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El punto más alto del Ajusco lleva el nombre de Cabeza de Águila (fig. 7). Esto pareciera contradecir la semejanza señalada arriba del Ajusco con un rostro. Pero a nuestro juicio amplía y hace más compleja la relación y posiblemente permite explicar otros aspectos de la cultura Azteca. El Ajusco visto desde el norte parece un águila en vuelo como muestra la figura. Axooxco (Ajusco) además era un guerrero, posiblemente un “Guerrero Águila”, rival de amores de Popoca (popocateptl), aspirante a “Guerrero Águila” según la variante de la leyenda citada arriba. Cerro Matlalcueye (La Malinche)Un ejemplo que parece interesante mencionar es el del cerro Matlalcueye (4.430 msm, Tlaxcala). Según Montero (2004) Matlalcueye, la diosa de la falda azul, tambien conocida como Malintzin, la doncella o sierra de tlaxcala, pero el denominador común es La Malinche. Según Sahagún citado en Montero (2004: 124) Este santo varón, fray Martín de Valencia, siendo guardián del convento de Tlaxcal, supo como en la sierra grande que le cae a esta ciudad al oriente, se veneraba y adoraba una diosa llamada Matlalcueye, y la tenían por patrona y abogada de las pluvias y agua, a la cual adoraban en los años estériles y secos. Según Muñoz Camargo citado por Montero (2004: 125) Había otra diosa que llamaban Matlalcueye atribuida a las hechicerías y adivinas… En la figura 8 (izquierda) tomada de Montero 2004 (pag. 132) se puede apreciar el perfil de este cerro y los sitios arqueológicos que contiene. Figura 8 En este caso no se trata de un volcán sino de un cerro. El perfil del cerro parece el perfil de una persona recostada que mira hacia el cielo. El Tepictotón (derecha) que representa a este cerro en el Códice Matritense fol. 267r. Montero (2004: 126) Discusión de I Triada P-A-H en Contextos Azteca1.- Ajusco y TlalocSuperponiendo la figura de Tlaloc (fig. 9) a la fotografía del ajusco, se aprecia el parecido entre ambos perfiles.
Figura 9 Esto sugiere que el perfil del cerro pudo servir de modelo para elaborar la imagen de Tlaloc. Ajusco y Caballeros Aguila La pregunta que surge es la siguiente: ¿Es posible que el Ajusco en su doble aspecto de cara humana-águila en vuelo, pudo servir de modelo o dar origen a los guerreros águila?. La imagen siguiente (fig. 10 a y b) muestra la efigie de un Caballero Águila que originalmente flanqueaba la entrada al recinto de los Caballeros Águila, La figura de cerámica es de tamaño mayor que el real. (ver fuente). 10c muestra el símbolo Mixteca para el “cerro del pájaro”, según Van Acker en “Dos alfabetos amerindios nacidos del diálogo entre dos mundos” (ver fuente). El dibujo muestra que el águila tiene una “cresta” de plumas de ahí su nombre de Caracara Crestada. En vista de los antecedentes expuestos, probablemente representa al Ajusco.
