La sal, el poder y
los petroglifos del Alto de las guitarras.
Cristóbal Campana D.
cmmcampanad@yahoo.es
Ponencia presentada en
el marco del Primer Encuentro Peruano de Arte Rupestre (EPAR-1)
2004.Lima-Perú. Colaboración de Víctor Falcón
Huayta especial para RUPESTREWEB.
"Los bosques preceden a los hombres, y los desiertos los
siguen". Chateaubriand.
1. INTRODUCCIÓN:
El sitio arqueológico, ahora
denominado como Alto de Las Guitarras, debió ser conocido
desde los tiempos del virreinato, pues era lugar de tránsito
entre los valles de Virú y Moche y usado como coto de caza
de venados. Existe información sobre el lugar desde tiempos
anteriores a la Independencia, por muchos viajeros, soldados, comerciantes
de leña, carbón y sal, especialmente a mediados del
siglo XIX(1), quienes litigan sobre explotación de algarrobos,
"minas de sal" y, en algunos casos sobre "usos
y costumbres" de caminos. Ha sido descrito por varios estudiosos
desde mediados del siglo anterior con diferentes objetivos y en
los últimos decenios fue analizado, tanto como resto arqueológico
o como por el valor artístico de los petroglifos allí
existentes(2). Todavía no existen estudios cuyas investigaciones
provengan del análisis estratigráfico, para saber
cómo fue el proceso de ocupación de dicho lugar. La
mayor parte de estos estudios y sus respectivas publicaciones se
circunscribe a la muestra de imágenes y a su ubicación
geográfica. La última publicación es un inventario
donde aparecen las referencias correspondientes(3).
Este estudio se circunscribe al
análisis de algunos petroglifos allí existentes, especialmente
de aquellos que nos permitan entender el proceso, la variación
en los conceptos de aprovechamiento de los recursos de ese ambiente
y los cambios sociales entre los cazadores y trocadores que allí
vivieron. Dentro de esto, el principal objetivo pretende demostrar
cómo LA SAL, fuera el factor fundamental para el control
y manejo de ese ambiente por tanto tiempo. Además, estableceremos
las diferencias procesales de los estilos implicados, explicando
así dichos procesos.
Reconocemos las limitaciones y el
agudo problema con el que nos encontramos, dada la inexistencia
de fechados rigurosos para definir el proceso histórico.
Recurriremos a las asociaciones estilísticas, con las obras
de sociedades cuya datación por el C14 nos permita establecer
estas relaciones cómo por ejemplo, Huaca Prieta, Sechín,
Cupisniques, Virú, Moche, etc., los que sí tienen
fechados radiocarbónicos con calibraciones rigurosas y cuyos
territorios comparten o están a una relativa y corta distancia
como es el caso de Sechín. Entendiendo además-
que a unos pocos kilómetros, en todo el valle medio del valle
de Moche, hay templos tan cercanos como: Herederos, Huaca de los
Chinos, Menocucho, Huaca de los Reyes, u otros más tardíos
como las Huacas del Sol y la Luna.
Todos los grupos humanos y sociedades complejas
que allí dejaron sus imágenes necesitaron de una serie
de recursos como presas de caza, leña, San Pedro, tierras
de colores y piedras de mucha dureza, pues: "El escenario
varía desde suelos arenosos (arenosoles), aluviales (fluvisoles),
con presencia de sales (Solonchaks), calcáreo y yeso (Calcisoles
y Gipsisoles, respectivamente), muchos de ellos con capas cementadas
(pétricas), propias de las planicies costeras, áridas
a formaciones litosólicas (Leptosoles)" (Rodríguez
1996: 148).
2. PALEOCLIMAS, ECOSISTEMAS Y
CAMINOS
La presencia de amplias quebradas
en las márgenes del valle medio de Moche, con restos de cauces
anchos con abundante material pétreo, producto del acarreo
fluvial de relativo y corto trayecto, nos hace deducir que ni la
orografía ni el clima, fueron los mismos hace algunos milenios
antes (Fig. 1). Los fenómenos orogénicos, si bien
es cierto que son desde el Pleistoceno temprano hasta el Holoceno,
también es cierto que en este periodo se produjeran, en varias
oportunidades, grandes avenidas, contemporáneas a diversas
formas de ocupación humana, cuando ya existían tomas
de agua, canales, construcciones, poblados, u otras obras de diferente
carácter, pues hasta ahora quedan las huellas de su destrucción
y un ambiente árido, seco y en varios casos inhóspito.
En la actualidad, toda la zona es
desértica, tanto en las vertientes al valle de Moche, como
las que deponen hacia el valle de Virú. Los ecosistemas muestran
una población vegetal de cactáceas, tillandsias y
otras que viven en ambientes con neblina, o "vegetación
de loma", rasgos de una dinámica que pudiera explicar
la existencia anterior de otras poblaciones vegetales mayores (Brack
1976:144). A mayor altitud también están las evidencias
de haber existido un "bosque ralo". En varias partes,
la presencia de oquedades orográficas recuerda la presencia
de humedales, tanto de agua para beber, como con tierras cargadas
de sales, es decir de antiguas salinas. De algunas de éstas,
hay mapas (1912) en los que aparecen con esta designación.
Esto explicaría que antes había un clima diferente
con más vegetación y población animal. Y también,
los grupos humanos estacionales- que hicieran los petroglifos
en épocas sucesivas, con representaciones de una fauna diversa
y ahora "extraña", con jaguares, monos y flamencos.
Es necesario insistir en que el
divortium acquarum entre el río Moche y el de Virú,
es mucho más cercano al primer valle y mucho más alejado
del segundo. El suelo en las quebradas del primero parece muerto
y es de color grisáceo, y el del segundo, por lo mismo que
en el verano tiene vegetación de loma, revive, se mantiene
más vital y es de un color rojizo. El bosque ralo de las
laderas de la cuenca del Moche persistió hasta la década
de los años 30 y mantenía una población de
osos, venados, zorros, reptiles y otros animales.
Pese a la apariencia desértica
de estas zonas, hay claras evidencias de que en épocas no
muy lejanas, posiblemente a finales del primer milenio de esta era,
caían lluvias, las que transcurrían por las torrenteras
blanquecinas en las laderas bajas de los cerros. Existen evidencias
que eso no fue siempre así, que la quebrada traía
agua y que hace unos 3,000 a.n.e. los habitantes de ese lugar sembraban
sus campos con canales de regadío y que en algunos lugares
afloraba el agua formándose humedales (Fig. 2). En la parte
alta de esta quebrada está su naciente. En el divortium
acquarum también nace la otra quebrada que pertenece
al sistema del río Virú y que es en donde están
los petroglifos del "Alto de Las Guitarras". Son dos quebradas
diferentes y de cursos opuestos.
