Macusani
y Corani, repositorios de Arte Rupestre Milenario en
la Cordillera de Carabaya, Puno - Perú (1)
Rainer
Hostnig rrhostnig@speedy.com.pe
SIARB. Cusco, Perú
Artículo publicado
originalmente en el Boletín No. 17 (2003) de la SIARB. Esta
es una versión actualizada y corregida especialmente para
su publicación en RUPESTREWEB.
Introducción
Cerca de la transición de
la Cordillera de Carabaya a la ceja de selva, en el extremo norte
del departamento de Puno, se encuentra uno de los repositorios de
arte rupestre más fascinantes y menos conocidos de los Andes
peruanos, emplazado en un paisaje sobrecogedor, con profundos cañones,
extensos bosques de piedras de formas caprichosas y la omnipresencia
de los nevados Allin Capac hacia el noreste y Quelccaya hacia el
noroeste, ambos importantes apus tutelares de la región,
partícipes, según la creencia de los pastores, en
la génesis, protección y reproducción de los
camélidos silvestres y domesticados.
Inicié los estudios sobre
el arte rupestre de Macusani a mediados del 2001 con una primera
expedición en el mes de junio, acompañado en aquel
entonces por el arqueólogo cusqueño Julinho Zapata
y el estudiante de arqueología Raúl Tarco. En las
siguientes cuatro excursiones participaron mi esposa Rosanna (mayo
2002), los cusqueños Rommel Bravo (junio 2002 y julio del
2003) y Karem Huillca (julio 2003), quienes me asistieron en el
trabajo de localización y registro de los sitios (2).
Las repetidas visitas a la zona me permitieron entablar relaciones
de confianza con varias familias de pastores de la Comunidad de
Tantamaco que me ofrecieron sus servicios de guía y me acompañaron
en las exploraciones a lo largo y ancho de su territorio comunal.
En las cinco excursiones mencionadas
llegué a registrar y documentar fotográficamente un
centenar de estaciones rupestres, quedando todavía varias
quebradas importantes sin explorar. El material gráfico acumulado,
tanto en diapositivas, fotos impresas y calcos, forma una copiosa
base de datos para el análisis comparativo de estilos y motivos,
la elaboración de una tipología y sucesión
de tradiciones rupestres y para la interpretación de las
complejas composiciones y escenas. Encontrándome todavía
en la fase de sistematización de la información recabada,
presento en este artículo algunos resultados preliminares
del estudio realizado, consciente que es necesario el esfuerzo de
un equipo multidisciplinario y un registro más minucioso
de cada sitio para poder tratar con mayor profundidad y pertinencia
aspectos como evolución estilística, cronología,
posible función y significado.
Quiero subrayar que el trabajo de
campo realizado, respetando la legislación peruana vigente,
no contempló excavaciones o sondeos en el piso de los aleros
o cuevas o delante de los acantilados con arte rupestre y tampoco
la recolección de artefactos arqueológicos in situ,
limitándome únicamente al registro fotográfico,
a la confección de dibujos, a la toma de datos georeferenciados,
de altura y orientación, y a la medición de paneles
y soportes.
Ubicación y acceso
La zona rupestre presentada en este
artículo ocupa la parte noroccidental del distrito de Macusani
y el extremo sureste del distrito de Corani, ambos pertenecientes
a la provincia de Carabaya. Ubicamos todos los sitios, con muy pocas
excepciones, en la margen izquierda del río Macusani, en
terrenos de las comunidades campesinas de Tantamaco e Isivilla,
y a una altura entre 4150 y 4400 m.s.n.m.
Se puede acceder a la zona por la
carretera asfaltada Cusco-Puno hasta Santa Rosa (200 km), de donde
se sigue la carretera afirmada a Macusani (100 km) vía Nuñoa.
Otra ruta de acceso es por la vía asfaltada Puno-Cusco partiendo
de la ciudad de Puno hasta Pukará y de allí por la
carretera afirmada vía Azángaro y Asillo a Macusani.
A las localidades de Tantamaco, Isivilla y Corani se llega por una
carretera afirmada que parte del km 24 de la troncal Macusani-San
Gabán.
Características geográficas y geológicas
de la zona
La zona objeto del estudio pertenece
al piso ecológico de la puna, caracterizado por un
clima frío con fuertes oscilaciones de temperatura entre
el día y la noche, con precipitaciones concentradas en la
época de lluvias entre noviembre y abril, pero también
con ocasionales nevadas y granizadas fuera del período lluvioso,
entre junio y julio. Debido a la cercanía de la vertiente
oriental de la Cordillera de Carabaya, a partir del mediodía
una neblina densa sube de la ceja de selva hasta la puna, penetrando
primero las quebradas profundas para luego invadir las altoplanicies
de las comunidades de Tantamaco e Isivilla. La zona presenta una
cobertura vegetal formada por extensos pastizales compuestos por
especies de altura como ichu (Stipa sp.), paqu paqu (Aciachne
pulvinata) y chilliwa (Festuca sp.) e invadidos por colonias
de urqu huaraqo (Opuntia floccosa) y china waraqu (O.
lagopus), cactáceas en forma de grandes almohadillas
cubiertas con una suave pelusa. El suelo de los aleros está
frecuentemente cubierto con alfombras de urqu kisa (Urtica urens),
cuyo efecto urticante supera de lejos el de las hortigas de zonas
más bajas.
|
Foto 1. Vista del Apu Allin Capac, glaciar de 5800 m.s.n.m. y
montaña tutelar de Carabaya, desda una cueva con pintura
rupestre de la comunidad de Tantamaco, distrito de Macusani. |
Hidrográficamente el área
de estudio está ubicada en la cuenca del río Amazonas
y en la subcuenca del río Macusani. Lo atraviesan una docena
de riachuelos, todos tributarios del Macusani, que tienen su orígen
en la cabecera de las quebradas en la margen izquierda del Macusani
y en los glaciares Allin y Chichi Capac en la margen derecha. Algunos
riachuelos de la margen izquierda son temporales y se secan en el
invierno.
El distrito está atravesado
por la Cordillera de Carabaya de la Cordillera Oriental. En la parte
alta, el paisaje presenta superficies planas y ligeramente onduladas,
de drenaje dentrítico, intersectadas por numerosas quebradas
encañonadas de barrancos abruptos producto de la erosión
fluvial. En cuanto a litología, la zona está conformada
por tobas blanco grisáceas de carácter riolítico
de la Formación Queñamari que cubre un área
aproximada de 250 km2, con formaciones impresionantes
tipo "bosques de piedra" con innumerables abrigos y pequeñas
cuevas. (INGEMMET, 1997)
|
|
Foto 2. Formación peculiar de roca volcánica en
el distrito de Corani, cerca de la cueva con petroglifos de
Titulmachay. |
Foto 3. Afloramientos rocosos de toba volcánica en las
alturas de Macusani, a 4400 m.s.n.m., en cuyos aleros los cazadores-recolectores
de Carabaya realizaban las pinturas y probablemente sus ritos
vinculados con la caza de camélidos y cérvidos. |
Son sumamente escasos los datos
históricos sobre la zona. Lo poco que se encuentra al respecto
en monografías locales, son citas de algunos cronistas españoles
que se refieren a la época Inka y colonial.
La capital distrital de Macusani,
al mismo tiempo capital de la provincia de Carabaya es el centro
poblado, ubicado a 4315 m.s.n.m., en una hondonada en las riberas
del río Macusani, constituye el punto de partida para la
exploración de la zona. El distrito tiene una población
estimada de 11400 (INEI), en su mayoría quechuahablantes,
que viven dispersos en una superficie de 1491 km2 y se dedican mayoritariamente a la crianza de alpacas, llamas y
ovinos y a la comercialización de sus productos (fibra, lana,
carne), siendo el segundo renglón de ingresos la minería
y el tercero la agricultura.
Macusani posee el 10 % de la población
nacional de alpacas y llamas y tiene fama por la calidad genética
de estas especies. Es muy probable que haya constituido en tiempos
prehistóricos, al igual que las punas de Junín, un
importante centro de domesticación de los camélidos
silvestres.