Ajusco y el águila sobre el nopal.Figura 11 La imagen izquierda (fig. 11) corresponde a la parte posterior del Teocalli (1502 – 1520), una representación de un templo azteca con alfardas, escalinatas y el disco solar con dos dioses en el frente (Alsina, León –Portilla y Matos 1992, pág. 239). La imagen derecha muestra en el centro una ilustración de la misma escena del águila sobre un nopal, leyenda fundacional de Tenochtitlan (Códice Mendocino, 1540, pág. 1). Es posible que la forma del Ajusco que observada desde Tenochtitlan parecía un águila, haya dado también origen a la leyenda fundacional, donde el águila era la representación del cerro y el nopal con sus frutos (tenochtli = tuna de piedra en náhuatl; de tetl = piedra y nochtli = el fruto) la tuna roja, representa la isla sobre la que los Mexica fundaron la ciudad de Tenochtitlán. Probablemente los primeros Aztecas al llegar a la orilla del lago, vieron erguirse la isla sobre el espejo de agua del lago y sobre ella la efigie del águila (el cerro) con las alas abiertas. En un reciente artículo González (2004), señala que aunque el ave del escudo patrio de México es el águila real, ésta no es una especie común en México. La cosmogonía mesoamericana se referiría a la quebrantahuesos (Caracara cheriwey), según lo describió el ornitólogo mexicano Martín del Campo en 1960. La figura 10c muestra el símbolo Mixteca para el “cerro del pájaro”, que parece representar un Caracara Crestada, que a su vez podría representar la efigie del Ajusco. Esto reforzaría la hipótesis de que posiblemente el Caracara Crestado podría ser el àguila de la leyenda fundacional Azteca. Figura 12 Las imágenes muestran que en la leyenda original el águila no engulle una serpiente, esta sería una adición posterior atribuida al padre Diego Durán que reinterpretó la leyenda. Habría utilizado esta versión de la historia por primera vez en 1570 para ilustrar su "Atlas de la historia de los indios de la Nueva España e Islas de Tierra Firme" La figura 12 (códice Durán) muestra la ilustración del padre Durán de la leyenda reinterpretada, en ella aparece por primera vez la serpiente en el pico del águila (Alsina, León –Portilla y Matos 1992, pág. 187). En la reinterpretación del símbolo que introducimos en el presente artículo, el águila estaría representada por el cerro (un águila simbólica) que se alza sobre los valles circundantes y por sobre la isla Tenochtitlan y no un ave de carne y hueso la que habría permitido cumplir la profecía o la que dio origen a la leyenda. Volcanes como modelo para Huehuetéotl La figura 13 muestra al fondo la figura de un volcán (Popocatepetl) y al frente una figura de greda del dios del fuego, Huehuetéotl. Esa figurilla procede de Cuicuilco. Es una de las representaciones más antiguas que se conocen del dios anciano, incado con un brasero sobre su cabeza.
Es posible que la forma cónica de un volcán haya sugerido en el pasado, mediante la triada P - A - H, la forma del dios sedente con un brasero sobre la cabeza o la espalda. Según Iwaniszewski (2001: 113-148) citado por Montero 2004, “En este sentido los cerros masculinos tienen una forma cónica o trapezoidal, en tanto los femeninos presentan las formas extendidas, alargadas y redondeadas”. La figura 14 muestra otra de las imágenes representativas de Huehuetéotl que sugiere la forma cónica de un volcán, representada por la línea roja. Sobre la cabeza lleva un brasero. El volcán como guerreroPara nuestra mentalidad occidental un volcán es una estructura geológica, por la cual emerge magma (roca fundida) y gases desde las capas inferiores de la corteza terrestre. Pero simbólicamente para las culturas precolombinas, pudo ser la representación de un guerrero. En contraste con las montañas que aparentemente no sufren violentos cambios, cuando un volcán se “enfurece” arroja rocas, fuego, derrite la nieve y hace descender los aluviones. En su “furia” puede matar decenas o miles de personas, arrasando con todo a su paso. Esto podría explicar la presencia del recinto de los guerreros águila en el Templo Mayor de Tenochtitlan y quizá podría estar relacionado con el águila que aparece sobre un nopal en el mito de fundación de la ciudad. En este sentido podríamos decir que el Ajusco como otros cerros pueden haber sido tanto un elemento geográfico, como un símbolo complejo en el contexto de una geografía sacralizada. Pudo ser por un lado la representación de una deidad dual que une el fuego con el agua, pero también la representación de un guerrero águila que une el cielo con la tierra. Lo divino y lo terrestre, la vida y la muerte. El volcán es un espacio sagrado, una “puerta” por medio del cual se comunican el submundo con la tierra y con el cielo, un