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A pesar de que el área actualmente está bien conservada, se encuentra amenazada debido principalmente a las actividades humanas. Entre estas amenazas están la extensión y avance de la frontera agrícola, principalmente las plantaciones de cacao y yautía y la proliferación de conucos y potreros. También se habían concedido de manera irresponsable algunas concesiones mineras que afectan a las zonas de cavernas y a los bosques primarios del área. Algunas de las cavernas han sufrido deterioros debido a la extracción de murcielaguina para ser utilizada como abono y a la presencia en las cuevas de personas ignorantes del valor del arte rupestre que contienen. La situación en que se encuentra esta zona mejorará considerablemente como consecuencia de las medidas que garantizarán la conservación en el largo plazo de los sitios rupestres, al haber dotado a la zona con la Categoría de Manejo II: Parque Nacional.
En la actualidad el área protegida se encuentra en general en buen estado, pero encontramos serios problemas en algunos lugares debido a la actividad humana principalmente. Algunas cavernas que han sido sumamente afectadas por la actividad de vándalos irresponsables y de recolectores de murcielaguina. La guacara de Hernando Alonzo, reportada ya en 1912 por narciso Alberti Bosch ha sido vandalizada, habiéndose cortado formaciones que contenían petroglifos. También se han cubierto gran parte de las paredes de la cueva con graffiti. Los estratos arqueológicos también fueron destruidos por los extractores de murcielaguina. La guacara de Sierra Prieta también ha sido afectada por vándalos, habiéndose pintado con pintura azul gran parte de los petroglifos y en algunos lugares incluso se han arrancado trozos de roca par llevarse los petroglifos. En cualquier caso la mayor parte de los daños sufridos por este sitio rupestre son reversibles, pues la pintura se puede remover y el lugar recuperaría su aspecto original casi en su totalidad. La guacara de Hoyo de Sanabe se mantiene en excelente estado de conservación, a pesar de que alguna de las pinturas ha sufrido daños debido a la actividad de grafiteros. La mayor amenaza que tiene es la actividad de los mercaderes de cavernas, como los que destruyeron la cueva de Las Maravillas y la cueva n°1 de Borbón, arrasando sus estratos arqueológicos y destrozando la morfología de las cuevas. Los actuales incumbentes de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente garantizan que estas actividades no se volverán a repetir; esperemos que sus sucesores también lo hagan. Algunas otras cavernas, como la guacara de Los Jaguales también han sido seriamente dañadas, aunque la mayor parte de su arte rupestre se encuentra en buenas condiciones. El resto de las cavernas están en buen estado, a excepción en algunos casos de parte de su sustrato arqueológico, perdido al haberse removido la murcielaguina y todo el material arqueológico que se encontraba en el subsuelo. La valoración general del estado de los recursos de arte rupestre del área protegida es buena, sobre todo la de sus principales exponentes, como son la guacara de Hoyo de Sanabe y la guacara de La Cuenca. El abrigo de Sierra Prieta es perfectamente recuperable a pesar de encontrarse hoy por hoy en pésimo estado. Es por todo lo expuesto por lo que la protección de la zona mediante su calificación como área protegida es determinante para la conservación de los invalorables recursos culturales que se encuentran en el Parque Nacional Aniana Vargas. Según los estudios que hemos realizado, hasta el momento se han contabilizado las muestras de arte rupestre que detallamos a continuación:
Zona de Sierra Prieta
1 - Abrigo de Sierra Prieta. Situado al pie del farallón rocoso de Sierra Prieta. El sitio fue reportado en 1912 por narciso Alberti Boch en su libro “Apuntes Para la prehistoria de Quisqueya”. Contiene alrededor de 100 petroglifos y 3 pictografías. Los petroglifos son en su mayor parte de tipo geométrico, formando grecas y laberintos de excelente factura. También encontramos una gran abundancia de cruces y otros símbolos aislados. Fueron grabados en la roca profundamente mediante el método de la abrasión de la superficie rocosa. Este tipo de representaciones tienen un claro paralelo en pinturas localizadas en la zona de Comedero Arriba (guacara de Fabeth y guacara de Comedero n°4) y en las cuevas de Borbón (cueva del Puente), aunque en estos casos las representaciones se encuentran aisladas y son poco frecuentes. Petroglifos geométricos similares, excluyendo las grecas y laberintos, se encuentran en sitios como la piedra de Anamuyita en la provincia de La Altagracia o en la roca de Guayabal en Padre Las Casas. Destaca por su abundancia el motivo de la cruz enmarcada que se repite una y otra vez por multitud de sitios rupestres en Las Antillas y la zona caribeña del continente. No sabemos con exactitud cual puede ser su sentido en Las Antillas, pero en Centroamérica, concretamente en la cultura maya, era el símbolo que identificaba al planeta Venus.
