Caza o captura de camélidos mediante trampas en las pinturas rupestres de Pulpintoqasa, Apurímac, Perú
Rainer Hostnig
rainer.hostnig@gmail.com
Resumen
El artículo trata sobre
un conjunto de pinturas rupestres arcaicas registrado y documentado por el
autor en 1985 en la comunidad campesina altoandina de Pisquicocha al sur de la
provincia de Aymaraes, Apurímac, y que según su interpretación representa un
sistema particular de caza y/o captura de camélidos mediante trampas en forma
de hoyos socavados en el suelo. Compara las escenas representadas con los vestigios
de sistemas de trampas precolombinas descubiertas en la misma década por la
arqueóloga cusqueña Trinidad Aguilar en las alturas de las provincias de
Canchis y Canas y los diferencia de los sistemas de caza y/o captura de
camélidos mediante el encorralamiento o acordonamiento de los animales
representado en varios paneles de pinturas rupestres altoandinas del sur y
centro peruano.
Palabras Claves: Pinturas rupestres –
camélidos – sistemas de caza – Arcaico - Apurímac
The article deals with archaic rock paintings registered
and documented by the author in 1985 in the highland community of Pisquicocha
in the southern part of the province of Aymaraes/ Apurimac (Peru), and argues
that they represent a specific method of hunting or capturing wild camelids by means
of a trap consisting of an earthen pit. The author compares the painted scenes
with remains of pre-Colombian trapping systems discovered in the same decade by
Cusco archaeologist Trinidad Aguilar in the puna areas of the Cusco provinces
of Canchis and Canas, and distinguishes them from other techniques for hunting
or capturing wild camelids using corrals, nets or ropes which are represented
in several rock art sites in the high Andes of Southern and Central Peru.
Key words: Rock paintings – Camelids – Hunting Systems – Archaic
Period - Apurimac
Introducción
En
las últimas décadas, el conocimiento sobre manifestaciones rupestres en las zonas
altoandinas del Perú se ha incrementado notablemente y ha permitido la formulación
de interesantes hipótesis sobre la distribución de determinados patrones
estilísticos. Guffroy (1999) quien fue el primero en realizar un análisis comparativo
de representaciones rupestres de la zona altoandina desde el punto de vista
iconográfico y estilístico, llegó a identificar y definir varias tradiciones
rupestres, entre ellas el llamado “Estilo naturalista de los Andes centrales”, un
grupo de pinturas halladas en los departamentos de Junín y Lima. Focalizó la
descripción de este estilo en los camélidos silvestres, dado que en las
pinturas estudiadas, los motivos antropomorfos son escasos o ausentes. Basa su
análisis en sitios estudiados o mencionados por Bonavía (1972), Bonavía y
Ravines (1968), Ravines (1986) y Rick (1983) entre los años sesenta a ochenta del
siglo pasado y opina que el estilo naturalista del centro podría representar, -por ciertas semejanzas con el estilo de la Patagonia argentina-, “una
evolución, acompañada de una difusión hacia el norte, de la tradición andina
anterior”.
En
un artículo más reciente, titulado “L’art rupestre de l’ancient Pérou”, Guffroy
(2007) da a conocer una definición y distribución reajustada de las tradiciones
rupestres peruanas. Según el mapa de distribución proporcionado, el estilo
naturalista del centro ocuparía los departamentos de Junin, Lima y Huancavelica
con sitios representativos como los de Cuchichaqa, Tomakucho y Cuchimachay. Atribuye
a estas pinturas una antigüedad de 4,000 a 1,500 años a. C. y resume las características
del estilo señalando que se trata de camélidos de dimensiones grandes, generalmente
pintados de rojo y con el vientre exageradamente inflado. Los antropomorfos son
raros y contrastan con los animales por sus pequeñas dimensiones. Según
Guffroy, estas pinturas estarían asociadas a ceremonias de fertilidad animal o con
el inicio de la domesticación.
