Bochica: relación mito - arte rupestre
La versión inicial de este trabajo se hizo como ponencia en el VII Simposium Internacional de Arte Rupestre Americano dentro del 45 Congreso Internacional de Americanistas celebrado en Bogotá en junio de 1985. Fue publicada en Utopía Siglo XXI, Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas Vol. 1, No. 3, enero/junio de 1998. Esta es una versión corregida y resumida, por cuanto el autor ha tratado el tema de Bochica en los libros “Mito y rito entre los muiscas” Bogotá, Editorial El Buho, 1997 y en “Relatos de la Antigua Bacatá” Ediciones Naidi, 1998. Se acompaña de fotografías de sitios con arte rupestre de Soacha suministradas por Diego Martínez Celis (Fundación Erigaie, 2015).
1. VersiÓn de los cronistas
Casi todos los
cronistas de la invasión europea y de la colonia, desde Jiménez de Quesada,
pasando por Medrano, Asencio Aguado, Castellanos, Simón, Vargas Machuca hasta
Piedrahita y Zamora ilustran el tema mítico de Bochica, pero no son coherentes
en el relato y sus textos traen dudas sobre una o varias versiones sobre las
acciones míticas, taumatúrgicas y sobre el personaje mismo. Las versiones de
los cronistas son unánimes en presentarnos a Bochica como un apóstol de Cristo
que vino a enseñar a los muiscas las verdades de la religión cristiana, la cual
con el tiempo se pervirtió, pero conservó algunos elementos civilizatorios, que
son el motivo que hizo que los cronistas se interesaran por dicho personaje y
al mismo tiempo tergiversaran su arquetipo primigenio indoamericano y lo
colocaran similar a los arquetipos míticos cristianos.
De esta manera
Bochica es el personaje mítico muisca más documentado, pero al mismo tiempo esa
documentación es la que sufrió mayores tergiversaciones, falsificaciones y
añadidos de la cultura occidental cristiana (1). En la descripción encontramos dos
personajes o dos versiones de las acciones de Bochica en tiempos míticos
diferentes. Como carecemos de otro tipo de documentación y no tenemos todavía
una cronología de los petroglifos y de las pinturas rupestres del Altiplano
Cundi-boyacense, presentamos la correlación mito-arte rupestre sobre el tema de
Bochica en dos planos:
1. Sobre el particular hemos
hablado en. Mito y rito entre los muiscas.
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1. Bochica taumaturgo, ser sobrenatural que realiza
la apertura del Salto del Tequendama y en consecuencia desanega la Sabana de
Bogotá.
2. Bochica civilizador, personaje cultural que trae
innovaciones técnicas, nuevas formas de organización sociopolítica, nueva
mentalidad y nuevo culto religioso.
1.1. Bochica taumaturgo
Bochica es uno
de los hijos de la Madre Abuela Bague, por lo tanto, sería hermano de Cuza,
Chiminigagua, Chibchachum y Bachue (2). Se supone, aunque en las crónicas no se diga, que como potencia sobrenatural, tuvo
que haber tomado parte activa en los hechos cosmogónicos de la creación del
mundo, pero los cronistas solo lo mencionan en la taumaturgia del Salto del
Tequendama, hecho que supone realizado en tiempos míticos, pero ocurrió unos
milenios antes de los muiscas. El tema mítico resumido, tomado de las crónicas,
es el siguiente:
2. MEDRANO, Alonso. Visión
religiosa de los muiscas. En: Los muiscas: los pasos perdidos. Bogotá, Editorial Nomos, 1992, p. 61. |
En tiempos
antiguos los muiscas vivían en la Sabana de Bogotá y llevaban una vida de
trabajos y rituales a su potencia guía Chibchachum. Con el tiempo le perdieron
el respeto y le ofendieron de
palabra y obra, por lo tanto Chibchachum, lleno de cólera los castigó y para ello
desvió hacia la Sabana de Bogotá los cauces de los ríos Tibitó y Sopó,
inundando toda la tierra de la Sabana de Bogotá, pues no había salida natural
para tantas aguas. Fueron quedando bajo las aguas los campos de cultivo, los
bohíos de los indios, los cercados de los caciques, los lugares de agricultura
y pesca, de tal manera que la población no tuvo otra opción que refugiarse en los cerros y partes
altas de las montañas. A medida que crecían las aguas formando un gran lago en
toda la Sabana, escaseaban alimentos, vestidos y viviendas. El hambre se hizo
general y las gentes comenzaron a sufrir y a morir de frío y falta de
bastimento. Debilitados y asustados, acudieron a Bochica, a quien hicieron
sacrificios, ayunos, ofrendas y clamores.
