science. 2006 Feb 3;311 (5761):670-4 16456083

Los cerros con formas humanas o animales, pudieron sugerir que tanto los fenómenos celestes como los fenómenos terrestres estaban animados por fuerzas espirituales.

Las subsecuentes relaciones establecidas gracias al fenómeno de la apofenia, pudieron permitir formular secuencias de asociaciones de fenómenos que pudieron configurar cuentos, leyendas y cosmogonías, que permitían dar sentido al aparente caos del universo. Al representar en muchos casos fenómenos cíclicos, estos relatos pudieron permitir descubrir los ritmos y ciclos universales cada vez más extensos, desde los ciclos diarios (ej. salida y puesta de objetos celestes) mensuales (ej. ciclos lunares), anuales (ej. solsticios y equinoccios), fenómenos con períodos diversos como los eclipses (lunares y solares) periodos de visibilidad e invisibilidad de Venus, etc.

El momento de reconocimiento de estas formas naturales o de estos ciclos y sus relaciones, pudieron desatar el fenómeno conocido como hierofanía que trasladaba el fenómeno desde el ámbito de lo “natural” al ámbito de lo “sobre natural”. Ambas categorías son reconocidas hoy como separadas, pero en el pasado pudieron formar parte de una sola unidad, donde un cerro es un cerro, pero también un ser consciente dotado de espíritu.

Las formas naturales como elemento para establecer categorías

Citamos nuevamente a Montero (2004, 24) “No obstante para los indígenas de antaño la jerarquía no dependía de la altura sino de la manipulación que hacía la comunidad de ciertas clases de recursos rituales y de consumos que producían estímulos para ellos, cualesquiera que fueran sus fines”.

En la página 23 señala que “El análisis simbólico de los nombres dados a los montes permite delimitar estatus y género y de esta forma, acaso es posible delinear rangos. La Iztaccihuatl es un buen ejemplo de tecnónimo. El volcán iztaccihuatl guarda gran parecido a una mujer yaciente, de ahí su nombre Iztac, cosa blanca; y cihuatl, mujer: mujer blanca. El aparato conceptual del paisaje geográfico se basa en una concepción corporal, es la gran metáfora cuasi corporal femenina (fig.20). El nombre nos ayuda a definir el género, pero como apunta Iwaniszewsky (2001: 113-148) no es la altura ni el nombre, es la silueta de la montaña la que define el género y el estatus en una oposición simbólica definida por su dominio, por sus valores de oposición y por su nivel de reducción.

Es decir la forma de algunas montañas, ya ha sido reconocida como elemento relevante, pero no ha sido reconocido este como un elemento posiblemente generalizado en esta y otras culturas.

P - A - H más allá de las formas visuales.

El fenómeno de pareidolia por extensión podría involucrar más que solo aspectos relativos a las formas visuales.

En el artículo “El espacio en Mesoamérica: una entidad viva”, Espinoza (Cuicuilco, enero – abril 2001) señala que para los mesoamericanos“el espacio estaba cargado de fuerzas e influencias que diferenciaban cualitativamente cada una de las 5 regiones cardinales y las dos verticales, conformando una especie de campo vectorial de siete polos”.

Las semejanzas consideradas como significativas por los Aztecas, se extendían más allá del parecido con un rostro, un cuerpo, un animal o una forma visual. En este caso son extensivas a cualidades como húmedo - seco, caliente – frío, vertical – horizontal, o colores relacionados con estas cualidades. Así: a) el sol está asociado con lo alto, el calor, lo masculino, el principio activo. b) la luna está asociada a la noche, lo femenino, el submundo, etc. Es decir “se parecen a”, pero no por sus características visuales sino por sus cualidades.

En estas páginas nos hemos referido solo a las imágenes visuales que desatan los fenómenos de la tríada P - A - H en su acepción no patológica.

Pero es posible que estos fenómenos estén también asociados a imágenes auditivas, olfativas, etc.

Por ejemplo, según Wikipedia, “la apofenia se usa a menudo como explicación de afirmaciones paranormales o religiosas. Se ha sugerido que la apofenia es un vínculo entre la psicosis y la creatividad”.

Un ejemplo de asociaciones desatadas por fenómenos auditivos, lo constituyen los Electronic Voice Phenomena (EVP) o ruido blanco, en el que determinadas personas encuentran patrones específicos que interpretan como señales auditivas emitidas por espíritus (voces de ultratumba), por ejemplo ver (ver fuente)

Otro ejemplo a considerar es el Canto del Quetzal. El efecto de la llamada del pájaro, reconocido por primera vez por David Lubman, ingeniero en acústica, en 1998. (ver fuente)

En 2004, Nico Declercq junto a científicos belgas de la Universidad de Ghent, consiguieron demostrar como las ondas de sonido rebotadas alrededor de la escalinata de la pirámide, creaban sonidos que representan el canto del Quetzal y el golpeo de las gotas de la lluvia. Sus cálculos y simulaciones acústicas muestran que, aunque hay evidencia que la pirámide fue construida para producir sonidos sorprendentes, probablemente jamás pudieron predecir con exactitud a qué sonidos iban a asemejarse.

