Perú


La Piedra de la Asunción, Chosica, Perú

Martín Barco, admin@checta.com

Hace algunos años tropecé con una gran piedra que miraba al cielo. Fue un domingo al mediodía del 15 de Agosto del 2004, en una caminata que recién había empezado sobre la margen izquierda del río Rimac en la quebrada California, distrito de Chosica, a unos 30 kilómetros al este de la ciudad de Lima. Ascenderíamos hasta alcanzar el punto más alto de la quebrada para desde ahí descender por el lado opuesto, a través de angostos caminos prehispánicos y de serpenteantes surcos que como heridas el paso violento de huaycos -deslizamientos de tierra y agua- ha dejado en aquel paisaje desolado. Pero sólo transcurrirían algunos minutos de toda aquella caminata, para que la superficie plana de una gran piedra sepultada al ras del suelo me llamara la atención. Era una piedra mimetizada con el camino; una piedra informe de la talla de un hombre recostado. Me detuve a mirarla para saber si las extrañas figuras que aparecían en su única cara visible mostraban alguna forma identificable. Entonces me incliné para sacudir el cascajo tierno que la cubría y poder verla con mayor detalle. Eran extraños grabados de puntos, cruces, aspas en forma de estrellas y círculos extraños como ojos apuntando al cielo. Luego de ponerme de pie para tomar algunas fotos de la piedra, continué con mi camino para no retrasarme demasiado, pues había aun que caminar cinco o seis horas para completar el recorrido. Al alejarme, tuve la extraña certeza de que aquella piedra no era una piedra cualquiera; era una certeza que por cierto tiempo permanecería oculta como la imagen latente en un negativo por revelar.



Vista del Camino mostrando la piedra incrustada en el terreno.
En el fondo la vista de la quebrada California.

Sumergido entre los viejos y polvorientos estantes de madera de mi habitación, intento poner orden en la ruma de papeles, libros que están por caer y decenas de separatas con referencias de lugares de viaje. Es ya Noviembre del 2007 y dentro de todo aquel desorden, me doy una pausa para revisar algunas de las cajas con material fotográfico y observar a contraluz algunos negativos. Para mi sorpresa, van pasando entre mis manos las imágenes de la caminata que hiciera hace tres años. De alguna manera la enigmática piedra de la quebrada California está otra vez delante de mí pero su imagen en blanco y negro está tan borrosa que con suerte sólo un experto podría analizarla y especular si se trataría o no de un petroglifo. Decido entonces escribirle a Rainer Hostnig, especialista en Arte Rupestre para preguntarle sobre la existencia de material rupestre en el área de California en Chosica. Hostnig publicó hace poco un detallado Inventario del Arte Rupestre del Perú donde se registran casi un millar de sitios con petroglifos, pictografías, geoglifos y arte mobiliario.

Muchas de las representaciones de este arte ancestral se encuentran en zonas alejadas de las ciudades por lo que llegar hasta ellas requiere de tiempo y paciencia. Algunas veces, por ejemplo, para que las imágenes de un petroglifo se hagan visibles es necesario esperar por la necesaria y justa intensidad e inclinación de luz solar, y así ser testigo de un espectáculo maravilloso y fugaz. Pero la respuesta de Rainer Hostnig no se hace esperar; me llega por correo electrónico pocos días después. El me sugiere visitar otra vez el lugar y obtener nuevas fotografías de la piedra que permitan un mayor detalle. “…Valdría la pena retornar al lugar para hacer una documentación detenida…” me dice. Luego concluye “...los sitios cercanos a Lima pueden ser ‘tragados’ tarde o temprano por la expansión urbana…”. Hostnig no se equivoca; he visto recientemente, como en algunas zonas con potencial arqueológico, los caminos rurales se ensanchan sin ninguna precaución y los cerros se destruyen en un afán por contar con mayores extensiones de terreno para ser destinados a vivienda o cultivo. ¿Es que acaso nos estamos quedando con más casas en donde vivir pero con menos Apus a los que venerar?

Croquis de la zona de ubicación

Antes de fin de año, decido regresar a la quebrada California en busca de la piedra. Me acompaña nuevamente mi amigo Carlos Portugal, experimentado caminante y explorador quien ha visitado el lugar y sus zonas adyacentes en numerosas ocasiones. Al llegar a la zona, somos testigos de que las cosas lucen diferentes: el lugar es ahora casi un paisaje urbano. Caminamos hasta donde termina una angosta carretera y cruzamos una acequia por un pequeño puente de madera. Carlos se adelanta y yo me rezago abrumado por el intenso calor, buscando refugio debajo de las delgadas sombras que las laderas de los cerros me ofrecen. Todo está muy seco en medio de aquel camino pedregoso matizado tan sólo por el pálido verde de tiernos molles con sus frutos de color rojo. El sitio ha cambiado sin duda. La expansión urbana está haciendo sus estragos.

Carlos Portugal a unos metros de distancia del petroglifo

Algunos de los cerros a nuestro alrededor están marcados, en señal de que pronto serán ‘tragados’ por la pobreza de muchos y la codicia de pocos, aunque para mi consuelo, el cerro es tan grande que será muy difícil que se lo lleven a pedazos. Tres asentamientos humanos se sitúan al inicio de la quebrada: Gamasol, Las Brisas y Lomas de California, asentamientos que parecen querer extenderse hacia lo alto de la quebrada en donde solo se logran divisar las tímidas y solitarias siluetas de algunas torres de alta tensión. Pero mi amigo Carlos Portugal sigue avanzando sin que el calor y la aridez del terreno lo detengan. A su alrededor los tanques plásticos sobre los techos de la mayoría de casas y los reservorios a medio construir evidencian la falta de agua potable. Yo permanezco debajo de la sombra sentado en una de las piedras que han sidoarrancadas para nivelar el suelo y arrumadas como si fueran chatarra.

Detalle de la piedra cuya dimensión aproximada es de dos metros y medio
por el lado mas largo por medio metro en el lado mas ancho.

¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com

Cómo citar este artículo:

Barco, Martín. La Piedra de la Asunción.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/asuncion.html

2008


[Rupestreweb Inicio] [Introducción] [Artículos] [Noticias] [Mapa] [Investigadores] [Publique]