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Fig.3: Tejas pintadas en edificios civiles de la isla Mallorca |
Fig.4: Motivos geométricos e inscripciones en tejas pintadas de Mallorca |
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Fig.5: Alero con tejas pintadas en Fornalutx, Mallorca |
Fig.6: Tejas pintadas en la Calle Siete Angelitos de San Blas, Cusco (Flores et al., 1993) |
La gama de motivos de las tejas españolas comprende diseños geométricos, figuras antropomorfas, zoomorfas, fitomorfas y astronómicas de varios colores; monogramas y anagramas religiosos, así como inscripciones antroponímicas o cronológicas que, en varios casos, ayudaron a establecer fechados absolutos de las pinturas e, incluso, el nombre de los autores (fig. 3, 4). La tradición de decorar las cornisas con tejas pintadas continuó en España hasta el siglo XIX.
Según Coll Conesa (1985), las tejas pintadas forman parte de la arquitectura popular y han sido utilizadas por motivos estéticos, creencias ancestrales de tipo simbólico y espiritual y por la tradición de seguir un ritual en la construcción de los edificios.
Características del temploEl templo de Chuquinga, erigido bajo la advocación de San Pedro, presenta una planta de distribución longitudinal, con tres volúmenes adosados al cuerpo principal, en el muro lateral sur, correspondientes a los ambientes del baptisterio, la capilla y la sacristía. El muro norte, orientado hacia el río Chalhuanca, presenta un desarrollo longitudinal pronunciado, interrumpido solamente por cuatro contrafuertes y la portada lateral (fig. 7).
El techo de la iglesia colapsó en los años setenta del siglo pasado y fue restaurado entre 1979 y 1981. A raíz de la caída de parte del techo, fueron afectadas seriamente las pinturas murales del interior del templo. En medio de la nave se pueden observar los restos de un arco triunfal cuyas pilastras fueron decoradas con pinturas de motivos florales y dos llamas silueteadas de color rojo, motivos similares a los encontrados en los muros exteriores del templo en ruinas de Huayllaripa y, en el caso de las llamas, en varios sitios de arte rupestre colonial (y precolombino) del suroriente peruano.
En la reconstrucción del techo -que es de par y nudillo- de tradición mudéjar, se aplicó barro mezclado con paja para llenar los vacíos bajo las bocatejas. Este trabajo, obviamente, fue realizado sin la orientación técnica de un restaurador y, aunque el barro no afecta directamente las pinturas de la hilera superior de tejas decorativas, reduce en algo el efecto estético de éstas.
En el plano de la fachada sobresalen dos muros que soportan el techo que cubre lo que ha sido el balcón exterior. El sobrecimiento está conformado por piedra mediana hasta una altura de 2.5 m, donde comienza el muro de adobe. La fachada posterior, conformada por el muro testero, presenta un vano casi cuadrado con un tejaroz que lo protege. Los muros laterales exteriores de la nave presentan, debajo del alero, tres hileras de tejas a manera de adaraja, elemento arquitectónico decorativo de reminiscencia mudéjar. En el muro testero esta decoración consta sólo de dos hileras de tejas, mientras que debajo de los techitos de los contrafuertes, las tejas pintadas (que según comunicación personal del Sr. Eustacio Tamayo de Chalhuanca alguna vez existían) han sido reemplazadas por tejas corrientes sin pintura.
La torre de adobe es exenta y se encuentra a 20 m del templo (fig.8), siendo de planta cuadrada, con dos entrepisos y cuatro vanos rectangulares. Ha sido refaccionada en el año 2003 y restaurada completamente en el 2006.
