Los petroglifos de Boca Chaquimayo: reliquia arqueológica de la Amazonía puneña, Perú (1)
Rainer Hostnig rainerhostnig@gmail.com SIARB. Cusco, Perú
Introducción
Los petroglifos de Boca Chaquimayo en el extremo noroeste del departamento de Puno, representan, junto con los de Pusharo en el vecino departamento de Madre de Dios, quizás las manifestaciones rupestres más sobresalientes de la Amazonía suroriental peruana.
Se trata de grabados sobre seis bloques líticos emplazados sobre una terraza elevada encima de la estrecha garganta del río Chaquimayo y cerca de la unión de este con el río San Gabán, un importante tributario del río Inambari. Los petroglifos de este sitio se destacan por su rico y variado repertorio iconográfico de clara filiación cultural amazónica. Otra particularidad de los petroglifos de Boca Chaquimayo es la articulación de la mayoría de los motivos mediante líneas conectoras y la continua transición de una figura a otra, causando un impacto visual extraordinario por lo intrincado de los motivos. Llama la atención la frecuente representación de figuras sauriformes o del lagarto, en diferentes formas, tamaños, posiciones y combinaciones (hombre-lagarto o saurio humanizado), y el tema relativamente frecuente del astro solar y de la serpiente, elementos trascendentales de los mitos cosmogónicos de los pueblos amazónicos.
Con el propósito de realizar un primer registro y documentación de los petroglifos de Boca Chaquimayo, el autor realizó dos visitas al lugar, la primera en octubre del 2007 y la segunda en abril del 2008. Participaron en el primer trabajo de campo el regidor ayapatino Daniel Apaza de la Municipalidad Provincial de Carabaya y su hermano, además Klaus Amann de Austria y un trabajador de la Municipalidad Distrital de San Gabán. Durante la segunda visita fui asistido en el reconocimiento de la zona y en la toma de datos por personal de la empresa constructora Intersur Concesiones y por el regidor Germán Onofre del Gobierno Municipal de Carabaya.
A continuación daré a conocer los primeros resultados de este estudio, considerando aspectos como emplazamiento, técnica usada, iconografía y tratamiento pictórico concluyendo el capítulo con ideas preliminares sobre el posible significado de algunos de los motivos representados y con algunos comentarios sobre el estado de conservación y las acciones para la protección del sitio puestas en marcha por parte del Consorcio Intersur.
Fig.1: Petroglifos de Boca Chaquimayo (bloque 6).
Ubicación y acceso
Los petroglifos de Boca Chaquimayo se encuentran en la zona de transición de la planicie amazónica al piedemonte andino. El sitio está ubicado en el distrito de San Gabán, provincia de Carabaya, a 820 m. de altura sobre el nivel del mar, cerca de la confluencia de los ríos Chaquimayo y San Gabán (ver imagen satelital y mapa). Sus coordenadas UTM son: Este: 350443, Norte: 8514882.
La ubicación de los petroglifos en medio o en la proximidad de un río, cerca de la convergencia de ríos o en una zona de raudales es un factor que Boca Chaquimayo comparte con muchos sitios rupestres de la Amazonía. (Reichel 1977, Urbina 1993, Pereira, 2003)
Boca Chaquimayo dista del centro del poblado de San Gabán apenas 2,5 kilómetros. Saliendo del pueblo por la Carretera Interoceánica en dirección a Puerto Maldonado, se llega en pocos minutos al Puente Chaquimayo, en el km. 294 de dicha carretera. Pocos metros antes de cruzar el puente sobre la angosta garganta del cañón del río Chaquimayo, se estaciona el vehículo en la margen derecha y se cruza la vía para subir a la terraza cuyo talud está alineado con la margen izquierda de la carretera.
Fig. 2: Mapa de ubicación de Boca Chaquimayo, con indicación de la
Carretera Interoceánica (línea roja) que pasa por el sitio.
Fig. 03: Imagen satelital que muestra las características
geomorfológicas de la zona (Foto: Google Earth)
Aspectos biofísicos, socioeconómicos y culturales
Emplazado entre aprox. 400 y 4000 m. de altura sobre el nivel del mar, con un promedio de 1000 m.s.n.m., el distrito de San Gabán se caracteriza por un clima tropical con temperatura y precipitaciones anuales elevadas. Según los datos meteorológicos registrados en la estación climatológica en las afueras del poblado de San Gabán, la temperatura media anual es de unos 20 ºC, mientras que las precipitaciones pluviales alcanzan entre 4000 y 5000 mm al año, convirtiendo la zona en una de las más lluviosas y húmedas del país. De acuerdo a estos parámetros bioclimáticos y aplicando el sistema Holdridge para la clasificación de áreas de tierra, la zona de Boca Chaquimayo pertenece a la Zona de Vida llamada Bosque muy húmedo subtropical (bmh-S).
La alta pluviosidad, humedad y temperatura reinante en esta región incide en el estado de conservación de los petroglifos y de los soportes rocosos y en la visibilidad de los grabados, los que por su exposición permanente y directa a los agentes del clima muestran diferentes grados de deterioro por procesos erosivos y el desarrollo de microorganismos que invaden las superficies de los bloques pétreos.
El distrito cuenta con importantes recursos hídricos, parcialmente aprovechados para la generación de energía a través de la Empresa de Generación Eléctrica San Gabán. Los hermosos paisajes ribereños del río San Gabán, las numerosas cascadas y el angosto y zigzageante cañón del río Chaquimayo, esculpido en la roca madre por las aguas torrentosas del río durante las épocas de crecidas, son atractivos naturales con potencial turístico.
Fig. 4: Vista de la catarata de Tupari en Uruhuasi.
Fig. 5: El río Boca Chaquimayo cerca de su
desembocadura en el río San Gabán
San Gabán tiene una superficie de 2029 km.² y aproximadamente 4.406 habitantes (Censo 2005), de origen andino y resultado de la migración paulatina a la zona de diferentes provincias altoandinas del departamento de Puno y otras regiones. La fuerte migración a la zona ha duplicado la población distrital en el período intercensal (1993-2005).
En los últimos años han surgido nuevos caseríos como Cuesta Blanca, con migrantes de Puno, Ayacucho y Apurímac. Los pobladores se dedican a los cultivos de coca (60% del área de cultivo), café, piña y plátano, a la extracción forestal y al lavado de oro. El cultivo de la coca va en aumento y su producción ha comenzado a superar las ganancias obtenidas en la minería aurífera artesanal. Esto ha causado en los últimos años un cambio drástico en el uso de la tierra, con la deforestación de miles de hectáreas de bosque virgen, incluso en áreas protegidas por el Estado como el Parque Nacional Bahuaja Sonene, para ser convertidas en áreas de cultivos de coca.
Sinopsis histórica de la zona
Durante los milenios anteriores a la llegada de los españoles y durante parte de la época colonial, el actual distrito de San Gabán de la provincia de Carabaya parece haber sido territorio de pueblos amazónicos pertenecientes a la familia sociolingüística Arawak. Desconocemos la filiación étnica exacta de los pueblos que ocupaban la zona, pero es probable que se tratara de los antecesores de los Huarayos (hoy Ese Eja), de los Arasaeri, o de grupos étnicos emparentados con ellos. (Alexiades y Peluso 2003)
Durante el incanato, las cabeceras de las cuencas tributarias del Inambari, a las que pertenece San Gabán, constituían en esta región la frontera del incanato con la región del Antisuyo. Estas tierras limítrofes con la Amazonía posiblemente fueron ocupadas por mitimaes y estaban dedicadas a la explotación de oro, el cultivo de la coca y la obtención de productos cotizados de la selva como plumas, animales exóticos, pieles, miel, madera de palma, tintes, etc., mediante el trueque con los pueblos nativos. Los arqueólogos estadounidenses Coben y Stanish (2005) opinan, por los restos incas hallados cerca de Ollachea, que el valle superior y medio del río San Gabán era una de las rutas usadas por los incas para llegar a las minas de oro de Carabaya. Parece que los incas lograron ocupar la zona de San Gabán a comienzos del siglo XVI, con la consolidación de las conquistas territoriales de Topa Inka y la incorporación de nuevos territorios al incanato por Huayna Capac, entre ellos las laderas orientales de los Andes en el sur peruano, en la ceja de selva del actual departamento de Puno, y en Bolivia (departamentos de La Paz hasta Santa Cruz de la Sierra). (Pärssinen y Siiriäinen 2003)
De las ocupaciones precolombinas tardías de la zona dan testimonio varios restos arquitectónicos, hallazgos casuales de artefactos de cerámica, piedra y metal hechos por los lugareños, y la existencia de pinturas rupestres con representación profusa de llamas de estilo esquemático, en los cerros alrededor de Ollachea. (Nordenskjöld [1906] 1953; Hostnig 2003, 2007, 2008)
Fig. 6: Torre funeraria preinca de Chichacori,
cerca de Ollachea (Foto: Klaus Amann)
Fig. 7: Pinturas rupestres de Llamaqaqayoq, de la época precolombina tardía,
halladas en la ladera de la montaña encima de la carretera interoceánica, tramo Ollachea - San Gabán.