Los pastores de Macusani y Corani
son los propietarios, a título comunal, de los sitios de
arte rupestre distribuidos a lo largo de los acantilados de los
cañones que disectan las planicies altoandinas de estos dos
distritos en dirección noreste y este. Son, además,
depositarios de una rica herencia cultural relacionada con la crianza
de camélidos, expresada mediante costumbres ancestrales,
mitos, rituales y la tecnología de la crianza.
|
|
Foto 4.Paisaje cerca del poblado de Isivilla, iluminado por el
sol del atardecer. Distrito de Corani |
Foto 5.Vista del glaciar de Quelcaya en el distrito de Corani,
Carabaya. En el primer plano un corral y al lado derecho un
afloramiento rocoso que alberga pinturas rupestres de notoria
antigüedad.. |
|
|
Foto 6.Bosque de piedra en el distrito de Corani. |
Foto 7.Antiguas terrazas de cultivo en el trayecto Macusani
Ollachea |
Antecedentes de la investigación
El primero en fijarse en las manifestaciones
de arte rupestre de la provincia fue el sueco Erland Nordenskiöld,
quien realizó exploraciones arqueológicas en Bolivia
y el sur del Perú entre 1904 y 1905. Recorriendo los distritos
de Ollachea y de Corani, encontró varias chullpas intactas
y algunas profanadas, así como un sitio de pintura rupestre
y otro de petroglifos, los que describe en sus notas de viaje acompañando
sus publicaciones con tres fotos (1906a: lámina 6:5-6; 1906b:
119, Fig. 5) y unos pocos dibujos de figuras escogidas (1906a: 52/54,
Fig. 41/45a,b; 1953:117/121, Fig. 41/45a,b). En mi última
excursión, en el mes de julio del 2003, logré reconocer,
bajo el topónimo actual de Titulmachay (TIT), el sitio
registrado por Nordenskiöld con el nombre de Corani.
Llama la atención que el explorador sueco no menciona a ninguna
de las localidades rupestres del distrito de Macusani, el cual debe
haber atravesado en dos ocasiones, la primera vez en el descenso
al pueblo de Ollachea y la segunda en el retorno de Corani a Santa
Rosa.
El primero en documentar rudimentariamente
algunos sitios de pintura rupestre de Macusani y de confeccionar
un mapa preliminar de ubicación fue el puneño Juan
Palao Berastain, quien presentó sus conclusiones en el III
Simposio de Arte Rupestre en 1991, organizado por la SIARB. Utilizando
como referencia únicamente los sitios Qollpapujio
y Chaqatira encima de la carretera a Ollachea - ya que al
parecer Palao B. se enteró de las demás localidades
indicadas en su mapa solo por informaciones recibidas de lugareños
podemos constatar que sus generalizaciones carecen de fundamento
y distorsionan la realidad, como aquella que afirma la inexistencia
de representaciones humanas en las pinturas rupestres de Macusani.
En la literatura especializada sobre
arte rupestre peruano se encuentran solo referencias muy vagas acerca
de Macusani, sin indicación de nombres de sitios, su ubicación
u otros detalles (Linares, 1985:37; Ravines, 1986:51, citando a
Sphani, 1966; Flores Ochoa et al., 1993 y Guffroy, 1999:44-45, también
refiriéndose a Sphani, 1971).
Es realmente sorprendente que una
zona tan fecunda en manifestaciones de arte rupestre milenario,
probablemente muy similar en antigüedad a las de Toquepala,
no haya recibido más atención de parte de los arqueólogos
nacionales y extranjeros y llama la atención que la propia
población de Macusani tenga un conocimiento tan limitado
sobre estos testimonios prehistóricos en el ámbito
de su territorio (3).
En la investigación bibliográfica realizada sobre
la región septentrional del departamento de Puno encontré
muy pocas referencias de interés. Abundan los trabajos sobre
la geología y mineralogía de Macusani por los hallazgos
alrededor del caserío Samilia de una obsidiana de color verde,
llamada Macusanita, y de vestigios de vetas de uranio al sur del
poblado de Tantamaco. Los únicos trabajos del campo antropológico
(Delgado, 1971; Zorn, 1985) se ocupan del rito del "Señalacuy"
o marcación del ganado y la parafernalia utilizada en el
rito y nos ayudan a imaginar el papel importante de los camélidos
en las estrategias de sobrevivencia de los pobladores desde tiempos
remotos.
Para una interpretación más
acertada de las escenas de caza es quizás más fructífera
la lectura de los estudios y relatos sobre las primitivas sociedades
de cazadores de la Patagonia - los Ona se extinguieron recién
en los años 30 del siglo pasado puesto que en su condición
de asiduos y apasionados cazadores de guanacos, viviendo apartados
de las culturas andinas por varios milenios, conservaban un bagaje
tecnológico y conceptual más cercano a los cazadores-recolectores
paleolíticos altoandinos que cualquier otro grupo humano
de las Américas.
Distribución de sitios
Todos los sitios registrados en
el distrito de Macusani, con excepción de tres localidades
ubicadas cerca del caserío Qaqene (LAY, QEN) en la Comunidad
Campesina de Catachilla, se encuentran en el lado izquierdo de la
cuenca alta del río, con vista a los imponentes nevados Allin
Capac y Chichi Capac, de 5850 y 5635 m.s.n.m. (4)
Topográficamente, los sitios
están emplazados en aleros, cuevas poco profundas y paredes
rocosas a lo largo de los acantilados de los cañones o también
en las paredes lisas de afloramientos rocosos en las laderas, así
como en las planicies y lomas entre los cañones. Al parecer
no existía un patrón definido de selección
de aleros o rocas para la confección de pinturas o petroglifos.
Existen muchas cuevas y aleros con condiciones ideales para ello,
pero que no contienen vestigios de arte rupestre. Notamos, sin embargo,
cierta concentración de sitios en el encuentro de quebradas
donde confluyen las rutas de acceso.
|
Foto 8. Asistente de campo Karem Huillca en la toma de datos
frente a un pequeño panel de pintura rupestre hallado
cerca del poblado de Isivilla. |
Con respecto a la orientación
de los paneles tampoco se ha podido establecer ninguna preferencia.
Están ubicados frecuentemente desde la base misma de los
aleros hasta, a veces, una altura de 3 y 4 metros, lo que significa
que era necesario el empleo de andamios para la confección
de las pinturas. En algunos aleros, las pinturas rupestres revisten
todas las paredes, en otros solo partes seleccionadas de ellas.
Si bien los artistas mayormente procuraron que sus obras estén
protegidas del contacto directo con el agua de las lluvias, hallamos
más de un caso donde los paneles están expuestos a
la intemperie por una inclinación demasiado ligera de la
roca y han sufrido por ello los estragos causados por la insolación
y el escurrimiento de agua.
Ante la carencia de superficies
lisas en determinados aleros escogidos por los pintores para realizar
sus obras pictóricas, hicieron también uso de paredes
rugosas y no vacilaron en extender sus paneles por los techos inclinados
de los aleros, por los cantos de las rocas y a través de
grietas y fisuras.
Los aleros con presencia de pintura
rupestre aparentemente no fueron usados para fines de vivienda temporal
o permanente por los antiguos pobladores de la zona. Hemos registrado
capas de hollín en las paredes exclusivamente en sitios reutilizados
por los pastores actuales en época de siembra y cosecha de
tubérculos como refugios. La realización de excavaciones
autorizadas en algunos abrigos escogidos con o sin pintura rupestre
podrían en el futuro evidenciar posibles ocupaciones prehistóricas
y su secuencia cronológica.
En la última excursión
realizada en julio de 2003, al ampliar el área de exploración
a la comunidad de Isivilla en el distrito de Corani, llegamos a
descubrir una docena de nuevas localidades con paneles extraordinarios
en cuanto a composiciones, riqueza escénica y motivos abstractos
("tejidos" y figuras geométricas diversas), en
el mismo estilo que los de la vecina comunidad de Tantamaco.
Pinturas rupestres
Motivos, temas y el intento de una tipología
En el repertorio iconográfico
del arte rupestre de Macusani-Corani dominan dos grandes grupos
de motivos: seres vivos - animales y humanos -, interactuando o
solos y los llamados "tejidos", motivos de tipo ornamental.
En cuanto a la temática, en el primer grupo prevalecen las
escenificaciones de la caza de camélidos silvestres y ciervos.