lugar al que los hombres se dirigen a rogar por la lluvia, como señala Glockner (Broda, et al, 2007, 83) “La imagen metafórica de La Puerta, usada por los trabajadores del temporal, expresa con nitidez la idea de entrar, de acceder a un contacto que trasciende la condición profana de la vida cotidiana. Es en el establecimiento de este contacto con lo sagrado donde adquiere toda su plenitud el sentimiento de criatura que está implícito en el sentimiento de lo numinoso (según las expresiones empleadas Rudolff Otto), que impregna toda la lógica y la experiencia vital de los pedidores de lluvia”. El carácter humanizado y simbólico del Volcán Popocatepetl está explicitado en el hecho de que los trabajadores del temporal se dirigen a una cueva llamada “El Rostro” para hacer su ceremonia. “el rostro es una cueva poco profunda pero con una boca amplia abierta hacia los campos de cultivo y los pueblos que se ven abajo” (Broda, et al, 2007, 90) En el artículo “Y las Montañas Tienen Género, Apuntes para el Análisis de los Sitios Rituales en el Iztaccihuatl y el Popocatepetl”, Iwaniszewski anota “Estas y otras versiones circulan entre los campesinos del Altiplano Central. Los cerros concebidos antopomórficamente tienen pleitos y riñas y cambian de parejas. Particularmente amenazantes son los cerros masculinos quienes en sus luchas se golpean, descargan rayos o centellas y avientan piedras contra sus adversarios. Las relaciones entre los volcanes siempre han sido muy enredadas, hostiles… y hasta peligrosas para quienes quisieran escalarlos”. (Broda, et al, 2007, 119). Iwaniszewski agrega que “Varios investigadores (Broda 1971, 1982, 1991a, 1991b, 1993, 1997; Graulich 1992, Lopez Austin 1994:167-201) han demostrado que el complejo culto a Tlaloc y otras deidades pluviales se basó en ciertas regularidades”. (Broda, et al, 2007, 115). El tepictotón del cerro Matlalcueye:Los relatos recogidos por Montero, indican que el cerro era sagrado, tenía sexo femenino y representaba una diosa, Matlalcueye. Resulta interesante que el Tepictotón que representa a este cerro en el Códice Matritense (Montero 2004: 126) parece representar el perfil que se puede apreciar a simple vista. Al unir ambas imágenes en la figura siguiente, es posible apreciar el parecido, aunque al dibujo se le agregó adornos y atributos que complementan la imagen sugerida por el cerro. Figura 15 La figura 15 izquierda, muestra un semicírculo de puntos que señalan la ubicación de los sitios arqueológicos de altura. Estos sugieren el círculo que adorna la frente del Tepictotón del cerro. La imagen a la derecha muestra el parecido del perfil del Tepictotón con el perfil del cerro. La figura 16 muestra como la nieve acumulada sobre el volcán Matlalcuéyetl, acentúa el parecido con un rostro humano visto en escorzo. (ver fuente) Figura 16 Otra vista del cerro parcialmente nevado (fig 17)muestra con claridad el detalle del “ojo” y el perfil, además el relieve del cerro parece haber sugerido detalles como las 3 cintas sobre la frente. (foto completa en (ver fuente) y (ver fuente) . Figura 17 Mediante el mecanismo de la pareidolia, fenómenos como rostros en los cerros y auroras boreales descritas por el Dr. Peratt, descritos a continuación, en que están involucradas altas cargas energéticas, potentes destellos de luz en la oscuridad y la configuración de formas “fantasmagóricas”, pudieron en la antigüedad contribuir a dar origen al animismo y luego a la religión. Identificación de los cerros del Códice Vindovonensis Una somera y muy preliminar interpretación del dibujo del Códice Vindovonensis de la figura 1 señala que: - A la izquierda aparece la figura de un águila vista en escorzo, con las alas abiertas. - Al centro un nopal, sobre un promontorio pequeño, tal vez la isla de Tenochtitlan. El personaje a su derecha, podría no representar un cerro. El conjunto representaría la vista de estos cerros (y los otros aún por identificar) desde la sierra al oeste de ciudad de México. Otros códices muestran figuras similares. El lienzo de Tlaxcala muestra una escena de batalla en Tepeyacac (A), arriba a la derecha un cerro con forma de rostro humano (B), El símbolo de Tepeyacac en el códice Mendoza muestra una nariz (C) y el símbolo en la Historia Tolteca Chichimeca 33r muestra un rostro (D) Figura 18 Según Van Acker “En el momento del contacto con la cultura europea, México central compartía con todo el área mesoamericana semejantes rasgos fundamentales de una escritura que consistió en el uso de imágenes gráficas de manera logo-silábica”… …Los 4 mayores sistemas de escrituras mesoamericanas -Zapoteca, Mixteca, Maya y Náhuatl- fueron todos sistemas heterogéneos: parcialmente pictográfico, parcialmente