Fig.7: El templo de Chuquinga, con las 4 contrafuertes del muro lateral norte |
Fig.8: La torre-campanario recién restaurada |
Fig.9: Resto del arco en el interior del templo, |
Fig. 10: Dos llamas pintadas en el muro del arco |
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Fig. 11: Figuras talladas en madera con rostros femeninos |
Fig. 12: Fragmento del gran mural del muro norte de la iglesia |
Descripción y análisis de las tejas pintadas de Chuquinga
Las tejas con pinturas pertenecen a la tipología de tejas coloniales de forma curva y tamaño relativamente uniforme. Miden entre 45 y 50 cm de largo, 21 a 24 cm en el extremo más ancho y 18 a 20 cm en el extremo angosto. La curvatura, de 9 a 12 cm, medidos desde el centro de la teja hasta la línea base imaginaria, es mucho más pronunciada que en las tejas modernas (4-5 cm), las que también suelen ser más cortas (40-42 cm.). El grosor de las tejas es de 1.4 cm. Por la existencia de canteras de arcilla roja en los alrededores de Chuquinga se supone que las tejas fueron fabricadas y cocidas localmente y transportadas a la obra, donde fueron tratadas y pintadas mediante la técnica del fresco antes de ser instaladas en las hileras de la adaraja.
Las tejas pintadas se encuentran colocadas a lomo cerrado y cumplen una función principalmente decorativa. Las pinturas fueron aplicadas en el último tercio de la parte más ancha y en el lado cóncavo de la teja (fig. 13, 14).
Fig. 13: El elemento arquitectónico de la adaraja con tejas pintadas
Ante la ausencia de referencias escritas sobre las tejas y la técnica empleada en la aplicación de las pinturas en documentos de la época, acudo a la descripción de Jaume Coll C. sobre el proceso de la elaboración de tejas pintadas en España, suponiendo que el proceso debe haber sido esencialmente el mismo en el caso de Chuquinga. Para conseguir el fondo blanco, las tejas fueron sumergidas en el extremo ancho en una solución de cal; luego, sobre la capa de cal aún húmeda, se aplicó la pintura, de acuerdo a la técnica del fresco. También se pintó con colores contrastantes sobre tejas no tratadas, es decir sobre el fondo rojo de las tejas, o bien se bañó la teja en una solución de arcilla conocida como "taqo", dándole un color rojo oscuro. En los ejemplares de las adarajas de la sacristía y las capillas laterales sólo se encuentran pinturas de color rojo, sobre fondo blanco o crema, o dibujos de color blanco sobre fondo rojo.
Los colores usados en las pinturas son el rojo oscuro (predominante), el blanco, el crema y el azul oscuro. Son solubles al agua (3), pero, a falta de un análisis de laboratorio, los pigmentos empleados no han podido ser identificados.
La técnica usada en la aplicación de las pinturas es la monocromia en rojo, seguida por la bicromía rojo-blanco. Ocasionalmente se encuentran pinturas policromas o tricromas rojo-blanco-azul o rojo-blanco-crema. En las construcciones laterales sólo fueron utilizados los colores rojo y blanco, con predominancia del rojo oscuro.
Las adarajas de los muros laterales de las tres construcciones que flanquean la nave en la elevación sur, tienen un promedio de 105 tejas en cada lado, 35 por hilera. No tienen pinturas las tejas del muro lateral oriental de la capilla y tampoco varias tejas del muro lateral occidental de esta construcción. Es probable que existían originalmente y que hayan sido cambiadas hace tiempo atrás. Contabilizando todas las tejas pintadas de las construcciones adosadas a la nave (descontando las tejas sin pintura), llegamos a una cifra aproximada de 450 unidades. Sumando a esta cifra las tejas de la nave, el templo tiene en total algo más de 1500 tejas pintadas.
En las construcciones laterales la hilera superior de la adaraja tiene un vuelo de 25 cm y la hilera inferior de 6 cm. Entre la pared del muro y el inicio del emboquillado en el interior de la curvatura de la teja la distancia es de 5 cm, lo que da 11 cm de largo de área pintada.
