La problemática del dibujo rupestre de la Cueva Matías, Sierra de Cubitas (Camagüey, Cuba). ¿De factura indocubana o del hombre moderno?
José B. González Tendero pepeplaya@yahoo.com, Racso Fernández Ortega itibacahuababa@yahoo.com.ar, Divaldo Gutiérrez Calvache divaldo2004@yahoo.es. GCIAR - Grupo Cubano de Investigadores del Arte Rupestre.
"Las verdades honradas, por ser a veces desabridas, son como el fuerte y puro café carretero de nuestros campesinos: amargura en los labios, pero estímulo para el cerebro y vigorizante para la acción".
Fernando Ortiz, 1935.
Resumen
A partir de los reportes e investigaciones que desde 1839 hasta hoy se han realizado del dibujo rupestre de la Sierra de Cubitas, Camagüey, Cuba, se procede a una revaloración de los diseños que conforman la gráfica rupestre de la Cueva de Matías. El nuevo análisis se realiza sobre la base de un examen detallado de las grafías, la aplicación de métodos crono-observacionales, de análisis de rasgos, y de etnología comparada, los cuales después de ser interpretados nos permiten inferir que muchos de los diseños de esta localidad han sido deformados morfológicamente, en las diferentes reproducciones que se han publicado, lo que ha traído serios problemas en la interpretación de su uso y función dentro de la comunidad ejecutante, así como en la definición de la filiación cultural de sus ejecutores. Se propone finalmente que muchos de los diseños asociados históricamente a culturas indocubanas, a partir de rasgos mal interpretados de su morfología, pertenecen al hombre contemporáneo. El estudio realizado nos ha permitido plantear la hipótesis de que esta cavidad haya sido utilizada como centro de cultos mágico-religiosos y otras prácticas por el hombre en más de una etapa del pasado.
1. INTRODUCCIÓN
El grupo orográfico de la Sierra de Cubitas en Camagüey fue pródigo en comentarios sobre dibujos o jeroglíficos en sus cuevas desde las primeras décadas del siglo XIX los que aparecieron en diversas publicaciones de corte literario descriptivo o en documentos administrativos. Como podremos apreciar las pocas referencias al dibujo rupestre eran imprecisas y se mencionan de manera aislada con la duda de la veracidad de la existencia del mismo.
Esta área rupestrológica cubana con el paso de los años llegó ha representar una de las regiones más importantes en la comprensión del dibujo rupestre del país, por las particularidades de las imágenes representadas y los períodos cronológicos aceptados para la ejecución de sus diseños.
Sin embargo, la riqueza patrimonial que alberga esta región, ha sido en numerosas ocasiones tratada de manera superficial; los estudios que sobre ella se han publicado desde 1975 hasta la fecha, no reflejan un conocimiento detallado de la misma, así como de sus características paleohistóricas y contemporáneas.
Quizás el ejemplo mas resiente de esta problemática lo constituye la propuesta realizada por la Comisión Nacional de Monumentos a la UNESCO para otorgarle a esta región la categoría de Patrimonio Mundial de la Humanidad. La propuesta anterior, como se podrá apreciar en la presente investigación, desconoce totalmente la situación actual de este patrimonio que se encuentra en franco estado de deterioro y la realidad de su proceso cultural de ejecución. En muchas de estas localidades la acción irresponsable del hombre moderno ha provocado la desaparición casi total de sus pinturas indígenas, además de presentar serios problemas en las metodologías y modelos científicos utilizados durante su abordaje. Esta realidad nos ha permitido presentar, en este trabajo, una nueva evaluación del dibujo rupestre de la Cueva de Matías con la intención de corregir, en alguna medida, las concepciones aceptadas con anterioridad.
2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA LOCALIDAD PROPÓSITO DE ESTUDIO
La Sierra de Cubitas se ubica Suroeste del municipio de igual nombre al norte de la provincia de Camagüey alcanzando una extensión de aproximadamente 67,1 Km. Sus dos puntos más elevados son conocidos por los nombres de loma del Mirador de Limones con 309 m y el Cerro de Tuabaquey que alcanza la altitud total de 330 m. La Sierra de Cubitas es una estructura anticlinal compuesta por rocas calizas organogenas del Cretáceo, aunque en su vertiente sur afloran algunas calizas del Paleoceno y del Eoceno. Las características litológicas y estructurales, junto a su régimen tectónico han permitido la formación de varias abras (nueve) que cortan la serranía de norte a sur. Estas alturas cársico-denudativas presentan una litología formada por rocas sedimentarias, terrígeno-carbonatadas y carbonatadas que ha promovido la formación de numerosas cuevas y solapas de origen gravitogeno (Jaimez y Gutiérrez, 1993), entre las que se encuentra La Cueva de Matías, la cual se encuentra ubicada en la falda Sur de la loma del Mirador de Limones muy cerca y al Oeste del Abra o Paso de Los Paredones en la porción Sur de la sierra , (figura 1).
Fig. No. 1. Ubicación geográfica de la Cueva de Matías, Sierra de Cubitas, Camagüey, Cuba.
