Perú


Lajas pintadas en Pampacolca. Nuevos datos sobre lajas pintadas del sur del Perú(1)

Renata Faron-Bartels rfaronb@t-online.de Arqueóloga.

Parte de este artículo fue presentada en el marco del I Simposio Nacional de Arte Rupestre en Cusco, realizado en noviembre del 2004, en la ponencia titulada “El poder de los símbolos - Lajas pintadas de Pampacolca. Nuevos datos sobre las lajas pintadas del sur del Perú”. Gracias al gran apoyo de Rainer Hostnig (SIARB-Cusco) y de Raúl Carreño (Grupo AYAR, Cusco) el texto formará parte del libro de ponencias del dicho Simposio que próximamente será publicado por el IFEA en Lima(2).

Quiero agradecer muy cordialmente a los habitantes de Pampacolca, a los doctores Augusto Belan Franco, Máximo Neira, Luis Lumbreras, Rómulo Pari, Andrzej Krzanowski, Michael Tellenbach, al Prof. Jürgen Golte, a Prof. Mariusz Ziólkowski, a Bach. Maritere Alvarado y a todas las personas que, aun cuando no las mencioné aquí expresamente, me ayudaron en la realización del proyecto.

Resumen

A inicios del siglo pasado, en las provincias de Condesuyos y Castilla, departamento de Arequipa, tuvo lugar el descubrimiento científico de ciertos objetos de particular valor artístico y cultural: las piedras-lajas, piedras de río (cantos rodados) y tejas pintadas, encontradas cerca de tumbas huaqueadas o en cuevas. Los trabajos científicos de H. Disselhoff (1965), E. Linares Málaga (1970) y F. Kauffmann-Doig (1986) proporcionaron los primeros datos exactos sobre estos materiales. Las semejanzas en la ornamentación de las piedras o tejas pintadas con las pinturas rupestres permiten clasificarlas como “arte mobiliar de tradición rupestre”.

En el año 2001 se levó a cabo el proyecto arqueológico “Lajas Pintadas de Pampacolca”, con el fin de analizar más profundamente las piedras o tejas pintadas. La cuestión crucial para nuestro trabajo era conseguir los artefactos, en lo posible intactos, procedentes de diferentes sitios arqueológicos, localizados en la vecindad de Pampacolca (Chuquibamba). Como resultado de la prospección arqueológica en cuatro sitios seleccionados, logramos recolectar abundante y diverso material de estudio. Las piedras pintadas, junto con objetos de cerámica, hallazgos de metal y otros encontrados entre las lajas, dan nuevas luces sobre la cronología y el valor cultural-religioso de este tipo de objetos.

Introducción

En el año 2001, invitada a la inauguración del Museo Arqueológico de la Universidad Católica de Santa María en Arequipa (UCSM), pude ver, entre otros objetos arqueológicos, una interesante colección de lajas de piedra y placas cerámicas con pintura. Las que más resaltaban eran unas lajas de grandes dimensiones, que conmovían por su fascinante iconografía y la técnica de pintar. Mayoría de estos hallazgos habían sido recolectados en varios distritos del departamento de Arequipa, durante los trabajos científicos del Proyecto Condesuyos, efectuados en el período 1996-2000. Entre otros se puede mencionar objetos procedentes de Andagua, Chuquibamba, Campanayoc, Ispacas, Pampacolca, Pintasayoc, Machahuay y Viraco.

El material almacenado en el Museo fue ubicado mayormente cerca de tumbas huaqueadas. Un caso particular parecía ser el de las lajas encontradas in situ dentro de una grieta en Pampacolca(3) (que, hasta entonces estaba documentada por medio de fotos y una filmación), siete de las cuales fueron llevadas al Museo de la UCSM.

Por invitación del director del Museo, Dr. Augusto Belan Franco, decidí hacer un estudio del material museístico recolectado hasta entonces para luego preparar una prospección superficial en Pampacolca(4).

Antecedentes

La presencia de placas de ceramica y lajas pintadas de piedra, localizadas en el área de Arequipa, ha sido mencionada desde los inicios del siglo pasado. Edmundo Escomel (1940) menciona “tejas” del valle de Majes cuyos fines habrían sido de “escritura aritmética monetaria u otra”. En los estudios de Toribio Mejia Xesspe (1955; 1978-79: 2) las lajas o tejas con pintura (elaboradas de fragmentos de ollas de grandes tamaños) son consideradas como uno de los principales elementos culturales de la cultura Puquina y de “caracter único” en la cultura andina. Para Eloy Linares Málaga (1973), las lajas o tejas con pintura son formas de expresión del “arte de tradicion rupestre mobiliar”. Este autor, al igual que el alemán Hans Disselhoff (1968), menciona también lajas asociadas a tumbas (como los sitios de Cabezas Achatadas, Huacapuy, Majes) y no solamente a grietas.

Un estudio más sistemático acerca de las “piedras pintadas del sur del Peru” o “planchas hechas de arcilla” se encuentra en los trabajos de Rogger Ravines (1970) y de Federico Kauffmann Doig, quien realizó una expedición arqueológica a la región de Chuquibamba en 1986. Como resultado de su trabajo de campo publicó un análisis bastante completo de las placas o tejas de cerámica, encontradas en una cueva del sitio denominado Chucu (1992).

1. Desarollo del proyecto de investigación arqueológica
de las lajas pintadas de Pampacolca, 2001.

1. 1. Ubicación, acceso y características geográficas de la zona examinada.

Pueblo Pampacolca, situado en la altura de ca. 2900-3000 msnm., entre latitud 15.70° S y longitud 72.57° O, constituye uno de 14 distritos en la Provincia de Castilla, en Departamento de Arequipa (Mapa 1). Pampacolca es un pueblo moderno, planteado dentro de un valle fertíl como una reducción de los tiempos coloniales(5). El valle de Pampacolca es ca. 11 km. largo (desde Eucalliptuyo al noeoeste hasta Pisco Pampa al sudeste) y ca. 3 km. amplio; esta orientado del noroeste al sureste, irrigado por Río Tastane y Tuhuallquí(6) y rodeado por las cadenas de cerros(7) (Mapa 2).

Mapa 1. Departamento de Arequipa.

 

Mapa 2. Pampacolca y sitios arqueológicos con presencia de las lajas pintadas, ubicados durante
de la prospección arqueológica en 2001. (Instituto Geográfico Militar, No. 152, escala 1:50,000

El paisaje de Pampacolca se ha desarollado durante de Períodos Precambriano y Mesozóico como también Terciario y Cuaternario, caracterizados por actividad volcánica y sísmica. Este proceso combinado con actividad glacial y aluvial ha formado bastante profundos cañones del Río Tastane y Río Llato y el valle fertil de Pampacolca (E. Olchauski y D. Dávila, 1994).

Durante de cientos de años, la actividad humana, transformó el valle por grandes complejos de andenería y canales de irrigación.

Los valles andinos en general se caracterizan por ecología vertical, relacionada directamente con la fisiografía y la altiud. Respectivamente a este tipo de ecología la gente andina ha organizado su vida económica y social (J. Murra, 1972). En este cuadro de pisos ecológicos, el valle de Pampacolca ocupa parte media, que oscila entre los 2000 y 3800 msnm. Se caracteriza por el clima seco, cálido con temperatura media 5°C a 26°C., dependiendo de la estación del año, apto para ganadería y agricultura con cultivos de papa, maíz, cevada, havas y quinua (fuente: www.igp.gob.pe/ Ubicación). Gran influencia al clima tiene cercano Nevado Coropuna, tercer nevado más elevado del Perú (6425 msnm).

Una importancia extraordinaria para economía del valle tiene agua. Igualmente como en otras valles andinos, en Pampacolca hay época de lluvia entre diciembre y marzo: la cantidad de lluvias en cada año es diferente. Las lluvias no cubren toda la necesidad de agua para los cultivos, por este razón una parte de la tierra cultivable se riega apoyandose en un sistema de irrigación artificial, usando aguas de los ríos Tastane, Tuhuallquí u otros ríos menores o manantiales. A lo largo del valle de Pampacolca se observa uso de andenería antigua. Lastimosadamente, la escasez de disponible agua de riego, causa que una tercera parte de las antiguas terrazas de cutivo se queda no cultivada(8), o abandonada desde mucho tiempo se aruinó casi completamente(9).

Desde la ciudad de Arequipa se accede a la zona por la carretera a Aplao, capital de la provincia de Castilla; de aquí se sigue por carretera  afirmada hasta Pampacolca, desde donde, en la mayoría de los casos, se prosigue a pie o en acémilas para llegar a los lugares arqueológicos. La distancia entre Arequipa y Pampacolca es de aproximadamente 250 km.

1. 2. Desarrollo y condiciones de la investigación.

Como ya mencioné anteriormente el proyecto “Lajas Pintadas de Pampacolca” se realizó dentro del Proyecto Arqueológico Condesuyos, como parte de trabajos del Museo Arqueológico de la Universidad Católica de Santa María en Arequipa.

El objetivo inicial del proyecto “Lajas Pintadas de Pampacolca” estaba un estudio de la grieta en el valle del río Tastane, ubicado al noroeste de Pampacolca. A causa de su gran devastación, observada durante de primera prospección superficial en 30.05.01, el material recuperado no cumplía a los propósitos del estudio: los hallazgos podían ser utilizados solamente como material comparativo. En consecuencia, unos meses después estivo realizada siguiente prospección superficial con fines de un reconocimiento de los sitios arqueológicos, situados en alrededores de Pampacolca(10): mi atención se concentró sobre todo en lugares con presencia de las lajas pintadas.

Dos prospecciones superficiales en Pampacolca, efectuadas por mi en el año 2001, permitieron determinar 11 sitios arqueológicos con presencia de las lajas con pintura(11). Es importante subrayar que en alrededores del valle de Pampacolca se encuentra principalmente las lajas de piedra con decoración pintada: las placas de cerámica hemos admitido muy raramente, mientras que los cantos rodados con pintura totalmente no aparecen en la zona.