Con menor frecuencia encontramos representaciones de conflictos
armados y posibles rituales vinculados con la caza.
|
|
Foto 9.Personaje enmascarado en movimiento superpuesto sobre
una figura color rojo oscuro de forma peculiar. |
Foto 10.Panel pictórico de Alkamarini con representación
de camélidos silvestres y superposición de diseños
geométricos, conocidos localmente como "tejidos". |
|
|
Foto 11.Detalle del motivo geométrico superpuesto sobre
un grupo de camélidos en fuga. |
Foto 12.Escena de caza de cérvidos en un panel en la base
de un abrigo de la quebrada Llamachaqui en Macusani |
Figuras zoomorfas
Protagonistas de todos los paneles
precolombinos son los camélidos silvestres. Otros representantes
de la fauna local hallada en los paneles son los cérvidos
(Odocoileus virginianus), los felinos (Felis concolor)
y lo que parece ser un cánido, posiblemente un zorro (Pseudalopex
culpaeus). Cerca del caserío Samilía (QARK) hallamos
la pintura de una vizcacha (Fig. 1l [uno ele]) y en otros sitios
cercanos imágenes estilizadas de serpientes. En las pinturas
coloniales de trazo tosco y estilo muy esquematizado, predomina
la representación ecuestre y, ocasionalmente, aparece también
la llama y el perro (QUEN). Todas las figuras zoomorfas se visualizan
de perfil, con excepción de los ofidios que son dibujados
en visión aérea (5).
Camélidos
Salvo algunos dudosos casos en los
paneles precolombinos y del arte rupestre colonial con la figuración
de la llama, todos los camélidos en los sitios rupestres
de Macusani deben corresponder a las especies silvestres guanaco
(Lama guanicoe) y vicuña (Lama vicugna). Llego
a esta conclusión por su asociación con escenas de
caza y, en algunos casos, por la representación naturalista
de sus rasgos anatómicos. Las figuras de camélidos
miden entre 3 y 15 cms de largo, desde la cola hasta el pecho, llegando
el cuello con la cabeza casi a la misma longitud. Excepcionalmente
se encuentran animales de talla mayor, de hasta 50 cm de largo.
Los camélidos están
representados en rebaños o sucesiones oblicuas, horizontales
o verticales, enfrentados, dispuestos en grupos desordenados o solitarios,
conformando escenas en las cuales corren en distintas direcciones
perseguidos por cazadores, casi siempre encerrados o flanqueados
por estructuras que parecen cercos o corriendo encima de una línea
de suelo imaginaria. Hay camélidos pintados de manera vertical
(unos dibujados de cabeza y otros con la cabeza hacia arriba), animales
abatidos por cazadores, algunos con dardos clavados en la espalda.
Es frecuente la representación de crías acompañadas
por sus madres, en las alocadas fugas emprendidas para escapar de
sus cazadores.
Ante la abrumadora cantidad de figuras
de camélidos formando parte integral de escenas de caza o
representadas de manera aislada, el intento de clasificarlos en
tipos según rasgos morfológicos divergentes, resulta
una tarea nada fácil.
Podemos observar que todos respetan
un común patrón estilístico básico (representación
de perfil, presencia de cuatro extremidades y cola, cabeza sin indicación
de hocico y ojos, dos orejas, expresión de dinamismo o movimiento,
tinta plana) y se diferencian principalmente por un mayor o menor
grado de naturalismo o abstracción, por su talla y el color
del relleno.
Revisando el copioso material gráfico
reunido sobre los sitios de Macusani-Corani (aprox. 3000 fotografías,
entre slides y fotos en papel), puedo distinguir, a grosso modo,
en base al grado de esquematización en los detalles anatómicos
y al tamaño, un total de seis tipos o maneras diferentes
de representar a los camélidos en las pinturas rupestres.
Tipo 1: Camélido de
cuerpo esbelto y grácil, cuello largo y delgado, dos orejas,
cuatro extremidades bien proporcionadas, dibujadas en "perspectiva
torcida" (es decir, con los miembros separados para hacerlos
visibles al observador), con indicación del carácter
bisulco de las patas, vientre prominente, formando a veces un semicírculo.
Existe un prototipo con estas características en las cercanías
de Macusani (CHAK), un camélido solitario en medio de un
panel con rayas paralelas verticales en el lado izquierdo y una
escena de caza con cazadores portamazos esquematizados de color
rojo oscuro en el lado derecho, probablemente de épocas anteriores.
Es el único camélido pintado de verde, que posiblemente
represente una hembra grávida (Fig 1a). Una línea
recta verde que apunta hacia el cuello, a manera de lazo, su movimiento
de animal encabritado y la morfología nos dicen que se trata
de la captura de un animal silvestre. Lamentablemente se borró
una figura a la izquierda del camélido, de la que ahora sólo
queda una mancha verde y que seguramente nos habría proporcionado
la información necesaria para una interpretación acertada
de la escena.
Camélidos similares a este
tipo casi naturalista, pero con vientres menos pronunciados y cuellos
menos largos, existen en colores rojo, blanco y amarillo en paneles
de Isivilla (WAK/02, INJ, WAY, ACH). Encontramos un ejemplar muy
bello y descomunalmente grande (50 cm cola-pecho) en un pequeño
abrigo de una quebrada lateral del río Samilía (CHEQ).
También hallamos este tipo de camélidos, quizás
morfológicamente algo más esquematizados, en sitios
tan distantes como Pizacoma en las provincia Chucuito en
la frontera con Bolivia y en Jutumayo en la provincia de Espinar
en Cusco.
Tipo 2: Figuras relativamente
pequeñas de camélidos formando tropillas, con rasgos
anatómicos menos exactos que en el tipo anterior, cuatro
extremidades levemente flexionadas o curvadas hacia atrás
para indicar movimiento, sin pezuñas, vientre menos pronunciado,
cuello largo y erguido, en algunos casos de una longitud exagerada,
dos orejas. Su talla promedio es: 2,5 cm de la pata a la grupa,
3 cm de la cola hasta el comienzo del cuello, mientras el cuello
mide unos 2,5 cm de largo. Se halló en color rojo y anaranjado
(WAK/01). Asociado con cazadores muy esquematizados (Fig.
1d).
Tipo 3: Representación
de camélidos grandes de estilo seminaturalista de hasta 50
cm de largo entre cola y pecho, hallados en la última exploración
llevada a cabo en julio de 2003 en la cabecera de la quebrada de
Huarachani (TOQ). Son figuras excepcionales y atípicas para
la zona por su talla enorme.
Los tipos 1, 2 y 3 reflejan con
más fidelidad las características anatómicas
de los camélidos silvestres que los tipos 4 a 6, cuyo grado
de abstracción o simplificación morfológica
es considerablemente mayor.
Tipo 4: Es el tipo de camélidos
más difundido y característico de la zona Macusani-Corani.
Está presente en la mayoría de los paneles, con gran
concentración de ejemplares (30 a 40) en los sitios Qarita,
Uchuy Lawana y Hakallo Hapina. Mayormente
los cuadrúpedos están retratados en vertiginosa carrera
con el cuello y las extremidades delanteras estiradas hacia adelante
y muy raras veces en posición estática. En el sitio
de Uñera Pujio (UÑE/02) en Isivilla, las hembras
intercaladas con crías corren hacia la derecha tratando de
ponerse a salvo. Los animales de este tipo exhiben troncos o vientres
abultados, planos o curvos. Hay variaciones en la forma del tronco
que puede presentarse como paralelograma, trapecio invertido con
la base menor arqueada, semicírculo o rectángulo irregular.
Tienen lomos rectos o ligeramente arqueados hacia arriba o hacia
abajo, cuatro extremidades cortas y delgadas, rígidas, casi
lineales, las delanteras rectilíneas y a veces flexionadas,
con pezuñas bisculcas o sin hendidura, el cuello largo y
delgado, frecuentemente estirado hacia adelante formando una línea
recta con el lomo, cabeza con dos orejas, cola levantada o encurvada
hacia abajo, lomo arqueado o recto. Su tamaño varía,
de 8 a 10,5 cm de las pezuñas a la grupa, de 12 a 16.6 cm
desde la cola hasta el comienzo del cuello. El cuello mide entre
3.5 y 11 cm de largo y las patas entre 6 mm a 1 cm. Con el cuello
estirado hacia adelante, los animales adultos de este tipo llegan
a medir hasta 27,5 cm de la cola hasta la cabeza. Los camélidos
grandes del sitio 1 de Alqamarini en el sector Matipata,
similares al tipo 4, pero de cuello mucho más corto, miden
14 cm desde la pata hasta la grupa y 23 cm de la cola hasta el cuello,
con solo 3,8 cm de longitud del cuello. Exceptuando un ejemplar
de este tipo de color blanco hallado en Isivilla (UÑE/02),
todos los camélidos del tipo 4 registrados hasta la fecha
son de color rojo oscuro. (Fig. 1e, 1f)
Tipo 5: Camélidos
relativamente grandes de cuerpo aglobado, con cuatro extremidades
delgadas, dos orejas, cuello corto en relación al tronco;
colores rojo, amarillo y anaranjado (Fig. 1g). Hasta ahora sólo
fueron registrados en tres sitios, dos en Isivilla (WAK/01, HAK)
y el otro en Tantamaco (CHIL).