3. ANTECEDENTES DE LAS NOTICIAS DEL DIBUJO RUPESTRE EN LA REGIÓN DE SIERRA DE CUBITAS
El primer reporte conocido corresponde a 1839 cuando se incluye un artículo adicional en las Memorias de la Real Sociedad Patriótica de La Habana (1), en el que se mencionan los dibujos que adornaban las paredes de la Cueva de Seña María Teresa ( Núñez 1975 : 154 ). Dos años después en 1841, la destacada poetiza camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda, en su conocida novela "Sab" publicada en Madrid, refiere el comentario existente entre los lugareños de El Camagüey relacionados con la Cueva de María Teresa " que tenía las paredes pintadas con tintas de vivísimos e imborrables colores " ( Núñez 1975 : 155 ); la belleza de sus salones y el misterio que se tendía alrededor de la cueva motivaron a la escritora a desarrollar en ella, uno de los pasajes de la novela.
Transcurría el 1847 y un grupo de jóvenes realizan una excursión por tres de las cuevas de la mencionada Sierra; éste recorrido quedo descrito en "Una gira cubana" que fuere publicado en 1887 en compilación realizada por José Ramón Betancourt bajo el título " Prosa de mis versos". En este texto, como en las anteriores ocasiones, se mencionan las pictografías aborígenes de manera muy escueta ( Calvera 1990:92 ).
Pocos años después se publicada en La Habana una importante obra por Ramón Piña y Peñuela en la que al describirse las cuevas de Cubitas se consigna: "existen geroglíficos de los indígenas y nombres de los que las han visitado, con las tierras de ellas humedecidas en agua"(2) (Piña y Peñuela 1855:249).
En la penúltima década del siglo XIX vuelven a ser noticias las pictografías de las espeluncas de esta sierra en la obra del sacerdote escolapio Antonio Perpiña "El Camagüey; viajes pintorescos por el interior de Cuba y por sus costas, con descripciones del país"(3) publicada en Barcelona en 1889, en la que refiere el descubrimiento en la Cueva del Indio de trazos pictográficos de líneas rojas apuntando:
" En el fondo de esa entrada (de la que llaman la Cueva Grande), y frente al mismo boquerón, se hallan líneas grandes y encarnadas, a las cuales algunos han llamado signos jeroglíficos de los indios. He aquí por qué se llama, también, Cueva del Indio " ( Perpiña 1889:186).
Luego de 66 largos años es nuevamente ubicada la Cueva del Indio por el investigador Rolando T. Escardó quien invita a los profesores de la Universidad Central de Las Villas Manuel Rivero de la Calle y Antonio Núñez Jiménez a visitarla en 1956; ocasión en que es rebautizada con el nombre de Cueva Pichardo, en honor al destacado arqueólogo camagüeyano Felipe Pichardo Moya, recientemente fallecido ( Rivero y Núñez 1958:96 ).
De esta importante expedición apareció un artículo publicado en la Revista Islas que permitió, no sólo despejar la incógnita relacionada con la existencia de cuevas pictográficas en la Sierra de Cubitas, sino mostrar al mundo académico las fotos de sus dibujos rupestres, el croquis del salón que los contenía y la reseña de los materiales arqueológicos colectados en la gruta .
Durante un largo período de tiempo los espeleólogos de la provincia buscaron con insistencia y sin resultado alguno, las cuevas referidas en los documentos administrativos y monográficos de la decimonónica centuria. Finalmente, gracias a la incesante labor de un grupo de estudiosos entre los que podemos señalar a Eduardo Labrada, Armando Cané, Héctor Córdova, Rodolfo Oms y Florentino Pérez, aparecen las primeras noticias a inicios de la década de los setenta del pasado siglo cuando se descubren las Cuevas de Las Mercedes y María Teresa.
Por otra parte el Dr. Núñez Jiménez en el año 1973, durante el VI Congreso de la Unión Internacional de Espeleología en Olomouc, Checoslovakia, presentó varias ponencias bajo los títulos " La Cueva de Matías. Estudio de sus dibujos indocubanos ", " La Cueva de Las Mercedes y sus dibujos precolombinos " y " Las pictografías postcolombinas de la Cueva de Los Generales " que fueron más tarde publicadas íntegramente en las Actas Memorias del propio congreso y otras publicaciones (4) (Núñez 1975:154-161 y 167-180; 1976:101-132 y 1980:500-506 ).
El investigador Jorge Calvera defiende su Tesis de Doctor en Ciencias Históricas en 1990 bajo el Título " Investigaciones arqueológicas en el área de concentración de aborígenes agroalfareros de Cubitas, Camagüey ", dedicándole un importante espacio al análisis del registro rupestre de la sierra y proponiendo una metodología para asignar pictogramas, a un grupo cultural, al compararlos con los diseños que ilustran la cerámica recuperada en los sitios arqueológicos Saimí I y II e Imías I, vinculados geográficamente con las estaciones rupestres motivo de estudio.
También de este autor son otros artículos donde se aborda la teoría propuesta aplicándola a varias estaciones rupestres de la Sierra de Cubitas de manera tal que se generalizaba la aplicación del método con resultados muy halagüeños pero que lamentablemente no se ha continuado aplicando en otras áreas del país ( Calvera, Funes y Cuba 1991:530 ).
