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Tabla 1. Tipo y cuenta de motivos por paneles y piedras. A partir de aquí se puede advertir que existe una clara división formal estilística entre las imágenes, la cual es tan marcada que es relativamente fácil hacer una distinción de grupos de representación rupestre, los que probablemente exponen diferencias temporales y culturales instrinsecas; es decir comprenden relaciones arqueológicas independientes definidas. Estos grupos, inicialmente divididos en dos, pueden llamarse: el Grupo 1. Esquemático Naturalista; y el Grupo 2. Esquemático Geométrico. Es posible, ajustando los datos mejor (incorporando nueva info) que esta división pueda ampliarse, aunque para los fines de esta evaluación creemos que los grupos son bastante estables. El primer grupo es el más extenso y numeroso de toda la muestra (VER GRAFICO 6), se caracteriza principalmente por presentar motivos compuestos (20 mot.), lo que indica que es un conjunto de imágenes bastante elaborado; aunque también presenta motivos simples (6 mot.). Todas las imágenes de este grupo se componen mediante la combinación de lineaturas y formas básicas, ya sea círculos o cuadrángulos (que no llegan a formar cuadrados o rectángulos definidos), lo que es bastante interesante puesto que la variación en la combinación y composición de estos elementos crea un efecto de variedad notable en este agrupamiento. Gráfico 6. Grupo 1 de representación rupestre, sitio Menocucho. Aquí vale destacar formalmente el uso de círculos radiados al exterior, que se notan en los petroglifos P1a, P4a (motivo circular superior), P4c (motivos superior derecho), P5a (motivo inferior) y los dos motivos de la Piedra 9, aunque estos a diferencia de los anteriores motivos mencionados no incorporan un punto central; este ultimo elemento es un rasgo bastante distintivo del estilo del grupo. La forma de circulo, aparece pura por ejemplo las escenas de P4b (cabeza del personaje) y en la piedra 7a, incorporando un circulo interior en la piedra 4a (motivo bajo) y en la imagen de P7c (motivo circular al extremo izquierdo interior de la U graficada en la escena). Otras formas características incluyen figuraciones más oblongas como se ve en P2a (motivo circular central) y en P4c (motivo central con dos círculos asociados inscritos al interior) existiendo una tendencia a la cuadratura como se ve en la composición corporal de las imágenes antropomorfas, ya sea en P1b (cuerpo y cabeza) en P4a (motivo compuesto izquierdo, cuerpo) y en P4b (cuerpo); o en la composición abstracta vista en P3a. A partir de este punto las imágenes se complementan con las líneas ya sea en una tendencia radial, en la resolución de las figuras antropomorfas, o como ápices salientes en otras figuras; hay que destacar que líneas independientes forman imágenes relevantes como en P2a (que incluye líneas rectas, curvas, espirales, eses y formas abstractas asociadas), P4a (motivo superior derecho), P7a (motivo inferior) y P7c (motivo inferior). Estilísticamente es claro que la incorporación de los puntos interiores en los círculos, el motivo antropomorfo en P1b (cuerpo y cabeza), y los que están en el motivo central de P2a constituyen elementos diagnósticos del grupo, así también las líneas radiadas en los círculos, los ápices en otros (curvos o rectos) y las extensiones corporales son también características. Otros elementos importantes constituyen la unión de formas cerradas en pares para la composición de los motivos antropomorfos y abstractos (que se da en todos los casos) y la organización de algunas escenas. Se podría destacar más rasgos pero creo que se han expuesto los más representativos. Para los que suscriben es bastante obvio que este conjunto es una unidad altamente coherente dentro de todo el cuerpo de imágenes de este sitio, lo cual no es le caso para los motivos que se asignan al Grupo 2 de representaciones. Este grupo esta compuesto principalmente por los motivos de las piedras 5a (motivo