Pinturas rupestres arcaicas de la provincia de Espinar, Cusco
Rainer
Hostnig rainer.hostnig@gmail.com
Resumen
La provincia cusqueña de Espinar, ubicada en
el extremo sureste del departamento de Cusco, es conocida por su riqueza de
arte rupestre y otros restos arqueológicos como los recientemente restaurados
complejos de Maukallacta, Kanamarka y Pukara T’aqrachullo o María Fortaleza. En
un primer trabajo se ha divulgado los resultados del análisis iconográfico de gran
parte del impresionante acervo de arte rupestre postcolombino de esta región,
reservando para otro momento el abordaje de las manifestaciones rupestres
precolombinas.
Este nuevo estudio se concentra en la descripción detallada de siete sitios con pinturas rupestres las que por sus características iconográficas y estilísticas representan, según opinión del autor, las manifestaciones rupestres más antiguas del Cusco, producidas probablemente en diferentes momentos del Arcaico Tardío. Los motivos son casi exclusivamente figurativos, predominando los camélidos silvestres frente a los cérvidos. Sólo en cuatro sitios los camélidos están asociados con figuras humanas que representan cazadores premunidos de estólica y dardos y personajes sin vinculación aparente con la actividad cinegética.
Una de las características más notorias del
arte rupestre arcaico de Espinar es la gran variabilidad estilística de las
figuras zoomorfas y antropomorfas inter e intra-sitios, probablemente un indicio
de la producción de las pinturas a través de un período prolongado de tiempo
por artistas pertenecientes a diferentes grupos de cazadores-recolectores.
Palabras Claves: pinturas
rupestres – arqueología – Arcaico - Espinar - Cusco - Perú
Abstract
The Espinar province, located in the
southeastern corner of the department of Cusco, is known for its wealth of rock
art heritage and other archaeological sites such as the recently restored
complexes of Maukallacta, Kanamarka, and Pukara T'aqrachullo or Maria
Fortaleza. In a previous article have been published the results of the
iconographic analysis of much of the impressive corpus of Colonial rock art of
the Espinar province, reserving for a later occasion the study and
documentation of Pre-columbian rock art expressions.
This new article concentrates on the detailed description of seven rock art sites of Espinar which, according to the opinion of the autor and regarding their iconographic and stylistic traits probably belong to different moments during the Late Archaic period. The motifs are almost entirely figurative predominating wild camelid figures. Only in four sites, the camelids are associated with human figures which represent hunters holding dart-throwers and carrying darts, or which apparently are not associated with hunting activities..
One of the most notorious characteristics of
the archaic rock art of Espinar is the stylistic variability of zoomorph and
anthropomorph figures between sites and within the same site, which probably
indicates that the paintings have been produced by different hunter-gatherer
groups during an extended time period.
Key Words: Rock Paintings
– Archaeology – Archaic – Espinar – Cusco - Peru
INTRODUCCIÓN
El departamento del Cusco se destaca por tener una riqueza
extraordinaria de manifestaciones rupestres a lo largo y ancho de su territorio
que se extiende sobre 72.104 km cuadrados (superficie que casi se iguala al
tamaño del estado de Austria) y cuyos pisos ecológicos abarcan desde los llanos
amazónicos hasta las altas cumbres nevadas de la Cordillera Oriental con picos,
como el del nevado Salcantay, de hasta 6300 metros sobre el nivel del mar. A
raíz de los inventarios rupestres y estudios monográficos sobre yacimientos
rupestres publicados a partir de los años 20 del siglo pasado, pero sobre todo
en las últimas dos décadas, se tiene ahora un mejor conocimiento sobre la
distribución de estas expresiones culturales, sobre las temáticas representadas
y, de manera incipiente, sobre su ubicación cronológica.
El arte rupestre del Cusco se presenta con frecuencia similar en
la modalidad de pinturas y de grabados o petroglifos y abarca cronológicamente
desde épocas precerámicas hasta la Colonia y comienzos de la República. Sin
embargo, llama la atención la escasa frecuencia de sitios que por el tipo de
motivos, el estilo de las representaciones y la analogía formal con manifestaciones
rupestres de otras regiones del sur peruano pueden ser asignados al Arcaico o Precerámico.
Aparte del reducido número de sitios rupestres que pueden ser adscritos a épocas tempranas, los escasos registros realizados hasta la actualidad en el departamento de Cusco se concentran en las provincias alto-andinas de Espinar y Chumbivilcas, es decir en sólo dos de las 13 provincias cusqueñas. Las razones pueden ser de carácter ecológico y geomorfológico (abundancia de recursos naturales como pastizales y animales de caza en un paisaje caracterizado por extensas altiplanicies y quebradas encañonadas que facilitaban las actividades cinegéticas). La temprana presencia humana de grupos de cazadores-recolectores en el territorio conformado por estas dos provincias vecinas es evidenciada por el hallazgo de abundantes artefactos líticos en las cuevas y abrigos rocosos de la región, al que se hace referencia más adelante.
Propósito de este artículo es contribuir al conocimiento del arte rupestre arcaico del Cusco mediante el análisis y la descripción de siete sitios con pinturas rupestres de la época de cazadores-recolectores (Ekowasi, Chullumayo, Chullu, Hutu Punku, Achahui, Tutaya y Torrene), registrados por investigadores cusqueños y el autor en diferentes distritos de la provincia de Espinar. Tras una breve contextualización de los sitios se describe a detalle los paneles de cada uno de ellos para luego sintetizar las principales características iconográficas y estilísticas identificadas. En el último capítulo se expone de manera sucinta los principales argumentos para la adscripción cronológica de las pinturas. Como en los trabajos precedentes sobre las pinturas rupestres de Sumbay en Arequipa, Coasa en Carabaya y Pamparaqay en Apurímac (ver Rupestreweb), se acompañó el texto con abundante material gráfico y se aprovechó las bondades del programa DStretch-ImageJ para el mejoramiento digital de las imágenes, proceso imprescindible en vista de lo desvaído que se encuentra la mayoría de las pinturas estudiadas.
Mediante el presente trabajo se pretende también aportar insumos
para la actualización pendiente del mapa de distribución de sitios rupestres arcaicos
del centro y sur peruano.
CONTEXTO GEOGRÁFICO Y ARQUEOLÓGICO
La provincia de Espinar está situada en la Cordillera Occidental
y tiene una extensión de 5.311 km², equivalentes al 7.3% de la superficie
departamental del Cusco. Por ser la provincia más meridional de este
departamento, colinda por el sur con la provincia arequipeña de Caylloma, por
el este con las provincias puneñas de Melgar y Lampa, por el norte con la
provincia Canas y por el oeste con la de Chumbivilcas. Las alturas sobre el
nivel del mar oscilan entre 3800 y 5200 m.
Predomina el piso ecológico de la puna con la vegetación típica
de altura consistente de pastizales naturales con predominancia de Stipa ichu, de
bofedales y bosquecillos de queuña en lugares más abrigados. Los extensos
pastizales de las altiplanicies son usados para el pastoreo de bovinos, ovinos
y camélidos. El clima de la provincia es frío y húmedo y se caracteriza por
una estación húmeda (noviembre a marzo) y otra seca (abril a octubre). Según
datos de la estación meteorológica de la unidad minera Tintaya, el área tiene
una temperatura promedio mensual que varía entre 4.2ºC y 10.2ºC. Los meses más
fríos son entre mayo y septiembre.
La humedad relativa oscila entre un promedio
mensual de 48%, medido en el mes de septiembre y 63%, registrado en abril
(Golder Associates 2010).
Fisiográficamente predominan las altiplanicies que representan
una prolongación occidental de la Meseta de Collao. Las grandes extensiones de
pastos naturales que cubren estas altiplanicies y colinas de la provincia son
sustentadas por suelos de horizontes superficiales y húmicos que permiten un
crecimiento exuberante de las pasturas durante de la época lluviosa. Gil et al.
(1010), en una evaluación rápida, han registrado 33 especies palatables para el
ganado.
La provincia de Espinar se encuentra en la cuenca alta del río
Apurímac, uno de los tributarios del río Ene. En el extremo sur de la provincia
se encuentra el Divortium aquarium de los ríos que drenan hacia el Pacífico o
Atlántico, una zona de recientes conflictos por el aprovechamiento actual y
futuro de los recursos hídricos. Los principales afluentes del río Apurímac en
territorio espinarense son los ríos Salado, Cerritambo, Suyckutambo, Sañu,
Huayllumayu y Quero.
En la capital Yauri (también
llamado Espinar), ubicada a 3816 msnm en el centro de la provincia, se juntan
las carreteras provenientes de Cusco, de la provincia vecina de Chumbivilcas y
del departamento de Arequipa, por lo que sirve también de punto de partida para
la visita de los diferentes distritos de la provincia. La provincia ha experimentado
en los últimos años un fuerte crecimiento económico y poblacional debido a la
actividad minera (el complejo minero Tintaya se encuentra a pocos kilómetros de
la ciudad)(1). Cuenta
actualmente con aproximadamente 63,000 habitantes, equivalentes a 40 hab/km².
Sobre las características geomorfológicas y geológicas de
Espinar, el lector encontrará una descripción pormenorizada en el artículo de
Carreño (2010) que enfoca los procesos de deterioro
geológico en cuatro sitios rupestres de la provincia.
El conocimiento sobre la arqueología de la provincia se ha
incrementado considerablemente en los últimos quince años gracias a varios
proyectos de prospección, excavación y restauración de sitios pre-inca e inca. Sobre
la época del Arcaico, sin embargo, existe escasa información disponible. En
1983, Fernando Astete publicó los resultados de un reconocimiento arqueológico de
varios sitios precerámicos en los que halló material lítico en superficie
(puntas de proyectil, raspadores, raederas y martillos). En el archivo de la
Dirección Regional del Ministerio de Cultura del Cusco se encuentran los
informes de los arqueólogos cusqueños Raymundo Béjar (1996) y Walter Zanabria (2000,
2001) quienes entre mediados y fines de los años 90 del siglo pasado realizaron
excavaciones en los sitios arcaicos de Huinipampa y Ayamocco en terrenos de la
concesión minera Tintaya. Raymundo Béjar (Zanabria 2003, ficha 7) excavó
también en las cuevas de Huisa Huluyo, encontrando evidencias de ocupaciones
humanas desde el Arcaico hasta épocas precolombinas más tardías. En el
inventario arqueológico de Espinar realizado en el año 2001 por Zanabria con
financiamiento de la Fundación Tintaya (entidad creada por la empresa BHP Tintaya
S.A.), se mencionan hallazgos de puntas de
proyectil, preformas de puntas, lascas, cuchillos de basalto y otros elementos
líticos en abrigos del Cerro Pukara, del sector Canteras y en la cueva 2 de
Achahui (2003: Fichas 10, 11 y 71, respectivamente). Otros sitios precerámicos
señalados en la introducción al citado inventario, son Pampa de Suero,
Titircani y Puqro.(2)
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Fig. 1: Artefactos
liticos hallados en Huinipampa (Zanabria 2004) |
Fig. 2: Punta de proyectil triangular
apendunculada (Zanabria
2004) |
Incluyendo los siete sitios rupestres del Arcaico, se conocen
hasta la fecha una docena de sitios precerámicos que dan cuenta de la temprana presencia
humana en territorio espinarense (fig. 3).
ANTECEDENTES DE INVESTIGACIÓN
Los
precursores de la investigación rupestre de Espinar son los arqueólogos cusqueños
Fernando Astete y Silvia Florez Delgado. A comienzos de los años ochenta Astete
(1983) publicó su hallazgo de las pinturas rupestres arcaicas de Virginniyoq en el extremo sur del distrito de Coporaque y pocos
años después Silvia Florez Delgado (1987, artículo reeditado en 1998) dio a
conocer el descubrimiento para la ciencia de las pinturas precerámicas de
Torrene en el distrito de Alto Pichigua en el noreste de la provincia. Hasta
fines del siglo pasado, estos dos sitios contenían las únicas manifestaciones rupestres
del departamento de Cusco, atribuibles al periodo arcaico(3).