Hacia
el norte de Junín, en el Santuario Nacional de Huayllay, departamento de Pasco,
la arqueóloga Patricia Mayta (2004) documentó a comienzos del nuevo milenio varios
paneles con pinturas rupestres de una tradición parecida, mientras que Ruiz (2000),
Pérez y Ferrúa (2004) y Ccencho (2008) registraron y describieron pinturas
arcaicas de camélidos estilísticamente similares en los departamento de Huancavelica
y Ayacucho. Hace un cuarto de siglo fueron dadas a conocer las pinturas
rupestres apurimeñas de Pulpintoqasa y Pintasq’a (Hostnig 1988, Pérez y
Rodríguez documentaron el segundo sitio nuevamente en 1999) y posteriormente las
de Achaccercca y Utcomachay (Hostnig 2003), pertenecientes al mismo estilo naturalista
de dimensiones grandes descrito por Guffroy. La existencia de esta tradición rupestre
altoandina en otros departamentos de la región central andina, de la sierra
centro-sur y sur de los Andes peruanos hace necesario replantear la extensión
de su área de distribución.
A
continuación se presenta una versión ampliada del artículo sobre las pinturas
rupestres de Pulpintoqasa, publicada hacia fines de la década de los ochenta
del siglo pasado en un compendio de estudios sobre camélidos y sobre la
economía y cultura pastoril
(Hostnig 1988, Jorge Flores Ochoa, comp.). Se complementó la información con
una breve descripción de un sistema arcaico de caza o captura de camélidos mediante
una manga de piedras en forma de embudo que termina en un hoyo y que
posiblemente se encuentre representado en el yacimiento rupestre de
Pulpintoqasa.
Descubrimiento fortuito y
nacimiento de una pasión
Llegué
a conocer las pinturas de Pulpintoqasa en el año 1985, de manera fortuita.
Trabajaba entonces como ingeniero agrónomo de la cooperación austriaca
brindando asistencia técnica a una comunidad campesina quechua llamada
Pisquicocha en las alturas de la provincia de Aymaraes, una típica comunidad
altoandina dedicada a la crianza de camélidos y al cultivo de tubérculos.
Supervisando una pequeña obra de riego comunal en la Quebrada Huacahuasi, cerca
del centro poblado de Pisquicocha, se desató repentinamente una tormenta y
junto con los comuneros que trabajaban en la obra, buscaba refugio en un abrigo
rocoso en la ladera de la margen derecha de la quebrada. Grande fue mi sorpresa
al encontrar en la pared del fondo del abrigo un panel con pinturas rupestres
de color rojo oscuro, con la representación de camélidos de gran tamaño. Volví
dos veces más al lugar en los meses siguientes, para tomar fotografías y
realizar un dibujo a mano alzada de las pinturas.
Hacia
fines de los 80 y durante la primera mitad de la década de los noventa,
Pisquicocha sufrió las secuelas terribles del conflicto sociopolítico que
entonces asolaba la región(1) y que obligó a las organizaciones no
gubernamentales suspender o cerrar los proyectos de desarrollo en curso. Desde entonces ha pasado un cuarto de siglo y
mantengo la esperanza que el sitio con las pinturas se haya podido conservar
gracias a su lejanía de los centros poblados y por estar fuera de las rutas más
transitadas de la zona.
Ubicación y acceso
La
Comunidad Campesina de Pisquicocha se encuentra en el extremo sur del
Departamento de Apurímac y colinda con la provincia ayacuchana de Parinacochas.
El sitio de Pulpintoqasa está situado a una altura de unos 3,930 m sobre el
nivel del mar, en el piso altitudinal de la puna. Las coordenadas UTM del sitio
son 18L 663611 y E 8365427.