único) y el motivo en forma de U cuadrada horizontal de la piedra 7c, además de otros motivos que se asocian al conjunto ubicados en la piedra 5. En total se han reconocido 7 motivos, 6 simples y uno compuesto, lo que de por si es una indicación de la tendencia de la composición del grupo. Inicialmente este grupo puede separase sobre la base de diferencias en la escala y la composición de sus motivos, destacando las formas complejas geométricas con tendencia a las cuadraturas que son claramente vistas en el la imagen de P7b (una forma compleja con cuatro salientes bien definidas) y el motivo rectangular de la piedra P7c (que forma un cuadrángulo abierto en su cima). Las otras formas representativas son las figuras abiertas en U que están marcadas en P5a (motivo superior) y en P5b (motivo medio) que siguen una tendencia hacia la curva con la apertura en la cima. Un motivo interesante, posiblemente asociado a los motivos en U curvos, es la figura compuesta de P5b (motivo superior), que mantiene la apertura y el concepto de simetría, aunque su naturaleza formal y estilística es claramente distintiva. Dos motivos complejos adicionales son las formas de 8 que se presentan al parecer intruyendo algunas composiciones en P5b (junto al motivo compuesto superior) y en P7c (superpuesto el lado superior izquierdo del arco cuadrangular invertido); motivos que completan una variación formal que fácilmente nos permite separar tres series representativas. Las figuras cuadrangulares (en el sentido geométrico de la composición), las formas en U, y las formas en 8. Estilísticamente esta separación es coherente aunque aquí hay ciertos elementos generales compartidos en el conjunto, destacando entre ellos la tendencia universal a la simetría de las formas, la cual se presenta generalmente horizontal en la muestra expuesta; y el uso de la banda paralela para formar los motivos, la cual también esta universalmente presente. Otros rasgos son más particulares en los subgrupos tales como la irregularidad y el largo en el trazo de la banda de los motivos de los paneles P7b y P7c, que son a nuestro parecer bastante diagnósticos; y la escala y regularidad en el trazo de los motivos en forma de 8 hallados en P5b y P7c. Los motivos en U de P5a (motivo superior) y P5b (motivo medio) quedan aislados por que los detalles del primer motivo lo acercan más al Grupo 1, que a este conjunto, quedando el ultimo motivo en una asociación no directamente vinculada al motivo superior con el que se encuentra asociado en P5b. Si el motivo superior de P5a sale, tenemos entonces una división clara entre un conjuntos de motivos (las figuras de P7b y P7c) y los motivos en forma de 8 en P7c y P5b, los que se ubicarían con el motivo compuesto superior (¿ave?) y el motivo medio de esa última escena. Creemos que estos tres motivos deben asociarse ya que presentan una escala uniforme y algunos detalles del diseño parecen indicar alguna asociación relevante, entre estos la disposición vertical de las formas y la tendencia a la simetría (solo en la escena de P5b); el motivo en 8 de P7c se incluye dada la similaridad formal absoluta, y la escala por añadidura. Si esto es así, entonces existen dentro de este conjuntos dos series o subgrupos (VER GRAFICO 7), de los cuales el subgrupo 2a es el más temprano, y el subgrupo 2b es el más tardío; situación cronológica que parece ser indicada por la superposición en P7b, salvo mejor información por supuesto.