Con la llegada de los españoles se produjeron cambios bruscos y violentos en la ceja de selva de Carabaya y en el actual distrito de San Gabán, cotizado desde épocas muy tempranas de la colonia por sus riquezas auríferas.
Las primeras referencias sobre esta región y sobre los pueblos amazónicos que ocupaban la región al inicio de la época colonial, las encontramos en las obras de los cronistas españoles y en documentos eclesiásticos, redactados por frailes misioneros. Por sus ricas vetas y lavaderos de oro, San Gabán se convirtió rápidamente en zona minera por excelencia, manteniéndose durante varios siglos una frontera elástica entre los belicosos pueblos nativos que reivindicaban su territorio ancestral y los españoles asentados en y alrededor de los centros mineros.
Los relatos sobre las etnias amazónicas con quienes los españoles mantenían relaciones conflictivas o contactos amistosos son contradictorios en lo referente a los nombres de los nativos, pero es de suponerse que eran indígenas Huarayos (o Guarayos, hoy llamados Ese Eja) de la familia lingüística Takana o Arasaeris de la familia Harakmbut. Estos últimos fueron perseguidos y prácticamente aniquilados por los caucheros. Muchos de los sobrevivientes perecieron en las luchas con los Ese Eja y otras etnias, y en la actualidad ya sólo hay medio centenar de ellos, en avanzado estado de aculturación. Cuando hacia mediados del siglo XIX y a comienzos del siglo XX las migraciones hacia la ceja de selva y selva de Puno se incrementaron, los indígenas amazónicos comenzaron a desplegarse de la zona de San Gabán y del Inambari hacia el norte y el este del suroriente peruano y el noroeste de Bolivia, no sin antes realizar varios intentos de defensa y recuperación de sus territorios. Es sabido, por ejemplo, que los Ese Eja vivieron en estado de hostilidad permanente con los viajeros y las tribus más pacíficas de la región, con los últimos ataques a los intrusos teniendo lugar entre los años 1903 y 1904.
La Amazonía peruana, con excepción de los “Andes Amazónicos”, sigue siendo, en términos arqueológicos, la región menos estudiada y conocida del país. La selva de Puno y la zona de San Gabán no escapan a esta situación. Las excavaciones arqueológicas más cercanas a este distrito puneño se realizaron en el ámbito del Lago Sandoval, en el departamento de Madre de Dios, en los años setenta. En vista de los hallazgos de cerámica (piruros, discos, coladores y tembetas o adornos sublabiales), algunos con decoración incisa, e instrumentos de piedra y metal muy similares a los encontrados por el antropólogo estadounidense Donald Lathrap de la Universidad de Berkeley en Ucayali pocos años antes y atribuidos por él a pueblos amazónicos de avanzada cultura, los investigadores concluyeron que las cuencas de los ríos Madre de Dios, Inambari y Tambopata deben haber participado desde épocas tempranas en el movimiento cultural transamazónico, el mismo que al inicio del Horizonte Formativo habría dado origen a la cultura Chavín. (Del Aguila y Cogorno de González 1982-1983) El arqueólogo Rogger Ravines llegó a conclusiones similares al estudiar una docena de vasijas de cerámica y un hacha de piedra pulida, descubiertas casualmente al realizarse remociones de tierra con fines de lavado de oro junto a un antiguo brazo del río Madre de Dios en el distrito Laberinto en Tambopata. (Ravines 1983-85)
Ante la falta de datos arqueológicos provenientes de excavaciones científicas en la zona de San Gabán, nos tenemos que conformar con la información proporcionada por antiguos colonizadores de la zona sobre hallazgos fortuitos de artefactos líticos y fragmentos de cerámica. Un anciano del lugar, Juan Zevallón, hurgando en su memoria, narró que años atrás, al cultivar un pedazo de tierra en la confluencia de los ríos San Gabán e Inambari, había visto gran cantidad de fragmentos de cerámica de notoria antigüedad y que al abrirse en los años setenta del siglo pasado el tajo para la carretera cerca de Boca Chaquimayo, los obreros hallaron vasijas completas de cerámica, entre ellas una tinaja grande, además instrumentos de piedra y un hacha de oro. Es probable que este último hallazgo sea producto de la imaginación de los pobladores, pero atrajo a los buscadores de tesoros que por poco logran llevar a la ruina al sitio arqueológico con las profundas zanjas que excavaron alrededor de los dos bloques más grandes con grabados rupestres.
Los petroglifos
No sabemos cuándo y quién descubrió los petroglifos de Río Chaquimayo, los que durante siglos deben haber estado ocultos bajo el manto de la selva. Si cerca del sitio ha pasado el camino principal hacia el Inambari y Tambopata, es muy probable que algún minero, cauchero, misionero, soldado o explorador haya visto las piedras grabadas al transitar por la zona, pero si fuera así, parece que ninguno ha dejado referencia escrita sobre ellos.
El sitio debe haber sido descubierto definitivamente por la población local de origen andino, a más tardar a comienzos del siglo pasado, cuando fue fundado el actual poblado de Lanlacuni Bajo o San Gabán, capital del distrito del mismo nombre, en la margen izquierda del río San Gabán.
Emplazamiento y soportes usados
Los petroglifos se encuentran grabados en las caras superiores lisas de seis bloques líticos, ubicados en un terraplén elevado encima del estrecho cañón del río Chaquimayo, cuyas paredes verticales alcanzan en este lugar aproximadamente 10 m. de altura. A poca distancia de los bloques grabados pasa la Carretera Interoceánica que cruza la garganta del río sobre un corto puente de cemento.
Fig. 8: Croquis de ubicación de los bloques grabados.
Todos los bloques, menos uno, tienen forma alargada y su eje central está orientado hacia el este
(fig. 9). Dos de ellos son sostenidos por rocas de diámetro menor, a manera de columnas naturales. En el pasado, una zanja profunda fue cavada debajo de estos dos bloques por buscadores de tesoros.
Mineralógicamente, las rocas que afloran en el sitio son de pizarra silificada. Pertenecen a la Formación de Sandia del Paleozoico Ordovícico Superior. En la superficie del bloque 4 y 5 se ven restos de la capa original más oscura y rugosa que se ha desprendido por efectos de la erosión o que ha sido retirada intencionalmente para grabar sobre la superficie lisa o alisada debajo. La ubicación del sitio encima de un río y cerca de la desembocadura del río Chaquimayo en el San Gabán no es casual, sino que corresponde probablemente a la carga mitológica y mágica que estos lugares han tenido para muchos pueblos amazónicos, razón por la cual se encuentran petroglifos en zonas selváticas frecuentemente en el cauce mismo de los ríos o cerca de la unión de los cursos fluviales.
Para fines de descripción y análisis se ha asignado a cada bloque grabado un número. Comenzando con el bloque 1 a la izquierda, siguen sucesivamente y en sentido contrario al reloj los bloques 2, 3, 4, 5 y 6 (fig. 8). Determiné este orden en función del acceso al sitio. En caso de que más adelante aparezcan otras rocas grabadas (por ahora todavía bajo tierra o cubierta de vegetación), sólo se agregará el número correspondiente.
