Representaciones humanas y composiciones escénicas en pinturas rupestres de Carabaya, Puno, Perú.
Rainer Hostnig rainer.hostnig@gmail.com
*Una versión preliminar de este artículo se presentó en el VI Congreso Nacional
de Investigaciones en Antropología del Perú, Puno, 2-5 de octubre de 2012
Resumen
La
zona altoandina de la provincia puneña de Carabaya alberga uno de los
repositorios rupestres más extensos del Perú, principalmente en la modalidad de
pintura, en un área que cubre cientos de kilómetros cuadrados. En los paneles
que pertenecen a
diferentes épocas prehispánicas, predominan claramente los motivos figurativos. Si bien destacan
las representaciones de camélidos (en su mayoría silvestres) por su cantidad y
variedad estilística, son las representaciones humanas y su asociación con
camélidos y otros motivos las que nos proporcionan pistas concretas sobre varias
actividades sociales, económicas y rituales de importancia de las sociedades
prehispánicas que ocupaban la zona. El autor, luego de presentar una tipología
de motivos antropomorfos en base a sus rasgos morfológicos y ofrecer un
análisis detallado de los atributos extra-somaticos de los personajes
representados, propone una clasificación de composiciones escénicas integradas
por figuras antropomorfas en cinco categorías.
Palabras Claves: Carabaya - Pinturas
rupestres - Iconografía - Arcaico – Formativo
Abstract
The
high Andean region of the Puno province of Carabaya hosts one of the most
extensive rock art repositories of Peru, mostly paintings, in an area which
covers several hundred square kilometers. The iconographic repertoire of the
prehispanic pannels is predominately composed of figurative representations.
Although it is the figures of wild camelids which stand out in the paintings
due to their high number and stylistic variation, it is the human
representations and their association with predominantly wild camelids and
other motifs which give us concrete clues about a number of important social,
economic and ritual activities of the pre-hispanic societies that occupied the
area. The author, after proposing a typology of anthropomorphic figures
according to their morphologic features and describing the extra-somatic
attributes of the human representations, presents a classification of scenic
compositions involving human figures in five categories.
Key words: Carabaya – Rock
paintings - Iconography - Archaic Period – Formative -
INTRODUCCIÓN
La provincia de Carabaya, situada en el
extremo noroeste del departamento de Puno, y sobre todo los distritos ubicados
en la zona altoandina o con porciones territoriales importantes en la
ecorregión de la puna entre 3900 y 4700 m.s.n.m., son poseedoras de un rico
acervo de arte rupestre de diferentes épocas, desde el Arcaico hasta la Colonia
y República temprana (Fig. 1). Debido a su riqueza arqueológica y ante el peligro de la destrucción
del paisaje por una eventual explotación de uranio a tajo abierto en el futuro,
un área de 369 km² de extensión en los distritos Corani y Macusani ha sido
delimitada en octubre del año 2009 por la Dirección de Investigación y Catastro
de la Dirección Desconcentrada de Cultura Cusco y declarado Patrimonio Cultural
de la Nación en la categoría de “Paisaje Cultural Arqueológico” mediante Resolución
Viceministerial del Ministerio de Cultura del Perú el 13 de mayo de 2011.
Entre los años 2001 y 2013, diferentes
investigadores registraron y difundieron mediante sus publicaciones información
acerca de unos 250 sitios rupestres en la zona de estudio (Aroquipa y Almonte 2012; Almonte
y Aroquipa 2013; Hostnig 2003, 2007, 2010, 2011b, 2016; Vega-Centeno 2008; De
la Vega 2008; Flores y Cáceda 2004). En los sitios tempranos llaman la atención
sobre todo las representaciones de camélidos silvestres y cérvidos que
deslumbran no solo por su gran cantidad, sino también por la variabilidad de
los diseños o patrones estilísticos de representación. El segundo motivo más
frecuente en las pinturas de esta zona es la figura humana, representada en
interacción con los animales de caza o integrando escenas de otra índole. En
algunos sitios, el número de figuras antropomorfas supera a las de los
camélidos.
El presente estudio tiene como propósito
ampliar el conocimiento sobre los cambios estilísticos ocurridos en el diseño
de la figura humana en los paneles rupestres de la zona altoandina de la
provincia de Carabaya a lo largo de las épocas prehispánicas, sobre sus
atuendos y objetos con los que se encuentra representada y sobre el posible rol
que desempeñan las figuras antropomorfas en las composiciones escénicas.
Parto del supuesto que en el arte
rupestre de la región es la figura antropomorfa más que cualquier otro motivo
la que permite identificar los cambios ocurridos en el contexto socioeconómico
y sociocultural de la región y visualizar a través de las imágenes creadas en
diferentes períodos la transición de una economía predominantemente de caza a
la pastoril o agropastoril, con una cada vez mayor jerarquización y complejidad
de las relaciones sociales y culturales, evolución expresada a través de la
diversificación y sustitución de las temáticas representadas en las pinturas
rupestres. Son también las mismas representaciones humanas que atraviesan procesos
evolutivos en su diseño, desde formas muy abstractas y pequeñas a otras muy
detalladas y de mayor tamaño.
Objeto de este estudio constituyen las
representaciones humanas pintadas de épocas prehispánicas, por lo que no se
consideran las figuras humanas que forman parte de escenas o composiciones
post-conquista, que comparten en algunos casos los paneles con los motivos
prehispánicos o se encuentran superpuestos sobre ellas. Tampoco se consideran
sitios rupestres de la vertiente oriental por debajo de la cota de 3900 m por
ser de sociedades predominantemente agrícolas con iconografías marcadamente
distintas a las producidas por cazadores-recolectores del Arcaico y
posteriormente por poblaciones agropastoriles altoandinas. Para el análisis
iconográfico se empleó muestras de las más de mil figuras humanas identificadas
en 101 yacimientos rupestres ubicados en las zonas altoandinas de cinco de los
diez distritos de la provincia de Carabaya (ver tabla 2 en el anexo). La
distribución de los sitios con representaciones antropomorfas por distrito se
desprende del mapa en la figura 1. Al distrito de Macusani corresponden 54
sitios, al de Corani 23, a Ayapata 12, a Ituata 11 y a Ollachea un sitio.
|
Fig. 1: Ubicación de la zona de estudio en la
provincia de Carabaya (zona coloreada), con indicación del número de sitios rupestres
con representaciones humanas
|
Los nombres de los sitios con presencia
de figuras humanas se encuentran en el cuadro 2 en el anexo del artículo. En este
cuadro, la columna a la derecha del nombre del sitio consigna los numerales de
las categorías temáticas a las que se ha asignado las representaciones humanas
de cada sitio. El número de sitios por categoría temática se desprende del
cuadro 1 que el lector encuentra en el capítulo sobre “Figuras humanas en
composiciones escénicas”. Cabe aclarar que un sitio puede contener un único
panel o varios paneles con pinturas rupestres y que un panel puede comprender
uno o más composiciones escénicas de una determinada categoría o de diferentes
categorías temáticas.
Es importante señalar que por el estado
de deterioro en que se encuentran muchos de los paneles debido a la exfoliación
de la capa pictórica por efectos de meteorización del soporte rocoso, no es
posible cuantificar el número exacto de representaciones antropomorfas de cada
sitio y ofrecer los datos estadísticos correspondientes. No obstante estas
limitaciones opté por agregar una columna en el cuadro del anexo con la
indicación del número de figuras humanas reconocibles por sitio. En el caso de
sitios con paneles deteriorados se antepone el signo ≥
al número de figuras identificadas, de modo que p. ej. ≥5 significa que el número de
representaciones humanas en el sitio es igual o mayor que 5.
El
trabajo está dividido en cinco capítulos. Luego de referirme en el primero a
los antecedentes de investigación sobre el tema y explicar el propósito del
estudio, propongo una clasificación tipológica de antropomorfos usando como
variable el grado de esquematización o detalle anatómico de las figuras. En el tercero
describo los diferentes accesorios extra-somáticos de las figuras humanas, en
particular la indumentaria y los objetos que sostienen en sus manos o con los
cuales se encuentran asociados. En el cuarto capítulo presentaré el resultado
de la clasificación de representaciones humanas en cinco categorías según las
actividades económicas o sociales en las que se encuentran. En los comentarios
finales resumo los hallazgos respecto a los cambios evolutivos en la
representación humana y al repertorio iconográfico de la región. Termino el
artículo con una propuesta de atribución cronológica de las representaciones
humanas y escenificaciones y con un capítulo sobre convenciones regionales y
extraregionales en la configuración o diseño de determinados atributos extra-somáticos
y sobre analogías y posibles líneas de interpretación de la pintura o
decoración corporal.
Omito la descripción del contexto
geográfico de la zona de estudio, puesto que ya fue tratado en los anteriores
trabajos sobre el arte rupestre de Carabaya (Hostnig 2007, 2010).
El material gráfico usado para el
análisis iconográfico son fotografías impresas o digitales y diapositivas digitalizadas,
tomadas entre los años 2001 y 2010. Para el sitio Qelqasqa Qaqa de Ituata, los
antropólogos Almonte y Aroquipa me concedieron el permiso de reproducir material
gráfico de su tesis sobre el sitio, presentada en 2013 ante la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Altiplano en Puno. Los demás
dibujos los confeccioné en base a fotografías procesadas mediante el programa
DStretch (Harman 2008).
ANTECEDENTES
DE ESTUDIOS SOBRE LA FIGURA HUMANA
EN EL ARTE RUPESTRE DEL SURESTE DEL PERÚ Y
PAISES VECINOS
Si
bien hasta la fecha no se han realizado estudios específicos sobre el tema de
las representaciones humanas en las manifestaciones rupestres del sur del Perú,
existen descripciones detalladas de figuras antropomorfas en varias
publicaciones sobre sitios rupestres de los departamentos de Tacna, Moquegua, Arequipa
y Puno. Aldenderfer (1985) analizó representaciones humanas en pinturas
rupestres de Tala, Coscori y Cimarrón en la sierra de Tacna y Watanabe (1990) en
los abrigos de Ccoscocollo, Cruz Laca y Huacanane en la sierra de Moquegua. Tanto
Watanabe como Aldenderfer atribuyeron las representaciones antropomorfas cronológicamente
de manera preliminar al Arcaico Medio.
Otro sitio rupestre del que existen sendas descripciones sobre representaciones
humanas es Toquepala en Tacna, estudiado en los años 60 por Jorge Muelle (1969)
y Rogger Ravines. Jean Guffroy (1999:39,41) realizó un primer análisis iconográfico
más extenso de los paneles de Toquepala y presentó una tabla con figuras
antropomorfas para demostrar la similitud en su diseño, en sus posiciones
(“todos tienen la misma característica de estar en movimiento”) y en la forma
de sus cabezas que parecen máscaras de animales o “atributos sobrenaturales”.
En
los paneles rupestres arcaicos de Cimarrón en Tacna, estudiados por Aldenderfer
(1985), figuras humanas alineadas en hileras o aisladas representan el 60 por
ciento de los motivos, seguidos por animales (39,4 por ciento) y formas
geométricas. Aldenderfer distingue tres estilos de representación de humanos, aunque
todos diseñados en posición frontal, con los brazos extendidos o levantados,
las piernas cortas (en relación al torso) y sin atributos extra-somáticos.
Aparte de figuras “rígidas”, tipo “stick figures” (“hombres palitos”) y otras
altamente esquematizadas y abreviadas sin distinción entre torso y piernas, las
hay de mayor grado de naturalismo, con detalles anatómicos como indicación de
codos y rodillas. Según este investigador, la mayoría de las figuras humanas
integran escenas, aunque sólo en tres paneles se distingue claramente la escenificación
de la caza de camélidos.
El
arte rupestre de la sierra de Moquegua y sobre todo de las zonas altoandinas de
las provincias Sánchez Cerro y Mariscal Nieto sigue poco conocido. En 2017
pude registrar en la cuenca alta del río Tambo (distritos de Chojata, San
Cristóbal, Lluque e Ichuña) una docena de sitios con escenas de caza de
camélidos silvestres que integran figuras de cazadores armados con dardos y
estólica, representados en patrones estilísticos tanto esquemáticos como
naturalistas. Su análisis permitirá ampliar la visión sobre la distribución de
determinados patrones estilísticos de figuras zoomorfas y antropomorfas de la
franja comprendida entre las zonas altas de Moquegua, Tacna y la sierra de
Arica.
Otro sitio rupestre arcaico del sur
peruano, sobre el que existe una caracterización detallada de representaciones
humanas, es Sumbay en Arequipa (Neyra 1968, Hostnig 2011a). Formando parte integral
de escenas de caza de camélidos, varios de los cazadores son representados portando
un haz de dardos que cruzan la figura a la altura del pecho o de la cadera,
similar a figuras humanas halladas en paneles tempranos de Chojata en la sierra
de Moquegua y en Espinar, Cusco (Hostnig, en preparación), así como en
Carabaya, Puno.
El
abrigo de Quelcatani en la provincia de El Collao, Puno, resulta ser el sitio
con mayor cantidad y variación de estilos en la representación humana. Según
Klink y Aldenderfer (2005), este abrigo fue usado por cazadores desde el
Arcaico Medio -la primera ocupación data de 5300 años a.C.-, pero con mayor
intensidad recién a partir del Arcaico Tardío hasta la época incaica. En su manuscrito sobre las pinturas
rupestres de Quelcatani, Elizabeth Klarich (Ms.) aporta datos sobre
aspectos formales, función y significado de figuras humanas integradas en
escenas, relacionadas con actividades de caza, pastoreo, enfrentamientos y
posibles ritos. En el mismo sitio Aldenderfer y Klarich (2002, Ms.)
registraron una “escena de batalla” (panel 22), con numerosas figuras humanas
de color blanco, enfrentadas en dos grupos y representadas en diferentes
posiciones y posturas.
Respecto
a antecedentes de investigación sobre figuras humanas en las pinturas rupestres
de Carabaya disponemos de la tesis de grado de los entonces estudiantes de
antropología Alex Almonte y Julio Aroquipa (2013) sobre las pinturas rupestres
de Qelqasqa Qaqa en las alturas del distrito Ituata, con una documentación y
análisis detallado de los motivos presentes en los paneles de este excepcional yacimiento
rupestre. Las figuras antropomorfas halladas en este sitio se diferencian de
las de Macusani-Corani por una mayor preocupación en cuanto a la estética de
las representaciones y por aspectos corporales (decoración de los cuerpos) y
extra-corporales (forma de faldellines y tocados) sui generis. Una
caracterización resumida y primera tipología de figuras humanas en los paneles
de Macusani y Corani se encuentran en artículos míos (Hostnig 2007, 2010). Abordé
el tema de la figura humana y sus atributos extra-somáticos (escudo y armas)
también en el artículo sobre las pinturas rupestres de Coasa en el noreste de
Carabaya (Hostnig 2011b). Al respecto es debido señalar que en el Perú,
contrario a los países vecinos del sur (Bolivia, Chile, Argentina), carecemos
todavía de estudios específicos sobre atributos extra-somáticos de
representaciones humanas en pinturas rupestres que podrían servir de referencia.
En el norte de Chile (cuenca alta de los
ríos Loa y Salado, Salar de Atacama) tenemos reportes y documentaciones sobre
pinturas de figuras humanas del Arcaico Tardío y Formativo Temprano (Montt
2002, 2004; Sinclaire 1997; Núñez et al. 1997) que guardan cierta analogía con
algunos detalles de las representaciones rupestres de Carabaya, sobre todo en cuanto
a la indumentaria (tipo de faldellín) y de las armas (estólica y dardos) en los
manos de los cazadores. Dudognon y Sepúlveda (2015) analizan los cambios
estilísticos de la representación humana durante el mismo lapso de tiempo. Sobre
motivos antropomorfos y sus atuendos en pinturas rupestres y grabados tardíos de
Chile son importantes los trabajos detallados de Montt y Pimentel (2009), Cases
y Montt (2013), Berenguer (2013) y Troncoso (2011).
Respecto a Bolivia interesa una
referencia sobre figuras de cazadores halladas en el sitio de Lajasmayu en
Betanzos, Potosí (Strecker et al. 2010) y en Umantij, La Paz (Strecker,
comunicación personal, 2017). Strecker observó similitudes entre estas
representaciones y pinturas rupestres de Macusani-Corani, por la posición de
los dardos que portan los individuos y por las estructuras interpretadas como
cercos para atajar a los animales. Fauconnier et al. (2017) abordan también la
temática de las hachas como arma simbólica, que está vinculada estrechamente
con la presencia humana en paneles rupestres prehispánicos tardíos de Bolivia y
del sur del Perú.
Más al sur, en Argentina,
se ocuparon del tema varios investigadores de manera exclusiva o en el marco de
estudios sobre determinados sitios o zonas rupestres, generalmente de épocas prehispánicas
más tardías. Laura Hart (2013) presentó una ponencia sobre la “figura humana en el arte rupestre de Cuyo” en
Mendoza en el Congreso
Internacional de Arqueología y Arte Rupestre de la SIARB en la Paz en 2012. Ruíz (2002) analiza los unkus y tocados en figuras
antropomorfas del arte rupestre tardío de la zona de La Rinconada en la puna de
Jujuy, López y Martel (2014) compararon la vestimenta de representaciones
rupestres antropomorfas con el registro textil del Período de Desarrollos
Regionales (siglos XIII-XV) en el noroeste del país, mientras que Aschero
(2000) analiza el cambio y la variabilidad en los patrones de diseños de
figuras humanas en grabados y pinturas rupestres durante este mismo período y
la época inca en el área circumpuneña de Argentina y Chile. Sobre el sistema de
armas, técnicas de caza y la organización de cazadores del Arcaico y Formativo
de Antofagasta de la Sierra en la puna meridional argentina contamos con el interesante
trabajo de Aschero y Martínez (2001), quienes proponen la existencia de diferentes
técnicas de caza de vicuñas según los tipos de proyectil usados y otros
variables como son las características el terreno, etc.
Entre los estudios consultados me resultó
de utilidad para este trabajo la tesis de doctorado y artículos posteriores de
Inés Domingo (2004, 2006) sobre representaciones humanas en el arte rupestre
levantino de España, tanto por su enfoque metodológico como por la
sistematización estilística aplicada a estos motivos con el objeto de
determinar posibles diferencias en los patrones de representación a través del
tiempo y su dinámica evolutiva.
CLASIFICACION TIPOLOGICA DE LAS
REPRESENTACIONES HUMANAS
El análisis iconográfico de cerca de un
millar de representaciones antropomorfas en un total de 101 sitios con pinturas
rupestres mostró que la figura humana se presenta en la zona de estudio en una
amplia gama de formas y grados de esquematización, con o sin detalles somáticos
y extra-corporales. En su gran mayoría son de tamaño pequeño, de 3 a 10 cm de
altura, superando en pocos casos las dimensiones de los camélidos asociados.
Tomando en cuenta aspectos meramente
morfológicos, existen representaciones realistas de proporciones anatómicas
correctas hasta figuras muy abstractas, solo reconocibles como humanos por el
contexto, es decir la asociación con otros motivos. En base al grado de
realismo o abstracción de la representación humana, éstas pueden ser
clasificadas grosso modo en tres tipos. A) Tipo lineal o filiforme abreviado
con dos variantes (Variante A1: sin brazos y variante A2: con brazos indicados
mediante un trazo horizontal); B) Tipo lineal o filiforme con indicación de
cabeza y otros detalles corporales); C) Tipo esquemático con volumen corporal;
D) Tipo de tendencia naturalista. Esta tipificación resultó ser útil tanto para
fines comparativos como para poder detectar eventuales dinámicas evolutivas en
el modo de representación.
En la caracterización de cada tipo se
puso atención no solo a aspectos formales, sino también al tratamiento gráfico
como el cromatismo, el grado de animación y el tamaño. Si bien se menciona en
este capítulo de manera general los atributos extra-somáticos de las
representaciones humanas, es en el capítulo siguiente donde se tratará este
aspecto a mayor detalle.
A. Tipo lineal o filiforme abreviado
Este tipo de representación humana lo ubicamos
en paneles geográficamente muy apartados en los distritos de Corani, Macusani e
Ituata. Se trata de diseños antropomorfos sin volumen corporal y generalmente
sin brazos. Las piernas y los brazos (cuando estos existen), son por lo general
muy delgados y tienen el mismo grosor que el tronco. La cabeza es representada
mediante la prolongación del tronco, sin engrosamiento. Distinguimos dos
subtipos que se caracterizan por su alto grado de abstracción.
Variante A1: En esta variante, la abstracción
de la figura humana llega a su máxima expresión. Ejemplos de esta variante encontramos
en uno de los paneles de Punkini en la comunidad de Tantamaco, donde la
representación humana adquiere la forma de una simple “Y” volteada, es decir
una línea recta en representación del cuerpo que se bifurca en el tercio
inferior para indicar las piernas (Figs. 2a-c). Estas figuras, de un máximo de 3
cm de alto, carecen de brazos (o de uno de ellos) y la cabeza es insinuada por
medio de la prolongación del cuerpo. Están dispuestas en hilera vertical y las
líneas horizontales punteadas indican que se trata de cazadores armados de
dardos. Superpuesto sobre las figuras de estos cazadores fue pintada una escena
de caza de camélidos de estilo naturalista, que adscribo al Arcaico Tardío. En Huch’uy
Lawana, Macusani, las figuras antropomorfas de este subtipo miden de entre 5
y 7 centímetros de alto y llevan un tocado de plumas (Fig. 2c). Las líneas
oblicuas paralelas que se desprenden de la parte inferior de ambos lados del
cuerpo alargado quizás insinúen los pabilos de un faldellín.
