Más allá de Punta del Este, una mirada al uso del bicromado en el arte rupestre cubano. Una actualización
…aún una
clasificación al nivel de las propiedades sensibles
es una etapa hacia
un orden racional…
Lévi-Strauss
RESUMEN: Se elabora un registro documental de las estaciones del arte rupestre cubano donde han sido utilizados dos colores o tonos en su ejecución. El registro enfrenta el problema hasta el nivel de sitio y sus características, proponiendo un modelo taxonómico simple para definir, organizar y clasificar las diferentes variantes del uso del bicromado en nuestro país. Finalmente, se realiza un breve comentario sobre las relaciones entre el bicromado, la superposición y los criterios cronológicos desarrollados sobre la base de esta problemática, lo que nos permite asegurar que se hace necesario incrementar y desarrollar nuestros modelos de análisis, pues el problema a que nos acercamos es complejo y solo puede ser abordado con métodos complejos de investigación.
Palabras Claves: Arte rupestre, pictografías, colores, bicromado.
ABSTRACT: It is produced a documentary record of the Cuban rock art stations where its have been used two colors or tones in its implementation. The record is facing the problem until the level of site and its features, by proposing a simple taxonomic model for define, organize and classify the different variants of the use of dichromate in our country. Finally, its been made a brief comment on relations between the dichromate, overlap and the time criteria developed at the base of this problem, allowing us to ensure that it is necessary to enhance and develop our analytical models, due to this problem that we are approaching is complex and can only be dealt with complex methods of investigation.
Keywords: Rock art, pictographs, colors, dichromate.
INTRODUCCIÓN
El uso del
bicromado en los estudios rupestrológicos cubanos ha sido pocas veces abordado
con un enfoque teórico y metodológico. Son escasos los trabajos que lo sitúan
dentro de sus prioridades de investigación, aun cuando este es el más
importante exponente de las relaciones de color en el arte rupestre de nuestro
país, pues otras articulaciones de más de dos colores en un mismo conjunto son
sumamente escasas y no superan valores del 1 % de la gráfica rupestre nacional.
La primera
referencia histórica al uso de dos colores en la ejecución de dibujos o
pinturas rupestres cubanas se ubica en los manuscritos del Dr. Fernando Ortiz,
sobre sus visitas a la Cueva No. 1 de Punta del Este, redactados probablemente
entre los años 1922 y 1929. Estos documentos no fueron conocidos públicamente
hasta que el investigador José Ramón Alonso Lorea los encontrara en el Fondo
Fernando Ortiz de los Archivos de Literatura del Instituto de Literatura y
Lingüística, en la carpeta 10, Arqueología (II), legajos 42 al 46; y se
mantuvieron inéditos hasta que, en el año 2008, la paciente labor de dos
importantes arqueólogos cubanos, el Dr. Pedro Pablo Godo y el MSc. Ulises
González, permitió la publicación del volumen “La Cueva del Templo. Isla de
Pinos. Los descubrimientos arqueológicos”, donde, con las valoraciones críticas
de estos investigadores, aparecen las notas de Ortiz. En esta obra se puede
leer el siguiente testimonio: La rápida
exploración que sobre el terreno pudo hacerse nos demostraron [sic] que las pinturas murales son más de cien, en
su mayor parte formadas por circunferencias concéntricas, en color negro o
rojo o en ambos colores combinados, (1) ora formando figuras aisladas o en
complicadas uniones… (Ortiz, 2008:56).
Si bien es Ortiz
el pionero en la apreciación in situ del bicromado en el arte rupestre de
nuestro país, su análisis no va más allá de la simple observación y mención. Como
señalan Pedro P. Godo y Ulises González, este sabio cubano no tuvo en cuenta en
su estudio el principalísimo factor de los colores y sus combinaciones en el
orden numérico (Godo y González, en Ortiz, 2008:22).
Con posterioridad
a los manuscritos de Ortiz otros investigadores, como René Herrera Fritot
(1939), Fernando Royo Guardia (1939),
Antonio Núñez Jiménez (1947 y 1975), Esteban
Maciques Sánchez (1983) y Martín Matos Socarrás (1985 y 1987), han hecho referencias y
hasta inferencias sobre las posibles relaciones y significados, en cuanto a
información social, que podrían transmitir o interpretarse del estudio del
bicromado en la Cueva No. 1 de Punta del Este.