Habiendo separado los dos grupos, la secuencia relativa interna queda en duda puesto que no se ha documentado multipemporalidad en el reporte original del sitio (que estamos discutiendo), lo que probablemente se debe en parte a que no se ha identificado técnicamente este problema, a pesar que se ha sugerido una cronología parcial de motivos (cuota citada) y en el sitio existen motivos superpuestos (al menos en un caso). Particularmente nos inclinamos a considerar el Grupo 1 como más antiguo, aunque el examen superficial de la foto publicada por Ventura y Quiroz (fig. 4 [foto 2]) sugiere variaciones importantes en la técnica, patinación y superposición de los motivos por lo que es virtualmente imposible adelantar más comentarios al respecto. Para resolver esto es necesario un examen directo de los petroglifos. En todo caso pensamos que la separación ensayada es sólida y se refleja también en la distribución espacial de las escenas en las piedras que ha sido ploteada por Ventura y Quiroz (Fig. 3 Pág. 57. VER GRAFICO 3). De acuerdo a esto la mayoría de motivos del Grupo 1 se ubicaron en la banda sur de la quebrada que contiene el sitio, mientras que los motivos del Grupo 2 (Subgrupo 2a) se ubicaron en una sola piedra en la banda norte. Los motivos del Subgrupo 2b se ubicaron mayoritariamente en una piedra (P5) sobre la banda sur, y solo uno en la banda norte, lo que parece confirmar nuestra separación inicial. Estos dos subgrupos deben haber tenido a nuestro criterio una separación temporal más corta respecto de su manufactura (que de hecho amerita su partencia a un grupo singular) de lo que el Grupo 2 en general ha debido tener con el Grupo 1, en ambas proyecciones temporales (más temprana o más tardía). Es claro que los petroglifos del Grupo 1 se ubicaron en la banda sur debido a una selección no aleatoria, y lo mismo sucedió con el Grupo 2a en la otra banda, hasta la introducción del Subgrupo 2b en la banda sur, siendo el más tardío de todos (VER GRAFICO 8). Gráfico 8. Distribución de piedras con petroglifos indicando la correspondencia Las piedras con concavidades o pocitos (“cúpulas”), ya sea en forma singular (P8) o en agrupamiento (P6), parecen corresponder al Grupo 1 dada la presencia de rasgos estilísticos de puntos en muchos de los motivos de este grupo (especialmente en los círculos con punto central); aunque no queda claro si la variación tecnológica amerita esta asociación. Lo que sí es claro es que esta piedra, dado su aislamiento, debió cumplir propósitos especiales dentro del conjunto de grabados (en su grupo respectivo) del sitio; aunque reconocemos que esta aseveración debe ser también mejor evaluada. DataciónTeniendo una idea del contexto interno del yacimiento, ¿cómo incluimos los dos grupos de representaciones en la secuencia cronológica regional del área? Pensamos que preliminarmente debe hacerse mediante datación indirecta (tal como han hecho Ventura y Quiroz), pero estableciendo más serios parámetros comparativos locales. Debe advertirse no obstante que este examen debe ser reforzado con datación directa debido a que los elementos utilizados para su realización (el material comparativo) no constituyen una muestra lo suficientemente extendida como para hacer aseveraciones definitivas respecto a este problema; explicamos por que. Habiendo dos Grupos de representación con 33 motivos en total, solo el segundo grupo presenta material que actualmente puede utilizarse para establecer una serie comparada relevante; sin embargo de este Grupo (con 6 motivos) solo 2 presentan características formal–estilísticas como para ser incluidas en esta serie. Es decir el 6% de la muestra total y el 33% del Grupo 2. A esto hay que añadir que cada motivo, de los dos “diagnosticos” corresponden a una serie independiente (un Subgrupo) dentro del Grupo 2, es decir son elementos aislados en su propia serie. Preguntamos ahora, ¿Hasta que punto puede ser aceptable una correlación cronológica sobre la base de la comparación de esta muestra? Debe tomarse con mucha cautela el establecimiento de una asociación cronológica de motivos sobre premisas “iconográficas”, especialmente cuando los materiales a ser sujetos a evaluación mediante comparaciones controladas ni siquiera están adecuadamente contextuados, y más aún cuando no son estadísticamente representativos. Se pueden ensayar muchas explicaciones sobre la presencia de imágenes representativas (convencionales) en contextos de arte rupestre, los que no vienen al caso ahora, pero es claro que toda esta discusión puede ser declarada