Los petroglifos de Cimarronas, municipio de Bolívar, departamento del Cauca
Silvio Aristizábal Giraldo, Antropólogo, Universidad del Cauca, Magíster en Planeación Urbana y
Regional, Pontificia Universidad Javeriana. saristig@hotmail.com.
Pedro Pablo Morales Aguirre (q.e.p.d.), sacerdote perteneciente a la comunidad
de los Misioneros Redentoristas, Antropólogo, Universidad del Cauca, fallecido el 10 de septiembre de
1994.
Introducción
El presente informe es resultado de una investigación realizada entre
1976 y 1979, en el corregimiento de Cimarronas-Nueva Granada, en el
municipio de Bolívar, departamento del Cauca (Colombia). Las dos
primeras visitas fueron realizadas por los autores en abril y agosto de
1976 y en ellas se recogió la mayor parte de la información. En 1977 y
1978, Aristizábal visitó varias veces la zona recopilando información
etnográfica y etnohistórica para su trabajo de grado en antropología en
la Universidad del Cauca (Aristizábal Giraldo, 1978) y aprovechó para
ampliar sus indagaciones sobre los petroglifos.
Durante la primera visita pudimos observar en potreros, caminos y
patios de las casas, piedras que contenían diferentes dibujos. La
mayoría de los pobladores mostraba poco interés en estos vestigios
culturales, ignorando incluso que en sus parcelas existiera alguno de
ellos. Unos pocos sentían curiosidad por el tema, entre ellos Julio
Rómulo Chimborazo(1)
(q.e.p.d.) quien había escrito a diversas instituciones solicitando
información al respecto, sin obtener respuesta. El mismo nos informó
que, tanto en el pequeño valle de Cimarronas como en las laderas
aledañas, había gran número de petroglifos, los cuales eran conocidos
en el lugar con el nombre de “ídolos”.
Después de un breve recorrido se identificaron más de diez sitios, por
lo cual se organizó para los días siguientes una minga(2)
en la cual participó toda la comunidad, con el fin de limpiar y copiar
los petroglifos, actividad que se repitió en una segunda visita.
El procedimiento de recolección de la información fue el siguiente: una
vez localizada la piedra se limpió, siendo necesario, en algunos casos,
cortar los arbustos y ramas que la cubrían o lavarla para que los
dibujos quedaran al descubierto, hecho lo cual se marcó la acanaladura
con tiza y se calcó el dibujo en papel al tamaño natural. Por nuestras
lecturas sobre el tema, era el procedimiento que conocíamos,
procedimiento hoy revaluado por los expertos. Se tomaron fotografías
que documentaban el proceso (el sitio tal como aparecía inicialmente,
los diferentes pasos de limpieza, los dibujos antes y después de ser
marcados con tiza), la mayoría de las cuales, infortunadamente, se
perdieron. En una de las pocas que se logró rescatar, la de la Piedra
N° 5, los dibujos aparecen más claros y nítidos que como se muestran en
el resultado del entizado y el calco (Lámina 8).
Con los dibujos reducidos a escala(3)
y la información disponible se elaboró, a finales de 1978, un primer
documento para su publicación, gracias a gestiones adelantadas por
Pedro Antonio Chimborazo(4) ante
la Oficina de Extensión Cultural del departamento del Cauca.
Finalmente, la publicación no salió y el documento, con numerosas
fotografías, se extravió en las oficinas del gobierno.
En
1985, con base en algunos borradores y los originales del calco en
tamaño natural, Aristizábal encargó nuevamente la transcripción de los
dibujos a escala(5), los cuales
permanecieron engavetados hasta hoy. El presente informe es de índole
esencialmente descriptiva. La decisión de difundirlo, aprovechando la
publicación electrónica Rupestreweb, no tiene otro
propósito que el de contribuir a levantar el inventario sobre
petroglifos existente en el país, coadyuvando de esta manera a la
identificación del patrimonio cultural de Colombia y de las regiones,
en este caso, el departamento del Cauca, el municipio de Bolívar y, por
supuesto, Cimarronas. Se espera igualmente motivar a los jóvenes
investigadores para que con las técnicas adecuadas adelanten los
estudios pertinentes.
Ubicación geográfica e histórica
Cimarronas, conocido también como Nueva Granada y antes como Bomboná, es un corregimiento(6)
del municipio de Bolívar, situado en los límites de éste con San
Sebastián, al suroriente del departamento del Cauca (Colombia). Está
localizado a los 01°, 44’, 22’’ de latitud y a los 76°, 49’, 27.3’’ de
longitud. Tiene una superficie de 12 kilómetros cuadrados, una altura
aproximada de 2450 metros sobre el nivel del mar y una temperatura
promedio de 12°C.