logográfico/ideográfico y parcialmente silábico/fonético”. (ver fuente) Es decir al menos estos cuatro sistemas de escrituras mesoamericanos, podrían tener rasgos comunes a los descritos. II, CASOS EN OTROS CONTEXTOS ARQUEOLOGICOSPlasma y obras rupestres según el Dr. PerattEl Dr. Anthony Peratt, cosmólogo de larga trayectoria que trabaja en materias relacionadas con el plasma galáctico, logró mediante experimentos y simulaciones computarizadas aislar 84 figuras que adopta el plasma sometido a diversas cantidades de energía. Posteriormente encontró que en obras rupestres de diversas latitudes los pueblos ancestrales habían grabado dibujos similares que podrían ser explicados por la ocurrencia en el pasado de fenómenos plasmáticos atmosféricos (auroras boreales) producto de incrementos, posiblemente cíclicos, de la actividad solar. Esta intensas auroras pudieron producirse si el viento solar se hubiese incrementado entre uno y dos ordenes de magnitud hace miles de años. Según Peratt, estos fenómenos al ser observados por nuestros ancestros, pudieron motivarlos a dejarlos grabados en la roca. Peratt (Characteristics for the Occurrence of a High-Current, Z-Pinch Aurora as Recorded in Antiquity 2003) señala en el abstract — The discovery that objects from the Neolithic or Early Bronze Age carry patterns associated with high-current Z-pinches provides a possible insight into the origin and meaning of these ancient symbols produced by man. This paper directly compares the graphical and radiation data from high-current Z-pinches to these patterns. The paper focuses primarily, but not exclusively, on petroglyphs. It is found that a great many archaic petroglyphs can be classified according to plasma stability and instability data. As the same morphological types are found worldwide, the comparisons suggest the occurrence of an intense aurora, as might be produced if the solar wind had increased between one and two orders of magnitude, millennia ago. (fig 18)
Peratt (Characteristics for the Occurrence of a High-Current Z-Pinch Aurora as Recorded in Antiquity Part II: Directionality and Source. 2007) señala en el abstract— The discovery that objects from the Neolithic or Early Bronze Age carry patterns associated with high-current Z-pinches provides a possible insight into the origin and meaning of these ancient symbols produced by humans. Part I deals with the comparison of graphical and radiation data from highcurrent Z-pinches to petroglyphs, geoglyphs, and megaliths. Part I focused primarily, but not exclusively, on petroglyphs of some 84 different morphologies: pictures found in laboratory experiments and carved on rock. These corresponded to mankind’s visual observations of ancient aurora as might be produced if the solar wind had increased (T. Gold) at times between one and two orders of magnitude, millennia ago. Part II focuses on the source of light and its temporal change from a current-increasing Z-pinch or dense-plasma-focus aurora. Orientation and field-of-view data are given as surveyed and contributed from 139 countries, from sites and fields containing several millions of these objects. This information allows a reconstruction of the auroral form presumably associated with extreme geomagnetic storms and shows, based on existent geophysical evidence, plasma flow inward at Earth’s south polar axis. (Peratt et al, 2007, fig. 19) Perfiles de cerros “análogos” en tres culturas:Otro aspecto que aquí solo señalaremos como una coincidencia, resulta de la observación arqueoastronómica. La figura 20 ilustra arriba, el perfil del Popocatepetl e Iztaccihuatl, la flecha indica el amanecer del solsticio de invierno observado desde Cuicuilco, de acuerdo a lo indicado por Broda en Astronomía y Paisaje Ritual; El Calendario de Horizonte de Cuicuilco-Zacatepetl (Broda, et al, 2007, Fig. 8, pág. 180). Abajo la fotografía muestra una vista de San Pedro de Atacama (II Región, Chile), en que se observa un relieve semejante con un “personaje” yaciente a la izquierda y el volcán Licancabur a la derecha. La flecha muestra el punto de salida del sol durante el amanecer del Solsticio de Invierno, observado desde el sitio arqueológico de Tulor. (ver fuente, fig. 10) Figura 20 El Volcán Licancabur también tiene historia de persona en las leyendas locales, lamentablemente muchas de ellas se han perdido y no tenemos detalles de las historias asociadas a todos los cerros. A miles de kilómetros de distancia de ambos sitios, en Callanish en la Isla de Lewis, Escocia, la historiadora Margaret Curtis en 1987, describe un fenómeno similar: Figura 21 La figura 21 anterior muestra un esquema de la figura de la mujer recostada, según la historiadora Margaret Curtis.
