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Petroglifos de la cueva Iguani Se han documentado dos petroglifos de tipo antropomorfo, uno de ellos en parte re excavado recientemente. Las formaciones de cueva se conservan en relativo buen estado a pesar de la basura que se encuentra en el lugar. 2. Cueva Guari Situada entre las estaciones “4” y “5” del paseo de la Avenida Cayetano Germosén, en las coordenadas geográficas: 18°, 6.511’ N. / 69°, 7251 O.
Pictografias de la cueva Guari Se han documentado 14 pinturas de tipo antropomorfo y abstracto. Estas pictografías tienen un gran interés arqueológico pues pertenecen a la llamada Escuela de José María, teniendo gran similitud con las pinturas de la cueva de Las Maravillas, tanto en el trazo como en la temática. Representan figuras femeninas en su mayor parte y algunas de ellas están claramente relacionadas entre sí.
Pictografias de la cueva Guari Resulta ría de extremo interés realizar un estudio profundo de estas pinturas, pues resulta sorprendente su aparición en este contexto geográfico. Algunas de ellas están vandalizadas, remarcadas con pintura o alteradas por graffiti. Las pinturas son de gran tamaño, entre 30 y 40 cm. de altura aproximadamente; se encuentran muy cerca de la entrada de la cueva, a la vista de la luz solar. No hemos localizado todavía petroglifos en la caverna. La cueva es la morada de una importante colonia de murciélagos frugívoros, pero a pesar de su enorme valor cultural y natural, se encuentra cubierta de basura y chatarra en buena parte de su recorrido. 3. Cueva de La Policía Situada en la escalinata que se encuentra detrás del cuartel de la Policía Nacional, la Avenida Cayetano Germosén, en las coordenadas geográficas:18°,16.178’ N. / 69°,58.225 O. Se han documentado 5 petroglifos de tipo antropomorfo, en forma de las sencillas caritas. Se encuentran todas en una formación secundaria en el suelo, a la entrada de la caverna. La cueva tiene gran cantidad de graffiti.
Petroglifos en la cueva de La Policía 4. Cueva de Bahoruco Situada al lado de la estación “10” del paseo de la Avenida Cayetano Germosén, en las coordenadas geográficas: 18°, 26.096’ N. / 69°, 56.448 O.
Se han documentado en la cueva 10 petroglifos situados en dos paneles en el fondo de la cueva. La mayor parte son antropomorfos, dos de ellos de cuerpo entero, y algunos han sido seriamente dañados. Los graffiti rodean las figuras que en algún caso, además han sido re grabadas y escarbadas. La simbología es la habitual en las cavernas de la zona y todas las figuras miran hacia la entrada de la caverna. La cueva fue utilizada como vivienda y hay muchas alteraciones en su morfología. Actualmente se encuentra abandonada y cubierta de basura, sirviendo de morada nocturna para los indigentes que sobreviven como pueden en esta zona de la capital. 5. Cueva de Honduras del Oeste Situada después de la estación “10” del paseo de la Avenida Cayetano Germosén, en las coordenadas geográficas: 18°, 26.073’ N. / 69°, 58.515 O.
Se han documentado en la cueva 13 petroglifos de excelente factura y gran significado ritual. Sin duda esta es la caverna con los petroglifos mejor terminados y más interesantes de las localizadas hasta en momento en el farallón del Parque Mirador Sur. No aparecen en las inmediaciones señalizaciones con el nombre de la cueva, por lo que la hemos nombrado con la denominación general del área.
Destaca entre todos los diseños el de una figura femenina situado en un lugar preferencial, dominando el resto de las figuras. Está en posición ritual con las piernas abiertas y porta una compleja corona que demuestra la importancia del personaje. Otra de las figuras más interesantes es un petroglifo, casi en bajorrelieve que presenta tres rayos bajo la cabeza, lo que coincide con otras muchas figuras que comparten este atributo dispersas por todo el arte rupestre caribeño. Sin duda se trata de una deidad importante muy difundida en las Antillas que todavía no hemos podido identificar.