Fig 1: Mapa de la Provincia de Aymaraes
con indicación del sitio Pulpintoqasa
Fig 2: Ubicación de Pulpintoqasa en la comunidad
Pisquicocha
(Fuente: Imagen satelital Google Earth)
Se llega a la comunidad por una trocha afirmada que se
desprende de la carretera asfaltada Abancay-Nazca a la altura del km 193, cerca
del caserío alpaquero de Pilluni. En el camino se pasa
por la divisoria de aguas a 4,400 m.s.n.m., que divide las cuencas del río
Pachachaca, tributario del Apurímac, con la del río Ocoña, se cruza las
extensas pampas de Pilpinto para luego descender en medio de tolares y colinas
fuertemente erosionadas hacia el poblado de Pisquicocha, situado a 3,850
m.s.n.m. y a 30 kms desde la troncal. En los años 80 sólo
existía una trocha carrozable que terminaba a unos dos kilómetros de distancia
de la población. El viaje a la comunidad era toda una aventura que duraba alrededor
de nueve horas, cruzando planicies altoandinas que parecían interminables y
teniendo que atravesar extensas lagunas donde en la época de lluvias los
compañeros de viaje tuvieron que adelantarse a pie en el agua helada para advertir
al chofer del vehículo sobre la presencia de piedras grandes ocultas debajo del
agua (fig.3).
Fig. 3: Viaje
a Pisquicocha en los años 80, atravesando las
lagunas de Pillpinto en la época de
lluvia
La comunidad campesina Pisquicocha cuenta en la actualidad con 127 hogares
y una población total de 508 habitantes.(2) Las familias se dedican al pastoreo
de camélidos (alpacas y llamas) y a una agricultura complementaria de subsistencia.
En los años ochenta varias familias se dedicaban todavía al comercio
interregional mediante el trueque, realizando viajes largos con sus recuas de
llamas a Arequipa y otros departamentos del sur intercambiando productos entre la
costa, sierra y ceja de selva (fig.5).
Fig. 4: Paisaje de Pisquicocha en 1985
Fig.
5: Llamero preparando la llama guía para el viaje.
Pisquicocha
1984
Desde
Pisquicocha al sitio Pulpitoqasa son 3.6 kilómetros o una hora de camino a pie.
El camino pasa por el cementerio de la comunidad para luego ascender hasta la
cabecera de la Quebrada de Huacahuasi-Paicca, donde en los años ochenta se
encontraban varias cabañas de pastores con sus corrales de alpacas y llamas. De
allí se baja por un sendero hasta el fondo de la quebrada. Avanzando unos 500 m
en la ribera derecha del riachuelo se llega al pie de un afloramiento rocoso de
escasa altura en cuya base se encuentran las dos cavidades, que albergan las
pinturas rupestres motivo de este artículo. El camino sigue luego en la margen
izquierda de la quebrada hasta el abra de Kenkopoccro, donde comienza el
descenso a los laymes (= terrenos comunales en los que se practica la rotación
sectorial) de Pisquicocha en la parte baja de la comunidad.
Los abrigos con las pinturas rupestres
El soporte de las pinturas rupestres de Pulpintoqasa lo forman las
paredes de fondo de dos abrigos o cavidades contiguas ubicadas a unos 2 y 2.5 m
de altura, respectivamente, encima de la base del afloramiento rocoso (fig.6). Para
fines del registro y documentación he asignado el código PUL-A a la cavidad en
el lado izquierdo (visto desde el observador) y PUL-B a la del lado derecho. El
abrigo PUL-A constituye una cavidad casi redonda de apenas 1 m de alto con 0.85
m de ancho y 1.7 m de profundidad. PUL-B tiene con 1.7 m de alto y 1.9 m de
ancho casi el doble de tamaño. Esta cavidad es también algo más profunda,
superando en aproximadamente 30 cm la de PUL-A. El piso de ambos abrigos rocosos
tiene una inclinación pronunciada hacia fuera, lo que los convierte en espacios
no aptos para una estadía prolongada en su interior.
Un
tercer abrigo se encuentra a una altura de aproximadamente l0 m desde el suelo
encima de estas dos cavidades y es hoy en día prácticamente inaccesible. Puede haber servido a los cazadores-recolectores
de refugio temporal puesto que -según comunicación verbal de un profesor de
Calpamayo de la vecina provincia ayacuchana de Parinacochas- tenía un piso
artificial hecho de grandes lajas de piedras que llenaban la cavidad del piso
rocoso natural, probablemente para evitar el estancamiento del agua en la época
de lluvias. Desafortunadamente, este piso falso fue destruido en su totalidad
por ese profesor en años anteriores, quien al presumir un tapado debajo de las
lozas, las había extraído de su emplazamiento original y echado hacia abajo.