Destaca por su interés un panel de petroglifos donde se conjugan los de tipo laberíntico con varias representaciones antropo-zoomorfas. Concretamente se trata de varios hombres pájaro grabados al más puro estilo hierático. Destaca una figura de grandes dimensiones en relación con el conjunto, unos 20 cm. de altura, claramente asociado al laberinto que lo flanquea. Este tipo de representación tiene un claro paralelo en la cueva de Mountain River, en la isla de Jamaica, donde aparece pintada una figura del mismo tipo interactuando con otros hombres pájaro, al igual que el panel de petroglifos de Sierra Prieta.
El significado de los petroglifos del abrigo de Sierra Prieta se nos escapa por el momento, aunque podemos establecer los siguiente: Las cruces del tipo que se presentan en este sitio de asocian con el planeta Venus en todo Centroamérica. Las grecas y laberintos han sido identificados como diseños que se repiten en algunas pintaderas utilizadas para decorar el cuerpo. Estos dibujos podrían reflejar la marca de determinados clanes, tal como sucede actualmente en los pueblos que sobreviven en la cuenca Orinoco – Amazónica. La figura del hombre pájaro interactuando con otras figuras y el diseño laberíntico sugiere la representación de algún mito ancestral relacionado con hombres convertidos en pájaros o viceversa, muy comunes entre las culturas arahuacas. Las pictografías se encuentran en un alero del abrigo que las ha protegido de la lluvia. Su factura y pigmentación recuerda a las que se encuentran en la vecina zona de Comedero Arriba. El interés y la importancia de este sitio de arte rupestre es extrema, tanto por la plasticidad de sus diseños, como por su variedad y por la rareza de los mismos. 2 – Guacara de Sierra Prieta. En el abrigo de Sierra Prieta se abre una caverna que contiene alrededor de 12 petroglifos en su interior, en general del mismo tipo de los que se encuentran en el exterior. Narciso Alberti Bosch, en 1912, nos informa que la caverna estaba llena de dibujos, pero en la actualidad, si los hubo, han desaparecido. Solo se conservan varios petroglifos a derecha e izquierda de la entrada, muy cerca de la boca de la caverna.
3 – Guacara de Los Pozos. Se sitúa en la parte más elevada de Sierra Prieta, en medio de un intrincado lapiaz. Contiene alrededor de 50 pictografías y 3 petroglifos. Fue localizada en 1994 por el equipo formado por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino y el arqueólogo Adolfo López Belando. Ya en 1912 Narciso Alberti Bosch informa que los lugareños decían que en lo más alto de la loma se encontraba la boca del infierno, pues se decía que existía un pozo que no tenía fondo. Efectivamente, la caverna tiene profundas simas y algunas cuevas con galerías y salas laterales en las que se encuentran muestras de arte rupestre del mayor interés.