Durante los primeros años del nuevo milenio, Zanabria (2003)
y Hostnig (2003, 2007) extendieron el inventario de sitios rupestres a los ocho
distritos de Espinar, logrando registrar medio centenar de nuevos sitios
compuestos por cientos de paneles y miles de motivos pintados y/o grabados de
distintos periodos pre- y post-colombinos. En el informe del primer mapeo y registro
arqueológico de Espinar, realizado con financiamiento de la Fundación Tintaya,
el arqueólogo Zanabria describió los
grabados rupestres de la cueva de Achahui (Hostnig 2011), haciendo también mención
de las pinturas rupestres arcaicas y coloniales cercanas a este sitio.
Entre 2001 y 2006, Hostnig (2003, 2004, 2007a, 2007b) visitó varias de
las quebradas laterales en ambas márgenes del río Apurímac y halló cuatro
nuevos yacimientos con pinturas rupestres de probable data arcaica en el sur
del distrito de Coporaque y en el vecino distrito de Espinar. Estos y los tres registrados
por los autores arriba citados, forman actualmente el corpus del arte rupestre
arcaico de Espinar y serán tratados en los capítulos siguientes.
DISTRIBUCIÓN DE LOS SITIOS
En
el mapa de la figura 1 se presenta la distribución de los siete sitios
rupestres objeto de este artículo (más 4 sitios precerámicos sin pinturas). Cinco de los yacimientos con pinturas –Ekowasi, Achahui,
Hutu Punku, Chullo y Chullomayo- se encuentran en el distrito de Coporaque, uno
(Tutaya) en el distrito de Espinar y otro (Torrene) en Alto Pichigua.
Las pinturas rupestres atribuidas al Arcaico tienen como
denominador común su ubicación en la base de los farallones que flanquean las
quebradas encañonadas y estar relativamente cerca de los riachuelos o ríos que
discurren en el fondo de ellas. Este emplazamiento preferencial se observa en todos
los sitios rupestres precolombinos de Espinar, mientras que las pinturas post-colombinas
pueden encontrarse alejados del fondo de las quebradas y de las fuentes
hídricas, algunas, como las de Ichu Anqoloma, Tallhueqaqa y Umaolapata, incluso
cerca de o en las cumbres de las montañas.
La distribución señalada en el mapa debe considerarse
preliminar, puesto que aún no se cuenta con un inventario exhaustivo de sitios
rupestres de la provincia y es muy probable que en el futuro aumente el número
de sitios con pinturas rupestres de épocas precerámicas.
Fig. 3: Ubicación de los sitios rupestres de posible data
arcaica en la provincia Espinar (triángulos rojos) y de yacimientos
arqueológicos arcaicos sin presencia de pinturas (triángulos azules).
DESCRIPCION DE LOS SITIOS
Ekowasi o Virginniyoq
El tramo del cañón de Apurímac entre el Puente Antiguo (Machu
Puente) y el sitio arqueológico de Pukara T’aqrachullo (o María Fortaleza) lleva
el nombre de Cañón de Virginniyoq. A comienzos de los ochenta el arqueólogo
Fernando Astete halló en la base de los acantilados en la margen izquierda del
río Apurímac, a la altura del km 26 desde Yauri y
muy cerca del complejo arqueológico de Maukallacta (fig. 4), las
pinturas rupestres de Ekowasi las que atribuyó al Precerámico (Astete 1983). Representan
el primer descubrimiento de arte rupestre arcaico en el departamento del Cusco.
El sitio está ubicado en la comunidad Mamanihuayta que pertenece al distrito de
Coporaque.
Fig. 4: Tramo del cañón de Virginniyoq con el complejo
arqueológico de Maukallacta y el sitio rupestre de Ekowasi.
(Elaboración propia en base a imagen satelital Google Earth).
Las pinturas de Ekowasi (figs. 5a y 5b) componen un pequeño
panel de apenas 30 cm de alto por 27 cm de ancho. Representan una escena
realista de caza de camélidos, integrada por un cazador y dos camélidos
silvestres, todos orientados hacia la derecha del observador.
La escena está estructurada en tres niveles. En la parte
superior aparece una figura humana de perfil, con el tronco ligeramente
inclinado hacia adelante. A la altura del pecho, el hombre está “atravesado”
por dos dardos, que fueron delineados como los demás motivos, sin rellenado del
interior. Tiene el brazo derecho extendido hacia atrás y hacia arriba, a la
altura de la cabeza, agarrando con la mano lo que parece ser un lanzadardos. El
dardo apunta hacia el cuello del camélido que se encuentra debajo del cazador. Desde
la altura del pecho de la figura humana se proyectan dos rectilíneas dobles.
Una de ellas termina en el cuello del primer camélido debajo de la figura
humana y la otra alcanza el cuello del segundo camélido en el plano inferior,
luego de haber atravesado el cuerpo del camélido en la parte superior. No está
claro que tipo de objeto representan estas líneas dobles. Puede tratarse de
dardos largos o lanzas, aunque parece más probable que sean lazos con los que
el cazador sujeta a los camélidos silvestres capturados.
Una mancha roja, superpuesta parcialmente sobre el objeto rectilíneo
interpretado como dardo, tiene forma de una figura antropomorfa aparentemente acéfala,
de trazo tosco. Existen también restos de pintura roja, parcialmente
superpuesta sobre la cabeza del camélido en el centro del panel, en el lado
derecho de esta figura. Otra pequeña mancha de color rojo oscuro se sobrepone
sobre parte de la pierna izquierda de la figura del cazador.
Los dos camélidos, pintados debajo de la figura del cazador, aparecen
de perfil, con cuerpos poco voluminosos, lomo convexo, patas muy largas,
ligeramente dobladas y con indicación de los muslos. Su cuello es largo y curvado
hacia arriba, terminando en una cabeza bien proporcionada. En el camélido
superior, la línea que contornea el vientre del animal ha sido reforzada
mediante un trazo ancho.
La particularidad de las figuras radica en el uso del delineado
para siluetar los contornos sin rellenar el interior con pintura. Si bien este
estilo de representación tanto en camélidos y otros animales se conoce de otros
sitios arcaicos con pinturas de camélidos silvestres (Pisacoma, Pintasayoq,
Quelcatani, entre otros), es raro encontrarlo en el diseño de figuras humanas y
para figurar objetos como los posibles dardos y/o lazos.
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Fig. 5a: Caza de camélidos silvestres en el panel
de Ekowasi (Foto: Cortesía S. Florez D.) |
Fig. 5b:
Foto anterior procesada mediante Programa DStretch, canal de color “crgb” |
Luis
Barreda (1995) publicó en los años noventa un calco de las pinturas (fig. 6)
que sigue reproduciéndose en diversas publicaciones que tratan sobre la
prehistoria del Cusco. Contrastando el calco divulgado
por Barreda con el dibujo elaborado por el autor (fig. 7) en base a la
fotografía mejorada (fig. 5b) se puede observar algunas diferencias notables.
En el calco de Barreda no se ha tomado en cuenta la superposición de la figura
humana de tinta plana de trazo tosco. Además, la posición del cuerpo de los
animales y la configuración de sus piernas distan de ser exactas. Está también
ausente la línea engrosada del vientre del camélido superior. Los pies del
hombre aparecen separados del lomo del camélido, cuando en realidad tocan el
cuerpo del animal a la altura de la grupa. Otro detalle que se le escapó al
dibujante, es el adorno en la parte posterior de la cabeza del cazador.
A pesar de la composición algo confusa parece pertinente
interpretarla como una escena de caza/captura de camélidos silvestres. Es
probable que el artista quiso condensar en una misma escena y a través de su
principal protagonista, el cazador, dos momentos o acciones ligadas a la
actividad cinegética: el uso de la estólica y el enlazamiento de los camélidos.
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Fig. 6: Primer dibujo de las pinturas de Ekowasi (Barreda,
1995). |
Fig. 7:
Dibujo en base a foto de la
figura 5b. |
Chullumayo
Es
una de las numerosas quebradas laterales encañonadas del río Apurímac en su
margen derecha. La cabecera de la quebrada se encuentra a una distancia de 3.5
km desde Machupuente. Desde allí recorre 2.5 km de distancia, primero en
dirección este-oeste, para virar luego hacia el norte hasta encontrarse con el
cañón del río Apurímac (fig. 8). La quebrada fue visitada por el autor el 6 de junio de 2004, junto con Rommel Bravo y el biólogo cusqueño José Luis Venero.
Recorriendo
la quebrada desde su nacimiento hasta cerca de la unión con el río Apurímac, se
ha podido registrar un total de 17 paneles o sub-sitios con pinturas rupestres
(10 en el lado derecho y siete en el lado izquierdo de la quebrada. Todas las
pinturas son de la época colonial con excepción del panel del sub-sitio 10,
situado en la base del farallón en el lado derecho de la quebrada, a 1.6 km de
distancia de la unión con el río Apurímac (fig. 9).
Fig. 8:
Ubicación del sitio rupestre de posible data arcaica en la Quebrada de Chullumayo
(Elaboración propia en base a imagen satelital Google Earth).
Las pinturas del sub-sitio 10 comienzan a 1.8 m encima del suelo y son apenas visibles debido a la decoloración de los pigmentos sufridos a raíz de su exposición a los rayos solares y el escurrimiento de agua. El panel consta de una única figura que representa un cuadrúpedo de grandes dimensiones, orientado hacia la izquierda. Lamentablemente, una banda de color blanquecina, producto del escurrimiento de agua y de procesos biogeoquímicos, ha cubierto la parte delantera del animal, dificultando su identificación. Por la cola corta, los pies hendidos y teniendo en cuenta que los cérvidos son sumamente raros en el arte rupestre de Espinar, es muy probable que se trate de un camélido silvestre. La figura mide aproximadamente 90 cm de largo y 50 cm de alto. El tronco y cuello del animal están delineados mediante una línea gruesa de color rojo. Sólo las cuatro extremidades y la cola han sido rellenadas con pintura. El vientre es pronunciado, mientras que la cintura es más bien estrecha, al igual que en uno de los camélidos grandes del sitio arcaico en la quebrada de Tutaya. El interior del cuerpo está decorado mediante una línea curva que se bifurca (figs. 10a-10c).
El cuadrúpedo
está representado con las patas separadas indicando movimiento. De la línea del vientre se proyectan varias hileras de
pequeños trazos rectilíneos –quizás la representación de gotas de sangre-
hacia la línea imaginaria del suelo. Entre las patas delanteras se observa una
hilera de pequeños trazos horizontales unidos por una línea vertical, yuxtapuesta
a una línea ondulada que aparece parcialmente superpuesta sobre una de las
extremidades del animal.
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Fig.
9: Vista panorámica del panel de pintura rupestre arcaica en la Quebrada de
Chullumayo. |
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Fig.
10a: El panel de Chullumayo con el cuadrúpedo
de grandes dimensiones. |
Fig.
10b: Foto anterior procesada
mediante. Programa
DStretch, canal de color “crgb”. |
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Fig. 10c:
Dibujo en base a la foto de la figura 10b. |
Chullo
Esté cañón de 5.5 kms de largo sigue el curso sinuoso del río
Chullo y desemboca en el Apurímac, a 1.3 kms río arriba del complejo arqueológico de Maukallajta (fig. 11).
La quebrada de Chullo fue visitada por el autor el 19 de septiembre de 2004, en compañía de Giovanni Ordoñez. En esta ocasión se logró registrar un total de 10 sub-sitios rupestres, cinco en cada lado del cañón. El sub-sitio con las pinturas rupestres lleva el numeral 3 y se encuentra en el sector de Fundición, en el lado derecho de la quebrada, a 3 km de la unión con el río Apurímac. Consta de dos paneles.