Por haber sido destruido el contexto arqueológico del piso de este abrigo, ya
no será posible establecer en el futuro una eventual asociación entre la
ocupación de la misma y la producción de las pinturas en los abrigos ubicados
en la base del farallón.
Fig. 6: Autoridades y
comuneros de Pisquicocha frente a
los dos abrigos contiguos de
Pulpintoqasa, año 1985
Las
pinturas
Abrigo
PUL-A
La pequeña superficie plana de la pared de
fondo de este abrigo, que forma una pequeña cavidad casi redonda en la roca, sólo
permitió representar un camélido grande (figs. 7 y 8). Este fue pintado de perfil
y en posición normal, es decir con las patas hacia abajo. Mide 40 cm del pecho
hasta la cola. El cuerpo es voluminoso y alcanza el máximo grosor (24 cm) en la
parte delantera. El cuello del animal es largo y delgado (2 cm de grosor) e
igual que las dos orejas, fuertemente doblado hacia atrás, con la cabeza
mirando en dirección de la cola. Las extremidades delanteras y posteriores
están flexionadas y terminan en los característicos dedos hendidos de los
camélidos. El interior del cuerpo está cubierto de pequeños trazos paralelos oblicuos
de distintos tamaños en imitación del pelaje del animal. El interior de las
extremidades, de la cabeza, del pecho y de las anclas fue rellenado con pintura.
El camélido se encuentra parcialmente encerrado
por una línea gruesa del mismo color rojo oscuro. Esta forma un círculo con una
pequeña abertura de 30 cm en la parte superior de la que se desprenden dos
líneas cortas, una orientada hacia la izquierda y la otra hacia la derecha. Esta
última, de casi 1 m de largo, se prolonga hacia la pared exterior del abrigo. La
distancia entre la abertura y el punto más bajo de la línea semicircular mide
55 cm.
Fig. 7: Vista del panel del abrigo PUL-A, año 1985
Fig. 8: Dibujo del panel del abrigo PUL-A
Abrigo
PUL-B
En PUL-B, los motivos se presentan de manera algo diferente. Gracias a
una superficie plana mayor en el fondo del abrigo el autor o a los autores de
las pinturas contaron con más espacio para su obra pictórica, lo que les
permitió pintar dos escenas similares, una encima de la otra (figs. 10a, 10b y 11).
Cada escena está compuesta, como en PUL-A, de un camélido y una línea
semicircular que lo encierra. Contrario a PUL-A, sin embargo, los dos camélidos
de este panel están representados con las patas hacia arriba como si estuvieran
cayendo en un hoyo.
El camélido de la escena superior es el más grande de los tres
registrados en Pulpitoqasa. Mide 60 cm del pecho hasta la cola y 24 cm de ancho
en la parte céntrica del cuerpo. El cuello es menos largo que el del camélido
de PUL-A. Tiene 20 cm de longitud y un grosor de 4 cm, en correspondencia con
el mayor tamaño del animal. Termina en una cabeza corta de 15 cm de largo. La
línea gruesa que encierra al camélido, tiene en la parte superior una apertura de
90 cm. La distancia entre la abertura y fondo mide 70 cm.
Fig. 9: Escena de caza/captura la parte superior
del panel
de PUL-B, año 1985
(Foto tratada con DStretch.ImageJ, canal “lds”)
En la escena de abajo el camélido es representado en sentido
contrario al de arriba. Es de dimensiones notablemente más pequeñas, midiendo
solo 44cm de pecho a cola. Parece representar una cría. Sus extremidades son
largas y delgadas y terminan en los típicos dedos pares de los camélidos igual
que en los otros dos animales. La apertura del semicírculo, sin embargo, tiene
las mismas medidas que las del “hemiciclo” en la parte superior. No se pudo
medir la altura del semicírculo por haberse borrado la parte inferior de la
línea. También se ha borrado la cabeza y parte del cuello del animal.