Tipo 6: Es el más
esquematizado, casi de tipo lineal. Los animales tienen cuerpo y
cuello reducidos a una línea gruesa, dos orejas, cuatro patas,
cola levantada, lomo curvo hacia abajo. Lo encontramos en un alero
de Isivilla (UÑE/02), junto con antropomorfos igualmente
esquematizados, pero de mayor tamaño. (Fig. 1h)
Ciervos
Sólo en cinco sitios (WAK,
LLA, WAN, PUN/06 y QEN) encontramos tropeles de cérvidos
(Odocoileus virginianus), en actitud de huída. En
el gran panel de Wanaquiata aparece una escena de caza con
animales de cuerpo voluminoso similar al de los camélidos,
pero sin cuello, la cabeza unida al cuerpo y provista de cuatro
rayas verticales, dos representando las orejas y las otras dos los
cuernos. Los animales corren hacia un cerco y se encuentran rodeados
por cazadores armados de mazos. Estilísticamente tienen similitud
con el tipo 4 de los camélidos. En paneles de Punkini
(PUN/06) y Llamachaqui (LLA/01), una tropilla de ciervos
de color blanco, más similares al Tipo 1 de camélidos
por su mayor exactitud anatómica, con dos o más cuernos
saliendo de la cabeza, es perseguida por cazadores armados de dardos.
En Isivilla (WAK/01) camélidos y ciervos se entremezclan
en su afán de escapar de sus perseguidores armados con dardos.
(Fig. 1j)
Pumas
El puma (Felis concolor),
con la cola larga recta o encurvada y vuelta hacia el dorso, las
orejas redondeadas y con dos extremidades sin indicación
de zarpas, es representado en varios paneles, merodeando camélidos
e incluso persiguiéndolos en el cerco de los cazadores. Compite
con ellos por las presas, aunque prefiere los animales tiernos o
débiles. En la comunidad de Isivilla (WAK/07) encontramos
una escena excepcional, en la cual un puma "pisa los talones"
de un pequeño camélido, quizás de una cría
que el felino ha logrado aislar de la tropilla (Fig. 1k). En otra
localidad (UCH), un puma grande de cola larga y recta está
dibujado en medio de escenas de caza sobrepuestas.
En los motivos zoomorfos están
ausentes la copulación y la representación del sexo
y del feto en el vientre de las hembras. La gravidez en los camélidos,
sin embargo, parece haber sido tratada gráficamente en varios
sitios. (OQH, CHA, CHIL)
|
|
Foto 13.Pintura rupestre de Chaqatira sobre la carretera Macusani-San
Gaban, semidestruida por pintas políticas de un partido
político. |
Foto 14.Representación de corrida de toros encontrada
en un panel de origen colonial durante la última prospección
de sitios rupestres de Carabaya realizada en octubre del 2004. |
|
|
Foto 15.Figuras humanas en posición de carrera. Quizás
la representación de una danza ritual. Extraña
la ausencia de la cabeza en algunas figuras. Panel pictórico
en un alero de la quebrada de Jepiaña en Tantamaco, Macusani. |
Foto 16.Escena que interpreto como enfrentamiento entre cazadores.
En medio y al costado aparecen figuras "tiradas en el suelo".
Pintura rupestre en un alero de la quebrada de Oqhotera, Macusani |
Figuras antropomorfas
He conocido pocas áreas de
arte rupestre en el sur peruano con tanta cantidad y variedad de
representaciones antropomorfas. Las encontramos en una gran gama
de tipos, posiciones, acciones, colores y detalles.
Quisiera destacar el estilo "miniaturista
y detallista", muy particular de Macusani, en la figuración
de los seres humanos. Denota mucho dominio de finos pinceles y una
aguda observación por parte de los artistas prehistóricos
que lograron plasmar escenas de gran dinamismo. Los tamaños
de las figuras humanas varían en un margen menor que las
zoomorfas. Miden entre 2 y 10 cm de alto, con un promedio de 6 cms.
Los tipos más representativos son los siguientes:
Cazadores
Casi la totalidad de las figuras
humanas de Macusani y Corani representan a cazadores o a sus ayudantes
en las faenas de caza. Están presentes en la mayoría
de los paneles, pero muestran diferentes grados de abstracción
y de detalles. Las figuras humanas más frecuentes son aquellas
que participan en escenas de caza premunidas de un haz de dardos
y a veces de un lanzadardos o estólica en el brazo elevado.
El haz contiene entre tres y cinco dardos que el cazador carga en
forma transversal a la altura de la cintura o cadera, manteniendo
así libre uno de los brazos que requiere para el empleo de
la estólica. El otro brazo está doblado hacia la cadera
o falta por completo. A estas figuras antropomorfas peculiares,
tan características de Macusani, las he bautizado con el
nombre de "cazadores portadardos". Otros cazadores
van armados de porras o llevan consigo sólo un dardo o una
lanza. Es relativamente fácil reconocer la estólica
con gancho como instrumento para la propulsión de los dardos,
y la porra (o mazo), posiblemente utilizada para rematar las presas
acorraladas entre los cercos. Están ausentes el arco y flecha
en las representaciones y tampoco se encontraron en la superficie
de los aleros puntas de proyectil atribuibles a flechas.
A continuación presento una
clasificación tipológica tentativa de las figuras
antropomorfas encontradas en la zona de estudio.
Tipo 1: Figuras humanas
extremadamente esquematizadas y de dimensiones diminutas, alcanzando
un máximo de 3 cm (exceptuando dos figuras de este tipo en
la quebrada de Huarachani que alcanzan 12 cm de alto, Fig. 2e).
Están representadas frontalmente o de perfil, con torso y
extremidades en forma de palito, la cabeza formando el extremo superior
del palito, a veces con tocado cefálico, con o sin brazos,
las piernas mayormente rectilíneas separadas, sin pies, o
dobladas como en el sitio Qenchipata. Los dardos aparecen
como hilera de puntos o rayas atravesando el cuerpo de las figuras
a la altura de la cadera (Fig. 2a-2d). Este tipo, de color rojo
oscuro, es propio del área de estudio y aparece exclusivamente
asociado a escenas de caza donde participa en el acorralamiento
de los camélidos silvestres (QARK, PUN, OQH, WAK/02, UCH).
Tipo 2: Dibujados de perfil
con el cuerpo filiforme como el tipo 1, pero más largo, llegando
a una altura de 6 cm. Tienen brazos y antebrazos doblados hacia
arriba o hacia abajo, piernas largas y flexionadas, indicando movimiento
(Fig. 2h). En Cheqtata el artista dibujó las piernas de un
antropomorfo de este tipo casi de manera naturalista, señalando
los muslos (Fig. 2g). Dardos en forma de rayas horizontales cruzan
el cuerpo. El color predominante de las figuras es rojo, sin embargo
existen casos de bicromía, donde el cuerpo es de color rojo
oscuro y los dardos anaranjados (INJ).
Tipo 3: Cazadores "portadardos"
de cuerpo grueso, cabezas oblongas, sin cuello, brazos y piernas
indicando movimiento (CHEQ, WAN). (Fig. 2k)
Tipo 4: Figura antropomorfa
altamente esquematizada, mayormente de color rojo oscuro y de dimensiones
diminutas, comúnmente de 2 a 3 cm de alto, raras veces hasta
6 cm (UCH). Cabeza ovalada sin cuello, torso grueso, piernas rígidas
separadas, a veces dibujadas en movimiento, los brazos extendidos,
uno de ellos frecuentemente flexionado hacia arriba. Porta en una
o en ambas manos un objeto alargado que sugiere ser un mazo. Hay
representantes de este tipo que están atravesados por un
palito, en el que uno de los extremos se encuentra ensanchado (Fig.
2o, 2p). Puede tratarse de la representación estilizada de
una lanza o un dardo. A veces los cazadores del Tipo 4 aparecen
en fila, otras veces en forma individual, pero interactuando con
otros "portamazos" en escenas de caza de camélidos.
Tipo 5: Antropomorfo bicolor
o multicolor con cuerpo naturalista o esquematizado (Fig. 25 y foto
23). Es quizás una de las imágenes más autóctonas
y atractivas de Macusani-Corani, a pesar del deterioro que muchas
de ellas han sufrido. Va vestido de falda (que se asemeja a las
utilizadas por etnias amazónicas hechas de hojas de palma,
pero que deben haber sido empleadas también por sociedades
andinas para fines rituales) y lleva adornos en la cabeza.