Bochica atendió sus
ruegos y una tarde de reverberante sol hubo un gran trueno y sobre la serranía
del Tequendama apareció esplendoroso Cuchaviva, El Arco Iris, y sobre él,
Bochica en figura humana y con su voz poderosa de trueno llamó a los caciques,
sacerdotes y principales y les ordenó reunir a todo el pueblo, y ya reunidos les
habló así:
“He oído vuestros ruegos
y condolido de ello y de la razón que tenéis en las quejas que dais de
Chibchachum, me ha parecido venir a daros favor en reconocerme. Me doy por
satisfecho de lo bien que me servís y a pagároslo en remediar la necesidad en
que estáis, pues tanto toca a mi providencia. Y así no os quitaré los dos ríos
porque en algún momento de sequedad los habéis menester, abriré una sierra por
donde salgan las aguas y queden libres vuestras tierras (3).”
3. SIMON, P. Op. Cit., T. III, pp.
374-376. Otros cronistas como Piedrahita y Zamora repiten las informaciones de
Simón.
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Representación
del mito de Bochica. Pintura “El prodigio de Bochica” de Gumersindo Cuellar.
Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá.
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En efecto,
después de la plática Bochica arrojó su bastón de oro contra la serranía,
rompiendo del golpe las rocas y abriendo el boquerón que permitió la salida de
las aguas formándose así el Salto del Tequendama. Pero como el bastón era
pequeño y delgado, su golpe no hizo tanta abertura como era menester, motivo
por el cual en los inviernos no caben por allí todas las aguas de la Sabana y
todavía hoy se crean pantanos y chucuas en Soacha, Bosa, Funza, Bacatá y
Fontibón. Con la maravillosa apertura del boquerón poco a poco se fueron
recuperando las tierras y Bochica se convirtió en potencia mayor y ordenó a Chibchachum
llevar sobre sus hombros la tierra, en lugar de los guayacanes que la sostenían
desde el principio del mundo. Cuando tiembla la tierra es señas que Chibchachum,
cansado de un hombro se la pasa al otro.
Este trabajo que
le impuso Bochica y el destronamiento como potencia principal no le agradó a
Chibchachum, quien en represalia contra los indios que pidieron el favor a
Bochica, les anunció que cada vez que saliera el Arco Iris morirían aquellos
que fueran salpicados por su orina, costumbre y prevención presente aún entre
los campesinos del área primaria de herencia muisca.
1.2. Bochica civilizador
Mil
cuatrocientos años antes que llegaran los invasores europeos, vino a la Sabana
de Bogotá un hombre blanco y anciano que llevaba el cabello largo y cuyas
barbas entrecanas le caían a la cintura. Andaba descalzo y el cuerpo cubierto
con mantas de algodón, cosa que no todavía desconocían los muiscas.
Llegó de los
Llanos Orientales a Pasca, de allí pasó a Bosa donde se le murió un camello en
que venía y cuyos huesos andando el tiempo y conocidas las obras de su amo se convirtieron
en objeto de reverencia de los habitantes de Bosa y Suacha en una lagunilla hoy
desaparecida que llamaban Bocasio. De Bosa pasó a los pueblos de Funza,
Serrezuela, Facatativá, Bojacá y Cota. Queriendo ir de Cota a Suba le
obstaculizaba el paso el río Bunza, hoy llamado Bogotá que allí se hacía ancho y profundo. Entonces se
quitó de sus hombros la manta, la
extendió sobre las aguas y sobre ella pasó al otro lado como si viajara en una
cómoda balsa de juncos.