El resto de los petroglifos son caritas muy bien terminadas y muchas de ellas profundamente excavadas en la roca. Los petroglifos en general se encuentran en muy buen estado. La caverna, aunque sucia, es de las menos alteradas en la zona y resultaría muy sencillo limpiarla con vistas a un uso público sostenible como recurso cultural. 6. Cueva Caicoa I Situada después de la estación “10” del paseo de la Avenida Cayetano Germosén, antes de la calle que comunica la citada Avenida con la Avenida de La Salud, en las coordenadas geográficas: 18°, 26.020’ N. / 69°, 58.716 O. Se han documentado 12 petroglifos y dos bajorrelieves en la caverna. Destacan por su gran interés dos excelentes esculturas, una de una cabeza y otra de un cráneo que presenta la típica deformación frontal que realizaban los arahuacos de las Antillas. Esta auténtica escultura en bajorrelieve es única en el arte rupestre antillano.
Los petroglifos se encuentran dispersos por toda la cueva, pero la cabeza mejor terminada se ha esculpido sobre un bloque estalagmítico que se encuentra en el centro de la cueva. Probablemente se trate de la representación del guardián de la cueva mítica donde vivían los tainos antes de salir a poblar la tierra que conocemos por el nombre de Macocael.
Los petroglifos en general se encuentran en buen estado, pero la cueva, más bien un abrigo profundo, está en un estado lamentable de abandono. Basura, chatarra y escombro ocupan gran parte del suelo, desvirtuando la excelente muestra de arte rupestre que resalta entre la inmundicia. 7. Cueva Caicoa II Situada después de la estación “10” del paseo de la Avenida Cayetano Germosén, antes de la calle que comunica la citada Avenida con la Avenida de La Salud, a pocos metros hacia el Este de la cueva Caicoa I, en las coordenadas geográficas: 18°, 26.020’ N. / 69°, 58.735 O.
Se han documentado 5 petroglifos de tipo antropomorfo. Los motivos se encuentran bastante deteriorados por el paso del tiempo y la intemperie, pues realmente el sitio es un abrigo y las muestras de arte rupestre se encuentran talladas en los espeleotemas que cuelgan del farallón. El sitio está limpio y en buen estado de conservación. 8. Cueva Caicoa III Situada después de la estación “10” del paseo de la Avenida Cayetano Germosén, antes de la calle que comunica la citada Avenida con la Avenida de La Salud, a pocos metros hacia el Este de la cueva Caicoa II, en las coordenadas geográficas: 18°, 26.016’ N. / 69°, 58.748 O. Se han documentado 2 petroglifos antropomorfos de cuerpo entero tallados en una colada estalagmítica dentro de la cueva. Pese a lo reducido de las dimensiones de la cueva y el escaso arte rupestre que contiene, el ambiente del sitio es muy interesante y se encuentra dotado de una fuerte carga ritual.
III. La cueva de Santa Ana La historia de la cueva de Santa Ana es realmente accidentada. Se encuentra en el recinto ajardinado que ocupa la manzana delimitada por las calles Alma Mater al Este, Cesar Nicolás Penson al Norte, Ricardo Robles al Oeste y Bolívar al Sur. En los terrenos ajardinados se encuentra el Conservatorio de Música y la Escuela Nacional de Danza. En tiempos pasados el área de la cueva formaba parte del parque de atracciones “Quisqueya Park”, hasta que fue desmantelado. También fue parte del antiguo zoológico de la capital. Después formó parte del recinto donde se celebraba la Feria del Libro y actualmente es un lugar abierto al público donde se realizan ocasionalmente eventos sociales o lúdicos. La cueva es realmente una dolina en cuyas paredes se desarrollan algunas cuevas de escaso desarrollo. Tanto en los espeleotemas como en las coladas calizas se pueden observar algunos petroglifos prehispánicos con mayor o menor grado de deterioro.