Basando en análisis de los sitios de estudio, su ubicación, dimensiones, accesibilidad y  conservación, he escogido cuatro lugares para futuros trabajos de examinación más detallada (12).

La realización del Proyecto seguía en cinco etapas:

  • acopio del material bibliográfico y análisis de las lajas y tejas pintadas depositadas en el Museo Arqueológico de UCSM en Arequipa,
  • prospecciones arqueológicas y selección de sitios para las posteriores investigaciones sobre el terreno,
  • investigaciones sobre el terreno,
  • trabajo gabinete del material arqueológico llevado de los trabajos de campo,
  • estudio analítico de los hallazgos.

1. 2. 1. Próposito del Proyecto.

Siguiendo mis busquedas bibliográficas y analizando el fascinante material museal en Arequipa, pude advertir, que los pocos estudios(13) de las lajas de piedra, placas de cerámica y cantos rodados con pintura, aclaran su significado cultural y artístico en maera bastante superfical. Por otro lado se podía observar necesidad de una análisis más detallada de este tipo de hallazgos arqueológicos.

El propósito principal de mi proyecto fue profundizar el conocimiento del significado científico y cultural de las lajas con pintura. En este contexto mi estudio tenía fines de mejor reconocimiento de su procedencia y cronoligía. Para cumplir estos objetivos fue necesario conseguir y analizar un posiblemente intacto y diferenciado material comparativo, procedente, lo mejor, de un área limitado. Por eso, en relización del proyecto “Lajas Pintadas de Pampacolca”, estaba importante:

  • asignar sitios arqueológicos en Pampacolca con la presencia de las lajas con pintura,
  • conseguir un material posiblemente intacto y analizar el contexto arqueológico, para estudio de la procedencia y cronología de las lajas,
  • comparar la ubicación, iconografía y estilística de las lajas de Pampacolca con objetos semejantes, conocidos de otros sitios arqueológicos,
  • en base del contexto arqueológico e histórico, estudiar el valor científico y cultural de las lajas con pintura,
  • publicar los resultados de estudio del material reuñido en la investigación

1. 2. 2. Preparaciones preliminares del Proyecto.

Al lado de estudios bibliográficos me ocupé por previo análisis de la colección grande de las lajas de piedra y tejas o placas de cerámica con pintura, recolectadas durante de los trabajos del Museo Arqueológico de UCSM y del Proyecto Condesuyos: en suma fueron examinados unos 300 objetos procedentes de Andahua, Chuquibamba, Campanayoc, Ispacas, Pampacolca, Pintasayoc, Machahuay, Viraco u otros sitios arqueológicos del Departemento de Arequipa. Mayoría del material formaron tejas pintadas recolectados de superficie, en vecindad o dentro de las tumbas huaqueadas. La decoración pintada de las tejas frecuentemente estaba muy dañada y apenas permitía reconocer al ornamento. Para estudio comparativo escogí del material museal unas15 lajas de piedra y una placa de cerámica: 8 piezas procedentes de Campanayoc, Pintasayoc y Viraco, y 7 llevadas de la Gruta-Antaura en el año 1997.

1. 2. 3. Duración del Proyecto.

Las preparaciones y realización del proyecto duraban siete meses y ocuparon espacio de tiempo entre 28.04.01. - 26.10.01. y 08.02.02. - 25.03.02. Después del estudio del material bibliográfico y hallazgos museales (entre 14.05.01 y 05.08.01.), hemos logrado finalizar dos prospecciones superficiales, excavación en cuatro lugares elegidos y trabajo gabinete con detallada documentación del material mueble.

Durante de siete meses de los trabajos del proyecto “Lajas Pintadas de Pampacolca” con lleno apoyo servía Museo Arqueológico de UCSM en Arequipa: entre 14.09.01.–10.10.01. los hallazgos arqueológicos estaban almacenados y previamente labrados en el edificio alquilado para los participantes del Proyecto Condesuyos.

1. 3. Métodos y técnicas empleadas:

1. 3. 1. Prospecciones superficiales.

Durante de la realización del proyecto, en Pampacolca fueron hechos dos prospecciones superficiales:

  • Primera prospección (30.05.01), tenía fines de un reconocimiento de la gruta en el valle Tastane, llamada en nuestra documentación Gruta-Antaura, ubicada al noroeste de Pampacolca(14).
  • El objetivo de Segunda prospección, realizada entre 13.08.01. y 16.08.01, fue ubicación y determinación de otros sitios con presencia de las lajas con pintura.

Las prospecciones fueron hechos, mediante las técnicas pedestres y uso de la Carta Geográfica Nacional N°152 Pampacolca, con escala 1:100 000. En el recorrimiento de las cercanías de Pampacolca gran valor tenían informaciones de mi guía Don Luis Arias, vecino de Pampacolca, como también de los habitantes de la zona.

Durante de las prospecciones se hizo documentación descriptiva y fotográfica de los elementos arqueológicos existentes, procediéndose a analizar in situ los restos arqueológicos inmuebles, tales como estructuras habitacionales, funerarias, terrazas, etc. En los casos excepcionales se hizieron trabajos de prospección profunda en minimas extensiones para determinación de los perfiles estratigráficos, limpieza de algunas tumbas o estructuras derrumbadas, rescate de los restos del material de huaqueo o en peligro de huaqueo (p.ej. lugares con destapada deposición de hallazgos).

El material arquológico mueble recuperado durante de las prospecciones fue posteriormente tratado y analizado en los gabinetes y laboratorios del Museo de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa.

1. 3. 2. Examinación arqueológica.

Por razones técnios no se pudo realizar unas examinaciones arqueológicas de grandes superficies o dentro de las estructuras más complejas. Por eso también, en resultado de las informaciones recolectadas durante de dos prospecciones en Pampacolca(15) y consulta con Dr. Augusto Belan Franco, he planeado más exactas examinaciones arqueológicas solamente en cuatro de once sitios visitados: Ampipuquio, Gentilar-Choquemarca, Huayaja y Puca.
Los sitios elegidos se caracterizaban por:

  • una accesibilidad facil,
  • ubicación en altura entre 2000 y 3500 m.s.n.m.,
  • depósitos de las lajas estaban visibles en la superficie: las lajas estaban poco disturbadas o en su sitios originales,
  • formaban un conjunto cerrado (p.ej. tumba, abrigo rocoso), cuyos dimensiones no sobrepasaban un área de 2 x 2 m.
  • estaban en peligro de huaqueo por ser bien visibles en la superficie.

1. 3. 2. 1. Métodos de examinación arqueológica.

De acuerdo a las condiciones particulares de cada uno de los áreas examinados, fueron utilizadas diversas técnicas y métodos de excavación. Principalmente, se realizó una excavación a manera de cuadrantes de sondeo. Los cuadrantes tenían diferentes dimensiones, dependientes de las dimensiones de las estructuras examinadas(16), pero en general no estaban más grandes que 2 x 2 m. Solamente en unos casos específicos estaba necesario prolongar o ampliar las cuadrículas(17).

En los sitios elegidos, se ha delimitado los cuadrantes de sondeo, usando el método de triangulación con dos puntos “0”. Los puntos “0”, propios para cada uno de sondeos, fueron marcados en cercanos al sondeo puntos particulares y constantes del paisaje, p.ej. aislada roca grande, esquina de la casa et.c. En seguida fueron hechos esquemas y plantas de la ubicación de los sitios(18). Las superficies de los cuadrantes asignados, fueron limpiadas de vegetación. 

Luego de la documentación de la planta 1, hemos labrado el relleno por capas mecánicas o, si estaba posible(19) o necesario(20), se uso la técnica combinada, que unía la técnica de capas mecánicas y estratigráficas. El espesor de las capas mecánicas estaba diferenciado, pero no más grande que 20 cm. Los hallazgos de cada capa obtenían directamente su ficha, con marcada procedencia y ubicación (profundidad). Antes de exploración de siguientes capas se hizo documentación de las plantas que seguían. Las profundidades de las capas se medía con apoyo de altura relativa. Un elegido punto “0”, estaba marcado sobre los dibujos de las plantas, como “0 cm”: este punto se usaba respectivamente para todas capas del cuadrante labrado. En todos sitios examinados, hemos documentado perfiles estratigráficos.

1. 3. 3. Documentación de trabajo de campo.

1. 3. 3. 1. Cartografía.

Como base para la ubicación y definición de las áreas arqueológicas, con respecto a su localización específica, alturas, accidentes geográficos etc., me apoyé en Carta Geográfica Nacional N°152 Pampacolca, con escala 1:50 000, y Carta Geográfica Nacional, hoya 32q Chuquibamba-Pampacolca, con escala 1:100 000.

1. 3. 3. 2. Documentación descriptiva, gráfica, fotográfica y de video.

Documentación descriptiva.

Durante del desarollo de la investigación de campo fueron registrados in situ todos encontrados hallazgos arqueológicos: tanto el material arquitectónico como el mueble. El material mueble, recogido a las perforadas bolsas de plástico, obtuvo fichas con detallada descripción de procedencia, ubicación y posición estratigráfica. Cada una de las lajas, obtuvo un número de acuerdo con su ubicación: su ubicación exacta estaba marcada sobre el dibujo, propio para cada planta. Después de documentación fotográfica in situ, las lajas estaban empacadas separadamente a las perforadas bolsas de plástico, con número y corta descripción. Este registro se hizo mediante las notas en el diario de campo: lo que permitió tener control de las evidencias encontradas, complementadas con apuntes del progreso de los trabajos de sondeo, dibujos y fotos de las plantas, perfiles y esquemas.

Documentación gráfica: plantas, perfiles y esquemas de ubicación.

La documentación de las plantas y perfiles de sondeos fueron dibujados en escala 1:20. Afuera de esto, para cada lugar de estudio, he elaborado esquemas de su ubicación en escalas aproximadas, apuntadas respectivamente en cada dibujo.

Documentación fotográfica (diapositivas) y de video.

El desarollo de os trabajos de excavación fue documentado mediante fotos (diapositivas) y filmación (video). La documentación de las plantas, perfiles y detalles de los objetos particulares se hizo con ayuda de los fotos con escala.