Esto llenó de
admiración a los indios comarcanos, quienes pensaron que era un gran hechicero,
motivo por el cual tuvieron miedo y quisieron desembarazarse de él. Para ello
lo invitaron a seguir la corriente del río, y cuando estuvieron cerca del Salto
del Tequendama, trataron de despeñarlo por la corriente del río. Nuevamente
tendió la manta sobre el río y pasó al otro lado. Allí le salió un grupo de
guerreros que comenzó a flecharle, con tan mala suerte que las flechas que le
tiraban retornaban a sus dueños y los mataban (4). Esto sucedió antiquísimamente cuando nuestros padres y abuelos desconocían
muchas artes y oficios como el hilado y el tejido y vestían con unas planchas
de algodón en rama que ataban con cuerdas de fique.
4. ASENSIO, Esteban. Memorial de
la fundación de la Provincia del Nuevo Reino de Granada del Orden de San
Francisco. Madrid, Librería Central de Victoriano Suárez, 1921, p. 40.
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En todas partes
impartía sus conocimientos, enseñanzas y rituales, pero en Cota fue tal el
número de gente que acudió a oírle, que hubo necesidad de construir un foso de
más de dos mil metros de largo para protegerle. Allí predicó largo tiempo,
recogiéndose por la noche en una cueva. Anduvo por muchos pueblos predicando
las nuevas leyes divinas y humanas, enseñando el nuevo culto y las nuevas artes
y oficios, especialmente los hilados, los tejidos, la pintura en las mantas y
en las rocas. Por los lugares donde andaba se abrían grandes calzadas o sunas
que luego fueron el escenario de procesiones, rituales y lugar para ofrendas.
La enseñanza del
arte de tejer la hizo entrenando a
la gente y para que no se les olvidaran las técnicas de desmotar y carmenar el
algodón, de hilarlo en el huso impulsado por el volante, tejer las mantas y
pintarlas a pincel hizo dibujos por medio de pinturas en ocre en algunas rocas
bruñidas. Con ello estableció entre los muiscas el uso de las mantas y las
diferenciaciones de los vestidos. A los caciques, sacerdotes, capitanes y
gentes principales les ordenó el uso de las mantas finas, coloradas y pintadas
a pincel, mientras que a los agricultores, artesanos y mineros ordenó el uso de
las mantas chingamanales que eran de tejido ordinario y de color blanco. Aunque
los restos del mito copiado por los cronistas no lo dice, una de las acciones
principales de Bochica fue la transformación de las costumbres sociopolíticas y
de las formas de culto con la imposición del poder de los caciques y de los
rituales del culto solar.
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Representación del mito de Bochica. Ilustración de Jhon Mahecha bajo concepto de Diego Martínez Celis.
Ruta de interpretación de patrimonio cultural de Sutatausa, 2014. |
Realizadas estas
enseñanzas en los pueblos de la Sabana y Valle de Bogotá Bochica tomó rumbo al
norte. Pasó por los pueblos de la provincia de Vélez y luego se internó en los
pueblos de Guanentá, donde dicen que hubo indios tan curiosos que lo dibujaron
a cincel en unas escarpadas peñas.
Después de
muchos años de enseñanza, sintiéndose ya viejo y cansado se dirigió a Sogamoso,
donde después de muchos años de retiro y oración murió dejando su poder y
santidad al cacique-sacerdote de aquella población (5). En los diferentes lugares donde estuvo le dieron los nombres de Xue, Zuhá, Nemqueteba, Nemterequeteba,
Chimizapagua y Bochica que es el común de la Sabana.
