Ecuador

Investigación del arte rupestre en el sur del Ecuador

Diego González Ojeda dsgonzales@utpl.edu.ec

La investigación científica en Ecuador se ha caracterizado por su limitación en más de un sentido. La arqueología no es la excepción. La escasez de trabajos en la disciplina contrasta con la existencia de yacimientos que dan cuenta de una historia de alrededor de seis milenios, sólo por hablar de las sociedades agrarias. ¿Qué decir del estudio de los vestigios conocidos como arte rupestre? De lo que se ha podido constatar, no se aborda mucho el tema del arte rupestre en los estudios arqueológicos reconocidos. Las publicaciones que se refieren al tema no han venido precisamente de especialistas -incluyendo al autor- y más de un investigador ha intentado aproximarse al fenómeno según se lo han permitido su formación y circunstancias.

Las primeras noticias sobre arte rupestre en Ecuador provienen de estudiosos del siglo XIX como el científico alemán Alexander von Humboldt (1816) y el historiador ecuatoriano Federico González Suárez (1892); y de las primeras décadas del siglo XX: los científicos franceses René Verneau y Paul Rivet (1912) y el arqueólogo alemán Max Uhle (1933) [WELLMAN, Klaus: 1979. Über Felsbilder in Ecuador. En: Almogaren, Vol. IX/X: 225-235. Graz, Austria].

Desde el año 2000, la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) a través del Centro de Arte y Diseño se ha interesado en auspiciar las investigaciones del arte rupestre existente en la provincia de Loja, al sur del Ecuador, mediante la creación del Proyecto Petroglifos (Investigación, gestión y aprovechamiento del arte rupestre de la provincia de Loja), el mismo que pretende documentar científicamente los sitios, gestionar su protección, educar a la comunidad y aprovechar el recurso patrimonial en la aplicación del arte y el diseño. En este contexto, el componente de la investigación científica representa el pilar fundamental sobre el que descansan los demás aspectos. El presente artículo hará referencia a dicho componente.

La primera etapa del Proyecto Petroglifos se cerró con la publicación del libro "El arte rupestre de Loja", en el marco del I Seminario Taller de Arte Rupestre, dictado por el profesor Mario Consens y con el aval del CIARU (Centro de Investigación de Arte Rupestre del Uruguay) y el IRD (Instituto de Investigación para el Desarrollo, de Francia).

Sobre la base a los planteamientos realizados durante el I Seminario Taller de Arte Rupestre (mayo de 2004) se ha visto la necesidad de mejorar el registro de los sitios existentes en la provincia de Loja, con miras a conseguir una documentación científica que permita su posterior análisis.

A partir de octubre de 2004 se inició la denominada Segunda Etapa del Proyecto Petroglifos, en la que ha participado un equipo humano auspiciado por la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) y en coordinación con el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).

Registro del arte rupestre Ecuatoriano

Los trabajos realizados hasta la actualidad determinan la presencia de arte rupestre en varias provincias de Ecuador (Fig. 1). Los vestigios son en su totalidad de petroglifos; no se conoce la existencia de pinturas. A continuación se hará referencia tanto a las zonas del país en donde se han reportado los grabados, como a las publicaciones relacionadas.

La sierra norte
Está representada por grabados existentes en las cercanías de El Ángel (González Suárez: 1892) y San Gabriel (Uhle: 1933) en la provincia de Carchi; y por los petroglifos de Shanshipampa en Imbabura (Bray: 2001).



Fig. 1. Zonas de arte rupestre en Ecuador.

La costa norte
Está representada solamente por una roca grabada que Wellman registró en 1979, dentro de una hacienda ubicada entre Santo Domingo de los Colorados y Quevedo.

La sierra centro-sur
Se han registrado varias rocas grabadas en las provincia de Cañar (Humboldt: 1816; Almeida: 2000; Garzón Espinoza: 2000) y Azuay (Verneau y Rivet: 1912).