1. 3. 4. Trabajo gabinete.

El trabajo gabinete se ha limitado a la limpieza, restauración previa y catalogización de los hallazgos: registro del inventario, catálogo en dibujo para cerámica y catálogo en dibujo y descripción para las lajas. Adicionalmente, los hallazgos con ornamentación en buen estado de conservación fueron fotografiados(21).

También fueron preparados una muestra del material óseo para análisis zoológica y 36 muestras de pintura, para análisis química de los pigmentos, utilizados para ornamentación de las lajas.

2. Determinación y examinación de los sitios del estudio.

2.1. Prospecciones preliminares.

El 30 de mayo del 2001 se realizó una prospección de la grieta ubicada al noroeste de Pampacolca(22), en el valle del río Tastane, llamado también Antaura, a donde se llega mediante la carretera Pampacolca-San Antonio y, luego, a través de una angosta trocha que se dirige hacia el norte, de San Antonio a Puca. La entrada de la grieta se ubica a una altura de aproximadamente 3400 msnm. Desafortunadamente, el sitio ha sido saqueado en los últimos cuatro años. La entrada y todo el piso del interior de la grieta estaban cubiertos de lajas extraídas de su lugar original, rotas, embarradas, cubiertas de orina y excrementos de animales. Tuvimos que limitarnos a documentar el estado actual del sitio, tomar fotografías, hacer un croquis del interior de la grieta y recolectar las lajas del suelo.

Cerca a la entrada de la grieta se pudo reconocer restos de pintura rupestre de color rojo, cuyo deterioro no permitió su análisis.

La siguiente fase de la prospección, realizada entre el 13 y el 16 de agosto del 2001, tuvo como propósito la determinación de otros sitios con presencia de las lajas pintadas(23).

Once de los sitios arqueológicos examinados –Antimpampa(24), Huayaja (Llahuayoc), Antaunco, Piscopampa, Las Minas, Choquemarca (y Gentilar-Choquemarca), Huancor, Ampipuquio, Eucaliptuyo, Puca y Santa Maria (mapa 2)– se extienden sobre la cima de los cerros que rodean a Pampacolca, a alturas que oscilan entre 2850 y 3500 msnm.

2. 1. 1. Característica de los sitios examinados y su cronología.

Ampipuquio, Choquemarca, Huayaja y Santa Maria muestran rasgos habitacionales típicos de grandes dimensiones. Los asentamientos están principalmente situados sobre las laderas o cimas de los cerros, fuera o al borde de chacras. Cerca a las casas se advierte la presencia de chulpas o tumbas subterráneas. Choquemarca y Ampipuquio, por su naturaleza, tienen carácter defensivo.

Las complejas estructuras arquitectónicas de Antimpampa y Antaunco, así como una de las estructuras que forman parte del asentamiento de Choquemarca, muestran rasgos de carácter ceremonial-religioso.

En las zonas de andenería de Pisco Pampa, Las Minas, Gentilar-Choquemarca, Huancor y una parte de Ampipuquio se encuentran ejemplos típicos de entierros. Las tumbas –tipo chulpa o mausoleo–, ubicadas en sitios expuestos, se caracterizan por sus grandes dimensiones y sus entradas situadas al lado norte.

Gentilar-Choquemarca y Puca, cercanos a sistemas de andenes, ofrecen ejemplares excepcionales, interpretados como “pagos”. Gentilar-Choquemarca ofrece posibles sitios de ofrenda en andenería, mientras que Puca representaría, probablemente, un sitio de ofrenda para el agua. Similar significado de sitios de ofrenda podrían tener la grieta de Antaura y el área de los Sondeos 6-8 de Ampipuquio.

De otro lado, Eucaliptuyo pertenece a uno de los tres lugares conocidos con presencia de arte rupestre(25) de Pampacolca.

Los monumentos arquitectónicos localizados cerca a Pampacolca muestran, en su mayoría, rasgos locales típicos de Chuquibamba. Pueden observarse ciertas peculiaridades arquitectónicas en las construcciones de Antimpampa y Maucallacta (Huayllapampa); así, Antimpampa muestra restos de estructuras escalonadas, características del Período Formativo-Tardío, mientras que en Maucallacta se nota la presencia evidente de arquitectura incaica del Horizonte Tardío.

La presencia de lajas pintadas pudimos comprobar en Antimpampa, junto con cerámica de estilo Chuquibamba, en Huayaja y Puca, asociadas con cerámica Wari; en Choquemarca (Gentilar y Mamasque), en asociación con material Chuquibamba; en Ampipuquio, con material Chuquibamba e Inca. Las lajas encontradas en Antaunco no están vinculadas con material cerámico o restos arquitectónicos. De Pisco Pampa y Las Minas no tenemos muestras de lajas pintadas, aunque los habitantes dan testimonio de su existencia.

Considerando las características de los sitios arqueológicos arriba mencionados, hemos decidido continuar nuestros trabajos en cuatro lugares con presencia de las lajas pintadas. En orden cronológico esto son: Puca, Huayaja, Gentilar-Choquemarca y Ampipuquio.

2. 2. Prospecciones adicionales.

En April de 2001, en cercanía de Chuquibamba, Departamento de Arequipa, durante de los trabajos agrícolas, estaban descubiertas ca. 53 lajas con pintura, asociadas a las tumbas. Todos los hallazgos: lajas pintadas, ajuar de los entierros y tres bultos con cuerpos momificados, estaban expuestos en la Casa Municipal de Chuquibamba y presentadas en una conferencia de prensa en fines de mayo del mismo año. Unos meses después hemos obtenido(26) permiso del Alcalde de Chuquibamba, Don Miguel Manchego, hacer una documentación fotográfica de los hallazgos. Aunque no se pudo hacer un estudio más exacto de las lajas con pintura, la documentación fotográfica permite una analisis comparativa de su iconografía. Afuera de esto el ajuar cerámico con razgos Huari-Chuquibamba y Chuquibamba con influencias incáicas, ayuda en fechamiento de estos objetos al Período Intermedio Tardío o inicios del Horizonte Tardío.

Otro lugar prospectado es ubicado en una zona arqueológica del pueblo Yura Viejo, en poca distancia de Arequipa, donde durante del terremoto, que tuvo lugar en junio de 2001, se ha destapado un hoyo con una probable ofrenda de lajas con pintura. Visitando el sitio en 21 de octubre del mismo año, junto con el arqueólogo Romulo Pari Flores, teníamos suerte documentar este hallazgo. El hoyo de dimensiones ca. 70 x 50 x 30 cm (amplio, altura, profundidad), contenía in situ 28 lajas, puestas una sobre la otra. Los hallazgos tenían pequeños tamaños y llevaban una simple ornamentación, compuesta de fajas de color rojo y verde. En cercanía del hoyo con lajas, y en las ruinas vecinas, hemos ubicado grandes candidades de las lajas semejantes, con restos de pintura o totalmente despintadas, echadas sobre la superficie. Tanto lajas recolectadas de la superficie como el contendo del hoyo intacto fueron detalladamente documentadas y los hallazgos se llevaron al Museo de UCSM de Arequipa.

2. 3. Examen arqueológico.

El examen arqueológico mediante sondeos se efectuó entre el 27 de agosto y el 22 de septiembre del 2001. Era importante conseguir material en lo posible intacto o poco disturbado. Por la escasez de tiempo no se pudo abrir trincheras grandes o examinar las estructuras más complejas. Por esta razón, nos ocupamos sólo de los lugares con ejemplares ya expuestos en superficie (p.e. Puca, Gentilar-Choquemarca) o sitios en peligro de destrucción (como Huayaja).

Puca (a aproximadamente 3300 msnm) es un pueblo moderno constituido de pequeños grupos de casas dispuestos al borde de la quebrada Tuhuallqui(27), en la zona de andenerías. El sitio examinado en esta quebrada se caracteriza por sus laderas inclinadas, rocosas, cubiertas por arbustos y pequeños árboles. A pesar de ello, en la parte más baja, cerca del río, existen varias terrazas de cultivo (foto 1).

Foto 1. Puca. Vista general del valle Tuhualquí. Al lado derecho del valle se encuentran los cuatro estudiados abrigos rocosos.

A unos 20-30 metros por encima del río, las rocas areniscas de la ladera oeste forman un abrigo colgante. Debajo de este abrigo se observaron huellas de huaqueo, con lajas pintadas dispersas en el suelo. Hacia el sur, a corta distancia del sitio huaqueado, entre los raices de los arbustos, se observó otro sitio con piedra laja, apenas cubierto por una delgada capa de tierra.

Al norte, a unos 4 metros del huaqueo, se observaron evidencias de un antiguo lecho de arroyo, con una cascada de unos 5 metros de altura, con rocas y piedras pulidas por el agua. En la pared norte de la cascada, en un nicho natural, se encontró un montículo de siete lajas apiladas, cubierto casi totalmente por tierra y restos orgánicos (foto 2).

Foto 2. Puca. Ofrenda al arroyo. En un nicho natural de
la roca se han depositado siete lajas con pintura y una mitad
de un quero con ornamentación Huari. Los objetos cubría
una gorda capa de hojas secas y humus.

Los hallazgos se agrupaban claramente en cuatro sitios vecinos (que denominamos abrigos I, II, III y IV), dispuestos paralelamente a la pared del abrigo, separados por grandes irregularidades de la roca natural.

Del Abrigo I hemos obtenido 90 lajas de piedra arenisca y una teja con pintura. Los hallazgos se podían dividir muy claramente en 14 grupos (foto 3). El grupo menos numeroso contenía 3 lajas y el más abundante 11 ejemplares. En la mayoría de los casos, las lajas estaban puestas una sobre otra, con la superficie pintada volteada hasta arriba, habiendo permanecido en tal disposición hasta nuestros días. La perfecta conservación de los amontonamientos y de la pintura, así como también la presencia de hoyos excavados (mostrados en el plano 2), dejan suponer que las lajas estaban colocadas en huecos de poca profundidad y cubiertas por tierra.

Foto 3. Puca. Abrigo I, planta 2.
Concentraciones de las pilas con lajas pintadas.

