Las pinturas rupestres de Pamparaqay, Apurímac. Obra maestra del Arcaico andino-peruano
Parte I. Iglesiamachay
Rainer Hostnig rainerhostnig@gmail.com SIARB. Cusco, Perú
Resumen
Mediante este artículo, publicado
en dos partes por su extensión, el autor presenta los resultados del análisis
iconográfico de un conjunto singular de pinturas rupestres de probable data
arcaica, halladas en abrigos rocosos de la provincia Grau en el departamento
peruano de Apurímac. El sitio Iglesiamachay, objeto de esta primera parte del
artículo, destaca por la profusión de figuras zoomorfas, así como por la
peculiaridad y la calidad artística de las representaciones. Los motivos más
antiguos del panel lo conforman medio centenar de camélidos silvestres y
cérvidos de grandes dimensiones y de estilo naturalista, que no sólo deslumbran
por los detalles anatómicos, sino también por la policromía y los diseños decorativos
de los cuerpos de los animales que denotan un sentido estético muy desarrollado.
La existencia de múltiples superposiciones evidencia el re-uso del abrigo para
la confección de pinturas durante el Arcaico Tardío hasta épocas precolombinas más tardías.
Palabras clave: Apurímac – Perú – Arcaico
– Camélidos – Cérvidos – Pinturas rupestres - Iconografía
Abstract
With this article, published in two parts due to its
extension, the author presents a singular set of rock paintings, most of them of
probable archaic antiquity, found in different rock shelters of the Grau
province in the Peruvian department of Apurímac. Iglesiamachay is the best
conserved site, standing out for the large number of zoomorphous figures, as
well as the peculiarity and artistic quality of the representations. The oldest
ones consist of about fifty wild camelid and deer figures of great size and
naturalistic style, which attract the attention of the observer because of the different
colours and designs applied in the decoration of the interior of the bodies. The
existence of multiple superpositions evidences the re-use of the shelter for
the production of new paintings during the Archaic and later pre-Columbian periods.
Key words: Apurímac – Peru – Camelid and deer figures – Rock paintings -
Iconography
1. INTRODUCCIÓN
El territorio del actual departamento
de Apurímac, ubicado en la sierra centro sur del Perú, es conocido por su fisiografía
accidentada, caracterizada por profundos cañones y cadenas montañosas con
extensas altiplanicies y vertientes escarpadas. Una parte considerable de su
geografía pertenece al piso ecológico de la puna donde durante el Arcaico se
hicieron presentes los primeros grupos humanos conformados por bandas
familiares de cazadores-recolectores con una economía extractiva basada
principalmente en la caza de camélidos silvestres, cérvidos y animales menores.
Es de suponer que por motivos climáticos establecieron sus campamentos
permanentes no en las partes altas de las montañas, sino en una zona intermedia
entre las punas y los valles donde las temperaturas eran más benignas y se
podía aprovechar simultáneamente los recursos biológicos de las zonas altas y
bajas. Es en esta franja de transición entre la puna alta y las cabeceras de
las quebradas abrigadas (entre los 4000 y 3500 msnm) donde los antiguos
habitantes de Apurímac hicieron uso de los abrigos rocosos como refugios
temporales y para plasmar en sus paredes sus ideas, vivencias y cosmovisión
mediante la producción de pinturas rupestres. Estas manifestaciones, ante la
ausencia de excavaciones arqueológicas en las provincias altas de Apurímac,
representan hasta ahora uno de los pocos vestigios conocidos de las sociedades
de cazadores-recolectores que habitaban esta región andina durante el Arcaico.
Objeto del presente trabajo
son las pinturas rupestres de cuatro abrigos rocosos, ubicados en la cuenca alta
del río Vilcabamba, un tributario del Apurímac. Tres de ellos (Iglesiamachay,
Cebadapata y Llamachayoq Huayq’o) están situados en el distrito de San Antonio
Pamparaqay y el cuarto (Konquhuiri) en Mariscal Gamarra en la provincia de Grau. En la
primera parte se describe el contexto geográfico y arqueológico de la meseta de
Pata en cuyos flancos se encuentran los tres abrigos rocosos de Pamparaqay,
para luego enfocar el sitio de Iglesiamachay que por la profusión de figuras y
la peculiaridad de las representaciones resulta el más interesante e importante
de los cuatro sitios mencionados. Se brinda un análisis detallado de la
iconografía y se describen los cuatro aspectos que componen el estilo como son
la forma, la técnica, la temática representada y la composición pictórica. En
base a las diferencias y/o semejanzas estilísticas y las superposiciones se
realiza una primera aproximación cronológica de las pinturas.
El texto es acompañado con
un amplio material gráfico que ilustra las descripciones. El deterioro que han
sufrido las pinturas y las múltiples superposiciones en el gran panel de
Iglesiamachay, hacen prácticamente inviable una documentación mediante métodos
convencionales, como calcos in situ o calcos sobre fotografías digitales sin
mejoramiento previo, puesto que en ambos casos sólo se lograríael relevamiento de las pocas figuras de fácil reconocimiento, incurriendo probablemente en numerosos errores de
interpretación. Al someter las fotografías tomadas al tratamiento digital mediante
el programa ImageJ D-Stretch (Mark y
Billo 2006, 2010; http://www.dstretch.com), salieron a la luz no sólo los detalles
anatómicos de muchas de las figuras apenas reconocibles a simple vista, sino,
sobre todo, la gran gama de diseños y colores usados para ornamentar el cuerpo
de los animales y en algunos casos también la secuencia en las superposiciones
de figuras.
Cuando el estado de las
imágenes lo permitió, se realizó un dibujo en base a las fotografías
digitalmente mejoradas, pero separando la figura de su entorno para poder
discernirla mejor. El relevamiento de los sitios se hizo únicamente mediante el
empleo de cámaras fotográficas, sin intervención alguna en el contexto
arqueológico de los abrigos y soportes.
2. ANTECEDENTES DE ESTUDIO
El conocimiento sobre el
arte rupestre apurimeño, casi inexistente hace menos de tres décadas, ha ido
creciendo gracias a la realización de estudios e inventarios locales llevados a
cabo por diferentes investigadores nacionales y extranjeros.
Las primeras menciones,
todavía muy someras, sobre un sitio rupestre arcaico en el territorio de
Apurímac figuran en el “Diccionario Arqueológico del Perú” de César García
Rosell (1966) y en el inventario de arte rupestre de Ravines (1986). Ambos hacen
referencia a Allhuanso en el distrito antabambino de Huaquirca, registrado por este
último en 1967 y descrito 30 años más tarde por Centeno (1994) en su monografía
sobre Huaquirca. A mediados de la década de los ochenta, Hostnig (1988, 2011) halló
de manera fortuita las pinturas rupestres de Pulpintoccasa en las punas de Aymaraes,
colindantes con Ayacucho, y en 1987 realizó la primera documentación del sitio
Pintascca en el extremo suroeste de la provincia Grau. El último año de siglo
pasado, Pérez y Rodríguez (1999) llevaron a cabo un estudio detallado sobre las
pinturas rupestres más antiguas del panel de Pintascca en el marco de un
proyecto de la Pontificia Universidad Católica Peruana. En el año 2001, Hostnig
(2003) registró el abrigo de Utcumachay en Grau y llevó a cabo una
documentación pormenorizada de las pinturas rupestres de Allhuanso. Lagos y
Castro (2004), por su lado, relevaron el sitio rupestre arcaico de Achaccercca
en Aymaraes, en el marco de su proyecto de inventarización preliminar del arte
rupestre de Apurímac, cuyos resultados fueron dados a conocer en el I Simposio
Nacional de Arte Rupestre en el Cusco en 2004.
En 2003, el autor de este artículo tomó conocimiento de los sitios rupestres de la margen izquierda del río Oropesa a través de la lectura de una monografía sobre el distrito de San Antonio Pamparaqay (Sánchez 1999a, 1999b). El mismo año realizó una primera visita a la zona, registrando las pinturas arcaicas de Llamachayoq Machay en la ladera sur de la meseta de Pata, y los petroglifos y pinturas rupestres de Mach’aqwayniyoq, de épocas más tardías, en la vertiente izquierda del río Oropesa, frente al centro poblado de San Antonio (Hostnig 2003). Durante esta primera visita no logró localizar la cueva de Iglesiamachay, mencionado brevemente por Iván Soto Pareja (1999)(1) en la publicación arriba mencionada. Recién tres años más tarde, en 2006, el autor obtuvo información sobre la ubicación de la cueva de parte de Gustavo Rodríguez(2), un san-antoniano quien reside en el Cusco y cuyos familiares poseen terrenos en el sector de Huachajray en la margen izquierda del río Oropesa, donde se encuentra el abrigo rocoso. En septiembre del mismo año, el autor organizó una visita al lugar, realizando una primera documentación fotográfica del panel con las pinturas.Volvió nuevamente a Iglesiamachay el seis de diciembre del mismo año, junto con el geólogo cusqueño Raúl Carreño y Mario Canessa, con el fin de completar la documentación, conseguir datos sobre las características geológicas de la zona y recoger información etnográfica de los pobladores de los distritos de San Antonio y Turpay que pastorean sus animales y cultivan trigo en los alrededores del abrigo rocoso con las pinturas. En esta segunda visita, el autor visitó y documentó también las pinturas rupestres del sitio vecino de Cebadapata.
3. SAN ANTONIO DE PAMPARAQAY
3.1.
UBICACIÓN Y MEDIO AMBIENTE
San Antonio
es uno de los 14 distritos de la provincia de Grau (fig. 1), creada en 1919,
luego de su desmembramiento de la provincia de Cotabambas. Está situado en la
cuenca hidrográfica del río Oropesa (que río abajo adquiere el nombre de
Vilcabamba), al sureste de Chuquibambilla, capital de la provincia. El distrito
limita con Mamara y Micaela Bastidas en el este, con los distritos de Turpay y
Mamara en el sur, con Santa Rosa y Pataypampa por el oeste y con Micaela
Bastidas en el norte.
El acceso al distrito
es por dos vías. Una desde el Cusco, pasando por los centros poblados de
Cotabambas, Progreso, Ayrihuanca y Miska y la otra desde Abancay, por Lambrama,
Chuquibambilla, Vilcabamba, Ayrihuanca y Miska. Desde Chuquibambilla se puede
tomar también la ruta Santa Rosa-Turpay-Totora Oropesa-Mamara. Esta última
ruta, aunque más larga, pasa por la margen izquierda del río Oropesa, donde se
encuentran las localidades de arte rupestre, objeto del artículo.
San Antonio
tiene una extensión de 24.1 km² y una población reducida de aprox. 400
habitantes (22.4 hab./km²). Son cada vez más los san-antonianos que radican fuera del distrito, sea
en Lima, en la capital departamental Abancay o en el Cusco. Muchos pobladores migraron durante
la década de los ochenta y comienzos de los noventa – los años de la
violencia desatada por la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso y la represión
militar.
Las familias
que radican en el distrito, se dedican en su mayoría a la producción
agropecuaria y en menor grado a la artesanía (talabartería, zapatería, tejidos)
y el comercio, que por lo general son actividades complementarias.
El distrito se
extiende altitudinalmente desde los 2650 metros sobre el nivel del mar (sector
Urawa, punto más bajo del valle del río Oropesa) hasta aproximadamente 4500 metros
(Cerros Qochakunka y Waraqq’asa), abarcando tres pisos ecológicos o ecoregiones. La quechua,
que arranca en el fondo del valle del río Oropesa y llega hasta los 3500 metros
sobre el nivel del mar, la suni que
va desde los 3500 hasta los 4000 metros de altitud y por último la puna que corresponde a la parte alta de
los cerros mencionados. La capital distrital está situada a 3451 metros, en la
margen derecha del río Oropesa.
Con excepción de
algunas pampas y laderas suaves usadas para el pastoreo del ganado y para el
cultivo de maíz y trigo en secano, los terrenos de San Antonio tienen
pendientes fuertes y accidentadas. En las tierras próximas al río Oropesa,
donde el clima es entre cálido y templado, los agricultores de San Antonio
cultivan, aparte del maíz, calabazas, zapallos, frijoles y porotos. La mayoría de las familias campesinas
crían ganado vacuno y ovinos. Están ausentes en los rebaños los
camélidos domesticados (alpaca y llama) que ya sólo se mantienen en las alturas
de Turpay, distrito vecino de San Antonio, en la margen izquierda del río
Oropesa. En las punas de Virundo en la provincia de Antabamba que colinda con
Turpay, existen todavía pequeñas tropillas de vicuñas.
Fig. 1:
Provincia Grau con indicación de los sitios rupestres asignados al período
arcaico.
3.2.
CONTEXTO
HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICO
Por su ubicación en una de
las llamadas “provincias altas” de Apurímac, San Antonio Pamparaqay debe haber
sido ocupado tempranamente, sea de manera permanente o temporal, por grupos de cazadores-recolectores
que aprovechaban los diferentes pisos ecológicos para el aprovisionamiento de
alimentos y otros productos necesarios para la subsistencia.
En la época precolombina
tardía, el territorio del distrito formaba parte de la antigua comprensión de
las etnias Cotaneras (Qotaniras) y Qotapampas de habla quechua que durante le
época inca pertenecían territorialmente al Contisuyo. Los Qotaniras, junto con
los Aymaraes y Qotapampas, eran aliados de los incas del Cusco en la guerra
contra los Chancas y contribuyeron a su derrota en la batalla de Yahuarpampa
cerca de Cusco. Al inicio de la época colonial, la provincia de los Cotaneras figuraba
como repartimiento del padre del cronista Garcilaso de la Vega. En 1576, los
agustinos, encargados de la evangelización de los pueblos del corregimiento de
Cotabambas (al que pertenecía el actual distrito de Grau), formaron el Priorato
de Omasuyos y crearon la provincia de Omasuyos con los pueblos ubicados en la
hoya del río Oropesa-Vilcabamba (Sánchez, 1999).
El distrito alberga numerosos
restos arqueológicos de diferentes épocas precolombinas. Las más antiguas, pertenecientes
al Arcaico, son los abrigos rocosos con evidencias de pinturas rupestres. De períodos
prehispánicos tardíos (probablemente del Horizonte Medio) datan las extensas andenerías en la
margen derecha del río Oropesa y en la margen derecha de la quebrada Paraqhay,
mientras que la muralla defensiva y construcciones circulares en las faldas del
cerro Kokarunku, una prominencia rocosa en el extremo septentrional de la
meseta de Pata entre los ríos Oropesa y Paraqhay, deben pertenecer
cronológicamente al Horizonte Intermedio Tardío. En el sector Isla se encuentran los vestigios de un antiguo asentamiento
humano o centro ceremonial y en el sitio de Campanayoq, directamente frente al
cerro Kukarunko y debajo del pueblo de San Antonio, los restos de una estructura, interpretada por los lugareños
como observatorio.
El
cerro Kukarunku, por su forma particular, parece haber sido una huaca o antiguo
centro ceremonial de los Qotanira del Valle de Oropesa (fig.2). Por este cerro,
según Sánchez (1999b: 62), pasa un camino incaico que unió el tambo de
Vilcabamba con la huaca de Mamara y que “luego de remontar el río Oropesa conducía
a las tierras de Totora Oropesa, integrando así esa lejana región a la red de
caminos del Tahuantinsuyo”. Ambas
márgenes de este río, que ha cavado un lecho profundo y sinuoso, han sido
transformadas en una sucesión de terrazas de cultivo con muros de contención.
Es probable que daten de la época huari, cuyos dominios se habían extendido por
todo el territorio del actual departamento de Apurímac.
En el sector P’ajra, encima
del sector Huachaqray, al sur de la meseta de Pata, afloran rocas planas que
han sido talladas por el hombre precolombino, creando canaletas profundas con
gradas al interior (fig. 4). Llama
también la atención el gran número de nichos (fig. 5) en la base de los
acantilados en la vertiente oriental de la meseta, que como el sitio Gentilmachay
en su mayoría parecen haber cumplido funciones funerarias.
