Los petroglifos de Tiopampa, Paucará (Huancavelica)

Arturo Ruiz Estrada aruizestrada@yahoo.com
Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

 

RESUMEN

Los estudios sobre el arte rupestre de la región peruana de Huancavelica son aún escasos pero existen indicios de lugares donde se han registrado importantes expresiones del arte plasmado en la roca. Ellas responden a tradiciones culturales que comparten con otras áreas como las del valle del Mantaro y las regiones vecinas de Ayacucho y Lima. Con la intención de contribuir al registro e interpretación de tales manifestaciones históricas, presentamos una primera aproximación al estudio de los petroglifos de Tiopampa, localizados en la provincia de Acobamba, región de Huancavelica, Perú. Se trata de una pequeña cueva, poco profunda, en cuyas paredes interiores se  diseñaron un conjunto de figuras grabadas con características  que indican un estilo único en cuanto a la técnica y la estructura iconográfica. El contexto del ambiente revela que su elección tiene connotaciones especiales por el hecho de ser una quebrada con abundantes peñolerías que configuran un territorio diferente al resto de espacios próximos. Además, a diferencia de otras estaciones rupestres está realizada en un espacio oculto de acceso restringido en tiempos antiguos.  La cronología del sitio es aún difícil de establecer, toda vez que las exploraciones realizadas solo estuvieron centradas en documentarlo en sus aspectos más resaltantes sin haberse practicado excavaciones metódicas en el lugar.  

 

Palabras Claves: Arte Rupestre-Petroglifos-Paucará-Huancavelica-Perú

 

 

INTRODUCCIÓN

Debido a la carencia de investigaciones sobre el arte parietal de la región de Huancavelica advertimos la necesidad de documentar nuevos sitios para ampliar nuestra visión de la historia prehispánica regional. Para tal propósito venimos dando algunas informaciones  cuya orientación responde precisamente a documentar una muestra más del arte rupestre nativo. Tratamos ahora de un conjunto que revela un solo estilo  no  asociado a otras figuras grabadas o a pinturas rupestres. Tal particular condición le otorga especial importancia por la singularidad del tema cuya realización en tiempos antiguos debió adquirir notable interés para el grupo humano que habitó a su entorno.

La historia regional registra que la zona donde se localiza la cueva fue un espacio donde, a la llegada de los españoles, habitaba un conglomerado social denominado como Anqara. Pero sabemos que éstos Anqara, de acuerdo al aporte de algunas investigaciones arqueológicas y varios datos etnohistóricos, constituían una de las últimas agrupaciones sociales prehispánicas cuyas raíces  profundizan en muchos miles de años antes de nuestra era. Sospechamos por ello que los petroglifos, hoy documentados, sean tal vez la obra de los más remotos pobladores de la región, si tenemos en cuenta que este tipo de expresiones rupestres dan cuenta de sociedades que en muchos casos no habían  logrado los conocimientos de la agricultura.

Por otro lado, queremos motivar a las poblaciones actuales del departamento de  Huancavelica sobre el reconocimiento de los testimonios culturales prehispánicos locales de modo que sean ellas  los custodios permanentes de tan valioso legado cultural. Nos enfrentamos también ante la urgencia de registrarlos en vista de la acelerada destrucción de muchas evidencias que muestran  los alcances intelectuales  logrados por las sociedades andinas. Los signos iconográficos aquí presentados constituyen un importante documento para la historia del arte en la región de Huancavelica.    

Una exposición sintética del presente artículo se hizo durante el IV Simposio Nacional de Arte Rupestre realizado en la ciudad de Ayacucho en el mes de Octubre del año 2010 (Ruiz 2010).  

ALGUNOS ANTECEDENTES

Conocemos de la presencia de petroglifos en la región de Huancavelica, a partir de un sitio llamado Rurupa localizado por la margen izquierda del valle de Huaytará, en la provincia del mismo nombre. Se informó de este lugar debido a la presencia de varios bloques grandes con diferentes motivos grabados (Núñez Jiménez 1986a: 245). Otro lugar donde observamos petroglifos fue en la cueva de Quillamachay localizado en la provincia de Acobamba, donde, aparte de pinturas aparecían petroglifos con diseños geométricos entre los que destacan varias figuras rectangulares de diverso tamaño que enmarcan líneas paralelas (Ruiz 2000). Rainer Hostnig cita en su inventario general del arte rupestre del Perú a los sitios de Chuncana en la provincia de Huancavelica y Rurupa en la provincia de Huaytará. En resumen, son todavía insuficientes los datos referidos a la presencia de petroglifos en la región de Huancavelica, existiendo, más bien, algunas informaciones sobre las pinturas (Hostnig 2003).

LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA

Los petroglifos que motivan la presente información se localizan en una pequeña cueva del distrito de Paucará, provincia de Acobamba, departamento de Huancavelica (Figura. 1). Queda al Sur Oeste de la ciudad de Acobamba, a unos 20 kilómetros de distancia, en una quebrada encajonada donde se advierten numerosas peñolerías distribuidas en forma irregular como producto de disloques geológicos milenarios. Dicha quebrada recibe el nombre de Wichjana (Figura. 2). Un riachuelo de caudal variable discurre por el centro de ella, el cual desciende de las alturas del pueblo de Paucará con el nombre de Pumaranra, luego prosigue su recorrido y toma los nombres de Paucará, Huayanay o Casaví y, finalmente, desemboca en el río Urubamba cuyas aguas contribuyen a la cuenca del río Huarpa en la vecina región de Ayacucho. La cueva denominada Tiopampa, toma este nombre de acuerdo a informantes locales quienes señalan a dicho sector terminal de la  quebrada de Wichjana. La altitud que registra es de 3680 metros sobre el nivel del mar, lo cual equivale a que se encuentra en la región Suni (Pulgar Vidal 1996: 97). Su ubicación matemática es 18L 0535022, UTM 8588152.

Figura 1. Localización del sitio arqueológico de Tiopampa, quebrada de Wichjana,
distrito de Paucará, provincia de Acobamba, departamento de Huancavelica.

 

Figura. 2. Zona de acceso a la quebrada de Wichjana
donde se localiza el abrigo de Tiopampa.


PAUCARÁ

La población más cercana a Tiopampa es la de Paucará. Esta fue creada como distrito el 15 de Enero de 1943.Se ubica al norte de la ciudad de Acobamba a la cual  está unida mediante una carretera afirmada por donde se accede en no más de una media hora. Cuenta además con carreteras que lo vinculan a las ciudades de Huancavelica, Huancayo y Huanta. Tiene una superficie de 225 km2,  y ocupa casi la cuarta parte del área total de la provincia de Acobamba. Su altitud es de 3,806 metros sobre el nivel del mar. Está localizado a 12° 42´0¨ latitud Sur, y a 74° 41´0¨ Oeste. Su clima es frío y seco con temporada de lluvias de diciembre a marzo y tiempo de estío de Abril a Noviembre. Para visitar la zona con fines de investigación o turismo es preferible hacerlo en los meses de estío, para evitar contratiempos con las salidas al  campo.

Tiene una población de 10,000 habitantes y es uno de los ocho distritos de la provincia de Acobamba con gran actividad comercial. Ocupa una posición intermedia, desde el punto de vista geográfico, entre los ambientes de puna y los  valles del Mantaro al Este  y el  Urubamba al Oeste por lo que tiene un régimen climático templado.

La topografía del suelo es accidentada y sus terrenos se inclinan hacia la cuenca del rio del mismo nombre. Por esas laderas  predominan las rocas de tipo volcánico, de manera que al entorno del territorio paucarino, se observan numerosas tobas volcánicas que aparecen en forma de conos distribuidos entre los campos de cultivo. Algunas de estas tobas sirvieron para construir sepulturas tipo ventanillas como lo es el caso del vecino sitio  de Chanquil, donde justamente se aprecian dichas estructuras funerarias.

Los principales cultivos para la subsistencia son la papa, la cebada,  el trigo, las arvejas, el olluco, las habas y  la mashua. Se crían también animales como los camélidos, las ovejas, ovinos y roedores menores como el cuy que sirven para el consumo local pero también para la venta a otras localidades. Las ferias dominicales activadas durante todo el año, con la asistencia masiva de muchos comerciantes y pobladores del entorno son una muestra de las fuertes transacciones comerciales a nivel regional.      

En la quebrada donde se localiza Tiopampa, se observa una vegetación arbustiva de quinuales, eucaliptos, cactáceas y un arbusto espinoso denominado “airampo” cuyos pequeños frutos suelen utilizarse para el consumo humano directo o la preparación de refrescos o mazamorras. Hay espacios pequeños donde aparecen cultivos especialmente de papas.