4. LAS REPRODUCCIONES DE LOS DISEÑOS DE LA CUEVA DE MATIAS Y EL ANALIS DE SUS RASGOS
Para comenzar el desarrollo de esta polémica, que es a nuestro juicio, los sucesivos errores cometidos durante el desarrollo de los estudios rupestrológicos en la Cueva de Matías, diremos que todas las comparaciones y análisis que realizaremos de los pictogramas, se fundamentarán sobre la base de los calcos efectuados por Jose M. Guarch y Caridad Rodríguez en 1972 y que fueran reproducidos por Núñez (1975) , así como de las fotos publicadas por este último autor en su importante obra de 1975. La razón que determina el que efectuáramos esta selección, es que estas son las imágenes que han servido de muestra para la inmensa mayoría de los estudios realizados sobre las representaciones del dibujo rupestre aborigen como por ejemplo Núñez (1975, 1976 y 1980); Guarch (1987); Calvera (1990); Calvera, Funes y Cuba (1991); Dacal y Rivero de la Calle (1986); Izquierdo y Rives (1990) y finalmente Moreira (1999).
En algunos casos utilizaremos para reforzar nuestras apreciaciones, fotografías del archivo personal de la arqueóloga Aída Martínez, la que amablemente nos las facilitó para la realización de esta investigación y otras tomadas por los autores en las expediciones que para este fin efectuamos a la Cueva de Matías entre los años 1991 y 2004.
4.1. Los antropomorfos con cola de la Cueva de Matías
Los supuestos seres con cola, que aparecen en la Cueva de Matías, además de ser tomados como referencia para establecer la cronología de las pictografías (Calvera, Funes y Cuba 1991:539 ) también fueron motivo de asociación con los escritos dejados para la posteridad por el descubridor del Nuevo Mundo, como veremos a continuación gracias a los muy precisos comentarios en la correspondencia de Cristóbal Colón.
Así conocemos la creencia, supuestamente transmitida por los aborígenes, de que existía una región en la que nacían individuos con cola al decirle al Escribano de Ración de los Reyes Católicos, Luís de Santángel con fecha 15 de febrero de 1493:
" Ya dije como yo había andado ciento siete leguas por la costa de la mar, por la derecha línea de Occidente a Oriente, por la Isla Juana ( se refiere a Cuba ), según el cual camino puedo decir que esta isla es mayor que Inglaterra y Escocia juntas, porque allende destas ciento siete leguas me quedando la parte de Poniente dos provincias que yo no he andado, la una de las cuales llaman Cibau (5), a donde nace la gente con cola ,..."(6) ( Biblioteca Clásica, Tomo DLXIV, 1914:489 ).
Esta interesante información luego fue reiterada en carta que el Almirante de la Mar Océana dirige pocos días después, al señor Rafael Sánchez (7), Tesorero de Aragón, con fecha 14 de marzo de 1493:
" he dicho que anduve en recta dirección de poniente a oriente trescientas veinte y dos millas para llegar a la isla Juana. .... y por la parte que mira a occidente, restan aún dos provincias que no reconocí, y de las cuales una la llaman los indios Anam, y cuyos habitantes nacen con cola " (8)( Biblioteca Clásica, Tomo DLXIV, 1914:495) .
Esta supuesta forma de representar las imágenes antropomorfas en las pictografías, nos podría recordar también la descripción que sobre los aborígenes de la región de Yuciguanim - que algunos interpretan como las Islas Bahamas - nos legó el cronista Pedro Mártir de Anglería en su importante obra " Décadas del Nuevo Mundo " al decir:
" Otra región hay que se llama Yuciguanim. A esta, dicen los indígenas por relación de sus antepasados, que arribó en otro tiempo, por el agua, una gente con cola, larga de un palmo y recia como el brazo, que no era movible como la de los cuadrúpedos, si no tiesa en redondo, como la vemos en los peces y en los cocodrilos, y que se extiende en duros huesos; por el cual, cuando querían sentarse, empleaban asientos con agujeros, o a falta de ellos, excavando el suelo hasta hacer un hoyo de un palmo o un poco más, tenían que meter allí la cosa para descansar; charlan que la gente aquella tenía los dedos tan anchos como largos, y el pellejo áspero casi como escamas; que solamente solían comer pescado crudo, y que, faltándoles, se murieron todos sin quedar uno, ni dejar prole ninguna " (Mártir 1944:508 ).
Las noticias relatadas por Colón motivaron la curiosidad de dos estudiosos cubanos los Dres. Fernando Ortiz y Núñez Jiménez, por razones distintas, pero que mantenían algunos puntos coincidentes en sus opiniones, al considerar que estas estaban relacionadas con leyendas y símbolos totémicos de nuestros primeros pobladores. Mientras que sólo Núñez las relacionó con los dibujos de la cueva que nos ocupa, ya que como se sabe, fue descubierta en la década del 70 de la pasada centuria.
El Dr. Ortiz, que es el primero en hacer referencia a éste tema plantea que:
" Este apéndice caudal del que los indios cubanos hablaron a Cristóbal Colón, no se refiere a ninguna clase de monos dotados de rabo prensil, pues entonces no los había en Cuba (9). Parece que se referían a una leyenda surgida con toda probabilidad del indumento en forma de rabo que vestirían los indios selváticos del Poniente de Cuba, llevados por un móvil mágico-religioso de los que tanto influyen en la ideología y en la vida toda de los pueblos primitivos" (10)( Ortiz 1935:199 ) .