Según testimonios verbales
de pobladores del pueblo de San Antonio (com. pers. de Gustavo Rodríguez), en
estos nichos de las peñas quedaron los restos de los gentiles que se refugiaron
en ellos para protegerse, cuando apareció por primera vez el sol en el
firmamento. Según el mito, muy
difundido en los Andes del sur peruano, recopilado por Sánchez (1999) y
publicado en su antología sobre “Wakas y Apus de Pamparaqay”, la llamada primera humanidad de los
Ñawpa Runa (hombres antiguos) o gentiles fué alumbrada sólo por la luna, pues
desconocían el sol. Cuando un día
se rebelaron contra el padre creador, este les castigó al ordenar que saliera
el sol. El fuego del sol los calcinó a todos y “los restos óseos y antiguas
tumbas que se hallan en mach’ays (cuevas) y t’oqos (huecos o ventanas)
se consideran despojos de los gentiles.”
Aparte de los nichos usados
para entierros existen otros perfectamente labrados y pulidos en la cavidad de
un afloramiento del paraje P’ajra, que parecen haber servido para fines
rituales (figs. 6 y 7).
Entre los sitios
rupestres de Iglesiamachay y Cebadapata se encuentra en la parte alta el sitio
arqueológico de Isla, compuesto por restos de construcciones circulares, escalinatas
y mesas ceremoniales (com. pers. de Gustavo Rodríguez).
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Fig. 2: El cerro
sagrado de Kukarunku
(Foto: Gustavo
Rodríguez)
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Fig. 3: Incisiones verticales
paralelas en la base
del farallón cerca de Iglesiamachay
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La importancia religiosa y ritual
de la meseta de Pata es evidenciada no sólo por la presencia de los nichos esculpidos
en roca para fines funerarios y ceremoniales y los restos arquitectónicos con
probables funciones culticas, sino también por varios sectores con
manifestaciones rupestres de épocas agropastoriles e incluso postcolombinas (figs.
8-11). En las roquerías del promontorio de Kukarunku, Gustavo Rodríguez
documentó un panel con pinturas rupestres de color rojo superpuestas sobre
incisiones rectilíneas. En el lado izquierdo una composición abstracta con
divisiones internas y hacia la derecha dos barras idénticas “enfrentadas”
terminando en cada extremo en un gancho o voluta. En el sector funerario de
Mach’aqwayniyoq existen restos de pinturas rupestres y paneles de petroglifos
en lo alto y en la base del farallón (figs. 8, 10). En el primer caso se trata
del fragmento de una gran serpiente puntiforme ondulada que ha dado el nombre al
sector, pero que lamentablemente ha sido destruida casi en su totalidad
mediante hondazos por jóvenes de la zona. Los grabados, igual que los restos de las pinturas, ubicados
a varios metros encima del suelo, representan grupos de camélidos de tendencia
naturalista, desplazándose hacia la derecha del observador. Los petroglifos en
la base del acantilado –una composición de grandes dimensiones en forma
de un semicírculo concéntrico, asociado a dos figuras antropomorfas
esquematizadas en el lado derecho- deben ser de mayor antigüedad. En la
cercanía de Iglesiamachay hay petroglifos que representan camélidos (fig. 11),
similares a los de Mach’aqwayniyoq, así como pinturas rupestres de la época colonial (figuras humanas
con sombrero, un esqueleto, blandiendo la espada, una serpiente).
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Fig.4: Roca madre
tallada en forma de gradas
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Fig. 5: Nichos funerarios en el sitio Gentilmachay
(Foto: Gustavo
Rodríguez) |
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Fig. 6: Paraje de P’aqra con afloramientos rocosos, parcialmente labrados |
Fig.7: Abrigo rocoso con una hilera de nichos
en el interior y en la entrada. |
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Fig.8: Petroglifos abstractos (semicírculo concéntrico) y figurativos (antropomorfos) en Mach’aqwayniyoq |
Fig. 9: Pinturas rupestres del Kukarunku. Foto procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color “ire”.
(Foto: Gustavo Rodríguez) |
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Fig. 10: Camélidos grabados en lo alto del acantilado
encima de los restos de un entierro precolombino,
sector Mach’aqwayniyoq |
Fig. 11: Grabados de camélidos en la base
de un farallón cerca de Iglesiamachay |
4. IGLESIAMACHAY
El sitio rupestre de
Iglesiamachay está conformado por una cueva o abrigo
rocoso de poca profundidad en la base del acantilado que bordea la meseta de
Pata. Está ubicado a 3490 metros
sobre el nivel del mar, en el
sector Huachaqray, que ocupa la margen izquierda del río Oropesa, cuyo lecho se
encuentra a 3090 msnm.
El abrigo mide 29 metros de largo, 12 metros de profundidad (medido desde la línea de goteo) y ocho metros de altura en la parte más alta de la boca (fig. 13). Esta tiene forma de un arco apuntado lo que probablemente haya inspirado a los lugareños a bautizar el lugar con el nombre de Iglesiamachay o “Cueva Iglesia” (fig. 14). La pared del interior, vertical hasta una altura de aproximadamente cuatro metros y luego con una inclinación creciente hacia el borde exterior, forma un semicírculo. En el piso aflora la roca madre, cubierta por una delgada capa de tierra. La roca en la base del acantilado es de toba riolítica blanca, que en algunos puntos pasa a toba dacítica, adquiriendo en este caso coloración rosácea a gris clara.
La zona se encuentra en el límite entre los pisos
ecológicos quechua y suni, entre las zonas de vida Bosque Húmedo Montano Bajo Subtropical
(bh-MBS) y Páramo muy Húmedo Subalpino Subtropical. La vegetación alrededor del
abrigo está compuesta por molles (Schinus molle), chachacomos (Escallonia
resinosa), lambras (Alnus
jorullensis),
maguey (Agave americana) y una variedad de arbustos, en su mayoría
espinosos. La fauna mayor silvestre está
representada por la taruka (Hippocamelus antisensis), el zorro (Lycalopex culpaeus) y el puma (Puma concolor). La ladera
delante del abrigo es actualmente usada para el cultivo de trigo, cebada, habas
y tarwi y para el pastoreo de
ganado.
Fig. 12: La
meseta Pata y el abrigo de Iglesiamachay. En el fondo,
en la margen
derecha del
río Oropesa, el pueblo de San Antonio.
Fig. 13: Vista
de cerca del abrigo de Iglesiamachay
Fig.14: Ubicación
de las secciones pintadas al interior del abrigo
4.1.
DESCRIPCIÓN DEL PANEL
El alero de Iglesiamachay abriga
un extenso panel de pinturas rupestres que ocupa un
área de 22.5 m de largo por 6 m de alto. Comienza a una distancia de aproximadamente
4 metros desde la entrada del abrigo en el lado derecho y se extiende hasta
donde se inicia una sección afectada
por la exfoliación de la roca, sin pinturas, para continuar en el lado izquierdo de la pared de fondo,
donde las pinturas cubren una pequeña sección de apenas 2.5 m de largo por 1.5 metros de alto. A esta
sección se le ha asignado la letra A y a la sección en el lado derecho, que mide
13 metros lineales y donde hay la mayor concentración de pinturas, la letra B. El
área sin pinturas entre las secciones A y B tiene un ancho de tres metros.
Fig.15: Sección B del panel que llega a una altura de 6 m.
En la sección B, el panel
comienza a una altura de entre 1.3 y 1.7 metros desde el piso actual del
abrigo, con pinturas muy deterioradas y cortadas debido a la exfoliación de la
capa superficial de la pared rocosa en la parte inferior del abrigo. Es de
suponer que originalmente el panel se iniciaba muy cerca del suelo y que se fue
borrando paulatinamente por efecto del roce de los cuernos y cuerpos del ganado
bovino, caprino y ovino que desde hace siglos estuvo frecuentando el abrigo
usándolo como refugio o corral.
Metodología empleada
Con el propósito de caracterizar
y definir el patrón estilístico de las pinturas y para poder sacar conclusiones
sobre la sucesión de fases pictóricas y su posible antigüedad, se empleó como
unidad de análisis los motivos figurativos y no figurativos identificados en el
panel para luego, en un segundo paso, analizar la composición pictórica en su
conjunto. Debido a las numerosas superposiciones y el grado de deterioro en que
se encuentra la mayoría de las figuras, su identificación sobre la base de las
fotografías tomadas durante las dos visitas al lugar se convirtió en una tarea
sumamente difícil, razón por la cual el autor postergó el análisis detallado de
las pinturas durante varios años. Al recibir en 2008 el apoyo de Robert Mark,
especialista en el mejoramiento digital de fotografías rupestres, era el
momento preciso de retomar el análisis de las pinturas. El procesamiento de varias de las
imágenes mediante el programa D-Stretch ImageJ(3) permitió visualizar muchos de los detalles decorativos de las figuras antes
irreconocibles, detectar nuevas figuras e identificar las distintas capas de
figuras superpuestas. El tratamiento digital de las fotografías fue continuado
y completado luego por el autor, dando lugar a un vasto material de imágenes
que se prestaban para una descripción detallada y para el establecimiento de
una tipología de motivos.
Se procuró ilustrar la
descripción de cada figura mediante una o varias fotografías y, donde era factible,
con un dibujo hecho en base a las fotografías. Al lado de la fotografía
original se colocó una copia procesada mediante el programa antes citado, con
el fin de facilitar el reconocimiento de la figura descrita. Los dibujos
representan aproximaciones y no siempre recogen todos los detalles decorativos
de las figuras. Sin embargo, al representar mediante ellos los motivos aislados
de su contexto, permiten apreciar mejor las figuras individuales.
Para la medición de las
figuras en el panel se usó la escala métrica y cromática
IFRAO.
Para fines descriptivos, se
dividió el universo de los motivos en figurativos y no figurativos y los
primeros en zoomorfos, antropomorfos, biomorfos y artefactos. Bajo la categoría
de motivos no figurativos se agrupó las composiciones abstractas. Los zoomorfos fueron subdivididos a su
vez en camélidos, cérvidos y ornitomorfos.
Para la descripción anatómica
de los grandes ungulados (camélidos silvestres y cérvidos) se usó la
terminología y las principales medidas zoométricas que aparecen en el gráfico
de la nota(4).
Aunque el modelo usado es una llama, los nombres de las partes anatómicas y las
medidas valen también para
la descripción de las especies silvestres, la vicuña y el guanaco.
Para la identificación de las figuras y para facilitar su localización en el panel (figs. 17 y 18), se les ha asignado a cada una de ellas un código con su número correlativo y un color distinto en el gráfico: IG se refiere a Iglesiamachay, Ca a la sub-categoría de camélidos (color blanco), Ce a la de cérvidos (color amarillo) y Or a las de ornitomorfos (color azul). Bajo las siglas An (color marrón) se agruparon los motivos antropomorfos mientras que Bi (color rojo) es utilizado para el motivo biomorfo. Con las letras Ea (color verde) se clasificó un elemento artefactual y con Ma los motivos o composiciones abstractas. Estas no fueron indicadas en la figura 18 por falta de espacio.
En las figuras siguientes
se puede observar una imagen panorámica del panel de Iglesiamachay, dividido en
las secciones A y B (fig. 16), así como gráficos de las dos secciones, con localización
de los motivos señalados mediante sus respectivos códigos (figs. 17 y 18).
Fig. 16:
Panorámica del panel de Iglesiamachay, con las secciones A y B
Fig. 17:
Sección A (lado izquierdo del
panel), con indicación de los
motivos descritos
en el texto.
Fig. 18:
Sección B del panel con indicación
de motivos descritos en el texto.
4.2.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO DE LOS
MOTIVOS
El corpus para el
análisis iconográfico de las pinturas rupestres del panel de Iglesiamachay lo conforman aproximadamente 78 motivos
(cifra conservadora), englobados en tres categorías. El número de motivos es un
aproximado puesto que es sumamente difícil establecer la cantidad exacta debido
al deterioro del soporte y a la presencia de superposiciones múltiples. El
panel es numérica- y visualmente dominado por los motivos zoomorfos. Se logró identificar
un total de 47 figuras zoomorfas, cinco figuras humanas de estilo naturalista y
tres conjuntos de antropomorfos esquematizados con alrededor de 17 figuras, una
figura biomorfa indeterminada, un artefacto (sin incluir los dardos clavados en
los animales), así como siete composiciones abstractas. Los protagonistas de la
composición pictórica de Iglesiamachay son los principales representantes de la
fauna silvestre local (camélidos y cérvidos) o imaginaria (motivo ornitomorfo).
Encabezan el bestiario los
camélidos salvajes que representan el 77 % (37 unidades) de las figuras
zoomorfas identificadas, seguido por los cérvidos, con el 19 % (9 unidades) y
la única figura aviforme con 4 % del total. El repertorio pictórico incluye también un dispositivo o
artefacto vinculado con la caza de los animales, dejando sin considerar en el
conteo los dardos incrustados en los animales. En relación al número total de motivos,
las figuras zoomorfas representan el 60 %, las antropomorfas el 28 % y los
motivos abstractos el 9 %. Los tres por ciento restantes se comparten entre el
motivo biomorfo y el artefacto (valla).
4.2.1.
FIGURAS ZOOMORFAS
4.2.1.1. CAMÉLIDOS
Los camélidos silvestres están
representados en diferentes posiciones, tamaños y decoraciones internas. Por
sus rasgos morfológicos se supone que pertenecen a las especies silvestres vicuña
(Vicugna vicugna) y guanaco (Lama guanicoe) y que no representan especies domésticas.
Además, un número significativo de los camélidos representados muestran su
condición de animales de presa al aparecer heridos, en fuga o abatidos.
IG-Ca-01 al IG-Ca-06: En el lado izquierdo de la sección B (panel principal),
colindante con el sector carente de pinturas, se distinguen cinco camélidos,
cuatro adultos y una cría, todos orientados hacia la izquierda. Todos los animales, con excepción de la cría que
sigue a su madre, se encuentran mutilados en la parte delantera, faltando la
cabeza y el cuello y en dos de ellas incluso la parte delantera del cuerpo, debido
a la erosión del soporte.
El lugar más alto del panel
ocupa un camélido de cuerpo compacto (IG-Ca-01), del que se ha conservado gran
parte del cuerpo y las extremidades posteriores. Mide aprox. 50 cm de largo de cuerpo o tronco (pecho-anca). El
interior del cuerpo parece rellenado de color rojo y con un diseño compuesto
por pequeños trazos de color beige. Son también de color beige las patas delgadas
y ligeramente flexionadas, así como la línea que contornea al animal (fig. 19a
y 19b).
Debajo de esta figura se
encuentra una pequeña escena compuesta por un camélido hembra seguida por su cría
al parecer recién nacida (IG-Ca-02, IG-Ca-03). La cría mide 14 cm de largo, la
madre aprox. 62 cm. De la figura del camélido hembra -de color rojo oscuro con
decoración superpuesta en forma de líneas paralelas, puntos de color blanco y
pequeños trazos de color naranja- se han conservado la parte central y el tren
posterior del cuerpo. Tanto la posición de las patas, dobladas hacia atrás en
ángulo de 90º, como la de la cola, separada del cuerpo y en alto, caracterizan
un animal en plena estampida tratando de escapar de un peligro invisible. La
cría tiene el cuello erguido y la cola levantada. Su cuerpo está rellenado de
color rojo y sobre este fondo fueron pintadas pequeñas manchas blancas (figs. 20a y 20b).
Hacia la derecha y abajo se
encuentra un camélido (IG-Ca-04) pintado en un estilo diferente al de los
demás. Tiene el cuerpo delineado de color blanco y rayas interiores curvas y equidistantes
del mismo color. Parte del animal parece estar superpuesto sobre manchas de
color rojo. Por su posición fuertemente inclinada hacia abajo, con el cuello
estirado en la misma dirección, da la sensación de saltar al vacío. Falta la
cabeza y parte del cuello. Tiene las extremidades delanteras flexionadas y
adelantadas, típicas de un camélido brincando para vencer un obstáculo o
corriendo ladera abajo. No se distinguen las piernas traseras. La cola está
representada con una raya corta y recta. Sin la cabeza, el animal mide aprox. 50
cm de largo y 30 cm de ancho de cuerpo (figs. 21a y 21b).