Aspectos iconográficos
Las tejas pintadas muestran una gran variedad de diseños que, para fines analíticos, pueden agruparse en seis temas o motivos principales o básicos. De acuerdo al Cuadro 1 ocupan el primer lugar, con algo más de la mitad de los ejemplares registrados (55.5%), los diseños geométricos-abstractos; le siguen los motivos biomorfos (antropomorfos, zoomorfos y fiitomorfos o sus combinaciones) con 9.6 %, de los cuales la mayoría (6.9 %) son figuras antropomorfas (querubines). Los motivos zoomorfos y fitomorfos o florales son escasos; sin embargo, llaman la atención del observador más que las formas geométricas. Las representaciones de signos astronómicos o astrales conforman, con 1.9 %, un tercer tipo de motivos. En algunas tejas se puede observar una combinación de motivos (fitomorfos-zoomorfos o fitomorfos-geométricos), mientras que en el 30% de las tejas pintadas no fue posible determinar los motivos, debido a la capa de yeso que las cubre parcial o totalmente, o por el mal estado de conservación (tejas rotas o con pintura exfoliada).
Los motivos de las tejas en las adarajas de los tres ambientes laterales del templo son similares a los encontrados en las tejas pintadas en los muros de la nave tanto en su iconografía como en su distribución porcentual. Hay también allí una clara predominancia de motivos ornamentales clasificados como geométricos, en la mayoría diseños compuestos por dos o más elementos geométricos. Vuelven a aparecer los astros solares, dos de ellos humanizados y, de las tres cabezas humanas identificadas, una es de un ángel querubín mientras que las otras dos pueden corresponder a personajes de la biblia. Los motivos zoomorfos hallados representan un caballo, un cuadrúpedo tridígito no identificado y un ave con pico largo y curvo. Son varias las decoraciones fitomorfas, mayormente aplicadas en el emboquillado. En la adaraja del muro lateral oeste de la sacristía, los emboquillados están pintados de rojo o con algún diseño geométrico, mayormente una agrupación de puntos rojos.
Fig. 15: Hilera inferior de la adaraja montada sobre el muro con emboquillado traspuesto en el interior de las tejas |
Fig.16: Adaraja con emboquillado a nivel con la pared exterior |
A diferencia de las tejas pintadas de España, en las de Chuquinga están ausentes los motivos arquitectónicos, así como los monogramas y anagramas religiosos.
Cuadro 1: Distribución numérica y porcentual de tejas pintadas según temática decorativa (nave principal y construcciones laterales)
Motivos |
Nº de tejas(nave) |
Nº de tejas(ambientes laterales) |
Nº de tejas(total) |
% del total de tejas |
Geométricos-abstractos |
711 |
139 |
850 |
55.5 |
Antropomorfos (querubines y otros) |
104 |
3 |
107 |
6.9 |
Astronómicos |
27 |
2 |
29 |
1.9 |
Fitomorfos |
23 |
23 |
1.5 |
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Zoomorfos |
14 |
4 |
18 |
1.1 |
Pintura roja |
4 |
5 |
9 |
0.5 |
Geométricos combinados con otros motivos |
21 |
21 |
1.3 |
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Antropomorfos combinados con otros motivos |
1 |
1 |
0.0 |
|
Zoomorfos combinados con otros motivos |
1 |
1 |
1 |
0.0 |
Fitomorfos combinados con otros motivos |
2 |
2 |
0.1 |
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Irreconocibles (cubiertas por capa de yeso o pintura desvanecida)(4) |
220 |
229 |
449 |
29.2 |
Tejas rotas y pinturas exfoliadas |
12 |
7 |
19 |
1.2 |
Total tejas pintadas (muros de nave) |
1140 |
390 |
1530 |
100.0 |
La abrumadora mayoría de motivos geométricos es una característica observada también en las tejas catalanas-españolas (Coll C., 1996). Llamamos "motivos geométricos" a todos aquellos signos o elementos que por razones morfológicas se distinguen claramente de los biomorfos y astronómicos. Estos se presentan en una gran variedad de formas y combinaciones de elementos ornamentales. La forma más frecuente (también en España) es el triángulo equilátero o isósceles (fig.22), que encontramos solo o combinado con otros elementos. En el caso europeo, se ha atribuido a los triángulos un significado simbólico al interpretarlos como "dientes de lobo", atribuyéndoles un carácter protector (Coll, 1985).