En este sentido,
el aporte más preciso y organizado es, sin duda, el de José Ramón Alonso Lorea
quien, a partir de su tesis de grado –titulada “Arte Rupestre en Punta
del Este: estética y símbolo, estructura y análisis” (Alonso, 1992)–, ha
desarrollado una serie importante de investigaciones que presentan, de conjunto,
un novedoso modelo de análisis para
esta variante gráfica, en las condiciones específicas de Punta del Este. Entre sus
trabajos se pueden citar los dedicados, precisamente, a la obra hasta hace poco
inédita de Ortiz (1993 y 2001); las
propuestas sobre los conjuntos no concéntricos y concéntricos y sus colores
(1991 a, b, c, d y 2003); y los artículos “Artes aborígenes en Cuba. Para un acercamiento teórico-metodológico a
esta producción antigua” (1994) y “Panorama histórico-crítico sobre el estudio
del arte rupestre de Punta del Este, Cuba” (2004).
Ahora bien, dentro de este horizonte, que abarca desde 1922 (2) hasta la fecha, todos los esfuerzos encaminados a establecer algún modelo de
análisis sobre variables, invariables, distribución, organización, categorización,
etc., de los diseños bicromados en el arte rupestre cubano fueron
particularmente dirigidos hacia la Cueva No. 1 de Punta del Este, limitándose
las referencias a esta problemática en otras localidades a escasas citas, como:
“existen dibujos realizados en negro y rojo” o “este diseño está elaborado en
rojo y negro” (3). Esta
realidad fue creando las bases para la conformación de Punta del Este (en
especial de la Cueva No. 1) como un patrón o símbolo absoluto, de forma tal que
son hoy escasos los arqueólogos, historiadores o antropólogos cubanos que, al
ser consultados sobre la presencia de diseños bicromados en nuestra gráfica
rupestre, lograrían que su respuesta exceda los límites geográficos de la
actual Isla de la Juventud; y muchos se conformarían, seguramente, con
recordarnos la existencia de la Cueva No. 1 de Punta del Este.
Es por ello que emprendimos
la realización de esta monografía, en la cual no presentamos al lector un
profundo estudio de las implicaciones que, en términos de información social o
de arqueología del detalle, deben estar presentes en la decisión de utilizar
una paleta bicromada en la ejecución de un motivo o diseño rupestre; sino que,
en esencia, pretendemos sacar del abandono un grupo importante de localidades
que no por escasas han de ser ignoradas, pues son ellas de conjunto el abanico
de opciones funcionales, psicológicas, mágicas, mitológicas, etc., que
determinaron la presencia de esta peculiar forma de ejecutar una pintura
rupestre en nuestras condiciones geo-históricas o prehistóricas. Organizar la
información existente, categorizarla y clasificarla, es el comienzo de un
enfoque científico; el caos, por su parte –de mantenerse–, estimula
nuestra ignorancia: razón de más, entonces, para acometer este trabajo.
1. El subrayado es nuestro, y resalta la presencia del bicromado en la Cueva del
Templo o Cueva No. 1 de Punta del Este, en la actual Isla de la Juventud.
2.
Fecha en que
Fernando descubre la Cueva del Templo o Cueva No. 1 de Punta del Este.
. |
CONCEPTOS,
MODELOS Y CATEGORÍAS PARA CUBA
Es trascendental
definir aquí qué entendemos por bicromado en arte rupestre y cómo este se
manifiesta en las condiciones del archipiélago cubano. Desde el punto de vista
conceptual, el bicromado, como su nombre lo indica, es el uso de dos colores o tonos
en la ejecución de imágenes de cualquier tipo, sobre cualquier soporte.
En arte rupestre, el
bicromado es, entonces, el resultado de la elaboración de pinturas, dibujos o
bocetos, realizados sobre superficies rocosas sedentes o moviliares, mediante
el uso de dos colores o tonos. Pinturas rupestres bicromadas son conocidas en
casi todo el mundo, exceptuando la Antártida,
y en casi toda las etapas del desarrollo del hombre (fig. 1). Las variantes de
sus modos de ejecución son numerosas, pasando desde el “simple” delineado en
dos colores (fig. 1B) hasta las complejas relaciones de ejecución bicromada
presentes en la Cueva de las Manos, Santa Cruz, Argentina (fig. 1A).
Figura 1. Ejemplos del uso del bicromado en la composición de diseños en el arte rupestre mundial.
A) Cueva de las Manos, Santa Cruz, Argentina y (B) Sitio La Pileta, Málaga, España.