También creemos oportuno apuntar que según las consideraciones de Fernando Ortiz, el Almirante se refería al área geográfica comprendida entre Pinar del Río y Villa Clara ( Ortiz 1935:199) , por lo que de ser correcta su apreciación, Camagüey quedaba totalmente excluida como la región en la que " los habitantes nacían con cola ".
Por su parte el Dr. Calvera y colegas ( Calvera, Funes y Cuba 1991:539 ), como ya vimos, adoptan la posición asumida por el Dr. Núñez Jiménez quien aborda la problemática exponiendo que:
" Las colas que aquellos indígenas se ponían, podrían ser interpretadas como el símbolo totémico de un animal, tal vez la jutía (Capromys), al que los indocubanos pudieron haberse sentido emparentados " ( Núñez 1975:22 ).
La tesis que hoy exponemos comenzó a tomar forma luego de la expedición realizada a la Sierra de Cubitas y la visita efectuada a la cueva que nos ocupa en el año 1991 para lo que creímos oportuno realizar nuevas incursiones que no pudieron ser materializadas hasta los años 2000 y 2001 y una cuarta visita en abril de 2004. Es por ello que el texto que aquí presentamos es el resultado de varios años de comparación y análisis tanto en la cueva como en el gabinete, apoyándonos en las facilidades que nos brindan actualmente los sistemas automatizados de digitalización de imágenes.
No es nuestro interés volver a describir las pictografías de la cueva pues para ello se pueden consultar las publicaciones ya citadas del Dr. Núñez Jiménez (1975, 1976 y 1980) , pero si llamar la atención sobre algunos detalles que en particular hemos precisado al observar detenidamente las pictografías " in situ ", así como durante el análisis digitalizado de fotografías ya mencionadas.
En este sentido queremos llamar la atención sobre los resultados obtenidos con la observación detenida y acuciosa de las fotografías lo que nos posibilitó:
Comprobar las imprecisiones que existen entre los motivos pictográficos que aparecen en las fotografías conocidas y los que fueron dibujados en los calcos realizados por Guarch y Rodríguez en 1972.
Que el personaje que aparece en un plano inferior en el extremo izquierdo del panel, muestra los dos brazos curvos en alto y la cola dirigida hacia arriba y a la derecha. Sin embargo tanto en la foto de Núñez (1972) como en las nuestras (2001 y 2004) es evidente que lo que fue interpretado como cola son los brazos de un quizá fallido intento de representar otra figura similar a la anterior, con cabeza, orejas, sus dos brazos curvos también alzados - uno de los cuales fue asumido en el calco como la cola - y por debajo de éstos los pies, que si se dibujaron en el calco ( figura 2).
Fig. No. 2. Personaje que aparece en un plano inferior en el extremo izquierdo del panel. (A)Según calco de Guarch y Rodríguez, publicado por Núñez (1975:412), (B) Fotografía de Núñez (1975:433) y (C) Imagen obtenida por los autores, a partir del procesamiento digital de la foto B, con un filtro texturizante mediante el programa Adobe Photoshop 7.0
Que el segundo exponente, que es un dibujo que se encuentra quizás entre los más famosos de esta localidad por presentar una pipa, rasgo que comentaremos mas adelante, muestra la supuesta presencia de una cola. Al concentrarnos en el diseño apreciamos que a juzgar por la foto de Núñez (1975) y su procesamiento digital observamos que este apéndice, nunca existió. Lo que quedó también confirmado durante nuestras repetidas visitas a la estación, donde realizamos la observación detallada y minuciosa de la imagen, a la cual además le realizamos fotografías digitales de hasta 7, 6 Mpixel y fueron procesadas a 1200 dpi. Aún así, fue posible encontrar la más mínima huella de la posible existencia de una cola que hubiera desaparecido con el paso del tiempo, lo que reafirmó nuestra apreciación por la observación de la foto publicada por el Dr. Antonio Núñez Jiménez, en 1975 (figura 3).
Fig. No. 3. Personaje que aparece con pipa aproximadamente en el centro del panel (A 1 y A 2) son el mismo diseño, según calcos de Guarch y Rodríguez, publicados por Núñez (1975:412 y Guarch 1987:Lám. 11), (B) Fotografía de Núñez (1975:433) y (C) Imagen obtenida por los autores, a partir del procesamiento digital de la foto B, con un filtro texturizante mediante el programa Adobe Photoshop 7.0
Que el dibujo que se encuentra a la derecha, junto al primero que analizamos, muestra la figura de un individuo con el rostro bien definido con ojos, cejas, nariz, boca y orejas; soportando un apéndice grueso sobre el hombro derecho. Este personaje, que está algo ladeado hacia la izquierda, parece indicar su brazo izquierdo que termina en un segmento libre, mientras que el brazo derecho, aparentemente sale a la misma altura del cuerpo que el anterior. Es llamativo entre los errores que se han generalizado sobre los calcos y reproducciones de la Cueva de Matías el hecho de que en el brazo, al que nos estamos refiriendo, sale por encima del apéndice y porta una imagen circular con un dibujo en su interior que resulta ininteligible en la actualidad; mientras que en las reproducciones que se han realizado, el apéndice aparece en el brazo opuesto, además de que en el calco no aparecen indicadas ni las cejas ni las oreja (ver detalles señalados por las flechas en la figura 4).