En general, las figuras humanas del subtipo
A1 siempre aparecen en posición frontal y estática e integran escenas de caza. Están
asociadas a camélidos del tipo Macusani (de cuerpo rectangular) y a juzgar por
las superposiciones registradas en algunos paneles (p.ej. Punkini), pertenecen a
la fase más antigua de producción pictórica en estos sitios.
|
|
|
a) Punkini |
b) Punkini |
c) Huch’uy
Lawana |
|
Figs. 2a-c: Variante 1 del tipo lineal o
filiforme abreviado |
Variante A2: Los diseños antropomorfos de
esta variante están reducidos a una simple línea vertical y una o dos líneas
horizontales cortas en los extremos o cerca de estos (Figs. 3a-d). La línea
horizontal en la parte superior representa los brazos extendidos y la del
extremo inferior las piernas. En su estudio sobre las manifestaciones rupestres
de Qelqasqa Qaqa, Almonte y Aroquipa (2013) clasificaron estas representaciones
como motivo geométrico (Fig. 3b). Difiero de esta interpretación, ya que a
pesar del alto grado de abstracción de las figuras se pueden reconocer sus
piernas por el ángulo que adquiere la línea horizontal inferior respecto al eje
vertical. Algunas de estas figuras están dotadas de lo que parecen ser los brazos
y la cabeza y tienen un apéndice entre las piernas que posiblemente represente
el sexo masculino.
En Callejón Punku, Macusani, las figuras
humanas de esta variante se encuentran yuxtapuestas a una composición
geométrica en forma de un cuadrado de tinta plana. No sabemos si ésta es
sincrónica o fue adicionada en una época prehispánica más tardía (Fig. 3a). En
Kichku, una de los individuos tiene una línea horizontal adicional a la altura
del pecho, probablemente la representación de un dardo (Fig. 3c). En el gran
panel de Qelqasqa Qaqa en la zona altoandina de Ituata, las figuras humanas de
formas muy abreviadas representan al parecer las primeras manifestaciones
rupestres del sitio. Encima de ellas fueron pintadas, en colores blanco, rojo y
verde, las vistosas figuras de cazadores-danzantes del tipo D (figuras humanas
de tendencia naturalista), que son de tamaño considerablemente menor. Posteriormente
fueron pintados sobre estas figuras polícromas camélidos de estilo lineal de
tiempos prehispánicos tardíos. En otro sitio arcaico de Ituata, denominado
Qelqasqa Wasi, cuatro de siete representaciones humanas, asociadas a camélidos
del tipo Macusani (con cuerpos voluminosos y subrectangulares), corresponden a
esta variante (Fig. 3d).
|
|
a) Callejón Punku II |
b) Qelqasca Qaqa
(Almonte y Aroquipa 2013) |
|
|
c) Dibujo de figuras humanas de Kichku |
d) Dibujo de un extracto del panel de Qelqasqa
Wasi, Ituata
(en base a foto de Julio Aroquipa) |
Figs. 3a-d:
Ejemplos de la variante 2 del tipo antropomorfo A |
B. Tipo
lineal o filiforme con detalles corporales
Bajo este tipo agrupo las figuras antropomorfas
de diseño lineal, dotadas de mayor detalle (Figs. 4a-d). Siguen siendo
altamente estilizadas, pero terminan en una cabeza indicada mediante el
engrosamiento del extremo superior de la línea que representa el cuerpo. Mínimamente
están provistas de brazos y a veces de pies. Algunas llevan en la cabeza un
tocado de plumas. Como en las figuras lineales de la variante anterior, se
trata de representaciones de cazadores que sostienen en una de sus manos la estólica,
a veces con el dardo insertado, en posición de tiro. Algunos portan un haz de
dardos de reserva. Los individuos de este tipo están representados de perfil, con
las piernas separadas, indicando movimiento (Figs. 4a-d).
La figura humana de color blanco de
Punkini forma parte de una escena de caza de camélidos, superpuesta sobre una
hilera vertical de cazadores de la variante A1 (Fig. 4c). Tiene un brazo
doblado hacia la cadera, probablemente para sujetar el haz de dardos, que
fueron pintados como hilera de puntos que terminan en un corto trazo bifurcado
que representa la emplumadura. La superposición de las dos escenas no nos
indica cuánto tiempo puede haber transcurrido entre ambas producciones
pictóricas, pero sí revela una evolución en el diseño de formas muy abreviadas
a otras algo más realistas y con mayor presencia de detalles extra-somáticos
como tocados y armas.
|
|
|
|
a) Uqhutira |
b) Huch’uy
Lawana |
c) Punkini |
d) Matipata
Bajo |
Figs. 4a-d:
Ejemplos del tipo B (lineal o filiforme con mayores detalles corporales y
extra-somáticos) |
C. Tipo esquemático
con volumen corporal
Es el tipo más común, pero heterogéneo en
cuanto a determinados rasgos morfológicos como longitud y grosor del tronco y
de las extremidades y la forma de cabeza. El tronco de las figuras humanas de este
tipo es de diferente volumen y de forma por lo general rectangular o cilíndrica,
sin indicación de la cintura. Es también siempre más grueso que las
extremidades. En algunas figuras se distingue la cabeza, en otros, igual que en
el primer tipo descrito, ésta forma la prolongación del tronco y está ausente
el cuello. Las figuras carecen de manos y pies y también -como todas las
representaciones humanas en el arte rupestre de la región- de rasgos faciales como
ojos, nariz y boca.
Los individuos de este tipo esquemático
suelen ser representados con dos o solo un brazo. En este último caso
generalmente figura el brazo que porta o empuña la estólica. Las proporciones
anatómicas muestran una tendencia marcada hacia el alargamiento del tronco en
detrimento de las extremidades que quedan desproporcionadamente cortas y
delgadas. En este tipo prima nuevamente la frontalidad frente a las
representaciones en perfil. Sin embargo, con el brazo levantado para disparar
el dardo y las piernas separadas logran transmitir cierta sensación de dinamismo.
Aún no estamos en condiciones de
establecer si este tipo de representación humana es anterior, contemporáneo o
posterior al tipo B (Tipo lineal o filiforme con indicación de cabeza y otros
detalles corporales). Casi siempre lleva atributos típicos de los cazadores
arcaicos como estólica y haz de dardos.
El prototipo del tipo C lo encontramos en
un panel de Aqhutira en una quebrada lateral de Juchuy Chilku Unu (Fig. 5a).
Corresponden a este tipo también figuras humanas en los paneles de Hatun Chilku
Unu, Qarita, Matipata Bajo, Warachani Alto, Escalera (Fig. 5b) y Qarita (Fig.
5c) en Macusani, así como de Hak’aklluni en el distrito de Corani (Fig. 5d).
|
|
|
|
a) Aqhutera 1 |
b) Escalera |
c) Qarita |
d) Hak‘aklluni |
Figs. 5a-d:
Ejemplos del tipo C (Tipo esquemático con volumen corporal) |
C. Tipo de tendencia naturalista
Bajo esta denominación se reunió las
representaciones humanas de formas o proporciones que denotan un mayor grado de
realismo. Son figuras humanas de proporciones anatómicas generalmente
correctas, explicitando pies y a veces también piernas musculosas. Pertenecen a
este tipo tanto figuras dotadas de atributos de cazadores (Wanaquiata,
Injuyuni, Chiqtata, Warachani Alto y Qelqasqa Qaqa (Figs. 6a-d) como otros
involucrados en actividades ceremoniales o rituales (Figs. 62-64). Por lo
general llaman la atención por sus elaboradas posiciones y posturas corporales
y diseños interiores y sobre todo por los detalles extra-somáticos (tocados,
vestimenta, tobilleras, armas) que serán tratados en el capítulo siguiente.
Las representaciones del tipo naturalista
alcanzan su mayor grado de realismo en el panel de Qelqasqa Qaqa. Almonte y
Aroquipa (2013) las describen en su tesis de grado, acompañando el texto con
dibujos muy bien logrados. Algunas de las figuras representan cazadores
equipados con dardos y estólica. Tienen la cintura estrecha, torso triangular,
tronco oblongo, piernas largas y gruesas. Los muslos de las piernas están bien
perfilados, mostrando pantorillas gruesas y su disposición trasmite la
sensación de intenso dinamismo. Otras, ricamente ataviados y dispuestos en
hileras, parecen realizar una danza o integrar escenas de la esfera ritual. El
gran realismo de estas figuras radica tanto en los detalles de la indumentaria como
en los rasgos morfológicos. Su posición varía entre estática-frontal y
dinámica-de perfil. Figuras similares registré años atrás en Warachani Alto en
Macusani, donde una hilera de guerreros o cazadores/danzantes se desplazan al
parecer semidesnudos sobre una línea en declive, con los brazos doblados hacia
la cintura dando la impresión de caminar danzando, quizás en el marco de una
ceremonia vinculada con la caza, la guerra u otro acontecimiento (Fig. 25).
Como se puede observar, las figuras
humanas de tendencia naturalista representan una tradición marcadamente
distinta a la de los tipos anteriores. Es probable que las primeras representaciones
de este tipo se crearan en la fase de transición entre el final del Arcaico y
el Formativo temprano, pero que la época principal de su producción fuera el
Formativo como sugieren Almonte y Aroquipa (2013), asignación que concuerda con
la de Montt (2002, 2004) y Gallardo (2004) para figuras humanas similares en
paneles rupestres de la cuenca alta del río Salado en el Norte de Chile.
|
|
a) Injuyuni |
b) Warachani
Alto |
|
|
c) Qelqasqa
Qaqa
(Almonte y Aroquipa 2013;85) |
d) Qelqasqa
Qaqa
(Almonte y Aroquipa 2013:91) |
Figs.
6a-d: Ejemplos del tipo antropomorfo de tendencia naturalista
ATRIBUTOS EXTRA-SOMÁTICOS
Se
refieren a los objetos externos al cuerpo humano como las armas, lazos,
atuendos, máscaras y tocados cefálicos. Incluyo también la pintura facial y
corporal, así como objetos –por lo general armas- yuxtapuestos a
representaciones humanas.
Armas
La
estólica (lanzadardos o propulsor): La mayoría de las figuras humanas que integran escenas de caza están premunidas
de armas, entre las que predominan claramente la estólica y los dardos. Es
posible que algunos trazos alargados en manos de cazadores, interpretados como
dardos, sean en realidad venablos o lanzas arrojadizas. Algunos antropomorfos
llevan objetos cortos y rectos en una de sus manos que deben constituir
garrotes o palos para el remate de los animales heridos. Por la forma de
representación esquemática de la estólica y de los dardos es difícil deducir su
tamaño y forma exacta. Por lo general, la estólica es representada mediante un
trazo recto que en el extremo distal termina en un gancho o que presenta un
gancho a corta distancia del extremo distal. El gancho del propulsor se
presenta en forma doblada hacia adelante y a veces formando un ángulo de 90
grados con el vástago. Se puede apreciar en pinturas rupestres de Callejón
Punku (Fig. 7e); Warachani Alto (Fig. 7h) y Qelqasqa Qaqa (Fig. 7i), entre
otros. En Chiqtata (Fig. 12i) e Injuyuni (Fig. 12j) algunos cazadores portan un
objeto en la mano que en caso de ser una estólica, se diferencia de los demás propulsores
por tener en uno de los extremos en vez de un gancho un corto trazo transversal
formando una cruz con el astil.
La mayoría de los cazadores sostienen el
propulsor con la mano derecha en la parte posterior. Tienen el brazo alzado o
doblado hacia arriba. Uno de los cazadores de Warachani Alto (Fig. 7h), con el
brazo izquierdo levantado, sostiene el lanzadardos con la mano en el extremo anterior
y en posición vertical. Una figura similar observamos en el panel de Qelqasqa
Qaqa (Fig. 7k). En la figura 12c un cazador de diseño lineal tipo B dispara un
dardo en plena carrera. No siempre la estólica se encuentra en la mano del
cazador. En escenas de caza de Qarita (Fig. 8) y Hatun Chilku Unu (Fig. 10), estólicas
con o sin gancho aparecen sueltas, al lado de la cabeza de figuras humanas dispuestas
en hilera.
El tamaño del lanzadardos varía en
relación al tamaño de las figuras humanas. Sin embargo, como los diseños
antropomorfos raras veces se ajustan a las proporciones reales, esta relación
no sirve para estimar la longitud del instrumento. Las estólicas usadas por los
cazadores del Arcaico y Formativo de la región probablemente medían en promedio
unos 50 centímetros (alrededor de un tercio del tamaño de los dardos) y fueron
hechas de chonta, madera dura de la zona selvática. Para mayores detalles sobre
el uso de propulsores durante la época prehispánica de América del Sur
(Argentina, Colombia, Perú) se recomienda consultar los trabajos de Uhle (1907),
Alejo (1936), Casanova (1944), Ravines (1990) y Marriner (2000).
|
|
|
|
|
a) Aqhutera |
b) Aqhutera |
b) Aqhutera |
c) Qarita |
d) Hatun Chilku Unu, margen izquierda. |
|
|
|
|
|
e) Callejón Punku |
f) Hak‘aklluni |
h) Warachani Alto |
i) Matipata Bajo |
j) Qelqasqa Qaqa (Almonte y Aroquipa 2013:84) |
|
k) Qelqasqa Qaqa (Almonte y Aroquipa 2013:86) |
Figs.
7a-k: Figuras de cazadores premunidos con propulsores y dardos
Los dardos: Son los objetos más
frecuentemente representados, a veces junto con la estólica, otras veces sin
ella. Los dardos son delgados y relativamente largos. Los de mayor longitud aparecen
en uno de los cazadores en el panel de Chiqtata (Fig. 12i). La mayoría de los
dardos son representados por medio de simples trazos rectos continuos o
punteados, sin puntas de proyectil y deflectores, pero existen algunas
excepciones de esta convención como veremos más adelante. Los dardos son
representados en forma unitaria o atados en un haz, sostenidos en la mano o enganchados
al cuerpo de los cazadores, volando por el aire o clavados en animales de
presa, sean estos camélidos o cérvidos. El cazador suele portar los dardos de
reserva en forma de un haz atado a la altura de la cintura o del pecho y en
escasas ocasiones también en una de sus manos (Figs. 12g, 12j). En varios
sitios rupestres de la zona de estudio los cazadores cargan más de un dardo
–entre tres hasta seis– a manera de un atado en posición
transversal al eje del cuerpo. Para hacer visibles los dardos, los artistas los
pintaron en hileras paralelas y horizontales, a veces uniéndolos a la altura de
la cintura del cazador. Este los sujeta con una mano, mientras que con la otra
sostiene la estólica. Para la ausencia de puntas de proyectil reconocibles en
los dardos representados hay dos explicaciones posibles: Puede tratarse de una
convención representacional ampliamente difundida en la región o significar que
el extremo distal de los dardos en vez de ser reforzado por una punta en forma
de un artefacto lítico solo fuera aguzado y endurecido a fuerza de fuego. El
único dardo con punta de proyectil distinguible lo registré en el panel de
Chiqtata en una escena de caza, cuyo dibujo y descripción ya fueron publicados
en trabajos anteriores (Hostnig 2007:22, 2010:67).
Hay cazadores que llevan consigo un único
dardo grueso que cruza el cuerpo a la altura de la cintura. En este caso, para
que el objeto sea reconocible como dardo, los pintores engrosaron el extremo
distal del astil para representar lo que sería una punta de proyectil
exageradamente grande o la representación de la emplumadura (Figs. 7a-c, 14a-f).
En Sinjillani y Punkini, los cazadores transportan dardos que terminan en el
extremo proximal en una clase de tridígito, que probablemente represente las
plumas estabilizadoras (Fig. 12e). Otra forma de indicar el deflector es
mediante una bola estrellada en uno de los extremos del dardo como en Aqhutera (Fig.
7a) o mediante el simple engrosamiento del extremo posterior como en Hak’aklluni
(Fig. 9) y en muchos otros sitios rupestres tempranos. Es posible, sin embargo, que en algunos casos lo interpretado como dardo sean los brazos extendidos de la figura humana.
La abstracción de la figura humana, como
hemos visto, se extiende también a los dardos, que frecuentemente tienen forma
de simples trazos punteados. Esta forma de representación de los dardos se ha
registrado en al menos una docena de sitios (Figs. 11, 12b, 12e, 16). Contrario
a lo que sostuve en mis primeras publicaciones sobre el arte rupestre de
Macusani-Corani, no representa una peculiaridad de las pinturas rupestres de la
zona de estudio, ya que registré en el 2017 el mismo patrón de representación
de dardos en sitios rupestres tempranos de la provincia de Espinar, a 170 km al
sur de Carabaya.
En el panel de Wanaquiata llama la
atención un cazador cuyos dardos están unidos cerca de los extremos delanteros
mediante un trazo transversal grueso, quizás la representación de una clase de
amarre para evitar su juego libre durante el transporte (Fig. 13).
|
|
Fig. 10: Hatun Chilku Unu, margen izquierda. |
Fig. 11b: Dibujo de la foto anterior. |
|
|
|
a) Punkini |
b) Carr. a San Gabán, km 5.3 |
c) Hak’aklluni |
|
|
|
|
d) Chiqtata |
e) Sinjillani |
f) Qaritakunka |
g) Kawkata |
|
|
|
h) Chiqtata |
i) Chiqtata |
j)Injuyuni |
Figs. 12a-j:
Cazadores armados con dardos, con o sin estólica.
|
|
Fig. 13a: Atado de dardos con posible dispositivo de amarre, sitio Wanaquiata (DStretch, canal “lds”) |
Fig. 13b: Dibujo aproximado de la figura |
En uno de los paneles del sitio
Hak’aklluni en el sector de Oqhoruni de la comunidad de Isivilla, los artistas
pintaron un objeto aislado yuxtapuesto a la cabeza de dos de los cazadores que
interpreto como dardos por la similitud con aquel que el individuo porta a la
altura de la cintura. (Fig. 9). El astil del dardo yuxtapuesto es más delgado y
termina en una punta sub-triangular de proporciones exageradas. En el sitio
Injuyuni, en el espacio libre entre varios cazadores premunidos de estólicas y
dardos fue pintado un dardo sin punta, pero con el detalle de las plumas
estabilizadoras (Fig. 12j).
La yuxtaposición de armas a las figuras
humanas encontramos también en pinturas de épocas más tardías. En el gran panel
de Qelqasqa Qaqa, por ejemplo, pequeños objetos que posiblemente representen hachas,
fueron pintados al lado de la cabeza de personajes alineados en hilera
horizontal, ricamente adornados con tocados y vestimentas polícromas (Fig. 63).
Por su ubicación en la escena y su tamaño reducido asumo que se trata de hachas
simbólicas pertenecientes a la parafernalia ceremonial del grupo humano que
produjo las pinturas.
Por lo general, los dardos y la estólica
están pintados en el mismo color rojo oscuro que la figura del cazador. Sin
embargo, en varios sitios encontramos también combinaciones cromáticas en las
representaciones de cazadores premunidos con dardos. En Injuyuni, por ejemplo, varios
cazadores fueron pintados en rojo, mientras que los dardos que portan en la
mano o en la cintura, aparecen en naranja (Fig. 12i). En Chiqtata, cazadores de
cabeza roja y prenda de vestir y piernas de color naranja, llevan un atado de dardos
rojos a la altura del pecho (Fig. 12h, 34). Y en Chawsilluywanka, un cazador
bícromo (verde-rojo) sujeta un dardo de color rojo (Fig. 31). Los tres sitios
pertenecen a la comunidad de Tantamaco en Macusani. En Qelqasqa Qaqa un cazador
de color blanco, decorado con puntos rojos, está representado con dardos blancos,
pero con sectores intermedios y puntas rojas (Fig. 6c), mientras que otro del
mismo color blanco porta haces de dardos rojos a la altura de la cintura (Almonte
y Aroquipa 2013:86).
En varios sitios de Macusani existen
representaciones humanas integradas en escenas de caza, que parecieran estar
portando un objeto corto en una de sus manos. Sin embargo, si nos fijamos en los
dibujos de cazadores con propulsores de las figuras 14a-14f, nos damos cuenta que
lo que parecen ser los brazos extendidos del cazador y el objeto mencionado, podría
más bien representar la abstracción de un dardo o la simplificación de un haz
de dardos, con la emplumadura engrosada. En los individuos premunidos de estólicas,
los pintores dibujaron el brazo que lo sostiene doblado hacia arriba, a la
altura del hombro como corresponde.
|
|
|
|
a) Matipata Bajo |
b) Matipata Bajo |
c) Aqhutera |
d) Punkini |
|
|
e) Chaku |
f ) Chaku |
Figs. 14a-f:
Forma abstracta del dardo portado por cazadores en paneles de Macusani.
Porras
o garrotes: El
armamento de los cazadores incluye también un palo corto sin o con cabeza,
usado probablemente como arma contundente para el remate de presas heridas o
acorraladas. Lo portan algunos de los diminutos seres humanos del “tipo
esquematizado de volumen corporal” que rodean las estructuras interpretadas
como cercos en cuyo interior se encuentran camélidos atrapados, tratando de
escapar de la emboscada. La porra es presentada mediante un trazo recto y grueso
que porta el hombre en una de sus manos. La otra mano queda invisible (Figs.
15a-c). Ejemplos de figuras humanas empuñando esta arma tenemos en los sitios Chiqtata
y Huch’uy Lawana. En este último sitio se observan 10 cazadores de tamaño
minúsculo que acechan a siete camélidos notablemente más grandes desde la
periferia de un cerco subcircular (Fig. 42).
|
|
|
a) Chiqtata |
b) Chiqtata |
c) Matipata Bajo |
Figs. 15a-c:
Cazadores con posibles porras
El
lazo: Aparte
del lanzadardos, los dardos, posibles venablos y la porra, el utillaje de los
cazadores arcaicos y posteriores de la zona altoandina de Carabaya comprendía también
el lazo. Como material para la fabricación de lazos pueden haber servido tiras
de piel curtidas, tendones trenzados o cordones tejidos con fibras de animales
abatidos. Su empleo en las actividades cinegéticas fue recurrente y se ve
representado en varios paneles de Macusani, Corani e Ituata. Será descrito con
mayor detalle en el capítulo sobre las figuras humanas participando en faenas
de caza y captura de camélidos.