Figura 22
The phenomenon, which extends over a year and is unique in Britain, was first noted by archaeologist Margaret Curtis in 1987” (ver fuente) El lugar es sin duda un sitio arqueológico como lo demuestra lo siguiente: Figura 23 La figura 23 muestra el hito descubierto por Mc Hardy en las “rodillas” de la mujer yaciente. La descripción del sitio en relación con la rodilla, es semejante a las descripciones que hace Iwaniszewsky en el artículo “Y las Montañas Tienen Genero, Apuntes para el análisis de los sitios rituales en la Iztaccihuatl y el Popocatepetl (Broda, Iwaniszewsky y Montero 2007). Aquí solo dejamos señalada esta coincidencia, con la esperanza de retomar este tema en otro artículo. La leyenda de Matlalcuéyetl y CuatlapangaSegún una antigua leyenda “Hace muchos, muchos años, existía una doncella Tlaxcalteca de nombre Matlalcuéyetl, la cual era prometida del guerrero Cuatlapanga. En cierta ocasión el guerrero partió a tierras lejanas en cumplimiento de una misión y al transcurrir el tiempo Matlalcuéyetl se sentía triste al pensar en su amado en las batallas; así transcurrió el tiempo y su amado no llegaba, después de mucho esperar murió de tristeza.
Figura 24 La figura 24, muestra al fondo al volcán Matlalcuéyetl y en primer plano el volcán extinto Cuatlapanga. La última erupción de Matlalcuéyetl habría tenido lugar en el pleistoceno, pero mostró algo de actividad en mayo de 1993. Esta forma de experimentar el paisaje sobrevive en la actualidad “En la mitología indígena y mestiza que aún pervive en los pueblos rurales que circundan la Sierra Nevada don Goyo no sólo es un monte con aflicciones de un ser vivo que sufre, llora, se queja y protesta. De vez en vez se hace aparecer como un viejito de rasgos indígenas y pelo cano. También se presenta como un mestizo de complexión robusta, edad madura, vestido de charro o elegante catrín con traje europeo, corbata y zapatos nuevos. Esta es la razón por la que el día de su santo (12 de marzo) o el Día de la Santa Cruz (3 de mayo) le llevan ropa, además de viandas”. Un caso similar ha sido descrito someramente por el investigador en arqueoastronomía Harry Marrimer (comunicación personal). Según Marrimer “el Cerro Juaica (Cundimarca, Colombia) es conocido como un Mohan sentado o hombre mítico quien guarda la naturaleza y agua desde el otro lado del cerro. La serranía al otro lado del valle parece una mujer recostado (el amor del Mohan)”.(Mohan: es un personaje legendario de Colombia) Comparación de fenómenos similares presentes en diversas culturasAl comparar fenómenos similares presentes en culturas tan diversas como la Azteca, Atacameña y Gaelica, no pretendemos defender la tesis del difusionismo, ni estamos sugiriendo contactos entre estas culturas, etc.. Lo que interesa en el contexto de este análisis, es mostrar que la triada P - A - H, siendo fenómenos psicológicos inherentes al ser humano, pudieron producir en las mas diversas latitudes, fenómenos semejantes, al inducir a nuestros ancestros a interpretar los fenómenos observados, de manera similar. Los seres humanos al menos en los últimos 40 mil años no hemos cambiado sustancialmente, por lo tanto es posible intentar comparar fenómenos que pudieran tener una misma base psicológica. Petroglifo y formas de las rocasEn un reciente viaje de registro de petroglifos del Valle del Encanto, amenazado por la intervención de la Viña Tabalí, empresa ligada a Minera Los Pelambres (con quienes hemos mantenido una dura disputa por la destrucción de sitios arqueológicos), el profesor Ivan Aguilera notó la ocurrencia de un fenómeno que puede resultar significativo. Mientras yo fotografiaba y examinaba de cerca un petroglifo que representa un círculo con un punto en el centro, él lo observó de lejos. La figura 25 ilustra el resultado de esa observación del profesor Aguilera. En la imagen izquierda el petroglifo podría representar una imagen del sol o la luna, por ser un círculo y