En ambos camélidos, el interior del cuerpo, entre las ancas y el pecho, ha
sido llenado con rayas oblicuas, ya apenas discernibles (sobre esta técnica de
estriado, ver artículo sobre Sumbay, Hostnig 2009).
Los tres camélidos de Pulpintoqasa parecen representar vicuñas por la gracilidad
de sus cuerpos y la forma de la cabeza.
Las pinturas de PUL-A y PUL-B están hechas con un pigmento de color rojo
oscuro. La tonalidad, de acuerdo a la nomenclatura de MUNSELL, corresponde al
"Dark Red, HUE 5R, 3/8" (rojo
oscuro, tonalidad 5R 3/8), característico de las pinturas
precolombinas tempranas de la región.
|
|
Fig. 10a: Panel de PUL-B, año 1985 |
Fig. 10b: La misma fotografía tratada con el programa
DStretch.ImageJ, canal de color “ire”
|
|
Fig. 11: Dibujo del panel de PUL-B
|
En el
panel del abrigo PUL-B se observan pequeñas manchas redondas de color claro en
medio o alrededor del camélido en la parte superior, debido al desprendimiento
de la pátina de la roca. Estos daños pueden haber sido ocasionados por piedras
lanzadas mediante hondas de parte de niños pastores en épocas más recientes.
Interpretación de las pinturas
Por la
combinación de los dos elementos en la composición pictórica de los paneles de Pulpintoqasa
-camélidos en posición de caída y semicírculo que los encierra parcialmente- deduzco
que se trata de escenificaciones de la caza o captura de camélidos mediante el
uso de trampas a manera de fosos u hoyos (naturales o cavados). Corrijo con
ello mi primera propuesta de interpretación (Hostnig 1988) según la cual el sistema
de caza representada sería el de “desbarrancamiento intencional” de los
animales. Resulta que al elaborar mi primer artículo sobre las pinturas de
Pulpintoqasa, aún desconocí el estudio de Trinidad Aguilar Meza sobre trampas precolombinas
para la caza de camélidos en la zona altoandina entre las provincias
cusqueñas de Canchis y Canas, cuyo resumen fue publicado irónicamente
en el mismo compendio de artículos sobre “Pastores de llamas y alpacas” compilados
por el antropólogo cusqueño Jorge Flores Ochoa (1988).(3)
Aguilar logró diferenciar dos tipos de trampas: una, en forma de embudo,
compuesto por dos muros largos que en su parte superior se cierran en un foso
circular amurallado. Este foso, según la autora, “puede encerrar hasta veinte o
treinta animales, ….dando la posibilidad de selección para trasquila o
matanza”. El segundo tipo consta de “un foso rectangular amurallado con un
promedio de 2.5 m de largo por 0.4 m de ancho, con dos canchas laterales unidas
al foso, formando callejones conductores” (Aguilar, 1988:61). Según Aguilar,
con este segundo tipo de trampa sólo un animal habrá caído en el foso, mientras
que los demás entraban en las canchas laterales debidamente controladas por los
cazadores. Concluye que por la cantidad de trampas registradas, éstas “sugieren
haberse usado en la caza de vicuñas que hubo en abundancia en esta área”. Los
siguientes dibujos ilustran los dos tipos de trampas.
Fig. 12: Sistemas de trampas con integración de fosos
para capturar camélidos silvestres (Aguilar 1988:64)
Fig. 13:
Sistema de caza del tipo “trampa A” según Trinidad (1995).
El
dibujo está en posición invertida para mostrar la analogía con las escenas
pintadas
Es muy probable que sea la “trampa con pozo” del primer tipo la que
vemos representada en las pinturas rupestres de Pulpintoqasa. Hace falta una
prospección arqueológica de la superficie de las punas aledañas al sitio para
eventualmente identificar evidencias de este sistema de caza en el terreno.