Fig. No. 4. Personaje que aparece en el panel de la Cueva de Matías (A) Según calco de Guarch y Rodríguez, publicado por Núñez (1975:412), (B) Fotografía de Núñez (1975:433) y (C) Imagen obtenida por los autores, a partir del procesamiento digital de la foto B, con un filtro texturizante mediante el programa Acrobat Photoshop 7.0
De todo lo anteriormente comentado se puede deducir que en la Cueva de Matías, según las reproducciones de Núñez (1975: 412 - 421) y Guarch (1987:Lám. 11), existían tres diseños antropomorfos con colas las cuales fueron interpretados por él y otros autores como un el símbolo totémico de nuestros aborígenes. Sin embargo el análisis detallado de los rasgos en las fotografías publicadas por el propio Núñez (1975: 433 - 435 ) junto con el procesamiento digital de dichas imágenes, sumado a la observación minuciosa "in situ" demuestra que en el dibujo rupestre de la Cueva de Matías, es imposible demostrar la presencia de colas en ninguno de los diseños antropomorfos de esta localidad.
4.2. Los tocados o pinados de los diseños antropomorfos de la Cueva de Matías .
Otro de los rasgos que en más de una ocasión fue alterado en las reproducciones o calcos de la gráfica rupestre de la estación que nos ocupa, es el de los tocados o peinados. En algunas ocasiones éste se obvio totalmente como se puede apreciar en la figura 5; en otras, como en la figura 6 fue transformado en orejas.
Fig. No. 5. Personaje en cabalgadura que aparece en el panel de la Cueva de Matías. (A) Según calco de Guarch y Rodríguez, publicado por Núñez (1975:412), (B) Fotografía de Núñez (1975:433 y Guarch 1987:Lám. 12) y (C) Imagen obtenida por los autores, a partir del procesamiento digital de la foto B, con un filtro texturizante mediante el programa Acrobat Photoshop 7.0
Es determinante expresarle al lector que la presencia de tocados o peinados en estos diseños inserta nuevos elementos que podrían provocar cambios en el análisis funcional y cronológico de los mismos. Estos diseños nos recuerdan los peinados y tocados (pelucas) cuyo uso se hizo muy habitual para la aristocracia durante el siglo XVIII, pero lamentablemente no forma parte de los objetivos del presente estudio; de seguro futuras investigaciones aportarán nueva luz sobre éste significativo particular.
Fig. No. 6. Otro jinete que aparece en el panel de la Cueva de Matías. (A) Según calco de Guarch y Rodríguez, publicado por Núñez (1975:412), (B) Fotografía de Núñez (1975:433) y (C) Imagen obtenida por los autores, a partir del procesamiento digital de la foto B, con un filtro texturizante mediante el programa Acrobat Photoshop 7.0
4.3 La interpretación de la imagen caligráfica de la Cueva de Matías y sus rasgos de similitud con algunos diseños antropomorfos.
Por otra parte en la Cueva de Matías también se puede apreciar, a primera vista, el enorme parecido existente entre los rasgos de las líneas que conforman los brazos, patas y cola de los personajes descritos con anterioridad y la frase, ya bastante ininteligible, que se aprecia en la porción superior izquierda de la fotografía del panel pictográfico en cuestión (figura 9 A). No cabe la menor duda que en la actualidad resulta prácticamente imposible descifrar todo el escrito pero de él hemos logrado transcribir lo siguiente (figura 9 B).
A B
Fig. No. 9. (A) Fotografía de la imagen caligráfica de la Cueva de Matías y (B) Interpretación del mensaje de esta inscripción.
Recordemos que las primeras menciones y posibles visitas a las cuevas de la Sierra de Cubitas se comentan en una fecha tan lejana en el tiempo como 1839, por lo que no es desacertada la interpretación de esta grafía como un letrero contemporáneo, que aparentemente se realizó por personas instruidas. La observación del letrero en cuestión nos permite observar su caligrafía con trazos circulares y terminaciones en arco que, en alguna medida, recuerdan la escritura de los escribanos de los siglos XVII al XIX, e incluso los rasgos del método largamente utilizado en el país denominado Jones, Palmer y West , conocido por los pedagogos cubanos por "Método Palmer". Este tema tampoco forma parte de los objetivos del presente estudio por lo que las futuras investigaciones, por especialistas capacitados para la identificación de rasgos caligráficos aportará nueva luz sobre éste significativo particular.
Al mismo tiempo esta apreciación no nos parece desafortunada si atendemos a la confirmación aportada en 1855 por Ramón Piña y Peñuela - el escrito sobre la pared de la cueva deja establecido que fue realizado probablemente en 1869 (11)- de que en las cuevas de Cubitas se consignaba que:
" Existen geroglíficos de los indígenas y nombres de los que las han visitado (12), con las tierras de ellas humedecidas en agua " (13) ( Piña y Peñuela 1855:249 ).