Es curioso observar como algunos artistas han recreado “neopetroglifos” en varias zonas de la cueva, inspirándose algunas veces en la iconografía taina. Lamentablemente muchos visitantes consideran estas obras como tainas, pues no hay información al respecto en ninguna parte del sitio.
El arte rupestre de la cueva representa básicamente las típicas “caritas” que se dan en todo el arte rupestre antillano. Se encuentran talladas en la roca y por su morfología no parece, en principio, que hayan sido la inspiración de los artistas modernos que crearon los neopetroglifos que adornan varias zonas de la dolina. El arte rupestre prehispánico presente en la cueva se encuentra en bastante buen estado, pues no hay graffiti ni se ha maltratado intencionalmente. La cueva de Santa Ana puede ser en buena parte recuperada y presenta espacios que incluso podrían resultar interesantes áreas de exposición de piezas arqueológicas. Proteger y de alguna manera poner en evidencia la existencia de los antiguos petroglifos dotaría al lugar de un interesante atractivo cultural que podría formar parte de la oferta turística de la ciudad de Santo Domingo. IV. La cueva Collantes La cueva Collantes se localiza en el mismo centro del casco urbano de Santo Domingo, concretamente en un solar ubicado en la calle José Aibar Castellanos n° 141, en el ensanche La Esperilla. La caverna fue reportada por primera vez en 1915 por Cayetano Armando Rodríguez en su libro “Geografía de la Isla de Santo Domingo y Reseña de las Demás Antillas”. Posteriormente, en 1983, los investigadores Renato Rímoli, Marcio Veloz, Fernando Luna, Harold Olsen y Angel Caba realizaron trabajos arqueológicos en la cueva que publicaron en el Boletín del Museo del Hombre Dominicano n° 18. Durante los trabajos en la cueva se reportó la existencia de 50 petroglifos prehispánicos y la presencia de restos culturales tainos, fechados por los investigadores, según la tipología cerámica, entre el año 1000 y el 1300. También se localizaron durante las excavaciones interesantes restos de fauna endémica de la isla. En cualquier caso también se resalta que los niveles arqueológicos de la cueva habían sido removidos en buena parte y esto impidió que se pudiese obtener la información completa del sitio.
Los petroglifos en su mayor parte son de tipo antropomorfo, resultando algunas piezas de gran belleza. Destacan varias “caritas” grabadas en una estalagmita en la entrada Sur de la cueva y una enorme cara que utiliza la formación original para generar volumen en la pieza, situada en la entrada Norte. La tipología del arte rupestre es la habitual en todas las cuevas localizadas en la ciudad. La técnica habitual de trabajo es la abrasión de la roca caliza, pero hemos localizado un interesante diseño realizado por el método del martillado que probablemente es la estilización de la cara de la lechuza. Después de los investigadores hubiesen realizado los trabajos la caverna fue alterada de manera sustancial; al parecer se pretendía realizar algún tipo de atracción dentro de la misma, tal vez un restaurante, al igual que se hizo con una cueva en el Parque Mirador Sur. Para ello se alteró la parte superficial de una claraboya que ilumina la sala central de la caverna, dotándola de un pretil de cemento. También se excavó un corredor dentro de la caverna en la misma roca y se cubrió el suelo con una plancha de hormigón. Por motivos que desconocemos la obra se paró y desde hace ya muchos años la cueva ha sido abandonada a su suerte. De esta manera la caverna perdió gran parte de su morfología original y en la actualidad es un auténtico basurero.
