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El primero surge del planteamiento que nadie puede valorar lo que no conoce, razón por la cual se creó una base de datos de arte rupestre, alimentada con los registros de las rocas pintadas y grabadas aún existentes. El contexto de globalización en que nos encontramos, marcado por la apertura de los mercados y la aceleración en la destrucción del medio ambiente, hace difícil también la tarea de protección del arte rupestre. Por ello, desde el ángulo científico, se tiene una doble lucha, la de investigar y proteger el pasado precolombino y al mismo tiempo defenderlo del presente. El arte rupestre es parte del patrimonio arqueológico de la Nación y está bajo la protección del Estado. Sin embargo, en los últimos años la expansión de la frontera urbana ha puesto al descubierto miles de vestigios arqueológicos, los cuales han sido alterados o destruidos. Al parecer los programas educativos llegan tarde y de manera remedial se pretende mantener el estado de deterioro en que se encuentra las manifestaciones rupestres. El segundo campo de acción, se refiere a valoración del arte rupestre dándolo a conocer y promoviendo su respeto. Esto fundamenta la necesidad de divulgar las expresiones rupestres de Cundinamarca, tanto en los municipios donde existe, como en el resto del país, y resaltar su valor como manifestación cultural del período prehispánico. El programa se viene realizando mediante la documentación, registro, divulgación y mecanismos de intervención para la mitigación del daño ocasionado por las acciones vandálicas sobre el arte rupestre.
Para lograr tal objetivo y debido al avanzado estado de deterioro causado principalmente por la elaboración de graffitis sobre las pinturas rupestres, de casi la totalidad de los sesenta murales que componen el Parque Arqueológico de Facatativá, el ICANH, como parte de una primera etapa de intervención, escogió la roca no.16 con la intención de documentarla e intervenirla con métodos de restauración. Este trabajo se realizó durante los meses de julio a noviembre de 2003. Esta intervención eliminó, hasta donde fue posible, los mencionados graffitis y la blanca nubosidad producto de la disolución de sales de la roca, a la vez que se estableció una metodología a implementar para la intervención de otros murales con pinturas indígenas del parque (proyecto 2004). Con base en los planteamientos anteriores el ICANH contrató con Pedro Arguello y Diego Martínez la documentación de la mencionada roca. A su vez contrató a la restauradora María Paula Álvarez para realizar su intervención. De igual manera se hace necesario continuar con el programa de inventario y registro detallado de los yacimientos rupestres con el fin de conocer el estado anterior a la intervención y divulgar lo pertinente con el objetivo de lograr la preservación de dicho patrimonio.
Se presentó un informe que condensa en fichas de registro los trabajos de documentación llevados a cabo antes del inicio de la restauración de la mencionada roca y el resultado de los procedimientos de intervencion en restauración. Estos documentos de registro se convierten por tanto en una memoria del estado de deterioro en que se encontraba y en punto de partida para evaluaciones posteriores sobre todo el proceso de intervención.
REFERENCIAS ARGÜELLO G., Pedro y MARTíNEZ C. Diego. Documentación de la roca No. 16 del parque Arqueológico Piedras de Tunja, Facacativá, Cundinamarca. Instituto Colombiano de antropología e historia ICANH, Bogotá, septiembre de 2003 (sp) BOTIVA C., Álvaro. Comunidad y arte rupestre en Cundinamarca.http://rupestreweb.tripod.com/comunidad.html
¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
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