Fig. 11: Ubicación
del sub-sitio 3 en la Quebrada de Chullu
(Elaboración propia en base a imagen satelital Google Earth)
Panel 1: Ubicado en la parte plana,
ligeramente inclinada, de la pared lateral de una cavidad poco profunda de la
roca (figs. 12 y 13). Mide 1.6 m de alto y aproximadamente 60 cm de ancho. Lamentablemente, el panel está cubierta en ambos lados por una capa
gruesa de lito-líquenes de color negruzco por efecto del escurrimiento de agua,
escondiendo parte de las figuras, por lo que la parte visible
del panel se ha reducido a 0,45 m de ancho en la parte superior y 0,27 cm en el
extremo inferior.
Las pinturas se componen de una sucesión vertical de figuras zoomorfas (cinco camélidos y un cérvido) y un pequeño antropomorfo que probablemente forma parte de una escena de caza. (figs. 14a-14c). Comienzan en la parte superior con la silueta delineada de la parte delantera de un animal grande (posiblemente un camélido) orientado hacia la derecha y la de otros dos camélidos dirigidos hacia la izquierda. Parecen esbozos de pinturas que no han sido acabados (figs. 15a-15c).
Debajo de este grupo de animales se encuentran figuras de camélidos a tinta plana, de diseño naturalista, pero de formas y colores variados. El primer camélido, dirigido hacia la derecha, es de color violáceo. Tiene un cuerpo voluminoso (lomo cóncavo y vientre pronunciado) y cuello delgado que termina en una cabeza pequeña. Las dos extremidades delanteras están proyectadas hacia adelante insinuando un animal en plena carrera. El tercio posterior del camélido está cubierto por una franja negra de litolíquenes (figs. 16a-c).
Le sigue
hacia abajo la silueta de un camélido corpulento de color rojo, que se dirige
hacia la izquierda. Tiene las patas delanteras ligeramente dobladas, el lomo
convexo y un vientre prominente. Contrasta con los camélidos yuxtapuestos por su
mayor tamaño y por el color. Superpuesto sobre parte de las patas delanteras y
la línea del vientre se encuentra la parte delantera de un camélido de tinta
plana, orientado hacia la derecha. Es del mismo color violáceo que el primer
camélido de tinta plana. El hocico del animal se sobrepone sobre la cabeza de una
pequeña figura antropomorfa, también de color violeta (figs. 17a-c).El panel es
rematado en el extremo inferior por la figura de un cérvido de cuatro astas y
dos orejas que corre hacia la derecha del observador, con las patas delanteras
delgadas, estiradas hacia adelante (figs. 18a-c). En todos los ungulados de
tinta plana están indicados los pies hendidos. En la parte
inferior del panel las pinturas han sido tizadas en años recientes dibujando encima
de ellas dos cabezas humanas de perfil.
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Fig.
12: Emplazamiento de los paneles con pinturas rupestres arcaicas. |
Fig.
13: Ubicación del panel 1 en una pequeña cavidad de la roca. |
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Fig.
14a: Sucesión vertical de camélidos y un cérvido de diseños y tamaños
diferentes. |
Fig.
14b: Foto anterior procesada
mediante Programa DStretch, canal de color “lds”. |
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Fig.
14c: Dibujo en base a foto de
la figura 14a |
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Fig.
15a: Bosquejos de camélidos en la parte superior del panel. |
Fig.
15b: Foto anterior procesada mediante Programa DStretch, canal de color
“lds”. |
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Fig.
15c: Dibujo en base a foto de la
figura 15a. |
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Fig.
16a: Camélido estilizado,, de cuello largo y delgado y cabeza diminuta. |
Fig.
16b: Foto anterior procesada
digitalmente mediante Programa DStretch, canal de color “lds”. |
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Fig. 16c: Dibujo en base a la foto de la figura 16b. |
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Fig. 17a: Fragmento de un
camélido silvestre, superpuesto sobre la figura de otro camélido y una figura humana.
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Fig.
17b: Foto anterior procesada mediante Programa DStretch, canal de color
“yds” |
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Fig.
17b: Dibujo en base a la foto de la figura 17b. |
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Fig. 18a: El cérvido de cuatro
astas en plena carrera. |
Fig.
18b: Foto anterior procesada mediante Programa
DStretch, canal de color “Ire”. |
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Fig.
18c: Dibujo en base a la foto
de la figura 18b. |
Panel 2: El segundo panel está ubicado a unos 20 m
a la izquierda del primero, Se inicia a 3 m desde el suelo y tiene un ancho de
1.4 m por 0.6 m de alto (fig. 19). Allí, las pinturas ocupan el techo de una
pequeña cornisa del farallón. A pesar del mal estado de conservación de las pinturas,
se distingue una escena de caza de camélidos en la que intervienen al menos
tres cazadores y siete camélidos reconocibles (completos o fragmentos de
camélidos), uno de color naranja y los demás de color rojo. Parece que el panel
contenía más motivos los que se han borrado por acción de la lluvia y la
insolación, quedando sólo tenues manchas en su lugar.
En la parte céntrica del panel, una figura antropomorfa de trazo tosco y esquematizado persigue un camélido silvestre que lleva un dardo clavado en el lomo. Otro camélido, también con un dardo en el lomo, escapa hacia la derecha del cazador (figs. 20a-20c). Delante de este, separado por una franja oscura de lito-líquenes, producto del escurrimiento de agua, hay dos camélidos, uno encima del otro, que corren en la misma dirección. Una línea recta con el extremo superior bifurcado atraviesa el cuerpo del camélido en la parte superior y se proyecta hasta la cabeza del segundo camélido. Encima de los camélidos se observa una pequeña figura humana de tronco tubular, que lleva en la cabeza un adorno cefálico compuesto por varios rayos que probablemente representen plumas (figs. 21a-21b). Otra figura antropomorfa similar, algo más grande, se encuentra más a la izquierda en el extremo superior del panel. Tiene los brazos extendidos y doblados hacia arriba.
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Fig. 19: Panel 2 del sitio Chullu,
ubicado
en el techo de una cornisa del farallón. |
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Fig. 20a: Detalle de figuras en
el lado izquierdo del panel 2. |
Fig.
20b: Foto anterior procesada mediante Programa
DStretch, canal de color “Ire”. |
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Fig.
20c: Dibujo en base a la foto de la figura 20b. |
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Fig.
21a: Detalle de figuras en el lado derecho del
panel 2. Foto
procesada digitalmente mediante Programa DStretch, canal de color “lab”.
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Fig.
21b: Dibujo aproximado
en base a la foto de la
figura anterior. |
Hutu Punku
Es el sitio rupestre arcaico más importante de Espinar. Se
encuentra en la Quebrada de Apachaco Huayq’o en el distrito de Coporaque, cerca
del antiguo pueblo español de Apachaco (fig. 22), hoy día en ruinas, al que se
llega luego de un recorrido corto de apenas un kilómetro por una trocha carrozable
desde Machupuente. El autor llevó a cabo la primera exploración de sitios
rupestres en esta quebrada el 9 de junio de 2003, acompañado por José Luis Venero,
Carmen Huillca y Santos Surco Arenas, un joven de 26 años, oriundo del lugar. Volvió
a visitarla en dos oportunidades más entre 2006 y 2008.
La quebrada tiene una longitud de 3.3 km desde su cabecera hasta
la iglesia de Apachaco, pero continúa luego por otros dos kilómetros hasta
abrirse y desembocar en el río Apurímac en su margen izquierdo. La quebrada principal
es bastante ancha y tiene varias bifurcaciones, con quebradas secundarias. A lo largo de esta sub-cuenca se registró un total de 59 paneles o
estaciones rupestres, tanto de pinturas rupestres como de petroglifos (46
estaciones en el lado izquierdo, nueve en el lado derecho y cuatro en tres
quebradas secundarias). El único sub-sitio atribuible a la época de cazadores recolectores
es el llamado Hutu Punku en la entrada a la quebrada lateral de Hutumayo en el
lado izquierdo del cañón de Apachaco.
Fig. 22: Sector de la quebrada de Apachaco Huayq’o con el
sitio Hutu Punko y el antiguo pueblo español en ruinas de Apachaco en el
lado derecho (Elaboración propia en base a imagen satelital Google Earth).
El soporte de las pinturas de este sitio lo conforma una pared
rocosa perpendicular de aproximadamente 4 m de altura al pie del riachuelo de
Apachaco que en este sector de la quebrada se acerca a los farallones del lado
izquierdo. A primera vista llaman la atención en la parte inferior de la pared las
pinturas coloniales de iglesias y varios personajes con sus atuendos y tocados
peculiares de color rojo, junto a inscripciones de la misma época, así como la
silueta de color blanco de un gran toro, superpuesto sobre las pinturas
coloniales (fig. 23). El panel de las pinturas antiguas en la parte céntrica y
superior de la pared se esconde a la vista por lo desvaído de las pinturas que
durante miles de años han estado expuestas a la insolación y a las precipitaciones.
Sin embargo, gracias a su elevada posición en el farallón se han salvado de las
acciones vandálicas que han afectado las pinturas coloniales en la parte
inferior.
El autor descubrió el panel superior por mera casualidad en la primera
visita de 2003, al fijarse en unas manchas de color violáceo y rojo oscuro a
varios metros del suelo las que al estudiarlas con mayor detenimiento, resultaron
ser camélidos, asociados a figuras humanas. Recientemente, al procesar las
imágenes con el programa DStretch-ImageJ, el panel reveló gran parte de su
riqueza pictórica que estuvo escondida a la vista. Aún así, debido a lo elevado
del panel y lo deteriorado del soporte rocoso, varios de los motivos no son
reconocibles. Los dibujos hechos en base a las fotografías, son en su mayoría
aproximaciones al original y requieren ser revisados a la luz de mejoras
fotografías.
Fig. 23: Pared rocosa de Hutu Punku
con las pinturas prehispánicas
(arriba) y coloniales (abajo), estas últimas
fuertemente vandalizadas (Foto: R. Carreño).
El panel con
las pinturas arcaicas abarca aproximadamente 2 m de alto por 1.5 m de ancho y
comienza a unos 2 m de altura desde el suelo. Se compone de un total de 59
figuras reconocibles, entre zoomorfas, antropomorfas, abstractas e indefinidas.
Todas las figuras parecen formar parte de escenas de caza de camélidos y
cérvidos y de rituales vinculadas a la caza.
Comparado con
los demás sitios rupestres del Arcaico espinarense descritos en este artículo,
Hutu Punku es el iconográficamente más variado y al parecer de mayor
profundidad de tiempo, considerando principalmente las superposiciones y diferencias
morfológicas entre las figuras zoomorfas y antropomorfas.
Se ha podido aislar un total de
26 camélidos, tres cérvidos y 15 figuras antropomorfas que difieren
notablemente en tamaño, grado de estilización, color y dinamismo. Existen
varias manchas de color rojo que pueden haber representado figuras zoomorfas, hoy
irreconocibles.
Para fines descriptivos se ha dividido el panel en 6 secciones, usando como líneas divisorias entre las secciones dos rajaduras verticales de la roca (fig. 24). Es importante recalcar, sin embargo, que las escenas representadas implican en algunos casos figuras ubicadas en dos o más secciones. En la parte más alta, cerca del borde superior, dañado por el fraccionamiento de la roca, se tiene la sección A. Le siguen hacia abajo las secciones B, C y D, ocupando la sección C el espacio entre las rajaduras, directamente debajo de la sección A. En la parte inferior del panel están las secciones E y F, ubicadas a una distancia de 0.5 m debajo de las secciones B y C. El área a la derecha de la sección F está libre de pinturas.
Fig. 24: Dibujo panorámico del panel arcaico de Hutu Punku,
compuesto en base a los dibujos de las seis secciones.