A pesar de nuevos hallazgos de pinturas rupestres arcaicas en las
provincias apurimeñas de Grau, Antabamba y Aymaraes en los últimos 20 años, ya
no se encontró nuevas representaciones de este tipo particular de trampa para
la caza de camélidos. En el arte rupestre del sur andino abundan, sin embargo, las
configuraciones de sistemas de caza mediante cercos a manera de trampas (ver
Hostnig 2010). El ejemplo más cercano se puede observar en el panel de Pintasq’a
en la provincia apurimeña de Grau, donde el camélido no cae en un hoyo sino
entra por una manga o embudo en un semicírculo o pequeño corral, azuzado por
cazadores (fig. 14).
Fig. 14: Dibujo de la escena principal del panel de
Pintasq’a
(Pérez y Rodríguez 1999)
Consideraciones finales
Las pinturas de los camélidos corresponden al típico patrón estilístico
de la sierra central y centro-sur de los Andes peruanos, caracterizado por
animales de dimensiones grandes de estilo naturalista y la ausencia de figuras
antropomorfas (Guffroy, 1999). Otra característica de este patrón es el
tratamiento pictórico del cuerpo de los animales, representando determinadas
partes como el cuello, la cabeza y las extremidades rellenadas con pintura,
mientras que la parte central del cuerpo se encuentra atravesada por rayas
transversales (técnica de estriado). Figuras similares de camélidos se
encuentran en Utcumachay e Iglesiamachay en la provincia de Grau y en varios
otros yacimientos rupestres de los Andes centrales.
Comparados con las figuras de camélidos en los abrigos de Cuchimachay en
Lima y del Bosque de Piedras de Huayllay en Pasco (Mayta 2000), los camélidos
silvestres del estilo naturalista hallados en los sitios rupestres arcaicos de
Apurímac se destacan por un mayor realismo en el tratamiento de las
proporciones anatómicas de los animales. Cabeza, cuello, extremidades y el
cuerpo entero son bien proporcionados y no se observa la inclinación hacia la estilización
en la configuración del cuello y de la cabeza como por ejemplo en el caso en
las figuras de los camélidos de Cuchipinta/Lima o Cuchichaqa, Junín.
En cuanto
a la antigüedad de las pinturas, asignadas en la visita de 1985 de manera
conservadora en 4,000 ó 5,000 años (Arcaico Tardío), opino que sigue siendo válida
como aproximación, ya que coincide con la época de la domesticación de los
camélidos silvestres.
Agradecimiento
Doy
las gracias a Matthias Strecker y a mi esposa Rosa Ana por el tiempo dedicado a
la revisión del texto, por sus sugerencias y correcciones.
Notas
1. Pisquicocha figura entre las comunidades
campesinas más afectadas por la violencia que asoló la región de Apurímac y
Ayacucho entre los años 1980 y 2000 y fue considerada en el Programa de
Reparaciones Colectivas del Plan Integral de Reparaciones por el Estado peruano
(ver también: http://alfa.minedu.gob.pe/portal/media/2006/oficios/CENTROS%20POBLADOS%20PRIORIZADOS
%20POR%20LA%20CMAN%20AMBITOS%20DE%20PAZ%20Y%20RECONCILIACION.xls).
2. Debido a la violencia sociopolítica, hubo un fuerte descenso demográfico
a fines de los años 80. De una población comunal total de 180 en el año 1985,
el censo de 1993 registró ya sólo 85 personas,
de las cuales 35 eran hombres y 50 mujeres (http://www.inei.gob.pe/BancoCuadros/Bancua20.asp?bco=14&dep=03&pro=04&dis=06&cat=06&ccpp=1220&tit=Departamento:
APURIMAC$Provincia:$Distrito:COTARUSE).
Muchos
hombres cayeron víctima de la violencia o tuvieron que abandonar la comunidad
entre los años 1988 y 1989 por las frecuentes incursiones de Sendero Luminoso o
de los Sinchis, el cuerpo especial de enfrentamiento de la policía nacional.
3. En su tesis de grado de bachiller presentada en la
Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, Aguilar (1986) presenta una
descripción detallada y bien ilustrada de las trampas halladas.
¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo
citar este artículo:
Hostnig, Rainer. Caza o captura de camélidos mediante trampas
en las pinturas rupestres de Pulpintoqasa, Apurímac, Perú.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/pulpintoqasa.html
2011
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