Otros objetos
En
algunos paneles tempranos de Macusani-Corani con escenas pertenecientes a la
categoría temática 1 (escenas de caza) se observan figuras humanas que
transportan objetos en el hombro, en la espalda o sobre la cabeza. En
Sinjillani II, a pocos kilómetros del caserío de Samilía, Germán Onofre,
oriundo de la comunidad de Tantamaco, halló un panel compuesto de cuatro
figuras humanas portando dardos punteados a la altura de la cintura. Uno de estos
individuos se desplaza hacia la izquierda del observador y lleva en el hombro
lo que parece ser una cría de camélido. No se distinguen los brazos de la
persona que posiblemente se confunden con la silueta del animal (Fig. 16).
En uno de los sitios del
sector Qarita, un hombre armado con una lanza carga un bulto en la cabeza y lo
sostiene con una de las manos (Fig. 17). En el panel de Warachani Alto en la
comunidad de Tantamaco, un antropomorfo de color rojo, probablemente un
cazador, lleva un fardo o bulto en la espalda y exhibe con las manos un objeto
largo y ancho con apéndices puntiagudos en ambos lados (Figs. 18a-b). Su función
y significado es una incógnita. Un cuarto ejemplo de seres humanos
transportando objetos en la espalda se presenta en las pinturas rupestres de Qurpamachay
en Corani, que se mencionarán a mayor detalle en la descripción de la categoría
temática 3 (desplazamientos colectivos).
En las ilustraciones siguientes se
muestran figuras humanas que sostienen diferentes objetos de difícil
definición. El individuo de la figura 19 carga un bulto en la espalda. Los tres
individuos representados en las figuras 20, 21 y 22, también del sitio Q’ara
Q’ara en Macusani, también portan objetos en una de sus manos, que en los últimos
dos casos resultan ser cabezas de camélido.
|
|
Fig. 21: Q’ara Q’ara |
Fig. 22: Q’ara Q’ara |
ATUENDOS
Prendas
de vestir (faldellines y vestiduras con o sin flecos): Los atributos
extra-somáticos de las figuras humanas en las pinturas rupestres de Carabaya,
aparte de las armas y otros objetos, comprenden también elementos de la
indumentaria como tocados, vestimentas y adornos del vestuario. Lo que
interpreto como posibles pinturas corporales, será tratado en un capítulo
aparte.
Los autores de las pinturas rupestres tempranas
de Carabaya no eran muy proclives a mostrar las prendas de vestir de los
personajes representados. Uno de los pocos ejemplos es una figura humana de Chiqtata
(Fig. 12h) que parece estar vestido con una túnica. Es de color naranja y está
adornada con un borde de flecos de color rojo. Las piernas del personaje
(también de color naranja) se encuentran adornadas con rodilleras,
representadas mediante pequeños trazos verticales de color rojo.
Faldellines y vestiduras o
camisetas con o sin flecos: Un atuendo claramente identificable en figuras humanas de
Macusani-Corani es el faldellín, representado mediante pabilos que cuelgan de
la cintura de manera que se transparentan las piernas de los individuos. Lo
usan los “danzantes” del panel de Wanaquiata (Fig. 23a, 67, 68) que forman una
fila horizontal de seis figuras dispuestas de perfil y en posición dinámica
corriendo hacia la derecha del observador. Los pabilos, de color verde,
permiten traslucir las piernas de color anaranjado.
Más frecuente que el faldellín es una
clase de falda o camiseta larga cuyo borde inferior termina en flecos. Vemos
estos detalles en dos antropomorfos armados con un dardo en el panel de
Wanaquiata (Fig. 30), en una hilera de “danzantes” de Qelqasqa Qaqa (Fig. 23b)
y en dos figuras humanas de Hak’aklluni (Figs. 23c y 23d).
Por lo general, para la representación de
los faldellines y flecos fue empleado un color diferente al del cuerpo de las
figuras antropomorfas, con el fin de crear un contraste y facilitar su
visibilidad. En Hak’aklluni, la vestimenta y cabeza de las figuras humanas son
de color verde, los flecos rojos, mientras que las piernas fueron pintadas de
color blanco. En los “danzantes” de Wanaquiata, los pabilos verdes hacen juego
con el color de los turbantes o gorros. En los dos personajes que llevan un
dardo a la altura del pecho (Fig. 30), los flecos de sus atuendos son rojos y
las piernas verdes. Solo en Qelqaspa Qaqa, de acuerdo a Almonte y Aroquipa
(2013), las faldas de los “danzantes” terminan en flecos del mismo color que
las piernas.
Las representaciones más elaboradas y
detalladas de prendas de vestir las encontramos en los paneles de Qelqaspa Qaqa
y Hak’aklluni. En el panel de Qelqaspa Qaqa es verdaderamente asombrosa la
minuciosidad en el detalle del atuendo de dos grupos de figuras antropomorfas,
uno dispuesto en hilera (de frente, fig. 65) y el otro en fila (de perfil, figs.
23b, 66). Los integrantes de ambos grupos están festivamente vestidos y
adornados. La vestimenta, una clase de camiseta de color verde, está dividida
en una parte superior y otra inferior. Las mangas de la parte superior terminan
en una franja de color rojo. La parte inferior está dividida verticalmente en
dos mitades, una verde y la otra roja. Los flecos que cuelgan del borde
inferior de la vestimenta, son del mismo color verde oscuro que las piernas y
brazos de los individuos. Para ceñir la vestimenta sobre las caderas, los
individuos llevan un cinturón rojo. En Hak’aklluni (Fig. 23c) los cinco
individuos que componen la escena, están representados de frente y llevan una
indumentaria muy similar a la de los antropomorfos de la escena de Qelqaspa
Qaqa. La única diferencia reside en el color de los flecos que cuelgan del
borde inferior de la camiseta, que en Hak’akluni son bancos.
En el panel de Warachani Alto, algunas de
las figuras humanas color crema que caminan cuesta abajo por un sendero
indicado por una líneas oblicua, llevan rodilleras y cinturones o fajas
decoradas con diseños cuyo color rojo contrasta con el color crema del cuerpo.
Están superpuestas sobre motivos más antiguos de color rojo oscuro. Aunque
algunos individuos portan haces de dardos punteados a la altura de la cintura,
por sus poses y adornos parecen representar personajes que participan en una ceremonia
(Fig. 62).
Si bien en muchas representaciones
humanas no se distinguen las prendas de vestir, no quiere decir que estos se
hayan desplazados desnudos por las frías punas en busca de animales de presa. Expresa
simplemente una convención gráfica que se siguió reproduciendo por largos
períodos en los paneles rupestres, interrumpidos por una época (quizás Arcaico
final o Formativo Inicial) en la que la vestimenta y los adornos
extracorporales cobraron una importancia inusitada, aunque al parecer
exclusivamente en las escenas de índole ritual. Por las condiciones
climatológicas reinantes en la zona de estudio no se ha conservado ninguna
prenda de vestir de los pueblos tempranos que habitaron en esta región y es
solo mediante las pinturas rupestres de sitios como Qelqasqa Qaqa, Hak’aklluni
y otros que nos podemos formar una idea sobre el tipo de atuendos que pueden
haber usado los pobladores de la zona para determinados eventos festivos miles
de años atrás. Una de las prendas particulares o distintivos étnicos, por
ejemplo, presentaba una faja o cinturón de color contrastante con él de la
camiseta que ceñía la vestimenta y remataba en un costado del cuerpo del
individuo en una clase de cíngulo o conjunto de cintas sueltas (Fig. 83).
Figs. 23a-d: Representación de
faldellín y camisetas adornadas con flecos
Adornos
cefálicos: Muchas
de las figuras humanas en los paneles de Carabaya están adornadas con un tocado
o adorno cefálico, aunque en algunas representaciones no siempre se puede
distinguir entre forma de cabeza y forma o tipo de tocado. En algunos casos los
pintores pueden haber prolongado la cabeza para indicar un turbante o gorro
tubular terminando en punta o sin punta.
Los tocados más frecuentes son los que al
parecer se componen de plumas que se supone estuvieron insertadas en una cinta
cefálica. Este tipo de adorno cefálico adorna las cabezas de cazadores y
participantes en otras actividades y debe haber estado en uso a lo largo de
todos los períodos prehispánicos. Se pueden considerar como plumas los apéndices
rectos o rayos que sobresalen de la parte superior y/o de los costados de la
cabeza de las figuras. Existen adornos cefálicos de un solo apéndice o pluma
(Figs. 24c-f), pero las hay también de tres y más plumas formando una corona o
penacho (Figs. 24j-t). Los penachos de plumas pueden estar en posición vertical
o colgar detrás de la cabeza hacia abajo (Figs. 24m y 24n). En Warachani Alto,
las cabezas de tres “danzantes” de perfil están adornadas con una pluma
sujetada en la parte posterior de la cabeza (Fig. 29c-e). En estas figuras resulta
curiosa la forma casi cuadrada de la cabeza.
Los atavíos cefálicos más prominentes y ostentosos
por su composición y empleo de la bicromía o policromía los usan individuos
alineados en hileras horizontales y que llevan vestimenta y adornos de dos o
más colores de este tipo. Los encontramos en los paneles de Hak’aklluni, Wanaquiata
y Qelqasqa Qaqa. En estos tres yacimientos rupestres se distinguen figuras
humanas cuyos tocados están compuestos por una clase de gorro cilíndrico o
turbante, en cuyo borde superior fueron insertadas varias plumas (Figs. 24o y
24q). Varios de los personajes identificados como posibles danzantes llevan
también cintas con plumas sujetadas a los costados de los turbantes o de la
cabeza (Figs. 24bb-dd). En Qelqasqa Qaqa se ve claramente el uso de una cinta
cefálica, quizás para sujetar la diadema de plumas (Fig. 24s). Es el único
sitio en el que podemos apreciar un tocado dorsal (Fig. 24u), un adorno descrito
para sitios rupestres de Argentina (Cerro Colorado, Córdoba), pero donde
presenta dimensiones mucho más grandes que superan en algunos casos el tamaño
del portador (Recalde y Berberián 2005, Recalde 2015, Colqui 2016).
|
|
|
|
|
|
a) Chiqtata |
b) Aqhutira |
c) Wanaquiata |
d) Qelqasqa Qaqa |
e) Wayllakunta |
f) Huch’uy Lawana |
|
|
|
|
|
|
g) Wanaquiata |
h) Punkini |
i) Escalera |
j) Wayllakunta |
k) Q’ara Q’ara |
l) Q’ara Q’ara |
|
|
|
|
|
|
m) Huch’uy Lawana |
n) Huch’uy Lawana |
o) Wanaquiata |
p) Qelqasqa Qaqa |
q) Qelqasqa Qaqa |
r) Qelqasqa Qaqa |
|
|
|
|
|
|
s)Qelqasqa
Qaqa) |
t)
Qelqasqa Qaqa |
u)
Qelqasqa Qaqa |
v)
Qaritakunka |
w) Q’ara
Q’ara |
x)
Qelqasqa Qaqa |
|
|
|
|
|
|
y)
Qelqasqa Qaqa |
z)
Hak’aklluni |
aa)
Qelqasqa Qaqa |
bb) Qelqasqa
Qaqa |
cc) Qelqasqa Qaqa |
dd)
Qelqasqa Qaqa |
Figs. 24a-dd: Diferentes tipos de
tocados en el arte rupestre de Macusani-Corani.
Los dibujos del sitio de
Qelqasqa Qaqa (24d, p-t, u, x-z, aa-dd) son de autoría de Almonte y Aroquipa (2013).
Uno de los cazadores-danzantes de Warachani
Alto está ataviado con una máscara o tocado animal (Figs. 25 y 26). Por las
orejas, la cabeza alargada y el hocico redondeado asumo que se trata de la
cabeza de un camélido o de un venado. Hasta la fecha es el único tocado
zoomorfo hallado en pinturas rupestres de Carabaya. La cabeza de la figura es
decorada mediante líneas paralelas de color rojo, igual que la de los otros cazadores-danzantes
con los que forma una fila descendiente. Disfraces zoomorfos de caza conocemos
de otros sitios del sur del Perú como Toquepala en Tacna (Guffroy 1999),
Cebadapata en Grau, Apurímac (Hostnig 2013, 2015), Pumallaulli en Espinar,
Cusco y de sitios rupestres del distrito Chojata en Moquegua (Hostnig en
preparación).
|
|
Fig. 25:
Máscara o tocado animal de un “danzante” de Warachani Alto |
Fig. 26:
Detalle de la máscara zoomorfa |
En el gran panel de Q’ara Q’ara vemos dos
figuras humanas, cuyos tocados o máscaras llaman la atención por su gran tamaño
y policromía. Parecen ser gorros cónicos extra-largos, puntiagudos y compuestos
por dos mitades, uno de color verde y el otro rojo o verde y grisáceo (Figs. 21,
24w, 27, 28). En la figura 27, el color verde del tocado continúa bordeando la
cara y el brazo derecho del personaje representado en color blanco. Es difícil
establecer una relación de estas figuras con otros motivos de este panel abigarrado
de pinturas de diferentes épocas.
|
|
Fig. 27: Figura humana en Q’ara Q’ara.
Aplicación de DStretch, canal
“lab” |
Fig. 28: Q’ara Q’ara. Aplicación de DStretch, canal “lre” |
Decoración cefálica y corporal: En cuatro
sitios rupestres de Carabaya (distritos Macusani e Ituata) se distinguen
figuras humanas, cuyas cabezas o cuerpos fueron decorados mediante rayas
horizontales o verticales, puntos u otros diseños. En el caso de las
decoraciones en la cabeza podría tratarse de pintura facial. Un ejemplo son las
cuatro figuras algo desvaídas del panel de Warachani Alto en la comunidad de
Tantamaco, las que parecen participar en una ceremonia. Sus cabezas llevan como
ornamento entre dos y cuatro rayas paralelas horizontales de rojo oscuro (Fig. 29c-e).
Incluso el personaje con cabeza zoomorfa está decorado de esta manera (Fig.
26). Uno de los “danzantes” exhibe un diseño más sofisticado, con la raya
superior unida con la de en medio a través de una línea vertical (Fig. 29e). En
Qelqasqa Qaqa, el rostro de una figura interpretada como “danzante”, está
ornamentado con tres marcas horizontales paralelas en los carrillos (Fig. 29b).
Probablemente nunca sabremos si fueron pinturas faciales, tatuajes o marcas
hechas mediante la escarificación facial.
Existen diseños que cubren todo el cuerpo
de las figuras. Los encontramos nuevamente en Ituata, en el sitio Qelqasqa Qaqa
(Fig. 29f-29g), en Chawsilluywanka (Fig. 29h) y Q’ara Q’ara (Fig. 29i) de
Macusani. Con excepción de la figura de Chawsilluywanka se trata de cazadores
que portan un haz de dardos. Los diseños consisten en líneas paralelas
verticales u horizontales o en el punteado del cuerpo. No sabemos si se trata
de un simple recurso artístico o de la intención de distinguir los personajes
representados por la función que ejercen en un determinado rito. En Qelqasqa
Qaqa, algunos de los hombres con diseños decorativos en el cuerpo llevan un
cinturón o faja, lo que nos dice que el pintor no quiso representar pinturas
aplicadas sobre la piel, sino sobre la prenda de vestir. Un cazador o guerrero
de color naranja, portador de un haz de dardos, lleva un atuendo decorado
mediante rayas paralelas longitudinales de color rojo, sujetado a la altura de
la cintura por una faja con el mismo diseño, pero con las rayas dispuestas en
posición horizontal (Fig. 29f). De la faja cuelgan cintas en la parte trasera.
|
|
a) Injuyuni |
b) Qelqasqa Qaqa (Almonte y Aroquipa 2013) |
|
|
|
c) Warachani Alto |
d) Warachani Alto |
e) Warachani Alto |
|
|
|
|
f) Qelqasqa Qaqa (Almonte y Aroquipa 2013:88) |
g) Qelqasqa Qaqa (Almonte y Aroquipa 2013:84) |
h) Chawsilluiwanka |
i) Q’ara Q’ara |
|
Figs. 29a-i:
Decoraciones cefálicas (a-e) y corporales (f-i) |
El valor diagnóstico de los detalles
extra-somáticos
Los
detalles extra-somáticos, particularmente los objetos identificados como armas,
pero también los tocados y vestimentas- aportan valiosa información etnográfica
sobre el sistema de caza practicado durante el Arcaico y Formativo temprano y
la importancia de los ritos y ceremonias en la vida social de los antiguos
pobladores de Carabaya. En cuanto al armamento hubo una preferencia marcada por
el uso de la estólica y dardos. Algunos de los objetos oblongos en las manos de
cazadores podrían eventualmente representar también lanzas arrojadizas,
mientras que los artefactos más cortos deben ser porras para el remate de la
presa herida. No se encontró representaciones de arco y flecha que recién se popularizaron
en el área andina al parecer hacia finales del Formativo. Lo mismo vale para la
boleadora, arma de caza y guerra muy difundida entre los antiguos cazadores
patagónicos y otras regiones del sur andino, que no parece haber sido usada en
la zona altoandina de Carabaya, ya que con un paisaje marcado por bosques de
roca y un laberinto de cañones no hubo escenarios donde su empleo resultaba
eficaz. Por la ausencia de representaciones de arco y flecha en los paneles
deduzco que las figuras de cazadores, armados con propulsor y dardos y quizás
venablos o lanzas arrojadizas, son obra de pintores tempranos del Arcaico o
inicios del Formativo. El hecho de no hallar representaciones de arco y flecha
en paneles más tardíos, por ejemplo durante la época del Horizonte Tardío,
cuando el empleo de este tipo de armas ya debe haber sido común al menos para
fines de caza de camélidos silvestres, cérvidos y fauna menor (p. ej.
vizcachas) en gran parte de los Andes centrales, tiene su explicación en el
cambio radical del repertorio temático de las manifestaciones rupestres a
partir del Formativo tardío (asignación temporal tentativa) que se manifiesta
en la priorización de motivos y composiciones abstractas y en la representación
de camélidos domesticados esquematizados, asociados o no a figuras humanas.
Llama la atención la gran variabilidad de
tocados en las representaciones humanas. Con pocas excepciones, todos están
conformados por una o varias apéndices interpretados como plumas o
combinaciones de una clase de bonete o turbante con plumas. Están presentes,
aunque todavía en formas simples, en algunas de las primeras representaciones
humanas que atribuyo tentativamente al Arcaico Medio o Tardío. Al parecer
durante el Formativo, con el auge socioeconómico de las sociedades altiplánicas,
estos adornos cefálicos se volvieron cada vez más complejos y vistosos,
sirviendo como distintivos entre grupos humanos, como marcadores de la
identidad étnica de los personajes representados o como rasgos distintivos
entre personas que ejercían diferentes funciones y ostentaban diferentes
estatus y poder político, similar a lo ocurrido en tiempos prehispánicos en otras
áreas del centro sur andino (Berenguer 2006, Martel 2004).
En las manifestaciones rupestres del sur
peruano son raras las representaciones de figuras humanas con máscaras de
animales o tocados animales. Los casos más conocidos son Toquepala en Tacna
(Guffroy 1999:36-39), Sumbay en Arequipa (Hostnig 2011a) y Cebadapata en Grau,
Apurímac (Hostnig 2013). En los tres casos, los personajes representados con cabeza
de ave u otros animales no identificados están asociados con camélidos
silvestres en fuga, por lo que las máscaras pueden haber servido para fines de
acecho o haber sido usado por el chamán del grupo, para un ritual relacionado
con la caza. En el sitio de Warachani Alto en Macusani, el portador de la
máscara que participa en una actividad ritual colectiva, no se encuentra asociado
a camélidos y no forma parte de una escena venatoria, por lo que es probable
que hacia fines del Arcaico e inicios del Formativo el uso de tocados animales
o máscaras zoomorfas se haya hecho patente en otras esferas rituales de los
grupos humanos asentados en la zona de estudio.
El
vestido y la falda con flecos parecen haber constituido una prenda muy
difundida entre el suroriente peruano (vertiente oriental de la Cordillera
andina) y la zona desértica en el norte de Chile. Respecto a la primera prenda
de vestir, Montt (2002) quien estudió diferentes tipos de faldellines del Norte
Grande de Chile (cuenca de los ríos Loa y Río Salado), distingue entre
faldellines segmentados (con o sin transparencia) y faldellines segmentados
continuos o faldas continuas. El faldellín segmentado, de mayor
representatividad, lo atribuye al estilo Confluencia que se ubica en el período
Formativo (1400 a.C. hasta 100 d.C.). La característica principal de este tipo
de faldellín es su transparencia, ya que deja ver detrás de los pabilos
colgantes la anatomía de las piernas. En el caso de figuras de cazadores
vestidos con faldellines en los paneles del Río Salado, Horta (2002, 2004) y
Berenguer (1999, 2004) proponen como cronología relativa, estimada en base a
los resultados de análisis de C14 de artefactos hallados en los sustratos de
los aleros, el Formativo Temprano. Es posible que en la zona altiplánica de
Carabaya el uso de esta vestimenta, limitado al ámbito festivo y ritual,
corresponda al mismo periodo, aunque por el patrón estilístico de los camélidos
que en algunos casos forman parte de las composiciones integradas por
danzantes, estas podrían datar también del Arcaico Tardío.
USO
DE COLORES EN LA REPRESENTACIÓN HUMANA
En
la gran mayoría de los sitios rupestres con presencia de representaciones
humanas en los paneles, los pintores emplearon exclusivamente pigmentos de
color rojo, generalmente de tono oscuro. Son poco frecuentes los sitios con
figuras antropomorfas en colores distintos como el negro, blanco, naranja, amarillo
y verde.