Sección A: El
panel es encabezado en el extremo superior por una figura antropomorfa grande
(aprox. 12 cm de alto), representada en posición frontal. En su cabeza, unida
con el tronco de forma tubular sin indicación del cuello, lleva un tocado
llamativo, compuesto por lo que parece ser una diadema de 13 plumas. Tiene las piernas
abiertas y desproporcionadamente cortas en relación al tronco, el brazo derecho
doblado y apoyado en la cintura, el izquierdo levantado. Los brazos son representados
mediante líneas delgadas y su grosor no guarda relación con el del cuerpo o de
las piernas. Debajo de esta figura y desplazado algo hacia la derecha aparece
otra figura humana más pequeña (aprox. 6 cm de alto), sin cabeza, con los
brazos extendidos y los antebrazos muy cortos y engrosados, doblados hacia
abajo, las piernas separadas. De una tercera figura en el lado derecho sólo se
ha conservado la parte inferior del tronco y las piernas, también abiertas. La otra
parte se ha desprendido junto con un pedazo de la roca. Las tres figuras
antropomorfas y la mancha alargada son de color rojo violáceo (figs. 25a-c).
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Fig.
25a: Figura humana con impresionante adorno cefálico la parte alta del panel. |
Fig.
25b: Foto anterior procesada
digitalmente mediante Programa DStretch, canal
de color “lds”. |
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Fig. 25c:
Dibujo de la sección A |
Sección B: Este conjunto consta de dos grupos
de figuras estilísticamente muy diferentes. Las de color rojo violáceo,
compuesto por dos antropomorfos y dos camélidos, son particularmente
interesantes. En el lado derecho superior figura un cazador de perfil, armado
con una estólica, a punto de tirar el dardo hacia un camélido a corta distancia
delante de él. Lleva dos dardos de reserva a la altura de la cadera. No se le ve
el brazo izquierdo. Con el derecho sostiene la estólica a la altura del hombro.
La cabeza del hombre es redonda, el cuerpo casi lineal, las piernas abiertas y
flexionadas mostrando movimiento, ambas terminando en pies. La pierna izquierda
es de doble grosor comparada con la derecha.
El camélido a la izquierda del cazador es pequeño y está representado
en posición vertical. Tiene el cuerpo delgado, la línea del lomo recto y el
vientre convexo. Las cuatro piernas son indicadas mediante trazos finos. El
cuello es largo y termina en una cabeza pequeña con dos orejas. En el centro de
esta sección pictórica se observa una figura antropomorfa, al parecer también
de perfil, de cuerpo tubular, con los brazos en alto y las piernas cortas y abiertas
en un ángulo de casi 180º. A pocos centímetros más abajo se distingue un
camélido en posición de carrera hacia la izquierda del observador, de cuerpo
voluminoso, con el lomo cóncavo y la barriga convexa. Cuatro trazos delgados
representan las piernas (figs. 26a-c).
En medio de los dos últimos motivos se
encuentran dos figuras antropomorfas de color rojo claro. Ambos están
representados en perspectiva torcida, casi de perfil. La figura de la derecha
es de tamaño grande, de cuerpo prolongado y engrosado. Tiene el brazo izquierdo
levantado y el derecho en la cadera. Los manos terminan en cinco dedos bien
marcados. La figura humana en el lado izquierdo, de tamaño menor, es
morfológicamente casi idéntica, con excepción del tronco que es algo más corto
y grueso. Las dos figuras parecen ser agregados posteriores, ya que no encajan,
ni por su tamaño ni por el color, en la escena de caza compuesta por las figuras
de color violeta descritas anteriormente.
En la parte inferior de esta sección, el procesamiento digital de
la imagen reveló la existencia de dos camélidos de estilo naturalista y de
tinta plana que corren hacia la derecha. Son también de color violáceo, aunque
de una tonalidad algo más oscura que las figuras en la parte superior.
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Fig.
26a: Figuras zoomorfas y
antropomorfas en
la sección B. |
Fig.
26b: Foto anterior procesada mediante Programa
DStretch, canal de color “lds”. |
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Fig. 26c: Dibujo aproximado de la sección B. |
Sección C: Esta sección colinda con la
anterior y ocupa el espacio entra las dos rajaduras del soporte rocoso. Contiene
cinco camélidos, un cérvido, cinco figuras antropomorfas en diferentes
actitudes y posiciones y dos motivos no identificables. El desprendimiento de parte de
la capa superficial de la roca ha destruido varias figuras en la parte inferior
de esta sección (figs. 27a-27b).
Al menos una de las figuras, un camélido de estilo naturalista
de color violáceo, orientado hacia la izquierda, podría pertenecer a la escena
de caza de la sección B. Debajo del camélido se distingue una escena muy
particular compuesta por tres figuras antropomorfas y tres zoomorfas de color
rojo claro, estas últimas ubicadas al interior de un cerco semi-cerrado (figs.
28a-c). La misma tonalidad de rojo ha sido empleada para otros dos camélidos y
sus perseguidores diminutos en el lado derecho de esta sección C.
Llaman la atención tres figuras antropomorfas que se desplazan hacia la derecha, al parecer cuesta arriba por un camino imaginario, a partir de la parte superior del cerco. Están representadas de perfil y con el cuerpo encorvado. Cada uno de ellos sostiene en la mano derecha un objeto alargado y delgado que se asemeja a un mango o astil que en la parte superior lleva insertado un trozo transversal de madera u otro material (fig. 28c y 29).
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Fig. 27a: Escenas de caza de
camélidos en la sección C. |
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Fig.
27b: Foto anterior procesada mediante Programa
DStretch, canal de color “lab”. |
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Fig. 28a: Detalle de la sección
C con las tres figuras humanas que ascienden por una cuesta
imaginaria. |
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Fig.
28b: Foto anterior procesada mediante Programa
DStretch, canal de color “lds”. |
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Fig.28c: Dibujo en base a la foto de la
figura 28b. |
Fig.
29: Detalle de las tres figuras humanas. |
Sección D: A la derecha de la segunda rajadura
se encuentran varias figuras de camélidos de color violáceo apenas reconocibles
por lo lavado de las pinturas y la superposición de dos figuras post-colombinas
de color rojo ladrillo sobre dos de ellas (fig. 30). Mediante el mejoramiento
digital se ha podido visibilizar cinco camélidos de diferentes tamaños en
sucesión vertical, pero es de suponer que el número de animales y otros motivos,
de los que sólo quedan manchas amorfas de color violáceo, haya sido mayor.
Todos los camélidos menos uno están orientados hacia la izquierda. Un pequeño camélido
en la parte superior de esta sección tiene el cuello inclinado hacia el suelo y
el lomo encorvado (fig. 24).
Fig. 30: Conjunto
de figuras de la Sección D, con superposición de motivos coloniales.
Foto
mejorada mediante DStretch-Image-J, canal “lds”.
Sección E: Aproximadamente medio metro por debajo de las secciones B y C (en el dibujo de la figura 24 se ha acortado esta distancia), ocupando las mismas franjas del soporto rocoso, se encuentran las secciones E y F. Las pinturas de la sección E se han conservado bien en el lado derecho, mientras que en el lado izquierdo su reconocimiento sólo ha sido posible mediante el mejoramiento digital de las fotografías tomadas durante la visita al lugar. Las figuras de esta parte muestran un motivo meándrico rectilíneo vertical que en el lado inferior se dobla hacia la derecha. Está superpuesto a otros motivos de color violáceo de los que se reconoce un camélido de cuello largo y cabeza pequeña, orientado en la misma dirección. Otro camélido, de cuello más corto y desplazándose hacia la izquierda, fue pintado en el lado derecho del motivo meándrico (figs. 31a y 31b).
Más hacia la derecha de la sección A se observa en la esquina
derecha superior, junto a la rajadura de la roca, la figura de un cazador de
tamaño muy pequeño. Le sigue hacia abajo la figura de un trazo grueso semi-redondo
de color rojo oscuro, con la abertura orientada hacia arriba. Es posible que se
trate de la representación de un cerco. En su interior se encuentra un camélido
pequeño de estilo naturalista, junto a un motivo alargado, no reconocible, que
se prolonga hacia fuera del posible cerco. En la boca del semicírculo se puede
apreciar un pequeño cérvido con el cuello estirado hacia abajo (fig.34).
Superpuesto sobre la parte inferior del encierro semicircular se
encuentra la cabeza y parte superior del tronco de una figura antropomorfa de
perfil (figs. 32-35). Representa a un cazador “porta-dardos” que parece estar asociado
con el camélido delante de él. Tiene la espalda curvada (como los tres
personajes de la sección C) y los brazos doblados, sujetando dos dardos largos,
representados mediante líneas punteados de color rojo y blanco. El camélido
delante del cazador, más pequeño que éste, se desplaza hacia la izquierda y
hacia abajo. Su cuerpo, de tinta plana, está delineado mediante una delgada
línea blanca. Debajo del camélido se distinguen siluetas difusas de figuras
irreconocibles y manchas de color rojo.
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Fig. 31a: Vista panorámica de las secciones E y F, separadas por una fisura de la roca. |
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Fig. 31b: Foto anterior procesada mediante el programa
DStretch, canal de color “Ire”. |
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Fig.
32: Lado derecho de la sección E. Foto procesada mediante Programa DStretch, de
color “inv-Ire”. |
Fig.
33: Detalle de la sección A.
Foto procesada mediante Programa DStretch, canal
de color “Ire”. |
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Fig.
34: Dibujo del lado derecho de la
sección E. |
Fig. 35: Detalle del cazador portadardos y del camélido
acechado de la sección E, sin señalización de superposiciones. |
Sección F: Debajo de la sección C y contigua a
la sección E hay un conjunto de figuras compuesto de cuatro camélidos y dos
figuras humanas, todas de tinta plana (figs. 36a-36c). La escena es dominada
por una figura antropomorfa en la parte superior, encima de las demás figuras.
Está representada en posición frontal, con las piernas abiertas y el brazo
derecho doblado hacia la cadera, el izquierdo al parecer levantado, pero
incompleto por la descamación de la roca. Su cuerpo se une con la cabeza sin
indicación de cuello. El tocado cefálico está conformado por tres proyecciones
rectilíneas que deben representar plumas. Por su posición y rasgos morfológicos
tiene mucha similitud con el personaje grande de la sección A.
Los camélidos, pintados en sucesión vertical, son de dos colores
y de diferentes tamaños. El primero, contando desde arriba hacia abajo, es de
color violáceo y está orientado hacia la derecha. Tiene un cuello
desproporcionadamente largo y el cuerpo poco voluminoso. Sigue a un camélido
pequeño del mismo color, del que sólo se conserva el tercio posterior.
Yuxtapuesto a y debajo de este primer camélido hay otro notablemente más grande
de color rojo oscuro, dirigido hacia la izquierda, de cuerpo voluminoso y el cuello
estirado hacia arriba. Sólo se distinguen las patas traseras que por su extrema
delgadez no guardan relación con las proporciones del cuerpo del animal. El
camélido parece tener dos dardos clavados en su cuerpo, uno en el vientre y el
otro en el pecho. Inmediatamente detrás de esta figura se observa un pequeño
camélido de color rojo que también corre hacia la izquierda, perseguido por una
minúscula figura antropomorfa de tipo lineal, representada de perfil, en
posición de carrera. Le sigue hacia abajo un tercer camélido, también de color
rojo, orientado en sentido contrario. Tiene el lomo recto y el vientre convexo,
las extremidades delgadas y cortas. La cabeza no es visible por el
desprendimiento de un pedazo de la capa superficial de la roca. Debajo del
vientre del animal se distinguen las huellas de otro pequeño cuadrúpedo, quizás
una cría de camélido.
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Fig
36a: Camélidos y figuras humanas en la Sección F. |
Fig.
