Tongos y el arte rupestre de la Sierra Central del Perú
Arturo Ruiz Estrada aruizestrada@yahoo.com
Instituto de Investigaciones
Histórico Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Resumen
El artículo pretende exponer la presencia de las figuras rupestres del sitio arqueológico de Tongos en el departamento de Huancavelica, para incrementar el conocimiento sobre la tradición de expresiones de grandes camélidos andinos en los Andes Centrales que se puede atribuir, desde el punto de vista cronológico, al período Arcaico Tardío. Estas pinturas guardan estrecha relación con manifestaciones similares de otros departamentos del Perú y en especial con la producción rupestre de las pampas de Junín. Su localización en un abrigo rocoso abierto carente de asociaciones de tipo doméstico sugiere haber sido utilizado como lugar ceremonial.
INTRODUCCIÓN
En el contexto de las expresiones rupestres del departamento de
Huancavelica, Tongos responde a uno de los abrigos rocosos donde se plasmaron figuras de camélidos de
grandes dimensiones muy similares a las que se encuentran en las provincias
peruanas de Acobamba, Angaraes, Huancavelica y a las de lugares más alejados
como Huarochirí y las regiones de Junín, Pasco, Ayacucho y Apurímac. Dichas figuras
componen grupos de camélidos pintados a color rojo que guardan algunas
diferencias en ciertos detalles como lo muestran los del presente informe, por
el hecho de estar ribeteados por líneas de color blanco. No se ha identificado
asociaciones culturales en el sitio de Tongos, pero la forma, el tamaño de las
figuras y el ambiente en el cual está emplazado, permite atribuir la presencia
humana allí, desde el punto de vista cronológico, a tiempos del Precerámico
andino. De otro lado, existe siempre la necesidad de acumular mayor información
sobre este tipo de manifestaciones culturales en vista de haberse publicado
varios aportes que permiten plantear la presencia de una verdadera y antigua
tradición en los Andes Centrales en cuanto a la producción de las expresiones
rupestres. Tal circunstancia,
motiva la presente información que intenta ofrecer una aproximación sobre las pinturas
rupestres de Tongos en el contexto de similares expresiones andinas, teniendo
en cuenta su localización en la cuenca del río Mantaro, en cuyo curso superior
aparecen varios antiguos centros rupestres de similar iconografía. Asimismo,
reconocemos la necesidad de incrementar una base de informaciones que permita
posteriormente analizar estas manifestaciones con mayor amplitud de criterios. Otra razón se orienta a la difusión de
dichos vestigios para promover el respeto y su protección por parte de la
comunidad local.
Hace casi veinticinco años, se dio una información sobre las pinturas de
Tongos en un medio periodístico nacional. A esa nota nos proponemos ahora
añadir nuestras apreciaciones para ampliar el debate sobre la naturaleza de
tales vestigios. Como en la referida noticia el sitio aparece con el nombre de
Tongos, nosotros lo conservamos así, pese a que las pinturas yacen en el cerro
denominado Joqo.
UBICACIÓN
Hacia el lado Oeste del centro poblado San Lucas de Tongos se ubica una
cumbre rocosa denominado Joqo, cuyo frente oriental conforma un abrigo donde aparece
una pared que guarda un panel de pinturas con la representación de varios camélidos. El pueblo de Tongos viene
a ser uno de los diez anexos del
distrito de Pazos en la provincia norteña de Tayacaja del departamento de Huancavelica, sierra central del Perú.
Dentro del distrito de Pazos, Tongos ocupa un espacio territorial localizado
hacia el sector sur (Fig.1). Se halla unido a la ciudad de Huancayo (capital
del departamento de Junín) mediante una carretera que se extiende por 35 kilómetros. La altitud en la que está
emplazado el pueblo de Pazos es de 3815 metros sobre el nivel del mar, en tanto
que Tongos se halla a 3840 metros y el propio sitio de Joqo registra una
altitud de 3950 metros, por lo que es una zona reconocida como dentro de la
región Suni, en la cual prosperan pastos nativos aparentes al consumo por parte
de los camélidos andinos.
|
Fig. 1. Localización del pueblo de Tongos, distrito de Pazos, provincia de Tayacaja,
Departamento de Huancavelica, Perú. |
Según el geógrafo German Stiglich, Tongos era un “caserío y fundo cañavelero, prov. Tayacaja, dist. de Locroja. A 2 leguas
al SE de Pasos. Es lugar de clima templado. Hay también un pueblo Tongos en
Huaribamba, con 970 habs.” (Stiglich, 1922: 1066). Nosotros pensamos que la
zona explorada de Tongos es esta última, porque evidentemente aquí no se
produce la caña de azúcar por ser un pueblo altoandino de clima frío no apto
para esta planta. En realidad existen varios topónimos con la denominación de
Tongos que suelen repetirse en la zona andina, pues también hacia las partes
altas de la provincia de Huaura
(departamento de Lima) aparece otro pueblo con similar denominación.
Se
accede al abrigo rocoso de Joqo ascendiendo desde el pueblo de Tongos hacia el lado
Oeste por una ladera donde existe un camino peatonal que corta las chacras de
los campesinos. Para dominar el trayecto debe transcurrir un tiempo que no excede una hora a paso de camino. Las laderas del cerro de Joqo descienden
a la quebrada del pueblo (Fig. 2), por donde discurre un riachuelo que luego se
une al río Huancachaca, y con el nombre de río Huanchuy desemboca al río
Mantaro. Estas aguas se unen a las del río Apurímac, en la cuenca del río Ene para
finalmente desaguar al caudaloso Ucayali ubicado en plena floresta amazónica.
|
Fig. 2. Panorama del pueblo y quebrada de Tongos.