Se encuentra atravesado por dardos a la altura del torax o por una
raya horizontal gruesa que termina en uno de sus extremos en una
mancha redonda o triangular, como en el caso anterior. (WAN, CHAW,
WAK/03)
Danzantes y otras figuras humanas
Hay algunos antropomorfos que no
representan cazadores, sino personajes que, agrupados en filas,
por sus movimientos y atuendos se asemejan más a danzantes
participando en un baile ritual o en una ceremonia (Fig. 2v-2y).
En las cabeceras de la quebrada
de Huarachani, Rommel Bravo encontró un panel extraordinario
con una de las escenas más bellas e intrigantes de Macusani.
Representa varias hileras de figuras humanas de estilo naturalista,
con 15 cm de alto, las más grandes halladas hasta la fecha
en la zona, con los miembros inferiores y superiores bien proporcionados,
portando máscaras y adornos cefálicos. Su asociación
con motivos tipo "tejidos" y la sobreposición sobre
dos extraños motivos geométricos de color rojo oscuro
sugiere una edad menor que las escenas de caza (Figs. 2w, 2x, foto
9)
La escenificación de la caza como leitmotif
La mayor parte de las figuras de Macusani están
organizadas en escenas de caza integradas por camélidos o
ciervos, cazadores con diferentes armas, ayudantes de cacería
formando cercos humanos y estructuras posiblemente interpretables
como cercos. (Fig. 3a, 3b)
La mayoría de las escenas muestra la caza
colectiva de camélidos silvetres y en algunos pocos casos
de cérvidos. Debido a las características de la topografía,
llena de obstáculos naturales y callejones sin salida formados
por valles estrechos y formaciones rocosas y las condiciones sociográficas
reinantes en la época de los cazadores-recolectores tempranos
y tardíos, caracterizadas por grupos familiares de cazadores-recolectores,
no se trata de la representación del sistema inka del "chaco".
Este sistema, descrito minuciosamente por varios cronistas coloniales
como Pedro Cieza de León (Señorío de los Incas,
cap. XVI), Agustín de Zárate (Historia y Descubrimiento
del Perú, cap. XIII), Pedro Pizarro (Relación del
Descubrimiento y Conquista de los Reynos del Peru), Bernabé
Cobo (Historia del Nuevo Mundo, cap. IV), Garcilaso de la Vega (Libro
sexto, cap. VI) y Miguel de Astete, requería de un enorme
contingente de personas y un terreno amplio y libre de obstáculos.
Opino que las escenas de caza halladas en Macusani
representan el sistema del caycu (6),
un sistema de captura mediante trampas, cercamiento o emboscada,
descritas por Lávalle y Wheeler (1995:230). En esta técnica
de caza las manadas de animales, camélidos o "cérvidos,
eran azuzados en dirección a una hilera de cercos de piedra,
acondicionados entre dos afloramientos o desprendimientos rocosos,
que les impedían escapar lateralmente". El número
de personas necesarias para practicar este sistema de caza es mucho
menor que en el chaco. Similar al sistema de chaco, en el caycu
los cazadores procuraban llegar lo más cerca posible a los
animales para luego matarlos con mazos y, en el caso de Macusani,
con dardos propulsados por estólica.
Es común encontrar, asociadas a las escenas
de caza, estructuras peculiares sea escaleriformes, idénticas
a la que aparece en el famoso panel de pintura rupestre de Toquepala,
o en forma de líneas semicirculares y subcirculares con pequeñas
rayas orientadas hacia el exterior. Me parece acertado interpretarlas
como cercos o vallas naturales o artificiales utilizadas en la emboscada
de camélidos y cérvidos. En los sitios rupestres de
Macusani y Corani abundan estas representaciones en una variación
de formas y tamaños pero siempre asociadas a figuras de cazadores
y a camélidos y ciervos en fuga. La más frecuente
es una simple línea delgada con pequeñas rayas equidistantes
perpendiculares al eje que los sostiene u oblicuas al eje (Fig.
c). Otro convencionalismo en la manera de dibujar cercos era mediante
dos líneas paralelas unidas por rectilíneos equidistantes
(estructura escaleriforme, Fig. b, d) o por una línea zigzageante
(Fig. a). En algunos casos adquieren formas reticulares (h). En
un panel de Isivilla encontramos dos líneas paralelas gruesas
de color rojo con una alineación de puntos negros en medio
de las dos líneas, posiblemente también la representación
de un cerco (Fig. e). En dos sitios bastante distanciados el uno
del otro (Cheqtata en Macusani y Uñera Pujio en Corani) hallamos
cercos compuestos por dos elementos diferentes: una línea
rayada que se transforma en una estructura escaleriforme (Fig. f)
y una línea con rayas en combinación con elementos
foliformes o medias lunas cuyo interior está cruzado por
rectilíneos paralelos (Fig. g). También una simple
línea roja encerrando a una tropilla de camélidos,
con una larga hilera de diminutos hombres armados de palos o mazos
pintados encima de la línea, posiblemente represente una
valla o trampa para la captura de camélidos silvestres.(Figs.
i, j)
En la comunidad de Isivilla encontramos
un sitio (UÑE) con una abundancia asombrosa de escenas de
caza con cercos que rodean a los animales que corren en diferentes
direcciones. Llegamos muy tarde al sitio y no pudimos realizar un
registro completo. En un panel de Cheqtata, una quebrada
tributaria al río Samalía, un grupo de diminutos cazadores
de color rojo, dibujados con mucha precisión y detalle, persigue
a un camélido blanco, posiblemente pintado con anterioridad.
Uno de los cazadores ha alcanzado al animal y le lanza con su estólica
un dardo en el flanco. Es una escena impactante no sólo porque
muestra con mucho realismo una situación de caza colectiva
con interacción entre los cazadores, sino también
por el detalle en los movimientos y la representación de
un dardo con su diminuta punta de proyectil de forma triangular.
La pequeña figura humana en la parte superior derecha de
la escena, que parece corriendo hacia abajo en ayuda de sus compañeros
de caza, porta el haz de dardos en sus manos a diferencia de los
demás integrantes del grupo. La figura mide apenas dos centímetros
de largo. En el mismo panel llama también la atención
un minúsculo personaje de perfil, cargando dardos en la manera
usual, pero con una prolongación de la cabeza que iguala
en tamaño el largo del torso. Apoya su brazo derecho en la
cadera, mientras que el izquierdo se encuentra elevado y doblado
hacia arriba. En el sitio de Hakaklluni (HAK/01)
de Isivilla, varios camélidos caen cabeza abajo abatidos
por los cazadores que están representados con la estólica
en la mano y con un dardo de punta exageradamente grande, atravesando
el cuerpo en forma horizontal. Los dardos aparecen clavados en el
vientre y en la espalda de los animales muertos. Es interesante
mencionar que los proyectiles clavados en las espaldas de los camélidos
y los cazadores están pintados en un rojo más claro
que los animales que aparecen en el rojo oscuro característico
de las representaciones antiguas.
La utilización del lazo para
la captura de animales en las cacerías no está clara.
En tres sitios (QARK, JIP y ALQ/02) que también muestran
escenas de caza, una figura antropomorfa jala varios camélidos
con sogas. En Chaco, una línea recta de color verde, interrumpida
por la exfoliación de la roca, apunta hacia el cuello de
un camélido salvaje de formas bien proporcionadas. El animal,
guanaco o vicuña, parece encabritarse en su intento de huir.
Es muy probable que se trate de una escena de captura de un camélido
silvestre, pero queda la duda si ha sido para fines de domesticación
o de caza para la alimentación del grupo.
|
|
Foto 17.Cazador en persecución de camélidos silvestres.
Alero de Punkini, distrito de Macusani |
Foto 18.Bello diseño ornamental que en primer instante
me hizo recordar la imagen de un cristal de nieve (ver Fig.4).
Al lado el motivo de un rebaño de camélidos encerrados
por un diseño escaleriforme que probablemente represente
un corral o cerco de piedras. |
|
|
Foto 19.Interior de la cueva de Titulmachay con el gran panel
de petroglifos tallados en bajo relieve. Sitio visitado por
el explorador sueco Erland Nordenskjöld entre 1904 y 1905.