En sus suelos predominan
rocas volcánicas recientes, compuestas principalmente de lavas (desitas
y andesitas), depósitos de piedra pómex y cenizas volcánicas. Está
cruzado por varias fuentes de agua siendo las más importantes las
quebradas de Cimarronas y Machacuay, las cuales desembocan en el río
Hatofrío que pertenece a la cuenca del Patía y separa al corregimiento
del municipio de San Sebastián.
La topografía se caracteriza por el predominio de laderas y montañas
entre las cuales se encuentran dispersas la mayoría de las viviendas.
Hay un pequeño valle, que corresponde a lo que propiamente se
llama Cimarronas y en él se puede apreciar un intento de nucleación
consistente en una pequeña plaza en cuyos alrededores están la escuela,
la inspección de policía y algunas viviendas. Actualmente se comunica
por carretera con la cabecera municipal, Bolívar, con las poblaciones
cercanas de San Juan y El Rosal, y con el municipio de Santa Rosa, en
la llamada Bota Caucana. A este respecto conviene señalar que la
carretera a Santa Rosa cruza la cordillera central en una depresión de
ésta, por donde antiguamente cruzaba el camino que iba hasta Mocoa. De
ahí, que Cimarronas se sitúe cerca de este cruce, el cual seguramente
sirvió de paso obligado para los intercambios precolombinos entre los
andes y la amazonia.
El nombre de Cimarronas correspondiente al lugar aparece en un
documento del siglo XVII y obedece, probablemente, al hecho de que allí
tenía la curia de Almaguer(7)
el ganado cimarrón (sin marcar). Es así como en 1650 el presbítero Juan
Demideros Morcillo, cura de Almaguer, al sur del Cauca, solicita al
Cabildo central de Popayán permiso para vender el patrimonio
consistente en “sólo el sitio y ganado cimarrón”, lo poco que aún le
quedaba de la herencia recibida de sus mayores al ser ordenado cura de
Almaguer, patrimonio que no podría atender por falta de mano de obra
(Documento 13, fol. 24v). El presbítero Juan Demideros Morcillo era
descendiente de Juan Demideros, descendiente, a su vez, de los primeros
españoles que poblaron el distrito de Almaguer. A este Juan Demideros y
a Diego Ruiz, les habían sido otorgadas las tierras de Hatofrío y
Cresta de Gallo, en el año de 1578, por Sancho García del Espinar,
Gobernador y Capitán de la Gobernación de Popayán. Dos de los sitios
mencionados en el documento, Hatofrío y Cresta de Gallo (también
conocido como Manayo, un gran peñasco localizado en la confluencia de
los ríos Hatofrío y San Juan), han sido reconocidos tradicionalmente
como parte del territorio del actual corregimiento de Cimarronas
(Aristizábal Giraldo, 1978).
Fotografía 1 Panorámica sector Valle de Cimarronas
donde se localizan algunos de los petroglifos
Localización geográfica
En
la actualidad Cimarronas tiene un poco más de 400 habitantes que
viven en pequeñas parcelas donde cultivan maíz, papa, trigo y cebada;
sostienen algunas cabezas de ganado vacuno y ovino y, además, crían
gallinas, cerdos y cuyes.
Descripción de los petroglifos
En Colombia los petroglifos están diseminados por diversas regiones. Al respecto, escribía Wenceslado Cabrera, en 1966:
La
gran cantidad de estas rocas en el territorio colombiano es tal vez
excepcional ya que se extiende de sur a norte desde la frontera
ecuatoriana hasta la Sierra Nevada de Santa Marta y de oriente a
occidente desde el Orinoco hasta la Cordillera Occidental […] Tenemos
muestras de petroglifos en todos los departamentos, aunque hay regiones
particularmente ricas como Cundinamarca, Huila y Nariño (1966, p, 99).
En lo que respecta a la zona del Macizo colombiano, algunos autores se
han referido en forma general a los petroglifos allí existentes. Así,
por ejemplo, Juan Friede (1976) habla de rocas con incisiones lineales
y dibujos de figuras en técnicas de relieve negativo, diseminadas en
varios sitios. El mismo autor asevera que si esas incisiones son signos
de una escritura primitiva sólo podrá dilucidarse mediante un estudio
arqueológico y que de ser así, se estaría demostrando la existencia de
un antiguo pueblo con alto desarrollo cultural diferente a las tribus
encontradas por los conquistadores.