Fig. 9: Orientación de bloques grabados.
Bloque 1: Es el bloque grabado con el cual comenzaremos el recorrido. Mide 2,7 m de largo con 1,8 m de ancho y tiene un grosor de sólo 23 cm. En la cara superior de esta roca hallamos la figura solitaria de un animal sauriforme humanizado, elaborado de manera tosca, con surcos de contornos irregulares. Tiene ambas extremidades dobladas hacia atrás, similar a otra figura más pequeña de un posible lagarto-hombre en el bloque 2. La cabeza es redonda y la cola gruesa y relativamente corta, sin prolongación mediante una línea incisa como en otras figuras de saurios del lugar. Es el único motivo grabado en este bloque. (Figs. 10 y 11)
A su lado, en el borde del acantilado del cañón, se encuentra otra roca alargada y ligeramente inclinada, pero sorprendentemente sin presencia de grabados.
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Fig. 10: Motivo lagartiforme con cabeza redondeada. Grabado único en el bloque 1.
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Fig. 11: Calco del petroglifo del bloque 1 |
Bloque 2: Hacia la derecha del bloque anterior encontramos el segundo bloque lítico con grabados. Mide 3,1 m de largo y 2 m de ancho, tiene la parte delantera ligeramente elevada mirando hacia el este. Los petroglifos están concentrados principalmente en el sector oriental de la roca, cuya superficie muestra rugosidades que dificultan el reconocimiento de algunos motivos. (Figs. 12 y 13) La cara superior del bloque se encuentra a ras del suelo, por lo que ha sido utilizada como camino para llegar a los otros petroglifos. Entre los grabados del bloque 2 se distinguen tres figuras lagartiformes completas y otra incompleta (sólo parte inferior del cuerpo y extremidades posteriores), un “sol” radiado en la parte céntrica, cuatro serpientes paralelas en el lado izquierdo del panel, cerca de ellas una agrupación de pequeños subcirculos. Otros motivos son líneas curvas, onduladas y rectas, que se ensanchan en algunas partes y se entrelazan con las figuras de lagartos o saurios humanizados. Lamentablemente el panel ha sido vandalizado mediante grafitti inciso en medio de los grabados originales.
El deterioro de los grabados causado por las pisadas de la gente es evidente, lo que hace imperativo el establecimiento de un itinerario que impida transitar sobre las rocas con grabados y también subir sobre ellas para la toma de fotografías.
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Fig. 12: Sección del panel con concentración
mayor de grabados, bloque 2. |
Fig. 13: Grabados del bloque 2
en la sección oriental del panel. |
Bloque 3: Este pequeño bloque de 1 m. por 0,9 m está ubicado a sólo 7 m del talud de la terraza, cerca del bloque 4. Lo descubrimos recién durante la segunda visita al lugar, en abril del 2008. La cara plana del bloque, que se encuentra en posición horizontal y a ras del suelo como el bloque anterior, muestra petroglifos compuestos por líneas meándricas y sinuosas de surcos poco profundos que se bifurcan. Existe un único motivo figurativo, un antropomorfo con rasgos de lagarto, identificado recientemente por la arqueóloga Nancy Román (izquierdo abajo).
Fig. 14: Vista del bloque 3 con motivos curvilíneos
y una figura humana lagartiforme (N. Román)
Bloque 4: Se trata de una roca viva que aflora a la superficie y cuya parte emergente tiene forma casi triangular. Mide 3,9 m de largo con 1,3 m de alto. Su ápice es puntiagudo y se aplana algo en el extremo oriental. (Fig. 17)
Los petroglifos han sido grabados casi exclusivamente en la parte derecha de la cara sur de la roca. (Fig. 15) Comienzan en el borde inferior y llegan hasta el ápice. Dominan el panel un “sol” radiado y un total de siete lagartos, cinco de ellos representados de manera vertical, con sus cabezas ovaladas o triangulares orientadas hacia arriba, y dos en posición inversa, dirigidas hacia abajo. Una figura lagartiforme, de cabeza circular, pero de cola larga, parece abrazar los rayos del astro solar. En dos lagartos yuxtapuestos, uno encima del otro, la cabeza del saurio inferior se fusiona con la cola del superior.
Para distinguirlos de otros animales, los autores de los grabados representaban los lagartos con las extremidades delanteras flexionadas hacia arriba y las traseras hacia abajo, con sólo tres excepciones (dos lagartos o hombres-lagartos con las cuatro patas dobladas hacia atrás y uno, en el bloque 4, con las extremidades curvadas hacia arriba).
Casi todas las figuras de lagartos terminan en finas y largas garras representadas mediante incisiones poco profundas. En la parte baja del panel se puede observar una serpiente reptando hacia la derecha, y en la sección superior un conjunto de líneas sinuosas entrelazadas con un pequeño lagarto de cabeza triangular. Tiene las patas anchas y a diferencia de las demás figuras de saurios, los dedos de los pies grabados mediante la técnica de picoteo. (Fig. 16)
También se observan grabados en el lado izquierdo del bloque, producidos sobre la capa superficial erosionada del afloramiento rocoso. En el extremo izquierdo existe un lagarto grande apenas visible de unos 20 cm. de largo y más hacia la derecha dos figuras contiguas, un motivo compuesto por una línea vertical que en los dos extremos termina en un haz de rayos y al lado la figura de lo que parece un “hombre-lagarto”, de unos 22 cm. de largo desde la punta de la cola hasta la cabeza.
Fig. 15: Calco del panel principal del Bloque 3
Fig. 16: Figuras en el ápice de la roca
La mayoría de los grabados ha sido de fácil reconocimiento durante la primera visita en octubre del 2007, pero posteriormente, durante la época de lluvia, fueron cubiertos por una capa de líquenes de color blanquecino, lo que impidió su visibilidad en la segunda visita, efectuada en el mes de abril del 2008. Es posible que se trate de un proceso reversible y que suceda lo mismo que en el caso de los hongos o plantas criptógamas que cubren los bloques 5 y 6 y que se secan nuevamente en los meses menos húmedos. (Figs. 17 y 18)
Fig. 17: Vista panorámica del bloque 4,
tomada en octubre de 2007
Fig. 18: El mismo bloque, con invasión de líquenes
al final de la época de lluvias en abril de 2008
Bloque 5: Este gran bloque pétreo de forma ovalada es el segundo en tamaño, con 4,7 m de largo por 2,4 m de ancho y 0,7 m de grosor. Se encuentra contiguo y en línea con el último bloque (B6) de similares dimensiones, ubicado a una distancia de 1,5 m en dirección norte. Al igual que éste se encuentra elevado en dirección oriental y sostenido por una columna rocosa en la parte inferior. La mayor parte del bloque se encuentra suspendida en el aire y socavada por una fosa profunda como resultado de excavaciones clandestinas perpetradas años atrás. (Fig. 19)
Los bordes de este bloque son redondeados y hacia el lado sur de la cara superior se puede observar un fragmento grande de la capa rugosa de la superficie original. Pareciera que gran parte de esta capa superior habría sido retirada deliberadamente para luego realizar los grabados sobre la superficie lisa, que tiene la apariencia de haber sido pulido en un momento previo a la producción de los grabados.
Los petroglifos se distribuyen a lo largo de toda la cara superior del bloque y por los bordes redondeados. La mayor densidad de grabados se observa en la sección oriental. Es interesante observar que, al igual que en la roca anterior, se encuentran también vestigios de grabados sobre el fragmento de la capa antigua de la roca. El avanzado grado de erosión de los surcos sugiere que éstos podrían haber sido grabados con anterioridad a los petroglifos en la superficie lisa del bloque.
Fig. 19: Vista del Bloque 5, con la carretera interoceánica en el fondo.
El panel está dominado por un largo motivo curvilinear que consta de dos trazos paralelos que se bifurcan y terminan en espirales cerca del extremo occidental. Hacia el lado oriental, las líneas paralelas se ramifican, se quiebran en diferentes ángulos y terminan abruptamente, sin formar espirales. (Fig. 20)
Fig. 20: Calco de detalle de los grabados del Bloque 5.