estar orientado mirando al oriente. En la imagen izquierda la forma de la roca sugiere que este petroglifo puede representar el ojo de un pez. Figura 25 Resulta coherente encontrar un pez en el lecho de un riachuelo como la quebrada del Valle del Encanto. Es posible que la forma natural de la roca sugiriera la forma y tamaño del petroglifo. Un fenómeno similar fue descrito en Bustamante 2007 (ver fuente) fig. 10 y 11 en relación al sitio Alto de Las Guitarras, Perú, estudiado por el Dr. Cristóbal Campana. La Antropóloga Kate Grim-Feinberg, tomó la foto de la Figura 26 en la imagen siguiente, durante un reciente viaje a Machu Pichu (2007, comunicación personal). El acercamiento de la foto de la derecha, permite distinguir con claridad que la roca desnuda en el extremo superior derecho, tienen la forma de un rostro humano. Podría tratarse solo de una coincidencia, pero en vista de los antecedentes expuestos, podríamos estar en presencia de un fenómeno semejante a los descritos en este artículo y los anteriores.
Figura 26 Discusión¿Vieron nuestros ancestros lo que nosotros vemos en cerros y rocas?La pregunta clave en esta cuestión parece ser ¿vieron las culturas ancestrales en los cerros, las Figuras y formas descritas en el artículo? En la mayoría de los casos las culturas que dieron origen a los sitios que hemos estudiados en relación con este fenómeno, no dejaron otros registros que demuestren la forma en que ellos veían los cerros. El Códice Vindobonensis, proporciona la evidencia mas sólida a la fecha, de que los miembros de la cultura Azteca, veían determinadas formas en las cumbres de los cerros y estas influyeron en la formulación aspectos de su cultura. Otros códices y sistemas de escritura mesoamericanos mencionados arriba, parecen reforzar esta noción. Tepictotón, Achachilas y PillanesEn el artículo “Aplicación del concepto entorno al análisis e interpretación de los sitios Los Mellizos y Las Bellacas, Alto Río Illapel, IV Región, Chile”. (Bustamante 2007 - 2). (ver fuente) propusimos la introducción de una nueva acepción a los conceptos Achachila y Pillan. En el contexto de la Cultura Azteca el Tepictotón podría tener un significado análogo a los anteriores. Cazadores y presasEl cazador que desea sobrevivir debe aprender a acechar a su presa, esto implica esconderse para no ser visto y mantener a la presa siempre a la vista identificándola incluso si esta usa algún truco para camuflarse, o esconderse, lo cual deja a la vista muy pocos indicios para identificarla. La presa por su parte debe mantenerse al asecho, buscando cualquier mínima señal que le indique la presencia de un depredador y ello implica la necesidad de identificarlo aún cuando se esconda y use trucos de camuflaje. Ambos la presa y el cazador deben poder identificar al otro, incluso con los indicios mínimos de su presencia. Un ojo que apenas se ve, la curva del lomo agazapado, una leve diferencia en la coloración o el volumen, etc. El ser humano fue y es, tanto presa como cazador. Por lo tanto una parte importante de nuestro cerebro está dedicada a reconocer rostros y formas corporales que puedan resultar amenazantes, pero también a descifrar un lenguaje corporal que nos sirve para aparearnos, para la vida social y laboral, etc. Es posible que estas y otras circunstancias igualmente relevantes pudieron impulsar a nuestro cerebro a alcanzar un alto grado de especialización que nos lleva de manera automática e involuntaria a tratar de encontrar sentido o reconocer formas de rostros o de cuerpos humanos o animales, en manchas difusas, formas naturales, sonidos aleatorios, etc. Origen del animismo y la ReligiónEl origen de la religión es un tema ampliamente debatido y no es este el espacio para buscar una respuesta definitiva, sin embargo a la luz de lo expuesto en recientes artículos, (pareidolia2.htm, hierofania.html, entorno2.html) en relación con P - A - H, es posible señalar que estos fenómenos pudieron