Por su parte, la etnohistoriadora Kathleen Rómoli (1962) aboga por una
investigación científica de los artefactos y piedras grabadas que se
encuentran en la región. Admite que algunas, como las del páramo del
Letrero, son obra de españoles, pero afirma que muchas otras fueron
hechas por los indígenas.
Los petroglifos de Cimarronas presentan variadas figuras, tales como:
círculos concéntricos, espirales, motivos zoomorfos y antropomorfos;
otras son de difícil identificación. La técnica empleada es la excisión
utilizando un punzón (¿una piedra de mayor dureza?), el cual va dejando
una marca punteada. En algunos casos, la acanaladura es menor de un
centímetro de ancho, en otros, es mayor. La profundidad es de unos
pocos milímetros y cuando las líneas no se pueden ver es posible seguir
sus huellas mediante el tacto con la yema de los dedos.
Aún se desconoce quiénes elaboraron los petroglifos. Podría aventurarse
la hipótesis de que fueron pueblos de la época precolombina. Hipótesis
sustentable a partir de las investigaciones etnohistóricas de Rómoli
(1962), en las cuales se plantea que los habitantes del distrito de
Almaguer en tiempos de la conquista, pertenecían a tribus llegadas
recientemente del Ecuador huyendo del imperio incaico, y que estas
tribus desaparecieron muy pronto de la región, de manera que quienes la
poblaban en el siglo XVII pertenecían ya a otras tribus. Por lo demás,
parece poco probable que pueblos sometidos a la zozobra y a la
incertidumbre de la invasión española pudieran dedicarse a elaborar los
petroglifos, máxime si se tiene en cuenta que para la segunda mitad del
siglo XVI y el siglo XVII la catástrofe demográfica fue excesivamente
notoria, entre otras causas por la viruela que, según Rómoli (1962)
azotó la región de manera violenta. De ahí que a mediados del siglo
XVII, las tierras estaban vacías porque “no había españoles, ni
naturales que las ocuparan, por haberse acabado” (Doc. 13, fols. 29v-r
y 30v). En todo caso la autoría de los petroglifos sólo podrá
dilucidarse a partir de investigaciones que permitan establecer
relaciones entre éstos y otros materiales arqueológicos. Al respecto
vale la pena señalar que en Cimarronas se encuentran también hachas y
pequeñas estatuas de piedra, objetos de cerámica y sitios de antiguas
viviendas, como se deduce de los numerosos restos de cerámica y piedras
de moler.
De los más de treinta petroglifos ubicados se describen a continuación
doce, considerados como más representativos en razón del número de
dibujos en cada piedra. Al señalar el nombre del propietario del predio
se busca facilitar la ubicación de las piedras. Aunque algunos han
muerto, sus descendientes continúan viviendo allí.
Piedra N° 1:
Localizada en un potrero que en 1976 pertenecía a Angel Añasco, ya
fallecido. Tiene una superficie plana, inclinada en dirección W-E, mide
2.20 metros de largo por 1.60 metros de ancho y está rodeada de otras
piedras de tamaño similar, pero sin grabados. Al lado de la piedra
había una cueva, excavada, según información de los habitantes de
Cimarronas, por unos alemanes que estuvieron en la región en los años
veinte del siglo pasado, buscando oro y otros minerales (Ver Lámina 1).
Lámina 1
Piedra N° 2:
Situada cerca de una quebrada, a un lado del camino que conduce del
caserío a la casa de Orfelina Chimborazo. Su cara vertical da al
oriente y tiene 2.80 metros de alto por 2.50 metros de ancho. Contiene
espirales, motivos zoomorfos, triángulos, semicírculos y un bajo
relieve. La cara superior es una mesa inclinada con dos niveles que
presentan diferentes grabados (Ver Láminas 2, 3 y 4).
Lámina 2
Lámina 3
Lámina 4
Piedra N° 3:
Se encuentra cerca de la entrada de la casa de Orfelina Chimborazo.
Tiene forma de techo de dos aguas, con una superficie total de 3 metros
cuadrados. En una de sus caras tiene espirales y en la otra,
semicírculos y espirales encerrados en círculos (Ver Láminas 5 y 6).
Lámina 5
Lámina 6
Piedra N° 4:
Es una roca pequeña, situada unos 15 metros más debajo de la piedra N°
2, con superficie plana ligeramente inclinada, de aproximadamente 1.50
metros cuadrados, con dibujos diferentes a los observados en las otras
rocas (Ver Lámina 7).