5. Síntesis tomada de: ASENSIO, Esteban, Op. cit., MEDRANO, Alonso, Op. cit., PIEDRAHITA, Lucas Fernández de. Noticia historial de las conquistas del Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Ediciones de la Revista Jiménez de Quesada, 1973, pp. 61-63. ZAMORA Alonso de. Historia de la Provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Instituto de Cultura Hispánica, 1980, T. I, pp. 276-277. |
Hay algo en
común en las dos versiones del mito de Bochica y es que en ambas acciones se
nos presenta como un personaje de tipo solar, masculino en lucha, competencia,
complementación y cooperación con el principio femenino de la fertilidad y su
culto correspondiente. Aunque no es tema de este trabajo, estas interrelaciones
entre lo masculino solar y lo femenino ctónico se advierten en la narración
mítica con la presencia de Güitaca, defensora de la tradición femenina que se
opone a las enseñanzas innovadoras de Bochica y a las consecuencias
sociopolíticas que ellas significan.
2. INterpretaciones
2.1. Interpretación lingüística
Simón hablando
de la diversidad de lenguas que había, dice que con su don de lenguas, Bochica
hablaba a cada comunidad en su lengua y que por los lugares en que andaba le
dieron diversos nombres. Se le llamó Chiminizapagua, que significa mensajero de
Chiminigagua “porque gagua en su lengua es lo mismo que el sol por la luz que
tiene”. (6) También se le llamó Chimisagagua, Nemqueteba, Nemterequeteba, Zuha, Sue, Xue.
Desglosemos el significado de sus nombres.
6. SIMON, p: Op. cit., T. III, p.
374.
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Bochica es
palabra conformada por los lexemas bo o fo, zorro, bo apócope de boy, manta
y chica, yerno respecto al suegro, o chyquy, sacerdote, con las
traducciones de yerno del zorro y/o sacerdote de las mantas. El segundo lexema
puede también provenir de chihica, venado y su nombre significaría
entonces manta-venado. En cuanto a los nombres donde se realiza la acción
mítica hallamos topónimos que aluden a la tradición mítica, como Bosa, dos,
noche del zorro o he aquí al zorro; Bosatoma, tributo del Bosa, macana número dos; Suacha, sol
varón, posible advocación lugareña a Bochica; Tequendama, macana del fuerte boquerón, posible
alusión al bastón de mando de Bochica; Chucutama, tributo del pescadero.
Chiminizapagua
es palabra compuesta por los lexemas Chimi que significa
pulpa; ni, apócope de nya, oro; za, negación (puede tratarse de sa, ahora o cha varón); pa, apócope de paba, padre y gua, cerro, es
posible entender Chiminizapagua como un concepto complejo: Chímini es la
pulpa (carne) dorada, alusión posible a la materia prima con que las potencias
hicieron el cosmos y la traducción de todo el concepto como padre-cerro-pulpa
dorada y, Chimizagagua como ahora la pulpa (es, está) esplendente y ambas como pulpa-varón-esplendente,
sentidos que caben dentro del complejo mítico de los muiscas del sur, donde
Chiminigagua, luz esplendente de la pulpa dorada, es la entidad creadora del
mundo. Como za también significa nuestro, varón, el significado puede
ser nuestro padre cerro de la pulpa dorada.
Nemqueteba y
Nemterequeteba, según los diccionarios (7) pueden descomponerse en los siguientes lexemas: Nem de nymy, gato montés; te boquerón; re, che o chi según variantes dialectales, nuestro; quete de quyty, telar; y va, ba o fa afuera, digno, de donde puede
traducirse como digno telar (de) nuestro boquerón (donde está) el gato montés.
Pero teba o tiba también significa capitán, mayor, amarillo, de
donde se puede traducir como capitán del bosque del gato montés.
7. URICOECHEA, Op. cit; y GONZALEZ
DE PEREZ, Op. cit.
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Xue, Zuhe, Zuha, aunque parecen la misma palabra en
distintas transcripciones, pueden corresponder a Sue, guacamayo, Sua, sol, día. El guacamayo era ave de tipo solar entre los muiscas y lo
hallamos en piezas de orfebrería en tunjos, capacetes y pectorales o
directamente ligado a la parafernalia del poder como apéndice de los bastones
de mando o en las bandejas de yopo. De otra parte zehue y más
probablemente Zhue, significa mi señor, y hue es señor, llamando.
Cualquiera de las interpretaciones lingüísticas que hallamos hace referencia a
un personaje masculino de tipo astral del más alto status en competencia y
complementación con el principal personaje femenino, con su culto y con las
tradiciones del culto femenino de la fertilidad. Es en este sentido, antagónico
y complementario de Bachue.