El suelo homogéneo que cubría las lajas y la falta de huellas de disturbado de los montículos, impiden determinar si los grupos son contemporáneos entre sí o si fueron colocados en fases diferentes. En el caso de los grupos 10, 12 y 13 se pudo observar que estaban a mayor profundidad que los restantes grupos. Más arriba, principalmente en la parte media del sondeo, se encontraron lajas de los grupos 5, 7 y 8. Muy pegadas a las rocas y más cercanas a la superficie se encontraron lajas de los grupos 1-4, 6, 9, 11, 12 y 14, que, teóricamente, pudieron ser puestos aparte. Considerando todos estos datos, se puede decir que la disposición de las lajas pudo hacerse en una, dos, tres o más ocasiones.

Casi todas las lajas superficiales de cada grupo mostraban daños mayores. Los objetos de los grupos 2-4, 6, 9 y 11, ubicados cerca de la pared rocosa, estaban, en muchos casos, cubiertos por manchas de humedad o capas finas de alteración. Algunas de las lajas estaban cubiertas por barro compacto, muy dificil de limpiar. En otros casos, la humedad ha inducido la descomposición de las lajas.

Generalmente, a causa de las condiciones naturales del sitio, los ejemplares y la pintura se preservaron con poco daños. La roca arenisca, que forma el abrigo natural, protegió suficientemente las lajas contra la lluvia(28). Aparte de ello, este lugar se caracteriza por su muy buena insolación, pues recibe luz solar durante varias horas al día, lo que, de modo natural, mantiene el suelo más o menos seco. Por otro lado, la falta de humedad cerca de la peña hace de éste un sitio poco atractivo para los cultivos, tanto en tiempos antiguos como modernos.

En todos los grupos, entre las lajas, se encontraron diversas ofrendas: hojas de coca, cuyes, terroncitos de pigmentos, pequeñas láminas de plata o cobre, fragmentos de Spondilus.

Las 26 lajas del Abrigo II estaban ubicadas principalmente cerca a la pared rocosa, en cuatro grupos muy claramente definidos, constituidos por 5 y hasta 8 lajas de piedra arenisca. En todos los casos, los ejemplares estaban puestos uno sobre otro, con la superficie pintada mirando hasta arriba. Parece que las lajas ubicadas en la parte superior de los montículos se movieron con el tiempo, por lo que se encontraron un poco de costado. El excelente estado de conservación de los amontonamientos de lajas del Abrigo rocoso II, también deja suponer que los ejemplares estaban dispuestos dentro de cavidades y cubiertos por tierra. Sin embargo, no hay testimonios que permitan deducir si todos los grupos del Abrigo Rocoso II fueron depositados en una o más ocasiones. La poca profundidad de la capa terrosa donde estaban enterradas las lajas, que además estaba disturbada por las raíces de los arbustos, no permitió observar la existencia de los hoyos donde eventualmente pudieron ser depositadas las lajas.

El Abrigo Rocoso II está menos protegido contra la influencia del clima, habiendo mayor infiltración del agua de lluvia, por lo que la humedad, que es más acentuada cerca a la roca, dañó fuertemente la superficie de las lajas, despintándolas. Los ejemplares allí encontrados se caracterizan por su poco espesor, lo que condicionó, junto con sus relativamente grandes dimensiones, su fragilidad y mayor sensibilidad a las condiciones ambientales. Casi todas las lajas aquí halladas estaban rajadas o rotas y algunas se deshacían en el momento de ser levantadas. Mejor estado de conservación mostraban los objetos del Grupo 4A, más alejado de la pared rocosa. Aparte de un terroncito del pigmento rojo, encontrado entre las lajas del Grupo 4A, el sondeo no ofreció ningún otro material arqueológico que habría ayudado en la datación del sitio.

El Abrigo Rocoso III (ofrenda al arroyo) proporcionó siete lajas de tamaño pequeño, ubicadas en un nicho natural al lado de un antiguo riachuelo. Las lajas, apiladas una sobre la otra y cubiertas por una capa de hojas secas y humus, se encontraban en su sitio original. Debajo de las ellas pudimos encontrar la mitad de un quero cerámico de estilo Wari. Lastimosamente la ubicación del ejemplar en un sitio expuesto a la fuerte humedad dañó la pintura.

El Abrigo Rocoso IV (huaqueo) se ubica al norte del Abrigo Rocoso I, en un nicho, o caverna natural, poco profundo. El sitio fue huaqueado unos meses antes de nuestros trabajos de sondeo. Observando las huellas del huaqueo se puede constatar que las lajas sacadas de allí estaban colocadas en las cavidades del piso y cubiertas por una muy delgada capa de tierra. Durante del huaqueo todo el contenido del deposito había sido extraído y dispersado fuera. Se pudo recuperar 18 lajas con pintura bien conservada y extraordinarios motivos iconográficos. En el relleno, amontonado al lado del huaqueo, no se encontró ningún ejemplar cerámico u otros restos que habrían permitido aclarar la cronología del sitio.

Huayaja o Vayaja se llama el sitio con tres pequeñas haciendas de propiedad de las familias de don Simón Quispe y de don Marcelino Rosas, ubicadas cerca de las ruinas de un antiguo asentamiento grande(29). El valle, situado entre las ruinas y la ladera suroeste del cerro Llahuayoc (ca. 2860 msnm), está ocupado por andenes antiguos, utilizados hasta la actualidad.

Al norte y nordeste de la hacienda del señor Quispe, paralela al camino que va a Pampacolca, se encuentra una plaza vacía de aproximadamente 50 x 20 m, cubierta sólo por hierba rala. La pobreza de la vegetación permitió advertir los contornos de algunas estructuras cuadrangulares, restos de grandes chulpas huaqueadas y cimientos de plataformas alargadas. En la esquina nordeste de la plaza, en plena superficie, encontramos dos grandes lajas con pintura cuyas dimensiones aproximadas son de 60 x 70 cm y 30 x 40 cm, respectivamente, procedentes del cercano hoyo de huaqueo y en gran parte despintadas. Los trabajos realizados en la zona de huaqueo (sondeo 1) nos permitieron descubrir restos de muros de una chulpa con tres vasijas amuralladas intactas (foto 4), uno de los cuales tenía en su interior una pequeña laja con pintura. La tumba contenía restos de cerámica en estilo Wari (Horizonte Medio) y Chuquibamba (Período Intermedio Tardío y Horizonte Tardío).

Foto 4. Huayaja. Tumba 1, ceramios
de la ofrenda con una laja pintada.

Don Simón Quispe también nos mostró un sitio donde una vez, al hacer el mantenimiento del camino, encontró grandes lajas de piedra pintadas. El sito indicado se ubica en un cruce de caminos, a unos 150 m de su casa, siguiendo la ruta de Pampacolca hacia el este. Según sus informaciones, en medio del camino, a pocos centímetros del suelo, quedaron enterrados “más de estos objetos”. Muy sorprendidos por esta información decidimos documentar el resto de las lajas, previendo su total destrucción.

Los ejemplares superficiales estaban muy dañados, cubiertos por una gruesa capa de barro compacto y, en su mayoría, fuertemente despintados. Las lajas ubicadas más abajo estaban intactas o menos dañadas y partidas, formando tres grupos (foto 5). Todos los objetos estaban depositados entre los restos de la cimentación de una chulpa, como un entierro subterráneo intacto(30) y en un nicho de piedra canteada. En total se pudo recolectar 59 lajas; entre ellas se encontraban cuatro pequeñas y delgadas cuentas de plata y cobre (lám. 1:5), así como ceramios aplastados, que ayudaron a fechar este hallazgo como perteneciente al Horizonte Medio.

Foto 5. Huayaja. Tumba 2 con la "entrada" y el
depósito de las lajas pintadas al lado norte (a la derecha).

Gentilar-Choquemarca pertenece a la colina Choquemarca (3374 msnm), al oeste de Pampacolca, separada de la cadena de cerros por una pequeña quebrada. Las pendientes del cerro, compuestas por colinas y planicies menores, son bastante empinadas(31) y difíciles de subir desde la parte frontal (foto 6). En la base de Cerro Choquemarca, entre los lados este y norte, corre un canal de riego y la carretera Pampacolca-Chuquibamba. Casi todas las laderas del cerro están cubiertas por una densa vegetación de arbustos, cactos hierba, más abundantes en el lado norte y nordeste; en cambio, la ladera oeste muestra una vegetación más escasa, donde predominan los afloramientos rocosos.

Foto 6. Gentilar-Choquemarca, vista general.

Gentilar se caracteriza por la presencia de restos de tumbas y de andenería antigua, parte de la cual se usa, hasta ahora, en la zona baja del cerro. Parece que, antiguamente, las terrazas de cultivo cubrían toda la ladera NO, hasta la cima de Jolilibro. Testimonio de ello son los restos de andenes que aún existen en estas laderas. Aparte de esto, llaman la atención algunos desmoronados apilamientos de piedra, que se extienden horizonalmente a lo largo de la pendiente; aunque están cubiertos por la vegetación, su regularidad permite establecer cierto parecido con los andenes derrumbados.

Gentilar ofrece vestigios bien conservados de tumbas tipo mausoleo, chulpas grandes o tumbas subterráneas. Las tumbas son de planta ovalada o rectangular, con techo de cúpula. No se conservó ninguna de las estructuras habitacionales. En la parte de Gentilar - llamada, en nuestra documentación, La Peña(32)–, hemos encontrado una gran concentración de lajas con pintura. Desgraciadamente, todos los ejemplares, casi totalmente despintados, estaban tirados y dispersos en la ladera. Aunque en las cercanías se encontraron chulpas grandes y tumbas subterráneas ya huaqueadas, no se pudo precisar el sitio de procedencia de estas lajas. Unos metros más abajo de este hallazgo, entre un amontonamiento de piedra canteada, se pudo observar algunas lajas de piedra, sobresalientes de la tierra frescamente removida. Con la esperanza de que estos ejemplares estuviesen menos dañados, abrimos un hoyo (sondeo 1) de unos 100 x 80 cm., para poder registrarlos. Pero, en lugar de las lajas pintadas, advertimos un fragmento de piso, hecho de piedra laja sin pintar. El lado oeste del sondeo estaba limitado por un fragmento de muro bajo, hecho de piedra canteada y argamasa arcillosa. En la esquina formada por el muro y el piso de lajas encontramos cuatro ceramios de estilo Chuquibamba, puestos uno dentro de otro (foto 7).