Concretamente localizamos una impresionante figura antropomorfa de gran tamaño que puede corresponder a un “cemi”. Su estado de conservación es excelente y representa una de las mejores muestras de arte rupestre que se localizan en el área. Tras esta pared se abre una cámara donde existe un gran panel lleno de pictografías que lamentablemente se encuentra en mal estado debido a la humedad que en buena parte ha alterado los pigmentos, disolviéndolos y difuminándolos en muchos casos. Es evidente que en el panel se representa algún tipo de historia relacionada con la mitología arahuaca. Zona de Hernando Alonzo
1 – Guacara de La Cuenca. La Guacara de La Cuenca es la caverna más importante que se localiza en el área. Contiene aproximadamente 75 petroglifos, 1 pictoglifo y 17 pinturas. El arte rupestre que contiene supera con mucho las expectativas que se presentan en un sitio rupestre de este tipo, pudiendo considerarse como un lugar único en el Caribe. La mayor parte de los bajorrelieves que se habían localizado hasta ahora en el Caribe eran de factura muy sencilla y casi la totalidad se confundían con lo que hemos denominado como petroglifos escultóricos (utilizan el relieve natural para generar volumen en las figuras). En el año 2005 tuvimos la oportunidad de visitar por primera vez la Guacara de La Cuenca, situada en las cercanías de Hernando Alonzo. Nuestros guías locales, miembros de la Sociedad Ecológica de Fantino y vecinos del lugar, nos llevaron a una cueva localizada a media ladera de un monte donde según nos comunicaban “había muchas caritas de indio pintadas en la pared”. Después de un corto trayecto desde la casa de los informantes, cruzando hermosos campos sembrados de cacao y plátanos, comenzamos a trepar por la empinada ladera de un monte vecino. La boca de la cueva se abría a mitad de la empinada ladera y de inmediato aparecieron una serie de petroglifos en la misma entrada. Los petroglifos se hallaban dispersos en paneles en varias zonas de la cavidad. Tras la primera gran sala, de unos 30 metros de anchura por 20 de profundidad, encontramos otra pequeña sala, ya en semi oscuridad, donde encontramos más petroglifos y algunas pinturas.
En la misma zona, pero más hacia el interior de la cueva, localizamos un gran panel con petroglifos, uno de los cuales se encuentra igualmente trabajado en bajorrelieve y representa la cabeza y los brazos de una figura humana con un petroglifo grabado a la altura del pecho. Pero nuestra sorpresa fue el observar que en una posición preferencial, dominando todo el conjunto de petroglifos y arropada por la formación rocosa, se presentaba la figura yacente, en prefecto bajorrelieve, de una mujer embarazada de rasgos estilizados, con los brazos y piernas en la misma posición que la figura que nos recibió a la entrada de la caverna. La escultura tiene unas dimensiones de 60 cm. de longitud por 35 cm. de anchura. Su tamaño sorprende en este tipo de trabajos, pues las dimensiones de las piezas en estos casos suelen ser mucho menores. Está coronada de la misma manera que la figura en bajorrelieve que preside la entrada de la caverna. La roca ha sido trabajada en todo el perímetro de la figura y se ha utilizado el relieve natural para resaltar el vientre hinchado de la mujer. La expresión serena de su cuerpo, tendido y visiblemente a punto de dar a luz ofrece a la figura una majestad incomparable. A la derecha de la figura encontramos otro bajorrelieve perfectamente delineado y profundamente grabado en una estalagmita de pequeño tamaño. La figura, dotada de cara y torso, con los brazos recogidos sobre el pecho, observa a la mujer embarazada que yace tendida frente a él.
En definitiva, podemos observar que los bajorrelieves representan importantes deidades prehispánicas, claramente relacionadas con la fertilidad y probablemente también con la noche y la luna. No podemos obviar la evidente relación de estas figuras con los mitos prehispánicos de origen arahuaco que hablan de una deidad femenina que embarazada vaga por la tierra con sus hijos aun encerrados en su vientre. Es una constante que los niños, siempre gemelos o cuatrillizos, nacen después de que la madre muere asesinada por algún oscuro personaje. Los bajorrelieves se encuentran relacionados entre sí, pues es evidente el grupo que forman la figura esculpida en la estalagmita y la dama embarazada. El bajorrelieve esculpido bajo la mujer sugiere ser una copia de esta en posición diferente, pues en vez de tener los brazos flexionados sobre el pecho los tiene extendidos y semi flexionados, pero mantiene la corona y la misma cara que las otras dos representaciones femeninas de la caverna. En la cueva existen multitud de petroglifos de interesante factura y en la mayor parte de los casos de excelente acabado. Incluso uno de ellos entra en la categoría de pictoglifo, al presentar el surco relleno de un pigmento marrón. En total hemos contabilizado 75 petroglifos y 17 pictografías. Esta acumulación de arte rupestre confiere a la caverna un carácter ritual excepcional dentro del conjunto de las cavernas ceremoniales del Caribe. 2 - Guacara de la Cuenca Pequeña. A pocos metros de la Guacara de la Cuenca se encuentra otra caverna de menor envergadura en la que se han localizado 4 petroglifos. Están situados en espeleotemas característicos y son de muy buena factura.
3 – Guacara de Emilio o de Hernando Alonzo.