36b: Foto anterior procesada mediante el Programa DStretch, canal de color “Ire” |
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Fig. 36c:
Dibujo aproximado de la sección F. |
Achahui – Sector Sahuanani
La
comunidad de Achahui está ubicada en el oeste del distrito de Coporaque y tiene
como límite septentrional el río Qero, un tributario del Apurímac en su margen
izquierdo. Existe una descripción detallada de la zona en el artículo sobre los
felinos puntiformes de Achahui, publicado en Rupestreweb (Hostnig 2011).
La
foto de la figura 37 muestra la ubicación de las cuevas de Achahui y, en el
lado derecho, el sector de Sahuanani, donde se encontró un total de nueve
estaciones con pinturas rupestres, tres de ellas de posible data arcaica. En la
imagen satelital de la figura 38 se muestra la distribución de las manifestaciones
rupestres en este sector y se señala la ubicación de los paneles que se describirá
a continuación.
Fig. 37: El promontorio con las cuevas de Achahui a la izquierda y la elevación del sector Sahuanani en el lado derecho.
Fig. 38: Ubicación de los sitios rupestres arcaicos de Sahuanani,
comunidad Achahui
(Elaboración propia en base a imagen satelital Google Earth).
Sub-sitio
7: De los tres sitios rupestres atribuidos al Arcaico destaca el sub-sitio 7, no
obstante su mal estado de conservación. El panel con las pinturas mide 2.3 m de
ancho por 2 m de alto; comienza a unos 80 cm del suelo y la figura más elevada termina
a 2.8 m de altura (fig. 39).
Fig. 39: Foto del panel del sub-sitio
7 con inserción
de dibujos de las figuras mejor
conservadas.
Walter Zanabria (2003, ficha 72) registró este sub-sitio como panel 4 de Achahui e identificó en él tres figuras zoomorfas, dos “llamas” y una “vicuña”. Sin embargo, mediante el mejoramiento digital de las imágenes tomadas en el 2006, se pudo detectar un total de nueve camélidos de diferentes tonalidades de color rojo, orientados indistintamente hacia la izquierda o derecha, los más pequeños formando hileras de animales en fuga. Por el estilo naturalista de las representaciones y su posición dinámica se puede asumir que se trata de camélidos silvestres, guanacos o vicuñas, y no de llamas. El tamaño (medidas naso-anales) de las figuras varía grandemente, desde 9 cm de largo en los camélidos más pequeños hasta un metro en el animal más grande. No se encontraron figuras humanas y tampoco motivos abstractos en asociación con los animales.
En la parte derecha del panel se distingue vagamente los contornos del camélido más grande (aprox. 1 m de largo), del que únicamente se ha conservado parte del tronco y fragmentos del cuello y de la cabeza. El panel remata en la parte superior con dos figuras: una cría de camélido (8.7 cm largo naso-anal, 10 cm de altura grupa, 8.7 cm altura cruz), de cuello corto, con extremidades desproporcionadamente largas y, a la derecha de la cría, una figura extraña, de cuerpo delgado y oblongo, dos extremidades en posición curiosa, terminando en pies hendidos (figs. 40a-40c).
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Fig. 40a: Cría de camélido en
la parte superior del panel. |
Fig. 40b: Foto anterior
procesada mediante Programa
DStretch, canal de color “lds”. |
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Fig. 40c: Dibujo de las figuras en la parte superior del
panel. |
Debajo del gran camélido apenas reconocible se observa dos pequeños camélidos de 4 a 5 cm de largo, en plena estampida hacia la derecha del observador. Siguiendo hacia abajo aparece, separado por un desnivel en el soporte rocoso debido al desprendimiento de la capa superficial en el lado inferior, la figura de un camélido de cuello extremamente largo (figs. 41a-41c). Este camélido, cuyo cuello y cabeza están decorados mediante pequeños puntitos blancos, mide 35 cm del hocico hasta la cola y 13 cm de altura en la cruz. Una de las extremidades posteriores y las ancas del animal se han perdido por la exfoliación de la roca.
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Fig. 41a: Detalle de camélido
de cuello desproporcionadamente largo. |
Fig. 41b: Foto anterior
procesada mediante Programa
DStretch, canal de color “lds”. |
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Fig. 41c: Dibujo en base a la foto de la
figura 41b. |
En
el extremo inferior, debajo del camélido de cuello largo, existe otro camélido
algo más grande, de color violáceo, que se desplaza hacia la izquierda. Tiene
el vientre abultado y el cuello estirado hacia adelante. El interior del cuerpo
ha sido llenado de pequeñas rayas cortas verticales, mientras que las ancas,
extremidades, cuello y cabeza son de tinta plana. El animal mide 47 cm de largo
(naso-anal) y 18 cm de ancho (tórax). El largo del cuello es 9 cm. Las
extremidades posteriores y parte del abdomen del animal fueron pintados encima
de dos pequeños camélidos muy gráciles de color rojo que corren en dirección
opuesta. El que va adelante tiene la cabeza volteada hacia atrás como si chequeara
la distancia que lo separa de sus perseguidores (figs. 42a-42c).
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Fig. 42a: Detalle de camélido
silvestre en el extremo inferior del panel, superpuesto
sobre otros más pequeños. |
Fig. 42b: Foto anterior
procesada mediante Programa
DStretch, canal de color “lds”. |
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Fig.
42c: Dibujo en la parte
inferior del panel. |
En
el lado izquierdo del panel se encuentra la figura de un hermoso ejemplar de
camélido de color rojo violáceo, de 70 cm de largo, orientado hacia la derecha.
Tiene los muslos de las extremidades delanteras y traseras muy bien conformados.
Las patas delanteras están incompletas y pareciera que el artista las dejó en
este estado por el quiebre de la roca en este lugar a causa de un antiguo desprendimiento
de una capa del soporte. El animal está representado con el cuello levantado y las
orejas al parecer dobladas hacia atrás. El gran abultamiento del vientre hace
pensar que la intención de artista era representar una hembra grávida (figs. 43a-43c).
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Fig.
43a: Camélido de vientre pronunciado en la parte céntrica del panel. |
Fig.
43b: Foto anterior procesada mediante el programa DStretch, canal de color
“lds”. |
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Fig. 43c: Dibujo en base a la foto de la figura 43b. |
A
pocos centímetros encima de este camélido existen los restos de un camélido
orientado hacia la izquierda. Sólo se ha conservado el tronco y la parte
posterior del animal. La sucesión vertical de figuras continúa con el fragmento
de otro camélido grande que se dirige hacia la derecha del observador (fig. 44).
Tiene forma muy similar al camélido de la figura 43 y puede representar otra
hembra en estado de gravidez.
Fig.
44: Fragmentos de dos camélidos silvestres en el lado izquierdo del panel.
Sub-sitio 5: Este sub-sitio se encuentra a una distancia de 250 m hacia la izquierda del sub-sitio anterior. Contiene un pequeño panel de 80 cm de ancho por 70 cm de alto, de color rojo oscuro, con una composición interesante (fig. 45).
Comenzando con la descripción del panel en el extremo superior izquierdo, se observa una pequeña figura antropomorfa de perfil y en posición dinámica. En la cabeza parece llevar un tocado de forma plana que se prolonga ligeramente hacia adelante y atrás. El hombre sostiene en sus manos dos sogas largas, mediante las que tiene enlazados dos camélidos. Éstos miden 50 y 55 cm de largo, respectivamente, tienen cuatro extremidades, cuello largo, cabeza con dos orejas y un vientre muy abultado, quizás, como en el panel del sub-sitio 7, para indicar la preñez del animal. Las extremidades, dibujadas en posición de carrera, terminan en pezuñas hendidas (figs. 46-48).
La escena de captura de camélidos silvestres está asociada a otros motivos en la parte inferior. Estos se componen de una estructura semicircular conformada por dos líneas paralelas, en cuyo interior se aprecian las figuras esquematizadas de un pequeño camélido y de un antropomorfo así como varias hileras horizontales de puntos. El semicírculo mide 30 cm de diámetro y parece representar un cerco o corral.
El panel puede datar de finales del Arcaico y la escena
representada el apresamiento y encorralamento de hembras grávidas de camélidos
silvestres para fines de domesticación.
Encima de los camélidos enlazados fue pintado en tiempos postcolombinos una cruz cristiana grande de color rojo ladrillo.
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Fig. 45: Panel del sub-sitio 5 en el sector Sahuanana de Achahui |
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Fig. 46a: Panel compuesto por figura humana, camélidos enlazados y un corral. |
Fig. 46b: Foto
anterior procesada mediante Programa DStretch, canal de color “lds”. |
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Fig. 46c: Dibujo
aproximado de la escena del sub-sitio 5. |
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Fig. 47a: Detalle de figura humana enlazando a dos camélidos silvestres. |
Fig. 47b: Foto
anterior procesada mediante Programa DStretch, canal de color “Ire”. |
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Fig. 48a: detalle del camélido grande en el lado derecho de la escena. |
Fig. 48b: Foto anterior
procesada mediante Programa DStretch, canal de color “crgb” |
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Fig. 48c: Dibujo en base a la foto de la figura 48b. |
Sub-sitio
9:
Se encuentra en el extremo noreste del promontorio, a unos 100 m hacia la
derecha del sub-sitio 7 (figs. 49a-49b). Las
pinturas de este sub-sitio son las que más han sufrido el impacto de los
agentes climatológicos. Mediante el mejoramiento digital de las imágenes se ha
podido identificar cinco camélidos silvestres, conservándose sólo dos de ellos de
manera completa. Se trata de una hembra con su cría, corriendo hacia la
izquierda del observador. La hembra tiene la barriga pronunciada y el cuello y
las extremidades delgadas y largas. La cabeza tiene una forma rara, demasiado
delgada y larga, quizás un desliz del pintor. El interior del cuerpo está
decorado con trazos verticales paralelos (figs. 50a-50c).
Hacia la derecha de estos dos camélidos hay un laberinto de líneas, parte de las cuales parecen representar un camélido grande delineado, muy esquematizado y de aspecto algo caricaturesco. Es posible que se trate de una adición muy posterior. En la parte inferior derecha y superior izquierda del panel existen fragmentos (sólo es visible el tercio delantero) de otros tres camélidos de tinta plana, el de arriba orientado hacia la derecha y los otros dos hacia la izquierda.
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Fig. 49a: Panel del sub-sitio 9 del sector Sahuanana. |
Fig. 49b: Foto
anterior procesada mediante Programa DStretch, canal de color “crgb”. |
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Fig. 50a: Detalle de camélido
madre y cría en fuga. |
Fig. 50b: Foto
anterior procesada mediante Programa DStretch, canal de color “Ire”. |
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Fig. 50c: Dibujo
aproximado en base a la foto de
la figura 50b, sin indicación de superposiciones. |
Quebrada Tutaya
Esta quebrada está ubicada en el distrito de Espinar
y pertenece a la cuenca del río Huayllumayo. Está orientada en dirección
sur-norte y se une con la Quebrada de Huayllumayu cerca de la antigua represa del
mismo nombre que abastece a la capital provincial Yauri (o Espinar) con agua
potable (fig. 51). La distancia entre Yauri y la represa es de 20 km. El
autor visitó esta y otras quebradas vecinas el 28
de mayo de 2007, en compañía de José Luis Venero, Fred Arredondo y dos biólogas de la Municipalidad de Espinar, Mónica Valenzuela y Jeny Shan Huillka.
La quebrada de Tutaya corre paralela a la de
Qhesqani, en la que existen varios sitios rupestres post-colombinos
iconográficamente importantes. Ambas quebradas pertenecen a la familia campesina de Serapio Huaspa quien brindó los
servicios de guía al grupo.
En el recorrido por ambas márgenes de la quebrada de
Tutaya se hallaron tres estaciones rupestres, dos coloniales y una de posible data
arcaica. A este último sub-sitio se asignó el numeral 1 por ser el primero registrado
en los farallones de la margen derecha, a unos 150 m de la unión con la Qda. Huayllumayo. Delante de la pared con las pinturas hay un corral cercado con una pirca alta.