Foto 7. Gentilar-Choquemarca. Sondeo 1,
ceramios y pequeña laja de ofrenda en andenería.

Durante los trabajos de limpieza del muro, encontramos otros ceramios, un fragmento de pito cerámico y una laja colocada sobre la superficie de las piedras, cuya cara superior llevaba huellas bien visibles de pintura roja. Encontramos un ejemplar semejante durante el registro de un paño de muro de andenería (sondeo 3) cuya cara posterior estaba cubierta por pintura roja.

Tres tumbas huaqueadas (Sondeos 2, Tumba 1; Sondeo 4, Tumba 2 y Tumba 4 del Sondeo 5) dieron algunas lajas aisladas con ornamentación simple (fajas de color rojo). Estas lajas estaban acompañadas por cerámica de estilo Chuquibamba. Realizamos un hallazgo extraordinario al limpiar un tramo del andén ubicado al este de la Tumba 4: descubrimos una pequeña chulpa casi intacta (Tumba 3), destruida parcialmente por el agua de lluvia (Foto 8). La chulpa de planta cuadrada contenía una cámara funeraria cilíndrica con restos de un esqueleto y una ofrenda de tres ceramios, muy dañados por la humedad. El techo de la tumba está cubierto por lajas de piedra, tres de las cuales llevaban pintura bien conservada en sus caras interiores. Con ayuda de la cerámica de estilo Chuquibamba, procedente de la Tumba 3, pudimos fechar este hallazgo como perteneciente al Período Intermedio Tardío.

Foto 8. Gentilar-Choquemarca. Tumba 3 con lajas pintadas.

El nombre Ampipuquio o Hampypuquio en quechua significa “Manantial curativo”(33) y sirve para designar un cerro, parte de una andenería y un asentamiento antiguo. El cerro Ampipuquio (de unos 3600 metros de altura) se encuentra al norte de la quebrada del río Tastane y de la grieta Antaura, a una distancia de aproximadamente 2 km en línea recta del pueblo de San Antonio. El cerro es accesible desde una senda para animales de carga, que va de San Antonio a Puca. La ladera nordeste de la loma forma un valle amplio y fertil, flanqueado al NE por el cerro Espíritu Santo (altitud aproximada de 3920 m) y al NO por el cerro Chaquihuaijo (ca. 3800 m). El valle se extiende unos 150 m por debajo de la cumbre del cerro Ampipuquio, y está cortado por cuatro quebradas paralelas(34), que corren en dirección NO-SE. Son quebradas temporales; sólo los ríos Tuhuallqui y Yanajocha tienen flujo permanente todo el año. Casi toda la superficie del valle, hasta las cumbres vecinas, está cubierta por antiguas andenerías. En la actualidad, por la escasez de agua, la zona de cultivos se concentra en las partes más bajas; las terrazas restantes están abandonadas (foto 9).

Foto 9. Ampipuquio, vista suroeste del valle:
el lugarexaminado se ubicaba en cercania de
los arboles visibles al lado izquierda de la foto.

Sobre las laderas del cerro Ampipuquio se encuentra un asentamiento antiguo, que ocupa aproximadamente 3 hectáreas. A lo largo de todo el valle no se encuentra ningún otro asentamiento habitacional. En cambio, se observan, con más frecuencia, chulpas muy grandes, situadas en los puntos más expuestos del paisaje, particularmente sobre las cumbres rocosas que limitan las quebradas, sobre los andenes más altos o sobre plataformas de carácter funerario. Las chulpas tienen planta cuadrangular, ovalada o redonda, con techo interior en cúpula.

Nuestro interés se concentró especialmente en una cumbre rocosa, situada al sudoeste de la quebrada Yanajocha, unos 100 metros al SE de una casa aislada, en la propiedad de don Raúl Cárdenas. Según los informes del señor Francisco Sarmiento, teniente gobernador de Puca, en este sitio se encontraron unas tumbas grandes con piedras lajas. Desgraciadamente, el lugar indicado estaba ya huaqueado y el estado de conservación de las lajas no permitía diferenciar el ornamento. Pero, siguiendo la prospección más al sur, a lo largo de la cima, podíamos ubicar restos de otras chulpas y un derrumbe de la ladera nordeste, con material menos dañado.

Los sondeos 1, 2 y 4, abarcaron tres tumbas huaqueadas o desmoronadas; las tumbas 1 y 2 se encuentran en una plataforma con dos chullpas de grandes dimensiones. Sólo el relleno de la tumba 2 y 3 (sondeo 4) contenían lajas pintadas. Un interesante descubrimiento nos esperaba en la pared NE de la tumba 2: entre dos rocas se encontraban, amuralladas e intactas, ofrendas compuestas de seis ceramios ¿intencionalmente rotos? y 6 lajas, metidas entre los ceramios. Como resultado del trabajo recolectamos 14 lajas con restos de pintura y cerámica en estilo Chuquibamba; solamente en la parte superficial hallamos algunas piezas cerámicas aisladas de estilo Inca Imperial. La Tumba 3, a unos 20 metros en dirección SE de la plataforma sepulcral, es el resto de una chulpa cilíndrica, aislada y levantada sobre una plataforma de planta cuadrangular. Al realizar la limpieza de la superficie, recolectamos piezas cerámicas en estilo Chuquibamba, algunas lajas sueltas, dentro de la tumba o arrojadas fuera de ella. En el lado NO de la cámara funeraria encontramos un nicho, hecho de piedra canteada, lleno de lajas colocadas una sobre otra (foto 10). Lastimosamente, gran parte de las 87 lajas estaban totalmente despintadas.

Foto 10. Ampipuquio. Tumba 3, un nicho artificial
al lado de la tumba con lajas parcialmente disturbadas.

Los sondeos 6-8, ubicados unos 40 metros al SE de la plataforma sepulcral, se sitúan en un área de derrumbe de las laderas rocosas, fuera de la zona de andenes. El derrumbe se produjo probablemente durante un terremoto, poniendo al descubierto un sitio de acumulación de lajas (¿quizás unas grietas?). En tres depósitos aislados pudimos recolectar 47 lajas, así como una “paleta” para mezclar pintura y fragmentos cerámicos en estilo Chuquibamba.

3. Medios tomados para la protección y conservación de los hallazgos.

3. 1. Tratamiento de las lajas.

Llevadas a Arequipa, las lajas fueron desempacadas de su bolsas y acostadas sobre el piso, dentro de una sala poco alumbrada por la luz del día y bien aireada: asi tratadas, las lajas permanecieron un mes.

En seguida, las lajas estaban preparadas a la documentación gráfica, fotográfica y descriptiva. En mayoría de los casos las superficies pintadas de las lajas estaban contaminadas en grado diferente, dependiente del sitio de encontrar. Es importante admitir, que a la conservación de la pintura, influyeron muchos factores, tales como: tipo de la base para pintura, usados pigmentos, sitio y manera de la deposición, factores atmosféricos, daños mecánicos, et.c(35).

Los métodos de previa restauración de las lajas y de su ornamentación, estaban dependientes del estado de su conservación. Durante de nuestro trabajo pudimos lograr con limpieza superficial de los hallazgos, sacando las capas superficiales de polvo terroso o barro con ayuda de las brochas de dureza diferenciada. Las limpiadas superficies pintadas de las lajas no estaban tratadas con fijadores u otro medio de conservación(36). Después de la limpieza, las piezas rotas estaban restauradas (pegadas). Cada una de las lajas obtuvo un número del catálogo, escrito en su parte posterior, que contiene también una detallada descripción de cada hallazgo. Cada una piedra estaba documentada en dibujo, pero la documentación fotográfica pudo ser elaborada solamente al respecto a las piezas con pintura bien visible. Después de la documentación, las lajas estaban empacadas en limpias y perforadas bolsas de plástico, acomodadas en cartones y cajas de madera y depositadas en el Museo Arqueológico de UCSM en Arequipa.

3. 1. 1 Observaciones.

Durante del trabajo de limpieza y conservación de las lajas, pude hacer siguientes observaciones:(37)

Puca. Las lajas de 14 pilas (grupos) del Abrigo I se conservaron en grado diferente y dependiente de su deposición. La más sufrieron las lajas superficiales de todos Grupos, además, los hallazgos del Grupo I, ubicados muy cerca de la superficie, y lajas de los Grupos 2-4, 6, 9 y 11, ubicados por abajo de la pared de la roca, estaban dañados por la humedad transpirante. Algunas de las lajas cubría una gruesa capa de barro blanco(38), puesto probablemente intencionalmente: se podía reconocer las huellas de alisamiento del barro por los dedos. Muchas lajas estaban muy delgadas, lo que causó su fragilidad y susceptilidad a la humedad y daños mecánicos: las piedras se descomponían o se despegaba la capa de pintura.

Unas de las lajas, afuera de la ornamentación de una de las caras, llevaban huellas de pintura sobre la cara posterior, estampada de otra superficie pintada. Esta observación lleva unos interesantos factos técnicos de la elaboración de la pintura y de la deposición de las lajas(39).

Las lajas del Abrigo II sufrieron mucho por la humedad transpirante de la roca: grandes daños demostraban sobre las lajas delgadas y frágiles, muy rotas ya en el momento de descubrir. Casi todas lajas estaban muy despintadas, y en algunos casos la capa de pintura se despegaba junto con la capa de piedra. Las superficies pintadas frecuentemente cubría una capa de polvo arcilloso o de caliza. Generalmente, las lajas del Abrigo II estaban muy problemáticas pera restauración.