En la parte alta, los ecosistemas
se definen por la cadena de montañas bajas que a manera de
biombo, desvía los vientos marinos. El clima es más
cálido y húmedo que en los dos valles aledaños,
determinando que allí exista una forma relicta de vegetación
de lomas en los meses del verano, dada la leve inversión
térmica producida por dicha cordillera baja del oeste. Bajando
hacia el sur, en una angostura o garganta, camino al valle de Virú
estaban los humedales, algunos ricos en sal común y salitre,
los mismos que fueran explotados por los lugareños hasta
la primera década del siglo XX.
En la margen izquierda del río
Moche, en el valle medio, desembocaban dos quebradas, hoy secas,
y que son de interés para este estudio: "Los Chinos"
y "Las Guitarras". Esta zona es comprensión del
distrito de Quirihuac(4), provincia de Trujillo. En la margen del
frente, está la quebrada de Catuay con muchos restos arqueológicos,
desde precerámicos, hasta mochicas y chimúes, lo que
demuestra su largo proceso de ocupación.
La nomenclatura de las quebradas
ha variado entre los siglos XIX y XX. Por ejemplo, la de Los Chinos
se la conocía como "Pampa de Las Calaveras", porque
en una colina donde está la huaca parecía verse una
"calavera" mirando al oeste. Luego, la parte baja fue
ocupada por unos agricultores chinos (1864) de apellido Wong. Ellos
cultivaron hortalizas y comerciaron con el carbón de algarrobo
traído de Virú, usando el camino Cupisnique que pasa
cerca. Por esto, la pirámide de factura Cupisnique modificó
su nombre por vivir allí estos señores (Fig. 1) y,
desde entonces, será conocida como "Huaca de los Chinos".
La otra quebrada Las Guitarras- posiblemente deba su denominación
a unos petroglifos, vistos por los arrieros como "guitarras",
difundiendo ese nombre (Fig. 3). Los hijos de los horticultores
chinos que allí se establecieron, cuentan que hasta 1912,
había un puquial de donde sacaban agua para cultivar. Creemos
que este pozo sí existió y estaba en el tercer patio
de la Huaca de Los Chinos, cuyos restos calzados con piedra, vimos
en la década de los 60.
Los nombres de las quebradas aparecen
con esa denominación, desde fines del siglo XIX, en las anotaciones
de los arrieros y comerciantes de carbón, sal y leña,
quienes iban por el camino Cupisnique a traerlos desde cerca de
"Puerto Quemado"(5), en la delta de la desembocadura del río
Virú. Este comercio respondía a las necesidades de
entonces y, el carbón, era para ser usado en los calderos
de las haciendas azucareras del valle de Moche, hasta inicios del
siglo XX. En ambas planicies de las quebradas, hay también
otros restos de anchos y bien elaborados caminos muy tempranos,
anteriores a los de factura Cupisnique, como puede verse hasta fecha
(Fig.1).
Por esta quebrada corre el camino
Cupisnique más ancho y largo que uniría Sausal en
el valle de Chicama, Quirihuac en Moche y Queneto en el valle Virú.
En ambas quebradas hay una colina "El Vagón" y
"El Mirador" con restos de cerámica ceremonial,
aparentemente rota adrede (Fig. 1). En el tramo que esta en el Alto
de las Guitarras (Fig. 4 a-b), en el extremo Este, se asocia a la
salina más grande de esa zona y también da la impresión
que allí se angosta y se pierde. Pero, dicho lugar, más
cerca del valle de Moche, corresponde al sistema hídrico
del río Virú. Esta zona es relictiva, entre los 600
- 900 m.s.n.m., con vegetación de lomas y en la cual está
el parque de petroglifos que analizaremos. En esa quebrada alta,
las salinas fueron aprovechadas hasta los inicios del siglo XX,
usando ese camino del Formativo. Es interesante observar que en
los viejos cactus están los nombres de caminantes, arrieros
y de los soldados chilenos que por allí hicieran su ingreso
a Trujillo a fines del siglo XIX.
La presencia de caminos en una zona
determinada, uniendo lugares distantes, expresaría la importancia
y relaciones entre si, de dichos lugares. Pero, si estos caminos
no son sólo vías de comunicación, sino también,
elaboraciones de alta calidad técnica, con rasgos de suntuosidad,
pueden sugerir relaciones y ejercicio de poder entre los lugares
que unen, ya sea para aprovechar recursos, manejo de éstos
y control político desde un determinado centro de mayor jerarquía.
Y los caminos existentes en estos lugares parecen expresar dichas
funciones: aprovechamiento de recursos y su inserción en
las estructuras políticas que los controla desde el valle
de Moche. Por el amplio cono de esta quebrada corre el camino Cupisnique
más importante de la zona (Fig. 4 a-b). Va de este a oeste
por la planicie de la parte baja y sube pasando por El Alto de las
Guitarras, hacia la parte media del valle de Virú y lo interesante
es que aquí, en este valle, no conecta con edificios importantes
como sí lo hace en el valle de Moche. Esto demostraría
las diferencias categóricas entre estos valles desde el Periodo
Arcaico, Inicial y Formativo, pues ello sugiere que el valle de
Moche siempre tuvo un rango mayor, lo que se haría más
evidente desde los tiempos mochicas, en términos políticos
y de poder. También, como puede verse en la fotografía,
hay varios otros caminos anteriores en ambas planicies de las quebradas.
Debemos advertir que en la magnificación del camino se encuentra
la asociación y la cercanía a pirámides Cupisnique
del valle de Moche.
Además, su anchura, su calzadura
con piedras, sus muros laterales en la planicie, o las graderías
que hay en el Alto de Las Guitarras, le confieren grandeza y calidad
(Fig. 5). Todas estas formas de jerarquizar este camino, van desapareciendo
conforme se van acercando al valle de Virú. Es cierto que
llega, pero no con la misma amplitud con la que aparece en la planicie
de la quebrada, cerca de la Huaca de Los Chinos.