Lámina 7
Piedra N° 5:
Situada en el patio de la casa que perteneció a los hermanos Manuel y
Julio Rómulo Chimborazo (ya fallecidos). Está prácticamente cubierta de
espirales, como lo muestra la fotografía correspondiente; de ellos se
calcaron algunos (Ver Lámina 8).
Fotografía 2 - Piedra N° 5
Lámina 8
Piedra N° 6:
Situada a un lado del camino de herradura que conduce de Cimarronas al
vecino pueblo de San Juan. Forma un semiabrigo de 1.20 metros de altura
y presenta varias figuras zoomorfas, algunas de ellas apenas
bosquejadas. (Ver Lámina 9).
Lámina 9
Piedra N° 7:
Se localiza a unos 200 metros de distancia de la anterior en dirección
hacia el oriente. Es una especie de acantilado de unos 25 metros de
altura. La mayor parte de la superficie está cubierta de un tinte de
color rojizo por la cual es conocida como “peña colorada” De ella brota
una pequeña fuente de agua que nutre parte del acueducto del caserío.
Hacia el lado izquierdo de la roca, en su base hay un semiabrigo en una
de cuyas paredes (1.25 metros de alto por 0.80 metros de ancho) se
aprecian 11 figuras, tal vez las más elaboradas de las descritas
en el presente informe. En la parte inferior de este semiabrigo hay
indicios de que estuvieron sacando pequeñas lascas. En la parte
superior derecha se observa una cruz labrada con una técnica diferente
a la empleada en las otras figuras. De acuerdo con información
suministrada por Juan de la Cruz Chimborazo (q.e.p.d.) en 1976, dicha
cruz fue elaborada en 1922 durante una visita de un misionero católico
de la Congregación de los Redentoristas. El dato coincide con las
Crónicas de Misiones de los Redentoristas en Popayán, en las cuales
consta que en el mencionado año hubo un misionero en Cimarronas(8) (Ver Lámina 10).
Lámina 10
Piedra N° 8:
Localizada en una loma al frente de la capilla. En el sitio donde está
dicha roca, probablemente, hubo viviendas puesto que se han encontrado
varias piedras de moler, algunas de las cuales son utilizadas para
suministrar comida a animales domésticos, tales como cerdos y gallinas
(Ver Lámina 11)
Lámina 11
Piedra N° 9:
Localizada hacia el suroriente de la anterior, cerca de la quebrada
Machacuay. Entre un conjunto de rocas hay una de forma rectangular con
numerosos grabados (Ver Lámina 12).
Lámina 12
Piedra N° 10:
Situada en un potrero a 100 metros de distancia de la casa que en 1976
pertenecía a Ismael Imbachí. Contiene varios espirales y figuras en
forma triangular que semejan rostros humanos (Ver Lámina 13).
Lámina 13
Piedra N° 11:
Situada en un potrero que en 1976 era de propiedad de Adriano Pérez.
Mide 2.50 metros de largo por 1.90 metros de ancho y presenta numerosos
dibujos muchos de los cuales se observan deteriorados debido,
probablemente a su exposición a factores atmosféricos (sol y lluvia)
pero, además, porque en su parte inferior es utilizada como recipiente
para alimentar a los animales domésticos (Ver Lámina 14).
Lámina 14
Piedra N° 12:
Localizada en un potrero de propiedad de Florentino Imbachí. Es una
gran laja inclinada con numerosos dibujos. Presenta figuras diferentes
a las de las otras piedras registradas –excepto el espiral–. Se
diferencia igualmente porque la acanaladura es más ancha y profunda
(Ver Lámina 15).
Lámina 15
Conclusiones
El
número de petroglifos existente en Cimarronas es mucho mayor del
registrado en el presente informe. A partir de 1976 los habitantes del
lugar identificaron muchos otros petroglifos que aún no se han
registrado. Igualmente tenemos información de la existencia de
petroglifos en las vecinas poblaciones de El Rosal y Los Milagros.
En Cimarronas, además de los petroglifos, la gente ha encontrado hachas
y estatuillas de piedra, vasijas y ocarinas en cerámica, algunas de las
cuales conservan en sus casas. Así mismo hay numerosos sitios de
antiguas viviendas, lo que se deduce por la presencia de piedras de
moler y numerosos restos de cerámica.
Queda por saber qué pueblos fabricaron estos objetos y grabaron las
rocas, si fueron grupos que habitaban la región a la llegada de los
españoles, u otros anteriores a esa época. Infortunadamente la
investigación sobre petroglifos en el país, sigue siendo incipiente.
