Las pinturas rupestres de Nuevo Occoro, Huancavelica, Perú
Arturo Ruiz Estrada aruizestrada@yahoo.com Instituto
de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos
RESUMEN
Se presenta una primera aproximación del arte
rupestre de Letracucho localizado en el distrito de Nuevo Occoro,
Huancavelica-Perú. Son
representaciones de motivos circulares concéntricos de distintos colores que
motivan varias interpretaciones a falta de asociaciones que apoyen su real
significado y posición cronológica. De la región de Huancavelica son escasas
las informaciones de lugares con expresiones rupestres. Por esta razón se añade
el presente trabajo en vista de la unidad iconográfica plasmada en el sitio que
difiere claramente de otros centros rupestres con representaciones más
complejas.
INTRODUCCIÓN
El arte rupestre de la región de Huancavelica,
en la sierra central del Perú, es aún poco conocido, pese a que existen
referencias sobre la presencia en su territorio de varios lugares donde
aparecen dichas manifestaciones dejadas por las antiguas sociedades indígenas.
Esta región, por encontrarse en territorios de altura entre las zonas
ecológicas de Quechua y Puna fue y es actualmente propicia a la cría de
camélidos andinos cuya piel y carne son aprovechados por las comunidades
humanas modernas. El ganado prolifera debido al abundante forraje de altura que
cubre los campos en grandes extensiones como pasto natural resistente a las frecuentes heladas. Por
ello, esta flora nativa fue el atractivo para la supervivencia de una fauna de camélidos, roedores andinos y otras
especies de aves y mamíferos. Estamos informados justamente de un sitio con
antiguas representaciones de caza de camélidos en un ambiente cercano al lugar
que motiva este informe y que respondería al paisaje y las especies mencionadas
(Chaud y Rios 1978). Igualmente, un poco más alejado de este lugar se encuentran
las cuevas de Quillamachay y Pomacancha (Hostnig 2003) ambas localizadas en la
provincia de Acobamba (región de Huancavelica) en las cuales priman las escenas
de camélidos. Pero en esta oportunidad abordamos sobre la identificación de un abrigo rocoso en cuya pared se dejó a
la posteridad varios dibujos de arte rupestre que difiere de aquellas
representaciones de cazadores arcaicos. Se trata del sitio de Letracucho,
localizado en la comunidad de Nuevo Occoro, provincia de Huancavelica, en el cual existe un pequeño
abrigo rocoso donde solo aparecen diseños geométricos de círculos concéntricos.
Esta información se orienta entonces a documentar el sitio, por la singularidad
que presenta, como referente para contrastar con otros lugares que posean
similares manifestaciones rupestres.
NUEVO OCCORO
Nuevo
Occoro es la capital del distrito del mismo nombre en la comprensión de la
provincia de Huancavelica, sierra central del Perú (Fig. 1). Sus coordenadas geográficas indican:
Longitud Oeste 75°02´12´´, Latitud Sur 12° 35´27´´. Se halla a una altitud de
3825 metros sobre el nivel del mar, pero los sectores más altos del distrito
alcanzan a uno 5500 metros. Tiene una población de 2638 habitantes según el
censo del año 2005 pero actualmente se calcula que tiene 4900 habitantes con
una densidad de 47.8 habitantes por km2. La superficie total del distrito abarca 211.56 km2. Se localiza hacia el sector Norte de la ciudad de Huancavelica de la cual
está separada por unos 50 kms. Limita al norte con el distrito de Laria; al oeste con los distritos de Manta y Acobambilla; al este con e distrito de Huando y al sur con los distritos de Palca y Ascención. El territorio de Nuevo Occoro incluye 6 anexos los cuales se denominan
Occoro Viejo, Buenos Aires, Río La Virgen, Tambopata, Tansiri y Orjobamba,
siendo estos dos últimos los que se encuentran a mayor altitud y cuyos pobladores
están dedicados fundamentalmente al pastoreo de ganado nativo (alpacas y llamas)
además de ovinos y ovejas. Cultivan algunos productos de altura como la papa,
la cebada, las habas y, el trigo, pero también obtienen el maíz en los sectores
mas abrigados de su territorio. Las transacciones comerciales para complementar
sus necesidades cotidianas las realizan, en su mayor parte, con la ciudad de
Huancayo, de donde, cada 15 días acuden negociantes a una feria local ya
establecida formalmente.
 |
Fig. 1.- Localización del abrigo de Letracucho, distrito de Nuevo Occoro, región de Huancavelica,Perú.