Fig. 21: Calco de detalle de los grabados del Bloque 5.
En la parte nororiental del bloque comienza un motivo similar que se desarrolla en dirección opuesta y se conecta con un conjunto intrincado de líneas paralelas, curvas y meándricas que ocupan el extremo oriental y suroriental de la roca. (Fig. 21) En el borde septentrional y yuxtapuesto a estos dos motivos abstractos que se extienden a lo largo del eje oeste-este del bloque, encontramos varios lagartos grandes, dos de ellos formando un “tandem”, uniéndose la cabeza del segundo con la cola del primero (motivo similar al del bloque 4). A poca distancia fue grabado el lagarto más grande de Boca Chaquimayo. Mide 40 cm. de largo y termina en lo que parecen ser dos cabezas. Un tercer lagarto, de cabeza larga e inusualmente delgada, está provisto de una cola que se desenvuelve en varias serpentinas y se conecta luego con otros motivos (Figs. 22 y 23). A su lado hay un cuarto lagarto que constituye, con 36 cm. de largo, el segundo en tamaño, de cabeza ligeramente triangular y cuerpo y extremidades delgadas.
En todos los lagartos, las cuatro extremidades culminan en finas garras y en varios de ellos la cola ha sido prolongada mediante una larga línea recta incisa. Por el tema recurrente del lagarto en Boca Chaquimayo e impresionado por la figura del gran saurio bicéfalo de este bloque, bautizé el sitio con el nombre de “Santuario del Lagarto”.
En la parte céntrica del panel están representadas otras figuras cuya forma ambigua no permite clasificarlas como zoomorfas o antropomorfas. Representan animales humanizados o humanos con rasgos zoomorfos. A una figura con patas de ave, pero de cuerpo amorfo y sin cabeza visible, que no corresponde a ninguna de las categorías establecidas, la he clasificado como “biomorfo”, un término empleado por investigadores del arte rupestre brasileño para figuras que representan animales no identificables. (Prous 2007)
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Fig. 22: Motivo de dos lagartos enfrentados, el de la derecha con cabeza “bicéfala”. |
Fig. 23: Calco de la misma sección. |
Bloque 6: Es el bloque más grande y más distante de la carretera, ubicado en el borde de la terraza encima del cañón. Tiene 5 m de largo, 2,6 m de ancho máximo y 0,7 m. de grosor. El extremo oriental del bloque se estrecha y llega a medir sólo 1,2 m de ancho, al igual que el extremo occidental, que alcanza una anchura máxima de 1,8 m. Esta parte del bloque, según los lugareños, estuvo antes de la intervención de los huaqueros en una posición más elevada, a la altura del bloque 5. (Fig. 24)
Fig. 24: El bloque 6, soporte del mayor número de petroglifos.
Al ser excavada la trinchera debajo de la piedra en busca de tesoros, ésta se ha hundido, por haber perdido parte de su soporte en el lado occidental. La parte más ancha del bloque está cubierta por una pátina rojiza, producto del crecimiento de hongos o líquenes en la época de lluvias. Parece que estos microroganismos desparecen o se reducen notablemente durante el invierno, cuando se incrementa la sequedad del ambiente.
Toda la cara superior del bloque está cubierta con gran cantidad de grabados, alineados en su mayoría de oeste a este y formando en algunas secciones conjuntos enmarañados de líneas entrecruzadas y transiciones de una figura a otra. Parece ser la expresión de un patrón local de representación gráfica, presente también en los otros bloques grabados, aunque de manera menos pronunciada. (Fig. 25)
Fig. 25: Sector nororiental del bloque 6 con motivos zoomorfos,
máscaras y líneas rectas, sinuosas y meándricas
El bloque 6 no es sólo el bloque con mayor densidad de petroglifos, sino también el de mayor variedad de motivos y con el mayor número de figuras zoomorfas, antropomorfas, antropo-zoomorfas y biomorfas, muchas de ellas articuladas mediante líneas rectas, curvas o quebradas. (Figs. 26 y 27)
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Fig. 26: Parte céntrica del bloque 6 Fig. |
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27: Sección occidental del mismo bloque |
En el extremo occidental del bloque se puede observar la figura de un gran círculo vaciado de medio metro de diámetro cuya periferia proyecta pequeños apéndices bifurcados equidistantes, quizás una manera peculiar de representar el astro solar. Hacia el centro del panel encontramos también “soles” más pequeños indicados mediante simples círculos rayados o con el interior del disco vaciado. (Figs. 28 y 29)
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Fig. 28: Círculo con apéndices
bifurcados equidistantes |
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Fig. 29: Figura solar en el
centro del panel principal |
En el lado opuesto del bloque, donde éste se angosta y tiene un grosor menor que en la parte céntrica, hay un conjunto de motivos que forman parte de una composición no directamente relacionada con el panel principal, pero que no varía en la técnica empleada y en el estilo de las figuras. (Figs. 30 y 31)
Entre las figuras sobresale en el extremo oriental del bloque la de un personaje, cazador o guerrero, portando un arco en una mano y un objeto alargado, quizás el dardo, en la otra (Fig. 32). El apéndice largo entre las piernas a manera de cola le da la apariencia de la combinación de una figura antropomorfa con una zoomorfa, aunque puede también ser la representación exagerada del órgano sexual masculino o la cola de un animal cuyo pellejo es usado como vestimenta. Contiguo a esta figura fue grabado una cabeza o un rostro humano ovalado, con ojos y boca subcirculares. (Fig. 41)
En el lado opuesto del arquero observamos una figura femenina, de cintura redondeada y pronunciada, probablemente una mujer embarazada. (Fig. 33) Está representada sin cuello, con los brazos levantados y flexionados. Debajo de ella una figura biomorfa, de cuerpo lineal, con tres pares de patas tridígitas. (Fig. 34) Al lado izquierdo de la figura humana de vientre abultado hay un extraño motivo compuesto por varias líneas onduladas. Una cabeza semicircular con rasgos faciales simples ha sido grabada en forma yuxtapuesto al inicio de dos de las líneas; parece no estar vinculada a este motivo sino representar una máscara o cabezas suelta como la anteriormente descrita. (Fig. 35)
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Fig. 30: Grabados en el extremo
oriental del bloque 6 |
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Fig. 31: Calco del panel en la sección del extremo oriental del bloque. La línea quebrada en el centro señala
la fractura que atraviesa de la roca en esta sección. |
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Fig. 32: Cazador o guerrero,
armado con arco y flecha (B6) |
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Fig. 33: Figura posiblemente femenina
con el vientre abultado (B6) |
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Fig. 34: Biomorfo de tres pares de
extremidades con pies tridígitos |
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Fig. 35: Figura no definida,
asociada a máscara |
En el lado meridional del bloque llama la atención la figura de lo que parece ser una mujer vestida con una túnica, parada sobre una línea serpenteante y con los brazos en alto. (Fig. 36) Y más hacia el centro de la piedra distinguimos un ser fantástico, mitad animal con tres pares de patas tridígitas, entre cuyas piernas extendidas y dobladas emerge un elemento circular conectado mediante una línea recta con la zona „genital”. (Fig. 37) Podría eventualmente tratarse de la escena de un parto. La cría estaría representado por el motivo circular y el cordón umbilical por la línea conectora.
Fig. 36: Figura humana vestida con túnica larga,
desplazándose o danzando sobre una línea sinuosa.
Fig. 37: Figura antropozoomorfa, quizás la representación de un alumbramiento.
Otro motivo que llama la atención, es una figura lagartiforme de grandes dimensiones, de cuerpo descomunalmente ancho y cabeza triangular, sin cuello, con las extremidades traseras dobladas hacia abajo y las delanteras hacia arriba. (Figs. 38 y 39) En el interior del cuerpo aparece un pequeño animal de formas similares, pero con rasgos más antropomorfos y sin cola. No descarto la posibilidad de que se trate de la figura de un animal preñado (quizás lagarto), representado en el estilo radiográfico. Figuras similares grabadas mediante picoteo superficial sobre planchas de roca, han sido documentadas por Carlos y Lilo Methfessel en el sitio Orozas en Tarija (SIARB, 1993, ver fig. 40).