Visibilidad desde la cumbre donde se encuentra el abrigo rocoso de Joqo. |
EL PUEBLO DE TONGOS
San
Lucas de Tongos ocupa una quebrada rodeada de varias cumbres que lo encajonan.
Debe ser un pueblo de origen colonial pues tiene una iglesia construida de
piedra (Fig. 3) donde veneran la imagen de San Lucas, patrón del pueblo, cuya
celebración ocurre el día 18 de octubre de cada año. Tal vez su fundación tuvo
lugar en esta fecha motivo por el cual fue designado con ese nombre. La iglesia y algunos establecimientos
públicos están distribuidos al entorno de una plaza central con otras casas más
o menos dispersas en un ambiente de carácter rural (Fig. 4).
|
Fig. 3. Iglesia colonial de Tongos. Al fondo se distingue el cerro de
Joqo donde se encuentran las pinturas rupestres. |
|
Fig. 4. Plaza central del pueblo de Tongos con el edificio de la Municipalidad. |
No disponemos de datos que testimonien antecedentes prehispánicos del
pueblo pues un reconocimiento realizado en el área urbana tuvo resultados negativos en cuanto a la
presencia de algunos vestigios que
podrían evidenciar su fundación sobre terreno arqueológico. En su condición de centro poblado le han dotado de
servicios educativos como el local para la educación primaria y otro para la secundaria.
Además, cuenta con una posta asistencial que ofrece atención primaria. Está
comunicado con el pueblo de Pazos, que es la capital distrital, mediante una
carretera afirmada que se prolonga hasta la ciudad de Huancayo y muchos otros
pueblos de su entorno, sobre todo con la parte norte de la región de Huancavelica, área de la cuenca del río
Mantaro.
El nombre del pueblo puede provenir de la palabra del idioma quechua
“Tongor” que significa en castellano “garganta”. Dicha palabra está consignada
en el antiguo vocabulario publicado por Gonzáles Holguín en el año de 1608
(Gonzáles Holguín 1989: 345). Creemos que este nombre pudo estar relacionado con la ubicación que posee pues el sitio justamente ocupa una quebrada o garganta
rodeada de varias cumbres cuyas faldas son utilizadas para la agricultura. Uno
de esos cerros es el de Joqo que remata en unos abrigos rocosos donde se
localiza el sitio con arte rupestre.
Actualmente la población de Tongos alcanza aproximadamente 900
habitantes pues según el informe del Instituto Nacional de Estadística del año
2012 indicaba 745 habitantes. La mayor parte de la población está dedicada a la
actividad agrícola centrada principalmente en la producción de la papa, aparte
de granos como la cebada, el trigo y las habas.
Clima y ambiente
El
escenario asociado al cerro de Joqo es típico de altura con una vegetación de
gramíneas principalmente. Las condiciones climáticas responden a una zona fría
y seca de región Suni. El promedio de temperatura anual es de 10°C, la mínima
es de -12°C y la máxima es de 20°C. Los períodos de lluvia se producen entre
los meses de noviembre a marzo y los de sequía a partir del mes de abril a
octubre. Predomina en el área un ambiente rural por cuanto se observan numerosas parcelas de
cultivo extendidas por todas las laderas de los cerros que encajonan la
quebrada. Inclusive existen parcelas próximas al propio abrigo rocoso con las
pinturas. Debemos señalar que en todo el ambiente de la quebrada de Tongos,
destaca el cerro de Joqo por ser
uno de los más altos en la comarca
y por la propia configuración geológica que ostenta pues en la cima aparece un promontorio rocoso con fallas,
oquedades y abrigos distinguibles a distancia (Fig. 5). Uno de los abrigos rocosos
más grandes es justamente el que en tiempos ancestrales fue elegido para que
los autores de las pinturas dejaran su mensaje pictórico a los pueblos de su
entorno y a la posteridad.
|
Fig. 5. Cerro que muestra el abrigo rocoso de Joqo utilizado para la actividad gráfica rupestre. |
De modo general, el ambiente donde se escenificaron las pinturas de Tongos, tiene similares
características a otros de la sierra central en varios aspectos como la altura
en que se ubica, la vegetación que lo rodea y la elección del abrigo rocoso en
una cumbre de amplia visibilidad. Es decir, existen varias condiciones
geográficas que, al igual que los ambientes de los otros centros de arte
rupestre similares, dieron motivo para que en tiempos antiguos se lo eligiese
como soporte donde se dibujaron las
grandes figuras de camélidos.
ANTECEDENTES
El sitio de Joqo fue noticiado por el ya fallecido arqueólogo David
Motta Pérez quien a través del diario El Comercio de Lima ofreció algunas
declaraciones sobre la inspección que él hizo hace muchos años. Consignó que
era un abrigo grande de 70 m de largo por 10 m de altura en el cual se hallaban
plasmados los diseños de camélidos (alpacas, vicuñas, guanacos), cérvidos
(taruca), el zorro, círculos y líneas que parecen representar corrales. Añadió
que las figuras medían entre 1.20 a 1.00 m. y que lo más impresionante “es la representación de zorros, donde uno de
ellos está tratando de prenderse del cuello de un camélido”. Concluye que
el abrigo más grande debió ser el lugar destinado a los rituales de la caza.
(El Comercio, 22 de Julio de 1990). Le extrañó en esa oportunidad no haber
encontrado en las áreas próximas a la cueva los restos de instrumentos de
cacería como puntas, raspadores, cuchillos, los desechos de talla u otros
objetos.
Las pinturas de Tongos, figuran también en el inventario de arte rupestre
del Perú y las han citado como una
cueva con pinturas de camélidos de gran tamaño, registradas por David Motta Pérez hace más de dos décadas
(Hostnig 2003:140). De igual manera se hizo referencia al sitio en un amplio
estudio vinculado a la presencia de figuras de grandes camélidos en los Andes
centrales del Perú (Hostnig 2013).