Originalmente el pueblo de Occoro, cuya fundación
debió ocurrir en tiempos coloniales, estuvo asentado en un sector más alto del
distrito pero posteriormente, la comunidad decidió en forma resuelta trasladarse
a un lugar más bajo que es donde actualmente se localiza con el nombre de Nuevo
Occoro (Fig, 2). La flamante fundación del pueblo data del 10 de Mayo de 1955
mediante Ley N° 12312, fecha desde la cual quedó asentado en un espacio
geográfico algo más llano y abrigado cuyo nombre era el de Telajanchi. Dicho
espacio fue elegido debido a que presentaba un mejor clima para los habitantes
por el hecho de estar rodeado por los cerros de Ayamachay, Linles, San Bautista
y San Cristóbal que en cierta manera lo protegen de los vientos helados que asoman en tiempos
de invierno. Actualmente el sitio antiguo
de Occoro es denominado Occoro Viejo. Por otro lado, Nuevo Occoro en razón a la circunstancia de haber
sido creado modernamente no fue
puesto bajo la advocación de ningún santo cristiano, como es frecuente en
muchos pueblos antiguos de los Andes. No existe en consecuencia una festividad
patronal que congregue al pueblo. Cuenta con tres instituciones educativas para
la enseñanza primaria, secundaria y un instituto tecnológico, dedicado este
último a la preparación en computación e informática.
 |
Fig. 2.- Plaza Central del pueblo de Nuevo Occoro, a cuyo entorno se alzan cumbres elevadas que lo protegen de los vientos.
Según el diccionario de Germán Stiglich
aparece Occoro definido como caserío y hacienda en la provincia de Huancavelica
correspondiente al distrito de Conaica y que tenía 273 habitantes (Stiglich 1922:273).
Desde aquellos tiempos la población actual se ha incrementado en por lo menos veinte veces más, pese a los problemas
sociales y económicos ocurridos en la década del 90 y que aún continúan
ocurriendo en algunos aspectos.
ORIGENES
Es posible que Occoro haya constituido en
tiempos preincaicos un pueblo integrado por varios ayllus localizados en los
anexos del distrito. De acuerdo a la ubicación de éstos se puede afirmar que
ellos estuvieron involucrados en
una entidad socio-política mayor conocida como Asto cuyos pobladores ocupaban los territorios al norte de
la actual ciudad de Huancavelica. La sociedad Asto, al mismo tiempo, formaba
parte de la etnia Angara en tiempos prehispánicos. De acuerdo al mapa del
territorio Asto elaborado por la arqueóloga Daniéle Lavallée, se observa que
Occoro ocupa un sector al sur de dicho antiguo espacio geográfico. Según los
datos proporcionados por la misma autora sobre los Asto, apreciamos que la zona
de Occoro fue poblada a partir del siglo X después de Cristo. Luego, en el
siglo XV, se produjo la influencia incaica para finalmente ser sometida en el
siglo XVI a la dominación hispana, siendo Amador de Cabrera el encomendero
español que usufructuó sus territorios (Lavallée 1983). Se confirma también la
localización de Occoro en el territorio de los Asto durante tiempos
prehispánicos si tenemos en cuenta el mapa elaborado por el historiador
Waldemar Espinoza Soriano quien ilustra las divisiones territoriales en los que
estaba dividido lo que él denomina el reino de Ancara (Espinoza Soriano 1973).
Desde luego que la historia y los orígenes de Nuevo Occoro debe remontar a
tiempos más lejanos, pues existen cuevas y refugios rocosos próximos aún no
explorados pero cuyo estudio puede revelar que el hombre vivió allí en varios miles de años anteriores al
siglo X d.C.