Sin embargo,
dentro del concepto citado se puede aislar, al menos para Cuba, más de un
modelo de análisis. Nos referimos a la implicación espacial en el uso de los colores
o tonos, pues se hace necesario distinguir el bicromado que tiene un carácter
local, sitial o estacional, del que se presenta formando parte integral de
diseños, conjuntos o murales.
El primero de
estos modelos se refiere a la categoría que proponemos definir como “Estaciones
de contexto bicromado” (ECB). Y que son aquellos sitios o localidades donde
aparecen diseños pictográficos elaborados en uno u otro color; pero donde la
dualidad tonal no se articula en un diseño común, o sea, cada diseño en sí
mismo es monocromático. Una estación de referencia para esta propuesta es, sin
lugar a dudas, la Cueva de la Pluma en Cumbre Alta, Matanzas.
En Cuba estas
estaciones se caracterizan por el uso del negro y el rojo, mayoritariamente;
sin embargo, existen otras combinaciones de los tonos anteriores con el blanco
y el sepia, indistintamente. Su distribución geográfica (fig. 2) se puede
establecer, según el estado actual de las investigaciones, en el área que
ocupan las macroregiones geo-arqueológicas oriental, central y occidental del
arte rupestre cubano, o sea, desde la provincia de Guantánamo hasta Pinar del Río
(Gutiérrez, Fernández y González, et al., 2009). Este modelo lo hemos aislado
en 14 estaciones (Tabla I), que constituyen el 4.9 % del total de estaciones
del país (Gutiérrez, Fernández y González, et al., 2009).
NOMBRE DE LA ESTACION
|
PROVINCIA
|
MUNICIPIO
|
CATEGORIA
|
ECB
|
EDB
|
Cueva de Camila
|
Pinar del Río
|
Minas de Matahambre
|
|
X
|
Solapa de la Perdiguera
|
Minas de Matahambre
|
|
X
|
Solapa de los Pintores
|
Minas de Matahambre
|
|
X
|
Solapa de los Círculos
|
Minas de Matahambre
|
X
|
|
Solapa del Abrón
|
La Palma
|
|
X
|
Cueva del Garrafón
|
Viñales
|
X
|
|
Cueva de la Mancha
|
Viñales
|
X
|
|
Cueva del Cura
|
Viñales
|
X
|
|
Cueva la Espiral
|
Bahía Honda
|
X
|
|
Cueva No. 1 de Punta del Este
|
Municipio Especial Isla de la Juventud
|
|
X
|
Cueva No. 2 de Punta del Este
|
Municipio Especial Isla de la Juventud
|
|
X
|
Cueva No. 3 de Punta del Este
|
Municipio Especial Isla de la Juventud
|
|
X
|
Cueva de Finlay
|
Municipio Especial Isla de la Juventud
|
|
X
|
Cueva de la Virgen
|
Ciudad de La Habana
|
Habana del Este
|
X
|
|
Cueva de García Robiou
|
La Habana
|
Güines
|
|
X
|
Cueva de Ambrosio
|
Matanzas
|
Varadero
|
|
X
|
Cueva de la Pluma
|
Matanzas
|
Matanzas
|
X
|
|
Cueva del Chino
|
Sancti Spíritus
|
Yaguajay
|
X
|
|
Solapa de Pulido
|
Yaguajay
|
X
|
|
Cueva de Las Conchas
|
Yaguajay
|
X
|
|
Cueva de Los Chivos
|
Yaguajay
|
|
X
|
Cueva Grande de Punta Judas
|
Yaguajay
|
X
|
|
Cueva de Matías
|
Camagüey
|
Sierra de Cubitas
|
X
|
|
Cueva de Las Mercedes
|
Sierra de Cubitas
|
X
|
|
Cueva No. 1 de las Pinturas
|
Guantánamo
|
Imias
|
X
|
|
Solapa Grande
|
Imias
|
|
X
|
TOTALES
|
14
|
12
|
“Estaciones de contexto bicromado” (ECB) y “Estaciones de diseños bicromados” (EDB).