Sin embargo las posibilidades de poner la cueva en uso público son muchas. Si se realizara una profunda labor de limpieza, cosa absolutamente factible y se preparase un recorrido interesante resaltando los sitios donde se encuentra el arte rupestre el sitio adquiriría gran valor como atracción cultural de la ciudad. V. La cueva de Los tres Ojos El Monumento Natural Cueva de Los Tres Ojos se encuentra en la provincia de Santo Domingo Este y cubre una superficie de 1 km². aproximadamente. El área protegida es una zona ajardinada donde se localiza una gran dolina que contiene varias cavernas. En el fondo de las cuevas reposan algunos lagos. La zona de la dolina y las cavernas presenta una espectacular vegetación tropical y los visitantes avezados también pueden observar algunas muestras de arte rupestre prehispánico situadas en la zona del sendero que discurre por la antropizada dolina. El Monumento Natural Cueva de Los Tres Ojos fue creado mediante la Ley Sectorial de Areas Protegidas 202-04 dentro de la Categoría III: Monumentos Naturales. Anteriormente estaba considerado como un parque - museo y dependía de la Dirección Nacional de Parques.
Los Tres Ojos se sitúa en el Llano Costero Sur de la isla Española. Su composición geológica está formada por calizas del Mioceno. La formación que constituye el área protegida es una típica dolina, característica del relieve cárstico, formada por el hundimiento del techo de una caverna. En este caso la dolina tiene varios pozos u ojos. En el fondo de la dolina aflora el nivel freático en varios puntos generando lagos de aguas transparentes. El área protegida cuenta con recursos culturales de especial interés, como son los petroglifos prehispánicos. Destacan dos estalagmitas geminadas frente a uno de los lagos a las que se han grabado ojos y boca, dándoles la apariencia de dos personajes que vigilan el área donde se encuentran. También existe noticia de que en los lagos aparecieron abundantes restos de vasijas tainas, probablemente perdidas por los indígenas cuando sacaban agua potable de estos lugares. Muy cerca de este sitio existen importantes yacimientos arqueológicos tainos, por lo que probablemente los lagos de agua dulce del Monumento Natural Cueva de Los Tres Ojos fueron los reservorios de agua potable para los antiguos habitantes prehispánicos de esta zona, tal como es habitual en otros puntos de la isla. En el Monumento Natural Cueva de Los Tres Ojos se encuentra un Centro de Recepción de Visitantes específico para área protegida. En esta caseta se ofrece información, se paga una económica entrada al sitio y se organizan visitas a la caverna con los guías que se encuentran permanentemente en el lugar. Sin embargo el arte rupestre que contiene el sitio no se menciona a los visitantes. Señalizar y promocionar las muestras de arte rupestre que contiene el sitio es fundamental y enriquecería la oferta cultural del área protegida y por ende de la ciudad de Santo Domingo.
VI. La puesta en uso público de las cavernas Las cuevas con arte rupestre de la ciudad de Santo Domingo pueden ser puestas en uso público de manera sencilla. Hasta el momento las que conocemos solamente contienen petroglifos, aunque probablemente, realizando labores de exploración sistemática, aparezcan cavernas con pinturas. Las cuevas con petroglifos admiten altos niveles de visitación, pues no contienen elementos en el arte rupestre que puedan ser degradados por el cambio de las condiciones que provocarían las visitas. Por otra parte los petroglifos siempre se encuentran en la entrada de las cuevas y a la vista de la luz solar; de esta manera las condiciones ambientales que soportan incluyen ya de por sí, variaciones en los niveles de humedad y de temperatura. Por ello la visitación no afecta de manera significativa estos elementos rupestres, siempre y cuando se mantenga una vigilancia que asegure un correcto manejo del arte rupestre. Los petroglifos no se deben tocar ni resaltar utilizando medios físicos. El sistema del tizado de petroglifos ha sido desechado hace pocos años por los investigadores al comprobar que en algunos casos puede afectar a los diseños rupestres. Una manera correcta de evidenciar los petroglifos es utilizar fuentes de luz fría que remarque las sombras del surco haciendo que resalte la figura tallada en la roca. La alteración de las cavernas se realiza en muchos casos por motivos meramente comerciales sin tener en cuenta para nada su valor cultural o natural. Dos de las cuevas más importantes del Parque Mirador Sur se han convertido, una en discoteca, La “Guacara Taina”, y otra en restaurante, el “Mesón de La Caba”. La utilización de estas cavernas ha destruido el arte rupestre que se encontraba en la actual discoteca. Las cuevas han sido sumamente alteradas, lo que ha llevado a la eliminación de la fauna que vivía en ellas. La morfología cavernaria también ha sufrido enormemente y con ello se han desvirtuado estos dos enclaves naturales de manera ya irreparable.