Detectar patrones está en la base de nuestra inteligencia. Es un fenómeno común a la actividad religiosa, artística y científica, es decir está presente cotidianamente.

El tema de fondo es que las evidencias señalan que nuestro cerebro está construido para detectar orden en patrones aleatorios o aparentemente aleatorios (pareidolia).

Una vez detectado este “orden” se desata un mecanismo que permite relacionar estos patrones con otros fenómenos a veces de categorías muy diferentes (apofenia).

Cuando estas relaciones forman un todo “coherente” o “aparentemente coherente”, se desata el fenómeno de encaje que en algunos casos es interpretado como de orden “religioso” (hierofanía).

Conclusiones

Los evidencias encontradas en sitios arqueológicos de diversas culturas, muestran que parece válido formula la pregunta ¿Qué parece? al observar una roca, una montaña, un accidente geográfico, etc.

En determinados casos las evidencias parecen señalar que estas formas naturales debido a su “apariencia” pudieron sugerir a nuestros antepasados de diversas culturas, relaciones que les llevaron a sacralizar o por lo menos a categorizar ciertos elementos del paisaje.

La triada P - A - H, en una acepción ampliada, parecen ser extensivos a diversos aspectos de la investigación arqueológica, no restringiéndose solo a aspectos visuales.

Siendo fenómenos inherentes al ser humano, pudieron llevar a nuestros ancestros de diversas latitudes, en diversas épocas y con diferencias culturales notables, a concluir, guiados por la semejanza de estos con rostros o cuerpos humanos, animales o imágenes simbólicas, que determinados elementos del paisaje natural, estaban dotados de un espíritu.
Las imágenes de las páginas 9 y 10 del Códice Vindobonensis, una de las cuales ilustra la tapa del libro La Montaña en el Paisaje Ritual (Broda, Iwaniszewski, Montero et al 2007), es la evidencia mas sólida a la fecha, de que las culturas precolombinas observaban las formas de los cerros y de acuerdo a ello les asignaban un significado, el cual en numerosas ocasiones pudo contribuir a formar sus conceptos religiosos.

Aplicando la metodología del Entorno (expuesta en este artículo y anteriores) a las imágenes de los cerros que aparecen en el Códice Vindobonensis, es posible que en el futuro se pueda identificar todos los cerros, si no han sufrido modificaciones debido a terremotos, acción humana, derrumbes u otros.

Agradecimientos

A mis hijos, Daniela, Oscar, Caterina y Francisca, mi esposa Angélica y mi hermano Sergio, por su paciencia y apoyo. A mis queridos amigos Patricia Viguié y Michel Adoue, por sus comentarios y aportes. Al profesor y andinista Ivan Aguilera por su amistad, compañía y por su importante aporte.

A los arqueólogos Arturo Montero (México) por sus elogiosos y generosos comentarios a la versión preliminar del presente artículo. Al arqueólogo Rubén Stehberg (Chile), y al arqueólogo Ricardo Moyano (Chile) por su lectura crítica y sus valiosos consejos. Al arqueólogo Stanislaw Iwaniszeski (México) por la valiosa información proporcionada.

¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com

Cómo citar este artículo:

Bustamante Diaz, Patricio. ¿Qué Parece? Como Pregunta Orientadora
en el Estudio de la Topografía Sagrada en la cultura Azteca
. En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/queparece.html

2008
 

BIBLIOGRAFÍA

Alcina Franch José, León - Portilla Miguel, Matos Moctezuma Eduardo, Azteca Mexica, Las culturas del México antiguo, Sociedad Estatal Quinto Centenario, Madrid, 1992

Broda Johanna, Iwaniszewski Stanialaw y Montero Arturo, La Montaña en el Paisaje Ritual, Escuela Nacional de Antropología e Historia, México2007.

González Block Miguel, El iztaccuauhtli y el águila mexicana: ¿Cuauhtli o águila real? Arqueología mexicana, ISSN 0188-8218, Vol. 12, Nº. 70, 2004, pags. 60-65

Hull Eleanor, Legends and Traditions of the Cailleach Bheara or Old Woman (Hag) of Beare, Folklore, Vol. 38, No. 3 (Sep. 30, 1927), pp. 225-254

Montero García Arturo, Atlas Arqueológico de la Alta Montaña, Talleres Estirpe, Concepto e Imagen, Ciudad de México, 2004.

Peratt Anthony L., Characteristics for the Occurrence of a High-Current, Z-Pinch Aurora as Recorded in Antiquity. IEEE Transactions On Plasma Science, Vol. 31, No. 6, December 2003, pág. 1192- 1214

Peratt Anthony L., McGovern John, Qöyawayma Alfred H., Van der Sluijs Marinus Anthony, Peratt Mathias G., Characteristics for the Occurrence of a High-Current Z-Pinch Aurora as Recorded in Antiquity Part II: Directionality and Source. IEEE Transactions On Plasma Science, Vol. 35, No. 4, August 2007, pág. 778 - 206


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