tal vez contribuir a la formulación del animismo, es decir la creencia de que las cosas “inanimadas” tienen espíritu o alma. Animismo(de ánima). En el pasado, el fenómeno de reconocimiento de formas naturales semejantes a rostros o cuerpos de personas o animales, pudo llevar a nuestros ancestros a la conclusión que los objetos que presentaban estas características tenían “alma” y por extensión todos los objetos o seres pudieran también tenerla. Es cierto, no podemos estar seguros fuera de toda duda, como en nuestro cerebro primigenio llegaron a tomar cuerpo las ideas que nos llevaron a formular las diferentes manifestaciones de aquello que hoy conocemos como religión. También es cierto que la comparación de los fenómenos presentes en nuestro cerebro, que también están presentes en nuestros parientes más cercanos, los simios, nos permiten sugerir que posiblemente en fenómenos muy primarios podríamos encontrar algunas pistas. Las formas naturales como elemento para establecer categoríasCitamos nuevamente a Montero (2004, 24) “No obstante para los indígenas de antaño la jerarquía no dependía de la altura sino de la manipulación que hacía la comunidad de ciertas clases de recursos rituales y de consumos que producían estímulos para ellos, cualesquiera que fueran sus fines”. En la página 23 señala que “El análisis simbólico de los nombres dados a los montes permite delimitar estatus y género y de esta forma, acaso es posible delinear rangos. La Iztaccihuatl es un buen ejemplo de tecnónimo. El volcán iztaccihuatl guarda gran parecido a una mujer yaciente, de ahí su nombre Iztac, cosa blanca; y cihuatl, mujer: mujer blanca. El aparato conceptual del paisaje geográfico se basa en una concepción corporal, es la gran metáfora cuasi corporal femenina (fig.20). El nombre nos ayuda a definir el género, pero como apunta Iwaniszewsky (2001: 113-148) no es la altura ni el nombre, es la silueta de la montaña la que define el género y el estatus en una oposición simbólica definida por su dominio, por sus valores de oposición y por su nivel de reducción. Es decir la forma de algunas montañas, ya ha sido reconocida como elemento relevante, pero no ha sido reconocido este como un elemento posiblemente generalizado en esta y otras culturas. P - A - H más allá de las formas visuales.El fenómeno de pareidolia por extensión podría involucrar más que solo aspectos relativos a las formas visuales. En el artículo “El espacio en Mesoamérica: una entidad viva”, Espinoza (Cuicuilco, enero – abril 2001) señala que para los mesoamericanos“el espacio estaba cargado de fuerzas e influencias que diferenciaban cualitativamente cada una de las 5 regiones cardinales y las dos verticales, conformando una especie de campo vectorial de siete polos”. Las semejanzas consideradas como significativas por los Aztecas, se extendían más allá del parecido con un rostro, un cuerpo, un animal o una forma visual. En este caso son extensivas a cualidades como húmedo - seco, caliente – frío, vertical – horizontal, o colores relacionados con estas cualidades. Así: a) el sol está asociado con lo alto, el calor, lo masculino, el principio activo. b) la luna está asociada a la noche, lo femenino, el submundo, etc. Es decir “se parecen a”, pero no por sus características visuales sino por sus cualidades. Por ejemplo, según Wikipedia, “la apofenia se usa a menudo como explicación de afirmaciones paranormales o religiosas. Se ha sugerido que la apofenia es un vínculo entre la psicosis y la creatividad”. Un ejemplo de asociaciones desatadas por fenómenos auditivos, lo constituyen los Electronic Voice Phenomena (EVP) o ruido blanco, en el que determinadas personas encuentran patrones específicos que interpretan como señales auditivas emitidas por espíritus (voces de ultratumba), por ejemplo ver (ver fuente) Otro ejemplo a considerar es el Canto del Quetzal. El efecto de la llamada del pájaro, reconocido por primera vez por David Lubman, ingeniero