Si bien no disponemos de publicaciones detalladas sobre las pinturas de
Joqo, en cambio se ha informado que por la cuenca superior del río Mantaro, en
la parte norte, sobre el llamado altiplano de Junin, han sido identificadas
varias cuevas, algunas de ellas con pintura rupestre correspondientes a tiempos
del Precerámico andino. Estos hallazgos constituyen puntos de referencia para vincularlos con el sitio de Joqo de Tongos.
EL ABRIGO ROCOSO
Se
trata de un abrigo localizado en
la cumbre del cerro denominado Joqo, comprensión del pueblo de San Lucas de Tongos, el cual destaca claramente hacia el lado Oeste por su altura y su configuración
topográfica. La oquedad rocosa tiene aproximadamente 100 metros de largo (N-S), con una extensión (E-O) que
varía de 5 a 10 metros y una altura de 10 metros. De aquí, se distingue la
quebrada de Tongos, varios pueblos próximos y los numerosos cerros de la
región. Además, por ser una oquedad abierta (Fig.6), permite dominar un amplio
espacio geográfico en el cual destacan el cerro San Cristóbal hacia el lado Nor
Este y, al Sur el cerro San Lucas. Tanto estos cerros como las otras cumbres
que bordean el pequeño valle de Tongos son de suave perfil, aspecto que los
diferencia claramente de la cumbre de Joqo cuya cima exhibe un promontorio de
rocas de formas irregulares y oquedades que destacan con nitidez en el
ambiente. La boca del abrigo se abre hacia el lado Este y de acuerdo a las
dimensiones y la extensión que
tiene puede haber permitido la permanencia temporal de un grupo humano de dos
decenas de personas. Presenta el piso más o menos plano. La cantera rocosa que conforma el abrigo muestra ser
de naturaleza calcárea con paredes algo planas que han permitido dibujar las
escenas. Junto al sitio observamos
otras oquedades de menores dimensiones en las cuales sin embargo no hemos
notado la presencia de pinturas. Debemos mencionar en este punto que las
observaciones del piso del abrigo y en su entorno más próximo no se produjeron hallazgos de objetos líticos ni
cerámicos u otros que nos pudiesen permitir hacer inferencias sobre las
actividades que allí se cumplieron como también intentar señalar su cronología
con mayor seguridad. Pero esta circunstancia tiene relación con la posible
función y manejo del sitio otorgada por los ancestrales ocupantes cuando allí
se decidieron plasmar parte de sus conocimientos más preferidos.
|
Fig. 6. Abrigo rocoso de Joqo. Se observa la pared donde se plasmaron las pinturas y las manchas por efecto de las lluvias. Anexo de Tongos, distrito de Pazos, provincia de Tayacaja, departamento de Huancavelica. |
CONSERVACIÓN
La
presencia de varias filtraciones en las paredes del abrigo, ocasionadas por
intensas lluvias en el pasado y también en el presente ha producido manchas negruzcas y blanquecinas
que afectaron las pinturas. Esta
situación alteró las imágenes por
lo cual no se observan completas. De
igual modo, por ser un abrigo abierto al aire libre lo pone al alcance de
transeúntes y de los vientos que constantemente chocan contra la roca. Por otra
parte, la presencia de inscripciones modernas en distintas partes de los
paneles deterioran las figuras, especialmente en los sectores más próximos al
piso. Todo ello conspira contra su buena preservación y, desde luego, limita su
descripción cabal e interpretación respectiva. En suma, apreciamos que el estado de
conservación no es óptimo por
cuanto varias de las figuras aparecen incompletas, pero podría superarse esta
situación solo con la implementación de trabajos de conservación en el propio
sitio para recuperar buena parte de los paneles afectados.
LAS PINTURAS
Son varias las representaciones rupestres de camélidos andinos
distribuidas a lo largo del abrigo rocoso, casi todos a la misma altura pero
separados unos de otros. La distancia entre ellas y el piso no es grande y no
debió requerirse de soportes altos para plasmarlos en la roca. De modo general,
ellas están representadas en actitud de movimiento y de perfil, habiéndose
utilizado pintura de color rojo en todos los casos salvo en una de ellas que muestra una
tonalidad diferente. Quienes pintaron los motivos precisaron varios detalles
anatómicos en las figuras como el cuerpo voluminoso, el cuello frecuentemente
alargado, la cola, las cuatro patas semiflexionadas, la cabeza sin mayores
detalles y las orejas. Se distinguen hasta seis paneles con pinturas en las cuales aparecen, en
tres casos, camélidos aislados y solo un panel los muestra agrupados.
Las dimensiones promedio que alcanzan los motivos varían entre 0.80 m. a 1.00 m. de largo con un ancho
de 0.40 a 0.50 m. Dato que los convierte en figuras de gran tamaño en el
panorama de la tradición rupestre andina.
Una primera figura del lado
izquierdo, mirando a la pared del abrigo, exhibe un camélido del cual solo queda
el cuerpo porque tanto la parte posterior de éste y el cuello han sido cubiertos por una mancha
blanquecina producto de la filtración de las lluvias, pero deja notar la cola
alzada. El cuerpo, de aspecto voluminoso, es de color rojo pintado a tinta plana, pero se halla ribeteado por una
línea de color blanco que aún se advierte en el lomo y la panza. Lleva inscrito
en el cuerpo el diseño de un pequeño camélido de color blanco (Fig.7). La
segunda figura, muestra también la representación de un camélido de color rojo
cuya parte posterior ha sido afectada por la filtración de las lluvias. Tiene
el cuello enhiesto y deja notar claramente la cabeza y las orejas sin mayores
detalles. Debido a su precaria conservación solo notamos un delineado de color
blanco en el sector de su pecho, pero pensamos que igualmente lo tuvo en todo
el cuerpo. Delante de esta figura
aparecen dos personajes antropomorfos pequeños del mismo color pero algo
borrosos y uno de ellos pareciera estar acompañado por un cuadrúpedo pequeño o
tal vez porta un objeto. Más abajo, un motivo borroso que puede ser el dibujo
de otro camélido. Tras la cabeza del camélido aparece una mancha horizontal que
no identificamos (Fig. 8 y Fig. 9).