En
Wanaquiata llaman la atención dos figuras humanas bícromas del tipo
esquematizado con volumen corporal. Uno de ellos tiene la parte superior del
cuerpo de color rojo y la parte inferior en verde, mientras que en la otra
persona esta distribución de colores está a la inversa (Fig. 30). Ambos
personajes llevan un dardo adherido a la cintura en ángulo recto al eje del
cuerpo, están vestidos con faldellín rojo y en sus cabezas llevan un tocado
sencillo del mismo color compuesto por lo que parece ser una pluma. Sus
cuerpos, altamente esquematizados, son rectangulares y sus extremos (cabeza y
parte inferior del tronco) redondeados. Carecen de cuellos y les faltan los
brazos, un patrón de representación bastante difundido en el arte rupestre temprano
del área. Las puntas de ambos dardos están orientadas hacia la derecha del
observador. Delante de la punta de proyectil del personaje de la derecha se
observan restos de una figura humana de color rojo. La inversión de colores en figuras
humanas de Carabaya representa un recurso artístico que se encontró en al menos
tres sitios (Q’ara Q’ara, Wanaquiata y Qelqasca Qaqa)
En
el sitio Chawsilluiwanka, ubicado a menos de dos kilómetros de Wanaquiata en la
parte alta de un cerro frente al caserío Samilía, una figura antropomorfa
relativamente grande en relación a los camélidos asociados está dividida en dos
mitades o biseccionada verticalmente, el lado izquierdo pintado de color verde
y el lado derecho en rojo (Fig. 31). En Hatun Chilku Unu, dos individuos
vestidos con túnicas largas, parados sobre una línea, fueron pintados en los
colores rojo-naranja (Fig. 33).
|
|
Fig. 30a: Pareja de
cazadores con colores invertidos. Foto procesada con DStretch, canal “lds” (Sitio
Wanaquiata) |
Fig. 30b: Dibujo de la foto anterior |
|
|
|
Fig. 31: Chawsilluiwanka
|
Fig. 32: Qelqasqa Qaqa (Dibujo: Almonte y Aroquipa 2013:86) |
Fig. 33: Hatun
Chilku Unu |
|
Fig. 34: Chiqtata |
La bicromía
se extiende también a los atributos extra-somáticos como la vestimenta, los dardos
y adornos corporales como los tocados. En Injuyuni (Fig. 12j), cazadores de
color rojo llevan dardos de color naranja y en Chiqtata 1 (Figs. 12h), la
figura humana es de color naranja y los dardos fueron ejecutados con un
pigmento rojo. En Q’ara Q’ara, dos individuos destacan por su adorno cefálico
de forma cónica bisectada verticalmente, de color verde en el lado derecho y
rojo en el izquierdo (Figs. 27 y 28). Los juegos de colores y la policromía con
involucramiento de hasta cuatro colores son particularmente llamativos en los
cazadores y danzantes de Qelqasqa Qaqa (Fig. 64).
No
disponemos de datos de análisis de laboratorio sobre las características físico-químicas
de los pigmentos usados en las pinturas rupestres de Carabaya, pero es de
suponer que provienen de minerales disponibles en la zona que se destaca por su
riqueza mineral. Existen en Carabaya según Acosta et al. (2011) ensambles de
hematita (Fe2O3),
limonita (FeO(OH)nH2O) y vetas de sulfato
de cobre (CuSO4), aparte de varios
otros minerales y
canteras de arcilla que pueden haber servido como materia prima para la
preparación de mezclas de pigmentos con algún aglutinante protéico.
DISTINCIÓN
DE SEXO
Por lo general, las figuras humanas
representadas en los sitios de Macusani-Corani no muestran una clara distinción
de sexo, con excepción quizás algunas figuras humanas abstractas de la variante
1 del tipo A, cuyo apéndice entre las piernas puede ser interpretado como
miembro varonil.
Se supone que en las sociedades andinas de
cazadores-recolectores regía una división de trabajo según el género y que la
actividad cinegética era principalmente tarea de los hombres, mientras que las
mujeres se dedicaban al faeneo de las presas cazadas y a actividades conexas. Es
de suponer que el uso de estólica y dardos era privativo de los hombres y que todas
las figuras representadas con estas armas sean por ello de sexo masculino. Las mujeres
de los cazadores pueden haber ayudado, sin embargo, en las campañas de caza
participando en el ojeo o arreo de las presas hacia los cercos por lo que las
hileras de antropomorfos asociados a camélidos silvestres pueden estar
compuestas por individuos de ambos sexos.
El faldellín puede haber sido usado por
hombres y mujeres por lo que no sirve como elemento diagnóstico del género. Es
muy probable, no obstante, que los individuos vestidos de faldas cortas con
flecos, dispuestos en hilera en el panel de Qelqasqa Qaqa (Fig. 23b) y Hak’aklluni
(Figs. 23c, 23d, 83) e interpretados como “danzantes”, sean mujeres, asumiendo
que ellas no solo deben haber asistido a determinadas ceremonias y actividades
de la esfera ritual, sino incluso jugado en ellas un papel preponderante.
El despliegue de los detalles de la ropa
y de los tocados en las figuras de “danzantes” podría ser también un indicio de
la intervención de mujeres en la obra pictórica, de pintoras que se destacaron
por su destreza en el manejo de los pinceles y por su sentido de estética.
LA FIGURA HUMANA EN
COMPOSICIONES ESCÉNICAS
Entre los aspectos más resaltantes de las
manifestaciones rupestres de las zonas altoandinas de Carabaya destaca la
riqueza de composiciones escénicas. El número y variedad de las escenas
representadas es tal que amerita su clasificación en categorías según la
temática representada.
La frecuencia relativa de escenas de las
diferentes categorías da pautas sobre las preocupaciones prioritarias de los
grupos humanos que habitaban estas zonas en las sucesivas épocas culturales y
sobre el cambio de las prioridades en la esfera económica, espiritual y ritual.
Cuadro 1:
Categorías temáticas y número de sitios rupestres que corresponden a estas
categorías
Nº |
Categoría temática |
No. de sitios* |
1 |
Figuras humanas integrando escenas de
caza de camélidos y cérvidos |
61 |
2 |
Figuras humanas integrando escenas de confrontación |
04 |
3 |
Figuras humanas integrando escenas de desplazamientos
colectivos o marchas territoriales |
03 |
4 |
Figuras humanas participando en
actividades religiosas o rituales |
14 |
5 |
Figuras humanas involucradas en
actividades pastoriles y en la conducción de camélidos domesticados |
21 |
*Nota: Un sitio puede contener
uno o varios paneles con escenas de una de las categorías establecidas o de
diferentes categorías. Asimismo, un panel puede contener una o varias escenas
de una misma categoría o escenas de diferentes categorías.
De los 101 sitios rupestres prehispánicos
con representaciones humanas que forman el universo de este estudio, 62 de
ellas o el 61.3 por ciento del total contienen escenas que corresponden a la
categoría 1 “Figuras humanas integradas en actividades de caza de camélidos
silvestres y cérvidos”. Las siguientes categorías más frecuentes agrupan las
figuras humanas que conducen o pastorean camélidos domesticados (n=21) y
aquellas involucradas en probables actividades religiosas o rituales (n=14). Las
escenas de confrontación conforman la cuarta categoría en términos numéricos (n=4).
La categoría menos frecuente (n=3) son las representaciones de desplazamientos
colectivos.
En 11 sitios existen figuras humanas que
aparecen aisladas o que no representan alguna actividad reconocible por lo que
no se las podía adscribir a una de las 5 categorías propuestas. Son marcadas
con una “x” en las listas de sitios en el anexo 2.
Con
respecto a la interpretación de escenas y su clasificación en categorías
quisiera remarcar que soy consciente de que resulta una tarea subjetiva, que
está sesgada por connotaciones culturales propias. Considero,
no obstante, que la agrupación y categorización de escenas similares entre sí por
la posible actividad que representen las figuras humanas involucradas, sigue teniendo
utilidad como herramienta y unidad de análisis para avanzar en la comprensión
del arte rupestre de la zona de estudio.
Categoría temática 1
Figuras humanas relacionadas
con faenas de caza y captura de camélidos
La escenificación de la caza y captura de
camélidos silvestres fue el tema predilecto y casi exclusivo de los pintores
tempranos de Carabaya. Los antropomorfos de esta categoría forman parte
integral de escenas en las que ellos interactúan entre ellos mismos y con los
animales. Ejercen la función de cazadores principales buscando abatir a los animales
con sus armas arrojadizas o cumplen el rol de sus asistentes o auxiliares
dedicados al ojeo y acorralamiento de las tropillas de camélidos silvestres o
cérvidos. Otros, armados de palos o mazos, parecen tener la tarea de rematar a
los animales heridos y atrapados en los cercos o trampas naturales o
artificiales hechos con piedras o mallas.
La presa, sean camélidos silvestres o
cérvidos, es representada o en el estilo “diagnóstico” de Macusani-Corani que
se caracteriza por la forma rectangular del cuerpo y por extremidades cortas,
delgadas y rectas o con una tendencia marcada hacia el naturalismo, es decir
con proporciones anatómicas bastante realistas (relación
cuerpo-cuello-extremidades) y con detalles notables en los muslos y pesuñas. Los
dos patrones estilísticos que asigno al Arcaico, parecen coincidir
temporalmente, aunque existen indicios (superposiciones) según los cuales el
primero tendría mayor antigüedad y haya perdurado durante un lapso de tiempo
mayor. En ambos patrones de representación, las figuras humanas, contrario a
las figuras zoomorfas, corresponden a diseños simples, con formas entre muy
abstractas y diferentes grados de esquematización. En la fase temprana de la
producción pictórica, las figuras de los cazadores suelen ser de tamaño
reducido en comparación con los camélidos o cérvidos, con dimensiones de entre
1.5 a 3 cm de alto frente a 10 a 15 cm de largo corporal de los ungulados (Huch’uy
Lawana, paneles tempranos de Hak’aklluni, figs. 42 y 43). En épocas posteriores
las dimensiones de figuras zoomorfas y humanas corresponden más a sus
proporciones reales (Hak’aklluni, fig. 42). En períodos agropastoriles, la
representación antropomorfa llega a superar en tamaño al de los camélidos con
los que se encuentra asociada (Uñera Pukiw y Hatun Qaqayuq, figs. 71 y 74).
Las representaciones de escenas de caza
nos muestran que ésta se realizó de manera grupal, sin llegar a formar un
verdadero chaku, estrategia
cinegética prehispánica descrita por el cronista Cieza de Leon (1977:59-61) que
implicaba la participación de grandes contingentes de personas y la existencia
de planicies extensas. El sistema de caza representado en los paneles de
Carabaya se parece más al cayco, una
clase de caza en batida y de emboscada, descrita por Lavallée et al. (1995). Esta
estrategia, a diferencia del chaku,
requiere menos gente y se adapta mejor a un terreno irregular. Requiere de sus participantes un amplio conocimiento de la
topografía de la zona y del comportamiento de los animales. Consiste en
el ojeo o arreo de los camélidos y cérvidos hacia la zona de captura o
abatimiento, en el acorralamiento en cercos naturales o artificiales y en el
remate de los animales atrapados. Las condiciones
topográficas de los actuales distritos de Macusani y Corani, con sus estrechos
cañones y laberintos de roca de toba volcánica se prestan sin duda para la
aplicación de esta estrategia de caza, es decir la conducción de manadas de
animales (camélidos o cérvidos) hacia trampas naturales o construidas por el
hombre, usando mallas o cuerdas con flecos colgantes, eventualmente también
cercos de piedras.
En varios paneles de sitios rupestres de
Macusani se encuentran hileras de figuras antropomorfas sin armas o armados con
una clase de mazos, formando cercos humanos para encerrar animales o estando
apostados alrededor de los cercos naturales o artificiales. En Chilku Unu Punku,
once individuos alineados en una hilera aparecen unidos por los brazos, en
posición frontal (Fig. 35). Miden entre 3 y 6 cm de alto y tienen cabezas
redondas y de color anaranjado, mientras el cuerpo es rojo. Carecen de
atributos extra-somáticos y están asociados a camélidos silvestres en fuga y a cazadores
aislados, por lo que asumo que la cadena humana cumple un papel en la actividad
cinegética, aunque puede tratarse también de una actividad ritual en función de
la caza. Lo mismo vale para la hilera de figuras humanas esquematizadas, de
color naranja, representadas igualmente de frente y superpuestas sobre un camélido
grande de color rojo en el gran panel de Q’ara Q’ara, (Fig. 36).
|
|
Fig. 35a: Chilku Unu Punku, Macusani. Foto
procesada con DStretch, canal “rcgb”. |
Fig. 35b: Dibujo parcial del panel |
|
Fig. 36:
Hilera de antropomorfos superpuesta sobre un
camélido
grande en Q’ara Q’ara (DStretch, canal “lds”) |
Ninguna escena de caza es idéntica a
otra. Varían según el número de animales y cazadores involucrados, la posición
de los cazadores en o alrededor del cerco al que fueron arreados los animales,
el patrón de representación de los camélidos y antropomorfos, etc. Ante la
enorme cantidad de las escenas registradas, cuya descripción rebasaría el
marco de este trabajo, me referiré solo a unos pocos que considero
representativas.
La escenificación más común de la
actividad cinegética se puede ejemplificar a través de un extracto del panel de
Qaritakunka, Macusani, donde una tropilla de camélidos silvestres
(probablemente vicuñas) fue arreada hacia una estructura semicircular que debe
representar un cerco de piedras, un embudo natural formado por rocas o farallones
o un encierro artificial con cuerdas (Fig. 37). Los camélidos tienen pescuezo
largo, lomo y cuatro patas rectas y vientre poco pronunciado. Los cazadores,
armados de dardos y estólica, se encuentran posicionados en la entrada del cerco
evitando la fuga de los animales. Su tamaño es menor que él de los camélidos.
Los dardos tirados por los cazadores ya han alcanzado a tres de los camélidos.
Dos camélidos adultos y uno juvenil corren fuera del cerco, pero al interior de
una línea curva con apéndices equidistantes, que posiblemente represente una
cuerda con cintas colgantes como la que siguen usando en los chaku actuales para la captura de
vicuñas (Baldo et al. 2013, fig. 41). En el sitio Chiqtata se repite una escena
de caza de manera muy similar (Fig. 38). Allí, diminutos seres humanos armados
con dardos lograron encerrar una tropilla de cinco camélidos silvestres en un cerco
semiredondo compuesto por las mismas estructuras: una línea curva con apéndices
equidistantes y dos líneas paralelas segmentadas que se unen en los extremos y
forman una semiluna. En las aberturas entre ambos elementos se encuentran
apostados tres cazadores que buscan dirigir a los animales hacia la estructura
semicircular donde serán abatidos. Las figuras antropomorfas grandes al lado de
las estructuras al parecer no forman parte de la escena. Los camélidos tienen cuerpos
muy delgados y cuatro extremidades articuladas en posición de carrera,
distintas a las de los camélidos de Qaritakunka que son representadas con
trazos paralelos rectos, pero no en una postura estática, sino también indicando
movimiento mediante la inclinación de las patas delanteras y traseras hacia
adelante y atrás.
Si comparamos las escenas de caza de los
sitios Qaritakunka, Chiqtata, Huchuy Lawana y Hak’aklluni y Uñera Pukiw,
notamos diferencias notables en los patrones de representación de los
camélidos. En Uñera Pukiw (Fig. 40), el grado de esquematización de los
camélidos denota un patrón estilístico que considero postarcaico. Sin embargo,
se mantienen casi inalterados los diseños de los cercos.
|
|
Fig. 37: Encierro y matanza de una tropilla de
camélidos. Qaritakunka,
Macusani (DStretch, canal “lds”) |
Fig. 38: Encierro de camélidos silvestres en
un corral. Sitio Chiqtata (DStretch, canal “lre”) |
|
|
Fig. 39: Uñera Pukiw, Corani
(DStretch, canal “lre”) |
Fig. 40: Uñera Pukiw, Corani
(DStretch, canal “lds”) |
|
Fig. 41: Arreo de vicuñas,
usando sogas con cintas (Baldo et al. 2013) |
En el panel de Huch’uy Lawana se presenta
una situación similar. Allí, las pequeñas figuras humanas, armadas de porras,
cierran la abertura del cerco con los camélidos atrapados en el interior, al
apostarse el uno al lado del otro. Ninguno de os cazadores lleva un arma
arrojadiza, haciendo entender posible que los camélidos acorralados fueran matados
luego con las porras o capturados para fines de reproducción. Los camélidos de
este sitio pertenecen al patrón estilístico “Macusani” (Fig. 42).
En los abrigos de Hak’aklluni de
Isivilla en Corani existen varias escenas de caza, que se diferencian entre sí
por razones compositivas y estilísticas. Los 15 camélidos que conforman la
primera escena fueron ejecutados en el mismo patrón estilístico que los de
Huch’uy Lawana (Fig. 43). Aunque no se encuentran encerrados en un cerco,
parecen estar atrapados en la parte inferior por un grupo nutrido de cazadores.
Al menos tres camélidos fueron alcanzados por dardos que impactaron en el lomo.
Uno de ellos es representado en posición vertical, con la cabeza orientada
hacia abajo. En el rodeo grupal participan unos 10 individuos, algunos
representados de frente, otros en posición frontal, algunos con porras en sus
manos, otros portando estólica y dardos.
La escena de la figura 44, que forma
parte de un panel con varias superposiciones en un abrigo rocoso cercano al
anterior, es diferente en varios aspectos. La manada que está siendo cazada, es
mixta y se compone de camélidos y cérvidos. En vez de arrear a los animales
hacia el interior de estructuras semicirculares, los cazadores hacen uso de
mallas, dispositivo que sirve para dirigir la presa hacia un encierro natural
que puede ser una encañonada sin salida o un cerco hecho de pierdas. Las
representaciones zoomorfas y antropomorfas son estilísticamente muy distintas a
la escena anterior y pertenecen probablemente a una época posterior. El cuerpo
de los camélidos silvestres es mucho menos macizo y pesado que en los del
patrón “Macusani”. Tienen cuello largo y patas articuladas como los del sitio Chiqtata.
Las 11 figuras antropomorfas contabilizadas son casi idénticas en su forma y
pose. Todas están representadas de perfil y portan un haz de dos o tres dardos
a la altura de la cintura. Las piernas terminan en pies. Con la mano derecha
sostienen la estólica y algunos tienen el dardo insertado en posición de tiro. Todos
portan en la cabeza un tocado en forma de lo que parece ser una pluma grande.
Se desplazan hacia la derecha persiguiendo a los cérvidos y camélidos. Solo uno
va en dirección contraria. Su suerte en la caza se ve reflejada en el dardo
clavado en el lomo de cuatro camélidos. La emplumadura del dardo es indicada
mediante un corto trazo transversal en el extremo proximal. En conjunto, se
trata de una escena de aspecto narrativo que transmite mucho dinamismo.
|
|
Fig. 42: Cazadores apostados en la entrada y
al lado del cerco para evitar el escape de camélidos silvestres atrapados. Huch’uy
Lawana, Macusani (DStretch, canal “lds”) |
Fig. 43: Escena dinámica de caza en uno de los
abrigos de Hak’aklluni, Isivilla (DStretch, canal “lre”) |
|
|
Fig. 44a: Uso de redes o mallas en la caza de
cérvidos y camélidos silvestres, Hak’aklluni (DStretch, canal “lre”) |
Fig. 44b: Dibujo aproximado de la escena de
caza |
Dispositivos para atrapar las
presas
Como
se ha podido apreciar en las ilustraciones anteriores, los pintores de Carabaya
representaron en los paneles distintos dispositivos para atrapar a los animales
de caza, sean estos camélidos silvestres o cérvidos. En la figura 45 se
presentan estas barreras aisladas de su contexto para facilitar su
sistematización. Las estructuras interpretadas como espacios de encierre
consisten en:
1. Estructuras
simples
1a Líneas
curvas simples (sitios Huch’uy Lawana, Chiqtata II).
1b/1c Líneas curvas con apéndices cortos
y rectos u oblicuos equidistantes que se proyectan de un lado de la línea (del lado
exterior o interior del encierre).
1d Líneas
dobles paralelas, cerradas en sus extremos y cuyo espacio interior está
dividido por trazos rectos. Forman por lo general un semicírculo o círculo con
una pequeña apertura.
1e Líneas
dobles paralelas, cerradas en sus extremos y cuyo espacio interior está
dividido por trazos entrecruzados. Forman por lo general un semicírculo o
círculo con una pequeña apertura.
1f Líneas
dobles paralelas, cerradas en sus extremos y cuyo espacio interior está
dividido por trazos rectos. Forman una estructura recta.
1g Rectángulo
con trazos paralelos cruzados en el interior (red o malla).
1h/1i
Formas romboidales alineadas cuyo espacio interior contiene un entramado de
rayas paralelas o un reticulado (redes o mallas en cadenas).
A manera de hipótesis propongo
que el dispositivo 1a consiste de una cuerda con cintas, mientras que las otras
estructuras pueden representar barreras físicas naturales (rocas, encañonada),
cercos de piedra pircada o mallas sujetadas con palos.
2. Estructuras
combinadas
Frecuentemente los cercos son
representados mediante una combinación de dos diferentes estructuras simples.
En estos casos las estructuras o dispositivos 1d y 1e, que mayormente forman un
semicírculo, es la principal y sirve de encierre final para la matanza de los animales
de caza atrapados, mientras que el dispositivo 1b, acoplado en cada extremo de
la estructura principal, desempeña el papel de embudo al que son ojeados los
animales (Figs. 37, 38). Es particularmente interesante la estructura combinada
del tipo 2d (Fig. 40), donde dos cercos semicirculares pequeños, uno del tipo 1d
y el otro del tipo 1e, son unidos mediante una estructura larga del tipo 1b.
No cabe duda sobre el uso de mallas para
la captura de camélidos y cérvidos. Este dispositivo es representada como pieza
única o como una serie de varias unidades dispuestas una al lado de otra,
formando una clase de cerco. Para tener las mallas tensadas, se agregó en cada
extremo una cuerda que fue atada en el suelo con estacas.