Situada muy cerca del pueblo de Hernando Alonzo. Se llega a ella siguiendo el camino que hay frente al play de la localidad. Contiene aproximadamente 35 petroglifos de buena factura. Una parte de los mismos se encuentran grabados en una gran roca localizada en la entrada de la caverna. El resto está disperso entra las formaciones próximas a la entrada de la cueva. La caverna fue reportada en 1912 por narciso Alberti Bosch en su libro “Apuntes Para la Prehistoria de Quisqueya”. 4 – Guacara de Papo La guacara de Papo ha sido reportada recientemente, en el 2008, por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino y el arqueólogo Adolfo López Belando. La caverna es de pequeñas dimensiones y se localiza en una cañada de difícil acceso. La descubrieron los lugareños al realizar una tumba de monte con el fin de plantar un conuco. Contiene 5 interesantes petroglifos, cuatro de ellos situados en una formación caliza de particular belleza. Están realizados mediante la técnica del martillado y forman un conjunto de gran valor simbólico y estético.
1 – Guacara de Fabeth La caverna fue descubierta en el año 1996 por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino, Fabeth Martínez y el arqueólogo Adolfo López. El hallazgo se llevó a cabo cuando se rastreaba la zona para localizar las cuevas reportadas por Manuel García Arévalo en 1980. Contiene 30 pinturas aproximadamente. Las pictografías son excelentes y resultan de gran interés documental y científico. Su factura e iconografía es del mismo tipo que las de la zona de Hoyo de Sanabe y se pueden adscribir a la escuela pictórica de las Cuevas de Borbón, a la que pertenecen también las caverna del Parque Nacional Los Haitises. Destaca la escena, recurrente en el arte rupestre de la zona, de dos hombres cargando a un tercero colgado de un palo. Este sistema era utilizado por los tainos para transportar cadáveres hasta su lugar de enterramiento, por lo que constatamos que al menos esta pintura presenta un carácter funerario. Destacan igualmente dos interesantes máscaras rituales en negro, una pictografía laberíntica al estilo de las localizadas en el abrigo de Sierra Prieta y un ave. Precisamente esta última es la única que ha sufrido los efectos del vandalismo, aunque en pequeña medida.
La cueva es muy pequeña y solamente contiene petroglifos, alrededor de 23 representaciones. Fue reportada por Manuel García Arévalo, Julia Tavares y dato Pagan en 1978. En la caverna se excavó un enterramiento prehispánico. Los petroglifos presenta la habitual conformación que encontramos en la mayoría de las cuevas del país. Uno de los paneles de petroglifos se encuentra plasmado rodeando una pequeña oquedad natural que asemeja la entrada de una caverna a pequeña escala. Este tipo de situaciones las encontramos con relativa frecuencia en las cavernas y nos hacen pensar en la posibilidad de que la oquedad resaltada por los petroglifos pudo ser el lugar donde se depositaban ofrendas a las deidades. Esta práctica se documenta en las crónicas pero solamente en los bohíos, donde los tainos depositaban ofrendas de comida al pie de sus cemíes. 3 – Abrigo de Vinicio El Abrigo de Vinicio se encuentra a pocos metros de la Guacara de Comedero n°1. El abrigo fue descubierto en el año 1996 por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino y el arqueólogo Adolfo López. Contiene alrededor de 24 petroglifos grabados de manera longitudinal en coladas estalagmíticas particulares. Se encuentran muy alterados por los factores naturales de erosión de la caliza. Representan básicamente caras. El abrigo se encuentra en un paraje muy especial, a la orilla del río Cuayá. Frente a él localizamos una gran roca muy escuadrada que bien pudo servir de marco a antiguas ceremonias prehispánicas. En el suelo del abrigo se observan “in situ” abundantes materiales arqueológicos, lo que demuestra que el lugar aun se encuentra intocado desde época prehispánica.
La Guacara de Comedero n°2 fue reportada por Manuel García Arévalo, Julia Tavares y dato Pagan en 1978. Contiene aproximadamente 39 petroglifos y 32 pictografías. Los petroglifos se encuentran en la entrada de la cueva, la mayor parte en una gran roca que se localiza casi a cielo abierto. En la roca predominan las caritas; más al interior, pero como es habitual, a la vista de la luz solar, encontramos otros petroglifos de excelente factura y gran tamaño grabados profundamente en la roca. Destaca la representación esquemática de la cara de una lechuza. Este tipo de representación se repite regularme, grabado o pintado en multitud de cavernas dispersas por toda la isla. La mayor parte de las veces se presentan solo los ojos, como vemos en este caso.