La región sur
Se incluyen aquí los grabados tanto de la provincia costera de El Oro, cerca de Santa Rosa (Wolf: 1880) y dentro de la hoya de Zaruma (c. González: 1982) como los de Loja (Alejandro et al.: 1993; Terán: 2002; D. González: 2004, D. González et al.: 2005)

La región oriental
Es la zona que hasta el momento presenta la mayor concentración de rocas grabadas, registradas en el valle del río Misagualí, provincia de Napo (Porras: 1982; Gilbert: 1990), y en sitios cercanos a Méndez (R y E. Karsten: 1947) la Cueva de los Tayos (Ravines: 1994) y Chontayacu (Saulieu: 2005).

Datos de investigaciones arqueológicas en el sur del Ecuador

"La cuenca alta del río Catamayo cubre la mayor parte del territorio de la provincia actual de Loja [...] Este sector pertenece a una región más amplia, que se caracteriza por su topografía accidentada, así como por el ensanchamiento y la baja elevación de la cordillera andina. Por su clima y vegetación, este espacio geográfico [...] constituye un área intermedia entre los Andes septentrionales y los Andes centrales. La parte céntrica de esta zona de bajos andes sufre regularmente de períodos prolongados de sequía, mientras que su parte occidental está sujeta a los cambios climáticos provocados por el fenómeno del Niño, y su Oriente, más húmedo, recibe lluvias amazónicas. Una gran diversidad de condiciones ambientales locales permite la existencia y la explotación de una cierta variedad de ecosistemas." Con esta descripción se inicia el libro "Catamayo Precolombino" (Guffroy: 2004) una de las pocas publicaciones sobre estudios arqueológicos realizados en el extremo sur del Ecuador.

Los estudios arqueológicos realizados durante los últimos veinte años en esta región (M.Temme: 1982; J.Guffroy: 1986,1987,2004; Idrovo y Gomis: 1997; P. Terán: 2002; F. Valdez et al. 2004, 2005) han permitido esbozar un primer panorama de lo que fue la ocupación humana en la época prehispánica.

Las más antiguas huellas actualmente conocidas corresponden a grupos de cazadores recolectores que recorrieron, cuando menos la zona de páramo ubicada al norte de la provincia de Loja, hace más de 10000 años. De las primeras culturas agro-alfareras, se han encontrado vestigios fechados en 3700 A.P. en el valle del río Catamayo y 4900 A.P. en el sitio Santa Ana-La Florida (Palanda, provincia de Zamora Chinchipe)1. Las investigaciones que se han hecho hasta la actualidad permiten constatar que a partir de esa época la ocupación humana de la región se mantuvo constante durante toda la época prehispánica.

En lo que respecta a la provincia de Loja, una ruptura cultural importante se produce entre los siglos VII y XI de nuestra era con la llegada de grupos de población oriundos de la Amazonía, pertenecientes a la familia lingüística Jíbaro.

Los cronistas españoles designan con el nombre genérico de 'Paltas' a estos habitantes aborígenes proto-Jíbaros que ocupaban la provincia de Loja, al momento de la llegada de los Incas, en el siglo XV. Sin embargo no se puede hablar de un grupo homogéneo. Al momento de la conquista española existían varios subgrupos al parecer diferenciados por sus dialectos: Paltas, en la zona central y norteña de la provincia, los Calvas, hacia el sur, los Malacatos en el este y los Bracamoros en la vertiente oriental de la cordillera. La lengua de los paltas, a su vez, contaba con al menos seis variedades. Otros grupos vecinos, pertenecientes a etnia s diferentes corresponden a los Cañaris, ubicados en el extremo norte de la provincia, así como grupos denominados yungas vinculados a la costa peruana.

Estado actual de la investigación del arte rupestre de Loja

Esta parte se limitará a explicar el avance de la investigación realizada por el Proyecto Petroglifos durante el último año. Esta labor se ha hecho posible gracias al contingente humano y científico del equipo, entre quienes se destaca el Dr. Geoffroy de Saulieu, arqueólogo francés y el Ing. José Guartán, geólogo lojano, así como los responsables de topografía, dibujo y procesamiento gráfico.