Si se hiciese un estudio cuidadoso
de la función de los caminos que aparecen en este sector
medio del valle de Moche, es muy posible que se podría demostrar
que no sólo servían para unir los valles, sino también
mostrar la jerarquía de los gobernantes que debieron pasar
por allí. Hay varios sectores que tiene dos niveles, uno
más alto y angosto y otro más bajo y ancho, pero ambos
empedrados y con restos de cerámica Cupisnique, rota adrede
y puesta a los costados del camino cerca del muro, como si se tratase
de una forma de ofrendar en un ceremonial(6). Lo extraño
es que para el lado de Virú no existen esas evidencias, ni
la anchura del camino.
Los cambios climáticos acaecidos,
sugieren que allí sólo existieron algunos recursos,
lo que hacía difícil una ocupación humana estable,
pues no hay evidencias de ello, por eso creemos que sólo
fue estacional. Existen, además de los caminos, edificios
bien elaborados con piedra y mortero de barro(7), los que no debieron
de servir de vivienda estable a una población mayor. "Posiblemente
se haya tratado de edificios administrativos, pues, además
de estar asociados al camino a manera de tambos, son de buena manufactura
y buen trazo ortogonal, lo que hace pensar en que no se trataba
solamente de un abrigo o de una estancia estacional" (Campana
2003). Hay construcciones de planta circular y otros de planta ortogonal
con restos de cerámica Cupisnique (Fig. 6 a-b). De estas
construcciones hay otras más, pero no están asociadas
a las piedras donde aparecen los petroglifos.
3. LA SAL Y OTROS RECURSOS
Muy poco se ha insistido en el valor
de la sal como recurso y su relación con el desarrollo de
las sociedades complejas. La presencia de salinas cercanas al mar,
se podría entender como algo propio de la naturaleza, pero
aquellas que están algo alejadas y a un promedio de 800 metros
sobre el nivel del mar, como es el caso que tratamos, plantea un
nuevo punto de vista para entender mejor, cómo es que los
grandes templos del Formativo andino, merecen estudios que establezcan
las relaciones entre estas salinas y el desarrollo social y político
derivado de su control y usufructo.
No es aventurado señalar
la aparición de sociedades complejas que construyen grandes
pirámides, talvez para el culto y sus ceremonias, cercanas
a "salinas", lagunas secas y lagunas fósiles. Desde
Raimondi (1874), podemos encontrar esta asociación entre
lagunas ahora secas, salinas y ocupación muy temprana del
hombre peruano. Uno de los sitios del precerámico mejor documentado
es el que Bonavia describe para "Los Gavilanes": "En
1974 seguimos indagando y se nos explicó que Las Salinas
era el nombre genérico para toda el área donde está
el yacimiento, (....) y que éste viene dado porque en una
gran playa (...) existe una formación natura de sal." (Bonavia 1982: 5). Más adelante, este estudioso agrega más
de una docena de sitios asociados a lagunas secas y fósiles,
con sitios precerámicos. Otro estudio importante es el referente
a "Salinas de Chao" (Alva 1978), en la parte desértica
de valle del mismo nombre, al sur del valle de Virú. Solamente
anotamos estos dos sitios por ser los más cercanos, aunque
existe cerca 40 lugares con arquitectura temprana, asociada a salinas,
tal el caso Supe (Feldman 1980), Huacho (Ruiz Estrada 1996), de
Caral (Shady 1997), o muchos otros más que sería muy
largo enumerarlos.
La importancia de la sal se justifica
por su valor compensatorio en los organismos vivos al evitar la
deshidratación. La sal marina o la que es obtenida de fuentes
cercanas al mar, por su contenido de yodo controla la diseminación
del bocio y el cretinismo en sierras u otros lugares alejados del
mar. Al respecto, "es posible sugerir una alternativa
sobre la articulación sierra costa. El cambio al sedentarismo
y a la agricultura en los valles interandinos hubiera dado como
resultado un menor consumo de carne y paralelamente la disminución
en la cantidad y variedad de plantas silvestres en la dieta. Es
probable que la nueva dependencia de un número reducido de
cultivos, pudiera ocasionar deficiencias nutritivas sin precedentes,
particularmente en minerales (sal) y vitaminas, por ejemplo la vitamina
A (Multhaut 1978: 4; Morales 1977: 43). La necesidad de mantener
niveles salínicos en el organismo se encontraría entre
los nuevos problemas alimenticios" (Burger 1993: 31). Entonces,
bastará con asociar el desarrollo de las sociedades complejas
cercanas a fuentes de obtención de sal, a la difusión
de la agricultura, a la construcción de pirámides
y al tendido de grandes caminos.
Si relacionamos la presencia de
grandes caminos, grandes templos tempranos en el valle de Moche
y fuentes de extracción de sal de el Alto de Las Guitarras,
podremos inferir lo siguiente: A), que desde entonces, el valle
de Moche era más importante que el de Virú, pues tiene
más cercanos los centros y edificios para el ejercicio del
poder., B), que la sal debió tener desde mucho tiempo atrás,
un significado muy importante para la valoración política
y económica, en relación con el poder. C), que este
recurso, se convertía en un producto estratégico e
importante para el trueque con productos de poblaciones que vivían
en partes más altas y alejadas del mar. El análisis
de la sal que a nuestro pedido hizo el Ingº. Mario Rivera de
la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad
Nacional de Trujillo (1979), arrojó un alto porcentaje de
yodo, lo que la hacía más valiosa y de hecho-
consolidaba la imagen del poder de los que detentaban y organizaban
la explotación de este recurso. Cuando se advierten las relaciones
entre sociedades hortícolas y agrícolas, debió
comenzar a urgir el mayor consumo de sal, los caminos apropiados
para su abastecimiento y la aparición de construcciones para
su control (Fig. 6). Paralelamente, es el momento en que los petroglifos
de estilo Sechín comienzan a emparentarse o parecerse a la
fase temprana del estilo Cupisnique, propias de muchas imágenes
de El Alto de las Guitarras. Si revisamos las técnicas utilizadas
en imágenes esculpidas en plano-relieve de Sechín,
observaremos la alta calidad técnica, su mayor profundidad
en la incisión y el acabado de mayor pulimentación,
todo eso las haría diferentes a las que estamos tratando,
pero, el estilo para manejar la forma humana las identifica notablemente.
Entonces, el parentesco estilístico ligado al tema, los emparenta.