LA CUEVA DE TIOPAMPA

Se accede al sitio de Tiopampa por la quebrada Wichjana a través de un conglomerado de tobas volcánicas que aparecen como grandes conos de color plomizo (Figura. 3). Luego se ingresa por una falla geográfica en la que abundan numerosos bloques dislocados en ambas márgenes de un río, al pie de altos acantilados muy accidentados. Este  rio, después de la citada quebrada, prosigue su curso para finalmente desembocar en la cuenca del Urubamba.

Figura. 3. Conglomerado de tobas volcánicas que preceden a la quebrada de Wichjana.

La cueva es poco profunda cuya entrada mide 17.50 m de largo en su boca, con una extensión de 10.50 m. y una altura de 10.00 metros (Figura. 4). Aquí destaca la pared interna porque ella sirvió como el soporte donde sus antiguos moradores grabaron varias figuras, a poca distancia del piso del abrigo, de tal manera que son accesibles para su estudio. El ambiente interior es seco, pues no existe humedad ni filtraciones de agua. El piso carece de restos que indiquen alguna ocupación prehispánica pero para lograr una aproximación cronológica del sitio es posible efectuar excavaciones hacia las inmediaciones de la cueva, donde podría encontrarse algunos indicios de ocupaciones humanas vinculadas a las actividades realizadas en la cueva. Su proximidad al rio  debió ofrecer una condición vital para el aprovisionamiento de agua por quienes peregrinaban a estos lugares. 

Figura. 4. Cueva de Tiopampa, ubicada en la margen izquierda del río Paucará,
quebrada de Wichjana. En su pared interior se hallan siete petroglifos antropomorfos.



PROCEDIMIENTO DEL ESTUDIO

Al entorno del pueblo de Paucará, particularmente hacia el lado sur, aparecen una serie de formaciones rocosas que llaman la atención porque se trata de tobas volcánicas enhiestas que afloran en forma de conos desperdigados en el campo. Además, por la misma orientación de la población surge una quebrada con numerosos bloques dislocados y desparramados por  ambas márgenes de un río que discurre por dicha garganta. Estas llamativas formaciones pétreas motivaron que se hayan tejido una serie de creencias que hacían sospechar la existencia de algunos vestigios antiguos que con el correr del tiempo dieron pábulo a esas ideas. Es decir, para los pobladores locales siempre fue una zona misteriosa y de respeto. Con esos datos acudimos a dicho pueblo en busca de conocer su historia y los vestigios arqueológicos que pudieran existir en sus inmediaciones. Para cumplir nuestro cometido, exploramos la quebrada del río Paucará y revisamos los farallones y bloques rocosos de sus márgenes con la intención de identificar la presencia de restos antiguos. Tal actividad nos permitió reconocer abundantes evidencias de fragmentos cerámicos en superficie como rezago de poblaciones preincaicas y, al mismo tiempo, llegamos, con sorpresa, a reconocer un complejo centro de arte rupestre denominado Huallanca, donde se alternaban  paneles con pinturas de diferentes colores como   petroglifos y, además, una pequeña cueva aislada  denominada Tiopampa, donde se había grabado únicamente siete  figuras esquemáticas. El registro lo realizamos tomando las medidas y fotografías de la cueva y de las figuras sin alterar su naturaleza, de modo que los datos anotados sirvan para cotejar posteriormente con vestigios similares de la misma región. Los nombres de los sitios provienen de las entrevistas a campesinos de la zona, quienes al ser preguntados dieron las denominaciones que aparecen en este escrito.  

ANTIGUAS OCUPACIONES HUMANAS  EN LA ZONA

Cuando los españoles ocuparon la región de Huancavelica en el siglo XVI, registraron que allí vivían por lo menos tres antiguos grupos humanos a quienes reconocieron como de las etnias Angara, Tayacaja y Chocorvo. Los Angara ocupaban los actuales territorios de las provincias de Acobamba, Huancavelica y Angaraes (Jiménez de la Espada 1881: 143). Los Tayacaja ocupaban el territorio de la actual provincia del mismo nombre y la de  Churcampa. Los Chocorvo poblaron las actuales provincias de Castrovirreyna y Huaytará (Gonzáles Carré 1976: 159). De acuerdo a esta distribución, el sitio de Tiopampa, por estar  localizado en los territorios de la provincia de Acobamba, fue un espacio que correspondió a la antigua sociedad Anqara. Desde luego que éstos Anqara fueron el resultado de un largo proceso de desenvolvimiento humano a través de miles de años de organización y manejo de su ambiente cuyos más remotos antecedentes son todavía desconocidos.