La segunda
categoría del modelo espacial, proponemos definirla como “Estaciones de diseños
bicromados” (EDB), se refiere a aquellos sitios o localidades donde aparecen
diseños, dibujos o conjuntos pictográficos elaborados en dos tonos, dentro de
la articulación propia del diseño, para esta categoría, hasta hoy en nuestro
país solo se ha documentado la utilización simultánea del rojo y el negro. Son
estaciones típicas de este modelo la Cueva No. 1 de Punta del Este, en la Isla
de la Juventud y la Cueva de García Robiou, en Güines, La Habana. Es importante
señalar que en esta categoría es posible encontrar también diseños
monocromáticos –en negro, blanco, sepia, gris o rojo– dentro de la
estación, o sea, pueden aparecer en estas estaciones características de las
ECB. Su distribución geográfica (fig. 2) también se extiende a las
macroregiones geo-arqueológicas oriental, central y occidental, De esta
categoría hemos aislado 12 estaciones (Tabla I), para un 4.5 % del total de
estaciones del arte rupestre cubano (Gutiérrez, Fernández y González, et al.,
2009).
Figure 2. Distribución geográfica del arte rupestre bicromado en Cuba.
Hasta aquí se ha
establecido la existencia en nuestro país de dos categorías de distribución conceptual
y espacial del bicromado en los sitios o estaciones rupestres.
Sin embargo, en
el proceso de análisis se devela que, en nuestro país se pueden aislar otras
categorías relacionadas -no con el modelo
espacial antes descrito-, sino con el tipo conceptual hacia el interior de
los propios diseños bicromados, ósea hacia el “modelo diseños”.
No debemos
abordar con un enfoque común diseños donde se alternan rítmicamente círculos
concéntricos rojos y negros, o donde a una figura zoomorfa realizada en negro
se le superpone una figura antropomorfa de color rojo, o donde en una misma
figura se han utilizado dos colores.
Diseños
bicromados alternos (DBA)
Constituyen aquellos
diseños pictográficos (4) que se
relacionan de forma armónica entre sí y que fueron elaborados mediante el uso
de dos colores de forma alterna (5), dándole al conjunto una importante simetría del color. Los valores cuantitativos del ritmo alternativo pueden ser muy variados; pero tienen un importante grado de sistematicidad rítmica.
El ejemplo más
importante de esta categoría lo constituyen los círculos concéntricos de la
Cueva No. 1 de Punta del Este, donde es significativa la abundancia y
sistematicidad del ritmo, aun cuando se pueden apreciar en esta localidad
diferentes variantes como, por ejemplo, las relaciones negro-rojo, negro-negro-rojo-negro,
etc. (fig. 3A). Estas y otras variantes desde el punto de vista cuantitativo
han sido estudiadas en detalle por Lorea (2003).
Diseños
bicromados en composición (DBC)
Son aquellos diseños
pictográficos constituidos por figuras combinadas e independientes ejecutadas
en dos colores, unas de un color y otras de otro (6).
En esta categoría la composición del diseño puede llegar hasta la tangencia de
los motivos que lo conforman, pero nunca presentan sobreposición tonal, o sea,
nunca un tono cubre a otro, ni total ni parcialmente.
Uno de los
ejemplos más importantes de esta categoría se localiza en la Cueva de los
Chivos, municipio de Yaguajay, Sancti Spíritus, donde aparece un hermoso
conjunto pictográfico formado por tres motivos, dos elaborados en tonos de rojo
y un tercero en negro (fig. 3B).
Figura 3.
Variantes de las diferentes categorías de diseños bicromados en el arte
rupestre cubano. (A) Pictografía
de la Cueva No. 1 de Punta del Este: diseño bicromado alterno; (B) Pictografía
de la Solapa de la Perdiguera, Minas de Matahambre, Pinar del Río: diseño
bicromado en composición y (C) Pictografía de la Solapa de los Pintores, Minas
de Matahambre, Pinar del Río: diseño bicromado en superposición (Fuente:
Lorea, 2003 y dibujos originales de Alejandro Romero Emperador e Hilario
Carmenate).
Diseños
bicromados en superposición (DBS)
Son aquellos
diseños pictográficos bicromados en los cuales aparecen motivos elaborados
tanto en un color como en otro (7),
pero superpuestos indistintamente; dándole al conjunto una singular
importancia: estas superposiciones pueden ser vehículos de importantes
informaciones relacionadas con conceptos estilísticos, valores cronológicos y
concepciones ideológicas.
El ejemplo
típico de esta categoría lo constituyen algunos diseños de la Solapa de los
Pintores, municipio Minas de Matahambre, Pinar del Río, donde, dentro de un
complejo conjunto pictográfico bicromado, aparecen importantes superposiciones
tonales (fig. 3C).