La tercera figura exhibe, igualmente, un solo animal el cual ha sido cubierto
por una capa blanquecina ocasionada por el chorreo de una filtración pero deja
aún entrever el cuerpo voluminoso, el cuello engrosado y la cabeza con dos
orejas. El detalle del cuello corto y engrosado nos hace pensar en la
representación de un venado. En
este caso toda la figura es también de color rojo diseñada a tinta plana pero
está enmarcada por una línea de color blanco que ribetea el cuerpo. Su posición
muestra estar agachada (Fig.10). En la cuarta imagen se contempla una
agrupación de camélidos dispuestos en vertical, todos pintados de rojo y
enmarcados cada uno por una línea de color blanco, excepto la figura ubicada a
mayor altura la cual muestra más bien rayas rojas entrecruzadas al interior del
cuerpo. Las dos figuras superiores miran hacia el sur y la inferior mira al
Norte. Aquí es necesario anotar que dos de los camélidos tienen el cuello largo
y delgado que nos hace pensar en la representación de vicuñas (Fig. 11).
|
Foto 7. Figura incompleta por efecto de las filtraciones de agua en el abrigo
rocoso de Joqo.
Camélido voluminoso con otro pequeño delineado de blanco inscrito en su cuerpo.
Se advierte el lomo y la panza ribeteados con una línea blanca. |
|
Fig. 8. Camélido de grandes dimensiones asociado a dos pequeñas figuras antropomorfa al lado
izquierdo y abajo otro animal incompleto. Se observa una mancha horizontal a la altura de la cabeza. |
|
Fig. 9. Foto tratada con Strech de la Fig. 8. Se distingue al gran camélido junto a dos
pequeños motivos antropomorfos y otras dos figuras no identificadas. |
|
Fig. 10. Figura de cuadrúpedo afectada por la humedad. El cuello corto sugiere ser un venado agachado.
Se observa el ribete de color blanco en el lomo y en el cuello. |
|
Fig. 11. Camélidos de grandes dimensiones dispuestos verticalmente. El primero está delineado y
tiene el cuerpo rellenado de rayas. Los otros dos, que parecen vicuñas, están pintados a tinta
plana y ribeteados con una línea de color blanco. Al lado izquierdo se observa figuras borrosas. |
Observamos igualmente el
quinto dibujo de un camélido cuyo estilo difiere del resto de motivos por su
aspecto estático y estar coloreado con una pintura roja transparente a tinta
plana. Es pequeño en relación a los anteriores y, desde luego carece de ribete
(Fig.12). Hacia el extremo izquierdo del abrigo se observan un sexto panel con
pequeños círculos pintados pero de un color tenue anaranjado cuyas dimensiones no sobrepasan los 0.20
m. (Fig.13).
|
Fig. 12. Camélido dibujado con pintura roja muy tenue. Carece de ribete. |
|
Fig. 13. Dibujo de círculos con pintura color anaranjado muy tenue en el abrigo rocoso de Joqo. |
DISCUSIONES
Es necesario precisar que la provincia actual de Tayacaja localizada en
el departamento peruano de
Huancavelica, que incluye al centro poblado de Tongos, fue también una
provincia reconocida en tiempos
antiguos, entre otras como la de los Angaraes y Chocorbos cuyas raíces se
hunden hacia tiempos prehispánicos. Deducimos entonces que Tongos antiguamente
estuvo involucrado en los territorios de los Tayacaja que debió ser una de las unidades sociopolíticas
vecinas a los territorios de los Huancas y de los Angaraes en tiempos
preincaicos pero que finalmente fueron conquistados por los gobernantes
cusqueños.' Los denominados
Tayacaja fueron los últimos ocupantes de la actual provincia del mismo nombre
aunque es posible comprender que su historia viene de lejanos tiempos pudiendo remontar, desde el punto de vista cronológico, al período
Precerámico según la antigüedad que proponemos para las pinturas rupestres de
Tongos. La provincia de Tayacaja ha sido mencionada, de otra parte, por Felipe
Guaman Poma de Ayala cuando este
cronista hizo referencia a las conquistas realizadas por el estado incaico. Nos
dice que Viracocha Inca, octavo
gobernante cusqueño, conquistó la
provincia de Tayacaja, y la vecina de los Angaraes entre otras más de los Andes
centrales (Guaman Poma 1956: 80). Igualmente, cuando comenta las hazañas de los
capitanes incas Inga Maytac e Inga Urco, menciona que entre varias provincias
de los Andes centrales conquistaron la de Taya Caxa Guaman, Angaraes y
Chocorbos (Guaman Poma 1956: 113).
De esta manera, podemos afirmar que las pinturas de Tongos, por el hecho de su
ubicación geográfica, constituirían una de las más antiguas expresiones
gráficas de los ancestrales pobladores huancavelicanos de Tayacaja.
De acuerdo a las observaciones de las figuras advertimos que el tema representado se refiere a varios motivos
de camélidos y lo que puede ser un venado, los cuales, sin embargo, presentan
algunas diferencias. Aparecen camélidos a tina plana, y solo un camélido delineado con el cuerpo rellenado de líneas, situación que puede interpretarse como ejecutados en
diversos momentos o por diversos pintores.