A una distancia de aproximadamente
un metro por debajo de la figura IG-Ca-02, salta a la vista, por sus colores
intensos y llamativos, el fragmento de un camélido grande (IG-Ca-05). Se ha conservado
únicamente el tren posterior del cuerpo (patas traseras más la parte posterior del tronco, incluyendo parte del vientre). Mide 77
cm de alto desde la punta de las pezuñas hasta la parte más alta de la grupa. Las
dos piernas musculosas son bien perfiladas y las cañas delgadas y finas,
terminando en puntas. El color base del camélido es el rojo intenso sobre el
cual fueron pintadas franjas anchas, verticales y equidistantes de color negro. Estas franjas comienzan en la línea del
lomo, cruzan las piernas y llegan hasta la altura del codo del animal. La cola
delgada y contorneada mediante una línea blanca está curvada hacia abajo (figs.
22a - 22c).
En
línea recta debajo del fragmento de camélido anterior se observa la figura de
un pequeño cuadrúpedo de color rojo oscuro (IG-Ca-06), que probablemente
represente también un camélido, cuyo cuello y cabeza se han perdido por la
erosión del soporte. Tiene incrustado un dardo en la parte posterior del lomo.
Con sólo 27 cm de largo aproximado y 11 cm de ancho es el camélido adulto más
pequeño (figs. 22a - 22c).
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Fig. 19a: Figura de posible camélido en el extremo superior de la sección B del panel (IG-Ca-01) |
Fig. 20a: Camélido madre con cría (IG-Ca-02 y IG-Ca-03) |
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Fig. 19b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „lab“. |
Fig. 20b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „lab“. |
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Fig. 19c: Dibujo aproximado de camélido IG-Ca-01 |
Fig. 20c: Dibujo aproximado de camélidos IG-Ca-02 e IG-Ca-03 |
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Fig. 21a: Camélido de color blanco (IG-Ca-04) |
Fig. 22a: Fragmento del camélido bicromo IG-Ca-05,
abajo un animal pequeño (IG-Ca-06) |
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Fig. 21b: Colores invertidos
(procesamiento mediante Photoshop) |
Fig. 22b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „ybr“. |
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Fig. 21c: Dibujo del camélido IG-Ca-04,
en base a foto 21b |
Fig. 22c: Dibujo aproximado de los camélidos
IG-Ca- 05 e IG-Ca-06, en base a foto 22b |
IG-Ca-07 e IG-Ca-08: En la parte superior de la figura de un
ave de grandes dimensiones (IG-Or-01) se observan al menos dos motivos zoomorfos superpuestos. Mediante el
mejoramiento digital se logró identificar un camélido grande (IG-Ca-07) y a la
altura del abdomen y las patas posteriores otro más pequeño apenas reconocible
(IG-Ca-08). El camélido grande mide 200 cm de largo (naso-anal) desde la punta
del hocico hasta el origen de la cola. Está orientado en sentido contrario al camélido
IG-Ca-05, de modo que las colas de ambos animales casi se tocan. Tiene un
cuello largo y estirado, con la cabeza llegando hasta el borde de un
desprendimiento de la roca. Lleva las orejas orientadas hacia atrás. El color
de base del camélido es el rojo sobre el que fue pintada, siguiendo la
curvatura del cuerpo, una cinta o banda ancha segmentada, de colores alternantes
naranja-rojo-negro, contorneada con una línea de color negro. Esta banda sale
de la altura de los muslos de las extremidades posteriores y bordea el interior
del lomo donde llega a ensancharse
para convertirse luego en el cuello del animal. A la altura de la cruz, la
línea de contorno negro se pierde y la alternancia tricolor se vuelve bicolor
negro-rojo hasta la cabeza del animal.
Por el grado de deterioro
de la imagen, no se distinguen el vientre y las extremidades delanteras. Del pequeño
camélido superpuesto sobre el vientre del camélido grande, sólo son visibles
con claridad las patas traseras y delanteras, así como la línea del lomo (figs.
23 y 24).
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Fig. 23a: Camélido grande con la cabeza estirada
hacia el suelo (IG-Ca-07) |
Fig. 23b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds“, distinguiéndose un camélido pequeño superpuesto de color rojo oscuro. |
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Fig. 24a: Detalle del cuello y cabeza
del camélido IG-Ca-07 |
Fig. 24b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ,
canal de color „lds“. |
Fig. 24c: Dibujo del cuello y la cabeza de IG-Ca-07, en base a foto 24b |
IG-Ca-09: La composición de la sección B es
dominada por un gran camélido de color rojo sangre, ubicado en el lado
izquierdo de la pared del fondo del alero. La figura comienza a una altura de 3.7
m desde el piso del abrigo y mide 150 cm desde la cola hasta el pecho y 208 cm
desde la punta de la cola hasta donde debe estar ubicada la cabeza. El cuerpo
tiene un ancho de 58 cm. Es la representación zoomorfa más grande de
Iglesiamachay (figs. 25, 25b y 25c). El cuello y la cabeza han desaparecido por la exfoliación de la roca. Sólo se
ven las puntas de las orejas lo que permite reconstruir la posición del cuello y
el tamaño del animal. El camélido tiene las patas delanteras completamente
dobladas y plegadas al vientre, resaltando la bipartición de las pezuñas (fig.
26), y las traseras ligeramente dobladas hacia atrás (fig. 27). Su vientre es
pronunciado y el lomo ligeramente curvo hacia la grupa, con una leve convexidad
a la altura de la cruz. En la parte delantera del vientre del animal parece
clavado un objeto en forma de un trazo recto y delgado, con un engrosamiento en
el extremo. Puede tratarse de un
dardo, con lo que la posición de las patas indicaría el salto que da el animal
al ser alcanzado por el arma, o su caída.
La pintura roja ha sido
aplicada en una capa gruesa cubriendo el cuarto delantero y trasero del animal.
En los lugares del cuerpo del animal donde se ha borrado la capa superficial de
la pintura, aparece otra tonalidad de rojo, más opaca. En el espacio entre los
dos cuartos parece inserto un segmento con franjas paralelas verticales de colores
negro y naranja. Sobre este segmento, en la parte inferior derecha, fue pintada
posteriormente una hilera de cuatro figuras antropomorfas de cuerpo delgado
dirigidos hacia la izquierda del observador. Otra figura humana, de color rojo
opaco algo más grande que las anteriores, ha sido pintada fuera del animal,
delante de la pata trasera derecha, mirando en la misma dirección (fig. 25c).
Las figuras antropomorfas serán descritas con mayor detalle en el capítulo
sobre las figuras humanas.
Una delgada línea blanca
contornea el cuerpo del animal. Esta línea es más gruesa en la parte central y
corresponde al contorno del segmento superpuesto.
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Fig. 25a: El camélido dominante del panel principal |
Fig. 25b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds“. |
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Fig. 25c: Foto procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color lab“. |
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Fig. 26: Detalle de las patas delanteras y
del posible dardo clavado en el vientre |
Fig. 27: Parte trasera del animal |
IG-Ca-10 e IG-Ca-11 Debajo del camélido grande descrito
arriba figura una hembra grávida (IG-Ca-10) en cuyo cuerpo fue pintada la
cavidad uterina con un feto totalmente desarrollado, la cabeza orientada hacia el
cuello uterino. Lamentablemente no se ha conservado la parte posterior del
feto, debido a la erosión del soporte rocoso. La hembra mide aprox. 95 cm de
largo (entre origen de cola y ubicación probable del pecho) y 47 cm de ancho. Es
de cuerpo macizo y tiene el lomo curvo y la cola doblada hacia abajo. Su cuello
y cabeza están cubiertos por otros motivos, mientras que las extremidades
delanteras y parte del vientre están destruidas por la erosión de la roca. Las
patas posteriores se han conservado hasta la altura de los codos. Una línea blanca delinea el cuerpo y el
útero del animal. Este es segmentado en la parte final del canal, alternándose
segmentos rojos con negros separados por trazos blancos. Esta segmentación se
repite en el cuello del feto, en cuyo cuerpo se observan manchas de color rojo, negro y puntos blancos como
restos de la decoración interior que al parecer ha sido afectada por un proceso
natural de deterioro (figs. 28a y 28b).
El tamaño del útero y del
feto corresponde a un estado avanzado de gestación de la hembra. El feto (IG-Ca-11)
fue pintado en el mismo estilo naturalista como los animales adultos. Aunque su
parte trasera está dañada, por el largo del cuello se puede estimar que el
nonato mide 37 cm de longitud, incluyendo cuello y cabeza. Es fascinante el
detalle de la cabeza que fue representada con el ojo, el hocico y con las
dos orejas plegadas hacia atrás. Está orientada hacia la salida del útero y por
el grado de desarrollo del feto se
puede intuir que el momento del parto estaría cerca (figs. 29a y 29b).
Fig. 28a: Camélido hembra a punto de parir, con la cabeza del feto en la entrada del cérvix o cuello del útero.
Fig. 28b: Foto procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color “Inv-lds”.
Fig. 28b: Dibujo aproximado de las figuras IG-Ca-10 e IG-Ca-11, en base a foto 28a.
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Fig. 29a: Detalle de foto 28a procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „lab“. |
Fig. 29b: Canal de color „lab inv“. |
IG-Ca-12 e IG-Ca-13: A corta distancia encima de las figuras IG-Ce-03
e IG-Ca-15, en la parte superior derecha de la sección B del panel, fue pintado
un camélido silvestre de formas muy gráciles y delicadas (IG-Ca-12). Parece la
representación de una vicuña. Mide 120 de largo (naso-anal) y 52 cm de ancho en
la parte céntrica del tronco. Es de color rojo y está decorado en el interior
con trazos cortos verticales, probablemente imitando el vellón. La cabeza, provista
de dos orejas a manera de dos trazos cortos y rectos, está delineada y libre de
rayas interiores. El animal tiene el lomo fuertemente arqueado, el cuello largo
estirado hacia adelante y las extremidades con una ligera flexión, indicando
dinamismo. Las patas son muy delgadas y terminan en pies hendidos. El animal parece
botar sangre por la boca (figs. 30a-30c).
Debajo de la cabeza y el
cuello del camélido se encuentra una cría de camélido (IG-Ca-13). Está orientado hacia la derecha y tiene las extremidades delanteras flexionadas.
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Fig.30a: Posible vicuña, de formas gráciles |
Fig. 30b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „crgb“. |
Fig. 30c: Dibujo de las figuras IG-Ca-012 e IG-Ca-13, en base a foto 30b
IG-Ca-14: Debajo del motivo anterior y pocos
centímetros hacia la derecha se encuentra un camélido en posición descendiente,
de tamaño pequeño y de vientre abultado, lomo curvo, la cola curvada hacia
abajo. El cuerpo del animal mide 27 cm de largo (pecho - origen de cola), y el
ancho del cuerpo es 20 cm. La posición de las extremidades delanteras, de las
que sólo se han conservado parte de los muslos, indican un animal en movimiento.
La cabeza, parte del cuello y de las extremidades delanteras han desparecido
con la exfoliación de la roca, también parte del interior del cuerpo. La figura
está delineada con una línea ancha de color rojo y otra delgada de color
blanco. El interior del cuerpo
está segmentado por franjas delgadas equidistantes verticales de color rojo,
siendo el espacio entre ellas llenado de color naranja. Las franjas verticales,
la línea roja del contorno del cuerpo, así como las extremidades (rellenadas de
color rojo) están ornamentadas con puntitos blancos. Una mancha roja debajo del vientre probablemente sea el resto de otra figura zoomorfa, hoy
irreconocible (figs. 31a -31c).
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Fig. 31: Camélido en movimiento superpuesto sobre una figura de color rojo. |
Fig. 31b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds“. |
Fig. 31c: Dibujo de la figura IG-Ca-14, en base a foto 31b,
sin la línea de contorno blanca y sin las manchas subyacentes.
IG-Ca-15: A la derecha y a la misma altura del
camélido anterior se encuentra otro camélido de similar tamaño. Mide 77 cm
de largo (longitud naso-anal) y 21 cm de ancho máximo. Tiene el cuello erguido, la cabeza con dos orejas y el
hocico abierto, “arrojando sangre”. El lomo es redondeado y las patas ligeramente
dobladas, dan el aspecto de un animal corriendo. Llama la atención la forma de
la grupa, ya que la línea dorsal de contorno se quiebra abruptamente en esta
zona y continúa hasta la cola en un nivel inferior.
El interior del cuerpo está segmentado en varios
compartimientos llenados de color naranja, mientras que un compartimiento de
forma triangular yuxtapuesto al pecho fue rellenada de color negro. Los bordes
interiores de los compartimientos están contorneados con puntos blancos.
Pareciera que la intención
del artista era representar un animal herido (figs. 32a - 32c).
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Fig. 32a: Camélido probablemente herido,
con sangre brotando de la boca. |
Fig. 32b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds“. |
Fig. 32c: Dibujo de la figura IG-Ca-15, en base a foto 32b
IG-Ca-16: Esta figura zoomorfa de morfología
peculiar, ubicada en la parte céntrica de la sección B, fue clasificada como
camélido, principalmente por la longitud del cuello que aparece volteado hacia
atrás. Es de color rojo y mide 34
cm de largo. El cuerpo, de forma ovalada y delineado con una línea gruesa,
tiene 18 cm de ancho. El interior está decorado con rayas paralelas, verticales
y oblicuas y con cuatro alineaciones de puntos entre las rayas más céntricas. Cabeza
y cuello fueron rellenados de color rojo. No se distinguen extremidades. En la parte céntrica del
cuerpo sale en ambos lados una línea recta del mismo color, quizás la
representación de dardos. De la parte trasera inferior sale una sucesión de puntos
rojos que bordeo el animal en la parte superior y termina cerca de los dedos
del camélido IG-Ca-15, luego de un recorrido de 1.2 m. Bien puede representar
la sangre que brota de una herida (figs. 33a - 33c).
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Fig. 33a: Probable camélido con cuerpo
ovaloide y sin extremidades. |
Fig. 33b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds“. |
Fig. 33c: Dibujo de la figura IG-Ca-16, en base a foto 33b
IG-Ca-17 al IG-Ca-20: Inmediatamente debajo del camélido
IG-Ca-14, delante del cérvido IG-Ce-06 y superpuesto sobre otra figura zoomorfa
grande no identificable (probablemente un camélido) de otra tonalidad de rojo,
se encuentra la silueta delineada de un camélido también grande, que avanza corriendo
hacia la izquierda del panel (IG-Ca-17). Tiene 153 cm de longitud naso-anal y 103 cm desde el pecho hasta el
anca. El ancho del cuerpo es de 57 cm, medido desde la parte inferior del vientre
hasta la línea dorsal. Se encuentra parcialmente superpuesto sobre otras
figuras zoomorfas de color rojo. El cuerpo está delineado mediante un trazo
grueso de color rojo que a su vez es contorneado por una línea delgada blanca. En las patas delanteras se han conservado
las gruesas pezuñas hendidas. Se destacan el vientre pronunciado del animal y en
las extremidades posteriores que aparecen curvados hacia atrás, la flexión
pronunciada de las cañas. La línea dorsal está reforzada por una línea paralela
que corre hasta la cola. El cuello lleva anillos de color rojo y el interior
del cuerpo está decorado con pequeños trazos semilunares orientados en su
mayoría hacia abajo y que parecen imitar el vellón del animal. Tanto estos
elementos del diseño interior como las líneas de contorno están a su vez flanqueados
con pequeños puntos blancos, un elemento decorativo recurrente y distintivo de
las figuras zoomorfas más antiguas de Iglesiamachay (figs. 34a -34c).
En la parte superior del
camélido y parcialmente cubierto por este, se observan los fragmentos de tres camélidos
pequeños de color rojo, de cuerpo compacto y patas delgadas, corriendo hacia la
izquierda (IG-Ca-18 al IG-C-20). Y en la parte inferior fue pintada en épocas
posteriores sobre las patas delanteras y el abdomen una hilera de antropomorfos
de color blanco, en actitud dinámica (IG-An-03).
Fig. 34a: Camélido grande en posición de carrera (IG-Ca-17).
Fig. 34b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „crgb“.