Siguiendo este
criterio, nuestra propuesta taxonómica para organizar el conocimiento que hoy
tenemos del uso del bicromado en el arte rupestre cubano se puede construir
según los modelos y las categorías descritos hasta aquí y que se resumen en la
siguiente tabla.
Tabla II. Propuesta de
organización taxonómica para las diferentes variantes
del uso
del bicromadoen el arte rupestre del cubano.
Desde el punto de vista de la frecuencia de la relación entre las
diferentes categorías de diseños bicromados y las estaciones del arte rupestre en
que se encuentran, es el diseño en composición (DBC) el que más aparece,
con una frecuencia del 81.8 %, es decir, está presente en nueve de las once
estaciones estudiadas; en contraposición con los diseños alternos (DBA) y los
de superposición (DBS), que se reportan solo en cuatro y cinco estaciones, respectivamente,
lo que representa el 36.4 % y el 45.5 % de frecuencia (Tabla III). Por otro
lado, la estación Cueva No. 1 de Punta del Este es la única en la que se han
logrado identificar las tres categorías de diseños propuestas.
NOMBRE DE LA ESTACION
|
PROVINCIA
|
MUNICIPIO
|
DBA
|
DBC
|
DBS
|
Cueva de Camila
|
Pinar del Río
|
Minas de Matahambre
|
|
X
|
X
|
Solapa de la
Perdiguera
|
|
Minas de Matahambre
|
|
X
|
|
Solapa de los Pintores
|
|
Minas de Matahambre
|
|
X
|
X
|
Solapa del Abrón
|
|
La Palma
|
|
X
|
X
|
Cueva No. 1 de Punta
del Este
|
Municipio Especial Isla de la Juventud
|
X
|
X
|
X
|
Cueva No. 2 de Punta
del Este
|
Municipio Especial Isla de la Juventud
|
X
|
X
|
|
Cueva No. 3 de Punta
del Este
|
Municipio Especial Isla de la Juventud
|
X
|
|
|
Cueva de Finlay
|
Municipio Especial Isla de la Juventud
|
X
|
|
|
Cueva de García Robiou
|
La Habana
|
Güines
|
|
X
|
|
Cueva de Ambrosio
|
Matanzas
|
Varadero
|
|
X
|
X
|
Cueva de Los Chivos
|
Sancti Spiritus
|
Yaguajay
|
|
X
|
|
TOTALES
|
|
|
4
|
9
|
5
|
|
|
|
22%
|
50%
|
28%
|
Tabla III. Frecuencia de la
relación Categoría de diseños – Estaciones de diseños bicromados.
Finalmente, para
concluir la organización de las diferentes categorías de diseños bicromados en
el arte rupestre cubano, hay que dejar claro que estas pueden presentarse
–y de hecho lo hacen– de forma combinada, es decir, que aparecen conjuntos
pictográficos en los cuales se reporta más de una categoría. Ejemplos de esto son
la Solapa del Abrón, La Palma, Pinar del Río, donde en un mismo diseño se
observan elementos bicromados en composición y en superposición (fig. 4A); o la
Cueva No. 1 de Punta del Este, donde se aprecian elementos alternos y en
superposición en el mismo diseño bicromado (fig. 4C).
Figura 4. Ejemplos de
estaciones pictográficas donde se evidencia la combinación de más de una
categoría de diseños bicromados. (A) Cueva del Abrón, La Palma, Pinar del Río y
(B) Cueva No. 1 de Punta del Este, Isla de la Juventud (Fuente: Archivos del GCIAR y dibujos originales de Hilario Carmenate).
LOS DISEÑOS BICROMADOS EN EL PANORAMA ARQUEOLÓGICO CUBANO
Como ya
expresamos con anterioridad, no es nuestro propósito realizar un estudio
interpretativo del uso del bicromado en el arte rupestre cubano. No obstante, sí
creemos oportuno comentar, a manera de reflexión, algunos criterios que han
rodeado esta problemática y que, por más que queramos, no podemos ignorar ni dejar
al margen en este trabajo.
Entre tales aspectos
resalta uno de los más controvertidos y polémicos temas de nuestra
especialidad: el cronológico; en este caso manejando conceptos que podríamos
definir como “crono-tonales”, o sea, el uso de cambios en los tonos del arte
rupestre como elemento crono diagnóstico.