Fig. 51:
Ubicación del sub-sitio 1 con las pinturas arcaicas en la quebrada Tutaya. En el
lado izquierdo la represa Huayllumayo
(Elaboración propia en base a imagen satelital Google Earth).
Las pinturas rupestres de este sub-sitio
están repartidas entre dos paneles, cuyo soporte lo forman las paredes
verticales de la base del farallón (fig. 52). En el lado izquierdo se usó como
panel la pared lisa de una sección que tiempo atrás había sufrido la separación
de una capa gruesa de la roca por efecto de disyunción prismática. En esta
parte se puede distinguir la figura de un cuadrúpedo relativamente grande, de
61 cm de largo, realizado mediante la técnica de delineado o siluetado, sin
relleno del interior del cuerpo. La parte delantera de la figura zoomorfa es
algo confusa lo que dificulta la identificación del animal. Por el cuello corto
podría tratarse de un cérvido (figs. 53a-53c).
El animal está representado en posición
dinámica, corriendo hacia la izquierda del observador. La línea de contorno, de
color rojo, se encuentra parcialmente borrada o incompleta y actualmente sólo
se distingue las extremidades, la cola, el vientre y parte del lomo.
El color es el mismo que el usado para el
motivo en la parte inferior, compuesto por trazos horizontales, oblicuos y
verticales de diferentes grosores.
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Fig. 52: Base del farallón y
ubicación de los paneles de pinturas rupestres de probable data arcaica. |
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Fig. 53a: Camélido siluetado
en
la parte superior del panel. |
Fig.
53b: Foto anterior procesada mediante Programa DStretch, canal de color
“crgb”. |
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Fig.
53c: Dibujo aproximado en base a la foto de la
figura 53b. |
El panel del lado derecho ocupa gran parte de la
superficie vertical lisa de un bloque de forma triangular que está en proceso
de fracturación y separación de la pared del acantilado (figs. 54a-54c).
Contiene varias figuras de camélidos con distinto grado de acabado y grado de abstracción.
Destaca un gran camélido siluetado en la parte superior derecha, que está
dirigido hacia la izquierda. Mide 110 cm de largo. El interior del cuerpo ha sido
decorado mediante líneas onduladas en imitación del vellón rizado del animal.
Está representado con una cintura sumamente esbelta y con cuatro extremidades,
siendo las traseras particularmente bien perfiladas. Los pies se han borrado.
La cabeza parece desproporcionadamente larga (figs. 55a-55c).
Encima, delante y por debajo del camélido se
observan trazos finos rectilíneos cruzados y/o bifurcados algunos de los cuales
tienen la apariencia de figuras antropomorfas muy estilizadas.
En el lado izquierdo del panel, junto al borde del
bloque rocoso, fueron pintados dos camélidos incompletos, en sucesión vertical,
cuyas formas se reducen a la cabeza y el cuello.
El panel culmina en la parte inferior con dos
camélidos esquematizados, de estilo lineal, con cuatro extremidades en forma de
trazos rectilíneos verticales y una línea horizontal indicando el cuerpo del
animal. Esta línea se prolonga en ambos extremos, provocando una confusión
entre cola y cuello, acentuada por la ausencia de la cabeza de los animales.
Estos dos camélidos no corresponden al patrón de representación característico
del Arcaico y deben haber sido agregados en épocas precolombinas más tardías.
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Fig. 54a: En el lado derecho el
segundo panel con un camélido grande completo y dos fragmentos de camélidos. |
Fig.
54b: Foto anterior procesada mediante Programa
DStretch, canal de color “Ire”. |
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Fig.
54c: Dibujo aproximado del panel, en
base a foto de la figura 54b. |
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Fig. 55a: La figura del
camélido grande. |
Fig.
55b: Foto anterior procesada digitalmente mediante Programa
DStretch, canal de color “crgb”. |
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Fig.
55c: Dibujo aproximado del camélido grande, en
base a la foto de la figura 55b. |
Torrene
Los
terrenos de la ex-hacienda Torrene, ocupados por pocas familias campesinas que
se dedican al pastoreo de ovejas y ganado vacuno, se encuentran en el extremo
este del distrito Alto Pichigua, colindante con el distrito Macarí de la
provincia puneña de Melgar. El área, cuya extensión abarca varios kilómetros
cuadrados, se caracteriza por una topografía irregular con impresionantes
afloramientos rocosos de toba volcánica. El nombre Torrene o Torreni es en alusión
al aspecto de algunos afloramientos cuyas formas se asemejan a torres (fig.
56).
Fig. 56: Paisaje de Torrene
(Foto: Cortesía de S. Florez D.).
En
la base de los farallones y en los abrigos rocosos de Torrene abundan las
manifestaciones rupestres de la época colonial (Hostnig 2004, 2007a).
A comienzos de los años ochenta, la arqueóloga cusqueña Silvia
Florez Delgado estudió parte del rico acervo de las pinturas rupestres de Torrene.
Publicó sus hallazgos en 1998 en la revista del Instituto Nacional de Cultura
de Cusco, centrando su atención en la
descripción de un panel grande con camélidos silvestres hallado por ella en un
abrigo del sector Hatunkuru y al que asigna una edad de 5000 a.C. Un calco
bastante bien logrado del panel (fig. 58) ha sido publicado por Flores et al. (1993). El autor de este artículo
agregó un número arábigo correlativo a las figuras que aparecen en el calco,
con el fin de facilitar la descripción.
En el panel aparecen cuatro camélidos silvestres (1, 3, 4, 5) y
un probable cérvido (2) de estilo naturalista, de perfil y en diferentes tamaños
y posiciones (fig. 58). Tres de los animales (2, 3, 4) están dirigidos hacia la
derecha del observador y dos hacia la izquierda (1, 5). Todos los ungulados se
encuentran en posición dinámica, corriendo. Los que corren hacia la derecha (2,
3, 4) son de color violeta y tienen el cuerpo ancho, con las cuatro
extremidades más bien delgadas, con los muslos bien perfilados. El cuello de
uno de estos animales (4) es particularmente largo, terminando en una cabeza
más bien pequeña. Los dos camélidos de color rojo (1, 5), orientados hacia la
izquierda, son más pequeños, tienen el lomo convexo y el vientre menos
pronunciado (figs. 59a-59b y 61a-61b). El cuadrúpedo ubicado en el extremo
izquierdo del panel es interpretado por el autor como cérvido (2), puesto que
su cuello es proporcionalmente mucho más corto que el de los otros animales que
claramente representan camélidos silvestres, sean vicuñas o guanacos.
Los animales de color violeta fueron contorneados mediante una
delgada línea blanca, similar a las figuras zoomorfas del sitio Iglesiamachay
en Grau, Apurímac (Hostnig 2011). Años atrás, alguien ha remarcado el contorno
de estos camélidos con tiza blanca, cubriendo la línea de contorno original de
color blanco.
La composición parece representar una escena de fuga de
camélidos y cérvidos, sin presencia de cazadores. Los tamaños de los animales
oscilan entre 23 cm y 62 cm de largo (longitud naso-anal).
Las diferencias morfológicas entre las figuras zoomorfas de color
rojo y violeta revelan una probable diferencia cronológica en su producción. Es
de suponer que las más antiguas son las de color violeta que muestran una mayor
preocupación por los detalles anatómicos, particularmente en cuanto a la configuración
de las extremidades.
En medio de los animales en el lado izquierdo y superior del
panel, ha sido pintado en una fase posterior un motivo ornamental (6) de forma
cuadrada (18x18cm), de color rojo similar al usado en las pinturas de los dos
camélidos. Otro diseño abstracto del mismo color se distingue entre las piernas
del cérvido en el extremo inferior izquierdo del panel (fig. 59a-59b).
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Fig. 57a: El abrigo rocoso con las pinturas
rupestres arcaicas de Torrene.
(Foto: Cortesía de la Arqla. Silvia Florez D.). |
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Fig. 57b: Foto anterior procesada mediante el
Programa DStretch, canal de color “lds”. |
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Fig. 58: Dibujo del panel de Torrene en Flores
et al. (1993:28). |
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Fig. 59a: Foto
anterior procesada mediante el Programa DStretch, canal de color “lab” (Foto: Cortesía de S. Florez D.). |
Fig. 59b: Dibujo en base a foto de la figura
anterior |
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Fig. 60a:
Dos camélidos de color violeta en la parte central del panel, corriendo
hacia la derecha del observador (Foto:
Cortesía Arqla. Silvia Florez D.). |
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Fig. 60b:
Foto anterior procesada mediante el Programa DStretch, canal de color “lab”. |
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Fig. 60c:
Dibujo de la foto anterior. |
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Fig. 61a: Camélido juvenil en el lado superior
derecho del panel de Torrene (Foto: Cortesía Arqla. Silvia Florez). |
Fig. 61b: Dibujo en base a la foto anterior. |
ESTADO DE CONSERVACIÓN
Las distintas amenazas a las que se encuentra expuesta la mayoría de los sitios rupestres de Espinar, han sido descritas por Carreño (2010). Entre los agentes naturales que afectan las pinturas rupestres, figuran en primer lugar los relacionados con los procesos mineralógicos y en segundo, los biológicos. El soporte usado para la producción de las pinturas arcaicas descritas en este trabajo, son rocas volcánicas tobáceas de la formación Yauri, las que por su poca resistencia a la erosión eólica e hídrica, son sumamente frágiles.
El deterioro de las pinturas se da por el descamado o desprendimiento
de la costra superficial de la roca (Achahui, Chullu) o por la separación de
bloques como producto de disyunciones prismáticas y tabulares (Tutaya). Varios
paneles han sido afectados seriamente por la insolación y el lavado o
escurrimiento de agua, provocando la despigmentación de las pinturas, hoy
apenas visibles (Chullu, Hutu Punku, Chullumayo).
Otra de las amenazas, de carácter biológico, proviene de los
lito-líquenes (forma de vida entre alga y hongo) que se han propagado en las
rocas de varios de los sitios descritos (Chullo, Hutu Punku, Torrene, Chullomayo),
cubriendo parte de las pinturas.
Los daños ocasionados por agentes antrópicos (graffiti) están presentes en el sitio de Hutu Punku, aunque no llegan a afectar directamente las pinturas arcaicas en la parte elevada de la pared rocosa. En Torrene y Chullu, algunas de las pinturas han sido parcialmente tizadas por niños o jóvenes de la comunidad. Sorprende que el sitio Ekowasi, ubicado tan cerca del complejo arqueológico de Maukallacta, que está siendo promocionado como nuevo destino turístico de la provincia, se encuentre todavía en relativamente buen estado, sin daños antrópicos.
Según Gil et al. (2010) existe una iniciativa de declarar un
tramo de la cuenca alta del río Apurímac, el llamado Cañón de Suykutambo
– Maukallaqta, como Patrimonio Cultural de la Nación en condición de
Paisaje Arqueológico e Histórico. Al emitirse la resolución ministerial
respectiva, se contaría con una categoría formal de defensa de los sitios
rupestres existentes en el área.
ANALISIS COMPARATIVO DE LOS
SITIOS
Los sitios rupestres de Espinar adscritos al Arcaico tienen en común el
hecho de hallarse en la proximidad de estaciones o paneles con arte rupestre
post-colombino. En el caso de Hutu Punku, las pinturas arcaicas comparten el
mismo soporte con las de la época colonial, aunque por su ubicación en la parte
alta de la pared, la superposición de pinturas postcolombinas sólo afecta a una
figura de camélido. Otro aspecto que comparten la gran mayoría de las pinturas
arcaicas estudiadas, es su emplazamiento preferencial y generalizada en las
paredes verticales de los farallones escasamente protegidas mediante aleros y generalmente
de fácil acceso, garantizando con ello una relativamente alta visibilidad para
los que transitaban por el lugar.