Fig. 34c: Dibujo aproximado (sin considerar superposiciones) en base a foto 34b
IG-CA-21 y IG-Ca-22: Superpuesto sobre una mancha extendida de
color rojo oscuro en la parte inferior de la zona céntrica de la sección B del
panel (debajo de las superposiciones múltiples conformadas por las figuras
IG-Ca-25, IG-Ca-26, IG-Ca-27 e IG-Ce-04), aparece un camélido de estilo naturalista,
de color beige, orientado hacia la izquierda (IG-Ca-21). Sus dimensiones son:
35.5 cm longitud naso-anal, 23 cm largo del cuerpo (pecho-origen de cola) y 11
cm ancho máximo del cuerpo. El mal estado de conservación no permite distinguir
los detalles de las extremidades delanteras y de la cabeza. Tiene el cuello
erguido y el vientre pronunciado. La grupa está curvada hacia el origen de la
cola y las extremidades posteriores están bien perfiladas (fig. 35a – 35c).
En el lado izquierdo de la
sección B, delante de la figura del ave fantástica (IG-Or-01), se aprecia el
fragmento de una cría de camélido de color blanco (IG-Ca-22). Tiene el cuello
segmentado mediante líneas amarillas. Solo se distinguen la cabeza y el cuello.
Se encuentra superpuesto sobre otras pinturas de color rojo y amarillo. La cabeza
tiene 6 cm de largo (figs. 36a – 36c).
Fig. 35a: Silueta de camélido superpuesto sobre mancha de color rojo
Fig. 35b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds“.
Fig. 35c: Dibujo aproximado del camélido IG-Ca-21
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Fig. 36a: Fragmento de cría de camélido |
Fig. 36b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color “lab” |
IG-Ca-23 e IG-Ca-24: Hacia el lado derecho de la sección B del panel,
hasta cerca de la entrada del abrigo se incrementan las superposiciones de
figuras formando varios estratos pictográficos, que convierten la separación de
los motivos en algunos casos en una tarea sumamente difícil. En la figura 37b
se puede observar una triple superposición. Sobre el cuerpo de un camélido grande de color rojo (IG-Ca-23)
aparece superpuesta una composición abstracta en forma de damero de colores
alternantes rojo-blanco cuyo lado curvo superior hace pensar en el lomo de otro
camélido (IG-Ca-24) de dimensiones grandes, siendo el diseño del damero la
decoración interior del cuerpo del animal. Sobre éste, en el lado derecho, se encuentra superpuesto el
motivo ajedrezado IG-Ma-02.
El camélido que subyace al
diseño vertical ajedrezado, tiene el cuerpo decorado mediante una retícula de
casillas sin relleno (pero en las que trasluce el color rojo del gran camélido
que forma la primera capa de pintura). El diseño usado (reticulado) es similar
al del camélido grande del sitio Qonquhuiri en el distrito Mariscal Gamarra de
la misma provincia Grau. Las casillas están enmarcadas por franjas de color
rojo que a su vez se encuentran ornamentadas con los puntitos blancos que
caracterizan el estilo arcaico de representación de las figuras zoomorfas de Iglesiamachay (figs. 37a
– 37c).
Fig. 37a: Superposición de camélidos y composiciones abstractas (IG-Ca-23 e IG-Ca-24)
Fig. 37b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „ire“.
IG-Ca-25 al IG-Ca-27: Hacia la derecha de la sub-sección
anterior continúan los estratos múltiples de superposiciones. En el lado
izquierdo del conjunto de figuras (fig. 38) se distingue el cuello y parte de
la cabeza de un camélido gigante de color rojo (IG-Ca-25), cuyo cuerpo es
cubierto por otras figuras zoomorfas. Parece estar superpuesto a su vez sobre
otro camélido de mayor tamaño (IG-Ca-26), del que sólo se aprecia la cabeza
delineada (sin relleno de color), que asoma por encima de la cabeza del camélido
superpuesto.
En el centro de esta
subsección se puede observar la cabeza y parte del cuello de un tercer camélido
(IG-Ca-27) de grandes dimensiones superpuesto sobre la cabeza y cuello del
cérvido IG-Ce-04 y orientado hacia la izquierda del observador igual que los
otros tres animales. La cabeza de este camélido, que mide 25 cm de largo, y el cuello han sido delineados
mediante una línea gruesa de color rojo. Tanto la cabeza como el cuello no tienen
relleno de color en el interior (figs. 38a - 38c).
Sobre estos fragmentos de
camélidos fue pintada en épocas posteriores una hilera ascendente de
antropomorfos muy esquematizados de color blanco (IG-An-04) que se describirán
más adelante.
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Fig. 38a: Camélidos IG-Ca-25, 26 e 27 |
Fig. 38b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „crgb”. |
IG-Ca-28: Debajo de las extremidades posteriores
del camélido IG-Ca-17 (fig. 34) aparece la cabeza y el cuello extremamente
largo de un camélido de color rojo claro con línea de contorno de color blanco.
Está dirigido hacia la izquierda. De la cabeza sólo se ha conservado la parte
superior. Las orejas parecen dobladas hacia atrás. Este camélido ha sido
pintado sobre otros motivos no reconocibles que se extienden hacia la izquierda
y derecha del animal (figs. 39a y 39b).
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Fig. 39a: Cabeza y cuello de
un camélido gigante |
Fig. 39b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „lab“. |
IG-Ca-29 e IG-Ca-30:
Debajo del cérvido negro
IG-Ce-06 en el lado derecho de la sección B se observa el fragmento de un
camélido grande orientado hacia la izquierda (IG-Ca-29). Es de color rojo y
adornado con una línea de contorno de color blanco. Del cuerpo, cubierto por pinturas
posteriores -entre ellas un motivo abstracto en forma de una banda de líneas
paralelas (IG-Ma-05)- sólo se distinguen el anca y extremidades posteriores
(figs. 40a y 40 b).
A corta distancia a la
derecha aparece la figura de otro camélido grande fragmentario, de cuerpo
macizo, también de color rojo
(IG-Ca-30). En este espécimen está ausente la línea blanca de contorno. Tiene
el cuello erguido, pero ya no se distingue la cabeza que debe estar oculta
debajo de otra figura. La misma suerte han corrido las extremidades, hoy
irreconocibles. Como el camélido a
la izquierda, también este es superpuesto por una banda de líneas paralelas
(figs. 41a y 41b).
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Fig. 40a:Fragmento de camélido en el lado
derecho de la sección B |
Fig. 40b. Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color “lds”. |
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Fig. 41a: Superposición de composición
abstracta sobre un camélido grande. |
Fig. 41b: Foto procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „ire“. |
IG-Ca-31 al G-Ca-35: En la sección B, el panel termina en el
extremo derecho con un conjunto abigarrado de camélidos, en varias
superposiciones. Es posible discernir un total de seis figuras, entre ellas la
del camélido IG-Ca-30 descrito anteriormente. Ninguna de estas figuras se ha
conservado en su integridad, pero los fragmentos visibles permiten tener una
idea del tamaño, de la posición y de la forma de los animales. Dos de ellos (IG-Ca-31, IG-Ca-33 e IG-Ca-35) están orientados
hacia la izquierda y los otros dos (IG-Ca-32 e IG-Ca-34) hacia la derecha. El
camélido IG-Ca-34, de cuello erguido, está representado con el hocico abierto
(figs. 42a y 42b).
Entre
los camélidos de esta sub-sección destaca uno casi completo de grandes
dimensiones que lamentablemente ya se encuentra muy deteriorado (IG-Ca-35). Se
desplaza hacia la izquierda e igual que en el caso del camélido IG-Ca-17, tiene
el cuello estirado hacia abajo y está representado en posición descendente. El
diseño del interior consiste en trazos verticales paralelos adornados por
puntitos blancos. La línea de contorno que delimita el cuerpo del camélido, es
de color blanco. Está superpuesto en la parte delantera por el camélido
IG-Ca-30 (figs. 43a y 43b).
Fig. 42a:Comcentración de figuras de camélidos en el extremo derecho de la sección B del panel
Fig. 42b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color “crgb”
Fig. 43a: Figura de camélido deteriorada por exfoliación de la roca (IG-Ca-35)
Fig. 43b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds“.
IG-Ca-36 e IG-Ca-37: En la sección A del panel (extremo
izquierdo), a poca distancia encima de dos cérvidos opuestos, se registraron
las figuras de dos camélidos de color rojo, visualizados mediante el
mejoramiento digital (figs. 44a y 44b). Ambos están orientados hacia la izquierda. El del lado izquierdo (IG-Ca-36)
tiene el cuello curvado hacia abajo y el interior del cuerpo decorado a
cuadros. Las cuatro piernas están bien perfiladas y las traseras con leve
flexión insinuando movimiento. El camélido del lado derecho (IG-Ca-37),
parcialmente superpuesto por uno de los cérvidos en la parte inferior, está
pintado de manera oblicua como si descendiera por una ladera imaginaria. Tiene
el cuello en alto y las dos orejas en posición vertical, sólo delineadas, sin relleno. Las
piernas y el diseño del interior del cuerpo no son reconocibles. La figura se
encuentra muy deteriorada y en las fotos es visible sólo tras el tratamiento
digital de la imagen (figs. 45a y 45b).
Parece que en esta sección
del panel habían otras figuras zoomorfas ahora cubiertas por una capa de hollín
o destruidas por la exfoliación del soporte.
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Fig.44a: Detalle de la sección A del panel |
Fig.45a: Camélido IG-Ca-36, con diseño
cuadriculado encima del cérvido IG-Ce-08 |
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Fig.44b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color “crgb” |
Fig.45b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds”. |
4.2.1.2. CÉRVIDOS
El segundo animal más frecuente
en el gran panel de Iglesiamachay es el cérvido, probablemente la especie taruka
(Hippocamelus antisensis),
que hasta hoy en día forma parte de la fauna silvestre de la zona. Los antiguos
pintores mostraron una preferencia por la representación del macho con su
cornamenta característica compuesta por cuatro astas, aunque también pintaron
hembras.
IG-Ce-01 e IG-Ce-02: Uno de las representaciones más impresionantes
del sitio, tanto por su tamaño como por su peculiar posición y decoración
interior, es la figura de una hembra de cérvido, ubicada en la parte céntrica
de la sección B del panel. El animal que mide 161 cm de largo naso-anal y 50 cm
de ancho, ha sido pintado como tumbado de espalda. El cuerpo es de color naranja
(vientre, extremidades traseras y delanteras), rojo (diseño reticulado) y
blanco (puntitos decorativos). Resalta la cabeza bicolor con la parte superior
de color rojo y la parte inferior naranja. El ojo redondo lleva un punto blanco
en el centro. Tiene el hocico ligeramente abierto. El cuello está casi ausente.
El interior del cuerpo se encuentra ornamentado con un diseño reticulado de
color rojo, con puntitos blancos encima de las franjas que forman el reticulado. En el centro del lomo está
incrustado un dardo delgado de color rojo (figs. 46a – 46c).
Sobre la parte posterior
del cuerpo ha sido pintado un pequeño cérvido de cuerpo compacto, dos orejas
prominentes y extremidades traseras flexionadas. Su cabeza mira hacia el
observador.
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Fig. 46a: Cérvido mortalmente herido o muerto, con un dardo en el lomo. En la parte trasera superposición de un pequeño cérvido de color rojo |
Fig. 46b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds“. |
Fig. 46c: Dibujo aproximado del cérvido bícromo rojo-naranja, en base a foto 46b
IG-Ce-03: Este cérvido, una taruka hembra, ubicado delante del camélido
IG-Ca-15 y debajo del camélido IG-Ca-12, tiene 60 cm de largo aproximado
(ano-nasal) y 23 cm de ancho. Corre hacia la izquierda y hacia abajo. Aunque
erosionado parcialmente por la exfoliación del soporte se distingue muy bien la
cabeza, el cuello y la parte superior del tronco. El interior del cuerpo está
pintado de color naranja y ornamentado con pequeños círculos y manchas rojas y
puntitos blancos. La silueta está
contorneada por una delgada línea blanca. Comenzando a la altura de las orejas
corre una línea ancha de color rojo de manera paralela a la línea de contorno,
hasta la cola. Está adornada en los costados por una hilera de puntitos
blancos.
Encima de la parte
delantera del lomo está pintada una raya roja vertical que podría representar
un dardo similar al de la figura IG-Ce-01 (figs. 47a – 47c), pero que no
llega a impactar en el animal.
Fig.47: Taruka hembra tricolor (naranja, rojo, blanco) en posición de carrera
IG-Ce-04: De los ocho cérvidos reconocibles en el
panel de Iglesiamachay, éste resulta ser el mejor conservado. Está situado en
el centro de la sección B, en el área de las superposiciones múltiples. La parte delantera del animal (cabeza y
pecho) se encuentra superpuesta por la cabeza y parte del cuello del camélido delineado
(IG-Ca-27) que a su vez subyace a figuras antropomorfas esquematizadas en
blanco (IG-An-04) que al parecer representan la última producción pictórica en
el lugar.
El cérvido, con sus 36 cm
de largo y 18 cm de ancho de cuerpo, es relativamente pequeño comparado con la mayoría de las figuras zoomorfas
del sitio. Tiene el cuerpo compacto, pintado de rojo y decorado con
alineamientos verticales y horizontales de puntos blancos. Una línea blanca
contornea todo el cuerpo. Las
extremidades, en posición divergente indicando movimiento, son cortas, bien perfiladas y terminan en pezuñas
hendidas que tienen forma extraña al representar la bipartición de los dedos
hacia adelante y hacia atrás (figs. 48a, 48b, 49).
Llama fuertemente la
atención la posición de la cabeza dirigida hacia el observador. Está provista
de rasgos faciales con ojos representados mediante pequeños círculos y la nariz
que por su forma recuerda a un pico de ave. Los dos apéndices laterales,
partidos en dos en sus extremos, parecen indicar las orejas. Entre ellas salen otros
dos apéndices curvados y punteados que deben representar la cornamenta. Estas
astas son de color rojo oscuro y adornados en el borde con puntitos blancos. La
probable oreja del lado derecho se prolonga mediante puntos blancos como si
fuera un asta adicional.
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Fig. 48a: Cérvido de cuatro astas mirando hacia el observador |
Fig. 48b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „inv“. |
Fig. 49: Dibujo de la taruka en base a foto 48b, sin indicación
de la línea de contorno blanco y sin las superposiciones.
IG-Ce-05: Este cérvido de gran tamaño, también ubicado en zona céntrica
del panel (sección B), debajo del cérvido de espaldas IG-Ce-01 y detrás del cérvido
anterior IG-Ce-04, está representado con el cuerpo orientado hacia la izquierda
y fuertemente inclinado hacia abajo. Tiene una cabeza prominente con cuatro astas.
El cuerpo es largo (93 cm pecho-nalgas) y voluminoso (con un ancho de 36 cm) y
las patas cortas y delgadas que terminan en dedos hendidos. La figura ha sido rellenada
de color rojo en el cuarto delantero y trasero y en la parte libre de pintura
entre los dos cuartos el cuerpo está delineado mediante una línea gruesa de
color rojo y el interior decorado por medio de cinco líneas paralelas punteadas
verticales. En contraste con otros animales, la silueta de este cérvido macho
no está decorada con una línea de color blanco, sino con una hilera de puntitos
bancos.
En el lomo se encuentra incrustado
un dardo que penetra en el cuerpo hasta cerca de la mitad del tronco en la
parte que no está rellena (figs. 50a – 50c).
El animal está superpuesto
a la altura del vientre sobre manchas de color rojo que posiblemente
representen los restos de otra figura o figuras, hoy irreconocibles.
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Fig. 50a: Cérvido en posición descendiente con dardo clavado en el lomo |
Fig. 50b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „crgb“. |
IG-Ce-06: Entre los cérvidos destaca uno de color
oscuro (parece tratarse de un pigmento negro) y delineado con un trazo de color
blanco, situado inmediatamente detrás del camélido IG-Ca-17. Está representado
de perfil, con cuerpo robusto, patas cortas y delgadas, cabeza grande (lamentablemente
muy deteriorada en la parte inferior) y cuatro astas prominentes. Igual que en el cérvido IG-Ce-04, sus
extremidades terminan en pezuñas peculiares que muestran la hendidura hacia
adelante y hacia atrás. En el lado derecho de la cabeza salen dos apéndices
rectos y cortos que deben representar las orejas del animal. Mide 124 cm de
largo (pecho-anca) y 5 cm de ancho máximo. El diseño del interior del cuerpo consiste
en líneas zigzagueantes y rectas paralelas verticales intercaladas con trazos
rojos. La cabeza también está decorada con líneas curvas de color rojo (figs.