De esta manera, el aceptar una procedencia contemporánea para esta grafía, impone una óptica diferente en el estudio del dibujo rupestre de ésta localidad, pues el análisis detallado de rasgos in situ y el procesamiento digital de las imágenes, a permitido establecer que existe un alto nivel de semejanzas entre los rasgos de esta caligrafía y los rasgos de numerosos brazos, o supuestas colas de los dibujos antropomorfos de la estación (figura 10); lo que descarta sin lugar a dudas, la posibilidad de que el dibujo fuere realizado por los aborígenes cubanos como han pretendido aceptar otros autores (Núñez 1975:175-180, 1976:101-112 y 1980:500-506; Dacal y Rivero de la Calle 1986:140; Guarch 1987:81; Calvera, Funes y Cuba 1991:540; Izquierdo y Rives 1990:31; Moreira 1999:148) .
Fig. No. 10. Comparación entre los rasgos de la caligrafía y los de los dibujos antropomorfos de la Cueva de Matías. (A)Apéndice de la letra a en la escritura y (B) Apéndice final de uno de los brazos de una figura antropomorfa.
5. LAS IMPLICACIONES CRONO-CULTURALES DEL ANALISIS DE RASGOS EN EL DIBUJO RUPESTRE DE LA CUEVA DE MATIAS.
En relación con las pictografías de la Cueva de Matías los Dres. Antonio Núñez Jiménez y Jorge Calvera coinciden en la existencia de más de 30 diseños en la cueva, todas localizadas en el salón de la entrada o de "Los Dibujos" como fuera bautizado por el primero de ellos, en el viaje realizado para documentar las grafías a instancias de los espeleólogos agramontinos en 1972.
De la observación directa de las grafías y el análisis de los calcos el Dr. Núñez Jiménez, en aquel entonces consideró que las mismas habían sido ejecutadas por los grupos aborígenes que poblaron esa importante región del país en dos momentos cronológicos distintos, al decir:
" La pictografías de la Cueva de Matías parecen corresponder a dos épocas distintas: una muy antigua, precolombina , y otra evidentemente postcolombina , con escenas de indios y españoles, algunos montados a caballo, que fueron pintados con gracia e ingenuidad. También se ven dibujos del pasado siglo y del actual" (Núñez 1976:104 ) (14).
De esta manera quedaba establecido que las más tempranas son las que conforman el conjunto integrado por las grafías de grandes dimensiones ejecutadas a tinta llena las que presentan el rostro totalmente pintado sin definición de ningún rasgo como expresa el Dr. Núñez, al decir:
" Las figuras antropomorfas precolombinas presentan como característica tener manos robustas con dedos enormes " (Núñez 1976:104 ).
Por su parte el Dr. Calvera y colegas no comparten la apreciación del Dr. Núñez, y asumen como las pictografías más antiguas, las que están constituidas por aquellas figuras antropomorfas que muestran según ellos una cola.
" Unas, más antiguas, sobra las que están pintadas las más recientes. Las más primitivas representan a hombres con cola -elementos totémicos- de animales venerados por ellos " (Calvera, Funes y Cuba 1991:539 ).
Fig. No. 11. Pictografía de la Cueva de Matías. Ejemplos de los grupos cuyas características representan la gráfica más temprana de esta localidad, (A) según Núñez (1975) y (B) según Calvera, Funes y Cuba (1991).
Por nuestra parte, luego de varios años de visitas continuadas (1991, 2000, 2001 y 2004) y al estudio detallado de los rasgos de las pictografías de la espelunca en cuestión, podemos afirmar, con cierto nivel de seguridad, que existe un grupo importante de elementos para proceder a una reevaluación de las asociaciones crono-culturales en la misma.
Por todo lo que hemos comentado a lo largo de este trabajo nosotros consideramos que en el dibujo rupestre de esta localidad podrían considerarse varios momentos crono-culturales para la ejecución del mismo, atendiendo a la morfología y los temas utilizados como ya han planteado otros investigadores (Dacal y Rivero de la Calle 1986:140; Calvera, Funes y Cuba 1991:540; Izquierdo y Rives 1990:31; Moreira 1999:148); así como a su envejecimiento .
Al mismo tiempo, opinamos que al menos un grupo importante de las figuras antropomorfas que presentan la nariz, la boca, en algunas ocasiones las orejas, en otras contornos o tocados que podríamos definir como el pelo y los ojos con sus cejas (elemento que hasta el presente es generalmente privativo de todas las pictografías y petroglifos auténticamente reconocidos como aborígenes en el área del Caribe), no deben seguir incluyéndose dentro de la gráfica rupestre " aborigen ", ni aún en las producciones consideradas postcolombinas, pues como hemos explicado además presentan numerosos rasgos de similitud con la imagen caligráfica contemporánea antes comentada, lo que sugiere fechas tan tardías como el 1700 DC .
Esta exclusión, desde nuestra perspectiva, es el lógico resultado de los estudios que hemos realizado durante los últimos 15 años de la estación, sin embargo, no consideramos que pueda ser tomada como concluyente; en su lugar, pensamos que la propuesta debe ser un estímulo intelectual al desarrollo de nuevos estudios del dibujo rupestre de esta maravillosa localidad, la cual nos plantea un interesante problema arqueológico que requiere todavía de muchos nuevos esfuerzos para dar por conclusiva cualquier interpretación de su gráfica parietal.
Ante el razonamiento anterior se hace impostergable entonces que dejemos claros nuestros criterios al intentar reevaluar las asociaciones crono-culturales de la localidad. En este sentido, pretendemos intentar organizar nuestra propuesta de interpretación crono-cultural, partiendo de la exclusión de un grupo importante de diseños, la morfología de los restantes y la evaluación del nivel de envejecimiento.