en acústica, en 1998. (ver fuente) En 2004, Nico Declercq junto a científicos belgas de la Universidad de Ghent, consiguieron demostrar como las ondas de sonido rebotadas alrededor de la escalinata de la pirámide, creaban sonidos que representan el canto del Quetzal y el golpeo de las gotas de la lluvia. Sus cálculos y simulaciones acústicas muestran que, aunque hay evidencia que la pirámide fue construida para producir sonidos sorprendentes, probablemente jamás pudieron predecir con exactitud a qué sonidos iban a asemejarse. Detectar patrones está en la base de nuestra inteligencia. Es un fenómeno común a la actividad religiosa, artística y científica, es decir está presente cotidianamente. El tema de fondo es que las evidencias señalan que nuestro cerebro está construido para detectar orden en patrones aleatorios o aparentemente aleatorios (pareidolia). Una vez detectado este “orden” se desata un mecanismo que permite relacionar estos patrones con otros fenómenos a veces de categorías muy diferentes (apofenia). Cuando estas relaciones forman un todo “coherente” o “aparentemente coherente”, se desata el fenómeno de encaje que en algunos casos es interpretado como de orden “religioso” (hierofanía). ConclusionesLos evidencias encontradas en sitios arqueológicos de diversas culturas, muestran que parece válido formula la pregunta ¿Qué parece? al observar una roca, una montaña, un accidente geográfico, etc. En determinados casos las evidencias parecen señalar que estas formas naturales debido a su “apariencia” pudieron sugerir a nuestros antepasados de diversas culturas, relaciones que les llevaron a sacralizar o por lo menos a categorizar ciertos elementos del paisaje. La triada P - A - H, en una acepción ampliada, parecen ser extensivos a diversos aspectos de la investigación arqueológica, no restringiéndose solo a aspectos visuales. Siendo fenómenos inherentes al ser humano, pudieron llevar a nuestros ancestros de diversas latitudes, en diversas épocas y con diferencias culturales notables, a concluir, guiados por la semejanza de estos con rostros o cuerpos humanos, animales o imágenes simbólicas, que determinados elementos del paisaje natural, estaban dotados de un espíritu. AgradecimientosA mis hijos, Daniela, Oscar, Caterina y Francisca, mi esposa Angélica y mi hermano Sergio, por su paciencia y apoyo. A mis queridos amigos Patricia Viguié y Michel Adoue, por sus comentarios y aportes. Al profesor y andinista Ivan Aguilera por su amistad, compañía y por su importante aporte. A los arqueólogos Arturo Montero (México) por sus elogiosos y generosos comentarios a la versión preliminar del presente artículo. Al arqueólogo Rubén Stehberg (Chile), y al arqueólogo Ricardo Moyano (Chile) por su lectura crítica y sus valiosos consejos. Al arqueólogo Stanislaw Iwaniszeski (México) por la valiosa información proporcionada. ¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com Cómo citar este artículo: Bustamante Diaz, Patricio. ¿Qué Parece? Como Pregunta Orientadora 2008 BIBLIOGRAFÍA Alcina Franch José, León - Portilla Miguel, Matos Moctezuma Eduardo, Azteca Mexica, Las culturas del México antiguo, Sociedad Estatal Quinto Centenario, Madrid, 1992 Broda Johanna, Iwaniszewski Stanialaw y Montero Arturo, La Montaña en el Paisaje Ritual, Escuela Nacional de Antropología e Historia, México2007. González Block Miguel, El iztaccuauhtli y el águila mexicana: ¿Cuauhtli o águila real? Arqueología mexicana, ISSN 0188-8218, Vol. 12, Nº. 70, 2004, pags. 60-65 Hull Eleanor, Legends and Traditions of the Cailleach Bheara or Old Woman (Hag) of Beare, Folklore, Vol. 38, No. 3 (Sep. 30, 1927), pp. 225-254 Montero García Arturo, Atlas Arqueológico de la Alta Montaña, Talleres Estirpe, Concepto e Imagen, Ciudad de México, 2004. Peratt Anthony L., Characteristics for the Occurrence of a High-Current, Z-Pinch Aurora as Recorded in Antiquity. 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