51a y 51b).
La taruka está representada
en plena carrera, desplazándose hacia la izquierda y descendiendo, como el
cérvido anterior, por una ladera imaginaria. Por la forma curva de las astas, la
gente local asocia al animal con una vaca o toro (fig. 52a y 52b).
Fig. 51a: Cérvido macho de cornamenta prominente.
Fig. 51b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „ybk“.
Fig. 51c: Dibujo aproximado en base a la foto 51b.
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Fig. 52a: Detalle de la cabeza del cérvido |
Fig. 52b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „ybk“. |
IG-Ce-07: Encima del gran camélido IG-Ca-09 que domina el panel en la
sección B, e inmediatamente debajo
de la estructura escaleriforme (IG-Ea-01) se encuentra otro cérvido de grandes
dimensiones (140 cm de longitud naso-anal), apenas visible por el deterioro de
la capa superior del soporte. Es uno de las pocas figuras zoomorfas sin
decoración interior. El cuerpo ha sido rellenado de color rojo del que se
conservan huellas en la parte delantera del animal. Mediante la aplicación del
canal de color “yds” del Programa D-Stretch-ImageJ se logró recuperar y
reconstruir en buena medida la morfología del cérvido. Están ausentes las extremidades delanteras por
el desprendimiento de la capa de la roca en este lugar. De la cabeza y las
astas sólo quedan algunos trazos. Las extremidades posteriores son cortas, con
muslos bien desarrollados.
En la parte trasera del lomo
del cérvido está clavado un objeto oblongo, que probablemente represente un
dardo (figs. 53a - 53c).
Fig. 53a: Camélido grande debajo de una estructura escaleriforme, a manera de cerco.
Fig. 53b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „yds“.
Fig.53c: Dibujo aproximado de la figura IG-Ca-11, en base a foto 53b
IG-Ce-08 y IG-Ce-09: En la sección A del gran panel de Iglesiamachay
se registraron, a una altura de 2.5 m desde el suelo del abrigo y debajo de los
camélidos IG-Ca-36 e IG-Ca-37, los perfiles de dos probables cérvidos de forma
idéntica, opuestos o yuxtapuestos en reflexión especular. Son de color rojo,
con hileras paralelas verticales de puntos blancos en el interior del cuerpo. Los
cuerpos (pecho-cola) miden 60 cm de largo. Como el cérvido IG-Ce-04, tienen las
cabezas en posición frontal y clavan su mirada hipnotizante, con sus ojos en
forma de círculos blancos, al observador. De los costados de la cabeza salen dos
cuernos los que en el cérvido de
la izquierda están doblados hacia adentro. La parte inferior de los cuerpos de
ambos animales está dañada por el desprendimiento de la capa de la roca. Superpuesto sobre la parte inferior del
cérvido del lado izquierdo se observa el fragmento de una pequeña figura zoomorfa
de color rojo (figs. 54a y 54b).
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Fig. 54a: Dos posibles cérvidos
con las cabezas en posición frontal |
Fig. 54b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „crgb“. |
4.2.1.3. FIGURA ORNITOMORFA
IG-Or-0: Lo que a primera vista parecía el contorno delineado de un
camélido, al someter las fotos al proceso de tratamiento digital, resultó ser
un motivo ornitomorfo de gran tamaño y forma peculiar. El ave, de alas
plegadas, mide 88 centímetros de largo (punta de cola –cabeza) y 40 centímetros de grosor máximo. Su cabeza
termina en una pequeña extensión doblada hacia abajo y no con un pico como se
esperaría. Llaman la atención las patas musculosas, el grosor del cuerpo y la
cola corta del animal. Si no fuera por la forma de la cabeza, podría
tratarse de una gallinácea, quizás
un pichón de cóndor.
La silueta del ave está
delineada mediante una gruesa línea de contorno de color naranja. El interior
del cuerpo se encuentra dividido
en cinco segmentos, cada uno coloreado de manera diferente. Sólo la cabeza y la
parte superior del cuello están sin relleno de color. El primer segmento,
contado desde el cuello, es angosto y de color rojo. A este sigue uno más ancho
de color negro. Luego vienen dos segmentos delgados en los colores amarillo y
naranja. El resto del cuerpo del ave está pintado de color rojo oscuro con
excepción de los muslos y patas que fueron pintadas en el mismo color naranja que
la línea de contorno. Lamentablemente no se conserva el extremo inferior de las
patas (figs. 55a – 55c).
Delante del ave se
encuentra la figura de un camélido pequeño (IG-Ca-19) e inmediatamente encima
los camélidos IG-Ca-07 e IG-Ca-08.
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Fig. 55a: Representación de ave gigante |
Fig. 55b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds“. |
Fig. 55c: Dibujo aproximado de la figura IG-Or-01, en base a foto 55b
4.2.2. FIGURAS ANTROPOMORFAS
Todas las figuras
antropomorfas se concentran en la sección B del panel. Se han podido identificar cuatro
conjuntos de figuras humanas y una figura aislada (o dos si se incluye el
motivo biomorfo IG-Bi-01). Por las diferencias morfológicas, de tamaño y de grado
de naturalismo/esquematización de las figuras es de suponer que pertenecen a
tres diferentes épocas de producción. Los cuatro conjuntos se encuentran superpuestos
sobre figuras zoomorfas antiguas o sobre manchas de color que probablemente
representaban animales (camélidos o cérvidos) de grandes dimensiones.
IG-An-01: Las figuras antropomorfas más antiguas
deben ser las superpuestas sobre y debajo del vientre del camélido grande
IG-Ca-09 en el lado izquierdo de la sección B. Son de color rojo y se
encuentran representadas en posición lateral y dinámica, con las rodillas
levemente flexionadas como si se estuvieran desplazando hacia la izquierda.
Tienen los brazos en paralelo extendidos hacia adelante y los antebrazos
levantados. Las cabezas son redondas y los cuerpos delgados y largos,
terminando en piernas cortas que rematan en pies. Son de tamaños ligeramente
diferentes y miden entre 10 a 15.7 cm de alto. Las cuatro figuras superpuestas sobre el camélido forman
una hilera descendente.
Debajo de las figuras en
hilera hay otra algo más grande y de color naranja. Sus piernas están dirigidas hacia la izquierda, pero la parte
superior del cuerpo (tórax, cabeza y brazos) parece estar en posición frontal.
Tiene los brazos doblados hacia abajo. De la parte posterior de la cadera sale
un apéndice curvo que podría representar una cola (figs. 56a y 56b).
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Fig. 56a: Detalle de motivos IG-An-01 sobre figura IG-Ca-01 (tratamiento digital usando canal “lab” de DStretch-ImageJ) |
Fig. 56b: Dibujo de las figuras, sin indicación de superposiciones,
en base a foto 56a |
IG-An-02: El tratamiento digital de las fotografías del panel permitió
detectar otra figura humana de color rojo oscuro, de forma muy similar a las
del conjunto IG-An-01, pero de tamaño considerablemente mayor. Por su posición
elevada en el panel -está ubicado justamente al inicio de la estructura
escaleriforme muy desvaída que forma el límite superior del panel en la parte
céntrica de la sección B- no se ha podido realizar una medida in situ. Se
estima el largo de la figura en aproximadamente 45 cm. El cuerpo de la figura
es alargado y de escaso volumen; los brazos y piernas muy delgadas, la cabeza
redonda. Está pintada de perfil, con el cuerpo orientado hacia la derecha y con
las extremidades ligeramente separadas y flexionadas. Sus dos brazos, en
paralelo, están extendidos hacia arriba. Parece llevar un pequeño bulto en la
espalda (fig. 57).
Fig. 57: Dibujo de la figura humana en la parte alta del panel
IG-An-03: Este conjunto de figuras humanas de color blanco se encuentra
superpuesto sobre la parte inferior delantera del camélido IG-Ca-17. Las
figuras son de aspecto mucho más esquematizado que las del conjunto IG-An-01, aunque
mantienen algunas características en común como la representación en hilera
(tres figuras visibles) y en perfil, su posición dinámica (se desplazan hacia
la izquierda) y la disposición de sus brazos, extendidos hacia adelante. El mal
estado de las figuras no permite reconocer más detalles (figs. 58a – 58c).
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Fig. 58a: Figuras antropomorfas superpuestas
sobre el camélido IG-Ca-17 |
Fig. 58b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color “lds” |
Fig. 58c: Dibujo de las figuras antropomorfas de color blanco
IG-An-04: En la parte céntrica de la sección B,
pero a la misma altura desde el suelo, se halla otro conjunto de figuras
antropomorfas muy esquematizadas de color blanco, que se superponen
parcialmente a las figuras IG-Ca-25, IG-Ca-27 ye IG-Ce-04. Forman una larga
hilera que se extiende por aproximadamente dos metros y se desplaza de la
derecha hacia la izquierda, en una línea imaginaria ascendente.
Son de trazo lineal y
tienen en promedio 22 cm de alto. Comparten los mismos atributos anatómicos simplificados con los
antropomorfos del conjunto IG-An-03. Tienen el tronco alargado y las piernas
cortas y separadas indicando dinamismo. Contrario a las figuras del conjunto
anterior son representadas frontalmente, o en perspectiva torcida, con los
brazos en alto (figs. 59a y 59b).
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Fig. 59a: Hilera ascendente de figuras humanas esquematizadas, superpuesta sobre figuras
zoomorfas más antiguas |
Fig. 59b: Dibujo de figuras de IG-An-04,
sin indicación de superposiciones |
IG-An-05: En el borde inferior del panel y cerca de la sección sin
pinturas en el extremo izquierdo de la sección B se puede observar -con cierta
dificultad por lo erosionado de esta parte del panel- una hilera de
aproximadamente 10 seres humanos de color blanco, superpuestos sobre una mancha
de color rojo, que probablemente sean los restos de una figura zoomorfa grande.
Los antropomorfos de este conjunto son casi idénticos a los de IG-An-04. Igual
que estos, están representados en posición frontal-, y los brazos levantados (fig.
60).
Fig. 60: Hilera de figuras humanas encima de una mancha de color rojo.
El estilo altamente
esquematizado de representación, el pigmento usado (pintura pastosa,
probablemente yeso o caolina) y su posición en los sustratos pictóricos sugieren
una data tardía de estas figuras humanas, sincrónico con o incluso posterior a
las composiciones abstractas.
4.2.3. FIGURA BIOMORFA INDETERMINADA
En ambas secciones del
panel del Iglesiamachay -y sobre todo en el sector de las superposiciones
múltiples- existen numerosos fragmentos de figuras y manchas de color como
evidencias rudimentarias de antiguas
pinturas rupestres, hoy irreconocibles. En la zona céntrica del panel al lado
derecho del camélido hembra representado con visión radiográfica (IG-Ca-10) se
ha conservado una figura de color rojo oscuro a la que se asignó el código.
IG-Bi-01 por considerarla un motivo
biomorfo indeterminado. Tiene 32.5 cm de alto y 10 cm de ancho. En la parte
superior, la figura está parcialmente cubierta por una mancha de color rojo
claro. Aparece de pie sobre dos piernas o patas y de ambos costados de la
cabeza sale un apéndice a manera de oreja. En la parte trasera de este extraño
ser salen tres trazos paralelos. Existe la duda si se trata de un animal
fantástico o de un ser humano que lleva una máscara de animal y porta un haz de
dardos que atraviesan la figura de manera diagonal. El deterioro de la figura
no permite distinguir bien las extremidades. Por el pigmento de rojo oscuro
empleado pareciera que es sincrónica con los motivos más antiguos del panel. En caso de tratarse de la configuración
de un ser humano, sería el único representante de este tipo de motivos
figurativos perteneciente a la primera fase de producción pictórica (figs. 61a y 61b).
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Fig. 61a: Figura biomorfa IG-Bi-01 |
Fig. 61b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color “lds” |
4.2.4. MOTIVOS ARTEFACTUALES
Entre los pocos artefactos
representados en el panel de Iglesiamachay figuran los dardos incrustados en
los lomos y en el vientre de al menos cuatro de los animales (tres camélidos y
un cérvido). La ubicación de los dardos responde a la intención de los artistas
de hacer visible el impacto de estos objetos en el cuerpo de los animales, a
sabiendas que ni el dorso ni el vientre son lugares propicios para causar la
muerte instantánea de la presa. Pero habiendo pintado los animales de perfil, un
dardo que penetra en el cuerpo de manera frontal en la zona letal a la altura
del tórax (donde se encuentran el corazón y los grandes vasos sanguíneos), no
sólo sería difícil de representar, sino probablemente también imposible de identificar
como tal por parte del observador.
Si se entiende el motivo IG-Bi-01
como figura antropomorfa, quizás un cazador, entonces los tres trazos paralelos
que cruzan la figura diagonalmente, podrían también representar dardos, lo que
reforzaría la interpretación de la composición más antigua como escena de caza.
La pintura más notoria de
un motivo artefactual (IG-Ea-01), ubicado en lo alto de la sección B (fig. 62),
representa una estructura escaleriforme larga de 3.6 m de largo y 20 cm de
ancho máximo, de color rojo, dispuesta horizontalmente y compuesta por dos
líneas paralelas intersectadas por líneas verticales (fig. 63). Por la
similitud formal con estructuras similares en el arte rupestre arcaico de
Pintascca en el distrito de Chuquibambilla, provincia de Grau y de
Macusani-Corani en la provincia de Carabaya en Puno, se puede interpretar este
motivo como un artificio para la caza a manera de una valla o cerca que permite
acorralar a la presa y facilitar su matanza.
Para pintar este motivo,
los artistas deben haberse valido de una escalera, para cuya confección pueden
haber servido las ramas de los árboles de aliso en el fondo de la quebrada o las
inflorescencias secas del maguey (Agave americana) que crece en abundancia en
la zona.
Fig. 62: Ubicación de la estructura escaleriforme en lo alto del panel
Fig. 63: Vista de cerca de la valla o cerca. Foto procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color “ire”
Fig. 64: Dibujo aproximado del motivo de la valla
4.2.5. MOTIVOS ABSTRACTOS
Los motivos abstractos ocupan
la parte inferior del panel del sector B, desde la zona céntrica hasta cerca del
extremo derecho del panel, donde aparecen superpuestos sobre motivos
figurativos más antiguos. Son monocromos o polícromos y adquieren formas muy
diversas, entre líneas paralelas curvas, diseño en damero y reticulados. Según
el análisis de las superposiciones forman la última capa pictórica del panel (quizás
de la misma edad que las figuras
antropomorfas de color blanco) y datan probablemente de los últimos siglos pre-coloniales.
IG-Ma-01 y IG-Ma-02: El diseño de este primer motivo,
de color blanco, tiene forma de un reticulado o malla de contorno trapezoidal. Mide
14 cm de ancho y 36 cm de largo. Está superpuesto sobre manchas de dos diferentes tonalidades de rojo,
probablemente restos de grandes figuras zoomorfas, hoy irreconocibles. El
pigmento usado –posiblemente yeso- parece ser el mismo como él de las
figuras humanas esquematizadas. En la margen derecha del motivo se ha
desprendido un pedazo de la capa superficial del soporte rocoso (fig. 65).
El segundo motivo es de forma rectangular (43 cm de largo por 21 cm de ancho) con
una ligera concavidad en el lado izquierdo. Consta de tres hileras verticales y siete hileras
horizontales (visibles) de pequeños cuadrados de colores alternantes blanco y
rojo, a manera de un damero. Fue pintado encima de la parte delantera de un probable
motivo zoomorfo (fig. 66).
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Fig. 65: Superposición de estructura reticulada blanca sobre restos de probable figura zoomorfa de color rojo |
Fig. 66: Diseño en “damero” |
IG-Ma-03 y IG-Ma-04: La primera de estas dos composiciones
(IG-Ma-03) ocupa un pequeño espacio al lado izquierdo del camélido preñado
IG-Ca-10. Tiene forma rectangular vertical cerrada (de 50 cm de largo y 25 cm
de ancho) y está compuesta por líneas paralelas verticales cruzadas por líneas
horizontales de color blanco sobre fondo rojo. La parte inferior del motivo está dañada por el
desprendimiento de la capa superficial del soporte rocoso (fig. 66).