Otro motivo llamativo es el ajedrezado de color blanco sobre fondo rojo o rojo sobre fondo blanco (fig.18), que también se encuentra en las tejas mallorquinas. Un número importante de tejas (76) está decorado con simples líneas rectas u onduladas paralelas. Otros elementos incluyen: círculos, solos y/o combinados con puntos, líneas en zigzag, líneas entrecruzadas, signos escalonados, rombos, volutas, franjas reticuladas, combinación de puntos etc. En muchos diseños los elementos se encuentran alineados en serie, como los triángulos, rombos, diagonales cruzadas encerradas por líneas horizontales, entre otros. Los triángulos o cuadriláteros aparecen con tinta plana o delineados, pintados en positivo o en negativo, simple o con decoración interior.
Pareciera que al realizar el bosquejo de los diseños, los artistas se esmeraban en no repetirlos y en usar su ingenio y su creatividad para presentar un determinado elemento (triángulo, cuadrado, semicírculo) en muchas variaciones y combinaciones de formas y en colores diferentes. Entre los motivos geométricos destacan las cuadrículas dispuestas en escalera, que se acerca al motivo del ajedrezado, muy recurrente en las tejas ibéricas y que también aparece en algunos pocos ejemplares de Chuquinga. El signo escalonado, sin embargo, como ya lo observó el antropólogo Carlos Flores Lizana, podría eventualmente ser la reminiscencia de un elemento iconográfico ampliamente usado durante el incanato para la decoración de textiles (tocapu) y la alfarería.
Entre los motivos figurativos tenemos, en primer lugar, las figuras antropomorfas . Que en su mayoría representan cabezas aladas de ángeles o querubines (5) (fig.24-26), figuras arraigadas durante el barroco mestizo del Perú (Flores et al., 1993: 76). Son muy raras las figuras de ángeles de cuerpo entero, que también llevan alas desplegadas y hasta muestran el detalle de las plumas. Los rostros, casi todos mirando de frente y en contados casos representados de semiperfil, fueron pintados siguiendo un patrón común en la representación de los rasgos faciales, pero con ligeras variaciones en los detalles de la boca, la nariz, las cejas y los ojos. En una teja del muro lateral norte, los ojos fueron remarcados con un círculo de color azul oscuro con la pupila del mismo color, dando la apariencia de un maquillaje. Algunas caras muestran mejillas y ojos bordeadas por grandes pestañas.
Lo que el antropólogo cusqueño Héctor Espinoza (INC, 2004) erróneamente interpreta como representación de un "inka" o " kipucamayoc, en situación de estar mostrando el kipu extendido ", no es sino el dibujo, muy ingenuo por cierto, de un ángel con las alas abiertas.
En el repertorio iconográfico de las tejas pintadas no sólo aparecen querubines; también encontramos cabezas humanas con barba, posiblemente representaciones de algún santo o apóstol. En una teja del lado sur distinguimos dos cabezas: la de un hombre barbudo y otra de un personaje femenino (fig. 48).
En la representación de las escasas figuras fitomorfas , los pintores plasmaron su preferencia por la flora local y particularmente por la planta de maíz. Un motivo floral se asemeja a la flor de la chinchircuma (6) (fig. 28), flor utilizada por las mujeres campesinas quechuas de la zona como adorno en los sombreros. Los demás vegetales que aparecen en las tejas, no son identificables y guardan similitud con los motivos florales de color rojo pintados en las paredes de las iglesias coloniales de la región (Caype, Huayllaripa, interior del templo de Chuquinga).