AMBIENTE
Debido a su altitud, próxima los 4000 metros
sobre el nivel del mar presenta un clima seco y frio pero en términos generales
se producen dos estaciones al año, una de verano en la cual la temperatura
fluctúa entre los 12°C y 9°C y
otra de invierno cuando tal temperatura desciende fuertemente hasta los 0°C
produciéndose nevadas frecuentes. Es en verdad un ambiente de puna cuyos campos se hallan en forma general
cubiertos por pastos cortos y una gramínea como el “Ichu”. La topografía que lo caracteriza denota
un territorio accidentado entre quebradas profundas, cerros elevados y planicies de puna. Entre la fauna local se
pueden encontrar, además de los camélidos andinos (Fig. 5) y el ganado vacuno y
ovino, animales como la vizcacha, el zorro, venados, patos silvestres, una palmípeda como la “huachwa” o ganso
andino, la perdiz, el ibis andino denominado localmente como “yanavico”, además
del gavilán, la gaviota y otras
aves menores. Estos animales moran entre las varias lagunas localizadas en las
partes altas del distrito.
Hacía la parte sur este del pueblo de Nuevo Occoro
discurre un río por una profunda quebrada cuyo nombre varía según los lugares
por donde atraviesa. Lo denominan simplemente como el río Occoro, pero también
lo llaman Jamanillohuayjo o Huari (Fig. 3).
Fig. 3.- Quebrada por donde discurre el río de Occoro, en cuya margen izquierda se localiza varios sitios arqueológicos entre los cuales se encuentra Letracucho y la cueva funeraria de Qorimina.
LAS PINTURAS RUPESTRES
El sitio donde se encuentran las pinturas
constituye un pequeño abrigo rocoso localizado en la margen izquierda del rio de
Occoro cuyas aguas fluyen al río Mantaro. El abrigo se ubica
justamente al pie del pueblo de Nuevo Occoro en una profunda quebrada a la cual
se desciende por un camino que cae casi vertical al lecho del río (Fig. 4). Este rio toma el nombre de Jamanillohuayjo
en el sector donde se localiza el abrigo y éste se halla separado por una distancia de no más de cien
metros de la orilla izquierda del cauce fluvial. El abrigo tiene 4 m. de
ancho, 1.30 m. de extensión con
una altura de 4 metros. Las figuras se encuentran a 4.50 m. de distancia del piso del antiguo lecho del río.
No obstante que la superficie del abrigo es rugosa y algo agrietada sin grandes espacios planos, fue
aprovechado como soporte de la obra rupestre (Fig. 6 ). Se encuentra a 3708 m sobre el nivel del mar y su posición geográfica indica,
18L0498433, UTM 8607996.
 |
Fig. 4.- Valle de Occoro. La flecha indica el sitio exacto donde se encuentran el abrigo rocoso con las pinturas rupestres de Letracucho.
Fig. 5.- Los sectores altos de Nuevo Occoro tienen abundante pasto nativo que sostiene a numerosas manadas de camélidos andinos
Fig.6.- Abrigo de Letracucho en Nuevo Occoro, Huancavelica. El panel central con las pinturas muestra únicamente12 círculos concéntricos.
Como lo mencionamos anteriormente, la
configuración de los motivos se reducen solamente a circunferencias concéntricas
de mediano y pequeño tamaño. En total se aprecian doce figuras circulares más o
menos agrupadas. La dos figura más grandes tienen 0.20 por 0.20 m., en tanto
que las más pequeñas tienen 0.06 m. El grosor de las líneas que forman las
figuras no pasan de los 0.03 m. La
pintura utilizada alterna los colores rojo, amarillo y blanco en distintas
combinaciones (Fig. 7). El espacio total en el que se ha pintado los motivos
alcanza un panel de 1.30 m de largo por 1.10 m de ancho. Pero un primer grupo
de figuras se halla algo separado del otro y ligeramente a mayor altura (Fig. 8).
Separado de los doce motivos aparece una circunferencia concéntrica localizada
en la parte baja del abrigo, lado izquierdo, a unos dos metros de distancia. En
este caso se aprecia que las circunferencias son de color rojo únicamente y cuyo
diámetro arroja 0.10 m. El color aplicado a las doce figuras anteriores varia y
se suele combinar circunferencias rojas con blancas o blancas con rojo o
rojas-amarillo-rojo, rojo con blanco, rojo con amarillo. Como ya lo indicamos la
última circunferencia concéntrica, ubicada fuera del panel central, solo es de
color rojo.
 |
Fig. 7.- Detalle de una sección del panel con los motivos de círculos concéntricos. La figura más grande muestra la combinación de círculos de color rojo, amarillo y blanco.
Fig.8.- Esquema de la distribución de las figuras rupestres de Letracucho.