infundada si no se practican dataciones directas o nuevas correlaciones cruzadas en muestras más extendidas. Ahora, siendo subgrupos reducidos, es probable también que los motivos deban conformar imágenes altamente representativas (esta es una argumentación a favor de la comparación) por lo que no es vano tratar de establecer una correlación, tal y como ya ha sido ensayada. En este sentido estos motivos pueden ser fácilmente comparables por que constituyen imágenes “convencionales” de arte antiguo peruano, las que aparecen repetidas como obras del tipo en otros soportes arqueológicos, ya sea arquitectura, cerámica, piedra o mate; tal como se señala en el reporte del sitio (ver GRAFICOS 4 y 5. Figs. 6 y 7 en Ventura y Quiroz, Pág. 59). Sin embargo solo es posible aportar algunos elementos adicionales en este análisis, y como se verá la muestra opuesta para la comparación no es tampoco tan extendida como uno desearía para este caso. El ejemplo de la cerámica Tembladera (GRAFICO 5c) es relevante aunque este estilo, aislado en el valle medio de Jequetepeque, no ha sido aún definitivamente ubicado en un contexto cronológico explicito, lo cual es lamentable dada la extraordinaria calidad de su manufactura. Este es un estilo independiente del “clasico” Cupisnique de Chicama que tiene sitios entre los ríos la Leche y Viru, y un material ampliamente disperso. El hecho es que el estilo Tembladera esta compartiendo con Cupisnique rasgos formales en su decoración, como se ve en el mate Cupisnique del sitio Purulén del valle de Zaña (GRAFICO 5d), lo que indica que existe un cierto nivel de relación cultural; esto puede indicar o un traslape temporal en la conformación de los estilos, o cierto grado de contemporaneidad estilística; aunque de hecho la banda con volutas continuas no es precisamente común en estos estilos. A pesar que la pieza no tiene contexto conocido (Bischof, 1996) Tembladera puede ser pre Cupisnique, tal como se sugiere en la cronología de Montegrande para Moche y Chicama (Burger, 1995), y puede servir, dado su mayor parecido formal con la muestra examinada, para datar relativamente este petroglifo. Aunque hay grandes diferencias entre el petroglifo y las formas graficadas en cerámica y mate, considero que la imagen es una elaboración lo suficientemente compleja como para esperar un paralelismo cultural repentino por lo que la forma cuadrangular de volutas continuas (P7b) se ubicaría dentro del Periodo Inicial Temprano del área (aprox. 2000 – 1500 años aC); lo que daría además contexto al otro petroglifo dentro del Subgrupo 2b en el yacimiento de Monocucho. Hay que agregar que la cerámica usada como punto de comparación ha sido tácitamente considerada dentro de la Fase “A” de la secuencia escultórica de Chavín por Bischof. (1800-1700 hasta 1400 años aC.), lo cual apoya nuestro estimado (Bischof, Ob. cit.). El caso del otro motivo diagnostico (una forma de 8 elaborada mediante una banda continua) que aparece en P5b y P7c puede ser mejor expuesto pues presenta más muestras comparables. En este sentido es relevante destacar el ejemplo de la cerámica Cupisnique del sitio Purulén mostrado en el reporte, cuya antigüedad ha sido estimada hacia el año 1415 aC., sobre la base de las excavaciones de Walter Alva (Burger, 1995); es decir correspondiente al Periodo Inicial Tardío. Este fechado le da cierto marco de confiabilidad temporal a la pieza comparativa, aunque no disponemos de datos contextuales específicos además de que es una muestra única. Al parecer, como en el caso anterior, este tipo de motivo no es tan popular dentro del estilo Cupisnique al cual es asociado directamente, aunque se presenta ciertamente en otros sitios de arte rupestre. Otro ejemplo que puede ser también utilizado para este debate son las figuras en S abstraídas de los motivos del friso de serpientes y felinos hallados en el Tempo de Chavín (VER GRAFICO 9), y que ha sido datada a la Fase AB de la secuencia relativa para el material lítico escultórico de