En la caverna fueron realizadas excavaciones arqueológicas en el año 1978, localizándose abundante ajuar característico de grupos precerámicos. Los resultados de las pruebas con C-14 realizadas dieron una fecha para los restos encontrados de 825 años antes de Cristo. Las pinturas son sumamente interesantes. Se debe resaltar la presencia de un grupo de cinco aves posadas sobre una rama, escena que se repite también en otras cavernas de Comedero y la isla que probablemente corresponde a una tradición mítica arahuaca.
Muy cerca de esta pintura encontramos una escena que se encuentra en inmejorable estado de conservación, que muestra a un hombre subido sobre un árbol y otro que permanece debajo de él. La identificación de la figura del árbol se hace basándose en las que se encuentran en la cueva n°2 de Borbón, donde hay una similar sobre la que revolotean pájaros. Igualmente encontramos la misma representación en la cueva de La Cidra, en el Parque Nacional Nalga de Maco, donde de manera inequívoca un realista pájaro carpintero está agarrado a un tronco de árbol representado por la figura que nos ocupa. También localizamos esta figura en la cueva Potoo Hole, en la isla de Jamaica.
La caverna fue reportada por Manuel García Arévalo, Julia Tavares y dato Pagan en 1978. Contiene aproximadamente 95 pictografías y 8 petroglifos. En la cueva discurre un río subterráneo que en época de lluvias hace casi imposible el entrar en la caverna y completamente imposible llegar a la sala de las pictografías. Para llegar al lugar de las pinturas hay que adentrarse dentro del río y desplazarse por espacio de unos 100 metros dentro de estrechas galerías y grandes desniveles que hay que salvar trepando. Esta circunstancia evidencia el carácter ritual e iniciático del sitio donde se pinta en la cueva. Las pinturas son excelentes y se encuentran en muy buen estado. Destaca de manera sorprendente una gran ave de casi un metro de altura que sostiene una tortuga en su pico. El ave es un aura tiñosa, pájaro carroñero muy frecuente en la zona. Está rodeada por diferentes figuras que se integran en el mismo panel. Frente a ella aparece la misma figura del ave pero a medio terminar. Esta circunstancia se da con bastante frecuencia en el arte rupestre prehispánico del caribe y consideramos que corresponde a la realización de bocetos o figuras desechadas a medio trabajar que simplemente quedan abandonadas frente a la figura ya definida y terminada satisfactoriamente.
Este cuadro representa sin duda un antiguo mito. La figura de la rapaz es frecuente en los mitos arahuacos y pudo ser extrapolado por un ave carroñera en nuestra isla. Hemos recopilado uno que además involucra a una tortuga que es muerta a picotazos por el ave, tal como se representa en la escena presente en la caverna. Trata de la muerte de la tortuga a manos una rapaz que después la descuartiza e invita al resto de las aves de la selva al festín; de esta manera, comiendo las vísceras y la sangre de la tortuga, los pájaros manchan su pico de rojo, sus plumas de amarillo, etc, con la grasa o las vísceras del cadáver y adquieren los colores que los caracterizarán para siempre. De esta forma los indígenas explicaban el motivo del color de los pájaros. En la caverna se realizaron excavaciones arqueológicas en las que aparecieron abundantes restos de carbón y muchos restos de la sustancia que utilizaron los behiques (shamanes arahuacos de Las Antillas) como pigmento para realizar las pinturas. 6 – Guacara de Comedero n°4 La caverna fue reportada por Manuel García Arévalo, Julia Tavares y dato Pagan en 1978. Contiene aproximadamente 63 pictografías y 2 petroglifos. Las pinturas de la caverna resultan sumamente interesantes; podemos destacar la presencia de excelentes representaciones de fauna, como una gran garza que se yergue en la pared de la cueva, la cabeza y parte del cuerpo de un perro mudo, tortugas y diversas aves. También destaca por su interés un conjunto de figuras humana danzantes. Otra de las interesantes pinturas son un grupo de aves, con largos cuellos posados sobre una rama, igual que en Guacara de Comedero n°2. En este caso el tamaño de las aves hace pensar en el uso de la perspectiva, método sumamente difícil de encontrar en la pintura taina, por lo que pensamos que podría tratarse de una simple coincidencia. También aparece en la caverna una pintura cuyo diseño es prácticamente igual que los que se observan en los petroglifos de la Guacara de Sierra Prieta.