Tanto el color, las dimensiones y el dinamismo de los principales
motivos representados nos indican su parentesco con muchos otros paraderos
arqueológicos con similar iconografía. En el sitio de Quellqacha, explorado
hace ya muchos años por Carlos Chaud y Rómulo Rios se observa también camélidos
grandes pintados en un abrigo localizado en el pago de Chuya, distrito de
Vilca, provincia de Huancavelica.
Estas pinturas tienen semejanza con las de Tongos por las dimensiones, el
color, la actitud de los animales y el tamaño disminuido de las figuras
antropomorfas. En cuando al estilo, ellos afirman que pudiera corresponder al
estilo seminaturalista de la sierra central y han calculado que tiene una antigüedad
que oscila entre los 7000 y 2000 años a.C. (Chaud y Rios 1978).
Entre otros sitios relacionados al de Tongos, debemos mencionar a
los identificados en el cercano altiplano
de la región de Junín como el de Kellkawasi (Matos y Rick 1978-80:30,42; Ravines
1986:36; Guffroy 1999:47), Pintado Machay de Pampacancha (Matos y Rick 1978:49;
Rick 1983:184-185;; Ravines 1986:35), Telarmachay (Lavalle 1975:94), Llamachay
de Ricrán (Perales Munguia 2008:Fig.11). En el departamento de Pasco tenemos a Huaylashuanca o Cuchipinta (Ravines 1986). Cuchimachay en Huarochirí,
sierra del departamento de Lima (Bonavía y Ravines 1972), Quillamachay en la
provincia de Acobamba en la región de Huancavelica (Ruiz 2000). También se
reportaron dibujos de grandes camélidos en el santuario de Huayllay en la
región de Cerro de Pasco donde se observan
camélidos que en algunos casos sobrepasan los dos metros de largo (Maita Agurto
2005) De la región de Ayacucho han
informado la presencia de una cueva con camélidos de gran tamaño, pintados de
color rojo que miden entre 0.90 a 1.20 m localizados en el sitio de Jaywamachay (Pérez y Ferrúa 2009). De otro
lado, debe considerarse a la cueva de Yanamachay, en la misma región, con
figuras de camélidos del mismo color pero solo de 0.40 m. (Pérez Calderón, Cruz
Azahuanche y León Nina 2010). Igualmente las del sitio de Paqare en la
provincia de Lucanas, Ayacucho de donde informaron la presencia de camélidos de
grandes dimensiones junto a figuras antropomorfas pequeñas, como los de la
escena 1 (Ccencho Huamaní 2008:4). Una reciente información proporcionada
por Rainer Hostnig, después de
varias publicaciones suyas referidas a pinturas de grandes camélidos (Hostnig
2011, 2012,2013) presenta y define las características de esa tradición, en
base al análisis de 44 sitios donde son recurrentes los motivos de camélidos
voluminosos. Amplía así el ámbito de la dispersión de la tradición del estilo
naturalista de los Andes Centrales que anteriormente ya había sido señalado por
Jean Guffroy (1999), atribuido al Periodo Arcaico. Tal ámbito comprende ahora a
los departamentos peruanos de Lima, Junín, Pasco, Huancavelica, Ayacucho,
Apurimac, Arequipa y Cusco, pero observa al mismo tiempo la existencia de
variantes regionales (Hostnig, 2013a).
Para el caso de nuestro estudio, las pinturas de Tongos, pueden estar incluidas
en el estilo o variante de figuración estilizada propuesta por Rainer Hostnig
por cuanto son camélidos de grandes dimensiones, existe un camélido con otra
pequeña figura representada en el cuerpo, en un caso se observa la asociación
de dos motivos antropomorfos pequeños junto a un camélido realizado a mayor
escala, aparecen varios camélidos contorneados de una línea blanca, donde todos
son de color rojo y están localizados a gran altitud. En cuanto a los camélidos
contorneados de blanco observamos que no es la simple representación a tinta plana
sino que se ha dado un paso más en plasmar las imágenes dándoles mayor
expresividad por el hecho de resaltar las figuras con el ribeteado de color blanco.
Aquí habría que tener en cuenta un avance en la expresión estética de la
plástica ancestral huancavelicana por el hecho de romper el monocromatismo de los ejemplos ya mencionados antes,
conservando siempre la tendencia a la exaltación volumétrica en el tratamiento
de las figuras.
Es necesario anotar que las figuras de camélidos ribeteados con línea de
color blanco se han registrado también para el caso del departamento de
Apurímac pues en el sitio de Iglesia machay de la provincia de Grau aparece un
camélido con dicha característica como se muestra en una ilustración reciente
(Hostnig 2013ª, Fig. 56). Se
podría argumentar entonces que hubo un estilo adoptado por varios grupos
humanos en áreas distantes, pero para asegurar plenamente esta afirmación se requiere
obtener mayores informaciones sobre camélidos con semejante detalle como para
considerar una nueva modalidad estilística o variación dentro de las
representaciones de camélidos voluminosos.
Si consideramos las dimensiones de las figuras de Tongos en relación a
los motivos que aparecen en la zona de Lauricocha en el sitio de Chaclarragra
(provincia de Dos de Mayo, región de Huánuco) notamos claras diferencias. En
Chaclarragra todo el panel que
contiene las figuras de camélidos alcanza 1.40 de largo, y cada una de las propias figuras no sobrepasa los
0.20 m. (Cardich 1964). Situación similar se presenta en el caso de las
pinturas rupestres de Toquepala del departamento de Tacna, donde los motivos
rupestres miden solo de 5 a 10 centímetros (Muelle 1969:195), los cuales
difieren ostensiblemente de las pinturas de la sierra central en la que se
incluyen las figuras voluminosas de Tongos de la región de Huancavelica. Es
decir, la sola consideración del tamaño de los motivos en los casos antes
mencionados deja en claro que son diferentes concepciones que probablemente
estén indicando diferentes tradiciones o distintas etapas cronológicas en su realización.