LOS PETROGLIFOS

Los grabados fueron plasmados al fondo de la pared rocosa de la pequeña cueva. Se trata de  siete diseños cuya organización revela una distribución más o menos horizontal a poca distancia del piso del cual no excede de los dos metros, situación que habría facilitado realizarlos  sin el uso de algún tipo de escalera.  La escena abarca un panel de solo cinco metros de largo. Todos han sido representados en movimiento porque tienen las extremidades superiores e inferiores desplegadas aunque en diferentes posiciones. La cabeza es redondeada y algunos guardan aún huellas de pintura de color negro en los ojos así como en el resto del cuerpo. El tronco es notorio, más o menos ancho, pero algunos lo tienen delgado  pues únicamente lo realizaron a base de simples líneas. Para el caso de las manos y los pies solo consideraron grabarlos con tres dedos (tridigitos). Sin excepción, presentan una prolongación entre las piernas, lo que les confiere un aspecto lagartiforme. Pero este apéndice podría ser una magnificación del pene. Cada figura ha sido tratada con una técnica de rayado no muy profundo que no sobrepasa un centímetro.  Se advierte también unas pequeñas  manchas rojizas  junto a las figuras. El primer diseño, mirando al fondo de la cueva, muestra los brazos y las piernas inclinados hacia abajo, el cuerpo engrosado con una raya vertical central. El ancho de los trazos  de este diseño alcanza 0.02 m. Tiene una altura de 0.72 m  con un ancho de 0.75 m. dimensiones que lo califican como el de mayores dimensiones en el sitio. El segundo motivo, más pequeño, guarda similar posición y estructura iconográfica que el anterior y tiene 0.42 m de altura con 0.32 m de ancho (Figuras. 5a y b).

Figura. 5a). Figuras antropomorfas lagartiformes de Tiopampa N° 1 y N° 2. Ambos grabados tienen
las extremidades desplegadas y dirigidas hacia abajo, que muestran actitud dinámica.

 

Figura 5b) Remarcado sobre foto de los motivos lagartiformes
1 y 2. Ambas figuras expresan pleno movimiento.

La tercera figura, muestra el brazo derecho doblado hacia abajo y el otro hacia arriba; ambas piernas dobladas también hacia abajo. Mide 0.30 de altura por 0.40 de ancho. El cuarto personaje mantiene idéntica posición que el anterior pero presenta el tronco abultado con un ancho de 0.04 m.; tiene 0.30 de altura por 0.40 de ancho total. Entre ambos motivos se observa una pequeña oquedad que los separa (Figura. 6a y b).

Figura. 6a) Motivos antropomorfos lagartiformes N°3 y N°4 a los lados de un pequeño
hoyo elíptico, grabados en la pared interna de la cueva de Tiopampa. Muestran
actitud dinámica y largo apéndice entre las piernas.

 

Figura 6b). Remarcado sobre foto de los motivos lagartiformes 3 y 4.
Ambas figuras expresan pleno movimiento.

La quinta imagen posee ambos brazos flexionados hacia arriba y el tronco es lineal; mide 0.60 m de alto por 0.50 m de ancho. La sexta figura muestra el brazo derecho doblado hacia arriba y el otro más o menos en posición horizontal; mide 0.39 de altura por 0.54 m de ancho (Figuras.7a y b). Un séptimo motivo  grabado junto al anterior está muy borroso.

Figura 7a) Diseño antropomorfo lagartiforme N°5. Muestra las extremidades en
pleno movimiento y configuración similar a los motivos anteriores.

 

Figura 7b). Remarcado sobre foto de la figura lagartiforme N° 5.


ESTADO DE CONSERVACION

Debido a que los motivos rupestres se encuentran al interior del pequeño abrigo rocoso y a cierta distancia del camino que se dirige a los pagos de Huayanay y al pueblo de Paucará no se encuentra a la mano de los transeúntes y por consiguiente hay, asimismo, escaso deterioro en ellos. No se observan drásticas alteraciones y podemos expresar que su estado de conservación es bueno, sin pintas, manchas o raspados contemporáneos. En cierta manera, el polvo y el ambiente algo oscuro del fondo de la cueva ha protegido la escena rupestre de cualquier elemento externo que lo afecte. Esta situación ha permitido el poco conocimiento que se tenía de este sitio, pues ninguna persona supo mencionarnos sobre su existencia.  