A
poca distancia debajo del cérvido negro (IG-Ce-06) se ha conservado el
fragmento de una composición abstracta (G-Ma-04) que consiste en un reticulado de color blanco sobre base roja
parcialmente exfoliada (fig. 67).
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Fig. 67: Composición abstracta de color blanco sobre base roja |
Fig. 68: Composición abstracta de forma laberíntica |
IG-Ma-05: Se trata de un motivo compuesto por dos bandas curvas opuestas. Ambas
bandas se componen de un conjunto de líneas paralelas. La banda del lado
izquierdo tiene 10 líneas de colores alternantes negro-rojo que tienen un largo
de aprox. 1 m y la banda del lado derecho, superpuesta parcialmente sobre la
silueta de un camélido de grandes dimensiones, 14 líneas paralelas de color
blanco y mide 150 cm de largo (figs. 68a – 68b y 69). La banda blanca
está superpuesta sobre manchas de diferentes colores, probablemente restos de
figuras zoomorfas.
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Fig. 69a: Bandas curvas de líneas paralelas |
Fig. 69b: Foto anterior procesada mediante
D-Stretch-ImageJ, canal de color “lds”. |
Fig. 70: Detalle de la banda de líneas blancas del lado derecho.
Foto procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color „lds“.
IG-Ma-06 e IG-Ma-07: En cuanto a este motivo existe la duda
sobre si representa un motivo abstracto o parte de una figura zoomorfa similar
a IG-Ca-06. Se distingue una banda ancha curvada, superpuesta sobre manchas de
color rojo de diferentes tonalidades. En el interior, la banda se encuentra
segmentada mediante pequeñas cuadrículas ordenadas en hileras y contorneadas
con una línea blanca, igual como el exterior de la banda. Se alternan dos
hileras de cuadrículas de color rojo claro con dos hileras de cuadrículas de
color rojo oscuro (figs. 70a y 70b).
En el extremo derecho de la
sección B del panel, a pocos centímetros por debajo del camélido IG-Ca-35, se
encuentra el último motivo abstracto de color blanco (IG-MA-07) que por su diseño
interior y color tiene grandes similitudes con el primer motivo (IG-Ma-01). Su
forma exterior corresponde a un rectángulo vertical, con líneas horizontales y
verticales en el interior que se cruzan formando un reticulado fino. Mide 50 cm
de largo y 17 cm de ancho (fig. 72).
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Fig. 71a: Banda cuadriculada doblada |
Fig. 71b: Foto anterior procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color ” lds”. |
Fig. 72: Motivo reticulado en el extremo derecho de la sección B
En este acápite sólo se describieron
los motivos que se han podido identificar con ayuda del mejoramiento digital de
imágenes. Es muy probable que mediante una nueva documentación fotográfica y el
correspondiente análisis iconográfico usando tecnologías más sofisticadas se
puedan detectar otros motivos abstractos y figuras zoomorfas que siguen ocultos
a la vista y escondidos debajo de una o varias capas pictóricas.
4.3.
ANÁLISIS ESTILÍSTICO
El análisis estilístico
es aplicado al universo de los motivos identificados en el panel de
Iglesiamachay y clasificados en figurativos (zoomorfos, antropomorfos,
biomorfos y artefactos) y no figurativos (composiciones abstractas). Los aspectos
tomados en cuenta en el análisis, siguiendo la metodología establecida por
Domingo (2006), son de tipo morfológico o formal, técnico, temático y
compositivo.
4.3.1.
Aspectos formales
Los principales protagonistas del panel de Iglesiamachay son los camélidos y cérvidos, cuyas representaciones están impregnadas de un marcado sentido estético–artístico y deslumbran por la perfección maestral con la que fueron representadas sus proporciones y detalles anatómicos. Todos los animales, fueron pintados con el cuerpo en perfil y en perspectiva torcida (salvo el camélido IG-Ca-16), mostrando las cuatro extremidades, las dos orejas y, en el caso de los cérvidos machos, cuatro astas o cuernos, con excepción de los cérvidos IG-Ce-08 e IG-Ce-09 que sólo ostentan dos cuernos. Los camélidos -algunos representan vicuñas y otros, de mayor tamaño, probablemente guanacos- tienen cuellos largos y cuerpos voluminosos, lomos curvos y en algunos casos vientres pronunciados. Las patas terminan en todas las figuras en los característicos dedos o pezuñas hendidas de esta clase de ungulados. Los cérvidos (tarukas) se distinguen de los camélidos por tener el cuello y las extremidades considerablemente más cortas, el cuerpo más compacto con caderas más anchas, las patas más delgadas, el cuerpo por lo general más alargado y, en el caso de los machos adultos, por la existencia de astas o cuernos como principales rasgos de dimorfismo sexual. La cornamenta de los cérvidos (en el referente real compuesto por el candil frontal y la percha dorsal más larga) es representada mediante dos cuernos paralelos y convexos -con las puntas orientadas hacia adentro-, que nacen en la parte superior de la cabeza o en sus costados(5). Igual que los camélidos, también las tarukas están representadas con las pezuñas partidas en dos. Cuatro de ellos sorprenden por tener la cabeza dispuesta en posición frontal. Tres de estas cabezas, representadas de frente, están provistas de ojos redondos y delineados de color blanco. Un camélido y un cérvido tienen el hocico ligeramente abierto. Del camélido con la boca abierta salen partículas de color rojo, que probablemente representen gotas de sangre.
Tanto los camélidos
como los cérvidos están pintados con diferentes grados de animación, con las
patas mostrando variados ángulos de flexión y con el cuerpo oblicuo o en
declive como si corrieran cuesta abajo. El gran camélido en el
lado izquierdo de la sección B del panel parece dar un brinco, con las patas
delanteras completamente dobladas y las pezuñas tocando el vientre.
Las figuras
antropomorfas fueron adicionadas en al menos dos épocas distintas a la de la
primera producción pictórica. Las más tempranas, de color rojo oscuro y
naranja, son de tendencia más naturalista. Las de color blanco, alineadas en
hileras, de forma muy esquematizada y de manufactura tosca, son las más
recientes. Tanto las figuras de tendencia naturalista como las esquemáticas son
desproporcionadas en cuanto a la relación tronco/extremidades con tendencia al
alargamiento del tronco en detrimento del tamaño de las piernas. La única
excepción es el antropomorfo en la parte alta de la sección B del panel,
delante de la estructura escaleriforme, cuyas proporciones son bastante
realistas. Todos los motivos antropomorfos son de tamaño notablemente menor que
los motivos zoomorfos. Incluso el motivo biomorfo, al interpretarlo como la figura
de un cazador armado de dardos, resulta proporcionalmente más pequeño que los
camélidos y cérvidos de dimensiones grandes.
Las composiciones
abstractas, en su totalidad superpuestas sobre figuras más antiguas o restos de
ellas y concentradas en el lado derecho de la sección B, representan, junto con
las figuras antropomorfas de color blanco, la última producción rupestre en el
abrigo. Cuatro de los siete motivos tienen forma rectangular vertical y están
cerrados mediante una línea de contorno. Los diseños del interior corresponden
a reticulados o dameros. Dos de los motivos representan bandas de líneas
paralelas de color blanco o alternado rojo-negro. Las líneas que componen estas
bandas, son muy delgadas y fueron trazadas, al parecer, con pinceles finos y por
artistas experimentados. En las
composiciones abstractas domina el color blanco de consistencia pastosa. El
mismo tipo de colorante ha sido usado para las figuras antropomorfas
esquematizadas.
Uno de los atributos
estilísticos más notables de las pinturas rupestres de Iglesiamachay es sin
duda el gran tamaño de las figuras zoomorfas. A pesar de oscilar en un rango
relativamente amplio, con diferencias considerables entre las medidas extremas,
ninguno de los camélidos y cérvidos, con excepción de las crías, mide menos de 30
centímetros de largo (longitud naso-anal). Cinco camélidos y tres cérvidos
llegan a medir entre 120 y 208 cm de largo naso-anal, tamaños realmente
monumentales que corresponden a las dimensiones de animales adultos del
referente real. Destaca también el
tamaño grande del motivo ornitomorfo que de la cabeza hasta la cola mide 75 cm.
En el registro de las
medidas de los animales se tropezó con dos obstáculos. Por un lado son pocas
las figuras zoomorfas en el panel cuyos cuerpos se han conservado de manera
completa (sólo 7 camélidos, 5 cérvidos y el ave de aspecto fantástico), y por
el otro existen varias figuras superpuestas por una o más capas de pinturas, de
las que sólo se reconocen algunas partes del cuerpo dificultando enormemente e
imposibilitando en la mayoría de los casos la medición del largo, ancho y alto
del animal.
4.3.2.
Aspectos técnicos
En Iglesiamachay se
pueden observar tres técnicas esenciales de configuración de figuras zoomorfas:
1) delineado del contorno de la silueta y rellenado del interior del cuerpo con
diseños decorativos; 2) relleno completo del interior de la silueta, con
pigmento de color rojo, y 3) delineado del contorno de la silueta sin rellenado
del interior. También se presentan combinaciones de estas técnicas como el
rellenado de la figura zoomorfa en los cuartos delanteros y traseros, mientras
que el tronco, delineado con una línea de contorno, lleva un diseño en el
interior. Si bien los
pintores de Iglesiamachay practicaron las tres técnicas, dieron preferencia en
una primera fase al recurso artístico del rellenado del interior de los cuerpos
con diseños ornamentales y de la adición de elementos decorativos en forma de
delgadas líneas de contorno de color banco y de puntos del mismo color sobre
fondo rojo o anaranjado. La segunda técnica en frecuencia es el relleno de
color sin decoración interna, usada tanto para animales de gran tamaño como
para más pequeños. El delineado puro, sin relleno del interior del cuerpo, sólo
se observa en los fragmentos de dos camélidos grandes.
Un elemento distintivo del
arte rupestre temprano de Iglesiamachay es la delgada línea de contorno de
color blanco (tanto en las siluetas rellenadas como en las delineadas sin
relleno o con relleno parcial, que adornan un total de 19 animales -13
camélidos y 6 cérvidos- que representan el 44 % del total de las figuras
zoomorfas. Otro elemento que distingue las pinturas arcaicas de los demás
sitios rupestres de la zona y región, son los diminutos puntos de color blanco,
con los que los artistas decoraron los bordes de los elementos del diseño
interior de los cuerpos de siete animales y que en uno de ellos (IG-Ce-07) fueron
empleados en reemplazo de la línea delgada, formando una hilera que bordea toda
la silueta del animal.
Un número significativo de
los animales identificados (17 camélidos y 7 cérvidos) tienen el interior del
cuerpo decorado con una gran variedad de diseños. La decoración del interior de
los cuerpos de camélidos silvestres y cérvidos es una técnica muy difundida en
el arte rupestre arcaico del centro y sur andino del Perú (Hostnig 2009). Ejemplos son Cuchimachay (Bonavía 1972) en Junín, Quillamachay (Pérez y Ferrúa
2004) en Huancavelica, Paqare (Ccencho, 2008) en Ayacucho, Utcomachay (Hostnig 2003) en Apurímac, Pisacoma
(Hostnig 2009) en Puno, Pintasayoq (Neira 1978) y Sumbay (Neira 1969; Hostnig
2009) en Arequipa, así como Cueva y Vilavilani (Ayca 2004a y b) en Tacna. Sin
embargo, en todos estos sitios, el diseño se reduce a líneas paralelas,
verticales, oblicuas o sinuosas de diferente grosor y de uno o dos colores o a
hileras o agrupaciones de puntos, mientras que los autores de las pinturas rupestres
de Iglesiamachay explayaron una asombrosa creatividad al dotar a cada animal
con un diseño diferente, en algunos casos de gran complejidad. Estos diseños
comprenden líneas paralelas rectas y equidistantes, en combinación con otras
decoraciones, dameros, reticulados irregulares bandas segmentadas, pequeños
trazos en forma semilunar, puntos alineados o agrupados, etc.
Para el relleno y los diseños interiores de los
cuerpos de los camélidos, cérvidos y el ave fantástica se usó colores en monocromía,
bicromía, tricromía y policromía (4
colores), según el siguiente cuadro:
Cuadro No. 01: Número de colores usados en los diseños interiores de las
figuras zoomorfas
No. de colores
|
Figuras zoomorfas
|
Total figuras
|
%
del total de figuras zoomorfas
|
Camélidos
|
Cérvidos |
Ornitomorfos |
Monocromía
|
21 |
01 |
00
|
22
|
46,80
|
Blanco |
01 |
00 |
00 |
01 |
|
Rojo |
19 |
01 |
00 |
20 |
|
Beige |
01 |
00 |
00 |
01 |
|
|
|
|
|
|
|
Bicromía
|
08
|
05
|
00
|
13
|
27,65
|
Rojo-blanco |
06 |
05 |
00 |
11 |
|
Blanco-naranja |
01 |
00 |
00 |
01 |
|
Rojo-beige |
01 |
00 |
00 |
01 |
|
|
|
|
|
|
|
Tricromía
|
04
|
03
|
00
|
07
|
14,89
|
Rojo-blanco-naranja |
02 |
00 |
00 |
01 |
|
Rojo-negro-blanco |
01 |
00 |
00 |
01 |
|
Rojo-naranja-negro |
01 |
00 |
00 |
01 |
|
Naranja-rojo-blanco |
00 |
02 |
00 |
02 |
|
Negro-rojo-blanco |
00 |
01 |
00 |
01 |
|
|
|
|
|
|
|
Policromía (4
colores)
|
04
|
00
|
01
|
05
|
10.63
|
Rojo-naranja-negro-blanco |
04 |
00 |
01 |
05 |
|
|
|
|
|
|
|
TOTAL
|
37
|
09
|
01
|
47
|
100.00
|
Nota: El primer color es el dominante y fue usado generalmente para el
relleno de la silueta o parte de ella.
Se observa una
preferencia por la aplicación de dos o más colores en las representaciones de
animales de las tres categorías zoomorfas (53,1 %) frente al uso de la
monocromía (46.8%). Esta se restringe al empleo del color rojo con sólo dos
ejemplos de otro color, un camélido realizado con pintura de color beige y otros en blanco. En la
combinación de colores predomina la bicromía rojo-blanco (11 casos), seguido
por la policromía rojo-naranja-negro-blanco.
El blanco es usado casi exclusivamente para fines decorativos, sea como delgada
línea de contorno en las siluetas rellenadas de color o como puntitos que
ornamentan los elementos de diseño interior de los animales.
Se desconoce el tipo
de pigmentos usados y la fuente de abastecimiento. El rojo se presenta en
varias tonalidades, siendo la predominante el bermellón (HUE-5R 3/8, según escala Munsell). Tanto este
color como el anaranjado provienen posiblemente de los skarn o franjas mineralizadas que se encuentran en varios puntos
de la cuenca, correspondiendo a óxidos e hidróxidos de hierro y quizás también
de cobre (com. pers. del geólogo
Raúl Carreño). Con relación a la pintura blanca, es posible que haya sido
preparada a partir de los materiales alterados de las rocas ígneas, aunque no
se descarta que sea cal, yeso o un tipo de arcilla (caolina). La pintura negra podría
haber sido preparada con una mezcla de óxido de manganeso(6) y grasa animal.
4.3.3.
Aspectos temáticos
Como ya se ha señalado
anteriormente, son los camélidos los protagonistas del panel de Iglesiamachay,
seguidos por los cérvidos. Los representantes de ambas familias (vicuña,
guanaco, taruka) que formaban las especies cinegéticas por excelencia de los
pueblos de cazadores-recolectores del Arcaico, son representadas en diferentes
estados del ciclo vital: hembras en gestación, crías, animales adultos,
agonizantes y muertos. Las únicas dos crías de camélidos existentes en el
panel no están representadas en
posición de mamar –lo que correspondería más a la iconografía de
sociedades de pastores- sino corriendo detrás de la madre (IG-Ca-02) o
yuxtapuesta a ella (IG-Ca-13).
El diformismo sexual, en el
caso de los cérvidos, como explicado en el acápite sobre aspectos formales, es
indicado mediante la cornamenta de los machos compuesta de cuatro astas o cuernos.