Esta modalidad de tratamiento se observa también en el extremo sur del
Perú como es el caso de Vilavilani, distrito de Palca, región de Tacna de donde
se ha informado la presencia de escenas de camélidos voluminosos asociados a
antropomorfos pequeños (Ayca Gallegos 2004). O sea, la concepción de magnificar
los diseños de los animales en relación a las pequeñas figuras humanas es la
misma aun cuando los camélidos de Vilavilani no tienen las dimensiones que
presentan los de Tongos y aquellos de la región central del Perú.
Debemos advertir que la representación de los motivos antropomorfos de
tamaño pequeño puede indicar que ellos se encuentran alejados de los camélidos
en primer plano, en vista de ser posibles cazadores al acecho pero en posición
distanciada.
El color, las dimensiones y el estilo de los diferentes paneles nos
permiten deducir que hubo diferentes momentos en la realización de las
pictografías. Pensamos que los cuatro primeros paneles pueden corresponder a
una misma época. En cambio el quinto panel cuyos rasgos y color no equipara a
los anteriores podría ser una época posterior e, igualmente el sexto panel de
los círculos. Porque en estos últimos se trata de la aplicación de un color
distinto y en el caso del camélido éste es claramente diferente al resto de los
motivos
En los casos arriba referidos, acerca del dinamismo o actitud en que se
observan los motivos, asociados a figuras antropomorfas, refleja muy
probablemente la vinculación de arcaicos cazadores cuando estos animales
todavía no habían sido domesticados. Lo cual nos puede remitir a períodos del
Pleistoceno andino.
El hecho de haberse precisado en las pinturas, los detalles generales de
las figuras zoomorfas revela que sus autores lo hicieron así para indicar a
quienes los contemplaban que pudiesen identificar el tipo de animales
representados. En efecto, en un intento de identificación de las imágenes, por
las características de las figuras, comprendemos que se trata de camélidos
andinos del período postglacial de los Andes cuando ya se había extinguido la
fauna de camélidos mucho más antiguos como la especie “Paleolama”, es decir,
una especie que antecedió a la especie “Lama”.
La antigüedad de la especie “Lama” que habitó los territorios de la
sierra central no sobrepasan los 15,000 años y por eso se ha afirmado que: “Lama, más bien ha sido documentada más
restringidamente, distribuyéndose entre el Perú Central hasta la zona
meridional de Argentina. Su antigüedad promedio entre aproximadamente los
15,000 años a.C. (Caverna de Huargo, Perú) y los 11,000 años a. C. (en Brasil)”.
(León Canales 2007: 60). Estos datos nos permiten considerar en forma prudente
que las pinturas de Tongos pueden atribuirse en forma preliminar a fechas no
tanto similares a este promedio sino a unos 6 o 5 mil años antes del presente.
Hacemos esta aproximación en vista que las figuras de Tongos no responden a la
especie Paleolama cuyas patas eran “más cortas y muy robustas” (León Canales
2007:59). Como se observa, las figuras de Tongos exhiben patas delgadas y
alargadas por lo cual corresponderían a la especie Lama.
Si existieron dichas vinculaciones entre Tongos y los de la sierra
central, esto significa que ambas son contemporáneas, motivo por el cual
podemos asignar que las pinturas de Tongos corresponden a períodos bastante antiguos que
remontan al período Precerámico. En apoyo de esta afirmación señalamos que los
restos óseos de camélidos fueron los animales cuyo registro arqueológico es
reiterativo para este período, de acuerdo a los hallazgos en cuevas y abrigos
de las punas de Junín, Pasco y Ayacucho según lo relatado en una documentada publicación sobre estos herbívoros
sudamericanos (Bonavía 1996).
A riesgo de opinar sobre obras de gran antigüedad con ideas del siglo
XXI, nos inclinamos a pensar que los motivos rupestres de Tongos y el resto de
similares representaciones de los Andes Centrales de ese estilo, estarían
involucrados en la propuesta teórica de la magia simpática. Las figuras son de
camélidos de generosas dimensiones y constituyen el tema principal en el sitio,
si bien no se observa muchas representaciones antropomorfas sino sólo en un
caso, éste es de pequeño tamaño. La preocupación de quienes plasmaron los
camélidos fue la de magnificarlos como simbolización de sus necesidades para
obtener el sustento alimenticio y además muy posiblemente para propiciar la
fertilidad de esos animales mediante rituales que debieron realizarse en dicho
lugar. Como lo señalan las investigadoras Dánae Fiore y María Mercedes Podestá
cuando comentan sobre la teoría de la magia simpática que ésta fue conceptuada
“como producto de la necesidad de los
cazadores de capturar las presas y de favorecer (simbólicamente) su
reproducción. El uso de las imágenes rupestres era netamente concebido como
simbólico y ritual” (Fiore y
Podestá 2006: 13). Desde luego que tenemos que pensar en los realizadores de
las pinturas, quienes, dentro del grupo social de esos lejanos tiempos,
supieron conceptuar dentro de su propia estética, la necesidad de simbolizar
también mediante el diseño de los camélidos, aspectos que trascendían a la mera
búsqueda de sustento. No podemos
escatimar la producción intelectual de sociedades, sin bien alejadas en el tiempo, pero que como
seres humanos tuvieron las mismas inquietudes que otros grupos sociales del
mundo. Así ocurrió, por ejemplo, en el mundo europeo cuyos primordiales
pobladores del paleolítico pintaron, en similares ambientes al de los Andes
Centrales, una fauna de bisontes, renos caballos, etc. De igual manera, los
grupos andinos pintaron los herbívoros de su entorno inmediato como son los
grandes camélidos y los venados. Es importante también señalar que los
camélidos del presente informe no se distribuyen en manadas sino más bien
guardan distancia entre ellos, salvo en un caso donde están dispuestos en un
orden vertical, pero no horizontal como ocurre en otros exponentes de los Andes
que son interpretados como escenas de cacería grupal. Pareciera ser un centro
ritual como las capillas o iglesias modernas donde cada una de las imágenes de
los santos se conservan en su propio camarín separado. En el caso del arte
parietal de Tongos las imágenes están igualmente distanciadas.Consecuentemente podríamos también
pensar en la práctica de un culto a estas ancestrales imágenes andinas.