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Fig. 38: Motivo zoomorfo con figura de aspecto humano al interior del cuerpo |
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Fig. 39: Calco de la figura
aislada de su entorno |
Fig. 40: Figura biomorfa con otra figura en el interior,
Tarija, Bolivia (Methfessel 1993)
Aparte de los motivos zoomorfos de cuerpo entero, el bloque 6 comprende también varias figuras de máscaras o rostros humanos. (Figs. 41-46) Aparecen en distintas partes del panel y tienen forma rectangular, triangular u ovalada. Todas están provistas de rasgos faciales mínimos (ojos y boca), a veces sumamente estilizados. Tres de las máscaras llevan lo que parece ser un tocado cefálico, en forma de uno o dos apéndices rectos o curvos. (Figs. 43, 44, 46) Dos de las caras tienen ojos, nariz y boca indicados mediante un simple gancho que termina en diminutas volutas. (Figs. 44 y 46) En tres casos, los rostros son atravesados perpendicularmente por surcos superpuestos. (Figs. 43-45)
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Fig. 41: B6 |
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Fig. 42: B6 |
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Fig. 43: B6 |
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Fig. 44: B6 |
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Fig. 45: B6 |
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Fig. 46: B6 |
En comparación con los demás bloques con grabados, el bloque 6 tiene el mayor número de motivos zoomorfos (mamíferos, quelonios y saurios), antropozoomorfos y biomorfos o seres de aspecto fantástico, algunos con tres pares de extremidades y patas de ave, pero al parecer acéfalos. Es el segundo en cuanto al número de figuras sauriformes o lagartos (superado sólo por el bloque 4), aunque cabe señalar que resulta difícil precisar una cifra para los representantes de esta categoría de zoomorfos debido a la ambigüedad de las formas, la mezcla de rasgos de animales y humanos en la misma figura. (Figs. 47, 50, 83-94)
Las figuras lagartiformes varían notablemente en cuanto a tamaño y forma. Entre los registrados en bloque 6 encontramos en el borde septentrional uno de cuerpo más abultado que los demás, con la cabeza triangular inconfundible de los lagartos (Fig. 47). Como en los bloques 4 y 5, la mayoría de los animales lagartiformes están provistos de filudas garras realizadas mediante incisiones finas. Varios animales de cola exageradamente larga y con cuatro extremidades (largas y arqueadas o muy cortas, terminando en tres o más dedos) representan probablemente mamíferos, pero de familias y especies indefinidas. (Fig. 48)
Entre los representantes de la fauna encontramos en este bloque también animales pertenecientes a las familias de los ofidios (Fig. 49), quelónidos (Figs. 51 y 52) y aves (fig. 53), siendo imposible identificar el género o la especie.
Existen en el bloque 6 varias figuras que no pueden ser clasificados como zoomorfos o antropomorfos y que por su aspecto los clasifico como biomorfos. (Figs. 99-106) Puede tratarse de seres mitológicos y en estado de metamorfosis o productos de las visiones y de la imaginación de los autores. Un ejemplo es la figura acéfala, de cola larga y de cuatro extremidades, las posteriores dobladas hacia adelante y con tres dedos prominentes en tres de las extremidades. (Fig. 55, 56) Otras muestras de seres biomorfos se visualizan en el capítulo sobre aspectos iconográficos.
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Fig. 47: Lagarto (B6) |
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Fig. 48: Cuadrúpedo indefinido
de cola larga (B6) |
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Fig. 49: Serpiente, al parecer
digiriendo una presa (B6) |
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Fig. 50: Lagarto humanizado (B6) |
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Fig. 51: Tortuga (B6) |
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Fig. 52: Tortuga (B6) |
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Fig. 53: Ave, con el ala desplegada (B6) |
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Fig. 54: Cuadrúpedo indefinido (B6) |
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Fig. 55: Biomorfo (B6) |
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Fig. 56: Biomorfo (b6) |
No es propósito de este artículo describir cada uno de los motivos presentes en los paneles de los 6 bloques con grabados. Esta tarea queda pendiente y debe realizarse una vez que se haya logrado realizar calcos completos de los grabados de cada bloque, un trabajo que forma parte de la tareas incluidas en la propuesta del Plan de Manejo del sitios y demandará varios día de estadía en la zona.
Técnica empleada
Los petroglifos de Boca Chaquimayo han sido producidos con la técnica de piqueteado o picoteo (pecking) poco profundo mediante un instrumento punzante, quizás un cincel de piedra, sin el posterior pulimento de los surcos para acabarlos. Los autores de los petroglifos dieron forma a las figuras produciendo surcos delgados o anchos con perfiles en forma de U. Al no haberse alisado los surcos luego del picoteo, estos aparecen como hileras de pequeñas depresiones de diámetro variado, con bordes irregulares. En la mayoría de las figuras zoomorfas, antropomorfas y biomorfas fue “vaciado” o rebajado el interior de los cuerpos. La misma técnica ha sido empleada en petroglifos de La Convención, Cusco, particularmente en sitios de Quebrada Honda cerca de Quillabamba. (Fig. 57)
Fig. 57: Petroglifos de Llamachayoq en La Convención, Cusco.
(Foto: Henry Gamonal 2007)
Aparte del picoteo se empleó también la técnica de incisión, con ayuda de un instrumento cortante, produciendo surcos muy finos y poco profundos. Esta técnica fue usada para agregar detalles como cola y garras a determinadas figuras de animales como los lagartos y otros cuadrúpedos. (Figs. 58, 81, 84, 86) En el bloque 6, a un pequeño disco vaciado de contorno irregular han sido agregados rayos incisos para darle la apariencia de un disco solar. (Fig. 110)
Fig. 58: Surcos producidos mediante las técnicas de
picoteo (extremidades) e incisión (garras).
Aspectos iconográficos
El corpus iconográfico del sitio Boca Chaquimayo, como hemos podido observar en las páginas anteriores, encierra una gama amplia de motivos figurativos y abstractos. Entre los figurativos predominan claramente los zoomorfos (y/o antropo-zoomorfos), seguido por biomorfos (categoría definida como seres no identificables), antropomorfos, elementos de astros, geométricos y abstractos.
Motivos zoomorfos y antropo-zoomorfos
La mayoría de los animales representados en Boca Chaquimayo pertenecen probablemente a la fauna local que existía en la zona al momento de la producción de los petroglifos.
Los motivos reconocibles como zoomorfos se pueden clasificar en cinco categorías, 1) lagartos y/o lagartiformes humanizados; 2) ofidios o figuras serpentiformes; 3) quelonios; 4) aves y 5) cuadrúpedos no identificables.
1) Lagartos y lagartiformes humanizados
La categoría zoomorfa numéricamente predominante es el lagarto, de cola generalmente larga, cuerpo ligeramente abultado y extremidades flexionadas que terminan en pies provistos de garras. Se incluyó en esta categoría aquellas figuras de carácter híbrido que combinan rasgos humanos (cabeza) con atributos del lagarto (cola, extremidades terminando en garras). (Figs. 59-70)
Las dimensiones de estos motivos varían entre pocos centímetros hasta casi medio metro en el caso de uno de los lagartos del bloque 5. La cabeza redonda de varios de ellos es un indicio de su condición híbrida (o teriantrópica), quizás la representación de la transfiguración de hombre a animal o viceversa.
El lagarto, animal emblemático del entorno selvático y que posiblemente representa la especie Caiman sclerops o crocodylus, también conocido como lagarto blanco, según los lugareños vivía en las aguas del río Chaquimayo y San Gabán, hasta su extinción hace unos 20 a 30 años. El topónimo Caimanniyoc, encontrado en una relación de caseríos del distrito de San Gabán, recuerda la presencia de este animal tiempo atrás. En la actualidad se han conservado ejemplares de esta especie en el Parque Nacional de Bahuaja Sonene y en la Reserva Nacional Tambopata-Candamo. Los machos llegan a medir entre 1,8 y 2,5 m de largo y las hembras 1,4 m. Es un depredador astuto y sigiloso que se alimenta de diferentes especies de animales como crustáceos, peces, anfibios, reptiles, aves y pequeños mamíferos.