Ninguno de los siete sitios brinda condiciones para servir de vivienda
estacional o permanente. Esto hace pensar que los lugares escogidos por los
grupos de cazadores-recolectores para la realización de las obras pictóricas –generalmente
cerca del fondo de las quebradas- cumplían exclusivamente funciones rituales
relacionadas con la actividad cinegética.
Pinturas rupestres arcaicas sobre soportes rocosos al aire libre se han
registrado también en Grau, Apurímac (Pintasca, Cebadapata) y en la provincia
de Carabaya en el departamento de Puno, aunque en estas regiones existe una
mayor diversidad de tipos de sitios, predominando los abrigos rocosos de
variada profundidad frente a las paredes de acantilados sin mayor resguardo.
Repertorio de motivos
El análisis iconográfico de los paneles arrojó un total de 117
motivos figurativos, entre zoomorfos (sin incluir las figuras dudosas),
antropomorfos e instrumentos (dardos, lazos y otros objetos sostenidos por algunas
figuras antropomorfas y dardos incrustados en el cuerpo de las presas) y otros
artefactos como cercos. Otra categoría forman los motivos abstractos que suman aproximadamente
11 en total. Estos son tratados como un solo motivo cuando aparecen en forma de
conjuntos de puntos, de pequeños trazos rectilíneos o curvos o de líneas
entrecruzadas. No se contabilizó las manchas amorfas que también parecen haber
representado figuras zoomorfas y/o antropomorfas, hoy irreconocibles. En el
cuadro siguiente se resumen los datos numéricos respecto al tipo de motivos
hallados, empleo de colores, existencia de superposiciones y dimensiones de
camélidos (longitud naso-anal).
Cuadro 1: Resumen de datos
iconográficos de los siete sitios arcaicos estudiados |
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Como se desprende del cuadro de arriba, existe una variabilidad
notoria en el número y tipo de motivos entre los sitios estudiados. En la
categoría de las figuras zoomorfas, el animal más frecuente (n=65) y que
representa el 88% de las figuras zoomorfas (n=74), así como el 56% de todos los
motivos figurativos (n=117), son los camélidos silvestres con las especies vicuña
(Vicugna vicugna) y probablemente guanaco (Lama guanacoe). Los cérvidos (n=5),
muy probablemente de la especie taruca o Hippocamelus antisensis, ocupan el 8% de
las figuras de animales y los cuadrúpedos indefinidos (n=3) el 4%. Están
ausentes en los paneles arcaicos los felinos, aves y otros animales menores. Los
22 artefactos identificados (dardos, lazos y estructuras tipo cerco para
emboscadas o acorralamiento de animales silvestres) hacen el 19% del total de
motivos figurativos.
Las 21 figuras antropomorfas identificadas se concentran en sólo
tres sitios, de los cuales Hutu Punku (n=15) concentra la gran mayoría (71%) de
esta categoría de representaciones.
Los motivos abstractos se componen de pequeñas composiciones
abstractas (Torrene), conjuntos de líneas entrecruzadas (Tutaya, Achahui 9), una
agrupación de puntos (Achahui 5), un motivo radiado (Chullu), una banda con
líneas paralelas verticales así como trazos rectilíneos y punteados (Hutu Punku).
Estos últimos representan quizás estilizaciones de dardos o lazos.
Formas de representación de camélidos y
cérvidos
Llama la atención la gran variabilidad de estilos en la representación de camélidos inter e intra-sitios, pero manteniendo el patrón naturalista. La diversidad morfológica y de formato entre figuras zoomorfas de un mismo panel y, más aún, entre los diferentes sitios analizados, es quizás la principal característica del arte rupestre arcaico de Espinar. Parece ser el resultado de una producción pictórica dilatada en el tiempo y obra de autores pertenecientes a distintos grupos de cazadores-recolectores. Puede ser también el producto de la influencia de estilos rupestres hallados durante sus migraciones temporales o estacionales hacia otras regiones del sur peruano. La heterogeneidad en el diseño de las figuras zoomorfas se observa también en otros sitios rupestres precerámicos como Pamparaqay en Grau, Apurímac, y contrasta notablemente con la tradición rupestre arcaica de Sumbay en Arequipa o con el canon estilíco más recurrente de Macusani-Corani en Carabaya, Puno, ambos caracterizados por una marcada homogeneidad morfológica.
Los ungulados (camélidos y cérvidos) están representados con distintos grados de realismo en cuanto a las proporciones anatómicas. En los sitios de Torrene, Hutu Punku, Chullo, Ekowasi y Achahui, parte de los camélidos o todos adquieren formas bastante naturalistas, mientras que en los mismos paneles y en el sub-sitio 7 de Achahui los artistas tendieron a una mayor estilización (distorsión) de las formas, dotando a los animales de cuellos desmesuradamente largos y delgados (Hutu Punku, Achahui), cinturas de grosor extremamente reducido (Hutu Punku) o vientres excesivamente abultados.
Todos
las figuras zoomorfas están representadas de perfil y, menos los dos camélidos
incompletos esbozados en el panel de Chullu y otros dos incompletos de Tutaya,
con cuatro extremidades las que en al menos 14 animales terminan en los
característicos pies hendidos. La técnica usada en
el tratamiento de las siluetas de los animales es bastante uniforme. En 65 de
los 71 ungulados se usó la tinta plana y en los seis restantes repartidos entre
cuatro sitios diferentes, una simple línea de contorno. En cuatro camélidos delineados
sin relleno en el interior del cuerpo, este ha sido decorado mediante estrías
verticales, trazos cortos o líneas sinuosas entrecruzadas. En tres de ellos se
observa un tratamiento combinado de siluetado (tronco) y relleno de
determinadas partes del cuerpo como las extremidades, el cuello, la cabeza y la
cola (figs. 83, 84, 86). Uno de los camélidos de Achahui,
de tinta plana, tiene el cuello y la cabeza decorados con puntos blancos (fig.
82). Y en el camélido en posición vertical de Hutu Punku, el artista dejó
partes del tronco con espacios oblongos y horizontales libres de color (fig. 87).
Estos cuatro ejemplos corresponden a sitios distintos y pertenecen probablemente
a diferentes épocas.
La diferencia sexual es muy clara en los cérvidos cuyos machos son
representados con su cornamenta compuesta por cuatro astas. No se encontraron
representaciones de cérvidos hembras. En cuanto a los camélidos, en los que no
existe un dimorfismo sexual notorio, es imposible diferenciar entre machos y
hembras. Únicamente en el panel de Achahui 9, donde un animal adulto es seguido
por una cría, no cabe duda sobre la condición de hembra del animal que lleva la
delantera. En varias figuras de camélidos de Achahui 5 y 7 (figs. 68, 69, 76)
llama la atención el grosor exagerado del vientre de los animales. Otro
camélido de cuerpo ventrudo se observa en el panel de Chullu (fig. 81). Es
posible que representen hembras en estado de preñez, aunque tampoco se puede
descartar que se trate simplemente del estilo particular de un determinado
artista. Las dimensiones desproporcionadas del abdomen en estos
animales contrastan con la extrema esbeltez de tres camélidos en el mismo panel
de Hutu Punku (figs. 79-80). La existencia de patrones tan diversos de
representación de camélidos puede ser el resultado de intercambios culturales
entre grupos de cazadores. Es también posible que algunos pintores se hayan
inspirado en obras pictóricas halladas lejos de sus campamentos habituales en
la actual provincia de Espinar, durante sus migraciones estacionales o
eventuales en busca de nuevos cotos de caza o en sus viajes para mantener o
establecer alianzas con otros grupos de cazadores-recolectores del sur peruano,
sobre todo de los actuales departamentos de Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna.
Las dimensiones de los animales varían grandemente entre los sitios y en
menor medida dentro de un mismo panel. Predominan los tamaños pequeños de entre 5 y 15
cm de longitud naso-anal en Hutu Punku, mientras que en Chullu, Achahui 7 y Torrene
las dimensiones varían en un rango más grande (9 a 70 cm). Los camélidos grandes
de Tutaya y Chullumayo, de entre 90 y 110 cm, se escapan por completo de este
patrón y guardan cierta semejanza con los del estilo naturalista de los Andes
del centro (Guffroy 1999) y más al sur, con la tradición pictórica de las zonas
altoandinas de Apurímac, Ayacucho y Huancavelica.
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Fig. 62: Chullu |
Fig. 63: Achahui |
Fig. 64: Torrene |
Fig. 65:Torrene |
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Fig. 66: Torrene |
Fig. 67: Hutu Punku |
Fig. 68: Achahui |
Fig. 69: Achahui |
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Fig. 70: Hutu Punku |
Fig. 71: Torrene |
Fig. 72: Hutu Punku |
Fig. 73: Torrene |
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Fig. 74:Ekowasi |
Fig. 75: Achahui |
Fig. 76: Achahui |
Fig.77: Chullu |
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Fig. 78: Hutu Punku |
Fig. 79: Hutu Punku |
Fig. 80: Hutu Punku |
Fig. 81: Chullu |
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Fig. 82: Achahui |
Fig. 83: Chullumayo |
Fig. 84: Achahui |
Fig. 85: Achahui |
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Fig. 86: Tutaya |
Fig. 87: Hutu Punku |
Fig. 88: Hutu
Punku |
Fig. 89: Hutu Punku |
Formas de representación de
figuras antropomorfas
Doce de las 14 figuras humanas identificadas se encuentran en el panel de un sólo sitio (Hutu Punku) que entre los sitios estudiados cuenta con el mayor número de adiciones y superposiciones de figuras. En el cuadro de abajo se puede apreciar la gran variedad morfológica en la representación humana, desde figuras de aspecto naturalista (figs. 90-95) hasta seres humanos altamente esquematizados (figs. 96-99). Los de mayor detalle en cuanto a atributos corporales y extracorporales son los tres cazadores premunidos de dardos y lanzadardos (figs. 90-92). También los tres personajes en la sección C de Hutu Punku que portan objetos alargados, pertenecen a este grupo (figs. 29, 93). Estos y los tres anteriores se caracterizan por la posición encorvada o inclinada de los cuerpos. Siguen en la escala hacia una mayor simplificación de las figuras los dos personajes con dedos marcados de la sección B de Hutu Punk (figs. 94 y 95), las figuras con tronco tubular y cabeza adornada con tocado de rayos (plumas) en el mismo panel (figs. 96 y 97) y finalmente una figura antropomorfa altamente esquematizada que persigue a un pequeño camélido en el panel 2 de Hutu (fig. 99). En las figuras más naturalistas, los autores pintaron los pies, la articulación de brazos y piernas, el cuello y la cabeza, pero obviando los rasgos faciales.
El tamaño de las figuras humanas varía grandemente, de entre 3 cm
y aproximadamente 12 cm de alto. En su mayoría guardan proporción con el tamaño
de los camélidos asociados (Ekowasi; Hutu Punku, secciones B y C; Chullu, panel
2), aunque en algunos casos (Hutu Punku, sección A y E; Chullu, panel 1) son
proporcionalmente más pequeños o más grandes. Los cazadores aparecen en
posiciones dinámicas, de perfil o en perspectiva ligeramente torcida, caminando
o corriendo, mientras que las demás figuras antropomorfas están representadas
en posición estática y frontal y no parecen estar directamente relacionadas con
la actividad cinegética.
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Fig.90: Hutu Punku |
Fig. 91: Hutu Punku |
Fig. 92: Ekowasi |
Fig. 93: Hutu Punku |
Fig. 94: Hutu
Punku |
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Fig. 95: Hutu Punku |
Fig. 96: Hutu Punku |
Fig. 97: Hutu Punku |
Fig. 98: Hutu Punku |
Fig. 99: Chullu |
Representación de artefactos
Los artefactos son la tercera categoría de motivos figurativos.