La situación de los 7 hallazgos del Abrigo III (ofrenda al arroyo), ubicadas cerca de la humedad constante del arroyo, causó que la pintura de las lajas estaba casi totalmente borrada y el ornamento dificil para reconocer. La humedad causó también la descomposición y las roturas de los hallazgos. Las tres últeriores lajas del depósito cubría gorda capa del barro compacto, dificil para limpiar.

Las lajas procedentes del huaqueado Abrigo IV, estaban algún tiempo expuestas a la actividad de los factores atmosféricos, y por eso su pintura estaba despintada y dañada: unas piezas estaban ensuciadas por estiercol de animales.

Huayaja. Lastimosadamente, dos grandes lajas del sondeo 1 estaban saqueadas de su sitio en tumba 1, muy dañadas (despintadas) y rotas. Según informaciones obtenidas de los habitantes, las lajas fueron excavadas poco tiempo antes de nuestros trabajos, pero a causa del tipo de piedra (granito) usada como base para la pintura, el ornamento sufrió mucho por los factores atmosféricos. En mucho mejor estado se encontraba la pequeña laja de piedra arenisca, ubicada dentro del ceramio 2, que permaneció in situ, demostrando bien conservada pintura y superficie facil para limpiar.

Sondeo 2, ubicado en el medio de la senda del uso cotidiano, ha proporcionado 59 lajas cubiertas con barro compacto: las lajas superficiales estaban en su mayoría despintadas y llevaban huellas de daños mecánicos y atmosféricos. Los hallazgos ubicados más profundamente preservaron mejor su ornamento pero estaban muy dificilpara limpiar. Las más problemáticas para limpiar estaban diez lajas de granito, donde al sacar la capa de barro compacto se despegaban capas de pintura.

Gentilar-Choquemarca. La pintura de las lajas de sondeos 1 y 3 estaba bien conservada, aunque las superficies pintadas no estaban bien protejidas y volteadas hasta arriba. Las pocas lajas recuperadas de los sitios huaqueados (sondeo 2 y 4), y elaboradas de piedra arenisca, también llevaban restos de pintura bien reconocible. El mejor estado de conservación demostraban las dos lajas del sondeo 5, tumba 2, volteadas con pintura hasta abajo, y bien protegidas por gruesa capa de tierra. Dos lajas de ofrendas, amuralladas, una dentro de la estructura del sondeo 1 y la otra dentro de andenería, sondeo 3, y elaboradas del granito, demostraban solamente huellas de pintura roja.

Ampipuquio. Las lajas del sondeo 1 y 4 estaban muy dañadas tanto por huaqueo como por la influencia de los factores atmosféricos. En mayoría estaban muy despintadas y cubiertas por compacto barro arcilloso, dificil para limpiar. Además las 36 de 87 lajas del sondeo 4, nisiquiera llevaban huellas de pintura, y muchas otras estaban ennegrecidas o quemadas a causa de quemar a las plantas secas en cercanía. Afuera de esto, en el lugar habían sido quemadas plantas secas, por lo que los objetos y las piedras de la superficie.

Los sondeos 6-8, dejaron recuperar 47 lajas con pintura en muy buen estado de conservación y cubiertas por polvo arcilloso, bastante facil para limpiar.

3. 2. Tratamiento de la cerámica.

Como primero, la cerámica estaba lavada y secada en sombra, en un sitio aireado. Después de secar, las piezas cerámicas fueron partidas al material diagnóstico (D) y no diagnóstico (ND). Al material diagnóstico partenecían todas piezas con ornamento plástico y pintado(40) como también fragmentos de los bordes, bases o asas. Todos pedazos restantes partenecían al material no diagnóstico. Durante de estos trabajos fueron restaurados (pegados) ceramios o su partes, rescatados durante de trabajo de campo. Grande cantidad del material diagnóstico estaba dibujado y fotografiado. Los hallazgos cerámicos tenían funcción de apoyo en cronología de las lajas. Por eso también la descripción de cerámica se hizo en forma marginal en forma de unos apuntes sobre razgos típicos de la técnica de elaboración, tipo de arcilla, ornamento y pintura.

3. 3. Tratamiento de objetos de metal y de procedencia orgánica.

Objetos de metal: cobre, plata y oro, forman un pequeño grupo de hallazgos, lazados con sitios de ofrendas o tumbas. En mayoría esto son pequeñas y muy delgadas cuentas de plata o cobre (lámina 1: 5). Solamente en Huayaja (sondeo 1, cuadrícula 1) y Gentilar, (Tumba 1 y 3) pudimos encontrar bastante dañados fragmentos de adornos (tupus). El Gentilar- Choquemarca (tumba 3) nos proporcionó un fragmento de adorno de oro.

Lámina 1. Huayaja, sondeo 2.

Las delgadas cuentas de metal, aunque las cubría patina natural, estaban en mal estado de conservación. Generalmente, los hallazgos de metal fueron limpiados con una brocha suave, documentados y empacados en su cajas descritas (herméticas): no se ha usado ningunos medios de conservación.

Durante de trabajos de campo teníamos posibilidad de recolectar una cantidad de objetos de procedencia orgánica, como: concha, fragmentos de madera carbonizada, semillas, restos de cui y terroncitos de pigmentos. Todos estos hallazgos estaban encontrados secos y en buen estado de conservación. Por eso fueron solamente empacados en nuevas cajas descritas.

4. Estudio de la pintura de las lajas.

4. 1. Razgos técnicos y estilísticos.

La base de estudio de la ornamentación de las lajas constituyen ca. 500 ejemplarios encontrados in situ. Como material comparativo fueron analizadas ca. 300 lajas procedentes de la superficie o de los sitios disturbados. Mayoría de los hallazgos procede de Pampacolca y una parte del material comparativo viene de otros sitios de Departamento de Arequipa (ya mencionados al inicio del artículo).

4. 1. 1. Tipo de la base para pintura.

La mayoría de las piezas estudiadas está elaborada en piedra arenisca de grano fino. Sólo algunos ejemplares de Huayaja, Sondeo 2, y de Ampipuquio, Sondeo 3, están hechos en granito; una pieza, de Puca, Abrigo I, está hecha de cerámica. Generalmente se usaba piedra laja, que en forma natural aparece en las cercanías de todos los sitios estudiados. Las lajas tenían tamaño y peso diferenciados. Junto a objetos muy delgados, de apenas unos milímetros de grosor, se encontraron ejemplares con espesor de 10 centímetros. Mientras algunos ejemplares medían  entre 5 x 7 cm y tenían peso de algunos gramos, otros alcanzaban 90 x 50 cm, pesando cerca de 50 kilógramos.

En la mayoría de los casos, las lajas de piedra fueron labradas por percusión, hasta obtener las dimensiones y formas deseadas. Muy raramente la superficie o los bordes de la piedra estaban alisados o pulidos. Se puede advertir que para pintar se eligieron las caras más planas de la piedra. Aparte de las formas básicas descritas por F. Kauffmann Doig (1992) para las tejas de Chucu (cuadrangulares, rectangulares, circulares, elípticas, trapezoidales o irregulares), podemos además agregar otra forma en abanico.

4. 1. 2. Pigmentos, pintura y fijadores.

Se usaron pigmentos obtenidos de arcilla de color o de minerales pulverizados, como óxidos de metales (S. Schlosser, 2003). En algunos casos se advierte el uso de un colorante morado, transparente y muy líquido, que parece tener procedencia vegetal (probablemente jugo del fruto de molle). Este colorante aparece muy frecuentemente como base (¿fijador?) para pigmentos con tonos metálicos, obtenidos de la especularita.

La pintura se aplicaba directamente a la superficie de la piedra. Sólo en el caso de algunas lajas de Antaura y Puca, la superficie de la piedra está cubierta, por debajo de la pintura, por una capa de color blanco o crema, cuya naturaleza, suponemos, es más natural que artificial.

Los colorantes terrosos se rajan, desfolian o despegan muy facilmente al tacto por el dedo, lo que puede indicar que, probablemente, fueron mezclados sólo con agua. Una excepción: algunas lajas de Puca, Abrigo I, donde a la pintura celeste se añadió un fijador fuerte de procedencia desconocida, produciendo un efecto parecido al de la pintura al óleo.

Otra interesante observación pudimos hacer analizando las 53 lajas de la alcaldía de Chuquibamba, (registradas en el año 2001, y erróneamente expuestas durante un mes en una vitrina insolada y caliente) que muestran pintura quemada, bronceada, en una reacción que normalmente muestran las pinturas de base orgánica con pigmentos diluidos en jugo de plantas, leche, orina, huevos, etc.

Las pinturas son usadas en forma “pura”. Esto significa que no se advierten mezclas de varios pigmentos para obtener otros colores, como, por ejemplo, mezclando pigmentos azul y amarillo para obtener el color verde. Los colores de las pinturas fueron comparados con el libro de colores de A. Kornerup y J.H. Wanscher (1963), habiéndose evidenciado el uso de los siguientes colores: blanco, crema, rojo claro, rojo anaranjado, rojo obscuro, rojo marrón, rojo morado, rosado, rosado gris, morado, morado gris, marrón claro, marrón oscuro, marrón chocolate, negro, verde claro, verde oscuro, verde gris, azul, celeste, amarillo, amarillo anaranjado, anaranjado, brillo metálico.

Son más frecuentes los colores rojo y verde; se advierte que el color rojo muchas veces es acompañado por el verde. Con menos frecuencia aparecen los colores azul, celeste “brillo metálico” y rosado. El color morado en la forma diluida casi siempre es aparejado con pigmento brillante de especularita. Los colorantes restantes son utilizados con menos frecuencia.

En la conservación de la pintura influyen muchos factores. La fuerza y la resistencia de los colores dependen sobre todo del tipo de la superficie pintada, de la consistencia de la pintura, de los fijadores y de las condiciones ambientales. Más resistentes a los daños son las pinturas sobre piedra arenisca y cerámica que, en gran parte, absorben los colores. Más facilmente se despinta la ornamentación aplicada sobre lajas de granito y canto rodado, como también la decoración hecha con pinturas líquidas, más transparentes o sin fijadores.