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Fig. 59: B5 |
Fig. 60: B4 |
Fig. 61: B5 |
Fig. 62: B5 |
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Fig. 63: B6 |
Fig. 64: B6 |
Fig. 65: B2 |
Fig. 66: B6 |
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Fig. 67: B5 |
Fig. 68: B1 |
Fig. 69: B5 |
Fig. 70: B6 |
B= Bloque
2. Ofidios o figuras serpentiformes
Abundan los motivos que pueden ser interpretados como serpientes, la más grande con su cuerpo doblado a manera de gancho en la parte céntrica del bloque 6. Sus dos extremos terminan en apéndices a modo de antenas. (Fig. 74) Otras, de menor tamaño, se deslizan por diferentes partes de la roca, con sus característicos movimientos sinuosos. En un costado del bloque 6 resalta una serpiente delgada y larga, con la típica cabeza de los ofidios. Tiene el cuerpo ondulante abultado en la parte delantera como si estuviera digiriendo una presa grande. Esta y otra serpiente con dos “antenas” parecen estar de perfil. (Figs. 71 y 72)
Algunos líneas sinuosas que se enroscan en sus extremos (Fig. 73) o que forman motivos laberínticos, pueden también representar ofidios.
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Fig. 71: B6 |
Fig. 72: B6 |
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Fig. 73: B6 |
Fig. 74: B6 |
3 y 4) Aves y quelonios
En el bloque 6 se encuentran grabadas dos tortugas vistas desde arriba, una de caparazón redondo, sin vaciado del interior, de cuello y cola larga y cabeza redonda y la otra de forma alargada, con la cabeza en línea con el cuello, de cuerpo lleno. Ambas tienen las patas extendidas y parecen estar en movimiento. (Figs. 75 y 76)
La avifauna es representada por una figura en el bloque 6, grabada de perfil, de cuerpo entero, con el ala desplegada y el pico semiabierto. Tiene el cuerpo redondeado y entre las patas traseras aparece una pequeña cola redonda. (Fig. 77) Varios motivos biomorfos que presentan patas tridígitas características de los pájaros, pero sin cuerpo o cuerpos filiformes, podrían también ser representaciones parciales de aves.
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Fig. 75: B6 |
Fig. 76: B6 |
Fig. 77: B6 |
Fig. 78: B6 |
Cuadrúpedos no identificados
En los bloques 5 y 6 son frecuentes las figuras de animales cuadrúpedos que posiblemente representen diferentes especies de mamíferos. Son representados vistos desde arriba. Tienen la cabeza redonda, el cuerpo generalmente ancho y abultado y las cuatro patas extendidas. (Figs. 79-86) No es posible identificar las especies. En el bloque 6 sobresale por su tamaño la figura de un cuadrúpedo de cuello largo y de patas traseras dobladas hacia adelante y las delanteras hacia atrás. (Fig. 86). Tres cuadrúpedos, uno de ellos con garras, tienen la cola extremamente larga. (Figs. 83-85).
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Fig. 79: |
Fig. 80: B6 |
Fig. 81: B6 |
Fig. 82: B6 |
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Fig. 83: B6 |
Fig. 84: B6 |
Fig. 85: B6 |
Fig. 86: |
Motivos biomorfos o de aspecto fantástico
En los bloques 5 y 6 aparecen varios motivos que no pueden ser clasificados como zoomorfos o antropomorfos. Utilizo para esta categoría el término “biomorfo” o “ser indefinible”. Algunos de estos motivos, de aspecto fantástico, pueden ser animales mitológicos o el producto de la imaginación de los autores, quizás como resultado de la ingestión de alucinógenos en el marco de ritos chamánicos. En otros puede tratarse de representantes de la fauna o de seres humanos que no son reconocibles como tales por la superposición o yuxtaposición de otros motivos, dificultando la lectura de los grabados. Se puede observar una muestra de estas figuras en los gráficos siguientes. (Figs. 87-94)
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Fig. 87: B6 |
Fig. 88: B6 |
Fig. 89: B6 |
Fig. 90: B6 |
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Fig. 91: B6 |
Fig. 92: B6 |
Fig. 93: B6 |
Fig. 94: B6 |
Motivos antropomorfos
La representación humana se da en forma de cuerpo entero o como rostro o máscara, en diferentes grados de abstracción. (Figs. 95-106) También hay figuras antropomorfas incompletas como el torso humano grabado en el bloque 6 (Fig. 101). Destaca el realismo de las representaciones del arquero o guerrero (Fig. 103) y de las figuras probablemente femeninas (Figs. 104-105) en el mismo bloque. El número de figuras humanas aumentaría notablemente si sumamos a esta categoría las formas híbridas hombre-animal, en particular los lagartos humanizados que tratamos en el capítulo anterior.
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Fig. 95: B6 |
Fig. 96: B6 |
Fig. 97: B6 |
Fig. 98: B6 |
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Fig. 99: B6 |
Fig. 100: B6 |
Fig. 101: B6 |
Fig. 102: B6 |
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Fig. 103: B6 |
Fig. 104: B6 |
Fig. 105: B6 |
Fig. 106: B6 |
Motivos astrales
En tres bloques (2, 4 y 6) se contabilizó un total de 4 “soles” radiados, pero es probable que otros motivos redondos, sin apéndices a manera de rayos, también representen el símbolo solar y que pertenezca a esta categoría también un motivo subcircular radiado con finas líneas incisas en el bloque 6. (Figs. 107-110) La asociación de una figura lagartiforme y el sol en el bloque hace recordar los mitos y leyendas amerindios que relacionan la lagartija con el sol debido al patrón de comportamiento característico de este animal. (Fig. 111)
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Fig. 107: B4 |
Fig. 108: B6 |
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Fig. 109: B6 |
Fig. 110: B6 |
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Fig. 111: B4 |
Otros motivos
Aparte de los motivos figurativos, abundan en los grabados de los bloques 2 a 6 los motivos abstractos como líneas sinuosas, ganchos, laberintos, triángulos concéntricos, círculos, cruces, agrupaciones de “puntos”, rectángulos delineados o vaciados. Se encuentran aislados o articulados mediante líneas con otros motivos. (Figs. 112-117)
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Fig. 112: B6 |
Fig. 113: B6 |
Fig. 114: B6 |
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Fig. 115: B5 |
Fig. 116: B5 |
Fig. 117: B5 |
Aspectos estilísticos
Los petroglifos de Boca Chaquimayo representan un estilo local diferente al de las manifestaciones rupestres de la Amazonía sur peruana. Se caracteriza por la riqueza iconográfica expresada en una gran variedad de temas y motivos tanto figurativos como no figurativos. Otro rasgo distintivo es la organización espacial de los grabados. La mayoría de los motivos ha sido grabada articulándose con otros mediante líneas rectas, onduladas o meándricas. Estos elementos de ligación interconectan no solo motivos figurativos, sino también abstractos o geométricos o ambos a la vez. En los dos grandes bloques antes mencionados (B5 y B6) hay tal profusión de grabados articulados mediante líneas conectoras que resulta una tarea complicada e inútil intentar separar los motivos o establecer tipologías de motivos figurativos y abstractos. Muchos motivos se encuentran en transición a otro, formándose así composiciones complejas o, como en el bloque 5, verdaderos laberintos difíciles de desenmarañar.
Analizando la disposición espacial de las figuras, observamos que en el bloque 6 la gran serpiente doblada domina visualmente la parte céntrica del panel. En los bloques 2, 4 y 6, un pequeño “sol” radiado ha sido grabado en medio de la superficie plana la roca. En el bloque 5 hallamos todos los lagartos a lo largo del borde septentrional de la roca, mientras que los antropomorfos o biomorfos ocupan la parte más céntrica. En el bloque 4 llama la atención la disposición vertical de la mayoría de las figuras lagartiformes y la articulación de una de ellas con el “sol” radiado en la parte superior del panel. Y nuevamente en el bloque 6, la gran mayoría de las figuras tiene una orientación de oeste a este, siguiendo el eje longitudinal de la roca.