Representaciones inconfundibles de redes
o mallas las encontré en una escena de caza de cérvidos y camélidos en uno de
los abrigos rocosos del sitio Hak’aklluni en Corani (Fig. 44, fig. 45:1g) y en Llamachaki
en Macusani (Fig.45:1h). En la escena de caza de Hak’aklluni la malla fue
representada en vista frontal, volteada en 90° hacia la izquierda. Las dos
cuerdas laterales habrán servido para sujetar el dispositivo en el suelo. También
los rombos achurados, dispuestos en hilera que integran una escena de caza en
otro abrigo de Hak’aklluni, podrían representar redes (Fig. 45:1i).
|
Fig. 45: Vallas, posibles cuerdas con cintas
colgantes y barreras físicas usadas para cercar los animales de presa
(camélidos silvestres y cérvidos); 1a) Uchuy Lawana; 1b) Wakallani; 1c)
Punkini; 1d) Qaritakunka; 1e) Achaypiña; 1f) Qaritakunka; 1g) Hak’aklluni;
1h) Llamachaki; 1i) Hak’aklluni; 2a) Achaypiña; 2b) Uñera Pukiw; 2c) Chiqtata
I; 2d) Uñera Pukiw |
Captura mediante lazos
Una técnica de caza de camélidos
silvestres, bastante difundida en el sur del Perú, era la caza a lazo. Fue empleada
casi exclusivamente para camélidos (registró una sola escena donde enlazan
posibles cérvidos) y puede haber tenido como fin no el abatimiento de la presa,
sino su captura para reproducirlos luego en cautiverio. En sitios como Unut’inkuy,
Uqhutira, Qurpamachay, Qaritakunka, Qelqasqa Qaqa, Alqamarini, en el abrigo de Chaku
cerca de Macusani, en un sitio en la parte alta de la margen izquierda del
cañón de Hatun Chilcuhuno y en un panel de Hak’aklluni en Corani registré
escenas de captura de camélidos silvestres mediante lazos (Figs. 46-52). Los
camélidos capturados, con preferencia quizás hembras preñadas (sitio Chaku) o
con crías (Unut’inkuy), pueden haber servido para el aprovechamiento controlado
de la fibra de los animales y para fines de domesticación. Estas escenas
pertenecen a diferentes tradiciones rupestres de la zona, siendo la de mayor
realismo la del sitio Chaku que se destaca además por el poco frecuente color
verde aplicado en la representación de los camélidos (Fig. 46). La escena de Unut’inkuy
es particularmente interesante puesto que muestra a un personaje jalando
simultáneamente a tres camélidos hembras a las que siguen sus crías (Fig. 52). En
un sitio rupestre en la parte alta de la margen izquierda de la quebrada Hatun
Chilku Unu atrae la atención un panel con una escena extensa de caza de
camélidos, en la que varios cazadores corren detrás de los animales
abatiéndolos con sus dardos, mientras que otros acaban de capturar dos
camélidos mediante el uso de lazos (Fig. 48). Estas escenas se diferencian de
las pertenecientes a la categoría temática 5 (figuras relacionadas con la
conducción de camélidos domesticados) básicamente por el realismo de los
animales representados (proporciones correctas y diferentes grados de
animación) que denotan su estado salvaje, y por el contexto composicional
caracterizado en la mayoría de los casos por la escenificación de la caza. Es
curioso que en varias escenas de captura de camélidos silvestres mediante
lazos, los hombres llevan enlazados simultáneamente dos hasta tres animales. El
sitio con mayor número de camélidos enlazados es Alqamarini en Macusani, donde
registré 5 micro-escenas, compuestas por una figura humana que jala
simultáneamente a uno, dos o a tres camélidos (Fig. 508).
Parece que los cazadores de
Macusani-Corani empleaban lazos corredizos y prefirieron atrapar los camélidos
apuntando hacia la cabeza y tensar la cuerda cuando tenían al animal enlazado
por el cuello. Esa técnica difiere de la representada en un panel del sitio
Cullaca en Pisacoma, donde un camélido aparece enlazado por uno de las patas
(Hostnig 2003:299). La caza con lazo fue registrado también por Niemeyer (1972)
en pinturas rupestres arcaicas de la sierra de Arica. Igual que en
Macusani-Corani, el lazo une a dos y hasta tres camélidos. En el sitio
Vilacaurani, Niemeyer documentó una escena en la que tres hombres tiran de una
cuerda, con la que han enlazado a un camélido en su pata posterior derecha. La
cuerda se ramifica y dos ramales se encuentran atados al cuello de otro
camélido que yace con las extremidades encogidas (ibid. lám. I, p.19).
|
|
Fig. 46:
Hombre enlazando a dos camélidos silvestres. Sitio Chaku, Macusani |
Fig. 47:
Escena similar de un hombre que porta dardos y captura a dos camélidos de
diseño más esquemático, sitio Qaritakunka, Macusani |
|
|
Fig. 48: Captura
de dos camélidos silvestres acompañados de sus crías, Hatun Chilku Unu |
Fig. 49:
Qurpamachay |
|
|
Fig. 50a:
Extracto del panel de Alqamarini
DStretch,
canal “lds” |
Fig. 50b:
Dibujo aproximado |
|
|
Fig.
51a: Caza a lazo en Qelqasqa Qaqa. DStretch, canal “lre”. |
Fig. 51b:
Dibujo del cazador con lazo (Almonte y Aroquipa 2013:87) |
|
|
Fig. 52a: Camélidos enlazado
en Onoytinkuy, Macusani |
Fig. 52b: Dibujo aproximado |
|
|
Fig.53a:
Escena de hombre enlazando camélido, superpuesta sobre composición abstracta,
Chisictira |
Fig.53b:
Dibujo de escena superpuesta |
Entre las pinturas rupestres del abrigo
rocoso principal del sector Hak’aklluni en Isivilla hallamos una de las escenas
de caza más hermosas de Corani-Macusani (Figs. 54), desde el punto de vista
estético (Fig. 54). Está compuesta por seis cuadrúpedos -de uno de los ellos
solo se conserva la parte trasera- que por su cuello corto y grueso y la
representación de astas parecen representar cérvidos. A juzgar por su tamaño, se
trata de un grupo familiar integrado por cuatro adultos, un animal juvenil y
una cría. Corren en estampida hacia la derecha, donde la escena es cortada por
la exfoliación del soporte rocoso. Uno de los dos cazadores diminutos en la
parte superior de la escena, dispuesto en posición horizontal, ha conseguido
atrapar a uno de los ungulados con el lazo. Su compañero de caza está armado
con dardos representados en el patrón convencional de trazo punteado. En caso
de tratarse efectivamente de una tropilla exclusiva de cérvidos, sin camélidos,
sería el único sitio en Carabaya donde se encuentra representada la captura de
animales de esta especie.
|
Fig. 54: Cérvidos y posibles camélidos en
fuga, uno de ellos siendo cazado a lazo, sitio Hak’aklluni, Corani (DStretch,
canal “lds”) |
Categoría
temática 2
Figuras
humanas integrando posibles escenas de confrontación
Esta categoría está relacionada con la
anterior, puesto que si bien la temática difiere de esta, las figuras
antropomorfas representadas en actitudes de confrontación (encuentros belicosos
reales o rituales) con otros seres humanos son morfológicamente y en cuanto a
su armamento (estólica y dardos) muy similares a los que aparecen en las
escenas de caza de camélidos. Al llevar los contrincantes la misma indumentaria
y ser representados sin mayor distinción formal entre ellos, supongo que se
trata de enfrentamientos entre grupos humanos de la misma zona o región.
Son muy pocas las escenas que pueden ser
adscritas a esta categoría. Hallé representaciones de confrontación entre
grupos de personas o entre dos individuos en cuatro sitios rupestres de
Macusani-Corani, siendo dos de ellas claras expresiones de un conflicto armado
(Figs. 55 y 56). Las otras dos (Figs. 57 y 58) son menos claras y dejan margen
para otras interpretaciones. La escena más notoria se encuentra en un panel de
los abrigos de Oqhoruni, frente al sector de Punkini (Fig. 55). En esta escena
se puede observar a dos bandos de cazadores-guerreros en disposición vertical.
Se distinguen nueve figuras de pie (cuatro en el lado izquierdo y cinco en el
lado derecho y cuatro al parecer abatidos por los adversarios, de ellos tres
tirados en el suelo y uno pintado de cabeza, lo que hace un total de 13 figuras
humanas. Todas las figuras fueron ejecutadas en el mismo estilo, con el cuerpo
y las extremidades en estilo lineal y la cabeza redonda. Seis de ellos llevan
un tocado de pluma en la cabeza. Los brazos de los cuerpos abatidos terminan en
manos y dedos. Algunos tienen las piernas juntas y flexionadas. Los hombres que
aparecen de pie, portan un dardo a la altura de la cintura y sostienen con
ambos manos un objeto alargado, quizás otro dardo.
En
la cabecera del margen izquierdo de la quebrada Aqhutera que desemboca en la de
Juchuy Chilku Unu, existe un afloramiento rocoso con un panel apenas visible
por la capa de polvo que cubre el soporte rocoso. El procesamiento digital de
las fotografías permitió distinguir pinturas de color rojo oscuro que
representan un conjunto de figuras humanas armadas con dardos y propulsor (Fig.
56). Son reconocibles 22 individuos, de los cuales 13 no presentan brazos y
sólo llevan un dardo a la altura del pecho, mientras que las nueve figuras
restantes, aparte de estar armadas con un dardo, sostienen en la mano derecha o
izquierda una estólica. Llama la atención que en tres de las figuras el extremo
del dardo no remata en un engrosamiento como en los demás dardos, sino en una
punta estrellada. Es posible que represente la emplumadura del dardo. Aunque
las figuras humanas no se encuentran en una posición clara de enfrentamiento,
dos de ellas están representadas boca abajo, como tirados en el suelo
imaginario, similar a la escena de Uqhutira. La ausencia de camélidos y
cérvidos asociados a las figuras humanas nos indica que no se trata de una
escena de caza, sino de una posible confrontación entre cazadores por el
control de cotos de caza u otros motivos. Puede eventualmente representar también
una clase de combate “escénico” o ritual, una costumbre de arraigo ancestral
que se siguió practicando entre pueblos vecinos hasta la época inca y colonial
y en provincias altas del Cusco hasta la actualidad.
|
|
Fig. 55a:
Enfrentamiento de hombres armados con estólicas y dardos en el sector
Uqhutira. |
Fig. 55a:
Dibujo aproximado de la escena. Figuras miden ca. 5 cm de alto. |
|
Fig. 56:
Probable escena de combate entre cazadores.
Quebrada Aqhutera,
margen derecha.
Tamaño de
figuras: 3 a 4 cm de alto |
En
el panel de Warachani Alto, comunidad de Tantamaco, hay dos personajes
premunidos de haces de dardos (Fig. 5a-b), con estólicas en las manos, aparentemente
apuntando con el dardo al individuo enfrente. Uno de ellos parece llevar un
tocado de pluma. Su posición inclinada hacia adelante, de cara a cara con el
contrincante, insinúa belicosidad y hace pensar en un encuentro hostil. La
escena es muy similar a otra hallada en el panel del abrigo de Quelcatani al
sur del lago Titicaca, donde dos hombres se enfrentan con sus estólicas y
dardos (Fig. 59). En el gran panel de Qelqasqa Qaqa, un cazador de perfil y en
posición inclinada, sujetando un haz de dardos aparece frente a otro que
sostiene un propulsor con el brazo en alto. Se trata de una escena que por la
pose amenazante del personaje del lado derecho encaja de algún modo en la
categoría temática 2, con las reservas del caso.
|
|
Fig. 57a:
Dos cazadores enfrentados en Warachani Alto. Foto procesada con DStretch, canal
“crgb”. |
Fig. 57b:
Dibujo de la foto anterior |
|
|
Fig. 58:
Posible confrontación de cazadores en el panel de Qelqasqa Qaqa, Ituata
(Almonte
y Aroquipa 2013:166, fig. 36) |
Fig. 59:
Escena de confrontación en
Quelcatani,
El Collao, Puno.
Foto
procesada con DStretch, canal “ybr”. |
Los individuos enfrentados corresponden
estilísticamente a los tipos antropomorfos B (Uqhutira) y C (Aqhutera,
Wanaquiata), mientras que los de Qelqasqa Qaqa representan al tipo antropomorfo
D, caracterizado por el realismo de las proporciones y los detalles corporales,
un patrón estilístico atribuido a una época postarcaica (posiblemente del
Formativo temprano).
La interpretación de escenas en las que
grupos de personas o dos individuos con atuendos de cazadores o guerreros se
encuentran enfrentados entre sí como actos hostiles o belicosos siempre resulta
especulativa, dada la ausencia de datos etnohistóricos o de resultados de excavaciones
arqueológicas en el sitio que podrían sustentarla. Las escenas de confrontación
podrían ser también interpretadas como pertenecientes a la esfera ritual como
lo hace Romero (1996) para representaciones tardías en el área comprendida por
el norte de Chile y el extremo sur del Perú. Se podría argumentar también que las
escenas de conflicto bélico tengan carácter nemotécnico, conmemorando un
enfrentamiento real que puede haberse dado a raíz de un conflicto de tipo
económico, social o político.
Categoría temática 3
Figuras humanas en escenas de
desplazamiento colectivo
Se trata de escenas en las figuras humanas,
dispuestas en fila, se desplazan hacia la izquierda o derecha del observador. Encontramos
tres escenas de estas caravanas humanas en un gran abrigo de nombre Qurpamachay
en el distrito de Corani (Fig. 60a-b), una en el panel de Chisictira, Macusani
(Fig. 61) y otra en un panel de Hak’aklluni (Fig. 62). Están formadas por un
número variado de seres humanos diminutos y simplificados que marchan uno tras
otro sobre una línea horizontal. Algunos llevan bultos en la espalda.
En las tres escenas de desplazamiento
identificadas en Qurpamachay, conformadas por filas de hombres de perfil caminan
hacia la izquierda del observador sobre un sendero indicado mediante una línea
ligeramente curva. La fila más larga, pintada en la pared del lado derecho del
abrigo, mide 55 cm y está compuesta por 22 individuos. Varios de ellos llevan
bultos en la espalda, mientras que otros sostienen un bastón en sus manos
alzadas. El hombrecillo en la cola en la columna jala lo que parece ser una
llama. Las otras dos filas, pintadas sobre un bloque de roca suelto cerca de la
pared con el panel arriba descrito, miden aproximadamente 30 centímetros de
largo y contienen entre 17 y 19 personas cada una. Por el mal estado de
conservación es difícil establecer el número exacto. Se trata de micro-figuras
que miden entre 2 y 3 cm de alto y en cuanto al estilo de representación, son altamente
esquematizadas. Encima de la fila más larga de seres humanos se encuentran
representados camélidos de estilo seminaturalista, algunos de las cuales
parecen tener dardos incrustados en la parte trasera.
Es difícil ubicar estas escenas
cronológicamente y en cuanto a su significado hay al menos dos posibles
explicaciones. Es probable que el pintor o los pintores quisieran representar
el desplazamiento colectivo de miembros del colectivo a nuevos cotos de caza o
una caravana humana organizada para el transporte de productos destinados al
intercambio con otros grupos humanos de la región o entre regiones vecinas.
En el panel de Chisictira hay una escena
muy similar, aunque el grado de simplificación de las formas de las figuras
humanas es mayor (Fig. 61). Las dos piernas están separadas como de personas en
movimiento. No tienen brazos. El torso es corto y termina en la parte superior
con un engrosamiento ligeramente “bilobial”, mediante el cual el pintor quizás
buscaba representar la cabeza y un pequeño bulto en la espalda. Esta escena de
Chisictira fue pintada en medio de composiciones abstractas polícromas y
camélidos de diseño semi-naturalista que asigno preliminarmente a épocas
agropastoriles.
En
Hak’kalluni, la fila de hombres, cada uno con un bulto en la espalda,
representa el primer estrato de pinturas en el sitio. Superpuesto sobre esta
escena de color rojo oscuro fue pintado posteriormente una escena de caza de
camélidos en color naranja, en el inconfundible patrón estilístico temprano de
Macusani-Corani (Fig. 62).
|
Fig. 60a:
Grupo de personas en marcha, desplazándose sobre un sendero
representado
mediante una línea curva. Qurpamachay, Corani.
|
|
Fig. 60b:
Dibujo de la escena de la figura anterior
(sin el
camélido aislado detrás de la cola de la caravana humana) |
|
Fig. 61: Fila de seres humanos cargando bultos
en Chisictira, Macusani
Foto procesada con DStretch, canal “lds”. |
|
Fig. 62: Fila de hombres con bultos en la
espalda, superpuesta por
una escena de caza. Sitio Hakajllo Hapina, en
el sector
Hak’aklluni, Corani. Foto procesada con
DStretch, canal “lre”. |
Categoría
temática 4
Figuras
humanas participando en actividades rituales
No
cabe duda que las sociedades de cazadores-recolectores y pastores incipientes
de Carabaya poseían un repertorio rico de ceremonias y rituales relacionadas
con determinadas etapas de la vida y sus actividades de subsistencia, la caza y
la procreación de los rebaños de camélidos en camino a la domesticación o ya
domesticados. Estas ceremonias deben haber comprendido, a manera de un
performance, diferentes coreografías o danzas, música, cantos y quizás también carreras
rituales.
Coreografías o danzas
rituales
En la zona de estudio registré en varios
sitios rupestres figuras humanas que se diferencian de los cazadores por sus atributos
extra-somáticos, sus poses y por no estar asociadas con animales de caza. Están
dispuestas en hilera, en posición estática, y representadas de frente o formando
una fila con los cuerpos de perfil, mostrando diferentes grados de animación,
como si estuvieran danzando o realizando una coreografía con movimientos
coordinados y armonizados. En algunos de estos grupos de individuos llaman la
atención la complejidad y policromía de la indumentaria y el detalle de los
tocados. Las figuras humanas que participan en estas escenas no se encuentran
armadas a la usanza de los cazadores, con excepción de figuras humanas en una
escena de Warachani Alto que será descrita más adelante (Fig. 63).
En tres sitios rupestres con distancias
considerables entre ellos (Hak’aklluni en Corani, Q’ara Q’ara en Macusani, y
Qelqasqa Qaqa en Ituata) se identificó hileras de personajes ricamente
adornados, organizados en posición frontal y sin indicación de movimiento.
Entre los individuos que forman estas hileras existen algunas diferencias
mínimas en cuanto a los atributos extra-corporales, principalmente en cuanto a
los detalles de los tocados. En las cuatro figuras humanas alineadas en las
pinturas rupestres de Qelqasqa Qaqa, las cabezas y la parte superior del tronco
son de color verde, el tocado y la falda son bícromas verde-rojo y la cabeza es
adornada por los costados por varias plumas de color rojo (Figs. 64 y 65). En
el panel ya muy deteriorado del gran abrigo de Q’ara Q’ara en Macusani se puede
discernir, con cierta dificultad, un grupo de cuatro individuos dispuestos en
hilera horizontal. La figura mejor conservada en el lado derecho tiene la
cabeza, el cuerpo y los brazos pintados de verde, mientras que el tocado de
plumas, el collar y la mayoría de los pabilos del faldellín son de color rojo (Fig.
63).
|
Fig. 63: Figura
humana bicolor en el panel de
Q’ara
Q’ara, Macusani |
Por la posición de los brazos, flectados
a 90 grados y los antebrazos dirigidos hacia arriba a manera de orantes, así
como por los bastones u otros objetos que algunos individuos sostienen en la
mano, infiero que se trata de la representación de una ceremonia o un ritual, celebrado
quizás en el marco de un evento festivo de la comunidad.
En el centro del panel de Warachani Alto identifiqué
dos filas de individuos que se desplazan en la misma dirección. Una se compone
de seis figuras antropomorfas, la otra de nueve, entre ellas la de un niño. Son
representadas de perfil, con las piernas ligeramente flexionadas y la pierna
izquierda adelantada. Tienen los brazos doblados y apoyados en la cintura. Una
de las figuras porta una máscara zoomorfa (Fig. 64a-b). A pesar del mal estado
de conservación se puede distinguir en los participantes de la escena diferentes
adornos corporales y pinturas faciales. En el mismo panel, un segundo grupo de
figuras humanas en posición coreográfica porta haces de dardos, revelando su
condición de cazadores. La escena puede ser interpretada como una danza ritual
o quizás la representación dramatúrgica de una ceremonia. Considerando la
presencia de una máscara zoomorfa y de haces de dardos, podría tratarse de un
ritual relacionado con la actividad cinegética. Otra posible interpretación es
que se trate de un ritual de pasaje, celebrado de forma comunitaria.
|
Fig. 64a:
Danzantes desplazándose sobre un camino horizontal y en
descenso. Sitio Warachani Alto, Macusani |
|
Fig. 64b:
Reconstrucción parcial de la escena |
|
Fig. 65:
Grupo de danzantes en posición frontal en el panel de Qelqasqa Qaqa |
|
Fig. 66: Figuras
de danzantes de perfil, sitio Qelqasqa Qaqa
(Almonte
y Aroquipa 2013:91, dibujo recortado) |
En el lado derecho del panel de Chiqtata
se observa en un recodo del abrigo una escena compuesta por una veintena de
figuras humanas –no asociados a camélidos- que corren en distintas
direcciones (Fig. 67). Tienen un brazo apoyado en la cadera y el otro hacia
arriba o extendido. Dan la impresión de representar una actividad lúdica o una
carrera. Las figuras antropomorfas son del tipo D, con piernas y cinturas bien
modeladas, pero desprovistas de atributos extra-somáticos.
|
Fig. 67: Figuras
humanas corriendo en distintas direcciones, sitio Chiqtata |
En el panel de Wanaquiata se distinguen
dos filas de representaciones humanas (una fila con figuras policromas
naranja-rojo-verde y la otra con siluetas humanas acéfalas de color verde
representados de perfil y con los brazos adelantados), que parecen estar
envueltos en una actividad de carácter ritual (Figs. 66 y 67). Aparecen en
filas, de perfil y la posición de las piernas y brazos de los individuos
trasmiten una sensación fuerte de movimiento. En ambas filas, los participantes
de la actividad se desplazan hacia la derecha del observador, con una de las
piernas estirada en el aire, como si estuvieran marchando o corriendo, dando
grandes saltos sincronizados (Fig. 68). Los individuos están figurados con las
piernas en ángulo obtuso, casi llano, indicando gran velocidad.
|
Fig. 68a:
Representación de una danza o carrera ritual (Wanaquiata)
(Foto
procesada con DStretch, canal “lds”) |
|
Fig. 68b:
Dibujo aproximado de la escena completa |
La acefalía en las representaciones
humanas de Carabaya es excepcional. La hallé únicamente en figuras de
“danzantes” del sitio Chiqtata en Samilia, Macusani (Fig. 67, 69). En un
principio pensé que las cabezas, pintadas quizás en otro color más perecible,
se hallan borradas. Al analizar las fotografías con DStretch me percaté que no
existen rastros de pigmentos en el lugar donde deberían estar las cabezas, lo
que me convenció que la acefalía de las figuras es intencional. Al participar
en actividades colectivas de carácter ritual, estas figuras acéfalas podrían eventualmente
representar los espíritus de los antepasados o seres sobrenaturales.
|
Fig. 69:
Tres “danzantes” acéfalos en el panel de Wanaquiata |
En el mismo sitio de Wanaquiata, ubicado relativamente
cerca del pueblo de Macusani, se observa otra figura humana sumamente dinámica.