Antes de llevar a cabo cada una de las expediciones, se ha elaborado una planificación que sirva de referente para la labor del grupo. Para ello se han considerado los siguientes criterios: se parte del hecho de que las rocas grabadas son vestigios arqueológicos y -como acertadamente se ha recalcado en un foro sobre el tema- bienes patrimoniales inmuebles (Comunicaciones publicadas en foro virtual "Rupestreweb". Enero 2006). Esta visión conlleva la decisión de manejar técnicas de relevo que no atenten a la conservación de los grabados ni del sitio. A diferencia de los trabajos de campo llevados a cabo en la primera etapa del proyecto, los estudios se extendieron no sólo a las rocas grabadas sino a su contexto, con el afán de obtener la mejor información posible. Esto implica que el trabajo de laboratorio debe ser de lo más prolijo a fin de plantear una documentación clara y evaluable, sin perder la conciencia de que cualquier resultado será susceptible de errores y modificaciones posteriores.

Un elemento adicional y de mucha importancia es el acercamiento a las comunidades donde se hallan los vestigios. En medida de lo que ha sido posible ha mantenido conversaciones con los pobladores y sus autoridades durante las jornadas de campo, a la espera de conseguir una actitud de apropiamiento y de salvaguarda de su patrimonio. El contacto con el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural se ha convertido en un refuerzo de esta labor, sobre todo a la hora de denunciar los atropellos que se han evidenciado en más de un sitio.

Con esta base se han planteado las siguientes actividades para el trabajo de campo: contacto con las comunidades, levantamientos topográficos, obtención de datos de información geográfica (coordenadas, altitud, etc.), estudio geológico de los soportes, constatación del estado actual de los grabados y de su entorno, registro fotográfico diurno y nocturno, elaboración de fichas, esquemas, dibujos y calcos sobre láminas transparentes, registro de otros vestigios culturales presentes en el contexto.

El trabajo de laboratorio ha comprendido, por un lado, el procesamiento digital de los calcos y otras imágenes (dibujos, esquemas, fotografías) mediante el uso del ordenador (programas Adobe Illustrator y Adobe Photoshop) y por otro, la organización de la información y redacción de informes. El informe preliminar que abarca la documentación de 62 rocas fue concluido en noviembre de 2005. Se prevé la culminación de la segunda etapa del proyecto para finales de 2006.

Otras labores realizadas en la presente etapa del proyecto han sido la participación en eventos y conferencias públicas: Ponencia en el I Simposio Nacional de Arte Rupestre, Cusco, Perú (25 al 30 de noviembre de 2004); Exposición fotográfica y Conferencia en 1. Municipalidad de Paltas (16 de marzo de 2005), Conferencia en el Seminario Internacional de Arqueología, UTPL, Loja (10 al 14 de octubre de 2005). Se ha realizado difusión de la temática del arte rupestre de Loja en escuelas de la ciudad (Junio de 2005) y se ha diseñado un folleto informativo. Alrededor de la temática del arte rupestre de Loja se ha culminado una tesis de licenciatura (con Escuela de Arte y Diseño, UTPL: Aplicación de la gráfica rupestre en la decoración de cerámica) y se halla en curso una de doctorado (con la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España. Propuesta de declaratoria de Patrimonio Cultural para el sitio Quillusara).

Yacimientos representativos de la provincia de Loja

Dentro de los sitios que han sido motivo de los relevos se destacan dos yacimientos de mayor interés (Fig.2). Aunque la documentación está todavía incompleta, se considera oportuno explicar su avance. Se trata de los sitios Barrial Blanco y de Quillusara.



Fig. 2. Sitios rupestres de la provincia de Loja

BARRIAL BLANCO

Barrial Blanco es un caserío perteneciente a la jurisdicción del cantón Paltas, hasta donde se llega luego de un recorrido de 117 km desde la ciudad de Loja. Está situado a 1105 mS.n.m. El nivel promedio de precipitaciones ha sido de 78.62 mm anuales, registrado entre los años 1990 y 1999.

Es un sitio ubicado en una zona de escasa vegetación, sometida con facilidad a la meteorización. Se pudieron observar varios grabados sobre 15 bloques de riolita de variadas dimensiones. Las rocas de Barrial Blanco están distribuidas en una elevación de poca altura agrupadas en dos sectores: alto o noroeste (8 piedras) y bajo o sureste (7 piedras).

De la información obtenida se sabe que el sitio ha sido poco visitado y por lo tanto no ha sufrido mayor efecto por la acción humana.