Igual se podría decir de las relaciones ideológicas
y políticas en que se sustentaría ese estilo, cuando
las sociedades comienzan a fundamentar su poder por medio de acciones
bélicas y de conquistas territoriales. Estas acciones ya
han sido analizadas y descritas en el campo iconográfico
en la década anterior (Cárdenas 1995).
Es interesante notar que las imágenes
trucidadas, como "partes seccionadas del cuerpo" requerían de ejecutantes que hayan visto y observado en la
realidad eventual o cotidiana estos hechos, pues, "seguramente
el artista manejó o vio directamente el modelo para representarlo
con sus especiales detalles" (Cárdenas 1995: 71).
Esta acotación hecha para las imágenes de Sechín,
también es válida para la obra de los artistas que
ejecutaron las imágenes de este período en el Alto
de Las Guitarras. Estas imágenes son pocas, pero hay otras
que bien pueden expresar acciones bélicas y sangrientas en
una sociedad que necesita luchar para imponerse en la captura de
personas poseedoras de territorios conquistados (Fig.13 a).
En el Alto de Las Guitarras existen
varias evidencias de formaciones salinas. Unas estaban entre las
tierras blanquecinas que se encuentran en las colinas cercanas y
las otras, las más útiles por su producción,
debieron ser aquellas que se formaban al aflorar el agua y que son
las que se asocian al camino y a las construcciones, posiblemente
hechas para el control y manejo de este recurso. La calidad del
diseño constructivo, ortogonal, y su disposición en
la parte alta de la ladera, permite la observación y control
de los que pasan por dicho camino.
En la quebrada de Las Guitarras,
al N.O. del Alto de Las Guitarras, está la parte visible
mejor trazada y conservada del camino Cupisnique. Asimismo, están
los templos de ese periodo, siendo el más cercano y ligado
a dicho camino, el templo "Los Chinos". En ambas quebradas
hay colinas a manera de oteros, cerca de la bifurcación de
los caminos del Periodo Inicial. Como se observará, tanto
en el Alto cómo en la quebrada, las construcciones están
en el lado sur del camino, lo que podría indicar la presencia
de un planeamiento previo y previsto para su construcción
y tendido. De esta manera, se establecen las relaciones entre el
camino, los templos, las salinas que están al sudeste y a
su ceremonialidad expresa. En cuanto a los otros recursos y su aprovechamiento,
debió ser parecida la estrategia, obedeciendo a los mismos
recursos y conceptos en la parte alta, donde están los petroglifos.
4. LOS PETROGLIFOS: TEMÁTICA
Y SOCIEDAD
El color rojizo de las piedras muestra
que son de granodiorita y andesita con una fuerte coloración
marrón o rojo pardusco, con diversos grados de intensidad
en su oxidación, lo que hizo atractiva y vistosa su elaboración.
Con el paso del tiempo sobre las líneas, se ha ido oxidando
las áreas percutidas, lo que nos ha servido para reconocer
su antigüedad, pues las más oxidadas son de mayor antigüedad.
Pero, de todas maneras, el estilo de sus diseños marca y
define la relación de sus ejecutantes.
El conjunto general de petroglifos
es una especie de geoglifo que semeja una gran serpiente ascendiendo
hasta el portillo donde estaría su cabeza ya disturbada.
Cuando uno observa los agrupamientos, desde el cerro más
alto que está al noroeste, se tiene la impresión que
estos grupos, son generalmente de forma circular con una "entrada"
hacia la quebrada. Estos círculos recuerdan a aquellos que
aparecen en las figuras de serpientes sacralizadas de la iconografía
Cupisnique, y, es justamente en este sector de los petroglifos donde
están los que responden a ese estilo, pues los de más
al sur, ya no están en círculos, sino "sueltos"
y son de varios otros estilos anteriores.
La sucesión de aproximadamente
trece grupos semejaría la serpiente cuya cola partiría
desde una quebrada, la más amplia del lugar, que depone en
la del Alto de las Guitarras, donde el camino Cupisnique es más
ancho y con muros de piedra a sus costados (Fig. 6b). En ese conoide
fue construido el recinto más grande de la zona, hay varios
grupos de construcciones circulares, hay terrazas de varios niveles
y recintos de planta ortogonal, muy bien diseñados, lo que
podría sugerir que ese era un lugar de mayor importancia.
La parte alta de la quebrada del Alto de Las Guitarras sigue 3,500
m más abajo, donde se comienza a angostar determinando el
inicio de la parte "media" de dicha quebrada, donde comienza
la mayor cantidad de vegetación, debido a los manantiales
que aún existen. A pocos kilómetros más al
sur este están las salinas.
Las dimensiones de las piedras,
su forma y su coloración, dominan el paisaje, dando la apariencia
que éstas, fueron vistas o entendidas por los primeros habitantes
de ese lugar como fenómenos de una naturaleza extraña,
pues, en algunos casos "representaban" a seres de ese
ambiente. Hay cerca de una veintena de estas piedras que sugieren
animales, como serpientes (Figs. 7; 8a), felinos, águilas
(Fig. 8d), animales que fueron integrados a la ideología
religiosa de entonces. También hay figuras de peces, sapos
(Fig. 8c), etc.
En este estudio sólo haremos
un breve enunciado de las técnicas utilizadas y la diferenciación
estilística que refleje el proceso de su elaboración.
Talvez con el tiempo y mejores presupuestos, se podría lograr
fechados por el método de "tasa de cationes", calculando
y midiendo, justamente, la pátina existente en las piedras,
pues es la lixiviación de los cationes móviles como
los de potasio (K) y de calcio (Ca), frente a los más estables
como los de titanio (T) los que servirían, perfectamente,
para obtener los fechados requeridos. De todas maneras, usaremos
el método de cronología relativa analizando su temática,
su técnica y su carácter, frente a la información
existente de sociedades con estilos mejor fechados.
Aunque ya hemos hecho un estudio
sobre su clasificación: a), por su carácter(8), b),
por su técnica y c), por su estilo y temática (Campana
2003), ahora sólo enunciaremos algunos caracteres para relacionar
estilos y procesos de ejecución.