Destaca una figura humana con las piernas ligeramente flexionadas, pero tan
abiertas que casi forman una línea horizontal (Fig. 70). No lleva atuendo con excepción
de un tocado indefinido y tampoco porta armas. Al no estar asociado con una
escena de caza y estando cerca del grupo de personajes en movimiento
sincronizado descritos anteriormente, asumo que también este individuo está
relacionado con una actividad de carácter festivo y/o ritual.
Podría tratarse de representaciones
precursoras y primigenias de las carreras representadas muchos siglos después
en la iconografía Mochica o de las practicadas por los jóvenes incas de élite
en el marco de ritos de iniciación o de ritos agrarios (Hocquenghem
1987:100-108, citando a Cristóbal de Molina). Al representar a los corredores
cuasi volando en el aire y al resaltar los muslos de las piernas de las
figuras humanas en carrera, los pintores impregnaron a estas escenas un aire de
gran vitalidad, concordante con jóvenes a punto de iniciarse en la vida de los
adultos.
|
Fig. 70: Figura humana en carrera, con las dos
piernas en línea, sitio Wanaquiata |
Pero la posición de piernas formando una
línea casi horizontal no es exclusiva a representaciones humanas vinculadas con
el ámbito festivo, ritual o lúdico. En una nueva y detenida revisión de las
fotografías tomadas del gran panel de Q’ara Q’ara identifiqué un grupo de
cazadores filiformes, algunos de ellos armados con posibles venablos, que
corren persiguiendo a una tropilla de camélidos (Fig. 71). Por la superposición
parcial de dos de los individuos con una escena de caza ejecutada en una sesión
posterior y por el diseño de las figuras humanas “en vuelo” (tipo B) estimo que
forman parte del panel más antiguo del abrigo.
|
Fig. 71: Grupo de cazadores en carrera al vuelo
|
Filas de seres humanos en movimiento se
encuentran también en otros sitios rupestres de Macusani y Corani. No muestran
atuendos ni otros accesorios extra-somáticos y queda la duda si participan en
una actividad ceremonial, en una marcha territorial o en otro acto colectivo. Este
es el caso de la hilera de personajes simplificados (sin brazos) de perfil en
un panel de Warachani Alto que se mueven sobre una línea hacia la derecha del
observador (Fig. 70). La escena está integrada por 11 figuras de 4 centímetros
de alto, cuyos cuerpos -de diseño muy esquematizado- son de color crema,
mientras que las cabezas fueron pintadas de rojo. La fila de antropomorfos se
desplaza sobre una línea horizontal de 50 centímetros de largo, directamente
debajo de una composición abstracta, ejecutada en los mismos colores, lo que
evidencia su contemporaneidad. Por la superposición de uno de los individuos de
la fila sobre un cazador arcaico de color rojo oscuro de posible data arcaica y
la asociación con el motivo abstracto más reciente, esta escena parece ser de una
época prehispánica más tardía.
|
Fig.
72: Fila de individuos en Warachani Alto. |
Categoría
temática 5
Figuras
humanas involucradas en actividades pastoriles y de caravanería
En la quinta categoría se agrupan las
figuras humanas vinculadas con escenas de vida pastoril y de conducción de
camélidos. Estas escenas, compuestas por pastores y rebaños de camélidos o
antropomorfos jalando posibles llamas mediante un lazo o cuerda, muy difundidos
en sitios rupestres tanto costeños como serranos del Perú, son poco frecuentes
en el arte rupestre de Macusani-Corani.
En el sitio Hatun Qaqayuq (Fig. 73) la
escena es ambigua. Vemos a un individuo jalando con un lazo el camélido más
grande de un conjunto de animales, entre los que figuran adultos y crías.
Desconcierta el palo en su mano izquierda más característico de figuras de
cazadores que de pastores.
Los individuos de esta categoría son por
lo general del mismo tamaño que los camélidos o incluso más grandes como vemos
en el panel de Pintasqaqa (Fig. 74).
La escasa frecuencia de escenas de
pastoreo y de representaciones de caravanas de llamas viajeras (a pesar de que la
zona altoandina de Carabaya debe haber sido desde tiempos remotos un importante
lugar de paso de recuas de llamas para el intercambio de bienes entre el
altiplano y la vertiente oriental) quizás tenga su explicación en el hecho que
a partir del Horizonte Medio e incluso antes los pintores privilegiaron temáticamente
el motivo de las composiciones abstractas, conocidas localmente como “mantas”,
que durante un lapso de tiempo prolongado constituyeron el motivo dominante en
los paneles de Macusani y Corani, frecuentemente superpuestas sobre escenas de
caza de la época de los cazadores-recolectores.
Una escena de esta categoría encontramos
en el panel de Uñera Pukiw en la comunidad de Isivilla, donde una figura humana
representada de frente, con los brazos y piernas dobladas en ángulo de 90
grados, parece conducir un camélido de cuello muy corto y dos extremidades,
seguido por otros tres de diseño similar (Fig. 75). Tanto la figura humana como
los animales están representados de manera altamente esquematizados,
característica propia de las pinturas rupestres de épocas prehispánicas
tardías. Otros ejemplos de figuras que pertenecen a esta categoría tenemos en
Punkini y Kichku.
|
|
Fig. 73:
Pastor con rebaño de camélidos en el sitio Hatun Qaqayuq. |
Fig. 74: Pintasqaqa,
Ayapata. DStretch, canal “lre” |
|
Fig. 75: Hombre encabezando una fila de camélidos muy simplificados
en el sitio Uñera Pukiw. DStretch, canal “crgb” |
En un abrigo en el sector Condorillo,
distrito de Corani, registré en 2007 las únicas escenas que interpreto como
caravanas de llamas, pero sin cargas. La fila más larga mide 45 cm y está
compuesta por ocho animales y cuatro figuras humanas que conducen las llamas
mediante lazos. Algunas llamas van atados a la precedente con una soga o cordón
que une la cola del animal adelante con el cuello del de atrás (Fig. 76). Este
modo de enlazar llamas de transporte parece haber sido una práctica común,
aunque no exclusiva, en la actividad caravanera en el centro-sur y sur andino
como se refleja en los petroglifos de Llamamachayoq en Chumbivilcas, Cusco
(Fig. 77) y, a varios miles de kilómetros de distancia, en los grabados de un
abrigo rocoso en la Región Atacama, Chile (Gallardo et al. 1999:71). La misma
práctica podemos apreciar en pinturas rupestres de Cerro Colorado en la
provincia argentina de Córdoba (Recalde y Berberián 2005:59) (Fig. 78). En otro
sitio rupestre del noroeste argentino (Inka Cueva) muestran una técnica
distinta, la de unir los camélidos de la caravana mediante una cuerda atada
únicamente por el cuello de los animales (López y Coloca 2015). En esta
variante, cada camélido de la fila está unido con él de adelante mediante una
cuerda atada en la parte superior del cuello y con él que sigue a través de una
cuerda amarrada en la parte inferior del cuello y así sucesivamente (Fig. 79).
|
Fig. 76: Caravana de llamas en un abrigo del
sector Condorillo, Corani
DStretch, canal “lre” |
|
Fig.
77: Llamas alineadas y atadas en un panel de
Llamamachayoq, Chumbivilcas, Cusco. |
|
Fig.
78: Llamas en fila unidas mediante cuerdas en el
Cerro
Colorado, Córdoba, Argentina
(Foto
recortada extraída de: Recalde y Berberián 2005:59). |
|
Fig. 79:
Fila de llamas unidas por cuerdas atadas en la parte superior e inferior del cuello.
Inka
Cueva, Argentina (Foto cortesía de López y Coloca 2005) |
Figuras humanas sin integrar escenas
Un número significativo de individuos
registrados en diferentes paneles de Macusani-Corani aparecen de manera aislada
en las composiciones pictóricas sin asociación reconocible con otras figuras
antropomorfas o zoomorfas, de modo que no es posible asignarlos a una de las
cinco categorías establecidas. Son de una gran variedad de tamaños y estilos de
representación, con formas que van desde lo lineal hasta el tipo humano de
tendencia naturalista.
COMENTARIOS FINALES
El presente estudio demuestra que la
figura humana, asociada o no con camélidos en los paneles, se caracteriza por
una gran variabilidad morfológica y nos proporciona, a través de su asociación
con otros motivos en composiciones escénicas y sus accesorios extrasomaticos,
información sumamente valiosa sobre diferentes aspectos de la vida de los
cazadores-recolectores y pastores tempranos de las zonas altas de Carabaya.
En una primera fase de producción
pictórica, los artistas abstrajeron la figura humana al máximo o redujeron a
las figuras humanas a la silueta básica, sin poner atención a la representación
de los atuendos y de los adornos corporales que llevaban los cazadores, con
excepción de tocados sencillos de plumas. En períodos más tardíos (Arcaico final
y Formativo temprano), la representación humana experimentó cambios y experimentó
una mayor variabilidad en los tipos de atuendos y adornos cefálicos. Durante
este lapso de tiempo tuvo lugar un gradual cambio en la representación humana a
formas más realistas en los rasgos anatómicos, un realismo (sobre todo relación
tronco/extremidades, grado de animación) que llega a su máxima expresión en figuras
antropomorfas relacionadas con determinadas escenas de carácter cinegético y ritual.
Las figuras humanas de tendencia naturalista están diseñadas casi en su
totalidad de perfil, en movimiento, corriendo, mientras que en las más
esquematizadas predomina la frontalidad y está prácticamente ausente la
animación.
Los personajes involucrados en escenas de
carácter ritual que corresponden al “tipo de tendencia naturalista”, aparecen
organizados o en hilera (una persona al lado de otra) y en posición frontal, o
en fila (una persona detrás de otra), de perfil, con una de las piernas levantada
o adelantada como si se desplazaran mediante movimientos sincronizados o corrieran
o bailaran dando grandes saltos.
La técnica empleada en la representación
humana es exclusivamente la de tinta plana, con las siluetas de las figuras
rellenadas con pintura de un solo color o, en unos pocos casos, de dos o más
colores. Los objetos más frecuentes en manos de las figuras humanas son armas
usadas en las faenas de caza, principalmente el propulsor y los dardos. Algunos
dardos podrían representar venablos o lanzas por la ambigüedad de la
representación pictórica, aunque por la falta de evidencias arqueológicas no
podemos asegurar su uso en la zona.
Como hemos visto, es la escenificación de
la caza con interacción entre camélidos, cérvidos y cazadores, que predomina temáticamente
en el arte rupestre de las zonas altoandinas de Carabaya. Esto era de esperar en
vista de que la actividad cinegética constituía durante miles de años la base
económica de la población. En la medida que la representación de escenas de
caza perdía importancia y fue reemplazada por la de temas sociales de
connotación ritual y ceremonial y en menor medida económicas como el pastoreo y
la caravanería, el ser humano se convirtió en protagonista de las escenas
pintadas. En épocas prehispánicas más avanzadas (quizás del Período Intermedio
Temprano al Horizonte Medio), durante las que en la zona altoandina de Carabaya
se difundió masivamente el motivo de las composiciones abstractas, quizás
proveniente del área al sur del Lago Titicaca, la figura humana disminuye
notablemente en frecuencia y se reduce en algunos paneles (p. ej. Chisictira) a
filas de individuos esquematizados o a figuras antropomorfas conduciendo
camélidos domesticados.
El paulatino cambio temático en el arte
rupestre de las zonas altoandinas de Carabaya hacia finales del Arcaico y
comienzos del Formativo, caracterizado por la reducción numérica de la escenificación
de la caza de camélidos y cérvidos a favor de composiciones atribuibles a la
esfera ritual, puede ser el reflejo de una gradual complejización de las
sociedades locales, que ya no dependen únicamente de los animales silvestres y
de la recolección, sino de actividades productivas como la crianza de camélidos
en el piso ecológico de la puna y de la agricultura cada vez más intensiva en
los pisos altitudinales más bajos de la vertiente oriental andina. En el mismo
sentido y como posible evidencia de un intercambio cultural intra- e
interregional cada vez más intenso con pueblos vecinos, sean éstos de la
Amazonía, del altiplano adyacente o de la costa del Pacífico, se puede explicar
quizás el incremento de accesorios extra-somáticos en las figuras
representadas, sobre todo en lo que se refiere a vestimentas, atavíos cefálicos
y demás adornos, así como en la evolución de la representación humana que en
las postrimerías del Arcaico o durante el Formativo Inicial parece haber alcanzado
su más alto refinamiento expresivo.
En Carabaya, las estimaciones
cronológicas de las manifestaciones rupestres siguen siendo altamente
hipotéticas, puesto que se basan casi exclusivamente en aspectos temáticos y
estilísticos, en el análisis de superposiciones y en comparaciones con pinturas
rupestres de otras regiones andinas que cuentan con dataciones absolutas o
relativas. En al menos 20 de los 58 sitios con representaciones humanas se
registraron superposiciones conformados por dos o más estratos de pinturas,
siendo los sitios con mayor profundidad de tiempo al parecer Alqamarini,
Aqhutera, Punkini y Q’ara Q’ara en Macusani y Qelqasqa Qaqa en Ituata. Gracias
al frecuente re-uso de paneles con pinturas rupestres en diferentes épocas prehispánicas
para adicionar o superponer nuevas figuras, podemos establecer una secuencia
pictórica que en el caso de los motivos antropomorfos se caracteriza por la
transición de figuras muy abreviadas y estilo lineal a representaciones cada
vez más realistas entre el Arcaico Tardío y el Formativo Temprano, mientras que
durante las épocas prehispánicas tardías la figura humana adquirió nuevamente
formas más simples. También creció en tamaño frente a los camélidos que ya no
representan animales silvestres sino domesticados. En cuanto a las escenas
agrupadas en las cinco categorías temáticas, el autor atribuye las primeras
tres (caza, escenas de confrontación y desplazamientos colectivos)
tentativamente a las épocas del Arcaico Medio hasta Tardío, la categoría 4
(actividades rituales) al período entre el Arcaico Final y el Formativo
Temprano y la categoría 5 (actividad pastoril y conducción de camélidos
domesticados) a los tiempos entre el Horizonte Medio y Tardío.
Convencionalismos regionales y
analogías
Observamos patrones comunes en la
representación del armamento del cazador y de los parapetos empleados en
escenas de caza de paneles rupestres de diferentes países sudamericanos,
particularmente de Bolivia, Chile y Brasil. Estas similitudes pueden en algunos
casos ser casuales y corresponder a soluciones gráficas independientes,
mientras que en otros deben ser el resultado del contacto e intercambio
cultural entre sociedades de cazadores nómades y trashumantes durante el
Arcaico y Formativo.
Representar la condición de cazador
mediante dardos en forma de varios trazos lineales o punteados rectos que
crucen el cuerpo en forma transversal, constituyó un convencionalismo muy
difundido en el arte rupestre regional a lo largo de muchos siglos y quizás
milenios. Representaciones similares se conocen en sitios rupestres de Bolivia (Lajasmayu,
Strecker et al. 2010 y Umantiji-Valle de Zongo, Strecker, com. pers. 2017) y
también fuera de la Cordillera andina en lugares tan distantes como el Estado
de Bahía en el sudeste de Brasil (Etchevarne, 2009:52). Allí, varios
cazadores-guerreros pertenecientes a la subtradición Seridó, se enfrentan con
sus armas que consisten de estólicas y dardos. Están representados en una gran
variedad de posiciones dinámicas, cargando un atado de dardos en una de sus
manos y la figura en el centro además a la altura de la cintura, y empuñando el
propulsor con el dardo insertado (Fig. 80).
|
Fig. 80: Grupos humanos enfrentados,
armados con estólica y
portando un haz de dardos. Sitio Toca
do Pepino, Brasil (Etchevarne, 2009:52) |
Aún
nos falta despejar varias incógnitas en torno a las representaciones de escenas
de caza y de danzas rituales, en particular referente a determinados objetos
usados por los participantes. Por ejemplo, ¿qué función tendrían los objetos
alargados en la mano de cazadores cuyo extremo distal termina en cruz o
tridigito? En Sinjillani, Injuyuni y Chiqtata, los cazadores lo sostienen en el
centro del asta (Fig. 81). Un artefacto similar, aunque más en forma de
tridente que en cruz, es representado como extensión de uno de los brazos de
los cazadores de camélidos en un panel de Umantij en el departamento La Paz
(Strecker 2017:13) (Fig. 82). Pareciera que los hombres sostengan una lanza que
termina en una horca de tres puntas. En los paneles de Hak’aklluni y Qelqasqa
Qaqa, varios individuos interpretados como danzantes portan el objeto que
remata en una cruz, de la misma manera como los cazadores de Umantij (Figs. 6d,
23c, 64, 83). No puedo ofrecer una explicación plausible para este objeto. Podría
eventualmente, según opinión de José Berenguer (com. pers.) representar también
un objeto de uso ritual.
Otra
incógnita representa el significado de la yuxtaposición de objetos autónomos como
propulsor y posibles hachas en miniatura al lado de representaciones humanas (Figs.
8a y 9). En el sitio Injuyuni en Macusani encontramos también la representación
independiente de dardos (Fig. 12j). En el panel de Umantij (Strecker 2017:13) es
un objeto corto, engrosado en uno de sus extremos que fue pintado encima de la
cabeza de un cazador armado con dardos (Fig. 82). El mismo objeto lo
encontramos al lado de la cabeza de un cazador del sitio Hak‘aklluni (Fig. 9).
No está claro el significado y la función de estos objetos autonomos.
|
|
Fig. 81: Chiqtata, Macusani (DStretch, canal
inv_lds) |
Fig. 82: Umantij, La Paz (Strecker 1917:13,
DStretch, canal “crgb”, convertido en b/n) |
|
Fig.
83: Danzantes de Hak’aklluni, Macusani, sosteniendo un
objeto
que termina en cruz |
Otros
motivos, representados de modo muy similar en sitios rupestres de Brasil,
Bolivia y el centro y sur del Perú, son las estructuras usadas para cercar a
los animales de presa (Figs. 84-89). Pueden representar cercos o barreras de
piedra, mallas o simples cuerdas con cintas colgantes. Corresponden
principalmente a los tipos 1b al 1e, descritos en el capítulo sobre la
categoría de actividades cinegéticas. El gran parecido que tienen los diseños
de estos dispositivos entre sí, evidencia posibles contactos entre sociedades tempranas
dedicadas a la caza de animales silvestres en una región muy extendida que
comprendía los Andes Centrales y Meridionales y parte de la Amazonía. En el
sitio rupestre de Pintascca en Grau, Apurímac, documenté por primera vez en los
años ochenta (Hostnig 1988:70-72,76) una escena de caza de camélidos silvestres
con el uso de barreras del tipo 1d, es decir representadas mediante una línea
doble recta y en semicírculo, segmentada por trazos transversales paralelos
(Fig. 86). Con la estructura horizontal y recta, los pintores arcaicos
graficaron una barrera a manera de embudo que obligó a los guanacos o vicuñas a
entrar en un espacio semicircular donde quedaron atrapados. Pérez y Rodríguez
(1999) registraron el sitio nuevamente en los años 90 e ilustraron su
publicación con un dibujo más completo. Ellos interpretaron la estructura como
sigue: “Dispuestos horizontalmente observamos dos diseños escaliformes, que de
manera incierta pudieran representar algún tipo de red como aquellos utilizados
en los chaku o cacería comunal realizado por las comunidades andinos [sic] para atrapar animales vivos” (op.cit., p. 22).
Más
al sur, en la Patagonia chilena, solo disponemos según Aschero (com. pers.) de
un único ejemplo de posible “cerco” (tipo 1b), representado allí mediante una
línea semicircular con apéndices equidistantes (Fig. 90). El uso de mallas
como dispositivo para la caza de animales mayores, sin embargo, parece haber sido muy
difundido en las Américas desde el Arcaico. Las hallamos a miles de kilómetros
de distancia en sitios rupestres de Brasil como demuestra el ejemplo de las
pinturas de Toca do
Pepino en el Morro do Chapéu, Bahia (Etchevarne, 2009:528) así como en varios abrigos con pinturas rupestres de la época de cazadores de
Nueva México en territorio de los Estados Unidos, documentados por Robert Mark
y Evelyn Billo (2009), que los describieron como “Rectilinear geometric
patterns that most likely represent nets with anchoring sticks proturding …”.