Tanto las exploraciones que hizo David Motta como las nuestras no han
revelado asociaciones del abrigo con
materiales arqueológicos como instrumentos líticos u otros utensilios. Esta
situación tiene relación con similar circunstancia identificada en las punas de
la zona de Junín donde John Rick ubicó
veintiséis sitios precerámicos entre los cuales nueve conservan arte rupestre.
Lo interesante es que en unos abrigos de buena densidad de restos culturales no
aparecían pinturas en tanto que en otros con poca o ninguna presencia de restos
sí contenían figuras rupestres. En consecuencia Rick sugirió que parecía “existir
una relación negativa entre intensidad de ocupación y cantidad de arte” y
que esto sugería “que el arte rupestre no
fue realizado en el contexto de la vida cotidiana, sino más bien en lugares
alejados del campamento base. Es de sospechar, entonces, que sólo ciertas
actividades incentivaron el arte, y estos no fueron apropiados para el hogar
mismo, y/o que la realización o uso del arte estuvo restringido a sólo ciertos
miembros del grupo” (Rick 2000:16). Teniendo en cuenta esta opinión
sugerimos también que el abrigo de Tongos, en vista de no haber ofrecido
asociaciones con otros restos culturales, no fue un campamento destinado a ser
un lugar para la vida doméstica permanente, sino un núcleo posiblemente
ceremonial. Tal vez allí algunos hombres realizaban cultos gestados por las
necesidades de su grupo mediante
los emblemas plasmados en la roca. No debemos olvidar, igualmente, que Tongos
se localiza en la cuenca media del valle del Mantaro en cuyo curso superior se
hallan las cuevas de Junín exploradas por John Rick, Daniéle Lavallee y Ramiro
Matos. Un detalle que debemos comentar se refiere a la naturaleza de las rocas
de la cima del cerro de Joqo en Tongos cuyas formas caprichosas difieren de los
otros cerros del entorno, circunstancia que nos permite reflexionar acerca de
la elección de este sitio para que allí se materializaran las imágenes de los
camélidos por parte de sus protagonistas en un acto francamente intencional. Los protagonistas del arte
rupestre de Tongos dinamizaron el ambiente bajo su control y otorgaron al sitio condiciones de
sacralidad antes de dedicarlo solo a los usos domésticos.
Aparte de las consideraciones expuestas, el presente informe pretende
contribuir a incrementar los datos de un abrigo rocoso con nuevos exponentes de
la actividad gráfica rupestre de la provincia huancavelicana de Tayacaja que
estimamos ayudará a comprender este tipo de manifestaciones en el contexto de
similares restos arqueológicos de la sierra central peruana y de gran parte de
los Andes Sudamericanos. Su difusión pretende también llamar la atención de las
comunidades cercanas para que éstas comprendan la importancia histórica de
estas primeras expresiones articuladas por aquellas comunidades ancestrales las
cuales buscaron plasmar mediante la pintura las más lejanas manifestaciones
gráficas de su pensamiento.
CONCLUSIONES
Las expresiones rupestres del cerro Joqo, anexo de Tongos, distrito de
Pazos, de la provincia de Tayacaja, se enmarcan en la tradición del estilo de
tendencia naturalista de grandes
dimensiones para representar los herbívoros andinos y tienen estrecha
vinculación, en términos generales, con el estilo y cronología de las pinturas
de la cuenca superior del valle del Mantaro. Si bien Tongos no expresa la
representación de numerosos camélidos acosados por otros tantos antropomorfos,
salvo en un solo panel en el cual un camélido aparece junto a dos antropomorfos,
es posible atribuir estas representaciones a remotos cazadores de tiempos
Precerámicos. Estos grupos tenían al abrigo de Joqo como un lugar probablemente
sacralizado para invocar éxitos en sus actividades de caza y propiciar la
fertilidad del ganado nativo. Los motivos expresados estuvieron ligados a las necesidades del grupo social que
desenvolvió su existencia en los ambientes altoandinos de la región denominada
modernamente como departamento de Huancavelica.
AGRADECIMIENTOS
Expreso
mi agradecimiento a los arqueólogos Luisa Diaz Arriola y Victor Falcón Huayta
de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos por la lectura y revisión
del presente informe para su publicación respectiva.
Cómo citar este artículo:
Ruiz Estrada, Arturo.Tongos y el arte rupestre de la Sierra Central del Perú.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/tongos.html
2014
REFERENCIAS
AYCA
GALLEGOS, Oscar
2004. El arte
rupestre de Vilavilani. Municipalidad Distrital de Palca. Tacna.
BONAVIA,
Duccio y Rogger Ravines.
1972. Pueblos
y Culturas de la Sierra Central del Perú. Cerro de Pasco Corporation. Lima,
Perú.
BONAVIA,
Duccio
1996 Los Camélidos Sudamericanos. Una introducción a su Estudio. Serie Travaux de l´IFEA, t. 93. Institutd Francais d´Etudes Andines. Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima.