2.2. Interpretación histórica
Este mito es el
más complejo y completo que traen las crónicas, por cuanto los cristianos
invasores vieron en Bochica, en sus obras y enseñanzas, la andanza evangélica
de unos de los apóstoles, motivo por el cual, también es el mito más
tergiversado porque fue totalmente cristianizado. El sentido histórico
implícito lo hallamos en los cambios culturales, sociales e ideológicos
concomitantes al mito y que pueden explicarse por el desarrollo interno y/o por
contactos culturales con oleadas migratorias de pueblos de mayor adelanto
tecnológico al de los primitivos habitantes del Altiplano.
Es seguro que
aquello que hasta ahora hemos denominado muisca sea el resultado de
interacciones, cambios, transformaciones, hibridaciones, préstamos o
imposiciones, destrucciones, cooperaciones, dominio o influencia de olas
migratorias de diverso origen y en diferentes tiempos sobre los múltiples
pueblos primitivos que habitaban el altiplano cundiboyacense.
Los mitos expuestos en este texto nos muestran un culto primitivo al agua y la
fertilidad femenina en el caso de Bachué, posiblemente relacionado con los
procesos de horticultura y agricultura temprana de verduras y tubérculos
andinos y un culto de tipo solar-masculino, probablemente exógeno y llevado a
la zona por los agricultores de maíz. Mentalidades, ideas y conceptos, lo mismo
que técnicas y formas organizacionales y cultuales se hibridaron dando como
resultado eso que hasta ahora e indiferenciadamente hemos llamado cultura
muisca.
El mito de
Bochica simboliza las inmigraciones, las hibridaciones, los cambios
sociopolíticos y culturales ocurridos con el desarrollo agrícola, de los
oficios y de la división social del trabajo que permiten la aparición de
excedente económico regular, de élites dominantes y de formas de dominación y
subordinación entre comunidades. El mito da cuenta de cambios en las técnicas
productivas, en los sistemas de parentesco y en las relaciones sociales, en el
pensamiento y en otros aspectos de la vida cotidiana, pero los cronistas solo
anotaron como importante las técnicas de pintura, hilados y tejidos.
Esto significa
que otros oficios como la lítica, la cerámica, la cestería, etc., se hallaban
en evolución en el presente de la creación de la narración mítica. Los estudios
arqueológicos dejan ver una larga tradición cerámica en el Altiplano. (8)
8. BROADBENT, Sylvia. Reconocimientos arqueológicos de la laguna “La Herrera”.
Revista Colombiana de Antropología, V. XV, 1970. CORREAL URREGO, Gonzalo y VAN DER HAMMEN, Thomas. Investigaciones arqueológicas en los abrigos rocosos del Tequendama, Bogotá, Banco Popular, 1977. CARDALE DE SCHRIMPFF, Mariane. Las salinas de Zipaquirá, su explotación indígena. Bogotá, Banco de la República, 1981. |
Además de las
técnicas anotadas, es posible que la metalurgia, especialmente la orfebrería,
mencionada en el bastón de mando, forme parte del contexto histórico-cultural
del mito. Si el mito es muy profundo en el tiempo, este detalle pudo ser una
añadidura posterior.
El papel
político de la élite queda refrendado en la llamada de Bochica a los caciques y
sacerdotes, y es de tal magnitud que esta entidad mítica se convierte en
protectora de caciques, sacerdotes, orfebres y solo recibe ofrendas de oro como
dios de gente rica. (9) Esto
sugiere el surgimiento y la justificación ideológica de una élite dedicada a la
administración política, civil, militar, religiosa e ideológica con un poder
sacralizado, conquistas territoriales, obligatoriedad de pago de tributos de
los dominados a los dominantes y un poder mágico-religioso en manos de
sacerdotes y chamanes. En síntesis, la narración mítica de Bochica nos cuenta y
nos advierte sobre los cambios y transformaciones de la sociedad, economía,
cultura, religión y rituales muiscas en el preciso momento en que las
relaciones sociales abandonan las tradiciones igualitarias de cooperación y
ayuda mutua de tipo matriarcal y comienzan a imponerse las relaciones de
desigualdad y dominación propias de la etapa patriarcal.