Fig. 17: Alineación de semicírculos sobre línea horizontal |
Fig. 18: Motivo ajedrezado |
Fig. 19: Motivos en forma de ganchos y anclas como parte de una composición mayor |
Fig. 20: Líneas en zigzag entrecruzadas separadas por líneas horizontales |
Fig. 21: Combinación de línea ondulada, puntos y cinta horizontal |
Fig. 22: El motivo recurrente de los triángulos |
Fig. 24: Imitación de la figura "clásica" de un querubín |
Fig. 25: Rostro de ángel pintado en negativo con alas en positivo |
Fig. 26: Angel con corona |
Solas o junto con representantes de la flora, algunas tejas están adornadas con las figuras de diferentes especies zoológicas, reales o imaginarias. Estos motivos zoomorfos comprenden saurios (dragones, lagartijas), arácnidos, aves (perdices, gallinas, gallos enfrentados en pelea, cóndor), serpientes, lo que parece ser una mariposa y lo que interpreto como lombrices, en asociación con perdices o gallinas. En el último tramo de la adaraja del muro lateral norte descubrimos tres tejas cuyas pinturas estaban parcialmente cubiertas con una capa de cal; al desprenderla, aparecieron fascinantes figuras de arañas antropomorfizadas provistas de seis patas (fig. 35).
Tanto los reptiles en forma de dragones, con sus típicas "aletas" dorsales, como las lagartijas son representaciones fantásticas o simbólicas de monstruos y sabandijas del submundo que pertenecen al género decorativo conocido como grutesco, un recurso ornamental renacentista inspirado en motivos romanos hallados en grutas de la "Domus Aurea" de Nerón. Los grutescos son comunes en la decoración de iglesias novo hispanas, por lo que no sorprende encontrarlos también entre los motivos que adornan las tejas de Chuquinga. Los artistas escogieron del bestiario medieval del grutesco al dragón (fig. 38a), reptiles (fig. 38c) y serpientes y agregaron la araña esquematizada con atributos humanos. En las figuras 36 y 37 podemos observar el amor por el detalle con que fueron pintados la cabeza y el cuerpo de la lagartija, mientras que el dragón, si no fuera por las aletas dorsales y la cola, podría confundirse con la representación de un camélido, mucho más presente en el imaginario colectivo indígena que aquel monstruo mitológico europeo.
En la representación de los animales, los artistas recurrieron casi exclusivamente al repertorio iconográfico europeo, dejando de lado los autóctonos, con excepción del cóndor y un ave con las características de la perdiz o llutu (fig.32). En una de las tejas aparecen el cuello y la cabeza de lo que a primera vista interpreté como caballo, pero mirándolo con detención, podría pensarse también en una vicuña.
Un tema recurrente son los símbolos astronómicos o figuras astrales, el sol y las estrellas. El astro sol, dibujado como un círculo provisto de rasgos faciales humanos (fig.39-42), con rayos rectilíneos o flameantes, de diferente largo y número, se confunde fácilmente con el rostro de los querubines. La antropomorfización del sol es un recurso pictórico de tradición europea y también andina y precolombina que se puede encontrar como distintivo de la nobleza incaica en pinturas de la escuela cusqueña y también en textiles de la cultura Chancay. Aparte del disco solar humanizado o simple, existen motivos o diseños decorativos que muy probablemente representan estrellas o el firmamento cargado de estrellas (fig.44). Sorprende la ausencia total de representaciones lunares en el repertorio pictórico registrado.
Fig. 27: Plantas de maíz |
Fig. 28: Flores de chinchircuma |
Fig. 29: Vegetal no identificado |
Fig. 30: Ave (gallina) con lombriz |
Fig. 31: Pelea de gallos |
Fig. 32: Perdiz o llutu con lombriz de tierra |
Fig. 33: Animal cuadrúpedo tridígito |
Fig. 34: Jinete entre dos personajes a pie |
Fig. 35: Arácnido humanizado |
Fig. 36 Reptil con serpiente |
Fig. 37: Las sabandijas del submundo |
Fig. 39: Sol radiante antropomorfizado |
Fig. 40: Otra versión de figura solar humanizada |
Fig. 41: Sol parcialmente tapado por emboquillado de yeso |
Fig. 42: Sol de rayos triangulares y rostro femenino. Párpados y pupilas de color azul |
Fig. 43: Dos soles simples |
Fig. 44: Firmamento con estrellas |
Fig. 46: La cruz del Calvario |
Fig.47: Motivo similar al anterior |
Fig.48:Probables figuras bíblicas: Adán y Eva o Jesús y María |
Otra clase de motivos son los símbolos religiosos , frecuentes en las tejas pintadas de España y muy raros en el caso de Chuquinga. No aparecen en el cuadro estadístico porque en el templo de Chuquinga no están pintados en la parte cóncava de las tejas, sino en la superficie de la capa de yeso que cubre el emboquillado o mortero con que se ha rellenado el espacio vacío debajo de la curvatura de las tejas. Los motivos religiosos sólo se presentan en forma de cruces o como Montes Calvario (fig. 46, 47) con tres cruces sobre una doble línea curva; en ambos casos con pintura de color rojo sobre fondo blanco (yeso). Las cabezas ya mencionadas de un hombre barbudo y una mujer podrían representar Jesús y María (fig. 48).