La distribución y densidad de los grabados no es homogénea en los cinco bloques. Mientras que los bloques 5 y 6 muestran una gran concentración de petroglifos, en el bloque 1 encontramos un solo grabado. En el bloque 4 no sólo observamos el predominio de las figuras de los lagartos sobre los demás motivos, sino también la escasa presencia de elementos de ligación entre estas figuras zoomorfas. Estas variaciones del estilo no necesariamente implican diferencias cronológicas, sino que pueden reflejar la expresión idiosincrática del autor o de los autores de los grabados.
La organización espacial de los motivos corresponde a una intención que desconocemos. La representación abigarrada de motivos puede ser el resultado de diferentes sesiones de grabado a través del tiempo. Por otro lado, representa una tradición pictórica que conocemos de muchos otros sitios con petroglifos. La característica de unir un motivo con otro es también una característica de los petroglifos de Pusharo, en el vecino departamento de Madre de Dios, a considerable distancia de Boca Chaquimayo. (Hostnig y Carreño 2006)
Comparando los grabados de Boca Chaquimayo con petroglifos hallados y documentados en los países vecinos, se observan ciertas analogías en la técnica usada y en el tratamiento pictórico con tradiciones rupestres del Brasil, particularmente con el llamado Complejo Montalvania, a miles de kilómetros de distancia en el Estado de Minas Gerais. Similitudes entre los petroglifos de este complejo y otros sitios rupestres amazónicos en el noroeste del país han sido constatadas por expertos brasileños de arte rupestre. (Pereyra 2003; Prous 2007) Sólo mediante la documentación detallada y precisa de todos los sitios rupestres amazónicos conocidos y la realización de estudios comparativos, los investigadores podrán en el futuro sacar conclusiones más contundentes sobre posibles influencias estilísticas entre sitios rupestres distantes, como resultado de posibles migraciones o conexiones culturales entre grupos étnicos de regiones amazónicas geográficamente separadas.
Especulaciones sobre su significado y función
Los petroglifos Chaquimayo son expresiones culturales prehispánicas de un pueblo amazónico que habitaba la zona de San Gabán cientos o miles de años atrás. Desconocemos sus mitos, las particularidades de su religión, de sus símbolos y de su pensamiento mágico, por lo que carecemos de la llave para poder decodificar los íconos y entender su significado.
En el Perú son escasos los estudios etnográficos que podrían dar luz sobre el probable significado de petroglifos amazónicos. En el suroriente del país (departamentos Cusco y Madre de Dios) han sido el dominico Joaquín Barriales (1982) y los etnólogos Gerhard Baer y Edmund Ferstl (Baer y Ferstl 1984, Baer 1994), quienes entre los años setenta y ochenta del siglo pasado entrevistaron a los Matsiguenkas de la provincia de La Convención, Cusco, y de la comunidad de Palotoa-Teparo en Madre de Dios, acerca del significado de los grabados rupestres, logrando averiguar que para ellos representaban marcas territoriales y estructuras espirituales, sagradas y míticas, ya que asociaban los grabados con el centro del cosmos o con sus héroes culturales.
Es posible que en los siglos XVII a XIX, cuando San Gabán formaba la frontera con la región de “Chunchosmayo” al Norte y Este del río Inambari, la étnia belicosa que habitaba esta zona (el término “Chunchos” en los documentos coloniales y de comienzos de la República no era empleado de manera genérica sino para referirse a un pueblo amazónico determinado que ocupaba las tierras bajas del actual departamento de Carabaya y Madre de Dios), fue aún portador del conocimiento sobre los petroglifos de Boca Chaquimayo. Ahora, ante la ausencia de datos etnográficos al respecto, sólo queda la posibilidad de especular sobre el significado y función de los grabados, valiéndonos en algunos casos de interpretaciones hechas sobre símbolos similares en contextos culturales similares, aunque distantes. Al respecto es importante señalar que son tres los símbolos que llaman la atención entre los motivos de Boca Chaquimayo: el lagarto, el “sol” y la serpiente. Los tres motivos forman parte integral de la cosmovisión y la mitología de la mayoría de los pueblos amazónicos.
Aunque desconocemos el significado simbólico preciso que el lagarto pueda haber tenido para los autores de los petroglifos, podemos intuir que representaba para ellos, como para muchos otros pueblos amazónicos y caribes, un animal sagrado, asociado con la fuerza, el poder, la fertilidad y otros valores, no sabemos cuales. Los indígenas Tayronas de Colombia, por ejemplo, adoraban al caimán, al que asociaban con el sol, atribuyéndole la capacidad de moverse en diferentes niveles del cosmos. Abundan en la cerámica de esta cultura las representaciones que muestran lagartos o caimanes, así como otros animales a los que se rendía culto. Los chamanes de los Tayronas, al asumir la forma de lagartos y jaguares, adquirían sus cualidades. Las danzas en honor al saurio, que subsisten en los países del Caribe, apuntan a una tradición que remonta su origen al pasado precolombino. (Ramírez 2006)
En Boca Chaquimayo el lagarto es representado, de manera realista, sin rasgos humanos, o en lo que parece ser un estado de metamorfosis, adquiriendo forma de de un ser teriantropo, un hombre-lagarto, figura muy difundida en la iconografía amazónica y andina, similar a la del hombre-felino y hombre-serpiente. Es posible que algunas de estas figuras que muestran una combinación de rasgos zoomorfos y antropomorfos y otras figuras no identificables sean representaciones de seres míticos o de visiones chamánicas.
El segundo símbolo más destacado de Boca Chaquimayo es la figura que parece representar el sol. Esto no nos sorprende ya que muchos pueblos amazónicos son o han sido culturas solares. Los Cocama de la Amazonía loretana, por ejemplo, al describir el universo cósmico, inciden en el símbolo del sol como deidad máxima y dividen el cosmos en mundos regidos o envueltos por él. (Ochoa 2002) La representación del sol en los paneles de Boca Chaquimayo puede corresponder a una idea similar.
El tercer símbolo que salta a la vista, la serpiente, - sobre todo el ofidio grande en el bloque 6-, puede ser la representación de la boa ancestral o serpiente cósmica que representa en el mito de muchos pueblos de la Amazonía el origen materno del hombre. (Urbina 1993)
La idea de que se trate de un lugar de culto relacionado con la fertilidad y la reproducción es reforzada por la existencia de grabados que parecen representar la cópula entre lagartos y el embarazo y el alumbramiento en figuras humanas o híbridas.
Hay muchos otros motivos que no logramos asociar con nada conocido. No queda duda de que la “Boca”, como llaman los Sangabinos al sitio, ubicado directamente encima de una encajonada y oscura garganta que inspira temor y respeto, debe haber sido un lugar sagrado, donde los líderes espirituales de la etnia perpetuaban en piedras escogidas su percepción del cosmos, episodios de sus mitos, la creación, el alumbramiento y la metamorfosis de los seres naturales o supranaturales, de sus héroes culturales o de los espíritus de la etnia.
Fig. 118: Vista del cañón de Boca Chaquimayo desde
el borde de la terraza con los bloques grabados
Posible antigüedad y pertenencia cultural
El investigador Donald Lathrap, como resultado de sus excavaciones pioneras en un sitio arqueológico de Ucayali en los años setenta, logró establecer una secuencia cultural que se iniciaba en 2.000 ante Cristo y se remontaba hasta 1.300 de nuestra era. (Del Águila y Cogorno de González 1982-1983) A falta de excavaciones arqueológicas en la zona de San Gabán y la ausencia de contextos, a los que se podría asociar los grabados (con las reservas del caso), sugiero este rango de tiempo para situar en él los petroglifos de Boca Chaquimayo.
Las marcadas diferencias iconográficas y temáticas con grabados de otros yacimientos rupestres de la Amazonía peruana nos indica que los petroglifos de Boca Chaquimayo han sido producidos por un grupo étnico o pueblo amazónico distinto. Por la pátina “oscurecida” de los surcos y la presencia de petroglifos en la superficie de la costra erosionada de los bloques 4 y 5, podemos inferir que estos daten de varios siglos o milenios atrás.