La presencia de una
paleta bicromada en la ejecución del arte rupestre implica siempre una
secuencia cronológica en el uso de uno u otro tono, aun cuando dicha secuencia
sea inmediata. Sin embargo, esta realidad es en extremo compleja y difícil de
esclarecer y organizar, lo cual en muchos casos limita considerablemente
nuestra reconstrucción arqueológica.
Pongamos un ejemplo: la
realización de lo que hemos definido como diseños bicromados alternos (DBA)
sugiere, en la mayoría de los casos, una secuencia de ejecución continua e
inmediata; ahora bien, si utilizamos para este análisis los círculos
concéntricos bicromados de la Cueva No. 1 de Punta del Este, cabría
preguntarnos ¿no fue posible la ejecución primaria de los círculos rojos (o
negros) y la posterior ejecución de los otros?
Este y otros
cuestionamientos continúan sin respuesta, aun cuando algunos investigadores han
sugerido que: “…los trazos negros se
imponen por su cantidad a los trazos rojos, considerando que el círculo rojo
induce a inferir
(8)
que este
fuese la nota de diferenciación dentro de la serie, siendo el trazo negro la
base de su conformación…” (Alonso, 2003).
Por otra parte, autores
como el Dr. Antonio Núñez Jiménez han indicado, para el caso que tratamos, que “…el color rojo, cuando aparece combinado
con el negro, siempre está pintado sobre este…” (Núñez, 1947:82). Aquí
habría que analizar que entiende este autor por “combinado”, pues la simple
observación in situ del arte rupestre de esta localidad (ver fig. 4B) nos
demuestra que existen series de círculos rojos sobrepuestas a trazos negros y
series negras superpuestas a trazos rojos.
Lo cierto es que en
Punta del Este, y en la mayoría de las estaciones con presencia de diseños bicromados alternos, las
preguntas sin respuestas, o las respuestas cuestionables, son mucho más abundantes
que lo que realmente quisiéramos los rupestrólogos. De cualquier manera, lo más
razonable es que el autor, antes de iniciar el dibujo, tuviera concebido el
diseño final, y realizara los primeros trazos a continuación de los segundos,
sin que mediase un prolongado período de tiempo entre la ejecución de ambos;
pero esta es otra de las especulaciones que constituyen “preguntas sin
respuestas” o “respuestas cuestionables”. Recordemos que para estos grupos
humanos el dibujo rupestre no era un simple acto de creación estética, sino que
formaba parte de una acción ideológica de amplio sentido ritual y social.
Otro caso peculiar en
este panorama son aquellas estaciones donde aparecen diseños bicromados en
composición (DBC). Esta categoría permite muy pocas posibilidades de
ordenamiento crono-tonal debido, sobre todo, a que casi siempre que aparece en
Cuba, en ella están ausentes otros elementos cronológicos, como diferencias en
el tipo e intensidad de las coberturas o de las patinas, distinciones estilísticas
notables, etc., lo que, junto a la ausencia general de superposiciones o
yuxtaposiciones, entorpece su clasificación secuencial. Un ejemplo singular es
la Cueva de García Robiou, en Güines, La Habana, donde existe un hermoso diseño
bicromado en composición (fig. 5E y 5F), descrito por Núñez Jiménez de la
siguiente forma:
“…figura femenina
formada por un círculo de color rojo en cuyo interior aparece un redondel de
color negro a tinta llena que cubre casi toda la parte interna del círculo, en
cuya parte derecha superior hay un punto rojo que parece un ojo; debajo y como
sosteniendo la figura anteriormente descrita aparece el “cuerpo” como formado
por una especie de trapecio o cuadrilátero en cuya parte interna presenta
finísimos trazos negros que semejan “costillas” formadas por figuras angulares
y superpuestas cuyos vértices apuntan hacia arriba; una línea central corta
estas “costillas” formando como la “columna” de un cuerpo. El hecho de que en
esta figura puedan verse las “costillas” y la “columna” nos permite
conceptuarla como “radiográfica”, cosa común en Australia y otros países. Sobre
“la cabeza” aparecen como dos “adornos” formados por líneas y un semicírculo.
En total, la figura tiene 34 cm de alto por 17 cm de ancho. Las “costillas”
tienen 1 mm de ancho mientras que el trapecio mide 10 mm de ancho, y la base 4
cm…”
(Núñez, 1967: 58).
El análisis crono-tonal,
en el diseño antes comentado y en esa localidad en general, es un reto al
investigador, pues no hay el más mínimo elemento de certeza para ordenar la
forma en que se utilizaron los diferentes tonos de la paleta de ejecución.