Los lamentables ejemplos de funesto manejo de cuevas con arte rupestre puestas en “uso público” en el país, como el caso de la cueva de Las Maravillas y la cueva n°1 de Borbón son muestras de lo que nunca debe hacerse en un sitio rupestre. La cueva de Las Maravillas sufrió una irreversible destrucción de sus estratos arqueológicos y de su morfología original, además de convertir el arte rupestre en una atracción irrelevante que difiere completamente del sentido religioso y ritual de los diseños. La cueva n°1 de Borbón ni si quiera pudo ser abierta al público al haber sido destruido por completo su sistema natural de drenaje. Por si fuera poco las pinturas que se salvaron durante los trabajos de “limpieza” de la cueva (borraron casi 200 pinturas) están desapareciendo a marchas forzadas al estar siendo atacadas por hongos y líquenes que ha generado el enorme aumento de humedad en la cueva.
Estos ejemplos patentes deben servirnos para garantizar que la puesta en uso público de las cuevas de la capital debe ser manejada por arqueólogos y conservadores expertos en el arte rupestre. De esa manera se garantiza la integridad del recurso cultural y además se puede incluir un sistema de cartelería informativa que permita entender a los visitantes lo que están viendo plasmado en las paredes. La morfología original de las cavernas nunca debe ser modificada para ponerlas en uso público. Las cuevas eran antiguos templos donde el arte rupestre se disponía de manera muy meditada. Alterar la morfología de la caverna es desvirtuar su sentido mítico y religioso, por lo que el conjunto de arte rupestre que alberga perdería su integridad. Todas las instalaciones que se requieran para facilitar el acceso a las cavernas deben ser desmontables y colocadas mediante anclajes. La primera actividad que debe emprenderse si queremos aprovechar el excelente arte rupestre con que contamos en la ciudad es limpiar las cuevas de toda la basura que contienen las cuevas y abrigos donde se localiza. Después se podrían excavar los sitios que aun conserven estratos arqueológicos para obtener toda la información que puedan proporcionarnos. En otra fase se debe restaurar en la medida de lo posible la vegetación original del entorno de las cuevas. Posteriormente colocar la correspondiente cartelería informativa y establecer el sistema de vigilancia y de visitas guiadas correspondientes. No es necesario colocar sistemas fijos de luces. Resulta mucho más atractivo entrar con linternas e ir descubriendo poco a poco las piezas de arte rupestre de la misma manera que los hicieron, hace milenios, los shamanes prehispánicos que labraron los diseños en las paredes de las cuevas. Resulta también de la mayor importancia respetar la fauna que viva en la caverna, sobre todo las colonias de murciélagos. Por ello es fundamental la presencia de biólogos en la confección de los proyectos de puesta en uso público de cavernas, ya que su orientación es fundamental para garantizar la salvaguarda de la fauna cavernaria. La oportunidad que tiene la ciudad de Santo Domingo de crear un circuito cultural basado en el arte rupestre de las cavernas que aun se conservan en el casco urbano de la ciudad es única. Desde esta tribuna queremos motivar a las autoridades municipales y nacionales para que esta labor se emprenda, dotando de esta forma a la capital de un nuevo atractivo cultural que elevaría considerablemente el nivel de la oferta turística de Santo Domingo. ¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com Cómo citar este artículo: Belando, Adolfo López. El arte rupestre en la ciudad de 2010
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