El hecho de que en los paneles esté ausente el motivo andino característico del camélido, podría ser un indicador de que los autores de los grabados aún no habían entrado en contacto con pueblos andinos, lo que apoyaría la suposición de que se trate de grabados anteriores a la época inca. Además, la ausencia de motivos netamente andinos es una evidencia más de la autenticidad amazónica de los petroglifos.
Por la superposición de grabados en los bloques 5 y 6 suponemos que hubo más de una sesión de producción de petroglifos, empleándose sin embargo la misma técnica de piqueteado e incisión. En el bloque 6, varias líneas rectas atraviesan el panel de manera vertical- o transversal cruzando las figuras en su camino. En el bloque 5, las patas delanteras de una figura lagartiforme están superpuestas sobre líneas sinuosas producidas en una sesión anterior de grabado. (Fig. 118) Al no poder distinguir diferencia alguna entre las pátinas de las figuras superpuestas y subyacentes, el estilo de las figuras y la técnica utilizada, las superposiciones de petroglifos no se prestan para proponer diferencias o secuencias crono-estilísticas o culturales.
Fig. 119: Superposición de patas delanteras de figura
lagartiforme sobre líneas sinuosas, bloque 5.
Peligros e iniciativas de protección
De los seis bloques, el más importante por la riqueza iconográfica y al mismo tiempo el más amenazado es el bloque 6. Su estado de conservación es precario porque la parte angosta (lado oriental) se encuentra fracturada y puede eventualmente desplomarse si varias personas pisan la roca en la parte agrietada. Hay vestigios de graffiti grabados años atrás y otros más recientes cerca del gran círculo solar, en el centro del panel y en el extremo oriental donde alguien ha rayado la superficie de la roca con un instrumento cortante, causando un daño irreparable a los grabados.
Otro graffito en forma de letras que dicen “PROHIBIDO ACERCAR”, de mayor antigüedad a estimar por la pátina ya oscura, atraviesa el bloque 2. (Fig. 120) Los bloques 3, 4 y 5 se mantenían todavía libres de incisiones vandálicas hasta la segunda mitad del 2008 cuando visitantes inescrupulosos e ignorantes dejaron en el bloque 5 sus huellas grabadas en forma de nombres y fechas. (Fig. 121)
Fig. 120: Grafitto inciso diciendo “PROHIBIDO”
en la roca del bloque 2, atravesandoel
motivo
solar grabado en el centro de la roca.
Fig. 121: Daño reciente (antes de la colocación del cerco)
en el bloque 5. Grafitti hechos con un instrumento cortante
Los bloques 5 y 6, al haber sido socavados en sus costados en búsqueda de tesoros en tiempos pasados, están expuestas a un peligro de colapso, y sobre todo el bloque 6, que se sostiene precariamente sobre otra roca en el lado occidental. (Fig. 122)
Fig. 122: El profundo hoyo cavado debajo del bloque 6 por buscadores
de tesoros casi ha provocado el colapso de esta roca con grabados.
Los agentes naturales en forma de líquenes y hongos que crecen encima de los bloques dificultan el reconocimiento de algunos grabados. Los líquenes de color blanco que cubrieron gran parte del panel del bloque 4 en el mes de abril del 2008 y que amenazan con invadir los bloques 5 y 6, causan el mayor problema referente a la visibilidad de los grabados. (Figs. 17 y 18)
El consorcio brasileño Intersur Concesiones, formado por las empresas brasileñas Andrade Gutiérrez, Camargo Correa y Queiroz Galvao, que construye el tramo 4 de la carretera interoceánica entre Azángaro, Puno y el Puente de Inambari en Madre de Dios, ha iniciado varias acciones para la preservación y puesta en valor del sitio. Al percatarse de la existencia de petroglifos en la terraza contigua a la carretera, la Gerencia Socioambiental del consorcio dio instrucciones a los ingenieros y maquinistas de mantener intacta la terraza en los movimientos de tierra para la ampliación del trazo. (Fig. 123)
Fig. 123: El tramo 4 de la Carretera Interoceánica cerca del sector de
Boca Chaquimayo. En el fondo la terraza con los petroglifos.
(Foto tomada en abril de 2008)
Otra acción importante fue la colocación de un cerco metálico a lo largo de la terraza encima de la carretera para que la Municipalidad distrital pueda controlar mejor el acceso al lugar y con ello disminuir el daño por vandalismo.
Fig. 124: Cerco metálico con portón colocado a lo largo
de la terraza por el Consorcio Intersur hacia fines del 2008
(N. Román, Intersur)
Con motivo de la presentación del libro sobre los petroglifos de Boca Chaquimayo en mayo del 2009 en Lima, el consorcio Intersur suscribió un Convenio de Cooperación con la Municipalidad de San Gabán para coordinar los trabajos de protección y puesta en valor del sitio. Estos contemplan el levantamiento topográfico de la terraza con los bloques grabados, la instalación de letreros interpretativos, la capacitación de jóvenes del poblado de San Gabán para servir de guías para visitantes y la formación de vigías del patrimonio, aprovechando la existencia de Rondas Campesinas bien organizadas. En la propuesta del plan de manejo fue incluida también la organización de una campaña de sensibilización en centros educativos locales de la zona, la gestión ante el INC para declarar el sitio Patrimonio Cultural de la Nación, así como la documentación pormenorizada de los petroglifos.
Otra medida sugerida es el monitoreo del posible efecto de las vibraciones sobre los bloques grabados, que pueden provocar los grandes trailers que en pocos meses frecuentarán la carretera que pasa al lado del sitio.
El reto consiste en involucrar y comprometer a la Municipalidad de San Gabán en asumir paulatinamente la responsabilidad de la protección y del manejo sostenible del sitio y de desistir de su proyecto de construir un balneario de cemento en el remanso del río a corta distancia del cañón de Boca Chaquimayo, a escasos 100 m de la terraza con los petroglifos. La masiva concurrencia de bañistas, en su mayoría jóvenes de San Gabán, representaría una amenaza real para los petroglifos debido a las visitas no controladas al lugar.
Tanto la Municipalidad Distrital de San Gabán, el Instituto Nacional de Cultura de Puno como el Consorcio Intersur que realizará la operación y el mantenimiento del tramo IV de la Interoceánica durante los siguientes 25 años, al juntar esfuerzos y voluntades, podrían convertir Boca Chaquimayo en un modelo exitoso de gestión de un sitio arqueológico que requiere de medidas permanentes de protección y educación para que futuras generaciones lo puedan apreciar y estudiar.
Agradecimiento
Quiero agradecer a todas las personas e instituciones que intervinieron en el trabajo de registro, documentación, preservación y difusión de los petroglifos de Boca Chaquimayo, en particular:
- Al consorcio Intersur en las personas de José Marcio de Simoni Silveira, Minttzi Bueno Schaus y Daniel Sánchez por la publicación del libro sobre los petroglifos de Boca Chaquimayo y por su contribución a la protección del sitio.
- A la arqueóloga Nancy Román de Intersur por sus sugerencias y sus fotografías del estado actual de la terraza con los bloques grabados.
- A la alcaldesa Nancy Rosell y a los regidores German Onoffre y Daniel Apaza de la Municipalidad Provincial de Carabaya por su apoyo logístico y la colaboración en la toma de datos en el lugar.
- A Matthias Strecker y a su esposa Grel Aranibar-Strecker, por la revisión del manuscrito de esta versión del artículo.
- A Diego Martínez por su invitación de publicar el artículo on-line en Rupestreweb.
Notas
1. El artículo es una adaptación para Rupestreweb del libro “Los petroglifos de Boca Chaquimayo, San Gabán”, publicado por la empresa brasileña Intersur Concesiones en enero de 2009. Se incluyeron nuevas fotografías y dibujos, a los cuales en la mayoría de los casos se agregó la escala. Para reducir el tamaño y evitar duplicidades en la ilustración del artículo, se prescindió también del anexo fotográfico de 30 páginas, insertando algunas de las fotografías más ilustrativas en el texto.
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Cómo citar este artículo:
Hostnig, Rainer. Los petroglifos de Boca Chaquimayo:
reliquia arqueológica de la Amazonía puneña, Perú.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/chaquimayo.html
2009
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