Por el momento y hasta tanto nuevas investigaciones no demuestren lo contrario, hay que asumir que al parecer, existe solo un grupo de diseños que pudieran ser aceptados como obras de nuestros aborígenes. Este conjunto esta caracterizado por aquellos dibujos que aparecen en ambas paredes de la entrada de la cueva, ejecutados con tinta roja formando líneas en zigzag, semicírculos, espirales , cruces y otras figuras abstractas.
También consideramos como de factura aborigen los dibujos de personajes sin personalidad aparente, que fueron realizadas a tinta llena sin preocuparse por establecer rasgos faciales que permitiesen su distinción o diferenciación, las que son algunas de cuerpo robusto y otros alargado; tienen la porción que indica la cabeza de manera muy redonda, las piernas bien definidas y los brazos extendidos a los lados del cuerpo o hacia arriba.
Fig. No. 12. Pictografías en rojo que opinamos son las únicas representantes del dibujo precolombino de la Cueva de Matías.
Estas imágenes - que se observan con mucha dificultad por la pérdida de colorante- se encuentran muy agredidas por la acción del intemperismo (figura 12), haciéndose hoy, casi imposible su observación. Si establecemos la comparación con los diseños de la localidad que hemos creído oportuno excluir, estos parecen haber estado sometidos mucho más tiempo a las inclemencias del tiempo, elemento que de manera indirecta apoya nuestra propuesta.
Por otra parte, como ya apuntamos, algunas de estas imágenes son los únicos diseños que aparecen en ambas paredes de la estación, lo que nos indica un mejor aprovechamiento del soporte pétreo y un uso más racional del espacio de la cavidad por parte de sus ejecutores; lo cual no sucede con los restantes diseños que fueron excluidos, los que aparecen sólo en un sector de la pared oeste de la entrada y " casualmente " inmediatamente por debajo del escrito ya referido.
Al mismo tiempo, la mayor antigüedad propuesta para este grupo de dibujos, tomando como referencia la de los diseños antropomorfos con rasgos faciales, espadas, cabalgaduras y otros , se ve reforzada por el hecho que aporta la superposición de los segundos sobre los primeros, como se puede observar en el dibujo que ilustra la figura 13.
Fig. No. 13. Fragmento del mural de la Cueva de Matías donde se observa la superposición de imágenes; la flecha señala la figura antropomorfa con rasgos faciales realizada sobre una mayor que es a tinta llena.
Aunque no disponemos de ningún tipo de fechado, ni absoluto ni relativo, que nos permita definir con precisión el momento en que fueron ejecutadas estas grafías, consideramos, a partir de la comparación con el dibujo rupestre de otras localidades del país y de la propia Sierra de Cubitas; así como teniendo en cuenta la acertada propuesta de Calvera (1990), para asignar pictografías de esta área a los grupos agroalfareros que la poblaron en su entorno cercano, que no sería muy desafortunado sugerir como ejecutores de las mismas a los grupos agricultores de economía productora.
A partir de este razonamiento, creemos oportuno proponerles una cronología con un límite de antigüedad del 850 DC, hasta el 1550 DC, partiendo del hecho de que el rango cronológico C 14 para esta etapa cultural en nuestro país esta determinado hasta hoy, por los fechados de 1130 + 150 a. C 14, obtenido en el sitio El Paraíso, Santiago de Cuba y 165 + 60 a. C 14 , del sitio Aguas Gordas, Holguín (Pino, 1995).
El rango propuesto también se ve reforzado por los recientes fechados C 14 obtenidos para el sitio agricultor Los Buchillones, Ciego de Ávila, los que han permitido elaborar un período de habitación para esta región entre el 1225 y el 1640 DC. (Pendergast, et al 2003) que constituyen los primeros fechados absolutos para los grupos agroceramistas de la región arqueológica del Centro Norte de Cuba, dentro de la cual se encuentra la localidad que aquí estudiamos.
6. ESTADO ACTUAL DE CONSERVACIÓN DEL ARTE RUPRESTRE DE LA CUEVA DE MATIAS Y SUS PERSPECTIVAS.
Como es bien conocido tanto las pictografías como los petroglifos están sujetos al lógico envejecimiento de sus soportes y de los pigmentos o aglutinantes, lo que los hace vulnerables con el tiempo, pero la experiencia nacional demuestra que la afectación antrópica, voluntaria o no, es la mayor fuente de las agresiones irreversibles sufridas por estas manifestaciones (Fernández, González 2001:17) lo que motiva la urgente necesidad de proteger con efectividad el registro rupestre de Cuba y en particular del de esta cavidad.
La espelunca que nos ocupa se ha visto afectada con el desarrollo agropecuario pues los campos aledaños se han roturado para prolongar el área de cultivo de viandas hasta el mismo límite de su entrada. Esta acción produce cambios microclimáticos por la deforestación y/o reducción de la capa edáfica en el entorno de la cueva, dejando a merced de las corrientes de aire y la incidencia directa de los rayos solares los murales pictográficos, durante un prolongado período del día, con efectos devastadores
En este sentido las pictografías han perdido todo su esplendor la verse afectadas directamente por los rayos solares lo que ha provocado el acelerado desgaste de los pigmentos y por consiguiente la invisibilidad de las mismas aumentará progresivamente si no se toman medidas urgentes para restablecer la vegetación en los alrededores de la boca de entrada.