Las pinturas muy densas o mezcladas con fijadores dan colores más fuertes y resistentes. Por otro lado las pinturas densas sin fijadores tienen tendencia al exfoliado y a separarse de la superficie pintada. Los mayores daños son causados por la humedad y la luz solar. Por esto, los sitios secos y protegidos de la luz diurna son los más óptimos para la conservación de la pintura.

4. 1. 3. Técnicas de pintar.

Las lajas llevan principalmente pintura sólo en una de sus caras. Entre las lajas examinadas por nosotros no hay ejemplos de pintura en ambos lados. En algunos casos (Grieta Antaura, Puca), las caras posteriores de las piedras llevan huellas de pintura, con rasgos de manchas estampadas de otras superficies pintadas. Esto permite suponer que la decoración de las lajas fue hecha en cercanía o en el sitio de la deposición, y las lajas estaban puestas en pila poco tiempo después de ser pintadas.

El análisis de la ornamentación de las lajas nos permitió diferenciar varias técnicas de aplicación de la pintura. La más frecuente es la pintura con brocha o un utensilio semejante. Menos frecuente es la ornamentación hecha con dedos embadurnados de pintura o el dibujo con un terroncito de pigmento; muy rara vez se encuentra el ornamento estampado.

Las figuras ornamentales fueron ideadas en el momento, sin un croquis previo. Parece que, en muchos casos, varios colores de la ornamentación fueron puestos antes de que se sequen. Para mantener la limpieza de las partes pintadas se dejaban espacios sin pintar, de apenas un milímetro de grosor. En estas condiciónes era importante el uso de pintura bastante densa, aplicada con una brocha fina, u otro utensillo bastante suave o semi-duro.

Se puede advertir la perfección en la aplicación de los colores, sin huellas visibles de mejoramiento de las líneas. Frecuentemente se observa la tendencia del pintor a rellenar con adornos toda la superficie de la piedra, hasta el último centímetro cuadrado, incluso si esto llegaba a deformar las figuras. Se nota, en la mayoría de los ejemplares, un excelente sentido del equilibrio en el ornamento y la calidad de la pintura, lo que permite suponer que los autores de las pinturas tenían cierto conocimiento de las técnicas pictóricas. Por las condiciones climáticas que tiene Pampacolca no se pudieron conservar brochas u otros utensillos para pintar, elaborados en material orgánico. No obstante, durante el trabajo de gabinete pudimos hacer algunas observaciones sobre varias técnicas de aplicación de pintura y de la técnica de pintar, confirmadas luego en una pintura y un dibujo experimentales.

En nuestros experimentos empleamos fragmentos de los terroncitos de pigmento, encontrados como ofrendas entre las lajas. Como base para la pintura usamos una de las lajas superficiales (ejemplar suelto) sin pintura; preparamos dos muestras de pintura con un terroncito de pigmento diluido en agua, una más densa y otra semi-líquida. El pintado se realizó usando varios pinceles modernos de pelo de animales: una brocha suave para acuarelas y una brocha dura para pintura al óleo (foto 11). Brochas semejantes pudieron ser elaboradas sin ningún problema en tiempos antiguos, usando cabello humano o pelo de animales silvestres de la zona. Efectos semejantes de líneas suaves se pueden obtener usando plumas largas de aves: gansos o patos silvestres. Otros efectos artísticos pueden obtenerse aplicando la técnica de dibujo con un terroncito de pigmento. Esta técnica es muy fácil y no es necesario el uso de pinceles u otras herramientas para pintar, pero el ornamento pierde regularidad y finura.

Foto 11. Experimento con técnicas de pintar:
a la izquierda se encuentra una laja con pintura original
y a la derecha una laja con pintura experimental.

Algunas de las lajas de Puca Abrigo I muestran una ornamentación compuesta de pequeños conjuntos de círculos, elaborados por estampado; al parecer se trata de huellas dejadas por una caña cortada transversalmente. En otros casos hay ornamentación con puntos pintados mediante dedos embadurnados en pintura.

No pudimos recolectar mucha información acerca de los recipientes o de la preparación de la pintura. En Ampipuquio, Sondeo 8, llegamos a ubicar un fragmento de olla con restos de pintura amarilla (foto 12). En Huayaja, Sondeo 2, y en Ampipuquio Sondeo 1, encontramos algunas lajas pequeñas que muestran anfractuosidades naturales rellenas con restos de pintura roja.

Foto 12. Ampipuquio. Sondeo 8, un fragmento
cerámico utilizado como paleta con restos de pintura amarilla.

4. 2. Iconografía.

Las imágenes iconográficas muestran formas geométricas, simbólicas, zoomorfas y antropomorfas. No se identificaron figuras fitomorfas.

Las formas geométricas incluyen puntos, rayas, cuadrángulos o circulos. Más frecuentes son las rayas rectas, simples o agrupadas, onduladas, en zigzag o arqueadas. Entre las formas simbólicas se pueden reconocer motivos radiales o solares. Los motivos zoomorfos representan zorros, llamas y, muy raramente, pájaros (cóndores o lechuzas). Los motivos antropomorfos aparecen frecuentemente junto con los zoomorfos y geométricos.

Casi en todos los sitios estudiados se encontraron lajas con escenas narrativas. En algunos casos se pueden observar escenas compuestas por animales colocados en fila. Más comunes son las escenas donde las figuras humanas aparecen solitarias, agrupadas, en filas, en compañía de las figuras zoomorfas o rodeadas por objetos de forma redonda o cuadrada (lámina 2). Las lajas no muestran escenas de la vida cotidiana o de caza.

Lámina 2. Viraco, Hallazgo suelto

En las escenas narrativas se observa la falta de perspectiva; sólo en algunas de las lajas de Puca Huaqueo, Ampipuquio Sondeo 6 y de Viraco (p. ej. lámina 2) se puede observar una perspectiva linear o topográfica.

Las figuras humanas, al igual que las zoomorfas, están representadas de manera muy esquematizada. En la mayoría de los casos, las imágenes antropomorfas están en una posición estática, frontal, con pocos detalles anatómicos y con las manos extendidas, puestas a los costados del cuerpo, los pies en posición de descanso. Casi siempre están provistas de ojos pero sin otros detalles faciales o de la cabeza. A veces tienen rasgos masculinos o femeninos y raramente son representados en movimiento, con las manos levantadas y en posición de caminar, correr o saltar.

Las figuras zoomorfas (llamas, félinos, zorros o pájaros) se caracterizan por sus contornos corporales bien delineados, pero sólo los pájaros tienen ojos. Cabe resaltar que los ojos de las figuras humanas y de los pájaros son de grandes dimensiones, ocupando gran parte de la cara. Frecuentemente, las figuras zoómorfas o antropómorfas están rodeadas por “aureolas” de un color diferente al del cuerpo.

Llama la atención el alto grado de simetría y equilibrio del ornamento, logrado por la composición de las figuras o la combinación de los colores. La repetición de los colores no parece tener un orden casual y recuerda las cuerdas de los quipus.

4. 3. Observaciones.

Es importante admitir que, al igual que en el carácter de la escritura, cada persona tiene su propia técnica o forma de dibujar o pintar. En el caso de las lajas, nuestro análisis de su ornamentación confirma la semejanza de las técnicas aplicadas. Por ejemplo, la bien conservada pintura de los ejemplares de Puca, muestra semejanzas de iconografía, pintura y técnicas utilizadas dentro de los diferentes grupos de lajas. Las técnicas de pintar y colores difieren entre los sitios que denominamos Abrigo I, II, y III. Esta observación nos permite suponer que los ejemplares proceden de diferentes momentos de ofrenda o que fueron ofrecidos por distintos grupos de gente.

Una situación algo diferente está dada por las 58 lajas encontradas en Huayaja, Tumba 2. Tomando en cuenta que estos objetos partenecían al ajuar de la tumba, podemos constatar que fueron depositados en una sola oportunidad. Por eso también es interesante advertir las semejanzas en la ornamentación y los colores utilizados para decorar muchas de estas lajas. 

Sólo determinadas lajas de los varios sitios estudiados muestran ornamentos elaborados por manos poco diestras en la pintura. De ello podemos deducir que, al parecer, una persona podía decorar más de una piedra y que la ornamentación podía ser hecha no solamente por gente con capacidades artísticas.

5. Conclusiones finales

Las lajas de piedra o placas de cerámica con motivos pintados o dibujados, tienen, sin duda, un valor particular para los estudios arqueológicos e históricos, siendo características de varias provincias del Departamento de Arequipa(41).

Nuestros trabajos de campo permitieron identificar estas lajas y placas con pintura no solamente como hallazgos característicos en cuevas, sino, también, que permitieron confirmar su cuestionada presencia en tumbas, donde aparecen en gran abundancia, enterradas debajo de abrigos rocosos, depositadas en nichos naturales y en las cercanía de fuentes de agua o arroyos. Aparte de esto, dentro de las murallas de los andenes de cultivo, pudimos ubicar unas lajas con restos de pintura roja sobre una de las caras.

La ubicación de los sitios con lajas pintadas, acompañadas de cerámica, intercaladas con placas metálicas, fragmentos de concha, cuy, etc., nos indica, de manera muy significativa, su valor ceremonial, relacionado con otras varias actividades de la práctica religiosa de la gente.

La abundante presencia de alfarería decorada y de arquitectura facilitó la identificación más precisa de la secuencia cronológica a la que pertenecen las lajas y placas con decoración pintada. Las concentraciones intactas de estos hallazgos se encuentran junto a cerámica de estilo Wari (Horizonte Medio) y de estilo local Chuquibamba (Período Intermedio Tardío); hasta ahora no se han encontrado depósitos intactos de lajas asociados a cerámica incaica (Horizonte Tardío), puestos a manera de ofrenda.