A. Por su carácter (9). Reconoce las dos formas exteriores más simples para su diferenciación: bidimensionales y tridimensionales. Existen imágenes
bidimensionales o grabadas sobre la superficie de la roca, siendo
éstas las más comunes. En cambio hay otras que son
tridimensionales o en "bulto". Así, aprovechan
la forma casual de la roca a la que se le agrega algunos rasgos
de diseño pictográfico percutiéndola. Un ejemplo
es el de una larga y ondulante piedra que semeja una serpiente bajando
por una ladera pedregosa, a la que le agregaron ojos y boca ancha,
con colmillos (Figs. 7a,b)
El estilo de este petroglifo es
anterior a los de Cupisnique, pues carece de los elementos simbólicos
propios de esta sociedad temprana. No deja de interesar que, si
es anterior, la intención de darle corporeidad tridimensional
proviene de una época anterior y se asociaría a una
actitud animista y mágica de sus ejecutantes, viendo en la
naturaleza formas o seres de su imaginario mágico religioso.
Así como la anterior piedra
escultórica, hay otras, como aquella que recuerda la forma
de un sapo (2.18 m.), a la cual se le agregó líneas
para insinuar las patas delanteras (Fig. 8c). También en
este caso, la aparente figura del sapo fue remarcada para aumentar
el parecido. Esta "escultura", bien pudo servir para algún
rito al agua, aunque es notable que en todos los petroglifos existentes
en o sobre su cuerpo, correspondan al estilo de los cazadores del
periodo paleoindio.
Existen otras, como una de forma
cilíndrica, grabada con la figura de una serpiente enrollada,
de estilo Cupisnique (Fig. 8a). Otra piedra de forma casi triangular,
en la que hay evidencias de haber sido preparada para recibir imágenes
complejas de estilo Cupisnique, borrando otras anteriores, pues
aparece un rostro felínico doble (Fig. 8b), como es propio
y convencional en la temática religiosa de esta sociedad
que fusionaba seres de dos especies diferentes (anastomosis), como
se puede ver en el rostro del felino con el pico del águila
(Campana 1993). Además, agregaron olas en la parte superior
de cada cabeza. La piedra que sugiere la forma de un sapo, fue "esculpida"
sobre una cantidad notable de dibujos y que, talvez, al no entender
los dibujantes posteriores su anterior contenido simbólico,
le siguieron agregando otros.
La decisión de adaptar la
forma al tema es evidente. Hay huellas de que estas obras no sólo
respondan a la forma natural de la piedra, sino que le agregaron
algunos rasgos para lograr mayor parecido. Estos actos implican
en la práctica- hacer una escultura en bulto y en tres
dimensiones.
En cuanto a los petroglifos bidimensionales,
es necesario recordar que en éstos aparecen motivos parecidos
a los del estilo Sechín, anteriores a lo que conocemos como
Cupisnique temprano, como las representaciones de seres destrozados
o trucidados (Fig. 9), en la cual, la forma de esa piedra recuerda
a la parte posterior del tronco de un cuerpo humano, partes que
corresponderían a aquellas que fueran arrancadas. Las relaciones
con el estilo de las imágenes de Sechín, no son casuales
(ver: Figura 27-XXV, en, Cárdenas 1995:74), pues desde mucho
antes, en Huaca Prieta, habían algunas imágenes como
la de una espátula que demostraría su influencia en
el estilo de Sechín (Fig. 10). Ya hemos hecho notar cómo
pudo darse el proceso de los estilos partiendo desde la "lógica
textil" de Huaca Prieta (Campana 1993), por bandas y módulos,
siendo así como influenció en La Galgada, Sechín,
Cupisnique, Chavín, y más tarde a Moche(10).
Es posible que en aquellos tiempos
anteriores a Cupisnique, ya hayan existido prácticas funerarias
con seres trucidados, cuyas partes serían motivo de ofrenda,
quedando luego como imágenes simbólicas de estas ceremonias.
En la imagen que mostramos (Fig. 9), en la parte superior izquierda
de esa piedra aparece una figura humana, desnuda y aparentemente
corriendo, pero es de ejecución posterior, lo que se deduce,
dado el menor grado de oxidación. Si algunas prácticas
ceremoniales prosiguieron, también eso explicaría
la evolución de ese estilo hacia lo que sería después
Cupisnique y luego Chavín de Huántar.
B. Por su técnica: El
corpus de los petroglifos en este lugar es bastante grande
y ya lo hemos descrito, por ello es innecesario analizar la técnica
de cada petroglifo, o las variedades de ésta. Solo mostraremos
un petroglifo, hecho por: percusión, incisión,
raspado y rayado. Con el tiempo y el mayor
conocimiento técnico de los ejecutantes del periodo Cupisnique,
en la mayoría de casos, muestra el uso de varias técnicas
en un petroglifo, lo que nos permite deducir que sus ejecutantes
estuvieron especializados en esa actividad.
De percusión: Dada
la dureza de las piedras en zona, en todos los petroglifos hay muy
poco ahondamiento, en especial en los pertenecientes al periodo
paleoindio, todos hechos a percusión, a golpes con una piedra
más dura. En estos casos pareciera que aún no hay
"especialistas", dada la simplicidad de los temas y la
muy pocas presencia de formas simbólicas, pues más
predominan escenas de caza. Para cualquiera de las variables técnicas,
mucho incidió el tipo de herramienta utilizada, pues creemos
que bastó una sola herramienta. Observando con una buena
lupa los efectos del golpe, encontramos que las diferencias se reflejan
en el ancho de la línea y su perfección. Por ejemplo:
los golpes dados con la parte más aguda de una piedra oblonga,
produce un efecto punteado y de línea sin bordes (Figs.11-12).
En el tratamiento de la figura humana ya hay algunas convenciones:
los brazos levantados y las manos con sólo tres dedos igual
a sus equivalentes de Yonán.
La piedra usada como herramienta
a manera de martillo, no era de mucho peso, pues no logra mayor
profundidad ni detalle. El tipo de imágenes muestra pequeñas
escenas de hombres y animales, rostros con orejas muy grandes (¿orejones?),
serpientes de una sola línea, círculos concéntricos
muy bien trazados, o con un punto en el centro. En otros casos hay
figuras de aves volando asociadas a serpientes. Debemos recalcar
que estas imágenes no muestran mecanismos convencionales
que podrían mostrar ordenamiento de correlaciones entre si,
a manera de una sintaxis gráfica.