9. SIMON, P. Op. cit., T. III, p.
377.
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3. Relaciones mito-pictografÍa
3.1. Bochica taumaturgo
El Grupo “GIPRI”- había hallado varios paneles de pintura
rupestre de los cuales, como siempre ocurría con sus hallazgos, no tenía la más
mínima idea de sus posibles significados. A partir del I Seminario sobre
culturas del Altiplano Cundiboyacense realizado en Tunja en 1983 me vinculé al
grupo con fines interpretativos y logré ligar los argumentos de las crónicas
sobre el mito de Bochica, siguiendo los mismos lineamientos que aparecen en el
artículo sobre Bachué www.rupestreweb.info/bachue.html.
Aunque no
existen hasta el momento estudios arqueológicos y dataciones que permitan asegurar
que las pictografías objeto de este trabajo sean muiscas, hemos optado por
describirlas desde los conocimientos que tenemos de esta cultura, dado que los
argumentos icónicos presentan coincidencias con los argumentos míticos anotados
en las crónicas. (10)
10. Además, Correal Urrego, Op. cit., 1977, p. 165 asegura que los motivos icónicos de las pictografías descritas por él y situadas cerca de los abrigos rocosos del Tequendama, se hallan en los elementos de la cerámica muisca y se pueden correlacionar con esta cultura, no anterior a los 2.500 años A. P. |
Las
pinturas relativas a Bochica
taumaturgo, se encuentran en los municipios de Bosa, Soacha, Sibaté, lugares
donde según la documentación ocurrieron acontecimientos míticos, especialmente
en los alrededores del Salto del Tequendama. Suponemos que en estos lugares
sagrados hubo templos, adoratorios y sunas, todos ellos dedicados al culto
solar y de los cuales la arqueología de la zona nos debe sus descubrimientos y descripciones.
En la relación mito-pictografía hallamos las siguientes correspondencias más o
menos claras:
- Bochica era uno
de los hijos de la madre universal Bague y como tal, lo vemos representado en una roca de las mal llamadas Piedras de Tunja en Facatativa, donde realiza
junto con otras potencias una danza que recuerda algún pasaje mítico
desconocido pero asimilable a rituales de danzas, corros y ceremonias de correr
la tierra. Son seis los personajes que se ven en esta danza, todos ellos en
figura antropozoomorfa, a manera de hombres-aves, danza que nos recuerda el
pasaje del mito kogui, cuando Sintana se roba la Tierra Negra y es perseguido
por otras deidades, hecho que era necesario para endurecer la tierra que apenas
había emergido del mar y al mismo tiempo regar la tierra negra del cultivo que
Sintana había robado a la Madre para que fuera su esposa. Estos hombres-aves
pueden alertarnos también sobre la posibilidad de ser también las aves negras
que volaron por el mundo esparciendo la luz con sus picos en el momento de la
creación.
- El tema de la taumaturgia sobre el
Salto del Tequendama lo hallamos en la roca no. SOA-INV-02 (Cantera Invercot,
Soacha) (Fundación Erigaie, 2015) . Entre una multitud de signos icónicos que seguramente
representan las aguas y su movimiento, se yergue una figura antropomorfa, a uno
de cuyos lados vemos un objeto alargado, identificable con la vara de oro que
Bochica lanzó a la serranía para desaguar la sabana. Hay muchos trazos y
signos, en su mayoría “geométricos” y de “líneas quebradas paralelas” que
todavía no entendemos y pueden simbolizar las aguas represadas o desbocadas y las gentes que asistieron a la
acción maravillosa. Por lo que ahora podemos interpretar, este enorme fresco no
es más que el argumento general del mito de la apertura del Salto del
Tequendama.