OTRAS EVIDENCIAS ARQUEOLÓGICAS
Durante el trayecto desde la ciudad de
Huancavelica a Nuevo Occoro identificamos un puente prehispánico en el sitio de
Ñuñungayoj, cuya estructura es toda de piedra con cuatro arcos de tipo andino
que forman las columnas de soporte. De igual manera, observamos el sitio
arqueológico de Yanaqaqa emplazado en la cima de una alta cumbre adyacente al
pago de Manchailla. Y ya muy próximo a Letracucho en la misma margen izquierda
del río de Occoro inspeccionamos una pequeña caverna denominada “Qorimina” que
antiguamente fue utilizada como cementerio en cuyo interior debieron haberse
conservado las momias de algunos personajes importantes de la zona. Actualmente
los pobladores locales han construido al interior de esta caverna un recinto de
poca altura hecho de pircas el cual se encuentra colmado con numerosos restos óseos humanos desarticulados y fragmentados.
Observamos huesos de niños, jóvenes y adultos de ambos sexos. Una calota muestra dos cicatrices por
efecto de fractura del cráneo. De estos yacimientos nos ocuparemos en trabajo
aparte debido a la naturaleza del presente informe que apunta solo al arte
rupestre.
DISCUSIONES
Las pequeñas dimensiones del abrigo de Letracucho
no resultan aparentes para ser utilizado como un lugar de ocupación humana permanente,
en vista de su poca extensión. A lo más, nos parece que fue un lugar de tránsito o paradero de corto tiempo más
no un refugio que permitiese proteger a varias personas. Esta situación obra a
favor de considerar al sitio como una especie de altar o señal donde
posiblemente se realizaba algún tipo de actividad mágico religiosa que no la
podemos explicar en sus propios términos. La carencia de asociaciones
culturales in situ impide comprender su antigüedad y el significado que debió tener en tiempos remotos. El lugar,
a orillas del río, no es un ambiente de tránsito usual pues los caminos que
antiguamente unían a los pueblos de la zona, se ubican en las partes altas
donde hasta hoy permanecen varios conjuntos arqueológicos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que
muy próximo al abrigo de Letracucho se encuentra la cueva de Qorimina, una
oquedad de acceso abrupto, que fue un lugar utilizado como cementerio donde se
conservaban las momias de algunos individuos de tiempos prehispánicos. Actualmente
se ha construido al interior de esta cueva un depósito hecho de piedras donde
han acumulado todos los huesos humanos desarticulados y fracturados para evitar
su total destrucción. Pensamos que estos huesos fueron destruidos por el paso del tiempo y tal
vez por las acciones de quienes persiguieron las costumbres nativas. Pero
destacamos la presencia de esta cueva-cementerio de Qorimina por cuanto es
posible que el alero con las pinturas rupestres pudiese haber tenido alguna
relación a manera de una señal que indicaba la proximidad de esta cueva. Tal vez Letracucho
constituía el sitio destinado a practicar los ritos funerarios después de la
inhumación de los cadáveres, cuando se realizaba el turno de lavar los vestidos
dejados por los difuntos. Práctica ésta que supervive hasta el presente pero ya
desvinculada del abrigo con las pinturas. Un interesante aporte con reflexiones
para el estudio del arte rupestre en la sierra peruana consigna tres sitios con figuras
circulares en espiral similar a los
de Occoro, pero identificados en la vecina región de Junín para las cuales se
ha opinado que hipotéticamente habrían funcionado “para advertir de los límites
territoriales de un grupo, como una especie de letrero (Rick 2000: 16). Esta
hipótesis podría ser igualmente otra idea aplicable al caso del presente
estudio entre otras que se podrán formular cuando se amplíen los conocimientos
del arte rupestre en la provincia y región de Huancavelica. Resulta también
sugerente la representación en Letracucho de doce circunferencias agrupadas que
si quisiéramos especular sobre su significado, podríamos relacionarlas con una
especie de calendario que señalaba los meses del año, por cuanto hasta tiempos
del incanato subsistía el sistema de los 12 meses. Puede, finalmente, tener
relación con una representación astromorfa si seguirnos el planteamiento
metodológico propuesto por Domingo Sánchez (Sánchez, 2000) debido a que los
círculos varían en cuanto a la combinación de sus colores y también difieren en
tamaño, tal como se observan los astros en el firmamento. Pero estos alcances
son solo ideas que pueden plantearse entre otros posibles argumentos. Porque, bien
se ha dicho por ello con respecto a similares figuras que “La espiral es un símbolo universal al que se
le atribuyen gran diversidad de significados: representación de la vida, del movimiento cíclico de la energía, de la
rotación de las aguas y los vientos, del pensamiento, etc. Sin embargo, si no
se sabe quiénes realizaron estos grafismos rupestres, sus intenciones o su
manera de pensar, no es posible asignarle un significado concreto” (Martínez y Botiva 2007).