Por Incisión: Produce
líneas más precisas y por ello imágenes más
fáciles de reconocer. Es probable que esto se deba al uso
de 2 herramientas: Un percutor, usado como martillo y una piedra
más dura y aguda, ¿pedernal?, usada como cincel. Sus
obras se asocian a los estilos Sechín y Cupisnique, sugiriendo
la aparición de especialistas, evidentes por el trazado de
imágenes complejas y por el alto contenido simbólico
de éstas. En la figura 13, se puede observar la seguridad
del trazo y el objetivo a comunicar como tema, logrando un diseño
nítido, de 1 a 2 mm. de profundidad. Se puede observar desde
qué ángulo fue producido el embate, cómo y
dónde hay huellas de otra técnica. Esto se observa
en los rastros de abrasión o restregamiento, dejados en aquellas
imágenes, en las que se ha querido acentuar el grosor de
la línea. En otros casos el trabajo de la incisión
es tan delicado que pareciera que no llega ni al medio milímetro
de profundidad. La línea es tan suave que se ha vuelto a
oxidar y la fotografía no puede captar bien la imagen, como
es el caso de un personaje de estilo Sechín que tiene atadas
las manos pudiendo tratarse de un prisionero (Fig. 13 a). Pareciera
que las imágenes humanas fueron preferidas para ser trabajadas
con la técnica de la incisión y después algunas-
retocadas con más golpes de percusión para enfatizar
las líneas.
Raspado. Aparece en muy contados
casos, pues hay pocas muestras de su existencia, y cuando aparece,
está asociada a otras, como ya dijimos, para reforzar las
líneas o para borrar dibujos anteriores. En cambio, el "pulido"
es más recurrente y suele darse en las obras de sociedades
ya más desarrolladas y sobre todo cuando están asociadas
a obras monumentales, tal es el caso de Sechín.
Su escasa presencia puede deberse
a que, dada su poca profundidad, rápidamente pudo haberse
vuelto a oxidar la piedra y como carecería de profundidad
ya no quedan huellas de su existencia. Uno de los pocos casos que
tenemos en Alto de Las Guitarras, es aquel donde aparece una figura
antropomorfizada, la que podría tratarse de una porra o algo
parecido, a lo cual se le ha agregado un círculo en la parte
superior para conformar un rostro, brazos y piernas y así
darle apariencia humana. Esta imagen se ha mantenido, dada la circunstancia
de su ubicación, pues está en la parte lateral e inferior
de una piedra, donde hay otras imágenes, de otro estilo,
en la parte superior.
Esta imagen tiene los brazos levantados
y parece sostener una barra en la parte superior. Parecería
un personaje que danza y sonríe. Sus manos sólo tienen
cuatro dedos (Fig.15). A su alrededor hay restos de otras figuras
que por su estilo parecen pertenecer a fases posteriores, posiblemente
emparentadas con el estilo Virú de Larco (1945) o Gallinazo
de Bennet (1950). Recordemos que este valle de Virú es aledaño
y más al sur, pero su influencia llegó hasta el departamento
de Lambayeque por el norte y siempre estuvo muy ligado a la Cultura
Mochica. Es posible que esta imagen también fuese del estilo
Gallinazo, pues recuerda a sus homólogas logradas con la
técnica "negativa" que aparece en la cerámica
de ese estilo, pues se trata de hacer imágenes con bandas
de bordes casi paralelos.
En la parte superior de esta roca,
hay figuras que sí son definidas en su forma y estilo, pero
que su técnica responde más al de la percusión,
aunque también aparecen ciertos restos de haber raspaduras
intencionales. Las imágenes que en esta parte aparecen son
de carácter figurativo, pues allí hay representaciones
de el llamado "perro chimo", en la mitad izquierda de
la foto, mirando hacia atrás. En el otro lado está
muy clara la representación de un mono y, en la parte inferior
derecha, se observa una media luna con un "perro lunar"
(perro chimo) en el centro, tema recurrente tanto en Virú,
Recuay, como en el arte mochica. En la fotografía la figura
simbólica del "perro lunar" aparece dispuesta en
forma oblicua y, hemos puesto así el dibujo mochica para
su fácil comparación. Esta imagen fue utilizada para
diagnosticar ciertos estados del clima, observables en un momento
en que la luna está en el cielo de esa forma (Campana 1994:
140). En la misma piedra, cerca del mono (círculo menor),
se observa lo que algunos llaman "voluta" o "garfio"
y que nosotros hemos demostrado que se trata de una ola y así
aparece en los extremos de los aditamentos simbólicos del
"perro lunar", del dibujo, o en el cuerpo del "perro
chimo"(11) en número de tres (Fig. 14).
POR SU ESTILO Y TEMÁTICA.
Realmente, un estilo no puede o debe estar relacionado con los temas
que trata, pues sólo es inherente a la manera del tratamiento
de estos. Pero, en algunos casos, como es el del arte de los Cupisnique
o de los Chavín, el tema es lo característico de estas
manifestaciones. No existen obras de estas sociedades en donde no
aparezcan sus temas religiosos, pero además de ello es muy
fácil de reconocer su estilo, pues es a base de "bandas",
módulos", los personajes tienen cabezas anatrópicamente
dispuestas y, en algunos casos, éstas carecen de mentón
(Rowe 1967). Hay que anotar que se fusionan especies diferentes
anastomosis-, o se agregan partes, como ojos o bocas,
fuera de su contexto natural, a lo que hemos denominado, anamorfosis.
Para entender con mayor facilidad
el proceso y la secuencia de los estilos los hemos denominado de
"los cazadores", pese a que dado su naturalismo
lo podríamos haber llamado así, "naturalista";
pero más tarde otras sociedades vuelven a tener un arte con
un estilo definidamente naturalista, como los mochicas, por ejemplo.
Cuando las sociedades se han vuelto ya sedentarias y comienzan a
erigir grandes templos, el arte se va volviendo más simbolista
y con abstracciones de las formas, a esa etapa la hemos denominado
de estilo "Transitorio Inicial", en la medida que
es la fase hacia las sociedades complejas tempranas, como las de
Huaca Prieta o Sechín, por ejemplo. En adelante, estas
sociedades tienen ya un estilo que le es propio y característico
y su denominación corresponde al nombre de esa sociedad.
Más tarde, ya en el Periodo Formativo, el Arte de Cupisnique
y su estilo, al igual que el de Chavín y su respectivo estilo,
no necesitan de una nomenclatura especial, pero si sus fases (Lumbreras
1967a).
Los cazadores. Tienen un
estilo de notable naturalismo, el que retrata el entorno ambiental
con las imágenes más simples y sin ningún elemento
simbólico o convencional. Es el estilo del periodo Paleoindio.