Las pinturas en la superficie de varios de los emboquillados en la parte interna de las tejas constituyen una particularidad decorativa local (fig. 49-51). Aparte de los motivos religiosos mencionados, algunos revoques fueron decorados con diseños geométricos, figuras antropomorfas y zoomorfas, pero también con la aplicación de pintura roja sin dibujos.
Fig. 49: Emboquillado decorado con agrupación de puntos |
Fig. 50: Rostro humano rectangular con adornos laterales |
Fig. 51: Motivo combinado geométrico-fitomorfo en el emboquillado |
Fig. 52: Desprendimiento de las pinturas |
Fig. 53: Rotura y fraccionamiento de tejas |
Fig. 54: Nidos de avispas enraizados en las pinturas |
Estado de Conservación
Es preocupante el deterioro que han sufrido las tejas pintadas por causas naturales y antrópicas. Un gran porcentaje de las tejas con pintura muestran daños o deterioro de diversa índole. Hemos identificado los siguientes tipos de daños:
Desprendimiento parcial o total de la pintura de fondo, lo que provoca la pérdida irrecuperable de las pinturas superpuestas (fig.52)
Rotura parcial de tejas con pérdida de pinturas (fig. 53)
Resquebrajaduras
Cobertura de pinturas con capa de cal o barro
Coloración negra en alguna parte de las pinturas, por la presencia de nidos de avispas silvestres (fig.54). Los niños de la comunidad, al tratar de bajar los nidos con hondas, han roto o fracturado varias tejas con pinturas, principalmente en el muro lateral norte.
Desintegración de los pigmentos por efecto de la humedad
Muchas pinturas, tanto en los aleros de la nave principal como en los aleros de las construcciones laterales, se encuentran cubiertas con una capa de cal de diferente grosor, debido al descuido de los albañiles en las faenas de pintado de las paredes laterales. Otro factor que, aunque no deteriora las pinturas o las tejas, impide visualizar los dibujos en su integridad, son los revoques con los cuales se ha tapado el interior de las tejas. Muchos detalles de los dibujos se esconden detrás de tales revoques y no siempre permiten la clara identificación de los motivos.
Estilo y autoría
El estilo de las pinturas en las tejas de Chuquinga es propio del lugar, particularmente en cuanto a los motivos figurativos. Por la ingeniosidad en el tratamiento pictórico, muy notorio en las representaciones figurativas, es de suponer que los autores no fueron pintores españoles entrenados por maestros de la escuela cusqueña, como en el caso de la pintura mural del interior del templo, sino artesanos indígenas orientados por un arquitecto o maestro de obra o sacerdote español o catalán conocedor de la tradición ibérica de las tejas pintadas.
A pesar de no contar aún con un análisis estilístico integral de las pinturas, por las notorias diferencias en la calidad de las representaciones figurativas y en el diseño mismo de las figuras, no cabe duda de que las pinturas fueron hechas por más de un artista o artesano, siendo, en consecuencia, el resultado de un trabajo colectivo realizado al pie de la obra y en el cual los artistas usaron como modelo y fuente de inspiración las estampas o grabados europeos "que durante los siglos XVII y XVIII constituyeron el mejor vehículo de transmisión de imágenes religiosas " (Flores et al., 1997:79).