DISCUSIONES


La presencia de cuevas con petroglifos datan desde cuando Augusto Cardich ofreció su informe sobre el arte rupestre que él registró en la zona de Lauricocha (Cardich, 1964). Antes de esta información se carecía de datos concretos sobre la existencia de estas expresiones grabadas al interior de cuevas. Existen, más bien, numerosas informaciones de petroglifos expuestos al aire libre de los que son buenos ejemplos aquellos registrados por Núñez Jiménez (1986) o el estudio de petroglifos del sitio de Checta en el valle peruano de Chillón (Guffroy 1980), los de Miculla en la región de Tacna (Ayca Gallegos 1987; Gordillo Begazo 1996); o los hallazgos  en el valle del río Mala, provincia de Cañete, región de Lima, hecho por los arqueólogos Henry Tantaleán y Omar Pinedo (2009). Recientemente el arqueólogo Daniel Morales y sus alumnos de la Escuela de Arqueología de la Universidad de San Marcos de Lima, identificaron un conjunto de petroglifos en el cerro Huambo, en la margen derecha del valle de Santa Eulalia de la provincia de Huarochirí. Por lo menos aquí, uno de los bloques muestra una figura de aspecto lagartiforme (Daniel Morales, Comunicación personal, diciembre del año 2011). Existen ciertas similitudes entre las figuras lagartiformes de muchos sitios peruanos, como por ejemplo, en los lugares citados aquí, pero en cada sitio  ellos presentan sus particularidades, sus propias asociaciones culturales y también un contexto ambiental diferente por lo que no es posible atribuir la presencia de estos petroglifos a la misma época. 

Una primera apreciación que tenemos sobre la naturaleza de los petroglifos  de Tiopampa, es su relación con un sitio próximo llamado Huallanca, localizado en la misma quebrada de Wichjana, distrito de Paucará. En Huallanca, que en verdad es un complejo rupestre con expresiones de pinturas y grabados de diferentes períodos, destaca un panel que contiene también  siete figuras grabadas similares a las de Tiopampa, en la modalidad de petroglifos, pero expuestos al aire libre (Figura. 8). Esta circunstancia sugiere que las figuras lagartiformes de ambos sitios deben ser contemporáneos, porque  incluso para diseñar la cabeza de las figuras aprovecharon algunos hoyos naturales de la roca. También ambos conjuntos guardan similitudes por cuanto presentan  la misma configuración, es decir tienen las extremidades desplegadas, lo cual  indica que son diseños en movimiento, como si estuviesen danzando. Consideramos también  su semejanza porque guardan dimensiones parecidas.

Fig. 8. Petroglifos de Huallanca, quebrada de Wichjana. Presenta configuración
rupestre similar a la de Tiopampa, con la diferencia de encontrarse al aire libre.

Difieren, en cambio, porque en las figuras de Huallanca no se ha detallado el volumen del cuerpo y tampoco se notan huellas de pintura negra como ocurre en el caso de Tiopampa. De igual manera, éstas últimas, no están asociadas a  pinturas, salvo una mancha rojiza que aparece en la cueva. En cambio los petroglifos de Huallanca se encuentran asociados a pinturas de diferentes colores y otros tipos de petroglifos como los abundantes hoyos pequeñitos. De otro lado es importante considerar que estos petroglifos podían ser vistos por los transeúntes debido al hecho de estar al aire libre. En cambio los de Tiopampa no están expuestos al aire libre y no se los puede observar sino ingresando a la cueva. Las condiciones de visibilidad son distintas. La situación de visibilidad en este último caso es más restringida en vista de encontrarse los grabados al fondo de la cueva. Situación esta que debió generar una diferente conducta  de los usuarios en estos lugares.

Sobre la presencia de  figuras lagartiformes en varias partes del Perú, se ha expresado que: “Este tema zoológico, dibujado de manera muy sencilla, casi como cruces a veces, está representado en numerosísimas localidades petroglíficas: Cerro Mulato, El Pongo, Acueducto de Cumbemayo, Santuario de Cumbemayo, Los Huabos, El Vagón, Alto de la Guitarra, San Juan, Colcapampa, Chiprac, Retama, Pampa de las Petacas, Rurupa, Sarcas, Toro Muerto, Miculla, Challatita y Quebrada de los Boliches. Generalmente, dan la sensación de dibujos muy primitivos como trazados por manos infantiles.” (Núñez Jiménez 1986: 60).