En
realidad, habiéndose solo registrado tres sitios con arte rupestre en la
provincia de Huancavelica (Hostnig 2033:141), resulta por ahora escasa la
evidencia para los fines de establecer analogías e interpretaciones del arte rupestre de Occoro. Inclusive no
se ha reportado aún la presencia de un abrigo o cueva que contenga solo
círculos en la provincia mencionada.
Es interesante que el abrigo muestre una sola
modalidad estilística consistente en la representación rupestre de circunferencias
concéntricas. No se ha notado la presencia o asociación de ningún otro tipo de imágenes. Tampoco
apreciamos superposiciones con otras figuras. Esta modalidad nos autoriza a
incluir, desde el punto de vista estilístico en las denominadas representaciones
esquematizadas y geométricas de los andes peruanos, tal como se ha propuesto
para similares manifestaciones rupestres (Bonavía y Ravines 1973; Guffroy 1999).
Tal circunstancia ofrece un interés especial, debido a que en otros lugares de
los andes peruanos, si bien se han identificado las representaciones de circunferencias
concéntricas o en espiral pero en algunos casos están acompañados de motivos
zoomorfos o geométricos, situación que no ocurre en el caso del alero de Occoro. Esta particularidad nos sugiere
un contexto iconográfico particular y posiblemente también una diferencia
cronológica con respecto a muestras rupestres de mayor complejidad, como
aquellas cuevas donde se han plasmado escenas de camélidos que existen en las
partes más altas de Occoro y la vecina región de Junín. Por tal situación todavía
es difícil señalar con seguridad una cronología para Letracucho, debido a la
falta de asociaciones en el sitio identificado. Sin embargo, debemos adelantar
como dato hipotético que los motivos de Letracucho de Occoro pueden
posiblemente ser posteriores a las manifestaciones rupestres naturalistas y
seminaturalistas del Perú para las cuales se ha señalado una antigüedad que
podría atribuirse a fechas entre 5000 o 4000 años antes de Cristo
(Guffroy,1999:50-51). Es entonces
en fechas más tardías cuando pudo haberse utilizado el abrigo para plasmar los
motivos rupestres. Por eso, se requiere practicar una excavación a pie del abrigo
de Letracucho para obtener algún dato que apoye su ubicación temporal. Queda
entonces para futuros estudios la tarea de definir con firmeza la cronología
que corresponde al sitio, en vista de los obstáculos que no permiten por ahora
definir su interpretación y fechado.
Tenemos conocimiento que en la misma zona, esto
es en el distrito huancavelicano de Manta se encuentra un abrigo rocoso en cuya
pared se han plasmado varias figuras rupestres en la que aparecen motivos de circunferencias
concéntricas pero en este caso se advierte su asociación con figuras
antropomorfas y otras geométricas. Además, estas figuras circulares son solo de color rojo. En cambio las de Occoro
tienen hasta tres colores. Desde luego que existe afinidad en cuanto a la
representación de los círculos pero en Manta existe un contexto
iconográfico más diversificado. Esto, evidentemente tiene que ver tal vez con
diferencias cronológicas o distintos significados que atribuyeron sus antiguos
artífices a los espacios o paisajes por donde transcurrió su existencia. No
podemos dejar de mencionar que un solo tipo de representaciones, como son las
circunferencias concéntricas de Nuevo Occoro pueden revelar un solo momento
cronológico en la historia de los grupos que habitaron la región en estudio.
Debemos
comentar también lo relacionado con el nombre del sitio por cuanto pensamos que
el nombre actual de Letracucho, debió ser posiblemente el de Quilcacucho,
porque la denominación actual está compuesta por una palabra castellana y otra
quechua. Pues “letra” es palabra castellana y “cucho” significa rincón en el
idioma nativo. El nombre del sitio habría sido entonces “Quilcacucho” o “Quelcacucho”
, es decir el rincón donde se observan dibujos.