Teniendo en cuenta esta particularidad de las pinturas, ya no tienen cabida las interpretaciones de índole indigenista en el sentido de que los dibujos representan ideogramas que expresarían la resistencia indígena a la fe católica, o las especulaciones según las cuales estaríamos frente a un ideograma indígena "cercano a la escritura fonética". Admito, sin embargo, que existen algunos elementos iconográficos de la visión andina que fueron integrados al simbolismo cristiano o que coinciden con él, como son el sol, el cóndor (en reemplazo del águila) y las serpientes. También, entre los motivos geométricos, existen varios -como el signo escalonado, el ajedrezado, los triángulos en serie y otros- que forman parte del repertorio iconográfico de la alfarería o del arte textil andinos. Pero más que en los motivos mismos, es en el estilo de las pinturas, especialmente en la representación de los motivos figurativos, donde se manifiesta claramente la mano indígena que imprime la marca de un arte diferente al convencional, con identidad propia y gran ingeniosidad, bastante alejado del modelo europeo.
Volviendo al tema del estilo, observamos una decadencia progresiva en la calidad de las pinturas hacia el final del muro lateral sur, donde, en la mayoría de las tejas, se aplicó pintura blanca sobre fondo rojo y donde muchas figuras ya sólo fueron dibujadas a manera de simples bosquejos, con poco esmero. Nos imaginamos que los pintores indígenas, luego de haber decorado más de mil tejas en jornadas continuas, entraron en un estado comprensible de agotamiento creativo, físico y anímico.
Comparando las tejas pintadas de Chuquinga con las pocas tejas pintadas conservadas de San Blas, en el Cusco, saltan a la vista varias diferencias, tanto en relación a los motivos como al estilo. Aun cuando en el Cusco encontramos también motivos antropomorfos (cabeza de querubines y el rostro de Cristo de perfil) y zoomorfos (cóndor), las figuras no muestran la ingeniosidad de las decoraciones de Chuquinga, sino el pincel de artesanos formados en los talleres de pintura de la escuela cusqueña. En una teja de San Blas está pintado el anagrama de Jesús Homo Salvador (IHS), igual como aparece con frecuencia en tejas decoradas de la isla Mallorca. El tipo de emplazamiento de las tejas en el edificio constituye otra diferencia. Las tejas decoradas en el Cusco están colocadas en una sola hilera debajo del alero formado por las bocatejas del techo de la casa, mientras que en el templo de Chuquinga las tejas pintadas fueron dispuestas en tres hileras, como elemento intermedio entre las bocatejas y la pared, con las tejas de la hilera superior sobresaliendo más que las tejas de la segunda hilera y estas más que la hilera inferior.
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Fig. 55a-d: Tejas pintadas de San Blas, Cusco
Función de las tejas pintadas
Al inicio del texto se hizo alusión a la función principalmente ornamental de las tejas pintadas, como parte del elemento arquitectónico decorativo de la adaraja. Sin embargo, tanto en Europa como en las Américas, el techado, desde tiempos muy antiguos, está cargado de simbolismo y tiene un lugar preferido en el ritual de las construcciones y en la protección del edificio, como observó atinadamente el investigador Jaume Coll C.. Es probable que, tanto en Chuquinga como en España, los dibujos en las tejas pintadas, aparte del claro propósito decorativo, hayan servido, conciente o inconcientemente, como elemento que refuerza la protección del edificio. Coll (1987) va más allá cuando afirma que el fenómeno de las tejas pintadas " resume por una parte las necesidades estéticas del pueblo y, por otra, plasma la esencia interna del hombre en los aspectos espirituales, íntimos y colectivos, rituales e incluso provenientes del mundo de la leyenda o la fantasía ".
La memoria colectiva de los pobladores de Chuquinga, -en su gran mayoría campesinos de quechuahablantes-, es muy parca con relación a las tejas pintadas del templo colonial. Lo único que se ha logrado rescatar son datos sobre las fuentes de arcilla llamada "tako", usada para la preparación de las pinturas de color rojo. En la búsqueda de información sobre la autoría, la cronología y el significado de las pinturas queda como recurso el estudio comparativo con tejas pintadas en Europa, con la iconografía colonial en general y la investigación de documentos históricos y eclesiásticos en los archivos de la región.