CARDICH,
Augusto
1964 Lauricocha. Fundamentos para una Prehistoria de los Andes Centrales. Centro Argentino de Estudios Prehistóricos. Studia Praehistorica III.Buenos Aires.
CCENCHO
HUAMANÍ, José E.
2008 La Pintura Rupestre de Paqare (Lucanas-Ayacucho). ARKEOS Revista Electrónica de Arqueología PUCP Vol. 3 N° 3. Lima.
CHAUD G.
Carlos y Romulo Rios S.
1978 Waraqu Machay: un complejo preagrícola y de arte rupestre en el distrito de Vilca, Huancavelica, En: El Hombre y la Cultura Andina, Tomo IV, pp. 571-583. Editor R. Matos M. Lima.
EL
COMERCIO.
1990 Descubren cuevas con arte rupestre. (Abrigos rocosos de Llillhuamachay, Tayacaja, Huancayo)
1994d Zona de Tongos es reserva arqueológica sin precedentes dice científico en Huancayo. Sección Nacional A 26. 27 Noviembre 1994.
FIORE, Dánae
y María Mercedes Podestá
2006 Las Tramas Conceptuales del Arte Rupestre. Tramas en la Piedra. Producción y usos del arte rupestre. Buenos Aires. Argentina.
GONZALES
HOLGUIN, Diego
1989 Vocabulario de la lengua general de todo el Perú llamada Lengua Qquichua o del Inca. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima.
GUAMAN POMA DE AYALA, Felipe
1956 (1615) La Nueva Crónica y Buen Gobierno.Interpretada por el Tnte. Corl Luis Bustios Galvez. Editorial Cultura. Lima.
GUFFROY, Jean
1999 El arte rupestre del antiguo Perú. IFEA, IRD. Prefacio de Duccio Bonavia. Tomo 112, 147 p., 2 maps, 55 figs. Travaux de l’Institut Français d’Etudes Andines, Lima
HOSTNIG,
Rainer
1988 Caza de camélidos en el arte rupestre del Departamento de Apurimac, en: J. Flores Ochoa (comp.), Llamichos y Paqocheros: Pastores de llamas y alpacas, 67-76, Centro de Estudios Andinos, Cuzco.
2003 Arte Rupestre del Perú. Inventario Nacional. Lima.
2011 Caza o captura de camélidos mediante trampas en las pinturas rupestres de Pulpintoqasa, Apurimac, Perú. Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/pulpintoqasa.html
2012 Las pinturas rupestres de Pamparaqay, Apurimac, Peru. Obra maestra del Arcaico Andino peruano. Part 1: Iglesiamachay. Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/pamparaqay1.html
2013 Las pinturas rupestres de Pamparaqay, Apurimac, Perú. Obra maestra del Arcaico Andino-Peruano. Parte II. Cebadapata y Llamachayoq Machay.
En Rupestreweb,
http://www.rupestreweb.info/cebadapata.html
2013a Camélidos de grandes dimensiones en pinturas arcaicas del centro y centro-sur del Perú. En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/camelidosarcaico.html
LAVALLÉE, Daniéle
y Michéle Julien
1975 El hábitat Prehistorico en la zona de San Pedro de Cajas, Junín. Revista del Museo Nacional. Tomo XLI. Lima.
LEON CANALES, Elmo
2007 Orígenes Humanos en los Andes del Perú. Universidad de San Martín de Porres. Escuela Profesional de Turismo y Hotelería. Lima.
MAITA AGURTO, Patricia
2005 Pictografías de camélidos en el Santuario Nacional de Huayllay,
Pasco. Rupestreweb:
http://www.rupestreweb.info/camelidos.html
MATOS, Ramiro y John Rick
1978-1980 Los recursos naturales y el poblamiento precerámico de la puna de Junín. En: Revista del Museo Nacional. Tomo XLIV, p. 23-64. Lima
MUELLE, Jorge
1969 Las cuevas y pinturas de Toquepala. Mesa Redonda de Ciencias Prehistóricas y Antropológicas. Tomo II. PUCP. Lima
PERALES
MUNGUIA, Manuel F.
2008 Evidencias rupestres en la cuenca alta del río Ricrán, sierra central del Perú. Arkeos, Rev. Electrónica de Arqueología PUCP, Vol. 3, N° 1. Lima.
PEREZ, Ismael y Freddy Ferrúa Carrasco
2009 Pintura rupestre y lugares sagrados en las alturas de Huamanga,
Ayacucho. Rev. Electrónica Arkeos, vol. 3, N° 10. Revista Electrónica de Arqueología PUCP. Lima.
PEREZ CALDERÓN, Ismael, Noemí Cruz Azahuanche y
Freddy León Nina
2010 Arte rupestre en
el valle de Huamanga-Ayacucho. Ayacucho-Perú.
RAVINES, Rogger
1970 El Arte Rupestre en la Sierra Central del Perú. En El Serrano. Vol. XIX, No.253. Lima.
1986 Arte Rupestre del Perú. Inventario General (Primera aproximación).
Instituto Nacional de Cultura. Serie Inventarios del Patrimonio. Monumental del Perú 3.Lima.
RICK, John
1983 Cronología, clima y subsistencia en el precerámico peruano. Colección Mínima INDEA. Lima.
2000 Nuevas perspectivas del Arte Rupestre en la Sierra Peruana. Unay Runa. Revista de Ciencias Sociales 4. Lima.
RUIZ
ESTRADA, Arturo
1999 Quillamachay: un centro de arte rupestre en Acobamba, Huancavelica. Arqueología y Sociedad Nº 13. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Museo de Arqueología y Antropología. Lima.
STIGLICH, Germán
1922 Diccionario Geográfico del Perú. Imprenta Torres Aguirre. Lima.
|