Comprenden los dardos y la estólica que portan los cazadores, los dardos o
lanzas que se encuentran encrustadas en el lomo de algunos animales, los
objetos que sostienen los tres personajes encorvados que parecen desplazarse
cuesta arriba en el panel de Hutu Punku, así como las sogas con las que el hombre
del sub-sitio 5 de Achahui enlaza a dos camélidos posiblemente silvestres. Se
consideran artefactos también los motivos semicirculares que probablemente representen
estructuras hechas de piedra para la captura de camélidos y cérvidos. Los
dardos que destacan por su notable longitud, son sostenidos por los cazadores
en las manos o cargados por ellos a la altura de la cadera en posición transversal
al eje del tronco (figs. 90-92). Llama la atención la forma bastante realista
del dardo y de la estólica accionada por un cazador en el panel de Hutu Punku
(fig. 91), ya que muestra la punta de proyectil larga y ligeramente engrosada,
una rareza en el arte rupestre arcaico del sur peruano. El cazador agarra la estólica
y el dardo con su mano derecha y apunta al camélido situado delante de él. En
el mismo panel, otro cazador, de cuerpo más voluminoso, carga dos dardos largos
a la altura de la cintura (fig. 90). Estos han sido representados mediante una
hilera de puntos o trazos cortos, igual que en una de las tradiciones rupestres
más antiguas de Macusani-Corani en la provincia puneña de Carabaya, a 150 km de distancia en
línea recta.
Las estructuras semicirculares y abiertas en uno de sus lados
encierran uno o más animales (camélidos y cérvidos) y deben representar cercos,
corrales o trampas (Achahui, sub-sitio 5; Hutu Punku). En el caso de Achahui (semicírculo
compuesto por dos líneas paralelas) puede tratarse de un corral para mantener animales
silvestres en cautiverio para fines de domesticación, aunque por la gran
apertura en la parte inferior se parece más a las estructuras de tipo trampa del
panel de Hutu Punku. El cerco de la sección C de Hutu Punku es el más
elaborado. Consiste en una línea semicircular a la que se encuentra adosada una
línea en zigzag, similar a las estructuras en las escenas de caza del arte rupestre
carabaino, interpretadas por el autor como parapetos de piedra para el acorralamiento de la presa (Hostnig 2010).
Escala cromática
Esta comprende diferentes tonalidades de rojo como color
predominante en todos los sitios. Las tonalidades más frecuentes son el rojo
oscuro y claro, seguido por el rojo violáceo o violeta (Torrene, Hutu Punku,
Achahui). Uno de los camélidos muy desvaídos en el panel 2 de Chullu parece ser de
color naranja. Hutu Punku y Torrene son los únicos sitios donde se usó la
bicromía. En Hutu Punku y Torrene (fig. 60c) existen camélidos de color rojo
contorneados mediante un delgado trazo de color blanco (fig. 34). El cazador de
la sección E porta dos dardos largos punteados de color rojo y blanco.
Composiciones pictóricas con y
sin escenas cinegéticas
En los paneles arcaicos de Espinar se pueden observar tanto composiciones
escénicas como figuras yuxtapuestas, sin aparente articulación entre ellas, y
también figuras aisladas. La escenificación de la caza con interacción entre
cazadores y camélidos la registramos en Hutu Punku, Chullu (panel 2) y Ekowasi.
Hutu Punku es el sitio con mayor cantidad y variedad de escenas representadas,
distinguiéndose escenas de persecución, captura y acorralamiento de animales. También
los camélidos de Torrene parecen formar parte de una escena de caza, aunque sin
presencia de cazadores. Llama la atención que la representación del chaco con
la intervención de varios hombres cercando a las tropillas de camélidos no figura
en el repertorio iconográfico de los sitios arcaicos de Espinar.
En el panel de Achahui (sub-sitio 5) no estamos ante una
actividad cinegética, sino de enlazamiento y captura de camélidos (46a-46c), probablemente
para fines de domesticación, una escena relativamente frecuente en el arte
rupestre del norte de Puno (Carabaya). Otra escena similar existe en la sección C del panel de
Hutu Punku (fig. 24).
Una composición de difícil interpretación es el grupo de hombres
con objetos alargados en sus manos, subiendo en fila por un camino imaginario.
Ellos y el cerco yuxtapuesto con los animales al interior parecen pertenecer a
la misma sesión de pintura.
Hay una ausencia clara de vinculación entre la mayoría de los
camélidos de Achahui (subsitio 7) y entre los de Hutu Punku que dan la
sensación de haber sido yuxtapuestos aleatoriamente. Una excepción representan
los dos camélidos pequeños en la parte inferior del panel de Achahui, que corren
uno tras el otro, hacia la derecha el observador (fig. 75). También debe
existir alguna relación entre el camélido tierno en la parte alta del panel y
la figura extraña a lado (figs. 40a-40c).
Superposiciones y adiciones
Existen superposiciones de pinturas en seis sitios y adiciones de pinturas en todos los sitios estudiados menos en Chullumayo. El sitio con mayor cantidad de pinturas superpuestas y agregadas es Hutu Punku, seguido por el panel arcaico de la quebrada de Chullu. Por la diferencia de estilos de representación (grado de estilización o esquematización de las figuras) y colores usados en las superposiciones y adiciones se puede suponer que fueron hechos no sólo por artistas distintos, sino en intervalos de tiempo relativamente largos entre una y otra sesión de pintura. Las pinturas arcaicas superpuestas nunca ocultan las figuras subyacentes, sino que producen a lo mucho un pequeño traslape sobre partes periféricas o sobre un pequeño segmento del o de los motivos del sustrato inferior. En tiempos precolombinos más tardíos y durante la época colonial se producen superposiciones menos preocupadas por la preservación de las figuras subyacentes (Ekowasi; Achahui, subsitio 5; Hutu Punku, secciones D y E).
La mayor distancia temporal entre pinturas superpuestas se
observan en el panel del sub-sitio 5 de Achahui, donde una escena de apresamiento
de camélidos silvestres mediante lazo subyace a una cruz cristiana de grandes
dimensiones de color rojo ladrillo, y en Hutu Punku, donde una figura humana de
data colonial ha sido pintada sobre el cuerpo de un camélido del panel arcaico.
A continuación se resume las superposiciones halladas en seis de
los siete sitios:
Sitio |
Superposiciones |
Virginniyoq o Ekowasi |
Figura humana esquematizada de color rojo y de tinta plana
sobre escena de figura humana y camélidos delineados. |
Chullumayo |
Sin superposiciones |
Chullu |
Camélido de color violáceo sobre camélido más grande de color
rojo |
Hutu Punku |
Sección D: Figura antropomorfa color ladrillo de la época colonial sobre camélido de color violáceo y estilo naturalista;
Sección E: Estructura semicircular de color rojo sobre motivo indefinido del mismo color;
Sección E: Figura de cazador con dardos punteados de color rojo sobre estructura semicircular del mismo color;
Sección E: Motivo meándrico sobre camélido de color violeta;
Sección F: Camélido de color rojo sobre otro de color rojo violáceo. |
Achahui |
|
Sub-sitio 5 |
Cruz cristiana de color rojo ladrillo sobre escena de captura
de camélidos de color violáceo |
Sub-sitio 7 |
Camélido grande de color violeta sobre camélido pequeño de
color rojo, ambos de diferentes estilos naturalistas |
Sub-sitio 9 |
Líneas sinuosas y cruzadas de color rojo sobre camélido de
estilo naturista del mismo color |
Tutaya |
Camélido altamente esquematizado sobre fragmento de camélido
de estilo naturalista, del mismo color |
Torrene |
Composición abstracta sobre camélido naturalista de color rojo
oscuro |
Cronología aproximada
Considerando los aspectos estilísticos y escenográficos
descritos en los capítulos anteriores, el autor atribuye las pinturas rupestres
tratadas en este artículo al Arcaico Tardío, consciente de que algunas
representaciones como las de Achahui 5 y 9 y quizás las de los dos paneles de Tutaya
puedan pertenecer también a un período precolombino algo más tardío. Las superposiciones
y adiciones de figuras estilísticamente distintas indican que las pinturas representan
expresiones culturales ejecutadas diacrónica y sincrónicamente por artistas de diferentes
grupos de cazadores recolectores que durante el Precerámico ocupaban el
territorio de la actual provincia de Espinar. La existencia de estos grupos ha
sido evidenciada gracias a los resultados de excavaciones arqueológicas realizadas
entre los años ochenta y comienzos del nuevo milenio en varios abrigos rocosos
del área, en los que se halló abundantes artefactos líticos adscritos al
Arcaico.
La forma naturalista de representación de los camélidos, muchos
de los cuales están figurados en posición dinámica, corriendo, o integrando escenas
de caza, sirve de indicador diagnóstico para la asignación cronológica de las pinturas
a épocas precerámicas. El uso de la estólica por cazadores en los paneles de
Hutu Punku y Ekowasi es otro elemento que permite atribuir las pinturas al
período arcaico, en vista de que en los grabados rupestres de períodos precolombinos
posteriores sólo aparecen el arco y la flecha en las manos de los cazadores
(Hostnig 2007a, 2011, Carreño 2007).
Parece que la pintura rupestre tuvo su auge durante el Arcaico y
que fue sustituida con el desarrollo de la economía agropastoril por el
grabado rupestre. Recién en tiempos postcolombinos aparecen nuevamente las
pinturas rupestres como manifestación gráfica sobre las rocas.
El corpus reducido de figuras identificadas en los siete sitios
rupestres del Arcaico dificulta el establecimiento de una secuencia estilística
y cronológica. Es necesario avanzar y completar el inventario del arte rupestre
de Espinar para así disponer de un número más significativo de sitios y de motivos
disponibles para un análisis iconográfico comparativo.
AGRADECIMIENTOS
En primer lugar a Matthias Strecker por la revisión detenida del
manuscrito, las sugerencias y correcciones. A la arqueóloga Silvia Florez D.
por permitirme la reproducción de sus fotografías de las pinturas rupestres de Torrene
y Ekowasi. A Diego Martínez por facilitar la publicación de este material y el
tiempo invertido en la preparación para Rupestreweb.
Notas
1. En 1990, Pedro Taca Chunga dio a conocer las pinturas
rupestres de Huayoqhari en las alturas del Valle de Vilcanota y en 1995 Luis Barreda
Murillo las de Ccorca en la provincia de Cusco. Ambos asignaron las pinturas al
Precerámico cuando por sus características estilísticas e iconográficas todo
indica que pertenecen a épocas precolombinas más bien tardías.
2. En el año 2010 fue licitada la
ampliación de la represa de Huayllumayo cuyo vaso en la actualidad tiene una capacidad
de almacenamiento de 175,000 m3 de agua. Sorprende que en el documento de la licitación sólo se prevea
aspectos medioambientales y no la protección del patrimonio arqueológico de la
zona, en forma de las manifestaciones rupestres en zonas que probablemente
serán afectadas por la ampliación del vaso.
3. La provincia Espinar pertenece a
la zona cuprífera Andahuaylas-Yauri y cuenta con numerosos yacimientos de cobre
y fierro. El de Condoroma ya fue explotado en tiempos precolombinos y
coloniales.
4. Otra evidencia de
la presencia temprana del hombre en la región es el hallazgo de talleres
líticos en la cercanía de la laguna de Moyok Qocha, en la comunidad Alto
Collana de Macarí, que colinda con el distrito de Alto Pichigua. En estos
sitios fueron hallados puntas de proyectil, “cuchillos”, raederas,
raspadores y gran cantidad de deshechos de obsidiana o basalto. Las puntas de
proyectil alcanzan hasta 5 cm de largo, tienen los bordes dentados, algunos con
insinuación de aletas y la base como cola de pez (http://macari-melgar.blogspot.com/2009_01_01_archive.html).
¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo citar este artículo:
Hostnig, Rainer. Pinturas rupestres arcaicas de la provincia de Espinar, Cusco.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/espinar.html
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