Consideraciones finales
El 22 de abril del 2005 fue suscrito un convenio de cooperación interinstitucional entre la Dirección Regional de Cultura Cusco, el Municipio Provincial de Aymaraes y la Comunidad de Chuquinga, para ejecutar los trabajos de restauración integral del templo, de la torre y del atrio, obra que se encuentra ya cerca de su finalización al momento de la impresión del Boletín. Como la restauración de las tejas pintadas, de las pinturas murales y del antiguo órgano no habían sido explicitados en el expediente, los residentes de Chuquinga en Lima, representados por el Dr. Nolasco Román, solicitaron que se considere estos trabajos en las siguientes fases de la restauración y que, mediante resolución directoral del INC se declare las tejas pintadas como patrimonio cultural de la Nación, por su singularidad no sólo en el Perú, sino en el continente americano. Esperemos que la petición de los hijos de Chuquinga haya encontrado el éxito esperado.
NOTAS
1.Versión ampliada del artículo " Las tejas pintadas de Chuquinga, Aymaraes " , publicado en la revista ARKINKA, N° 118, 2005
2. El Sr Coll me facilitó varias publicaciones suyas sobre tejas pintadas de España, las que me ayudaron enormemente en la comprensión e interpretación de las de Chuquinga.
3. Según COLL (1987), la característica arcillosa del pigmento hace innecesaria la utilización de aglutinantes siempre y cuando se aplique sobre una base encalada antes de finalizar el proceso de secado.
4. Disolviendo la capa de yeso encima de las tejas pintadas, se podrían identificar los motivos ahora ocultos, lo que cambiaría las proporciones numérica y porcentual de la distribución de motivos, muy probablemente a favor de los motivos geométricos.
5. "Hay ángeles que derivan de los amorcillos o cupidos de la tradición griega, que los latinos denominaron putti"...(1993:76) (Cupido, dios romano equivalente del Eros griego).
6. Mutisia acuminata, arbusto erguido de la Familia Asteraceae, con flores largas de color rojo, que crece en bosques y matorrales entre 1,000 y 4,000 msnm.
¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo citar este artículo:
Hostnig, Rainer. Pintura indígena en tejas ornamentales del templo
colonial de Chuquinga, provincia de Aymaraes, Apurimac.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/tejas.html
2007
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
COLL CONESA, Jaume
1985 Ornamentación popular del tejaroz conquense. In: III Jornadas de Etnología de Castilla - La Mancha. Guadalajara, pp.11.28
1987 Las tejas pintadas en el valle de Soler y Fornalutx (Mallorca). Análisis de las inscripciones. Separata de las Actas del IV Congreso Nacional de Artes y Costumbres Populares, pp. 73-88, Instituto Fernando el Católico, Zaragoza, España
1987 Sobre teules pintades. In: Estudis Baleàrics. N° 24, marzo de 1987, pp. 11-30, Separata, Institut d'Estudis Baleàrics.
1996 Aplicaciones populares ornamentales sobre soporte cerámico en la arquitectura española. In: Visión Global y Acción Local. Global Denken - Local Handeln. Actas del IV Simposio Internacional de Investigación Cerámica y Alfarera celebrado del 27 de Septiembre al 2 de octubre de 1993. Centro AGOST de Investigación y Creación Cerámica y Alfarera AGOST (Alicante)
s/f Les volades ceràmiques pintades ornamentals al País Valencià. Aproximació al cas de Castelló. Scripta in Honorem Enrique A. Llobregat Conesa. Pp.423-451
EXPO CASTELLET 85
1985 L'art popular de les teules decorades a Catalunya cccidental als Segles XVII, XVIII i XIX . Diari temporasri de la Casa Pairal, Museu Catala de les Arts i Tradicions Populars. El Castellet - 66000 Perpinya, N° 3. Texto: Joseph Deloncle.
EL SOL (Diario)
2000 Descubren muestras iconográficas en tejas del templo de Chuquinga. 29/08/2000, p.6, Sección "Local", Cusco
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