Menos comunes en nuestro
panorama rupestrológico son aquellas estaciones donde se combinan en un
conjunto pictográfico diferentes categorías de diseños que, si bien no nos dan
opciones precisas, sí permiten, al menos, realizar inferencias para una
organización teórica que nos acerque a un modelo susceptible de ser comprobado
científicamente. Como ejemplos pueden citarse la Cueva de Camila, Minas de
Matahambre (fig. 5C y 5D) y la Solapa del Abrón, en la Palma (fig. 4A), ambas
en Pinar del Río. En estas localidades se observa, en un mismo conjunto, la
presencia de diseños en superposición que permiten asumir como modelo a
comprobar la primaria utilización del rojo, pues en todos los casos el negro
está sobrepuesto a los tonos en rojo.
|
|
Figura 5. (A y B) Fotografía y dibujo de un diseño de la Solapa de los Pinares. |
|
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Figura 5. (C y D) Fotografía procesada por Dstrech y dibujo de una pictografía de la Cueva de Camila. |
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Figura 5. (E y F) Fotografía y dibujo de una pictografía de la Cueva de García Robiou. |
Figura 5. Diferentes ejemplos
de diseños bicromados en el arte rupestre cubano.
(Fuente: Archivos del GCIAR, Núñez Jiménez, 1985 y dibujos originales de
Hilario Carmenate).
Dentro de esta problemática se incluye también
el análisis de aquellos diseños bicromados en superposición que han sido
interpretados como modelos de superposición cultural, o sea, diseños donde
algunos investigadores creen ver que un color fue utilizado por un grupo cultural
y el segundo por otro grupo. Si bien esto es perfectamente posible en una
reconstrucción arqueológica, la realidad que encontramos en nuestras estaciones
limita tal reconstrucción desde el punto de vista de su comprobación en el
campo.
Veamos, por ejemplo, la Solapa de los
Pintores, Minas de Matahambre, Pinar del Río (fig. 5A y 5B). El debate
académico sobre la filiación de sus pictografías ha implicado, indistintamente,
a grupos aborígenes y a esclavos africanos huidos de las plantaciones entre los
siglos XVI y XIX, como autores absolutos o en etapas sucesivas de ocupación. Al
respecto, la autoría de origen africano exclusiva ha sido puesta en dudas
después de que una reciente expedición del Grupo Cubano de Investigaciones del
Arte Rupestre encontrara numerosa evidencia artefactual aborigen en la
localidad (fig. 6), sin que hasta hoy hayan sido recuperadas evidencias de
ocupación en la etapa colonial.
Por otro lado, se ha llegado a distribuir
el arte rupestre de forma monocromática para cada etapa o grupo cultural, sin
detenerse en el análisis detallado de todos y cada uno de los diseños. Sin
embargo, al menos en esta estación, los conjuntos bicromados en superposición
presentan dos variantes bitonales: en algunos lugares de un mismo diseño, el
rojo se sobrepone al negro y en otros, a la inversa, lo que limita las
inferencias basadas en la relación etno-color-cronología.
Figura
6. Muestra de las evidencias materiales encontradas en la Solapa de los
Pintores por la expedición del Grupo Cubano de Investigaciones del Arte
Rupestre (Fuente: González, et al., 2007).
Vale subrayar
que el bicromado en arte rupestre ha sido históricamente utilizado por los
grupos precolombinos del Caribe, y no necesariamente debe estar asociado a
momentos cronológicamente distantes y con diferencia cultural, tendencia
bastante arraigada entre los rupestrólogos cubanos.
Ahí está Punta
del Este, y su relación con nuestros grupos pescadores-cazadores-recolectores.
Si algún cuestionamiento existiera en este sentido, debemos recordar que el uso
del bicromado en nuestra región trascendió el arte rupestre, para aparecer
también en la alfarería: es verdaderamente admirable el tratamiento decorativo
en rojo y blanco de la cerámica asociada a los grupos saladoides (Igneri), la
cual no llego a desarrollarse en Cuba, pero se extendió con fuerza por todo el
Caribe insular hasta la vecina isla de Puerto Rico (fig.7).
Figura
7. Vasijas cerámicas de grupos saladoides localizadas en sitios de Puerto Rico,
decoradas en tonos de blanco y rojo. (Fuente: Universia, publicación OnLine de
la Universidad de Puerto Rico).