(Figs. 89 y 91)
Es
interesante ver como también en lugares tan distantes como Noruega en el norte
de Europa los autores de los petroglifos de Alta (reconocidos como Patrimonio
Cultural de la Humanidad por la UNESCO), ensayaron la misma solución gráfica en
la representación de cercos o mallas para la captura de renos (Fig. 92).
|
|
Fig. 84: Cerco simple del tipo 1b en Acacyomachay,
Huayllay, Pasco |
Fig. 85: Cerco o barrera del tipo 1e en Wayllatera
Wayq’u, provincial Espinar, Cusco. Foto procesada con DStretch, canal “lre” |
|
|
Fig. 86: Barreras laterales (tipo 1d) a manera de embudo
que conduce hacia la trampa final. Sitio Pintascca, Grau, Apurímac |
Fig. 87: Uso de mallas (tipo 1g) por cazadores tempranos
en Campa, Pizacoma, Puno. Foto procesada con DStretch, canal “lds” |
|
|
Fig. 88: Caza de camélidos haciendo uso de un
cerco o malla. Sitio Lajasmayo, departamento Potosí, Bolivia (DStretch, canal
“lab”) |
Fig. 89: Barreras mediante posibles mallas en
el Sitio Toca do Pepino, Morro do Chapéu, Bahia, Brasil
(Etchevarne, 2009:528) |
|
|
Fig. 90: Grupo de antropomorfos disfrazados y
un guanaco en fuga (no visible en la foto) encerrados por una línea
semicircular
con apéndices equidistantes (tipo 1b) en Rio
Pinturas, Patagonia argentina
(Foto cortesía de Carlos Achero) |
Fig. 91: Mallas en escenas de caza de pinturas
rupestres del sur de Nueva México (Mark y Billo 2009) |
|
Fig. 92: Barreras del tipo 1 e
en un panel de petroglifos de Ytre Kåfjord en Alta, Noruega, con
representación de cercos usados en la caza de renos (Gjerde 2010, en: http://www.donsmaps.com/norge.html#reference) |
La
bisección vertical y uso de dos colores en la representación humana hallados en
los sitios Qelqasqa Qaqa, Chawsilluiwanka y Hatun
Chilku Unu (Figs. 31-33) encuentran su par en otras latitudes de las
Américas, muy distantes de Carabaya. Nos recuerdan por ejemplo las grandes
figuras humanas en sitios rupestres de la tradición
“Gran Mural” del sur de Baja California, descritas por Gutiérrez y Hyland (2002). En la figura 93 vemos varios
personajes biseccionados y bícromos pertenecientes a esta tradición en un panel
de la Cueva de San Borjitas en la Sierra de Guadalupe que fue fechado en 5,400
a.C. (INAH 2008).
|
Fig. 93: Personajes biseccionados y bícromos en
el Gran Mural,
Baja California (Foto cortesía Deborah Stephens) |
En cuanto a los diseños corporales sería
aventurado tratar de interpretar su función y significado sin disponer de
información etnográfica o etnohistórica que lo respalde. También es arriesgada
la extrapolación de interpretaciones sobre prácticas culturales al parecer
similares de sociedades de cazadores de regiones distantes y distintas como la
Amazonía o la Patagonia, aunque es posible que grosso modo también sean
aplicables a las costumbres ancestrales de cazadores altoandinos. Los ejemplos
más cercanos de la práctica de pintura corporal tenemos en las etnias
amazónicas del oriente peruano. Para los matsiguenkas en la Amazonía cusqueña tatuajes y pinturas corporales son marcadores étnicos y
medios de comunicación. En cuanto a los diseños, Watson (2006:13,14) comenta
que tanto la forma, el tamaño como la dirección de las rayas pintadas tienen un
significado especial y anota que “la pintura corporal es un rito social
fundamental en los diferentes grupos étnicos”. Observa además que “es la mujer
que domina el arte de la pintura, reproduciendo algunas de las pinturas en los
tejidos”.
Tenemos paralelos también
en la pintura corporal del pueblo Selk’nam, ya extinto, en la Patagonia
austral, rescatada mediante fotografías en los años 20 del siglo pasado por el
austriaco Martín Gusinde (2002) en su gran obra sobre “Los Indios de la Tierra
de Fuego”. Entre los patrones comunes en el uso de diseños pintados figuraba la
división vertical del cuerpo con las mitades pintadas en colores contrastantes,
pero también el punteado, los trazos verticales u horizontales paralelos y
combinaciones de estos diseños (Fig. 95a-c), similares a los diseños de los
cazadores de Qelqasqa Qaqa en Ituata (Fig. 94a-c) y Q’ara Q’ara en Macusani. Quedará
como incógnita, si en la zona altoandina de Carabaya, los diseños – de
valor tanto simbólico como estético- fueron aplicados sobre el cuerpo a manera de
pintura corporal o de tatuaje para ser exhibidos en rituales en los que los
participantes danzaban semidesnudos o si se trata de la representación de diseños
de los atuendos de los cazadores-danzantes.
Correa y Flores (2005),
citando a Chapman (1986), dice que “los Selk´nam se
pintaban diariamente por razones prácticas (protección contra el viento, el
frío o camuflaje), estéticas y simbólicas (Chapman 1986). El rojo (ákel) era la pintura más común y considerada la más bella; otros colores
utilizados eran el blanco, el negro (háuk sa’a), matices
del amarillo al rojo oscuro y tonos de gris. Se pintaban para la caza, los combates,
las competencias deportivas y también para los ritos chamánicos, el matrimonio
y los ritos de pasaje, …”.
No
solo la pintura corporal de los selk’nam recuerda a determinadas figuras
antropomorfas de Ituata y Macusani, sino también las máscaras, en particular
aquellas usadas en las ceremonias masculinas de iniciación a la adultez,
llamadas el kina y el hain, en las que los hombres se
disfrazaban con máscaras de diferente forma, una de ellas alta y en forma
cónica como el tocado representado en las figuras 26 al 28 del sitio Q’ara Q’ara
en Macusani. En las ceremonias masculinas de los Selk’nam, los hombres
representaban, según Gusinde (1951), a los espíritus de los antepasados en sus
danzas y desfiles. Sobre las ceremonias de los antiguos cazadores recolectores
de Carabaya las únicas fuentes de las que disponemos, son las pinturas
rupestres. Y si bien no nos dicen mucho sobre el significado de las actividades
rituales representadas, podemos intuir que como en el caso de los cazadores
patagónicos tanto la ornamentación corporal como los atuendos, en particular
las máscaras, poseían una fuerte carga simbólica y cumplían un papel importante
en sus rituales sean estos asociados a la caza o a otras actividades.
Fig. 94a-d: Figuras de
cazadores-danzantes con atuendos decorados con diferentes diseños; a-c: Almonte
y Aroquipa 2013: 84 y 85; d: Q’ara Q’ara, fotografía procesada con DStretch,
canal “lds”. |
Figs. 95a-c:
Pintura corporal y máscaras usadas en ceremonias
de
iniciación de cazadores Selk’nam de Tierra de Fuego (Gusinde 2002) |
AGRADECIMIENTO
A Julio Aroquipa y Alex Almonte por
permitir la reproducción de dibujos de su excelente tesis de grado sobre las
pinturas rupestres de Qelqasqa Qaqa en Ituata, Carabaya. A Julio A. también por la corrección de la escritura de varios topónimos usados en el artículo. A Edithe Pereira por hacerme
llegar varias publicaciones, entre ellas la de Carlos Etchevarne sobre el sitio
Toca do Pepino en el Nordeste de Brasil. A Deborah Stephens por compartir
conmigo la foto del Gran Mural de Baja California y Carlos Aschero por la foto
de Río Pinturas. A Robert Mark y Evelyn Billo por permitirme la reproducción de
su dibujo del motivo de las mallas o redes en sitios rupestres de Nueva Mexico.
A Matthias Strecker por el tiempo invertido en la revisión minuciosa y las
críticas siempre constructivas al artículo. Y finalmente a Diego Martínez, por
la trabajosa diagramación web del artículo y su publicación en Rupestreweb.
ANEXO
Cuadro 2: Número de representaciones humanas según distrito, sitio y
categoría temáticas a la que pertenecen (Ayapata, Corani. Macusani, Ituata,
Ollachea). La “x” se refiere a la existencia de representaciones humanas
aisladas, no integradas a una escena.
Distrito Ayapata
No. |
Nombre
del sitio |
Categoría |
No. de
representaciones humanas |
Otros
motivos presentes en el panel o en los paneles* |
01 |
Cerro K’ucho |
x |
1 |
Composiciones
abstractas |
02 |
Wayraqaqa |
x |
4 |
Círculos |
03 |
Iskayquchayuq |
x |
1 |
Camélidos
esquematizados |
04 |
Nuqa Aya |
4 |
1 |
Líneas perpendiculares
paralelas |
05 |
Pintasqaqa |
5 |
3 |
Camélidos
esquematizados; camélido enlazado |
06 |
Qucha Uma-Wamanqaya |
x |
1 |
Composiciones
abstractas polícromas, camélidos esquematizados |
07 |
Qutallany |
? |
3 |
Composiciones
abstractas, círculos, espiral, camélidos esquematizados |
08 |
Tayatira |
2? |
2 |
Camélidos |
09 |
T’inkuqaqa |
5/x |
3 |
Composiciones
abstractas, camélidos esquematizados, caninos |
10 |
Turpo |
5 |
2 |
Camélidos
esquematizados, con crías |
11 |
Uhuchincha |
5 |
1 |
Camélidos
esquematizados enlazados |
12 |
Uhuchincha-Warachani |
5 |
3 |
Composiciones
abstractas, camélidos esquematizados, camélidos enlazados o sujetados por
figuras humanas |
12 |
Total
representaciones humanas |
25 |
|
*Los demás motivos
identificados en los paneles con representaciones humanas pueden ser contemporáneos
o de épocas más tardías.
Nota:
De un total 50 sitios rupestres prehispánicos registrados en la zona altoandina
del distrito de Ayapata, solo en 12 se evidenció la existencia de
representaciones humanas. Con excepción del sitio Ñuqa Aya, los paneles son de
épocas prehispánicas tardías (probablemente Horizonte Medio hasta Tardío) y las
figuras humanas de trazo muy simple y tosco. Siendo la mayoría de los sitios de
épocas agropastoriles, predomina en las escenas la actividad pastoril y de conducción
de camélidos que son representados de manera esquematizada. En los paneles
donde las figuras humanas están asociadas a camélidos, estos superan en número
largamente a las representaciones humanas.
Distrito Corani
No. |
Nombre
del sitio |
Categoría |
No. de
representaciones humanas* |
Otros
motivos presentes en el panel |
01 |
Achaypiña I |
1 |
10 |
Camélidos de estilo
naturalista, composición abstracta, meandro |
02 |
Achaypiña II |
1 |
10 |
Camélidos de estilo
naturalista, encerrados en cerco |
03 |
Achaypiña III |
1 |
5 |
Camélidos silvestres y
cérvidos encerrados en cerco |
04 |
Condorillo |
5 |
≥15 |
Camélidos domesticados
(posibles llamas) |
05 |
Hak’aklluni I |
1 |
≥36 |
Camélidos de estilo
naturalista, cérvidos, composiciones abstractas, vallas |
06 |
Hak’aklluni II |
2 |
≥38 |
Camélidos de estilo
naturalista, encerrados en cerco, camélidos en fuga |
07 |
Hak’aklluni III |
1, 4 |
≥23 |
Camélidos de estilo
naturalista en fuga, motivos abstractos, |
08 |
Kawkata I |
x |
1 |
Composición abstracta |
09 |
Kawkata II |
1 |
1 |
Figuras de camélidos,
composición abstracta y motivos geométricos de época más tardía |
10 |
Q’uncharumiyuq |
1 |
5 |
Camélidos de estilo
naturalista, motivos abstractos |
11 |
Uqutara |
1 |
≥4 |
|
12 |
Pari Urqu |
1 |
≥2 |
Camélidos de estilo
naturalista |
13 |
Punku K’uchu |
2 |
2 |
Composiciones
abstractas |
14 |
Qananwayq’u |
1 |
≥1 |
Camélidos de estilo
naturalista |
15 |
Qurpamachay |
3 |
≥58 |
Camélidos seminaturalistas,
composiciones abstractas |
16 |
Uñera Pukiw I |
1 |
11 |
Camélidos de estilo
naturalista, encerrados en cercos |
17 |
Uñera Pukiw II |
5 |
2 |
Camélidos de estilo
naturalista, encerrados en cerco, camélidos domesticados, uno de ellos
enlazado |
18 |
Wakallani (IV) |
1 |
≥9 |
Camélidos de estilo
naturalista, encerrados en cercos |
19 |
Wakallani (V) |
1 |
≥21 |
Camélidos de estilo
naturalista, líneas verticales paralelas, composiciones abstractas |
20 |
Wakallani VII |
1 |
7 |
Camélidos de estilo
naturalista |
21 |
Wayllakunta (I) |
1 |
1 |
Camélidos de estilo
naturalista |
22 |
Wayllakunta (II) |
1 |
≥1 |
Camélidos de estilo
naturalista |
23 |
Wayllakunta (III) |
x |
1 |
Camélidosde estilo
naturalista, composiciones abstractas |
23 |
Total
representaciones humanas |
≥264 |
|
* Antepuse el signo ≥ al
número de figuras humanas cuando por el mal estado de conservación del panel se
puede suponer que la cifra original haya sido mayor.
Nota:
De un total de 37 sitios rupestres registrados en Corani, 23 contienen paneles
con representaciones humanas, relacionadas en su gran mayoría con escenas de
caza de camélidos y cérvidos. Estas escenas están frecuentemente yuxtrapuestas
o infrapuestas al motivo de las composiciones abstractas.
Distrito Macusani
No. |
Nombre
del sitio |
Categoría |
No. de
representaciones humanas |
Otros
motivos presentes en el panel |
01 |
Alqamarini
I |
1 |
≥31 |
Camélidos de estilo
naturalista |
02 |
Alqamarini
II |
1 |
10 |
Camélidos de estilo
naturalista enlazados, con crías |
03 |
Anka
Wachana |
1, 4 |
≥6 |
Camélidos de estilo
naturalista |
04 |
Aqhutera,
margen der. |
2 |
≥23 |
Camélidos de estilo
naturalista |
05 |
Aqhutera, margen izq. |
1 |
≥20 |
Camélidos de estilo
naturalista, algunos enlazados, composiciones abstractas |
06 |
Callejón Punku |
1 |
5 |
Camélidos de estilo
naturalista |
07 |
Chaku |
1 |
7 |
Camélidos de estilo
naturalista, enlazados, color verde |
08 |
Charanpata II |
1 |
2 |
Camélidos de estilo
naturalista, cerco, composición abstracta |
09 |
Charanpata III |
? |
18 |
|
10 |
Chawsilluywanka |
1 |
18 |
Camélidos de estilo
naturalista |
11 |
Chiqtata I |
1, 4 |
≥35 |
Camélidos de estilo
naturalista, cerco |
12 |
Chiqtata II |
1 |
9 |
Camélidos de estilo
naturalista |
13 |
Chilku Unu Punku |
1 |
≥16 |
Camélidos de estilo
naturalista |
14 |
Chilictira, margen
derecha |
1 |
≥9 |
Camélidos de estilo
naturalista, cercos |
15 |
Chilictira, margen
izquierda |
3,5 |
≥32 |
Camélidos de estilo
naturalista, composiciones abstractas |
16 |
Escalera |
1 |
≥16 |
Camélidos de estilo
naturalista, motivos geométricos abstractos |
17 |
Espalda Uqhutira IV |
1 |
≥10 |
Camélidos de estilo
naturalista |
18 |
Hatun Chilku Unu, m.
izq. |
1 |
≥13 |
Camélidos de estilo
naturalista |
19 |
Hatun Qaqayuq |
5 |
3 |
Camélidos esquematizados |
20 |
Waraqu Pampa II |
1 |
13 |
Camélidos de estilo
naturalista |
21 |
Waraqu Pampa III |
1 |
1 |
Camélidos de estilo
naturalista |
22 |
Warachani |
x |
1 |
|
23 |
Warachani Alto |
1, 4 |
66 |
Camélidos de estilo
naturalista, composiciones abstractas |
24 |
Injuyuni |
1 |
≥7 |
Camélidos de estilo
naturalista, composiciones abstractas |
25 |
Jachatira |
x |
2 |
Composiciones
abstractas, camélidos esquemáticos |
26 |
Kichku |
5 |
≥27 |
Camélidos de estilo
naturalista |
27 |
Kichku cabecera |
5 |
1 |
Camélidos esquematizados |
28 |
Lamachaqui I |
1 |
≥1 |
Camélidos de estilo
naturalista |
29 |
Llamachaki II |
1 |
4 |
Cérvidos de estilo
naturalista |
30 |
Matipata Bajo I |
1 |
≥7 |
Camélidos de estilo
naturalista, composiciones abstractas |
31 |
Matipata Bajo II |
1,4 |
32 |
Camélidos de estilo
naturalista, motivos geométricos |
32 |
Unut’inkuy |
1 |
3 |
Camélidos de estilo
naturalista, enlazados, con crías |
33 |
Uqhutira V |
1, 5 |
≥4 |
Camélidos de estilo naturalista,
camélido enlazado, composiciones abstractas, cerco |
34 |
Uqhutira VIII |
1, 2 |
≥22 |
Camélidos de estilo
naturalista |
35 |
Uqhutira espalda II |
1 |
2 |
|
36 |
Pisaq Punku |
1 |
2 |
Camélidos
esquematizados |
37 |
Punkini II |
x |
01 |
|
38 |
Punkini III |
1 |
≥7 |
Camélidos de estilo
naturalista, cerco (dos escenas) |
39 |
Punkini VI |
1 |
≥60 |
Camélidos de estilo
naturalista |
40 |
Punkini IX |
5 |
5 |
Camélido enlazado, con
cría al lado |
41 |
Punkini XI |
4 |
1 |
Camélidos de estilo
naturalista, cerco semicircular |
42 |
Punkini XIII |
1 |
2 |
Camélidos de estilo
naturalista |
43 |
Qarita |
1 |
≥20 |
Camélidos de estilo
naturalista |
44 |
Qarita IV |
1 |
≥12 |
Camélidos de estilo
naturalista |
45 |
Q’ara Q’ara |
1, 4 |
≥50 |
Camélidos de estilo
naturalista, composiciones abstractas |
46 |
Qaritakunka |
1 |
≥30 |
Camélidos de estilo naturalista,
algunos enlazados, cercos |
47 |
Qasakunka |
1 |
2 |
Camélidos de estilo
naturalista, composiciones abstractas |
48 |
Qhinchipata |
1, x |
≥16 |
Camélidos de estilo
naturalista |
49 |
Sinjillani I |
1 |
5 |
Camélidos y otros
animales, motivos geométricos, |
50 |
Sinjillani II |
1 |
5 |
Camélidos de estilo
naturalista, composiciones abstractas |
51 |
Sinjillani III |
1 |
≥4 |
Camélidos de estilo
naturalista |
52 |
Tranquillani |
1 |
2 |
Camélidos de estilo
naturalista, composiciones abstractas |
53 |
Huch’uy Lawana |
1, 4 |
≥35 |
Camélidos de estilo
naturalista, cercos |
54 |
Wanaquiata I |
1, 4 |
≥40 |
Camélidos de estilo
naturalista, composiciones abstractas |
54 |
Total
representaciones humanas |
≥772 |
|
Nota:
Identifiqué representaciones humanas en 54 de los 118 sitios rupestres registrados
en Macusani. Prevalece como en el distrito vecino de Corani la categoría 1
referida a la escenificación de la caza. En 8 sitios las figuras humanas
parecen estar participando en una actividad ritual o en una ceremonia religiosa
(categoría 4).
Distrito Ituata
No. |
Nombre
del sitio |
Categoría |
No. de
representaciones humanas |
Otros
motivos presentes en el panel |
01 |
Caruhumiña |
5 |
≥10 |
Camélidos
esquematizados, círculos, entierros |
02 |
Hanchaliani |
1 |
≥1 |
Probablemente
escena de caza |
03 |
Karkatira |
4? |
≥8 |
Otras
figuras humanas en estilo naturalista, en distintas posiciones, camélidos
seminaturalistas |
04 |
Laja Qaqawasi |
5 |
≥2 |
Camélidos
esquematizados, agrupación de puntos |
05 |
Lawana |
4 |
≥3 |
Asociación
desconocida |
06 |
Llustha K’uchu |
5 |
≥2 |
Camélidos
esquematizados, círculos |
07 |
Machu Qaqa |
5 |
≥1 |
Camélidos
esquematizados, motivos abstractos |
08 |
Pucachullo |
5 |
≥17 |
Motivos
abstractos |
09 |
Q’aja Pata |
5 |
≥3 |
Camélidos
esquematizados |
10 |
Qelqasqa Qaqa |
1,4,5,2 |
≥90 |
Camélidos
de estilo naturalista |
11 |
Qelqasqa Wasi |
4 |
≥7 |
Camélidos
estilo Macusani, superposición de camélidos amarillos |
|
Total
representaciones humanas |
≥144 |
|
Nota:
En 11 de los 20 sitios registrados por Almonte y Aroquipa (2012) en el distrito
de Ituata existen paneles con figuras humanas. De estos conocí en 2013 solo tres,
entre ellos el gran yacimiento rupestre de Qelqasqa Qaqa. Gracias a la
gentileza de Julio Aroquipa y Alex Almonte tuve acceso a fotografías de los
demás sitios. Estas, sin embargo, no cubrieron todos los paneles por lo que los
datos cuantitativos indicados en la tabla de arriba no reflejan el total de
figuras humanas existentes en cada sitio, con excepción de Qelqasqa Qaqa. Asigné
varias figuras humanas a la categoría 5 por estar estáticas y yuxtapuestas a
camélidos esquematizados sin movimiento, lo que podría indicar que se trate de
escenas de pastoreo o de conducción de camélidos domesticados. Casi dos tercios
de las figuras antropomorfas identificadas son del gran panel de Qelqasqa Qaqa
y representan cazadores y danzantes.