este sitio. Esta S es también prolífica como detalle del estilo, en las lozas de aves “águilas” o “halcones” de esta misma fase (Rowe, 1972), donde se presenta ciertamente de manera consistente; aunque no así en la cerámica del periodo (Cf. el material de la Galería de las Ofrendas. Lumbreras, 1993). Por otra parte hay que advertir adicionalmente que la S se sigue graficando en las fases más tardías de esta secuencia (ver Burger, 2005. figura 177) Gráfico 9. Friso de serpiente y felinos del templo de Chavín. Los motivos en S de esta fase, son probablemente contemporáneos al Cupisnique clásico, aunque no se sabe exactamente la forma en que estos estilos han interactuado, es importante anotar que este detalle se incluye dentro de algunas formas típicas de la representación Chavín (felinos y aves) extendiéndose a las fases posteriores como ya digimos, lo que sugiere una posición transitoria entre el final del Periodo Inicial y el inicio del Horizonte Temprano del sitio (aprox. entre el año 1100 y 900 aC.). Su presencia en Chavín parece sugerir una ubicación tardía de este rasgo, al menos respecto de Cupisnique, donde el motivo también aparece en Purulén asociado al Periodo Inicial Temprano; salvo mejor dato obviamente. Si este es el caso entonces tenemos dos motivos correspondientes al Periodo Inicial, aunque ligeramente desfasados entre el Periodo Inicial Temprano (cerámica Tembladera y Piedra 7b en Monocucho) y el Periodo Inicial Tardío (cerámica Purulén, escultórica de la fase B de Chavín, y piedras P5b y P7c de Menocucho). Si seguimos a Bischof, estos materiales corresponderían a las Fases A y B desglosadas respectivamente, lo cual sin duda soporta nuestra separación inicial dentro el Grupo 2 de representaciones en el sitio, con el Subgrupo 2a (más temprano), y el Subgrupo 2b (más tardío). Un dato a destacar es la ubicación de los materiales en contextos más localizados (Jequetepeque y Zaña principalmente), aunque hace falta correlacionar esta con parámetros locales mejor definidos. Creemos que la argumentación es bastante coherente, aunque como ya dijimos insuficiente ya que todavía queda sin asociación el principal componente figurativo del sitio, que hemos aislado como Grupo 1. Pensamos que la identificación de estos conjuntos figurativos es una tarea altamente crucial para poder incluir sitios con arte rupestre dentro de contextos culturales coherentes en la arqueología peruana, lo que prácticamente no se ha hecho hasta el momento. El grupo 2 no obstante todavía carece de una definición cultural adecuada aunque es posible que se haya avanzado mucho con su aislamiento intrasitio y su tentativa asociación cronológica. Si el sitio asociado “Menocucho” presenta una cronología comparable, entonces es posible que sugerir hipotéticamente un contexto general de este componente gráfico del sitio. Comentario finalFinalmente debemos decir que usando lógica tafonómica(6) y asumiendo que no hay una progresión lineal en el desarrollo artístico(7) no debe sorprender que exista arte no convencional (en petroglifos) en el registro arqueológico más temprano, el cual no se ha conservado o no ha sido adecuadamente identificado hasta antes del Periodo Precerámico Final; o que probablemente cambió cuando soportes alternativos a la roca misma (arquitectura p.e.) se empezaron a usar. Sabemos que arte convencional (graficado en diferentes soportes simultáneamente) y no convencional coexistieron durante todo el periodo precolonial peruano, pero, como dije, no estamos preparados para advertir su presencia al menos de manera inteligible. La identificación de este material constituirá sin duda un gran avance en los estudios del arte rupestre peruano y Menocucho apunta a convertirse en una clave de este progreso. Notas 1. Renzo Ventura y Liana Quiros. 2004. Petroglifos de Menocucho: un nuevo sitio rupestre en el valle de Moche. Boletín SIARB No 18. Pp. 31-39. La Paz. 2. Tukuy Rikuq (4) 4: 56-59. Lima.
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