Distrito de Corani. |
Foto 20.Extracto del gran panel en el alero de Uchuy Lawana con
escenografìa compleja compuesta por camélidos
y cazadores de diferentes tamaños y posiciones. Distrito
de Macusani. |
Otras escenas
El hallazgo de dos paneles con escenas
en las que únicamente intervienen seres humanos armados con
dardos (tipo cazadores "portadardos") enfrentados entre
sí, hace pensar que se trata de la narración de un
conflicto armado entre dos grupos de cazadores, siendo el punto
de controversia quizás la invasión del coto de caza
de un grupo por miembros del otro. La más impresionante de
las escenas es la de un panel del sector Oqhotera (Fig. 3c),
donde yacen los cuerpos de los caídos en la contienda entre
los dos grupos de combatientes agrupados en forma vertical y al
costado de ellos. Otra escena en la que no participan animales,
es la de dos grupos de danzantes que descienden en fila sobre un
camino imaginario indicado con una línea horizontal y otra
oblicua y que convergen más adelante.
Motivos no figurativos
Los "tejidos" o "mantas"
En muchos paneles sobresalen bellos
motivos cuadrangulares, rectangulares, ovalados y circulares con
complejos o sencillos diseños interiores de gran sentido
estético, realizados en uno, dos o varios colores (Fig. 4a-4w).
La gente del lugar los ha bautizado "tejidos" como en
la zona de Ilave, donde se presenta el mismo fenómeno (Klarich
y Aldenderfer, 2001). Pinturas rupestres de "mantas" similares,
claramente vinculadas con la tradición textil de las poblaciones
autóctonas, fueron registradas hace varios años en
el municipio de Sutatausa, Colombia (Muñoz, 1999: 33, 45),
lo que indica la gran difusión de estos motivos. En el suroriente
peruano, sin embargo, tomando en consideración los registros
publicados, su existencia se limita al departamento de Puno.
Por las superposiciones halladas
en varios sitios, deduzco que son más tardíos que
la mayoría de las escenas de caza(Fotos 10 y 11). Están
presentes en muchos de los paneles estudiados y aparecen en grupos
o aisladamente. En un solo alero de Isivilla hemos contado 14 "tejidos",
la concentración más grande y mejor conservada de
estos motivos enigmáticos en toda la zona. Lamentablemente,
un gran número de "tejidos" de Macusani-Corani
se ha perdido por la exfoliación de la roca o por el lavado
de los colores. Supongo que alguna vez existieron varios centenares
de ellos, de muchos de los cuales sólo quedan fragmentos
o imágenes desvanecidas.
Entre los diseños encontramos
el ajedrezado o damero, series de triángulos, dobles líneas
paralelas cruzadas en diagonal, triángulos con puntas rematadas
en figuras que asemejan crestas de ola, laberintos, espirales invertidas,
líneas zigzageantes. Los elementos muchas veces se repiten
en el interior de los marcos o líneas de contorno, en forma
similar a los diseños de un tejido. También existen
cuadriláteros rellenos de un color determinado, a veces remarcados
con una línea de un color diferente. Son contados los diseños
(damero, triángulos alineados y líneas dobles paralelas
cruzadas diagonalmente) reproducidos en forma idéntica en
más de un sitio. Los tamaños varían entre pocos
centímetros hasta medio metro de ancho o altura. A este grupo
de motivos pertenece también un hermoso diseño de
color blanco hallado en uno de los aleros de Punkini (Fig.
4g) que se asemeja a un complejo cristal de nieve. Aún me
parece prematuro el tratar de establecer analogías entre
tejidos precolombinos y los diseños encontrados. Me inclino
más a pensar que constituyen marcas de identidad de determinados
grupos de pastores/cazadores que poblaban la zona antes de la invasión
española.
Motivos geométricos y signos abstractos
Son relativamente pocos los motivos
geométricos encontrados en los paneles de Macusani-Corani,
si restamos los elementos de las escenas de caza que hemos interpretado
como cercos o barreras para el atrapamiento de los cuadrúpedos
silvestres. Con la salvedad de un motivo muy llamativo y recurrente
en muchos sitios (Fig. 4q y foto 24), representado por agrupamientos
de rayas paralelas verticales, rectas o quebradas, de color rojo
o polícromas cuyo significado aún no me queda claro
(acaso un sistema de conteo?), se los encuentra con más frecuencia
en algunos sitios de pinturas rupestres más tardíos
y coloniales, en forma de círculos, círculos concéntricos,
meandros y líneas onduladas o zigzageantes. (SOM)
|
|
Foto 21 Detalle de una larga hilera de camélidos de color
negro huyendo de los cazadores. Alero de Uchuy Lawana, Macusani |
Foto 22 Vista parcial del panel de pintura rupestre de Wanaquiata
en el distrito de Macusani. |
El uso de los colores
En cuanto al tratamiento gráfico
de los animales prevalece el llenado y el color rojo oscuro (HUE
7.5 R, 3/8, Munsell). Le sigue el blanco, el rosado, el amarillo
parduzco, el amarillo anaranjado, el verde y en muy contadas ocasiones,
el negro.
Al parecer, los pintores prehistóricos
emplearon la técnica de la policromía como recurso
para lograr un mayor efecto estético. Así encontramos
figuras humanas de tres hasta cuatro colores, camélidos bicolores
(contorneados con un color distinto al del interior) y llamativos
motivos geométricos con intricados diseños interiores
en dos o más colores.
Un caso excepcional forman dos camélidos
con cuello, cabeza y patas de color naranja, cuerpo rojo oscuro,
junto a otro de color rojo, delineado de color naranja (WAN). En
otra localidad (PUN/06), un camélido del tipo 4 de color
amarillo aparece con un diseño tipo "tejido" de
color rojo-amarillo en el interior. En una quebrada lateral del
cañón del río Hatun Chilcuno (INJ),
la figura de un camélido de color amarillo con su cría
de igual color se inserta dentro del cuerpo de otro más grande
de color rojo.
Variaciones estilísticas
Es necesario un análisis
más detenido de la gran cantidad de paneles registrados y
particularmente de las numerosas sobreposiciones, para poder establecer
una secuencia estilística consistente y con ello aproximarnos
a una cronología tentativa de las pinturas rupestres de Macusani-Corani.
Como primer paso en esta dirección ofrezco la siguiente clasificación
de tendencias estilísticas, establecida sobre la base de
los motivos más frecuentes en los paneles que son los camélidos,
los cazadores y los "tejidos".
Debido a la predominancia temática
de las escenas de caza es necesario considerar el binomio camélido-cazador
y ciervo-cazador en la clasificación de estilos en la zona
estudiada. Sin embargo, es la figura del camélido la que
define el estilo, puesto que no varia su figuración dentro
de una misma escena, mientras que los cazadores asociados a ellos
pueden pertenecer a diferentes tipos de figuras antropomorfas.
Por ser el distrito de Macusani
la zona donde he realizado los primeros registros y donde la densidad
de sitios parece ser mayor que en Corani, utilizo para la denominación
de las variaciones estilísticas la nomenclatura Macusani,
seguido por el número correlativo. En una primera aproximación
he reducido el número de estilos a los cuatro más
representativos, excluyendo en esta fase del análisis deliberadamente
aquellos que se encuentran representados por una sola muestra.
Macusani 1: Al parecer es
el estilo más antiguo, más autóctono y más
difundido de Macusani-Corani, de carácter seminaturalista-esquemático;
conformado por la combinación de camélidos del tipo
4 y cazadores portadardos o portamazos de los tipos 1 a 4, siempre
de color rojo oscuro.
Macusani 2: Denota un naturalismo
mayor en los camélidos (tipo 1), mientras que los cazadores
pueden pertenecer a diferentes tipos de portadardos. Registré
superposiciones de este estilo sobre escenas del estilo Macusani
1. Predomina el color rojo.
Macusani 3: Un estilo muy
particular de Macusani-Corani en la representación de los
cazadores armados de dardos o lanza, de tamaño pequeño,
de dos o varios colores y mostrando detalles de la vestimenta y
tocado.
Macusani 4: Estilo abstracto
en forma de diseños variados y multicolores. Cronológicamente
se trata de las representaciones precolombinas más tardías,
sobrepuestas en algunos sitios sobre pinturas de los estilos 1,
2 y 3, pero aún faltan evidencias convincentes para poderlas
asignar a un período cultural específico.
Petroglifos
De aproximadamente 80 yacimientos
rupestres, entre sitios y subsitios, registrados en los distritos
de Macusani y Corani, sólo nueve corresponden a petroglifos.