7.CONCLUSIONES :
Primera: De la interpretación realizada mediante el procesamiento digital con filtros texturizantes, el análisis visual de las fotografías de Núñez (1975) y de las reiteradas visitas realizadas a la estación, puede afirmarse con un alto grado de seguridad que al parecer ninguno de los diseños antropomorfos de la Cueva de Matías presentan realmente ningún rasgo que pueda ser interpretado como "cola", lo que elimina del análisis este rasgo considerado por varios autores como un símbolo totémico de nuestros aborígenes.
Segunda: En las numerosas reproducciones que se han publicado del dibujo rupestre de esta localidad se han ignorado la presencia, en varios dibujos antropomorfos, de tocados o peinados lo que puede provocar cambios en el análisis funcional y cronológico de los mismos.
Tercera: La arqueología en el contexto aborigen del Caribe no registra hasta el día de hoy el hallazgo de ningún instrumento o utensilio que pueda ser reconocido como pipa; así como que las Crónicas de Indias no presentan ninguna referencia al hábito de fumar en pipas por los aborígenes de la región, por lo que si se aceptada su presencia en el registro rupestre de la estación Cueva de Matías, entonces el contexto cultural de estas imágenes debe ser postcolombino lo que ya había sido planteado por el Dr. Núñez Jiménez en 1976 (Núñez 1976:104 ).
Cuarta: Una de las grafías de la estación lo constituye una caligrafía contemporánea posiblemente de los siglos XVIII o XIX lo que pudiera estar en correspondencia con las primeras evidencias de las visitas realizadas a las espeluncas de ésta localidad que datan de 1839.
Quinta: El análisis detallado de los rasgos de esta caligrafía a demostrado que presenta importantes semejanzas con los rasgos de algunas extremidades de varias figuras antropomorfas, lo que sugiere para estas últimas una cronología posterior al 1700 DC.
Sexta: El importante grupo de las figuras antropomorfas que presentan la nariz, la boca, en algunas ocasiones las orejas, en otras contornos o tocados que podríamos definir como el pelo y los ojos con sus cejas no deben seguir incluyéndose dentro de la gráfica rupestre " aborigen ", ni aún en las producciones consideradas postcolombinas, por presentar numerosos rasgos de similitud con la imagen caligráfica contemporánea, lo que sugiere fechas tan tardías para su ejecución como el 1800 DC.
Notas
1.El artículo apareció con el título "Apuntes para la Historia de Puerto Príncipe" (Tomo 9, (i.e., tomo 20) pp. 301- 309) ubicado en el Instituto de Literatura y Lingüística de La Habana.
2.La monografía que fue publicada en 1855 lleva por título "Topografía médica de la Isla de Cuba".
3.Este libro fue escrito por el sacerdote escolapio Antonio Perpiñá, quien residía en el aún pequeño poblado del Camagüey y visita la cueva en aquel entonces.
4.Sus textos también quedaron incluidos en la monografía "Cuarenta años explorando a Cuba" (Núñez 1980:500-506) en la que se relata la importante obra científica desarrollada por los integrantes de la Sociedad Espeleológica de Cuba en sus cuatro décadas de fundada. Por otra parte la sección correspondiente a la descripción de los pictogramas también fue publicada en la monumental obra "Cuba: Dibujos Rupestres" del propio autor (Núñez 1975:175-180).
5.En el texto de 1493 se lee claramente Auan , en la de Volafan Nahn , Muños y Bernalder también leyeron Nahn ( Biblioteca Clásica, Tomo DLXIV, 1914:489).
6.El subrayado y el paréntesis es nuestro.
7.Pascual Gayangos en un artículo publicado en La América en 13 de abril de 1867, le llama Gabriel Sánchez ( Biblioteca Clásica, Tomo DLXIV, 1914:495).
8.El subrayado es nuestro.
9.Debe tenerse en cuenta que en 1935, cuando Ortiz realiza esta afirmación, la ciencia no contaba con los elementos que hoy se tienen sobre la presencia tardía de primates (monos) en las Antillas Mayores (Gutiérrez y Jaimez 2006:28)
10.Queremos llamar la atención sobre el hecho de que el Dr. Fernando Ortiz al referirse a la cita de Colón menciona que ésta además aparecer en las dos cartas ya comentadas, se localiza en su diario (Ortiz 1935:198), cuestión que no hemos podido comprobar en las versiones consultadas de Las Casas y Fernando Colón.
11.Asumimos que el escrito pertenece al siglo XIX atendiendo a la caligrafía empleada por su autor.
12.El subrayado es nuestro.
13.La monografía publicada en 1855 lleva por título "Topografía médica de la Isla de Cuba".
14.El subrayado es nuestro.
¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo citar este artículo:
González Tendero, José; Fernández Ortega, Racso y Gutiérrez Calvache, Divaldo. La problemática del dibujo rupestre de la Cueva Matías, Sierra de Cubitas (Camagüey, Cuba) ¿De factura indocubana o del hombre moderno?
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/cuevamatias.html
2009
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