Aun cuando se piensa que es una actividad que corresponde a los
arqueólogos, en su mayoría sigue en manos de aficionados.
Por su cercanía a la depresión que permite el paso de la cordillera
central hacia la bota caucana, posibilitando la comunicación entre los
andes y la amazonia, Cimarronas constituye un sitio de interés para la
investigación arqueológica y etnohistórica de la región, tal como lo
reconoce la etnohistoriadora Kathleen Rómoli cuando afirma: “No se
trata de buscar en las montañas de Almaguer civilizaciones
insospechadas, sino más bien de encontrar una contribución, quizás
importante, al estudio de las peregrinaciones y mudanzas de los
primitivos pueblos americanos” (1962, p. 289).
Notas
1.
Julio Rómulo Chimborazo estudioso de la historia local y depositario
del conocimiento y la tradición oral de su región, nació y vivió en
Cimarronas hasta su muerte el 15 de abril de 2003.
2. Jornada de trabajo comunitario, tradicional entre los indígenas y campesinos de la región andina en el sur de Colombia.
3. Silvia Paredes y Rubiela Vivas, estudiantes de Bellas Artes en la Universidad del Cauca en 1978, realizaron esta tarea.
4.
En Popayán se contó con la activa colaboración de Pedro Antonio
Chimborazo Imbachí oriundo de Cimarronas, autodidacta, líder cívico,
investigador de la historia de Cimarronas y poblaciones vecinas, desde
muy joven salió de su tierra natal, desempeñó diversos cargos en la
administración pública, en los últimos cuarenta y cinco años vivió en
Popayán, donde adelantó permanentes gestiones ante el gobierno en favor
de su región, murió el 8 de marzo de 2009.
5. El dibujante técnico Alvaro García, realizó este trabajo en Medellín, en 1985.
6.
Los corregimientos son divisiones menores territoriales de los
municipios, tienen una autoridad civil, el corregidor o inspector de
policía, dependiente del alcalde municipal, con algunas funciones de
policía, entre ellas el castigo de infracciones menores de los
ciudadanos.
7.
En el siglo XVI, la población de Almaguer tuvo gran importancia por
causa de las minas de oro allí existentes y el número de esclavos que
trabajaban en ellas. Esta población era la única que ostentaba el
título de ciudad entre Popayán y Quito.
8.
Pedro Pablo Morales confirmó esta información en la casa de los
Misioneros Redentoristas en Popayán, en las Crónicas de Misiones que
registran la visita del padre Carlos Paulen a Cimarronas en 1922.
Agradecimientos
A
los habitantes de Cimarronas por la colaboración entusiasta y generosa
para la recolección de la información, algunos de los cuales ya
fallecieron como los hermanos Chimborazo Imbachí y Catalino Chilito del
vecino pueblo de San Juan. A Diego Martínez editor /moderador de
Rupestreweb por acoger esta publicación.
—¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com—
Cómo citar este artículo:
Aristizábal Giraldo, Silvio y Morales Aguirre, Pedro Pablo. Los petroglifos de
Cimarronas, municipio de Bolívar, departamento del Cauca (Colombia).
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/cimarronas.html
2009
BIBLIOGRAFÍA
Aristizábal Giraldo, S. (1978) La Tenencia de la tierra en Cimarronas (Cauca).
Trabajo de grado, Departamento de Antropología, Facultad de
Humanidades, Universidad del Cauca, Popayán. Documento sin publicar.
Cabrera Ortíz, W. (1966) Monumentos rupestres en Colombia. Cuaderno Primero: Generalidades, algunos conjuntos pictográficos de Cundinamarca, Revista Colombiana de Antropología, Bogotá, Vol. XV, págs. 79 sgs.
Documento 13 (s.f.)
Bajo este número está registrado en la Notaría de Bolívar (Cauca) un
documento que contiene los títulos, alegatos y sentencias relacionados
con el litigio entre los habitantes de Cimarronas y San Juan, por las
lomas de Hatofrío y Cresta de Galla. La copia consultada pertenecía a
Catalino Chilito (q.e.p.d.) habitante de San Juan.
Friede, J. (1976) El indio en lucha por la tierra. Bogota: Punta de Lanza.
Rómoli de Avery, K. (1962)
El suroeste del Cauca y sus indios al tiempo de la conquista española,
según documentos contemporáneos del Distrito de Almaguer. Revista Colombiana de Antropología, Bogotá, Vol. XI, pgs. 239–299.