Los petroglifos aparecen solos (TIT, ALQ/04, LAY) o comparten el
panel con las pinturas (PUN/06, WAN, QUEN, WAY/01 y WAY/02). En Huanca Huanca (HUA), a pocos kilómetros del poblado
de Macusani, encontramos el caso singular de un camélido
grande (50 cm de alto desde las orejas hasta las patas delanteras,
con 34 cm de largo de cola al pecho), grabado en bajorrelieve y
pintado de rojo. Fueron trabajados en bajorrelieve también
los petroglifos de Titulmachay en Corani (Foto 19), sumando
con ello cinco los sitios en el departamento de Puno, donde se puede
observar esta técnica poco frecuente, siendo los otros tres Abrigo Toro en Lampa, Lluskani en el Valle de Salcedo
en la zona periurbana de Puno y Querune cerca de Cutimbo,
todos ellos a una distancia linear de unos 150 km a 230 kms desde
Macusani.
Los pocos petroglifos hallados en
los distritos de Macusani y Corani fueron realizados mediante el
simple rayado o raspado de la patina de las rocas (ALQ/04, QUEN,
LAY), mientras que en el caso de los grabados del sitio 6 de Punkini,
de algunas figuras de bajorrelieve de la cueva de Titulmachay y de la máscara cuadrangular en el panel grande del subsitio
3 de Wayllaconta en Isivilla, la técnica empleada
fue la percusión con profundidades de surco entre 0,5 y 2,5
cm. En los petroglifos predominan las figuras de camélidos,
aunque también hallamos algunos antropomorfos, serpentiformes,
mascariformes, motivos geométricos y figuras o signos no
identificables. En tres sitios (PUN/06, HUA, TIT) hallamos depresiones
cuadrangulares o rectangulares a manera de pequeños nichos
superficiales, similares a las encontradas en Huayllaripa en la provincia de Aymaraes, departamento Apurímac y Hatunmachay en Recuay, departamento de Ancash. Su función y significado
permanecen una incógnita. Merece una breve mención
también un pequeño panel de petroglifos en el subsitio
1 de Wayllakonta, donde logramos registrar diminutas figuras
de cazadores "portamazos" del tipo 4 de los antropomorfos,
raspadas en la patina negruzca de la roca. Posteriormente, un artista
agregó a uno de los personajes un penacho y un cinturón
de color rojo. A otro cazador fue aplicado colorante rojo en el
cuerpo, pero el rellenado quedó inconcluso.
En los petroglifos coloniales
o republicanos de Quenco Saya predominan los caballos con
jinetes dibujados con trazos toscos y las cruces latinas, con o
sin pedestal.
Arte rupestre colonial
En la mayoría de los sitios
de pinturas rupestres de Macusani encontramos manifestaciones coloniales,
probablemente debido a la temprana y masiva presencia española
en el área, dada su cercanía a minas de oro y otros
metales preciosos. El repertorio iconográfico se limita a
la representación de cruces latinas simples o con pedestal,
caballos, jinetes, hombres jalando caballos, perros y llamas. En Punkini (subsitio 12) encontramos el dibujo de una iglesia
con un personaje en el interior, probablemente el sacerdote
(7).
El estilo de las pinturas coloniales
es altamente esquemático y el trazo de las figuras generalmente
tosco. Son fácilmente reconocibles debido al uso generalizado
del color rojo ladrillo, la adhesión superficial de la pintura
y el estilo esquemático y descuidado en la representación
de las figuras zoomorfas (caballos, llamas) y antropomorfas. Es
preciso remarcar, sin embargo, que la ubicación de las pinturas
o petroglifos coloniales en paneles de arte rupestre prehistórico
no demuestra un afán iconoclasta y posiblemente tampoco exorcista
de creencias paganas o de lugares sagrados de la cosmovisión
andina (Bednarik, 1992), y más bien, ante la ausencia de
superposiciones y de destrucción intencional, cierto respeto
a los íconos antiguos que pueden o no compartir el mismo
panel, pero utilizando espacios separados. Es posible que esta situación
se deba a una discontinuidad prolongada en la práctica del
arte rupestre por parte de la población local y la consiguiente
pérdida de memoria colectiva sobre la probable función
ritual de las representaciones antiguas. O quizás, porque
no, a una reverencia profunda hacia las obras pictóricas
de los "gentiles".
Estado de conservación de los sitios
Son pocos los paneles de pintura
rupestre en la zona de estudio que se encuentran completamente intactos.
La mayoría de ellos demuestra diferentes grados de deterioro
por causas principalmente naturales y en menor medida por influencia
antrópica. El mal estado de muchos paneles se debe a la propensión
de los soportes (toba volcánica) a la erosión. Los
fenómenos termodinámicos (cambio brusco de temperaturas
e insolación) provocan la exfoliación de las rocas
con sus efectos devastadores sobre las pinturas. El desprendimiento
de la cutícula o de placas enteras ha dañado severamente
un número elevado de sitios y hay algunos, donde los paneles
han desaparecido casi por completo quedando solo fragmentos pequeños
de figuras aisladas o escenas. En lugares expuestos a los fuertes
vientos vespertinos, las paredes de los abrigos y con ello las pinturas
rupestres se encuentran impregnadas de polvo y arena, dificultando
o imposibilitando el reconocimiento de determinadas figuras o escenas.
También han sido afectados varios paneles por el afloramiento
de sales y, en el caso de paredones de escaso cobertizo, por el
escurrimiento de agua con la consiguiente formación de hongos
que a veces cubren con manchas negras áreas importantes de
algunos paneles haciendo difícilmente discernibles las figuras
subyacentes.
El hombre actual participa directa-
e indirectamente en la destrucción de sitios. Al utilizar
las cuevas o abrigos con arte rupestre para fines de vivienda temporal
en las épocas de siembra y cosecha de tubérculos,
parte de los paneles fueron cubiertos con capas gruesas de hollín
de los fogones, dificultando el reconocimiento de las pinturas o
petroglifos o haciéndolos prácticamente irreconocibles.
Muchos de los abrigos más grandes han sido habilitados como
corral de animales lo que ha dañado las pinturas rupestres
en la base de las paredes al rasparse los animales contra ellas
y por la acumulación de estiércol que puede alcanzar
de 10 a 50 cms de profundidad. Y por último, aunque todavía
en forma incipiente, algunos sitios han sufrido el impacto de actos
vandálicos por parte de jóvenes del lugar, con la
imitación y el agregado de figuras, la superposición
de graffiti empleando carbón, tiza o piedras de color diverso.
El caso más deplorable de intervención antrópica,
sin embargo, representa una propaganda política de color
negro sobre parte del panel de Chaqatira en el km 10 a San
Gabán y varias pinturas nuevas, hechas en la reciente campaña
electoral municipal, a poca distancia del sitio.
|
|
Foto 23 Dos figuras antropomorfas de idéntica morfología
pero de coloración diferente, armados de dardos y vestidos
con una clase de faldellín con guarnición de flecos. |
Foto 24 El motivo de trazos paralelos verticales de color rojo
o una combinación de colores es frecuente en los sitios
rupestres de Macusani. Aún se escapa de cualquier intento
de interpretación coherente. Panel de Wanaquiata, Macusani. |
|
|
Foto 25 El interior de uno de los aleros
del sector Hakaklluni de Isivilla con los hermosos diseños
ornamentales y escena de caza de camélidos. |
Foto 26 Detalle del panel anterior. |
|
Foto 27. Tropilla de camélidos cercados por cazadores
armados con estólica y dardos. Varios animales caen con
dardos clavados en el lomo. Panel en la pared de un afloramiento
rocoso de Hakaklluni, Isivilla. |
Conclusiones
El arte rupestre de Macusani y Corani
no sólo evidencia que la caza de camélidos silvestres,
en los milenios anteriores a su domesticación, representó
la principal actividad económica de los habitantes, sino
que nos revela también detalles interesantes sobre los métodos
de caza, las armas empleadas, la indumentaria de los cazadores y
bailarines, posibles rituales vinculados con la caza, así
como sobre la capacidad de observación y el gran sentido
estético de los artistas.
Por la alta concentración
de escenas de caza mediante el sistema de caycu (sistema
de captura a través de trampas) deduzco que la zona de estudio
brindaba desde tiempos muy antiguos condiciones ideales para la
reproducción de camélidos silvestres y venados y por
ende para la caza. La caza se vio favorecida, además, por
la configuración del terreno, caracterizada por profundos
cañones de paredes verticales, rocas desprendidas de los
acantilados y desparramadas en los taludes, afloramientos rocosos
en las colinas y gran cantidad de piedras de diferentes tamaños
que podrían ser fácilmente aprovechadas como barreras
o para la construcción de cercos para el atrapamiento de
los cuadrúpedos silvestres. Esta debe ser también
la razón por la que en las laderas de la margen derecha del
río Macusani, exento de cañones y con muy pocos afloramientos
rocosos, no se encontraron vestigios de arte rupestre, a pesar de
presentar vastas áreas de pastizales y abundantes fuentes
de agua gracias a la cercanía de los glaciares Allin Capac
y Chichi Capac.