En los camélidos, donde las diferencias sexuales entre machos y hembras son
insignificantes, se reconoce a las hembras únicamente por estar grávidas o por
estar asociadas con crías. De las nueve tarukas representadas, seis tienen
cuernos, por lo que los tres restantes deben representar hembras.
Varios de los
animales representados se encuentran heridos, agonizantes o muertos, seis de
ellos (4 cérvidos y 2 camélidos) con un dardo clavado en el lomo o en el
abdomen. Una taruka hembra (IG-Ce-01), representada con el hocico abierto, está tendida de espalda con las patas en
el aire. Los camélidos cuyos
cuellos están inclinados hacia el suelo, no pueden interpretarse como animales
pastando, sino probablemente heridos y a punto de desplomarse (IG-Ca-07, 12, 35
y 36). De la boca de dos camélidos
manan efluvios en forma de puntos rojos que deben representar la sangre
expulsada con la respiración de los animales tras haber recibido un disparo de dardo
en el pecho. En el camélido
IG-Ca-16, la hilera de puntos rojos que sale del tercio posterior del animal,
al parecer echado y herido, podría representar la sangre que ha perdido mientras corría hasta desplomarse.
La hembra gestante de
camélido es representada mediante la técnica de x-ray para poder apreciar el
feto crecido en la cavidad del útero. Es hasta ahora la única representación en el
arte rupestre peruano de un feto de camélido en estado avanzado de desarrollo,
a punto de salir del vientre de la madre. Si bien se conocen otras pinturas de
hembras grávidas con fetos (Cuchimachay), éstas no llegan al grado de
naturalismo como en Iglesiamachay.
El camélido grávido de
Iglesiamachay es la expresión más realista de la llamada técnica radiográfica
(x-ray) hallada hasta la fecha en la región andina. Es también, a pesar de su
mal estado de conservación, una de las más bellas representaciones de la
reproducción de camélidos silvestres encontradas en el centro y sur andino. El
autor de esta pintura no sólo demuestra una gran habilidad artística, sino
también un profundo conocimiento anatómico de los camélidos.
En el arte rupestre altoandino
del Perú son muy escasas las representaciones radiográficas de camélidos en
gestación. El único sitio conocido hasta la fecha es Cuchimachay en las alturas
de Yauyos, Lima (Bonavía, 1972, Guffroy, 1999). La hembra gestante de este
sitio difiere de la figura de Iglesiamachay por su forma altamente estilizada y por ser de dimensiones mucho más
pequeñas (fig. 73). Además, el
feto de Cuchimachay parece de apenas dos a tres meses de desarrollo, mientras
que en Iglesiamachay se encuentra muy próximo al nacimiento por lo que tiene mayor
similitud con representaciones de camélidos gestantes con fetos desarrollados
en el interior del cuerpo, como los hallados en los petroglifos de Kalina en la
subregión del Alto Loa en el norte de Chile y adscritos al Arcaico Tardío
(Berenguer 1995) (fig. 74).
Fig. 73: Camélido madre con feto aún poco desarrollado en la cavidad del útero. Cuchimachay, Lima (Foto: cortesía Mónica Suárez)
Fig. 74: Camélido del estilo Kalina con fetos en el interior del cuerpo. Alero San Antonio, Alto Loa, Chile. En: Berenguer (1999:20, según Horta 1999)
Una de las figuras
zoomorfas más fascinantes e intrigantes de Iglesiamachay representa el ave
fantástica que en la actualidad y tampoco en el pasado remoto no tiene
referente reconocible en la naturaleza. Fue pintada encima de otras figuras
pero conserva los rasgos esenciales del estilo particular de las pinturas
rupestres más antiguas del sitio, tanto en cuanto al tamaño como en lo
referente a la decoración del interior del cuerpo y la línea de contorno que,
sin embargo, no es blanca sino de color naranja. Existe la posibilidad que simbolice un animal mitológico que
existía en las narraciones y en la imaginación de los artistas y de los grupos humanos a los que
pertenecían.
La temática representada
cambia drásticamente durante la época agropastoril, cuando – al
parecer muchos siglos después de
la última sesión de pinturas hacia finales del Arcaico, aparecen las composiciones
de elementos abstractos y las figuras antropomorfas que reemplazan
temáticamente los camélidos y cérvidos. En las composiciones abstractas se nota una preferencia por la
forma rectangular vertical u oblicua cerrada mediante líneas de contorno y por
los diseños reticulados. Un segundo lugar ocupan dos motivos abiertos,
compuestos por varias líneas paralelas curvas. En la confección de los motivos
abstractos se prefirió la monocromía, siendo el color predilecto el blanco
(n=5). Hay un solo motivo bicromo
de colores alternantes blanco y rojo (a manera de un damero) y dos
composiciones polícromas con un total de tres colores (rojo oscuro, rojo claro,
blanco y rojo, negro, blanco). Es de suponer que las fuentes de los pigmentos
hayan sido las mismas que las usadas por los artistas del arcaico, con
excepción del blanco que por su consistencia pastosa en las figuras
antropomorfas esquematizadas parece de otra naturaleza.
Las figuras más
antiguas del panel en Iglesiamachay parecen conformar una escena de caza, sin presencia
de cazadores. Las únicas
representaciones humanas en la composición arcaica podrían ser la figura
tipificada como biomorfa y el antropomorfo delante de la estructura
escaleriforme (cerco).
En épocas
precolombinas tardías la caza se había tornado en una actividad complementaria
a la agricultura y pastoreo de camélidos, de peso económico secundario, por lo
que adquirieron más importancia las ceremonias por la fertilidad del suelo y de
los animales. Las figuras humanas, por ejemplo, no están representadas en
actitud persecutoria y no existen nexos de ninguna clase entre ellas y las
figuras zoomorfas. Las figuras son representadas de manera asexuada y sin
indicación de atuendos (vestimenta, tocados, etc.). Tampoco portan objetos en
sus manos. La posición de las piernas sugiere que se encuentran en movimiento.
Forman cadenas humanas que en tres casos (representación de perfil) se
desplazan de manera horizontal o ascendente y en uno están en posición frontal
y estáticas. No parecen participar
en una faena de caza sino en un ritual o ceremonia. Los brazos extendidos y/o
levantados deben formar parte de los movimientos de la coreografía ritual.
4.3.4.
Aspectos compositivos
Los autores de las
pinturas rupestres de Iglesiamachay usaron como lienzo para sus obras la superficie
de la pared del abrigo, hasta una altura de 3.5 m en la sección A y hasta 6 m
de alto en la sección B, donde el panel debe haberse extendido tiempo atrás
hasta el piso actual de la cueva. La distribución espacial de las figuras en el panel, sin embargo, no es
homogénea. Mientras que en la parte superior de la sección B las figuras se
encuentran separadas por espacios regulares sin pinturas, entre el límite
inferior y una altura de 2.5 m se observa una mayor concentración de motivos
tanto yuxtapuestos como superpuestos. Las superposiciones se acumulan sobre
todo en el lado derecho de la sección B, en dirección hacia la entrada del
abrigo (fig. 75). Es difícil establecer el número de superposiciones, pero en
algunos lugares se puede distinguir claramente hasta tres capas o estratos de
pinturas, pertenecientes o todos al estilo monumental de los motivos zoomorfos
o las dos primeras al patrón estilístico del Arcaico y la última al de las
composiciones abstractas y figuras antropomorfas blancas.
Es muy probable que
la concentración de pinturas en esta parte del panel se haya expandido
originalmente hasta cerca de la base de la pared rocosa, que actualmente se
encuentra casi completamente exfoliada. Las diferencias en la densidad de
figuras puede ser el resultado de problemas de índole logística, puesto que
para los artistas era definitivamente más fácil, cómodo y seguro pintar o
agregar pinturas hasta una altura de dos y medio metros desde el piso que en
alturas entre los tres y seis metros para las que se necesitaba escaleras largas
o incluso un andamiaje.
Fig. 75: Superposiciones de pinturas en la parte céntrica de la sección B.
Foto procesada mediante D-Stretch-ImageJ, canal de color “lds”.
La existencia de un
sector ancho sin presencia de pinturas entre los sectores A y B del panel sólo
se puede explicar por un efecto de desprendimiento de la capa pictórica de la
pared rocosa hace tiempo atrás. El hecho de que en el borde vertical derecho de
este sector se encuentren varias figuras de camélidos incompletos faltando las
partes delanteras de los animales en el lugar donde ahora comienza la zona
desprovista de imágenes, es un indicio que todo este sector intermedio pudo
haber estado cubierto de pinturas rupestres.
En contraste con las
pinturas rupestres del Arcaico de otras zonas y regiones (Sumbay en Arequipa,
Carabaya en Puno) que representan escenas de caza de camélidos y cérvidos con
animales que corresponden no sólo al mismo patrón estilístico sino que suelen
ser morfológicamente casi idénticos, las figuras zoomorfas de Iglesiamachay, si
bien en su gran mayoría parecen integrar una escena de caza (evidenciada por la
presencia de animales heridos y moribundos o muertos, alcanzados por dardos y el motivo del posible cerco), son de
una variedad tal en cuanto a forma, tamaño y diseño interior que dan la
impresión de representar obras individuales, con sello propio, que fueron
adicionadas paulatinamente, en varias sesiones y momentos de trabajo artístico,
por uno o varios artistas. Estos, aunque respetaron el mismo canon estilístico
básico, parecen haber gozado de gran libertad y flexibilidad en la
configuración de los motivos zoomorfos.
La heterogeneidad formal que exhiben
los motivos zoomorfos hace que estos den la falsa apariencia de no estar
asociados entre sí, a pesar de estar todos articulados, sin lugar a dudas, en
torno a la actividad de la caza. Donde es mucho más clara la relación entre las
figuras y la configuración de escenas, es en el caso de los conjuntos de
antropomorfos los que, alineados en hileras, algunos en posición dinámica,
sugieren participar en un rito colectivo, sea en forma de danza o peregrinaje a
un lugar sagrado, en una ceremonia
de rogativa para la fertilidad de los animales y de la tierra y el bienestar de
la comunidad.
En cuanto a la
posición de las figuras zoomorfas, se nota una clara tendencia o predilección
por representar a los animales, tanto a aquellos en movimiento como a los
heridos y muertos, orientados hacia el lado izquierdo del observador, hacia el
interior del abrigo. De los 37 camélidos silvestres documentados en el panel,
32 están pintados con los cuerpos dirigidos hacia la izquierda y de los 9
cérvidos, un total de ocho. También el ave está mirando hacia la izquierda. Llama
la atención, por lo poco usual en el arte rupestre andino del Perú, la posición
en reflexión especular horizontal de los dos cérvidos en el sector A del panel los
que, además, tienen sus cabezas, provistas de rasgos faciales, dobladas hacia
el observador.
4.4.
ASIGNACION CRONOLÓGICA
TENTATIVA DE LAS PINTURAS RUPESTRES
Entre los
departamentos de la sierra centro y sur peruana, Apurímac ha sido el menos
privilegiado en cuanto a investigaciones arqueológicas. Si bien existen avances
en los estudios sobre determinadas épocas prehispánicas que abarcan el
Formativo hasta la época inca, éstos se limitan al territorio de la actual
provincia de Andahuaylas (sitios Waywaka, Achanchi, Uranmarca, Sóndor, Curamba y
del Valle del río Chicha) y la provincia vecina de Abancay (complejos
arqueológicos inca de Sayhuite y Usno Moq’o).
Las provincias altas de
Aymaraes, Antabamba, Grau y Cotabambas, a pesar de su riqueza en restos arqueológicos,
algunos de épocas muy antiguas (las manifestaciones más elocuentes son los
sitios con pinturas rupestres arcaicas), han recibido escasa atención de parte
de la disciplina arqueológica, con excepción de unos pocos trabajos puntuales y
geográficamente reducidos de prospección arqueológica de asentamientos
prehispánicos de épocas precolombinas tardías (Huari hasta Inca). A estos hay
que agregar el registro y documentación de unos pocos yacimientos rupestres en
las provincias de Aymaraes (Pulpintoccasa, Achaccercca), Grau (Pintascca,
Utcomachay) y Antabamba (Allhuanso).
Estamos ante un vacío
casi completo de información científica sobre la ocupación de este espacio geográfico
durante el largo período precerámico, sobre la dinámica de movilización territorial
de los grupos de cazadores recolectores en función de los recursos naturales estacionalmente
disponibles, sobre los cambios de patrón de asentamiento, de los recursos tecnológicos
y estrategias económicas que tuvieron lugar en esta región en los milenios desde
la primera aparición del hombre hasta el inicio del período formativo. Por la
relativa cercanía de las provincias altas de Apurímac al vecino departamento de
Ayacucho donde en las décadas sesenta y setenta del siglo pasado fueron
excavados varios abrigos rocosos con vestigios de ocupaciones humanas que se
extendieron con algunas interrupciones sobre varios miles de años (McNeish 1979,
1981) se podrá -con la reserva necesaria- extrapolar las conclusiones principales
de estos proyectos de excavación a la zona de estudio en la provincia Grau. Otra
referencia importante es el trabajo de Lavellée et al. (1995) sobre la cueva de
Telarmachay en el departamento de Junín.
Según las evidencias halladas en las cuevas
excavadas en el valle de Ayacucho (Pikimachay, Jayhuamachay, Puente y Tukumachay),
la ocupación permanente de esta parte de los Andes peruanos se habría dado a
partir de 8,000 años a.C., es decir, a partir del final del Arcaico Temprano. En
los milenios anteriores (la primera ocupación de la cueva de Pikimachay data de
13,000 a.C.), la zona altoandina de Ayacucho parece haber sido visitada periódicamente
por pequeños grupos de cazadores nómadas en busca de presas que durante la
primera ocupación de esta cueva consistían todavía en ejemplares de la
megafauna hoy extinta (perezosos y caballos) y de camélidos silvestres. Interesan
sobre todo los resultados de las excavaciones estratigráficas en el abrigo
rocoso de Jayhuamachay, a 3350 metros sobre el nivel del mar (altura similar al
del abrigo de Iglesiamachay), que fue usado como campamento de caza entre 7,700
y 5,800 a.C. (Arcaico Medio) y en cuyos sustratos se halló una gran cantidad de
restos óseos de guanacos, tarukas y cuyes silvestres junto con artefactos líticos
y piedras para moler. En
estratos datados de entre 5,000 - 4,000 a.C. aparecen evidencias que
indican cierto control de camélidos silvestres. Las primeras evidencias de la domesticación de
animales recién aparecen hacia finales del Arcaico Tardío (MacNeish et al. 1970, 1981).
En los abrigos rocosos de las punas de Junín,
los arqueólogos lograron obtener información más precisa y completa sobre las diferentes
fases de ocupación y sobre la transición de la caza de ciervos y camélidos a
una caza cada vez más especializada de camélidos silvestres, al confinamiento
de animales salvajes en corrales
hasta la domesticación final y la crianza de alpacas y llamas entre 4,000 y
3,500 a.C. (Lavallée et al. 1995).
Las pinturas
rupestres más antiguas de Iglesiamachay probablemente se remonten a un lapso de
tiempo entre el Arcaico Tardío y Arcaico Final, caracterizado por un aumento de
relaciones intra- e interregionales entre poblaciones crecidas de
cazadores-recolectores y una relativa abundancia de recursos de subsistencia
provenientes de la caza de fauna silvestre, el aprovechamiento de camélidos en
proceso de domesticación y de productos agrícolas en las partes bajas de la
abrigada quebrada de Oropesa. Es probable que esta holgura de recursos permitió
a determinados individuos, dotados de una extraordinaria capacidad artística y de
conocimiento de la fauna silvestre local, dedicarse a la realización de obras
de arte en los abrigos rocosos alrededor de la meseta de Pata.
La atribución
temporal de las pinturas más antiguas al Arcaico Tardío se basa principalmente
en el patrón estilístico de las representaciones y en la naturaleza de la
temática representada. La composición de mayor antigüedad, integrada por
figuras zoomorfas de grandes dimensiones y alto grado de naturalismo y que
representa una escena de caza de camélidos silvestres y cérvidos, debe ser obra
de artistas pertenecientes a un grupo de cazadores-recolectores de desarrollo
cultural avanzado. La superposición de hasta tres capas de figuras zoomorfas
estilísticamente similares indica que el sitio ha sido reusado para la
producción de pinturas y fines rituales durante un tiempo prolongado durante el
Arcaico Tardío. Al agregar nuevas figuras encima de las anteriores, los
artistas mantuvieron los atributos esenciales del patrón estilístico más
antiguo como son el tamaño de las figuras zoomorfas y el alto grado de
naturalismo.