Observamos en esta cita la mención al sitio de Rurupa, el cual se localiza en la margen izquierda del río Huaytará, en la provincia del mismo nombre de la región de Huancavelica. Núñez Jiménez anota que la técnica empleada es de tallas superficiales para representar figuras humanas exageradamente esquemáticas, cuadrúpedos como el camélido, figuras lagartiformes, cruces y solares (Núñez Jiménez 1986: 245). Adjunta calcos de tales motivos entre los cuales se distingue la figura 1921 con la representación de lo que sería un diseño antropomorfo lagartiforme con un brazo en posición horizontal y el otro llevado a la cintura. Tiene las piernas cortas abiertas que culminan en pies tridígitos y un largo apéndice entre las piernas con otros dos cortos apéndices a los lados. Otra muestra, la figura 1922, exhibe otro lagartiforme, entre un conjunto de otras figuras, con los brazos y piernas extendidas que rematan en manos con tridígitos.  Rurupa, entonces, es un ejemplo que guarda algunas similitudes con los diseños del presente estudio.    

Una figura del sitio de Huancor, valle del río San Juan, provincia de Chincha, grabada en una roca (Núñez Jiménez 1986: 177, Fig.1753; Guffroy 2009: 200, Figura. 406) muestra dos diseños lagartiformes bien similares a los de Tiopampa, pero están asociados a otros diseños diferentes, situación que no ocurre en el caso de Tiopampa. El río San Juan nace en la provincia de Castrovirreyna, región de Huancavelica y cuando ingresa a la provincia costeña de Chincha toma este mismo  nombre. Son pues, en todo, caso espacios geográficos no distantes uno de otro, asunto que puede explicar las afinidades que señalamos por cuanto las antiguas sociedades humanas de esos territorios debieron haber mantenido contactos durante el desarrollo  de la historia regional.

El rasgo de la presencia de las manos con tridígitos es, de igual manera, un aspecto que se dio en varias sociedades del mundo andino como también a nivel de todo el planeta. Grabar o pintar solo tres dedos ya da la idea de los dedos completos de la mano frente a ser solo dos o uno y así lo concibieron los seres humanos de tiempos milenarios. Los pobladores antiguos de la zona andina de Huancavelica no escaparon a dicha idea de representación de los tridígitos

A decir verdad, las figuras de Tiopampa tienen relación con muchas representaciones que aparecen en el mundo andino y en otras latitudes de la tierra donde se observan diseños similares denominados como lagartiformes, porque esa es la visión que ofrecen al observarlas actualmente. Pero en el caso de Tiopampa el rostro redondeado de las figuras con dos ojos notorios sugiere corresponder a diseños lagartiformes antropomorfos que no ocurre en  otros sitios donde tienen la cabeza de forma triangular o  exagonal, motivo por el cual parecen asociarse a verdaderas figuras de reptiles.  Aquí, es interesante anotar que figuras de lagartos y lagartiformes se presentan claramente en los petroglifos de Boca Cachimayo (Hostnig 2008), pero todos con las extremidades en la misma posición. En Tiopampa  todas las figuras  se hallan en posición vertical pero cambian en cuanto a la disposición de las extremidades dando señal, como ya lo anotamos antes,  de una escena en  claro movimiento. No expresan entonces una actitud de reptar sino de plena exaltación corporal.

No hemos observado ningún tipo de material arqueológico en el piso del abrigo de Tiopampa, lo cual sugiere que no fue un refugio destinado para una actividad humana permanente. Esta situación nos indica que se trata de un lugar probablemente destinado a algún tipo de culto religioso. El hecho de estar ubicado el abrigo en una quebrada   que une las partes altas y bajas de la zona de Paucará puede refrendar que el abrigo cumplió un rol de descanso o paradero ritual para quienes transitaban por el único camino de dicha quebrada   en tiempos antiguos. Actualmente las personas que viajan por dichos lugares siguen utilizando el camino de esta quebrada para desplazarse justamente de los pueblos o localidades a mayor altura hasta los más bajos. Pero si no ingresan a la cueva no lograr visualizarlos como sí ocurre para el sitio próximo de Huallanca por estar aquí al aire libre. Si bien no hemos observado otros restos arqueológicos en la cueva, en cambio en los espacios próximos a la quebrada, hacia los pastizales y lugares de cultivo aparecen en superficie apreciables muestras de fragmentos de cerámica. Estos fragmentos indican ocupaciones humanas que se pueden atribuir a los períodos denominados Intermedio Temprano (siglos I al 500 d.C.) e Intermedio Tardío (Siglos X al XV d.C). los cuales localmente se asignan a los estilos cerámicos Caja y Coras. Esta circunstancia nos permite afirmar que el sitio de Tiopampa puede  vincularse a uno de estos períodos pero cuya filiación cronológica definitiva podrá señalarse cuando se practiquen excavaciones arqueológicas hacia las inmediaciones de la cueva. Pero señalamos de antemano que la iconografía que muestran los estilos cerámicos locales  antes señalados no registran la presencia de figuras lagartiformes.  Esta situación nos hace sospechar que tal vez el sitio de Tiopampa puede corresponder a tiempos del Precerámico andino.    
Las peñolerías de la quebrada se distinguen de las que existen al ingreso de ella, porque son bloques rocosos quebrados distribuidos irregularmente como resultado de una convulsión geológica milenaria. La cuenca no es amplia sino más bien estrecha y  podría calificársela como un desfiladero rocoso.