Cuatro son las características
sobresalientes de las pinturas rupestres de Macusani. En cuanto
a motivos, el alto porcentaje de los diseños decorativos
llamados localmente "tejidos", superpuestos a veces sobre
figuras zoomorfas y antropomorfas más antiguas, así
como la alta frecuencia de cazadores "portadardos" en
diferentes posiciones y estilos; con relación a la escenografía,
la gran cantidad de representaciones de la caza de camélidos
con la representación de cercos de variadas formas, y en
lo referente a estilo, las figuras antropomorfas en miniatura, con
trabajo de filigrana en determinados detalles como los adornos cefálicos
y la indumentaria.
Los abrigos grandes, con presencia
de pinturas muy antiguas, atraían nuevas generaciones de
pintores para agregar motivos o escenas hasta épocas precolombinas
más recientes, y, en algunos casos, hasta la Colonia y la
República. Falta estudiar con mayor profundidad las superposiciones
de figuras y motivos en varios de los paneles para poder establecer
cronologías relativas tentativas.
No obstante la alta frecuencia de
escenas de caza y cazadores entre los motivos rupestres, están
ausentes, al menos, en la superficie de los pisos y taludes de los
aleros artefactos líticos relacionados con la actividad de
caza de los antiguos. La única punta de proyectil encontrada
en la comunidad de Isivilla en el talud de una cueva con pinturas
rupestres es de silex. Por su tamaño relativamente grande
debe haber servido para engarzar un dardo o una pequeña lanza.
El dardo y la estólica, el mazo y quizás la lanza,
deben haber conformado el arsenal de armas empleadas por los cazadores
prehistóricos de la zona, que al parecer desconocían
el uso del arco y la flecha.
NOTAS
1. Se amplió el título con la introducción
del topónimo Corani puesto que muchos de los sitios descritos
en el texto se refieren también a este distrito de la
provincia de Carabaya.
2.Realicé un nuevo viaje de prospección
en octubre del 2004, junto con Rommel Bravo y César del
Solar, visitando y registrando sitios rupestres en la margen
derecha del río Macusani (altura km 9 a 11 de la carretera
Macusani-San Gaban) y en Isivilla. Los nuevos hallazgos, si
bien incrementaron el repertorio de las figuras y escenas inventariadas
en las excursiones anteriores, no hicieron necesario un replanteamiento
de las conclusiones del artículo publicado en el Boletín
de la SIARB.
3.Recién a raíz del I Simposio
Nacional de Arte Rupestre llevado a cabo en noviembre del 2004
en el Cusco encontré un artículo ricamente ilustrado
con fotografías a color y calcos sobre las pinturas rupestres
de Isivilla en Corani en la Revista Universitaria de
la Universidad Nacional del Altiplano de Puno (Año VIII,
N° 10, 2002) de los autores Roberto Ramos C., Moisés
Apaza A. y Adaleid Morales del Arroyo. El artículo se
titula "Santuario Rupestre de Isivilla" (p. 75-93)
y concentra la descripción en los motivos geométricos
encontrados.
4.En el último viaje de prospección
(oct. 2004) encontramos 4 sitios rupestres (pinturas rupestres
y grabados) en la ribera derecha del río Macusani a poca
distancia de la orilla y frente a los sitios Qollpapujio y Chaqatira.
Se trata de petroglifos y pinturas al parecer de tiempos prehispánicos
tardíos y de la época colonial.
5.Al bestiario de las pinturas rupestres coloniales
hay que añadir los bovinos (toros de lidia) hallados
en un sitio de Isivilla en 2004 (Ver Foto 14).
6.Término no conocido en el quechua del
sur peruano.
7.A estos motivos hay que agregar los encontrados
en paneles coloniales del distrito de Isivilla en el mes de
octubre del 2004; representaciones de corrida de toros y varias
escenas en las que intervienen hombres y mujeres intercalados,
agarrándose de las manos, en un ritual o baile.
Agradecimientos: A Rommel Bravo, infatigable compañero
de las largas caminatas por las punas altas de Carabaya-Puno
y Espinar-Cusco, por su gran apoyo en la localización
y documentación de los sitios rupestres. A mi esposa
Rosanna, por sus correcciones de la versión ampliada
del artículo. Y a Diego Martínez por su gentileza
de publicarlo y sobre todo, por su paciencia en la introducción
de las modificaciones.
¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo
citar este artículo:
Rainer
Hostnig. Macusani
y Corani, repositorios de Arte
Rupestre Milenario en la Cordillera
de Carabaya, Puno - Perú
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/macusani.html
2005
Bibliografía
Bednarik,
Robert G.: Acerca de la motivación del re-uso del arte
rupestre: un ejemplo del período colonial de Bolivia. En: Arte Rupestre Colonial y Republicano de Bolivia y Países
Vecinos. Contribuciones al Estudiodel Arte
Rupestre Sudamericano, Nº 3: 28-35. SIARB, La Paz, 1992 .
Delgado Aragón,
Julio: El Señalakuy. En: Allpanchis, número especial:
Ritos agrícolas y ganaderos del sur andino, pp. 185-197, Cusco,1971/3.
Flores Ochoa, Jorge A.; Kuon Arce, Elizabeth;
Samanez Argumedo, Roberto: Pintura Mural en el Sur Andino. Colección
Arte y Tesoros del Perú. Banco de Crédito del Perú,
Lima, 1993.
Guffroy, Jean. El arte rupestre del antiguo
Perú. IFEA, IRD Prefacio de Duccio Bonavia. Travaux
de lInstitut Francais dEtudes
Andines, Tomo 112, Lima,1999.
INGEMMET; Chavez, Antenor; Salas A., Guido; Gutiérrez
S., Edgar; Cuadros P., José: Geología de los Cuadrángulos
de Corani y Ayapata, Hojas 28-u y 28-v. Boletín Serie 90,
Serie A: Carta Geográfica Nacional,
Instituto Geológico Minero y Metalúrgico, Lima,1997.
Klarich, Elisabeth A.; Aldenderfer, Mark S.:
Qawrankasax waljawa: arte rupestre de cazadores y pastores en
el río Ilave (sur del Perú). En: Boletín del
Museo Chileno de Arte Precolombino. No. 8: 47-58, Santiago de Chile,
2001 .
Lavalée, Daniele; Julien, Michele; Wheeler,
Jane; Karlin, Claude: Telarmachay. Cazadores y pastores prehistóricos
de los Andes. Tomo I. IFEA, Lima, 1995.
Muñoz, Guillermo: Estudio actual de
las investigaciones en arte rupestre colombiano. En: Boletín
Nº 13: 29-45, SIARB, La Paz, 1999.
Nordenskiöld, Erland: Arekeologiska
undersökninger Perus och Bolivias gränstrakter. Kungl.
Svenska. 1904-1905 / 1906a Veteneskapsakadenmiens Handlingar,
Band 42, Nº 2, Upsala & Stockholm. / 1906b Travels
on the boundaries of Peru and Bolivia. En: The Geographical Journal,
Vol. 28, Nº 2: 105-130 / 1953 Investigaciones
arqueológicas en la región fronteriza de Perú
y Bolivia. Upsala / Estocolmo (1906); Biblioteca Paceña.
Alcaldía Municipal, La Paz.
Palao Berastain, Juan B.: Arte rupestre pictórico
de Tantamayo - Puno, Perú. Ms., 9 p., 1 mapa, 1 foto, 6 dibujos.
Inédito, en archivo de la SIARB, La Paz, 1991 .
Quispe Aragón, Amador; Quispe Aragón,
Lorgio V.; Quispe Aragón, José P.: Macusani. Capital
de la Provincia de Carabaya. 177 p., Macusani-Puno, 1995.
Ravines, Rogger: Arte rupestre del Perú.
Inventario general. (Primera aproximación). Compilado
por Rogger Ravines con la colaboración
de Francisco Iriarte B. y Alejandro Matos A. Instituto Nacional
de Cultura. Serie: Inventarios del Patrimonio
Monumental del Perú. 3. Lima, 1986.
Zorn, Elayne: Textiles in herders´ ritual
bundles of Macusani, Peru. En: The Junius B. Bird Conference on
Andean textiles: April 7th and 8th, 1984 (
Rowe, Ann Pollard, ed.): 257-287. The Textile Museum. Washington, D.C, 1984 .
[Rupestreweb Inicio] [Introducción] [Artículos]
[Noticias] [Mapa] [Investigadores] [Publique]
|