Vale por la sencillez al retratar en forma escueta las cosas, seres
u objetos que más les impactaban. En estas imágenes
hay un material informativo de extraordinario valor, pues, al representar
ciertas especies de animales que ahora ya no existen, describen
un paisaje desconocido para nosotros. Por ejemplo, en la Fig. 14,
aparecen monos, especie supuestamente traída de la selva
más tarde y, el "perro chimo", del cual se dice
que llega en el Periodo Intermedio Tardío a las costas andinas.
Ambas especies están registradas en los petroglifos, que,
definitivamente realizados por artistas de sociedades mucho más
tempranas.
Hay una sola piedra con pictografías
que pueda mostrar cierto orden dentro del espacio plástico
de ese estilo (Fig.16). Es aquella donde hemos encontrado mayor
cantidad de figuras humanas y de animales, conformando una especie
de agrupamientos: los animales están en la parte alta y los
humanos en la parte baja, sugiriendo una escena de caza, cerca a
un humedal. La presencia de garzas, aves volando y otros animales
sugiere un conjunto. En cambio, la presencia de no menos de diez
hombres en la misma acción de levantar los brazos, sugieren
un agrupamiento en acción de cazar. Cada agrupamiento muestra
su verticalidad sobre el plano terrestre y define sus caracteres
que los hacen más o menos identificables. Sería interesante
recordar que en tiempos Chimú -3,000 años después-,
los planos más distantes se ponían arriba y los más
cercanos abajo, donde se une con el suelo real y para ser leídos
de abajo (cerca) hacia arriba (lejos), entendiendo así otra
forma de representar y leer la noción de distancia. De esta
manera, las imágenes distantes no se empequeñecen
como en la perspectiva occidental (Campana 2003).
En la parte alta de otra piedra,
aparecen figuras de flamencos o parihuanas (Phoenicopterus ruber),
garzas blancas (Casmerodius albus), y otras aves volando, que no
hemos podido identificar (Fig. 17). En ese mismo sector aparece
un mono de cabeza más pequeña y cola más larga
(Cebus albifront), como también en la Fig. 14, lo que podría
indicar que la recurrencia de estos animales refleja su presencia
endémica o nativa en el paisaje existente de aquel entonces.
Este paisaje no puede ser otro que el de los humedales con bosque
cercano y que los animales allí representados pertenecen
a estos ecosistemas, pues, cerca de las garzas está también
la imagen de un hombre que levanta los brazos como para ahuyentarlas
o hacer que levanten el vuelo. Todas estas imágenes representan
un entorno ambiental desconocido o ya desaparecido, dónde
ahora, son sólo pedregales o breñas que, en el verano
enero, febrero y marzo- se llena de vegetación de loma,
como relicto de ese ecosistema.
Debemos agregar que las imágenes
de este estilo, tienen características especiales en el uso
del espacio plástico, pues sólo la figura humana tiene
la verticalidad que su naturaleza impone, en cambio, cuando se trata
de aves, serpientes, o algunos mamíferos, en muchos casos,
su ubicación no responde a esta necesaria verticalidad sobre
el plano terrestre. Es posible que cada artista haya realizado una
imagen usando su personal noción espacial, desde donde comenzaba
a trabajar su obra -y lo hacía desde varios ángulos-
de allí que no haya una sola relación de horizontalidad,
tal como lo anotara en el arte primitivo, Sigfried Giedon (1962).
Hay otras características
entre las diversas imágenes que allí aparecen, pues
no tienen un orden lógico recurrente que narre el tiempo
o la sucesión temporal de éstas, o mecanismos semánticos
que las unan y puedan transmitir una especie de narración
visual. Talvez se deba a que fueron varios los ejecutantes y en
diferentes momentos, por eso es que no encontramos una secuencia
entre si. En las representaciones de escenas, con hombres que arrean
animales o que levantan los brazos para ahuyentar aves o mamíferos,
tampoco está el nexo que sugiera una secuencia.
Del estilo Transitorio Inicial.
Las sociedades que obtienen recursos por medios bélicos,
imponiéndose cruentamente, comienzan a representar torturas,
descuartizamientos y otras formas de sojuzgar a los vencidos. Los
dibujos que siendo lineales, se convierten el dibujo de "mancha" por el relleno (Blanc 1951), demuestran la habilidad de sus ejecutantes
y su capacidad de síntesis. En este periodo comienza a ser
recurrente el "tema" como elemento estilístico,
y en adelante, éste, caracterizará al estilo del Formativo.
En este periodo aparecen los temas
bélicos, los que tuvieron su desarrollo en el estilo de Sechín.
La imagen humana es clara y comienza a ser el tema central. Su sacralización
o "deificación" llegará a su mayor desarrollo
en tiempos de Cupisnique y más aún en Chavín
(Lumbreras 1967a). Además, debemos recalcar que este estilo
se impuso desde Huaca Prieta, en las imágenes de sus tejidos
a base de bandas y módulos con temas marinos, los que influenciarán
al arte de La Galgada, Sechín y Cupisnique, cuya secuencia
estilística es coherente y fácil de observar. El arte
de Huaca Prieta y sus planteamientos estilísticos derivados
de la lógica textil, seguirán en otras obras no textiles.
Las características principales
del periodo Transitorio Inicial, se manifiestan en el manejo muy
avanzado del dibujo lineal y de mancha, pues, aún
en las imágenes tan sintéticas, logran una gran calidad
descriptiva. En este estilo comienza a diferenciarse, porque el
cuerpo humano es representado en su totalidad por medio de líneas
rotundas. Las manos muestran sus cinco dedos, con uñas largas
o "estilizadas" en el dibujo y agudas, sin que parezcan
garras (Bischof 1985). Los rostros casi cuadrangulares, comienzan
a mostrar agresividad usando de ojos desorbitados y de una boca
mostrando los dientes, como medios para infundir terror (Fig.19).
Y, como ya lo mostramos páginas atrás, los temas de
descuartizamiento, junto con dibujos de uñas delicadas, ya
tienen notable recurrencia, como vimos en las figuras 7, 9 y 12
de este texto.