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Posible representación del mito de Bochica. Sitio con arte rupestre SOA-INV-02
(Piedra del indio), Cantera Invercot. Fundación Erigaie, 2015. |
- Bochica como
todas las potencias muiscas, antes que cuerpo divino antropomorfizado era una
de las formas de la energía en circulación, pues esto es lo que entendemos
cuando los cronistas hablan de dioses y demonios, pues los llamados dioses muiscas
y en general los llamados por los cronistas dioses americanos lo son en el sentido
greco-judeo-cristiano, que es la representación que se nos ha impuesto desde la
visión occidental del mundo, pero no en el sentido indio, para quienes había,
fuerzas, poderes, potencias y energías que crearon el mundo y lo mantenían con
la ayuda de los hombres. Entre los muiscas solo dos de dichas fuerzas llegaron
a antropomorfizarse y son Bachué, madre de la humanidad y Bochica taumaturgo y
civilizador, que en el contexto religioso y ritual representan los
antagonismos, complementariedades y concurrencias de lo arquetípico masculino y
lo arquetípico femenino.
La forma de manifestarse
de esas energías circulantes que los cronistas llamaron dioses se realizaba por
medio de acciones energéticas como temblor en el cuerpo o en alguna parte de
él, erizarse los pelos, algún sonido particular, viento o alguna otra cosa que
manifestase energía. Hablando de Chibchachum y Bochica dice el cronista:
“Respondían en los
oráculos en los que los consultaban, aunque nunca los veían los jefes ni otros,
porque eran unas cosas incorpóreas o como de aire.” (11)
11. SIMON, P. Op. cit., T. III, p. 377, donde además habla de Cuchaviva “que decían que era el aire resplandeciente...” Este tema de la forma y manifestación de los mal llamados dioses y demonios indígenas es necesario ahondarlo, porque nos enfrentamos a una forma de pensamiento muy diferente-divergente del occidental, pero hasta ahora percibido y descrito con los patrones de la cultura occidental y no con las categorías émicas. |
- Entre lo que
podemos distinguir hasta ahora como íconos muiscas referentes a Bochica,
hallamos transformaciones que pueden relacionarse con la evolución de la
representación pictórica que parte de las formas naturalistas de la figura
antropomorfa de la roca SOA-INV-02 (Cantera Invercot, Soacha) (Fundación
Erigaie, 2015) y va hasta las
formas estilizadas, “geométricas” y de alta abstracción, casi a la forma de un
signo. La figura humana se va abstrayendo de lo figurativo y naturalista a lo
simbólico y sígnico en forma progresiva, pero conservando rasgos antropomorfos
y elementos identificatorios como el bastón de mando y la estructura central en
forma de X, como se puede ver en la roca SOA-SMA-01(San Mateo, Soacha,
Fundación Erigaie, 2015).
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Posible esquematismo antropomorfo.
Sitio con arte rupestre SOA-SMA-01
(San Mateo, Soacha). (Diego Martínez C. , 2015). |
Un avance mayor
en la abstracción conlleva a la creación del signo ideográfico con trazos
“geométricos” y lineales, conservando la simetría y esquematismo
antropomórficos, cuya argumentación icónica se construye sobre la imagen del
personaje en pie que lanza el bastón de mando que ahora desaparece,
conservándose el nódulo figurativo antropomórfico en figura de X, rodeada de
elementos simétricos en sus cuatro costados y creando una figura redondeada o
alargada que ya no tiene el bastón.
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Posible esquematismo antropomorfo.
Sitio con arte rupestre región del Tequendama (Sibaté) (Diego Martínez C. , 2014). . |
Este proceso
continúa en algunas rocas donde los elementos exteriores se van perdiendo para
dar paso al signo puro de la X como máxima abstracción de la representación
icónica de Bochica con mínimos
elementos y máxima significación. En un futuro los “muiscólogos” nos dirán si
esta secuencia que proponemos es válida y si esto ya es un principio de
escritura.
3.2. Bochica civilizador
Entre las
representaciones rupestres de los muiscas sobre la segunda parte del mito que
habla de las enseñanzas culturales, casi nada se ha hallado hasta ahora en la
zona de El Tequendama. Las piedras pintadas relativas a la enseñanza de los
hilados y los tejidos, a la pintura en las rocas y en las mantas se han
encontrado en otras partes del Altiplano, que las crónicas no mencionan como
lugares específicos del recorrido y enseñanzas de Bochica. Las zonas con este
tipo de pictografías son por ahora los municipios de Tenjo, Sutatausa y Pandi.