Con la evolución de las economías agropastoriles,
la caza se convirtió paulatinamente en una actividad complementaria ocupando un
lugar secundario en las estrategias de reproducción familiar y comunal. Parece que ya avanzada la época agro-alfarera tuviera lugar la segunda fase de
producción de arte rupestre, quizás entre los Horizontes Medio y Tardío (siglos
5 al 15 d.C.), cuando los grandes cambios culturales y socioeconómicos que se dieron en el territorio conformado
por el actual departamento de Apurímac durante los dos milenios desde el fin
del Arcaico, habrían producido también modificaciones significativas en la iconografía y temática representada en
el panel. La escenificación de la caza de camélidos silvestres y cérvidos fue
reemplazada por motivos complejos de carácter abstracto y por representaciones
antropomorfas esquematizadas conformando escenas que parecen vinculadas con la
esfera ritual y religiosa.
El amplio rango de
tiempo usado en la asignación cronológica de esta segunda fase pictórica de
Iglesiamachay, se debe a la ausencia de elementos diagnósticos que permitirían
una adscripción temporal y cultural más precisa.
La producción rupestre
de Iglesiamachay terminó en algún momento durante los últimos siglos antes de
la llegada de los españoles y no fue retomada después, aunque muy cerca del
abrigo, en la base de un farallón que desciende a un lugar aplanado donde los
lugareños suelen trillar el trigo cosechado en los terrenos vecinos, existen
pinturas rupestres y petroglifos de la época post-colombina
4.5. ESTADO DE CONSERVACIÓN
En el abrigo de
Iglesiamachay, las pinturas han sido hechas sobre una costra de silicificación
estratificada, cuyo espesor llega hasta unos 5-7 centímetros, con una capa
superior enlucida de 2 a 4 milímetros. La película o capa superior de la costra
(soporte de las pinturas) se disgrega en forma de escamas u hojuelas, por
efecto de diferenciales térmicos. Tales escamas borneadas (y toda la costra
silicificada) son fáciles de desgajar. La parte central del panel de Iglesiamachay ha sufrido, evidentemente,
una suerte de derrumbe en el pasado, que ha hecho perder una sección del panel
de forma aproximadamente triangular. No es posible determinar que se haya
tratado de un evento natural o producto de apalancamientos (com. pers. del
geólogo Raúl Carreño).
El estado de
deterioro de los paneles es crítico, por la fragilidad del soporte arriba
descrito. También los agentes antrópicos han incidido en su estado actual,
puesto que el abrigo es usado como refugio y cocina en tiempos de siembra,
aporque, cosecha y trilla de trigo en las chacras cercanas, y los animales que
pastorean en la ladera lo buscan en las noches para protegerse de las
tempestades, por lo que la parte inferior del panel, al alcance de los cuerpos y
cuernos de los animales, está completamente descascarada y por ende destruida. Encima de los restos de un fogón en la sección A del abrigo, la pared
está ennegrecida por una capa de hollín escondiendo para siempre las figuras
que puede haber debajo de ella. Encima del hollín, en el año 2006 alguien escribió
con pintura blanca “Cuidemos y valoremos nuestras pinturas pre-incas”, buscando
exhortar a los visitantes actuales del abrigo para que respeten y no destruyan
este patrimonio cultural de los san-antonianos.
El sitio ha sido y
sigue siendo visitado frecuentemente por colegiales de centros poblados
cercanos (Turpay y San Antonio), los que, desconociendo el valor patrimonial de las pinturas, aceleran su
deterioro y destrucción.
Gestiones para la protección del sitio
En 1995, Iván Soto
Pareja de San Antonio quien actualmente ocupa el cargo de Fiscal Adjunto Provincial
en la Primera
Fiscalía Provincial Civil y de Familia de Abancay, Apurímac, inició las gestiones para que los sitios
arqueológicos del distrito sean declarados Patrimonio Cultural de la Nación. Estas
primeras gestiones no prosperaron por falta de presupuesto del ex-INC de
Apurímac para la contratación de un arquitecto restaurador que elabore el
expediente de delimitación del área intangible de la zona(7). En el año 2000, el Dr. Soto solicitó a la
Municipalidad Distrital de San Antonio que los centros arqueológicos del
distrito, entre ellos los abrigos de Iglesiamachay, Llamachayoq Machay y de
Machaq’wayniyoq, adquieran estatus de Patrimonio Cultural Histórico. Dos años
más tarde, la Municipalidad Provincial de Grau, mediante un Acuerdo de Consejo,
resolvió declarar Patrimonio Cultural de la provincia de Grau toda la zona
arqueológica del distrito de San Antonio(8).
A comienzos de 2003, retomando
las gestiones ante el Instituto Nacional de Cultura para la declaración de los
sitios como Patrimonio Cultural de la Nación, el Sr. Soto preparó un expediente(9) que fue derivado de la Municipalidad Provincial
de Grau al INC-Lima. Como este segundo intento tampoco tuvo éxito, solicitó en enero del 2008 al
INC-Apurímac su devolución.
En junio de 2006, la
familia Rodríguez, posesionaria de parte de los terrenos de Huachajray, envió
fotografías de las pinturas rupestres de Iglesiamachay al INC-Apurímac con sede
en Abancay, solicitando la protección legal del sitio. Al no recibir respuesta,
tomaron contacto con una arqueóloga del INC-Cusco la que visitó el lugar en
2008 y quedó impresionada por la belleza de las pinturas rupestres (com. pers.
de Gustavo Rodríguez).
4.6. CONSIDERACIONES
FINALES
El área delimitada por el río Oropesa y su tributario Paraqay entre los distritos de San Antonio, Pataybamba y Turpay de la provincia Grau de Apurímac, desde el Arcaico hasta épocas prehispánicas tardías y coloniales ha conformado un paisaje sagrado y sacralizado. Por las evidencias arqueológicas existentes en Huachajray y sectores vecinos alrededor de la meseta de Pata y el promontorio de Kukarunku, se puede inferir que el área gozaba desde hace miles de años de notable importancia religiosa y ritual para los antiguos pobladores de la zona. Fue escogido tempranamente, quizás entre los 3000 y 4000 años a.C., para la realización de ritos propiciatorios por grupos familiares de cazadores-recolectores y en tiempos posteriores por miembros de los pueblos agropastoriles, para las prácticas religiosas vinculadas a la fertilidad de los rebaños y chacras, la veneración de la Pachamama y de los apus. Como vestigios visibles de estas actividades del ámbito espiritual y religioso se han conservado nichos funerarios tallados en roca, restos de tumbas apircadas, rocas labradas (sector Paraqay), aleros rocosos con expresiones rupestres en las técnicas de pintura y de grabado. Las evidencias más antiguas de estas expresiones culturales representan las pinturas rupestres de Iglesiamachay, Cebadapata y Llamachayoj Machay alrededor de la meseta de Pata. Por su semejanza estilística con pinturas rupestres de otros sitios en las provincias altas de Apurímac (Pintascca, Pulpintoccasa, Utcomachay, Allhuanso y Achaccercca), adscritas al Arcaico Tardío (Pérez y Rodríguez 1999; Hostnig 2003, 2011), el autor propone para las primeras expresiones rupestres de Iglesiamachay una antigüedad similar, aunque reconoce que esta tradición pictórica local, naturalista y monumental, puede haber sido continuada de manera ininterrumpida hasta el final del Arcaico.
Llama la atención la
localización de estas manifestaciones culturales en el límite entre los pisos ecológicos
quechua y suni, muy por debajo del hábitat natural de los camélidos silvestres
y de la ubicación habitual de los sitios rupestres del Arcaico los que por lo
general están ubicados en la zona altoandina, en los pisos ecológicos de puna y
jalca, entre los 3900 y 4500 msnm como en el caso de Pintascca, Konkuhuiri,
Allhuanso y Pulpintoqasa en las provincias altas de Grau, Amtabamba y Aymaraes. El abrigo de Iglesiamachay no demuestra evidencias de uso doméstico antiguo y es probable que sólo haya sido frecuentado para la realización de actividades rituales incluida la confección de las pinturas. En la selección del alero para la realización de la obra pictórica debe haber desempeñado un papel su ubicación en un lugar estratégico y climatológicamente favorable entre el piso ecológico de la puna, hábitat preferido de los camélidos salvajes y tarukas, y las partes bajas y abrigadas de la cuenca media del río Oropesa, aprovechables para una incipiente actividad agrícola.
Las pinturas de los
tres abrigos de Pamparaqay se encuentran en mal estado de conservación por factores naturales
y antrópicos. Mediante el mejoramiento digital (usando el programa ImageJ) de las fotografías tomadas en el
sitio Iglesiamachay fue posible reconstruir buena parte de las figuras y los
resultados permiten afirmar que las pinturas de este abrigo y las del
sector Cebadapata, objeto de la
segunda parte de este artículo, representan -en cuanto a la calidad artística de las representaciones-
las muestras más sobresalientes del llamado “estilo naturalista de los Andes
centrales” definido por Guffroy (1999)(10). Este estilo parece
alcanzar su máxima riqueza expresiva y su mayor monumentalidad en el territorio
de la actual provincia Grau del departamento de Apurímac en el centro-sur del
Perú. La semejanza estilística con pinturas rupestres de las provincias vecinas
de Antabamba y Aymaraes es un indicador de los posibles vínculos que existían
entre grupos de cazadores-recolectores que ocuparon el área altoandina al sur
del actual departamento de Apurímac durante el Arcaico Tardío. Puede ser
también el resultado de una mayor movilidad de los grupos como parte de su estrategia económica o de la
existencia de redes de interacción con otros grupos que habitaban zonas a
varios días de distancia, durante una época marcada por el tránsito paulatino
de la caza-recolección a la crianza de camélidos y la agricultura.
Es difícil contemplar
la obra pictórica de los artistas arcaicos de Iglesiamachay sin sentirse
inmediatamente atraído por la belleza estética y la creatividad desplegada. Es grande la tentación de recurrir a una
variedad de superlativos para resaltar su encanto y su singularidad. Cuarenta
años atrás, Ravines y Bonavía (1972:134) calificaron a las pinturas rupestres
de Cuchimachay al pie del Pariacaca, Apu tutelar de Huarochiri, en la provincia
limeña de Yauyos, como las “expresiones más bellas del arte parietal de los
Andes Centrales”. Aunque menor en número de figuras zoomorfas, estilísticamente
diferentes y menos bien conservadas, Cuchimachay tiene ahora su parangón -según
opinión del autor de este artículo- en las magníficas expresiones rupestres del abrigo de Iglesiamachay
en medio de un paisaje imponente y cargado de sacralidad.
Será tarea de equipos
multidisciplinarios compuestos por especialistas de diferentes ramas de la
ciencia, despejar las dudas sobre la antigüedad de las pinturas rupestres y
petroglifos alrededor de la meseta de Pata y de establecer los nexos entre
ellos y los diferentes restos arqueológicos en los terrenos del antiguo
Pamparaqay en el sureste del departamento de Apurímac.
El abrigo de
Iglesiamachay requiere urgentemente ser declarado Patrimonio Cultural de la
Nación como primer paso para un programa integral de protección y posterior
puesta en valor. Antes de promover el turismo hacia el sitio no sólo es
necesario, sino imprescindible que las pinturas rupestres y el entorno
inmediato sean estudiados interdisciplinariamente y que se elabore y se
implemente, con participación de los dueños de los terrenos en la margen
izquierda del río Oropesa, un plan de manejo del sitio. Es asimismo necesario
iniciar una campaña de concientización en los centros educativos, no sólo del
distrito, sino a nivel provincial.
AGRADECIMIENTO
En primer lugar quisiera expresar las gracias a Gustavo Rodríguez, oriundo de San Antonio Paqaraqay, quien me enseñó el camino a los sitios de Iglesiamachay y Cebadapata y quien tuvo la gentileza de compartir conmigo sus amplios conocimientos sobre el distrito y una colección de fotografías sobre Kukarunku y los lugares arqueológicos alrededor de la meseta llamada Pata, algunas de las cuales he incorporado en el artículo. En particular también a Iván Soto Pareja, del mismo distrito, quien colaboró con información valiosa sobre las gestiones encaminadas por su persona para lograr la protección legal del sitio. A Robert Mark por realizar el primer trabajo de procesamiento de imágenes de los sitios de Iglesiamachay y Cebadapata. A Raúl Carreño por la descripción geológica de la zona y a Matthias Strecker por la revisión minuciosa del texto, sus valiosos comentarios y recomendaciones. A mi esposa Rosa Ana para la lectura final y corrección ortográfica, gramatical y estilística. Estoy agradecido también a José Berenguer, Alfredo Mires, Jean Guffroy, Jean Jacques Decoster, Luis Venero G., Arturo Ruiz E., Augusto Cardona y David Ricalde por sus apreciaciones y sugerencias respecto a la intrigante figura ornitomorfa. Y como siempre a Diego Martínez por acoger este extenso artículo para su difusión en Rupestreweb.
NOTAS
1.
En abril
2011, Iván Soto Pareja publicó una serie de fotos en la página web http://my.opera.com/apuivan/albums/show.dml?id=6892952, bajo
el título “Fotos: Arte Rupestre en Iglesiamachay – San Antonio –
Grau – Apurímac. De las 30
fotografías, 13 corresponden a Iglesiamachay y 17 al sitio Cebadapata, un
abrigo rocoso cercano. También existe una mención sobre el sitio de
Iglesiamachay en el Anuario Geográfico del Departamento de Apurímac, elaborado
por Santiago Antúnez de Mayolo de la Sociedad Geográfica de Lima para el
Gobierno Regional de Apurímac en 2008.
2.
En noviembre del 2007, Gustavo Rodríguez
envió cuatro fotografías -tres de Iglesiamachay y una de Cebadapata- a la
Asociación Peruana de Arte Rupestre APAR en Lima, que las publicó con un corto
comentario de dos líneas en su página web el 17/11/07.
3.
El ImageJ es un programa de procesamiento de imágenes que se caracteriza principalmente
por el concepto de los llamados plugins. Al abrir una imagen digital y accionar
los comandos Plugins y D-Stretch-Run, el programa muestra una
serie de botones que corresponden a diferentes opciones de mejoramiento de
imágenes. Para mayores detalles consultar http://www.dstretch.com/DStretchHelp.html
4. En el gráfico adjunto que representa el
dibujo esquemático de una llama (sin pelaje), se visualizan las distintas
partes anatómicas y se indican las medidas zoométricas que también son válidas
para la descripción de los camélidos silvestres.
Fuente: Adaptación y complementación del
gráfico publicado por Morales (1997)
5. Los machos del referente real suelen tener las astas
plenamente desarrolladas en el mes de junio (estación seca) cuando
se producen las copulas, y las voltean en septiembre al inicio de la época de
lluvias.
6.
En las minas de oro de Turpay y
Pataypampa a través de las empresas Misti Gold S.A. y Mina Ares, se extrae
también manganeso. http://www.proyectalab.org/ARROYO-JUAN_DiagnosticoyViabilidaddeApurimac_2005.pdf
7. Respuesta
del INC mediante oficio No. 505-96-INC/AP
8.
Acuerdo
de Concejo No. 15-MPG-2000-A
9.
Expediente administrativo No.
229-2003 que fue registrado por la Dirección de Patrimonio Arqueológico del
INC-Lima bajo el número 00863-03.
10.
Si bien en términos generales existen muchas analogías entre el patrón estilístico de Iglesiamachay y el estilo naturalista de los Andes centrales (Guffroy 1999), el de Iglesiamachay destaca por proporciones anatómicas más realistas, un modelado más detallado de los atributos anatómicos y, sobre todo, por una gran variación de diseños decorativos en el interior de los cuerpos.
¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo
citar este artículo:
Hostnig, Rainer. Las pinturas rupestres de Pamparaqay, Apurímac, Perú.
Obra maestra del Arcaico andino-peruano. Parte I: Iglesiamachay.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/pamparaqay1.html
2012
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