Fuera de esta accidentada quebrada los terrenos próximos son algo llanos y muchos en declive pero  en ellos se practican cultivos especialmente de papa y cebada. El riachuelo que discurre por ella es una fuente de agua constante para su aprovechamiento. Aunque no lo observamos durante las exploraciones, el ambiente es propicio para la presencia de roedores andinos como la vizcacha y  aves menores de altura. Además,  a la vera del riachuelo se extiende un camino tradicional que une a los sectores altos con los bajos del distrito de Paucará. Tanto estas condiciones como la singular configuración de la quebrada debieron influir para que  las gentes antiguas de esta zona le otorgaran alguna importancia como para documentar en la roca los símbolos de sus ideas que ahora intentamos definir. Los transeúntes ancestrales por esta depresión geográfica debieron haber realizado algún tipo de ritual frente a la escena de las figuras grabadas

Para la región peruana de Huancavelica no hemos observado, por el momento, paneles aislados con la sola representación de figuras lagartiformes, salvo las que aparecen en el sitio de Huallanca, localizado en la misma zona. Si bien existen algunas muestras de sitios con petroglifos en Huancavelica, pero éstos son de diferente configuración. Esto quiere decir que los de Tiopampa corresponden a un estilo diferente   Aunque se observan evidencias de petroglifos  en una zona próxima a la ciudad de Acobamba, capital de la provincia del mismo nombre, pero éstos no guardan similitud con las del presente informe.

Debemos manifestar que sería prematuro asignar a los petroglifos de Tiopampa una cronología definida, sin tener las evidencias que la apoyen. No se  ha excavado en el lugar como tampoco se han encontrado asociaciones de algunos restos sean cerámicos o líticos que nos puedan auxiliar en su respectiva datación exacta. No obstante, afirmamos su autenticidad como expresiones estéticas y probablemente rituales y religiosas realizadas por  las sociedades que habitaron la región huancavelicana de Paucará en tiempos  preincaicos.

Finalmente un dato que queremos añadir se refiere al hecho de ser siete las figuras de la cueva de Tiopampa como también las del sitio vecino de Huallanca, aspecto que sugiere varias interpretaciones sobre el significado que le pudieron asignar en tiempos arcanos. Podría pensarse en   la simbolización de las pléyades o las siete cabrillas porque algunos cronistas mencionan que los pueblos las tenían en el corpus de sus ideas religiosas, los siete colores del arco iris u otras ideas con respecto a ese número de figuras, las cuales fueron observadas desde tiempo inmemorial. Desde luego que es arriesgado opinar de esta manera pero uno puede estar tentado en señalar estas coincidencias y recurrencias. De otro lado, si los largos apéndices  observados entre las piernas de las figuras, representan  órganos sexuales masculinos, podríamos pensar, tal vez, que el sentido del panel grabado habría sido la simbolización de la fertilidad.  Profundizar actualmente en el pensamiento que quisieron expresar sus remotos autores resulta aún riesgoso hacerlo en esta primera aproximación a su estudio. Se requiere un mayor número de evidencias similares como también de investigaciones más rigurosas para poder formular propuestas que se acerquen con mayor precisión al significado y uso del sitio.  