Los dibujos de bandas y formas angulosas como de los
tejidos del norte del Perú, definen este estilo. Así
mismo, las imágenes dobles y opuestas en diagonal, están
presentes en la mayoría de las manifestaciones artísticas
de la región (Rowe 1962; Roe 1974; González 1974 et
al.). En los tejidos de Huaca Prieta (4,500 a.n.e.) las imágenes
humanas y de otros seres sacralizados, adquieren un nivel "sacro",
adscribiéndole "poder" representado por "olas"
o "bocas felínicas" o serpientes que salen de la
boca o de los ojos (Campana 1993; Kaulike 1995). A estos elementos
sacralizantes le llamamos "imágenes elementales"
de diferente valor simbólico (Fig.20).
El estilo de Cupisnique. En
el arte andino, talvez una de las fases más destacadas son
las que corresponden a esa sociedad norteña que engloba desde
el paleolítico, el Alto de Las Guitarras, Huaca Prieta, La
Galgada, Sechín, Cupisnique, Chavín y Moche. Sus primeras
fases las que estamos analizando- servirían de modelos
posteriores del ámbito andino. El arte Cupisnique es uno
de los más originales por su claridad, su elegante simplicidad
lineal en el trazo y por la complejidad simbólica en el uso
de sus temas. Sabemos que más de mil años antes de
Chavín ya existían sociedades complejas que erigían
impresionantes pirámides truncas para su ceremonialidad religiosa,
demostrando con ello que sólo una notable organización
social y política las hizo posibles. Sociedades como las
de Kotosh (Izumi & Terada 1972); Las Haldas (Fung & Williams
1997); Garagay, (Ravines 1975); Áspero en Supe (Feldman 1980).
En especial Caral, donde hasta ahora se tiene fechados con mayor
antigüedad (Shady 1997, 2001, 2003). Todas estas sociedades,
tan tempranas, tienen una serie de rasgos que demostrarían
su alto grado de desarrollo, ligado a un complejo pensamiento religioso.
Las "imágenes elementales",
como "olas", "triángulos escalonados", "bocas felínicas", "ojos desorbitados"
y exentos, comienzan a ser usadas en Huaca Prieta, como "unidades
simbólicas elementales" (Campana 1993b), se desarrollan
en Sechín y se consolidan en la fase Cupisnique Temprano
(Elera 1993), etapa en que su mejores caracterizaciones están
en la costa norte, donde comienza su difusión a otros territorios
y otras sociedades. En esta época debió llegar a Chavín,
Paracas, Ayacucho, Ancón, etc., lugares en donde están
las evidencias de su presencia y, también, los rasgos propios
de sus respectivas variantes locales. Cuando llegamos a la fase
del Cupisnique Medio, y al desarrollar rápidamente Chavín
de Huántar, ya configurarán sociedades con un Estado
propio, pero con una ideología común y más
compleja (Burger 1984, 1993), con estructura política de
carácter teocrático.
Finalmente, podemos decir que en
el Alto de Las Guitarras, lo petroglifos de ese lugar, responden
a un largo proceso de ocupación estacional y de aprovechamiento
de los recursos, especialmente el de la sal, por las diversas sociedades
que a través de más de un milenio dejaron sus huellas.
En este proceso, las imágenes de Cupisnique muestran su predominio
e imposición sobre las que le antecedieron, ya sea al borrarlas
o sólo por grabar encima las suyas. Estas imágenes
se asocian en estilo y morfología, a las que hay en los grandes
templos de esa época en el valle de Moche, desde Cupisnique
hasta Moche. Estos templos, construidos por un estado teocrático,
debieron ser también los centros de poder de cada sociedad,
lo que explica el estar vinculados por excelentes caminos ceremoniales
a lugares donde se ejercería el control y aprovechamiento
de la sal y otros recursos. También, se puede deducir que
en los Andes centrales, la sal debió ser un medio de control
político en el ejercicio del poder. Asimismo, se podría
deducir que los petroglifos, además de ser imágenes
representativas de un ambiente ya extinto, también representan
seres de alto valor simbólico para las sociedades que allí
se expresaron.
NOTAS
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Baldomero Jara).
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(1966:15); Kauffmann (1969 y en ed. de 1971:212; 1983:282); Pimentel
(1986); Núñez (1986:359-442,2); Ravines (1986:41);
Zevallos (1990:14 -16); Morales (1993); Kaulicke (1994:393); Rodríguez
(1994:313-314); Guffroy (1999); Kaulicke et al. (2000:25-28); El
Comercio-Enciclopedia Ilustrada del Perú (2001: 1-106), Campana
2003. Hostnig 2004.
3. Para una buena y amplia documentación
ver: Arte Rupestre del Perú, Hosting, Rainer: 2004:197. Lima.
4. Ese nombre debió ser una deformación
de las voces "Quiru huaca", al ser modificadas por el de Quirihuac,
que los castellanos trajeran de Centro América.
5. Los nombres y sus variaciones, aparecen
así en los Archivos Notariales de Baldomero Jara. (A.D.L.L.)
6. Hasta la década de los 80s, era
muy fácil observar estos restos de "callanas", pero posteriormente
fueron recogidas por personas irresponsables para pegarlas y armarlas
o para venderlas.
7. Se trata de pequeños
recintos cercanos al camino Cupisnique.
8. Como no existe una clasificación
determinada por las características exteriores, hemos optado
por dar ese nombre, "carácter", de acuerdo a las tres primeras
acepciones que da el Diccionario de la Lengua Española, de
la Real Academia, de: "Caracterizar: Determinar los atributos peculiares
de una persona o cosa, de modo que claramente se distinga de las
demás". Décimo novena Edición, 1970, pág.
258.
9. Nosotros publicamos su fotografía
en "ARTE CHAVÍN:..." (1994).
10. En "TECNOLOGÍAS CONSTRUCTIVAS
DE TIERRA
" hicimos notar que hay, tanto en imágenes
supuestamente sagradas, en objetos, figurillas de barro, en una
espátula de hueso, etc., como en la tecnología constructiva,
evidencias de los pasos sucesivos desde Huaca Prieta, hasta Chavín
y Moche, pasando por Sechín. En este caso, las imágenes
de los petroglifos enriquecen esta propuesta.11.
Usamos dos términos diferentes, porque se trata de dos cosas
diferentes: de un perro negro y sin pelos tal como se le ve en la
vida real, y, de ese mismo animal, pero con valores simbólicos
adscritos tal como aparece en muchas formas icónicas del
arte andino, especialmente en Virú, Recuay, Moche, Chimú,
etc.
¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo
citar este artículo:
Campana
Delgado, Cristóbal.
La
sal, el poder y los petroglifos del Alto de las guitarras.
En
Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/salypoder.html
2005
(2004)
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