La iconografía del sitio se caracteriza por la presencia de un elemento formado por un surco rectilíneo con los extremos redondeados cuyo ancho promedio es de 2 cm y longitud promedio de 7 cm. En uno de los extremos se presentan (a ambos lados y ligeramente separados del surco lineal) dos depresiones circulares de diámetro proporcional al ancho del surco. Este elemento se encuentran presente en 11 de las rocas grabadas, dispuestos en composiciones distintas. Para abreviar su descripción se llamará a este diseño elemento ï. (Fig. 3)



Fig.3. Roca del sitio Barrial Blanco. El detalle muestra el elemento  " ï ".

La mayoría de bloques con estos elementos tienen composiciones ligeras. A veces dos elementos son todo lo que existe en una roca que podría haber alojado a más. Sin embargo existen dos rocas con agrupaciones más complejas.

Otros elementos presentes son pequeñas e interesantes figuras antropomorfas ubicadas en dos rocas del sector alto del sitio. Ambas piedras se encuentran cercanas una de la otra y comparten la sencillez en sus diseños y composición.

Es posible que este yacimiento se relacione, por la presencia del elemento 1, con el cercano sitio de La Rinconada, ubicado un kilómetros al oeste, donde se registraron 19 rocas, 14 de las cuales poseen en sus paneles dicho elemento.

En la zona donde se encuentran ambos sitios se ha hallado una considerable cantidad de tiestos y objetos líticos. Cuatro kilómetros al sudoeste se halla el valle del río Playas, donde se registraron vestigios de ocupaciones humanas sucesivas que cubren los últimos dos milenios (Guffroy: 2004).

QUILLUSARA

Quillusara es un sitio que pertenece al cantón Celica. Se llega a él tras un recorrido de 212 km desde la ciudad de Loja. Está situado a 699 m.s.n.m. El nivel promedio de precipitaciones ha sido de 81.64 mm anuales, registrado entre los años 1990 y 1999.

Para efectos de estudio lo hemos dividido en tres sectores. El primero -y que será abordado con más detalle- es el que consta de centenares de rocas situadas desde el borde de la vía de acceso hasta la pequeña quebrada Poca Ropa. El sector número 2 corresponde a piedras dispersas situadas sobre la colina, al este de la citada quebrada. Aquí se registró la presencia de 10 rocas con tacitas, dispuestas en dirección norte-sur y a distancias que varían entre sí. Las tacitas en su mayoría se encuentran solas en cada roca. Sólo existe un ejemplar que presenta cuatro de ellas en la misma piedra. El sector número 3 se encuentra ubicado al noreste del primero y al norte del segundo, a los pies de la elevación y corresponde a grupos de rocas donde los vestigios son escasos: se hallaron cuatro rocas con tacitas en cada una de ellas y un grupo de piedras dispuestas en línea recta, una junto a otra. Todas las rocas del sitio Quillusara corresponden a la clasificación de andesitas porfiríticas.

En este trabajo se hará mayor referencia al sector 1, del cual se ha obtenido la mayor información relacionada con el arte rupestre. Este sector ha sufrido los efectos de la meteorización y el vandalismo. Debido a la costumbre de muchos agricultores de quemar la vegetación para preparar los suelos de cultivo, las rocas grabadas estuvieron expuestas en varias ocasiones al fuego. Por otro lado, a finales de 2004, el lugar fue afectado por el intento de construir un parque turístico.

El sector se caracteriza por la presencia de centenares de piedras que corresponden a una formación geológica, la cual se convirtió en el marco de actividades humanas. Existen dos indicios de intervención: los grabados y las piedras paradas. La investigación realizada permite suponer que ambos indicios están relacionados de alguna manera.

Grabados

Se registraron 8 rocas con grabados en el sector 1 de Quillusara. Los diseños por lo general han sido resueltos mediante surcos rectilíneo s cuyo ancho oscila entre 1 y 1.5 cm. La profundidad actual de las líneas es de escasos milímetros, lo que ha hecho difícil la labor de registro. La información gráfica que se ha conseguido ha sido posible mediante el uso de luz artificial.

El elemento más frecuente y que hasta el momento sólo ha sido reportado para este sitio es una figura cuadrangular de contorno cerrado y trazos hacia el interior, que aparece -con variantes- seis veces dentro del conjunto. La composición de este elemento es siempre simétrica y los trazos internos dirigen sus líneas de construcción hasta el centro. Generalmente, elementos circulares forman parte de la estructura compositiva.