Debemos señalar también que un aspecto que lo diferencia del sitio de Huallanca próximo, es el hecho de que los grabados de Tiopampa están prácticamente escondidos con poca visibilidad para los transeúntes. En cambio los de Huallanca se hallan al aire libre y pueden ser notados por los transeúntes si recorren por la margen izquierda del río. Actualmente el camino entre Paucará y los terrenos de Huayanay y Chopcca ocurre por la margen derecha del río y así fue y es tradicional hasta el presente. Se produce de esta forma un panel al aire libre y otro con escasa visibilidad en la misma ruta o quebrada. Tal vez esta circunstancia obedecía a la diferenciada funcionalidad de ambos paneles que aunque distanciados representaban la misma creencia en su condición de símbolos ideados por sus ancestrales gestores. Además, los de Huallanca están asociados a otros tipos de motivos sean pintados o grabados, lo cual no ocurre en el caso de Tiopampa    Pero es posible que sus creadores hayan distinguido la razón de haber realizado las estructuras iconográficas  de siete figuras al aire libre y otras siete figuras al interior de una cueva en lugares más o menos próximos, porque sus autores entendían a quienes estaba dirigido el pensamiento o mensaje grabado en la roca. Mensaje que aún permanece misterioso a nuestra visión actual pero que intentamos registrarlo como expresión que puede apoyar futuras investigaciones.


CONCLUSIONES

De las observaciones realizadas en nuestro primer acercamiento al estudio de la pequeña cueva  de Tiopampa, debemos manifestar que hemos llegado a las siguientes conclusiones:

1. El sitio identificado es un auténtico lugar arqueológico de acuerdo a sus peculiares características, a la similitud de su emplazamiento con otras cuevas o abrigos donde también los antiguos grupos humanos andinos dejaron grabaciones rupestres. Casos similares en cuanto al uso de cuevas se realizaron, asimismo, en otras partes del mundo. Pero aquí, se trata de grabados pintados que tal vez testimonian un lugar sagrado en su tiempo.

2. La quebrada por donde discurre el riachuelo de Paucará y el camino adyacente que une a las partes altas y bajas de distrito es y fue un sector de pasaje y uso permanente por las comunidades que habitan la zona. Esta circunstancia debió ser un factor para que se eligiera la cueva como un lugar aparente a plasmar las expresiones iconográficas ancestrales disponibles a los transeúntes de la quebrada antes mencionada.

 

3. La expresión dinámica de los siete  iconos grabados sugiere la ejecución de una danza  y si el apéndice entre las piernas es una magnificación del pene se puede pensar que la escena corresponde a una expresión vinculada al culto de la fertilidad.


4. El panel de petroglifos de Tiopampa, a nivel regional, tiene semejanza estilística con los petroglifos de Huallanca localizado en la misma cuenca de Paucará pero que difieren por que este último se encuentra al aire libre. Esto indica que deben ser contemporáneos y señala posiblemente la presencia de  una nueva tradición rupestre en la sierra central del Perú. En ambos sitios se expresa un estilo definido en la zona de acuerdo a la técnica del grabado, a la estructura iconográfica de los diseños y el estilo esquemático que ostentan. La escena de Tiopampa debió ser ejecutada en un solo momento o en escasas sesiones, pues no se aprecia superposición alguna en los diseños.

 

5. No se ha podido establecer una cronología relativa ni, desde luego, absoluta por falta de asociaciones en el sitio, y por la carencia de estudios de petroglifos en la región que pudiesen  apoyarnos para establecer un cálculo cronológico definitivo.

 

6. Se requiere efectuar  mayores investigaciones arqueológicas orientadas a identificar nuevos estaciones rupestres con petroglifos que sirvan al establecimiento de una sistematización que con mayor seguridad permita tratar aspectos relacionados con la cronología, el uso y la tradición estilística a la cual corresponden.

 

7. Tiopampa merece una protección  adecuada para evitar su destrucción pues podría ocasionar la pérdida de una de las genuinas expresiones del arte y la estética ancestral nativa ocurrida en el  territorio de los  Angaraes o antiguos pobladores  de la región andina de Huancavelica. Las ideas plasmadas en los petroglifos expresan la simbolización de algunos aspectos del  antiguo pensamiento religioso regional.


abreu

 

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Cómo citar este artículo:

Ruiz Estrada, Arturo. Los petroglifos de Tiopampa, Paucará (Huancavelica).
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/tiopampa.html

2013

 

REFERENCIAS

 

 

CARDICH, Augusto

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1976   Arqueología en la Región de los Chocorbos. En Lorenzo Huertas Vallejo y otros. La revisita
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2007   Actas del Primer Simposio Nacional de Arte Rupestre (Cusco, noviembre 2004). IFEA-IRD. Lima.
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1986    Petroglifos del Perú. Panorama Mundial del Arte Rupestre. Vol 1. La Habana, Cuba.
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