Distrito Ollachea
No. |
Nombre
del sitio |
Categoría |
No. de
representaciones humanas |
Otros
motivos presentes en el panel |
01 |
Quicho Apacheta |
1 |
≥18 |
Camélidos silvestres, composiciones
abstractas, motivos geométricos simples |
01 |
Total
representaciones humanas |
≥18 |
|
Nota:
En el distrito Ollachea sólo se consideró un único sitio, situado en la puna
alta.
Cómo citar
este artículo:
Hostnig, Rainer. Representaciones humanas y composiciones escénicas
en pinturas rupestres de Carabaya, Puno, Perú.
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/antropocarabaya.html
—¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com—
2018
BIBLIOGRAFÍA
ALDENDERFER,
Mark (1985): Rupestral Art at Cueva Cimarrón, Department of Tacna, Southern
Peru. Paper submitted to the VII International Symposium on Rock Art in the
Americas. 14 p., ilustr., Bogotá (julio de 1985)
ALDENDERFER,
Mark y Elisabeth KLARICH (2002, Ms.): General Description of the Art at
Quelcatani. Manuscript submitted for Quelcatani edited volumen.
ALEJO VIGNATI,
Milciades (1936): El uso del propulsor en
el Noroeste Argentino. Notas del Museo de la Plata. Tomo I, Antropología Nº
3, Instituto del Museo de la Universidad Nacional de la Plata, Buenos Aires
ALMONTE C. Alex G. y Julio C. AROQUIPA V. (2013): Una
aproximación interpretativa a la cronología de las representaciones rupestres
de Qelqasqa Qaqa; Distrito de Ituata – Carabaya. Tesis para optar el
título der Licenciado en Antropología, Universidad Nacional de Altiplano,
Facultad de Ciencias Sociales, Escuela Profesional de Antropología, Puno
AROQUIPA
V., Julio y Alex ALMONTE C. (2012) Reconocimiento de nuevos sitios de arte
rupestre en el distrito de Ituata- Carabaya: zona noroeste de la Región de Puno. Ponencia
presentada en el VI Congreso Nacional de Investigaciones en
Antropología del Perú (Puno – octubre
2012), Puno
ASCHERO, Carlos
A. (2000): Figuras humanas, camélidos y espacios en la interacción
circumpuneña. En: Arte en las rocas. Arte
rupestre, menhires y piedras de colores en Argentina. Pp. 15-44. Editado
por M.M Podestá y M. de Hoyos. Sociedad Argentina de Antropología, Buenos Aires
ASCHERO, Carlos
A. y Jorge G. MARTÍNEZ (2001): Técnicas de caza en Antofagasta de la Sierra,
Puna meridional Argentina. En: Relaciones
de la Sociedad Argentina de Antropología, XXVI, pp. 215-241, Buenos Aires
BALDO, Jorge L.;
ARZAMENDIETA, Yanina y Bibiana VILA (2013): La
vicuña. Manual de conservación y uso sustentable. CONCYTEC, Buenos Aires
BERENGUER R., José
(1999): El evanescente lenguaje del arte
rupestre en los Andes atacameños. Arte Rupestre en los Andes de
Capricornio, J. Berenguer y F. Gallardo (Eds.), pp. 10-56. Museo Chileno de
Arte Prehispánico, Santiago de Chile
BERENGUER R., José (2004) Cinco
milenios de arte rupestre en los Andes atacameños: Imágenes para lo humano,
imágenes para lo divino. En: Boletin del
Museo Chileno de Arte Prehispánico. N° 9, 2004, pp. 75-108, Santiago de
Chile
BERENGUER R., José (2006): Señales
en la cabeza. Los tocados de Wirakocha en el norte de Chile / Head emblems. Wirakocha’s
headdresses in Northern Chile. En Gorros del desierto / Headdresses from the
desert, pp. 8-90, Museo Chileno de Arte Precolombino, Santiago de Chile.
BERENGUER R., José
(2013): Unkus ajedrezados en el arte
rupestre del sur del Tawantinsuyu: ¿La estrecha camiseta de la nueva
servidumbre? En: Las Tierras Altas
del Area Centro Sur Andina entre el 1000 y el 1600 d.C., Universidad
Nacional de Jujuy, Editores: M. E. Albeck, M. Ruiz, M. B. Cremonte, pp.311-335,
Jujuy
CASANOVA, Eduardo (1944): Una estólica de la
puna jujeña. En: Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, tomo 4, pp. 115-132, Buenos Aires
CASES, Bárbara y MONTT, Indira (2013):
Las túnicas rupestres pintadas de la cuenca media y alta del Loa vistas desde
Quillagua (Norte de Chile). En: Chungará,
Revista de Antropología Chilena, Vol. 45, Nº 2, pp. 249-275, Arica
COLQUI, Erica (2016): Primeras
aproximaciones al análisis del arte rupestre de Quebrada Norte en el contexto
de Cerro Colorado (Sierras del Norte, Córdoba). En: La Zaranda de Ideas. Revista de Jóvenes Investigadores en
Arqueología 14 (2): 73-92, Buenos Aires
CORREA, Itaci y Carola FLORES (2005): La pintura
corporal selk´nam y su carácter iconográfico. En:
Revista Werken N°7, Seg. Sem. 2005, pp. 21-37, Santiago de Chile
https://www.researchgate.net/publication/26460800_La_pintura_corporal_selknam_y_su_caracter_iconografico [accessed Oct 11 2017]
CHAPMAN, Anne (1986): Los Selk’nam: La vida de
los Onas. Emecé Editores, S.A., Buenos Aires
CIEZA DE LEON, Pedro de
(1977): El señorío de los Incas. Colección Autores Peruanos, Editorial
Universo S.A., Lima
DE LA VEGA, Edmundo
(2008): Línea
base proyecto Macusani. (Cap. XVIII: Aspectos Arqueológicos). MINERGIA SAC., s.d.
DOMINGO S., Inés (2004): Técnica y ejecución
de la figura en el arte rupestre levantino. Hacia una definición actualizada
del concepto de estilo: validez y limitaciones. Tesis
doctoral. Departamento de Prehistoria y Arqueología, Universitat de Valencia, Servei de Publicacions, Valencia
DOMINGO S., Inés (2006):
La figura humana, paradigma de continuidad y cambio en el arte rupestre
levantino. En: Archivo de Prehistoria Levantina,
Vol. XXVI, pp. 161-191, Valencia
DUDOGNON, Carole y Marcela SEPÚLVEDA
(2015): Scenes, camelids and anthropomorphics style variations in the north
Chile’s rock art during Archaic and Formative transition. En: Arkeos, N°. 37, XIX International
Rock Art Conference – IFRAO 2015, Lima
ETCHEVARNE, Carlos A. (2009): As particularidades das expressões gráficas rupestres da tradição
nordeste, em Morro do Chapéu, Bahia.
En: CLIO. Série Arqueológica (UFPE), V. 29, p.
41-59, Universidade Federal de Pernambuco,
Recife
FAUCONNIER, Francoise, STRECKER, Matthias,
METHFESSEL, Lilo (2017): Representaciones de objetos de metal en el arte
rupestre del sur de Bolivia. En: Boletín N° 31, Sociedad de Investigación del Arte
Rupestre de Bolivia SIARB, pp. 34-57, La Paz
FLORES B., Luis y Daniel CÁCEDA G.
(2004): Evaluación del potencial
científico y turístico de los principales recursos culturales de la provincia
de Carabaya, Puno. Informe final presentado a la Municipalidad
Provincial de Carabaya. Ms.
GALLARDO I., Francisco (2004): El arte rupestre como ideología: un ensayo acerca de pinturas y grabados
en la localidad del río Salado (desierto de Atacama, norte de Chile). Simposio Marxismo y Arqueología, año 2000.
En: Chungará. Revista de
Antropología Chilena,
v.36, suplemento especial, t1:427-440, Arica
GALLARDO I., Francisco; SINCLAIRE A., Carole y Claudia SILVA D.
(1999): Arte rupestre, emplazamiento y paisaje en la Cordillera del
Desierto de Atacama. En: Arte Rupestre en
los Andes de Capricornio. Pp. 57-96, Museo Chileno de Arte Precolombino. Banco Santander, Santiago de Chile
GJERDE, Jan Magne (2010): Rock
art and Landscapes: Studies of Stone Age rock art from Northern Fennoscandia, Dissertation
for PhD, University of Tromsø
GUFFROY,
Jean (1999): El arte rupestre del antiguo Perú. IFEA, IRD. Prefacio de Duccio Bonavia. Tomo
112, 147 p., 2 maps, 55 figs., Travaux de l’Institut Français d’Etudes Andines,
Lima
GUSINDE, Martín (1951): Hombres primitivos de la Tierra del Fuego. Escuela de Estudios
Hispanoamericanos de Sevilla, Sevilla
GUSINDE, Martín (2002): Los indios de Tierra del Fuego: los selk’nam. Centro Argentino de
Etnología Americana, 1982-1991, tomo 1, vol. 2, Buenos Aires
GUTIÉRREZ
M., María de la Luz y Justín HYLAND (2002): Arqueología
de la sierra de San Francisco. Dos décadas de investigación del fenómeno Gran
Mural. Colección Científica. Serie Arqueológica. Instituto Nacional de
Arqueología e Historia. pp. 73-94, México
HARMAN, Jon (2008): Using decorrelation stretch to enhance rock
art images. http://dstretch.com/AlgorithmDescription.html
HART,
Laura (2013): La figura humana en el
arte rupestre de Cuyo, Argentina. Ponencia presentada en el Congreso Internacional de
Arqueología y Arte Rupestre -25 Años SIARB. Sociedad
de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia, La Paz
(www.rupestreweb.info/figurahumanacuyo.html)
HOCQUENGHEM,
Anne Marie (1987): Iconografía Mochica.
Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial. 280 p + 214 figuras,
Lima
HORTA T.,
Helena (2002): Faldellines del Período Formativo en el Norte Grande: Un ensayo
acerca de la historia de su construcción visual. En: Revista Estudios Atacameños N° 23:7-22, IAA, Instituto de Arqueología y Antropología,
Universidad Católica del Norte, San Pedro de Atacama, Chile
HORTA T., Helena (2004):
Iconografía del Formativo Tardío del norte de Chile. Propuesta de definición e
interpretación basada en imágenes textiles y otros medios. En: Revista Estudios Atacameños N° 27:45-76, IAA,
Instituto de Arqueología y Antropología, Universidad Católica del Norte, San
Pedro de Atacama, Chile
HOSTNIG,
Rainer (1988): Caza de camélidos en el arte rupestre
del Departamento de Apurímac. En: Llamichos y Paqocheros. Pastores de Llamas
y Alpacas. Flores Ochoa, Jorge: Compilador. Cusco, Centro de Estudios
Andinos, CEAC. p. 67-76, ilus., tbls., Cusco
HOSTNIG,
Rainer (2003): Arte Rupestre del Perú.
Inventario Nacional. CONCYTEC, Lima
HOSTNIG, Rainer (2007): El arte rupestre de Carabaya. Empresa Eléctrica
de San Gabán, Puno
HOSTNIG, Rainer (2010): Carabaya:
Paisajes y cultura milenaria. Municipalidad Provincial de Carabaya, Lima
HOSTNIG, Rainer (2011a): Sumbay: sitio rupestre emblemático del
Arcaico peruano. En: http://www.rupestreweb.info/sumbay.html
HOSTNIG,
Rainer (2011b): Inventario y análisis
iconográfico de las manifestaciones rupestres de la Cuenca del río Coasa, Puno,
Perú. En: Rupestreweb: http://www.rupestreweb.info/coasa.html
HOSTNIG, Rainer
(2013): Las pinturas rupestres de Pamparaqay, Apurímac. Obra maestra del Arcaico
andino-peruano. Parte II: Cebadapata y Llamachayoq Machay. En: Rupestreweb.
http://www.rupestreweb.info/cebadapata.html
HOSTNIG,
Rainer (2015): Las pinturas rupestres de Iglesiamachay,
Apurímac. En: Boletín
de Lima. 58, n°181, Lima
HOSTNIG, Rainer
(2016): El repertorio
iconográfico de las composiciones abstractas en el arte rupestre del noroeste y
sur del lago Titicaca. Legado gráfico de alto valor estético y ritual de
sociedades pastoriles prehispánicas. En: Arte
rupestre de la región del Lago Titicaca (Perú y Bolivia). Contribuciones al
estudio del arte rupestre sudamericano No. 8, pp. 111-132, Sociedad de Investigación del
Arte Rupestre de Bolivia SIARB, La Paz
HOSTNIG, Rainer (en
preparación): El arte rupestre de Espinar, Cusco (título prelimnar)
HOSTNIG, Rainer (en
preparación): Arte rupestre de la sierra de Moquegu (título prelimnar)
INAH
(2008): Pinturas rupestres más antiguas de América. 22 de mayo de 2008
http://www.inah.gob.mx/es/boletines/2424-pinturas-rupestres-mas-antiguas-de-america
KLARICH,
Elizabeth (2002): Camelid Depictions at Quelcatani: The Rupestral Art of Hunters
or Herders? Manuscript submitted for Quelcatani edited volume
KLINK, Cynthia y Mark
ALDENDERFER (2005): A
Projectile Point Chronology for the South-Central Andean Highlands. En: Advances in Titicaca Basin Archaeology, Vol. 1, editado por C.
Stanish, A. B. Cohen y M. S. Aldenderfer,
pp. 25-54.
LÓPEZ CAMPENY, Sara
M.L. y Álvaro MARTEL (2014): La vestimenta del poder. Comparando los registros
textil y rupestre en el noroeste de Argentina (siglos XVV a XV). En: Relaciones de la Sociedad Aregentina de
Antropología XXXIX (1), enero-junio 2014:21-55, Buenos Aires
MARRINER, Henry
(2000): Dart-thrower use in Colombia and
its representation in Colombian rock art. En: Rupestreweb http://rupestreweb.tripod.com/marriner.html
LAVALLEE, Daniele;
JULIEN, Michele; WHEELER, Jane; y Claude KARLIN (1995): Telarmachay.
Cazadores y pastores prehistóricos de los Andes. Instituto
Francés de Estudios Andinos IFEA; Tomo I, 445 p., Lima
LÓPEZ, Gabriel E.J. y Federico I.
COLOCA (2015): El sitio Abra de Minas: nuevos aportes para la caracterización de las
ocupaciones Tardío/Incas en las tierras altas del noroeste argentino. En: Bulletin
de l’Institut Français d’études Andines, No. 44 (1), pp.
141-149, Lima
MARK, Robert y
Evelyne BILLO (2009): Pictographs at Hunters Shelter: Possible Extension of the
Red Linear Style into the Guadalupe Mountains of Souhtern New Mexico. En: Plains Anthropologist, Vol 54, pp.
201-210, Iss. 211
MARTEL, Alvaro
Rodrigo (2004): Cacao 3 (Cc3). Arte rupestre del formativo temprano en
Antofagasta de la Sierra, Catamarca, Argentina. En: Andes, núm. 15, Universidad Nacional de Salta, Salta
MINISTERIO DE CULTURA
(2011): Resolución Viceministerial N°669-2011-VMPCIC-MC, Lima
MONTT SCHRÖDER, Indira
(2002): Faldellines del Período Formativo en el Norte Grande: Un ensayo acerca
de la historia de su construcción visual. En: Estudios Atacameños, n. 23, pp. 7-22, San Pedro de Atacama
MONTT SCHRÖDER, Indira (2004): Elementos de atuendo e
imagen rupestre en la subregión de río salado, norte grande de Chile. En: Chungara, Revista de Antropología Chilena, Volumen
Especial. v.36 supl.
especial, pp. 651-661, Universidad
de Tarapacá, Arica
MONTT Y PIMENTEL (2009): Grabados
antropomorfos tardíos. El caso de las personificaciones de hachas en San Pedro
de Atacama (norte de Chile). En: Arte
Rupestre de las Americas. Pp. 221-234, M. Sepúlveda R, L. Briones M., Juan
Chacama R., Editores. Ediciones Universidad de Tarapacá, Arica-Chile
MOSTNY, Grete y Hans NIEMEYER (1983): Arte
Rupestre Chileno. Serie El Patrimonio Cultural Chileno. Publicación del
Departamento de Extensión Cultural del Ministerio de Educación. Santiago, Chile
MUELLE, Jorge (1969):
Las cuevas y pinturas de Toquepala. En: Mesa
Redonda de Ciencias Prehispánicas y Antropológicas. Publicaciones del Instituto
Riva-Agüero, Nro. 58B). Tomo II,
pp. 186-196. Editor:
Pontificia Universidad Católica del Perú. PUCP, Instituto Riva-Agüero-Seminario
de Antropología., Lima
MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO
(2006): Gorros del desierto. En: Boletín
del Museo Chileno de Arte Prehispánico. Exposición, octubre 2006 /mayo 2007
(Texto: José Berenguer), Santiago de Chile
NEYRA, Máximo (1968): Un nuevo complejo lítico y pinturas
rupestres en la gruta SU-3 de Sumbay. Revista Letras, Nº 5:43-75, Universidad Nacional San Agustín, Editorial
Universal. Arequipa.
NIEMEYER,
Hans (1972): Las pinturas indígenas
rupestres de la sierra de Arica. Editorial Jerónimo de Vivar: San Felipe,
Chile
NUÑEZ, Lautaro et
al. (1997): Registro
e investigación del arte rupestre en la cuenca de Atacama (informe preliminar).
En: Estudios Atacameños 14: 307-325, San Pedro de Atacama
PEREZ MAESTRO, Carmen y Aurelio
RODRIGUEZ RODRÍGUEZ (1999): Arte rupestre y arqueología del abrigo de
Pintasq’a, Apurímac, Perú. En: Boletín del Instituto Riva-Agüero PUCP, 26:417-428, Lima
RAMOS CASTILLO, Roberto G. et al.
(2002): Santuario rupestre de Isivilla
(Puno, Perú). En: Revista Universitaria, Año VIII, N° 10:75-93.
Universidad Nacional del Altiplano, Puno
RAVINES, Rogger (1990): La tiradera,
propulsor o estólica del antiguo Perú. En: Boletín
de Lima. Vol. 70, pp. 29-34, Lima
RECALDE, M. Andrea (2015):
Representaciones en contexto. Características del paisaje rupestre de cerro
Colorado (sierras del norte, Córdoba, Argentina. En: Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, No. XL (2),
julio-diciembre 2015: 523-548)
RECALDE, M. Andrea y Eduardo E.
Berberián (2005): El Arte Rupestre de
Argentina Indígena. Centro. Unión Academique Internationale, 101 p., Buenos
Aires
ACOSTA, Jorge; RODRÍGUEZ, Italo;
VALENCIA, Michael y Alexander FLORES (2011): Memoria sobre la geología
económica de la Región Puno. Instituto Geológico Minero y Metalúrgico,
Dirección de Recursos Minerales y Energéticos, Programa de Metalogenía,
Proyecto GE 33 “Metalogenia y Geología Económica por Regiones”,
Lima
ROMERO, Álvaro (1996): Enfrentamientos
rituales en la Cultura Arica: Interpretación de un ícono rupestre. En: Chungara,
No. 28, pp. 115-132
RUÍZ,
Marta (2002): Unkus, caminos y encuentros. En: Revista Andina, N° 34, pp. 199-215, Centro Bartolomé de las Casas,
Cusco
SEPULVEDA
R, Marcela A; SAINTENOY, Thibault y Wilfredo FAUNDES (2010): Rock Paintings of
the Precordillera Region of Northern Chile [online]. En: Rock Art Research: The
Journal of the Australian Rock Art Research Association (AURA), Vol. 27, No. 2,
Nov 2010: 161-175
SINCLAIRE A.,
Carole (1997): Pinturas rupestres y textiles formativos en la región atacameña:
paralelos iconográficos. En: Revista Estudios Atacameños N° 14:327-338, IAA,
Instituto de Arqueología y Antropología, Universidad Católica del Norte, San
Pedro de Atacama, Chile
STRECKER, Matthias
(2017): Noticias y actividades de la SIARB. En: Boletín No. 31, Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de
Bolivia SIARB, La Paz
STRECKER, Matthias
et al. (2010): Lajasmayu, Betanzos,
Depto. de Potosí. Arqueología y Arte Rupestre. Guía para visitantes. Visitor’s
Guide Book. 29 p. Sociedad de Investigación del Arte Rupestre de Bolivia SIARB,
H. Alcaldía de Betanzos. La Paz (M. Strecker, C. Rivera, F. Taboada y P., Lima)
TRONCOSO, Andrés (2011): Personajes fuera de lugar: antropomorfos tardíos en
el arte rupestre del norte semiárido de Chile. En: Intersecciones antropológicas, vol.12, no.1, Olavarría ene./jul. 2011
UHLE, Max (1907): La estólica
en el Perú. En: Revista Histórica,
Vol. II, pp. 118-128
VEGA-CENTENO,
Patricia (2008): Informe final del “Proyecto de investigación arqueológica,
modalidad de prospección y registro de sitios con arte rupestre en Macusani y
Corani. Distrito de Macusani y Corani, Provincia de Carabaya, Departamento de
Puno”. Minera Frontera Perú Pacífico S.A., Lima
WATANABE,
Luis K. (1990): Pintura rupestre en Ccosccocollo, Huacanane y Cruz Laca,
Moquegua. En: Trabajos arqueológios en
Moquegua, Perú. Vol. I, Programa Contisuyo del Museo Peruano de Ciencias de
Salud; Southern Peru Copper Corporation. Compiladores: L.W. Watanabe, M.
Mosely y F. Cabieses. pp. 105-138, Lima
WATSON
JIMÉNEZ, Lucia C, (2006): Una aproximación a la complejidad de los grupos
amazónicos a través de la pintura corporal. En: Arkeos, Revista Electrónica de Arqueología PUCP, Vol. 1, Nro. 5,
Nov. 2006
|