La presencia de líneas rectas es mayoritaria en el sitio, lo que marca una diferencia con los diseños mayormente curvilíneos, imperantes en el resto de la provincia. Del uso combinado de horizontales, verticales y diagonales han aparecido estructuras complejas cuyo referente material no siempre identificamos. Alguna de ellas sugiere una serpiente. No están ausentes las curvas que en dos de las rocas forman complicados laberintos. Se identificó una máscara, una discreta figura antropomorfa y un conjunto de círculos concéntricos.

El grabado que más llama la atención es una figura con atributos de jerarquía superior (roca M7B2-003. Panel B). Está formado por un conjunto de trazos mayormente rectilíneos, con dominio de las verticales. El dibujo que acompaña este artículo fue elaborado con un programa digital a partir de varias fotografías en las que se iluminó el grabado con luz artificial desde varios ángulos. Se puede ver que la imagen tiene dos partes: superior e inferior. El conjunto brinda el aspecto de una figura humana formada por cabeza y cuerpo (Fig. 4). El diseño general es simétrico, con alguna variación en la parte inferior. Ambas se hallan dispuestas sobre un eje vertical. La parte superior se presenta como una máscara conformada por un rectángulo central dividido por trazos verticales. A cada lado se distribuyen círculos y curvas que configuran los ojos y las orejas, con un aspecto de irradiación. La zona de la boca se halla resuelta con dos figuras cuadrangulares. Sobre la cabeza del personaje se destaca un tocado formado por círculos y líneas sinuosas. Cierta réplica de este elemento se ve en uno de los paneles de la roca adjunta (roca M7B2-004. Panel B).

La parte inferior está conformada por un rectángulo que encierra en su contorno varios trazos rectos con los ángulos rematados en curvas. A la derecha del rectángulo (lado izquierdo del observador) aparece uno de los elementos cuadrangulares descritos renglones arriba, en cuyo interior se distribuye una serie de líneas que convergen hacia un pequeño círculo. A su izquierda (lado derecho del observador) derecha y desprendiéndose del contorno mismo del rectángulo se aprecia un espacio cuadrangular dividido transversalmente por una línea recta.

Este dibujo se halla enfrentado a un diseño romboidal situado en uno de los paneles de la roca adjunta (roca M7B2-004. Panel A). Las dos rocas parecen compartir cierta unidad en su disposición y en los grabados que poseen. Sin embargo el aspecto del diseño romboidal tiene bastantes diferencias que nos hacen dudar de su relación con la figura más destacada del sitio.



Fig. 4. Grabado del panel B. Roca M7B2-003.

Piedras paradas

Los bloques del sector 1 se encuentran sobre suelos meteorizados de origen volcánico. Durante las actividades de relevo se alcanzó a registrar la posición de 720 rocas de andesita cuya altura varía entre 1 y 3.5 m. En algunos casos el ancho representa la quinta parte de la altura del bloque, por lo tanto su aspecto natural es alargado.

El orden de ciertos grupos de piedras hace suponer que hubo algún tipo de actividad humana con la intención de disponerlas en grupos y paradas sobre la superficie del terreno. No se cuenta con muchas referencias a casos similares en la región. Lo más cercano es el caso de los petroglifos de Samanga donde varias rocas dispuestas en sentido vertical fueron reportadas por Mario Polia. En repetidas ocasiones el autor las denomina huancas (Polia: 1995). Estas rocas son generalmente de baja altura y la iconografía que poseen se asocia más con otros grabados de la provincia de Loja y del oriente ecuatoriano que con los de Quillusara.

Se identificaron 4 grupos de piedras, los mismos que deberán ser sometidos a un estudio más profundo. Algunos bloques de estos grupos alojan uno o más grabados. Para su descripción se usó los números correspondientes a la contabilización hecha in situ, que designa los bloques sin grabados y la nomenclatura completa, usada por el personal del proyecto y el INPC para las rocas con grabados.

El primer grupo está formado por la pareja de bloques M7B2-003 y M7B2-004. Su altura corresponde a 3.3 m y 2.64 m respectivamente. Se hallan separados entre sí por menos de 50 cm de distancia. Es en estas rocas donde se encuentran los grabados representativos del sitio.