El estado actual de estudio de este tipo de objetos arqueológicos no permite concluir con seguridad si la costumbre de incluir lajas pintadas en las ofrendas o como objetos religiosos había sido totalmente abandonada en tiempo de los Incas; es probable simplemente que, en este período, su uso haya sido menos frecuente. Casi todas las fuentes escritas conocidas de la época de la conquista española y de la Colonia, no consignan detalles sobre la costumbre de hacer ofrecimientos ceremoniales empleando tales piedras pintadas. El único que hace alguna referencia al respecto es el licenciado Polo de Ondegardo (1916: 38), quien nos proporciona esta información, escrita entre 1560 y 1572: “...cuando auían yr á la guerra para hazer disminuir la fuerza de las huacas de sus contrarios [hacian un sacrificio que] se llamaua Cusco viça, ó Hualla viça, ó Sapa viça, ... tomauan muchos géneros de páxaros de la Puna ... y los echauan en el fuego, al rrededor del cual andauan los oficiales del sacrificio con ciertas piedras redondas y esquinadas, donde estaban pintadas culebras, leones, sapos, Tigres, diciendo (Vssachum)que significa succeda nuestra victoria bien...”. Lastimosamente no se menciona el nombre del pueblo o región donde fue hecha esta observación.

Por otro lado, a partir de las informaciones obtenidas de los habitantes de los sitios examinados(42), se puede llegar a una sorprendente conclusión: que el significado de las lajas pintadas, y su uso en algunas ceremonias religiosas, perduró en algunos lugares (valles) de las provincias de Condesuyos y Castilla hasta los tiempos modernos. Por falta de estudios más profundos sobre esta categoría de objetos, no se puede determinar hasta qué punto las prácticas religiosas contemporáneas que hacen uso de estas lajas correspondan a las prácticas antiguas.

Acerca de los pueblos que habitaban la zona del Kuntisuyu (en el contemporáneo departamento de Arequipa) en la época de los Incas, el historiador arequipeño Guillermo Galdós Rodríguez, en sus libros “Kuntisuyu. Lo que encontraron los Españoles”, de 1985, e “Historia general de Arequipa”, de 1990, nos proporciona abundantes datos históricos, obtenidos de documentos minuciosamente estudiados pertenecientes a archivos de las épocas de conquista y Colonial. Estas fuentes permiten conocer que antes de la llegada de los Incas y de su conquista del suroeste andino, habitaban allí varias etnias ampliamente extendidas, que alcanzaron un alto grado del desarrollo cultural. Según su procedencia y ámbito geográfico de influencia, hablaban su propio idioma: quechua, aymara, puquina y otros. Cuando llegaron los Incas y conquistaron sus tierras, los llamaron Kuntisuyu: la región Kunti (Galdós, 1990: 185-215).

Los Kuntis, quechua-hablantes, poblaron la parte baja del río Colca, es decir la zona de los actuales poblados de Chuquibamba, Itac, Viraco, Machaguay, Andagua, Chachas y Pampacolca, así como las áreas aledañas. En Cabana habitaba otro grupo de Kuntis; de allí el nombre de Cabana-Kunti (o Cabanaconde en la pronunciación de los castellanos), el cual tuvo enclaves en los valles de Vítor, Chili y Yura(43). Los Kuntis tenían por vecinos a los Collaguas, los Aruni (Arones para los españoles), los Chilpacas, los Achamarcas, los Chuchos y, en el sector de Ccollisuyu (Colesuyo en castellano), una etnia puquina-hablante, cuyo nombre genérico es desconocido en nuestros días(44).

Apoyándonos en fuentes de la época de la Conquista y de la Colonia que aluden a las etnias del Kuntisuyu incaico, así como también en informaciones arqueológicas, se podría, con gran probabilidad, señalar la etnia, o etnias, que practicaban el uso ritual de las lajas, tejas o cantos rodados con pintura. Pero, para alcanzar este objetivo, es necesario un análisis más profundo de los documentos coloniales, complementado de estudios comparativos del material arqueológico de la mencionada zona del Kuntisuyu.

Notas

1. El artículo fue escrito a base del material recolectado en 2001 para trabajo doctoral con el título: “Lajas pintadas de Pampacolca. Nuevos datos sobre las lajas pintadas del sur del Perú”.

2. El texto en castellano fue corregido por Raúl Carreño Collatupa.

3. Examinada durante de la temporada de trabajos en el año 1997 del Proyecto Condesuyos.

4. El proyecto “Lajas pintadas de Pampacolca” fue parte del Proyecto Condesuyos de la Universidad de Varsovia, (Prof. Mariusz Zió?kowski) y la UCSM de Arequipa, representada por el Dr. Augusto Belan Franco.

5. “Pampacolca fue fundada en 15 de Agosto de 1567, en presencia de caciques del lugar, por el Capitán Francisco Grado, quien también fue su primer encomendero” (ver fuente). Las laderas de cerros que rodean el pueblo moderno de Pampacolca testimoñan presencia de muchas ruinas de pueblos antiguos, p. ej. Ampipuquio, Antimpampa, Choquemarca, Huaclla Punco, Huayaja, Ruruca, Santa Maria, Maucallacta (Huallapampa).

6. corrientes de noroeste y divididos en Río Llato al norte y noreste del pueblo y Quebrada Auyau y Queshua corrientes por el medio del valle en dirección sureste.

7. entre otros Espiritu Santo, Antimpampa, Llahuayoc y Antaunco al norte y noreste y cerros Huallapampa, Choquemarca, Huayllayoc, Acchanca y Antamasa al suroeste y sur.

8. P.ej. grandes partes de andenería de Antimpampa, Huallapampa, Huancor, Pisco Pampa, Ranra, Santa Maria.

9. P.ej. Ampipuquio, Choquemarca, Huaclla Punco, Llahuayoc, Puca, Ruruca.

10. Documentados parcialmente durante las prospecciones del proyecto Condesuyos, realizadas en los años 1997-2000.

11. Más detalles mira Cap.Determinación y examinación de los sitios del estudio.

12. Mira Cap. Determinación y examnación de los sitios de estudio.

13. Más detalles mira Cap: Antecedentes.

14. Más detalles mira Cap. Determinación y examinación de los sitios de estudio.

15. Más detalles en Capítulo “Determinación y examinación de los sitios de estudio”.

16. P.ej. tumba, deposito de las lajas etc.

17. P.ej. cuando objeto examinado sobresalía afuera de los límites planeados del cuadrante (Huayaja, Tumba 1, Gentilar Choquemarca, Cuadrícula 1, etc).

18. Para orientación más precisa, estoy mencionando en documentación los apellidos de los dueños de las tierras, o de las viviendas cercanas a los sitios de estudio.

19. En todos sitios examionados el relleno estaba muy seco que no siempre permitía diferenciar las capas de los estratos.

20. P.ej., si por debajo de la planta 1, las capas del relleno seguían más profundamentelleno estaba muy seco que no siempre permitía diferenciar las capas de los estratos.

21. Más detalles mira Cap. Medios tomados para protección y conservación de los hallazgos.

22. A una distancia de unos 5 km en linea recta.

23. En esta prospección, y en los siguientes trabajos de campo, se contó con el gran apoyo y consejo del señor Luis Arias, habitante de Pampacolca.

24. Los nombres de los sitios están consignados según el orden de prospección.

25. Los otros se encuentran en el valle Tastane, cerca de la grieta Antaura.

26. Me acompaniaron Dr. Augusto Belan Franco y Gonzalo Prezbítero Rodriguez

27. Tuhualqui es también el nombre de los pájaros que viven en este sitio.

28. Durante nuestros trabajos de excavación pudimos observar los eventuales límites de infiltración del agua pluvial.

29. En realidad, estas casas, evidentemente, constituyen parte del asentamiento antiguo, habiendo sido adaptadas y reedificadas por sus nuevos habitantes.

30. El esqueleto se deshizo casi totalmente. La tumba no contenía ningún ajuar.

31. Entre 30° y 40°.

32.Una roca grande y aislada, ubicada encima de las terrazas de cultivo, saliente a manera de un colmillo.

33. Traducido por Alex Carrillo, cusqueño de procedencia, estudiante de geología de la UNSA, en el año 2001.

34. Los flancos de las quebradas son generalmente muy empinados  y rocosos.

35. Más detalles mira Cap. Estudio de la pintura de las lajas.

36. Para protejer la pintura contra nuevos daños, tanto físicos como químicos es muy importante seguir la conservación profesional de estos objetos.

37. Descripción detallada de cada una de las lajas se puede ver en el Catálogo de las lajas .

38. La análisis química confirmó que se trata de una capa de barro blanco y no de la caliza natural de roca del Abrigo, S. Schlosser, 2003.

39. Más detalles mira Cap. Estudio de la pintura de las lajas.

40. también con claramente reconocible engobe.

41. Se las encuentra en las provincias de Arequipa, Camaná, Castilla, Condesuyos y La Unión (mapa 1).

42. Por ejemplo. don Luis Arias, de Pampacolca, nos contó que, ayudando a su abuelo en la reparación de una vieja andenería, encontraron, dentro de un muro, unas lajas con pintura simple de color rojo. Tras reparar el muro las volvieron a colocar en su sitio, por pertenecer los “gentiles”. Otra información nos la proporcionó el dr. Augusto Belan Franco, quien la obtuvo de los viejos pobladores de Ispacas, según la cual, en algunos pueblos de la zona, se usaban las lajas pintadas en ceremonias relacionadas con la muerte y los funerales, y que se practicaban aún hasta hace unos treinta años. Este tema es descrito más ampliamente en mi trabajo doctoral titulado “Lajas Pintadas de Pampacolca. Nuevos datos sobre las lajas pintadas del sur del Perú”.

43. Este curacazgo abarcaba las aldeas de Pinchollo, Huambo, Guanca, Cango, Querque, Tajarque, Lluta, Taya, Guacán, Murco, Lluclla y Pitay. Se puede advertir que incluía parte del Colca y la cuenca del Siguas (Galdos, 1990: 185-215).

44. Y que se conoce por los poblados donde estaban Ubinas, Omate, Coalaque, Matalaque, Carumas, Cochuna, etc. (Galdos R. op. cit.).

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Cómo citar este artículo:

Faron-Bartels, Renata. Lajas pintadas en Pampacolca.
Nuevos datos sobre lajas pintadas del sur del Perú
.
En Rupestreweb,http://www.rupestreweb.info/lajaspintadas.html

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