Seguramente nuevos descubrimientos pueden ampliar esta geografía mítica y
rupestre de las acciones de Bochica.
Se supone que
para hilar hubo la necesidad previa del cultivo o del intercambio del algodón,
la construcción de telares, husos y volantes de huso, instrumentos que también
fueron pintados en las rocas. Como el algodón no se producía en las tierras
frías habitadas por los muiscas hubo necesidad de importarlo por medio del
intercambio de otras tierras y de otras comunidades, lo que supone por un lado,
que las técnicas de este oficio corresponden a intercambios de los primitivos
habitantes o a invasiones exógenas que las llevaron al altiplano.
En Sutatausa
(Cundinamarca) se ha hallado una roca en la cual se aprecia todo el proceso. Las líneas gruesas muestran el algodón carmenado y los husos llenos de
hilos listos para el tejido. En la parte central podemos observar un telar vertical que muestra el
proceso de tejido con los hilos de la urdimbre ya colocados y los de la trama
que se están colocando con la agujeta del tejedor. En seguida se observan otros diseños de mantas o mantas ya
terminadas y decoradas: una decorada con pintura de franjas verticales y la otra
con franjas que forman figuras romboidales realizadas en la trama o pintados a
pincel. Esta roca reproduce en forma icónica la información de las crónicas que
aseveran que Bochica pintó los telares y mantas en las rocas.
La roca de Pandi
es un paso más en las técnicas textiles y de arte rupestre, pues
muestra diseños de decoración con pinturas realizadas con pinceles sobre las
mantas o con diseños en la trama con hilos previamente teñidos. En palabras de
los cronistas son mantas que usaba la élite, pintadas y decoradas con distintos
colores muchas de ellas con maures que son franjas de colores que les daban una
especial finura y valor.
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Panel principal de una de las rocas de Pandi (Cundinamarca).
Foto de
Diego Martínez Celis, 2012, resaltada mediante D-stretch |
Para ilustrar la
documentación de las rocas y las crónicas presentamos un fragmento de manta
hallada en Pisba que inicialmente estuvo en el Museo Arqueológico
de Pasca y ahora se encuentra en el Museo del Oro. Esta manta pertenece al
ajuar funerario de una momia de sacerdote o cacique. Una observación detenida
nos permitió observar hasta cuatro colores de pintura a pincel, maures
realizados con hilos previamente pintados, técnicas de estampado con sellos o
rodillos en combinación con los decorados anteriores. Se nota en la manta la
hechura de diseños previos a la pintura, con uso de compases para los círculos
y de reglas para las líneas rectas o quebradas. Al igual que las mantas
dibujadas en las rocas, ésta presenta flecos hechos con hilos retorcidos y
gruesos.
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Momia muisca hallada en Pisba, actualmente en el Museo del Oro de Bogotá. |
No relacionamos
aquí las interretroacciones entre
el mito y los rituales de culto solar, no porque lo creamos superfluo, sino por
haber realizado esta observación en otro trabajo. (13) Esta segunda aproximación a una lectura conjunta de las crónicas y las obras de
arte rupestre de la cultura muisca nos permite pensar que el mayor uso de las
fuentes posibles permite una mayor comprensión de su cultura, y que en el caso
de los argumentos de las narraciones míticas e icónicas se plantean serios
interrogantes que en un futuro pueden ser resueltos por la arqueología y la etnohistoria, en la medida
en que puedan realizar planteamientos interdisciplinarios y complejos y usen en
sus interpretaciones múltiples y variadas fuentes, teorías y métodos cada vez
más actualizados. El trabajo interpretativo apenas comienza.
13. Ver: ROZO Gauta, José. Mito y rito entre los muiscas. |
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Cómo citar este artículo:
Rozo Gauta, José. Bochica: relación mito - arte rupestre
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2016
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