El segundo grupo es la pareja de bloques que en el relevo constan con los números 89 y 90. Su altura es de 3.5 m y en ellas no se registraron grabados. Se hallan muy juntas las una de la otra, con una separación de escasos 2 cm.

El tercer grupo está formado por 5 bloques comprendidos entre los números 41 y 44. Y la roca M7B2-006, que alberga un grabado con círculos concéntricos. Estas piedras tienen una altura promedio de 1.8 m y forman una hilera de 4 m de longitud (Fig. 5).



Fig. 5. Grupo de piedras paradas, al sur del sector 1.

El cuarto grupo consta de 3 rocas cuyo promedio de altura es de 1.4 m. Aquí se hallan las rocas 48 y 49 del relevo y el bloque M7B2-007, que posee un grabado cuadrangular.

El quinto grupo está formado por 9 rocas dispuestas en una hilera que cubre 10 m de longitud. La altura promedio del conjunto es de 1.2 m; pertenecen a él los bloques 94 a 101, y la roca M7B2-008 que posee el grabado de un rostro (Fig. 6).



Fig. 6. Grupo de piedras paradas, al norte del sector 1

Rocas con tacitas

En los sectores 2 y 3, al este del lugar donde se encuentran los grabados, se localizaron 10 rocas con tacitas, cuyos detalles se describen en la siguiente tabla:

CODIGO INPC

ALTITUD
(msnm)

TACITA

ROCA

diám.
(en m)

Prof.
(en m)

H

A

L

M7B2-009

 726

 0.10

 0.05

 0.30

 1.50

 2.30

M7B2-010

 741

 0.10

 0.05

 1.00

 0.75

 1.05

M7B2-011

 726

 0.10

 0.038

 0.50

 0.92

 1.15

M7B2-012

 727

0.115

 0.037

 0.50

 1.03

 1.175

M7B2-013

 729

 0.09

 0.025

 0.30

 0.85

 2.45

M7B2-014

 720

 0.095

 0.035

 0.55

 1.04

 1.75

M7B2-015

 734

 0.08

 0.025

 0.50

 1.77

 2.5

M7B2-016

 732

 0.10

 0.05

 0.30

 0.78

 1.50

M7B2-017

 670

 0.53

 0.11

 0.20

 0.55

 1.80

M7B2-018

 673

 0.105

 0.04

 0.45

 0.60

 2.00

Daños producidos por la intervención humana

En el último trimestre del año 2004, por orden del Gobierno Provincial de ese entonces, se empezó a ejecutar una obra bajo el concepto de "parque recreacional" utilizando como área de esparcimiento el mismo sitio arqueológico. Para ello se construyeron plataformas circulares de hormigón con un máximo de 6 metros de diámetro, situadas en zonas de importancia y destruyendo tanto el contexto arqueológico como el paisaje singular del sitio. A ellos se suma la visita incontrolada de turistas irrespetuosos que han grabado señales y letras sobre las rocas grabadas y en algunos casos sobre los diseños mismos.

De parte de este proyecto se realizó la debida denuncia a las nuevas autoridades del Gobierno Provincial y del INPC, quienes tienen la responsabilidad oficial de la protección del sitio. Al momento las obras se encuentran suspendidas.

NOTAS:
1) Los fechados C 14 más antiguos que se conocen han sido reportados por:

  • M. Temme (Cubilán, 3100 mS.n.m. Sitio Cu 26: 7110-7150 a.C. y Cu 27: 8550-8380 a. C. En "Nueva historia del Ecuador" de Enrique Ayala Mora. Tomo 1. Pag.98).
  • J. Guffroy (Trapichillo, 1350 m.s.n.m. Sitio 1: 3480 +/- 90 a.P. Fechas calibradas: 1859-1771 a.C. En "Catamayo Precolombino" del mismo autor. 2004. Pág. 31).
  • F. Valdez (Santa Ana-La Florida, 1000 m.s.n.m. Sector este: fechas calibradas: 4960-4830 a.P. En "C.R. Palevol #4" de F. Valdez et al., 2005. Pág. 371).

¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com

 

Cómo citar este artículo:

González Ojeda, Diego. Investigación del arte rupestre en el Sur del Ecuador.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/surecuador.html

2008

 

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