ALGUNAS CONCLUSIONES
“Letracucho” viene a ser un abrigo rocoso
que incrementa el acervo de lugares rupestres en la
sierra central, región peruana de Huancavelica. Al presente existen muy escasos estudios sobre este
tipo de manifestaciones, lo cual limita las posibilidades de entender con
amplitud la naturaleza y significado del arte rupestre de Nuevo Occoro.
El
estilo de los motivos es esencialmente geométrico con la única presencia de
círculos concéntricos de pequeñas dimensiones sin asociación a otro tipo de dibujos. Esta circunstancia lo
singulariza frente a otros sitios de la zona altoandina del Perú, donde, en
algunos casos, se observa la combinación con otro tipo de figuras.
Responde entonces a una tradición diferente a las frecuentes representaciones de camélidos en la sierra central peruana.
Debido a que las condiciones del sitio no
ofrecen la posibilidad de haber
sido habitada, en vista de su poca extensión, consideramos que “Letracucho”
pudo haber funcionado como un sitio cultico o lugar ceremonial para sus
ancestrales habitantes. La frecuencia de los círculos induce a pensar, a manera
de hipótesis, tal vez en alguna relación con las representaciones de los
cuerpos celestes. Pero en realidad, la carencia de asociaciones en el sitio y la falta de publicaciones
sobre otros paraderos con expresiones rupestres similares que faciliten
contrastarla nos impide por ahora formular
su cabal interpretación y posición cronológica en la región.
La pintura utilizada debe corresponder a
materiales locales u ocres que se encuentran con frecuencia en la zona. Un
análisis de estos elementos tintóreos queda también como tarea pendiente.
Agradecimiento
Al señor
Feliciano Pariona Ccente, gobernador del pueblo de Nuevo Occoro, por las
informaciones que nos proporcionó sobre algunos aspectos de la realidad del
distrito. A Rafael Ruiz Rubio y Rober
Huamán quienes brindaron su eficaz apoyo durante los trabajos de campo y al
joven Luis Valladolid Gonzales quien como poblador local nos acompañó al sitio
de Letracucho.

¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo
citar este artículo:
Ruiz Estrada, Arturo. Las pinturas rupestres de Nuevo Occoro, Huancavelica, Perú
En Rupestreweb, http://rupestreweb.info.com/occoro.html
2011
BIBLIOGRAFÍA
BONAVIA, Duccio y Rogger Ravines
1973 Pueblos y
Culturas de la Sierra Central del Perú. Cerro de Pasco Corporation. Lima, Perú.
CHAUD G., Carlos y Rómulo Rios S.
1978 Waraqu
Machay: Un complejo preagrícola y de arte rupestre en el distrito de Vilca,
Huancavelica. III Congreso Pruano El Hombre y la Cultura Andina. Tomo II.
Editor Ramiro Matos M. Lima.
ESPINOZA SORIANO, Waldemar
1973 La coca de
los mitmas Cayampis en el reino de Ancara. Siglo XVI. Anales Científicos de la
Universidad del Centro del Perú. N° 2, Huancayo.
GUFFROY, Jean
1999 El Arte Rupestre del Antiguo
Perú. IFEA, IRD. Lima.
LAVALLÉE, Daniéle y Michéle Julien
1983 Asto:
curacazgo prehispánico de los Andes Centrales. Instituto de Estudios Peruanos.
Lima.
MARTÍNEZ CELIS, Diego y Botiva Contreras, Álvaro.
2007 Introducción al arte rupestre. En Rupestreweb, www.rupestreweb.info/introduccion.html.
HOSTNIG,
Rainer
2003 Arte Rupestre del Perú.
Inventario Nacional. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Lima.
RICK,
John
2000 Nuevas perspectivas del Arte
Rupestre en la Sierra Peruana. Unay Runa. Revista de Ciencias Sociales 4. Lima.
SANCHEZ P. Domingo
2000 La astronomía en el arte
rupestre: Una propuesta metodológica.
http://www.naya.org.ar/congreso2000/ponencias/Domingo_Sanchez.htm
STIGLICH, Germán
1922
Diccionario
Geográfico del Perú. Imprenta Torres Aguirre. Lima.
[Rupestreweb Inicio] [Introducción] [Artículos]
[Noticias] [Mapa] [Investigadores] [Publique] |