Finalmente,
queremos referirnos a la estación conocida como Cueva de Ambrosio, Varadero,
Matanzas. Para esta localidad también se ha considerado la posibilidad de una
superposición cultural en su arte rupestre basándose, generalmente, en la
interpretación contemporánea de la morfología de los pictogramas, acompañada, en
ocasiones, de pinceladas de algún análisis semiótico. Así, algunos han
pretendido ver dos momentos aborígenes, y otros, uno aborigen y otro africano
(Núñez, 1975:136 y Pereira, 2004).
La defensa de esta
superposición cultural en algunos debates académicos ha requerido de numerosos
argumentos. Entre ellos está –y es el que aquí nos interesa– la
superposición presente en uno de sus más conocidos diseños (fig. 8A), donde a
los trazos negros se les asigna una autoría africana, y a los rojos una
aborigen.
Sin embargo, la
desarticulación de dicho diseño nos pone en una situación bien difícil. Como se
puede observar en las figuras 8B y 8C, al separar los trazos negros no logramos
recuperar lo que había de rojo bajo estos, quedando para el análisis unas
escasas líneas de difícil interpretación, lo cual, a nuestro juicio, invalida
este proceder, y no permite un ordenamiento del diseño rojo dentro del contexto
propio de la estación y mucho menos del regional o cultural.
Figura
8. Diseño bicromado en composición de la Cueva de Ambrosio, Varadero,
Matanzas y su descomposiciónpor medio del software Photo Shop 8.5.
(A) Fotografía del
diseño, (B) Descomposición de los tonos en rojo y (C) Descomposición de los
tonos negros.
Todos estos
problemas permanecerán entre las grandes incógnitas de nuestra arqueología por
buen tiempo. Al asumir que los diseños bicromados en superposición en el arte
rupestre pueden transmitir información crono-cultural, se hace necesario
explorar otros caminos que nos brinda la arqueología. Sería prudente tratar de esclarecer
qué razones ideológicas podrían haber motivado que un africano decidiera
reutilizar el mismo espacio pictórico que utilizó un aborigen, aun cuando existían
otras opciones espaciales. Asimismo, se hace necesario incrementar los esfuerzos
en el análisis químico de los materiales de ejecución, a fin de tratar de
identificar complejos de similitud o diferencia en el orden cultural y
material.
Un importante
campo no abordado con profundidad lo constituye la relación entre diseños
bicromados y la utilización del rojo en procedimientos funerarios en el entorno
de las estaciones. Esta temática solo ha sido abordada en una ocasión en los
estudios rupestrológicos cubanos (Fernández, 1994), pero la línea de
investigación no estaba orientada a la relación con las estaciones de contextos
o diseños bicromados.
Estos y otros cuestionamientos
podrían abrirnos el camino y permitirnos desentrañar esta curiosa e importante
relación en los diferentes complejos tonales del arte rupestre cubano.
Conclusiones
Realizada la
organización y caracterización de la presencia del bicromado en el arte
rupestre cubano, queda claro que, en la actualidad, el análisis no nos permite
obtener respuestas definitivas.
Este
ordenamiento sitúa en el campo de la duda los criterios crono-tonales sugeridos
en diferentes ambientes académicos: la evaluación detallada no refleja, con
claridad, confiables elementos cronológicos y mucho menos culturales, por más
que nos lo hayan repetido en el pasado.
Tampoco es
posible discernir si estos diseños representan vivencias reales o míticas, a
través de conceptos pictóricos que son hoy para nosotros incomprensibles; o si son
signos ideográficos que expresan una idea por medio de un orden de ubicación, a
manera de articulación entre los diferentes tonos utilizados y sus diferentes
variantes.
Ahora bien, la
labor aquí realizada sí nos debe poner en mejores condiciones cognoscitivas
para abordar los múltiples temas de investigación relacionados con el uso de la
paleta de colores en el arte rupestre y sus funciones, el establecimiento de
grupos de similitud, etc. Ella puede orientar los esfuerzos académicos e insertar
los nuevos descubrimientos que, incorporados otros medios y métodos de
investigación, deben permitirnos avanzar en la búsqueda de las respuestas que
hoy no poseemos.
—¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com—
Cómo citar este artículo:
Gutiérrez Calvache, Divaldo A.; González Tendero, José B. ; Fernández Ortega, Racso.
Más allá de Punta del Este una mirada al uso del bicromado en el arte rupestre cubano. Una actualizacion. En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/bicromado.html
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