1 – Guacara de Los Jaguales
La caverna se encuentra frente al río Cavimar. Contiene aproximadamente 5 pinturas y 8 petroglifos. Las pinturas siguen la tónica general de las identificadas como pertenecientes a la Escuela de Borbón. Los petroglifos siguen el patrón de los de tipo “carita”, pero con una salvedad extremadamente importante: uno de ellos es una cabeza en bajorrelieve de una calidad excepcional. Tal vez sea la mejor y más naturalista representación de una cabeza humana de todas cuantas se encuentran plasmadas en las cuevas antillanas. El artista aprovechó el relieve natural de una colada estalagmítica y modeló a su vez el relieve de la cabeza que sale de la misma roca; las facciones de la cabeza están tratadas de manera excelente y el conjunto impresiona por su realismo escultórico. 2 – Guacara de La Ventura La cueva se encuentra cerca de la Guacara de Los Jaguales, fue localizada en el año 2003 por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino y el arqueólogo Adolfo López. Contiene alrededor de 17 petroglifos de buena factura, fabricados con la técnica de la abrasión de la roca. Representan “caritas” casi en su totalidad. Los petroglifos se encuentran en buena parte alineados al disponerse sobre espeleotemas característicos que caen del techo de la caverna.
La Guacara de Los Caluche se encuentra en La zona Del Pie de la Loma. fue localizada en el año 2004 por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino y el arqueólogo Adolfo López. Contiene aproximadamente 18 petroglifos. Las muestras de arte rupestre son de gran calidad; principalmente encontramos “caritas”, pero algunas de ellas han sido dotadas de interesantes atributos, como coronas o rayos. También se localizan algunas figuras humanas esquemáticas de cuerpo entero. La caverna es francamente interesante y representa un lugar de culto prehispánico de interesantes proporciones.
La cueva se encuentra cerca de la Guacara de Los Caluche; fue localizada en el año 2004 por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino y el arqueólogo Adolfo López. Es de muy reducidas dimensiones y en su interior se presentan 8 pictografías. El estilo de las mismas es el común de toda la zona. Sorprende particularmente uno de los motivos pintados, pues corresponde a un diseño que recuerda a un pez y que se encuentra también, casi idéntico, en las guachas de Hoyo de Sanabe y La SEF y en otras cavernas de la isla. El resto de las pictografías son en su mayoría de tipo antropomorfo. 5 – Guacara de Los Cacaos La cueva se localiza em La zona del Alto del Samo. Fue localizada en el año 2003 por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino y el arqueólogo Adolfo López. Contiene alrededor de 30 petroglifos. La mayor parte corresponden al tipo de “caritas” de sencilla factura. Destaca una de ellas que fue fabricada en un relieve de la roca que la dota de un volumen espectacular, dando la sensación de que toda la cabeza sale de la roca.
Zona de la presa de Hatillo
1 – Guacara de Hoyo de Sanabe Esta caverna es una de las más importantes del Caribe en cuanto al arte rupestre que contiene. La caverna fue reportada por Manuel García Arévalo, Julia Tavares y Dato Pagan en 1978. Contiene alrededor de 300 pinturas y 21 petroglifos. La calidad de las pictografías es sorprendente, presentando auténticas obras maestras de arte prehispánico. En sus paredes encontramos representaciones de deidades, animales, máscaras rituales, objetos de uso cotidiano, representaciones de ritos religiosos, escenas referentes a la mitología, etc. Una de las más valiosas pictografías representa una canoa muy esquematizada, la única que se ha localizado en el arte rupestre del Caribe insular.
Las pictografías corresponden a la Escuela de Borbón en todos sus aspectos, tanto por la técnica empleada, como por la iconografía que presentan. Hay algunos motivos recurrentes que se encuentran también en las cavernas pintadas del área protegida, como son los hombres cargando un cadáver, los personajes realizando el rito de la cohoba, grandes aves presidiendo paneles, dibujos geométricos en piezas cuadradas o rectangulares, grupos de aves posadas en una rama, etc. Los cuadrúpedos de la guacara de Hoyo de Sanabe son francamente espectaculares. Destaca una figura muy realista pintada en gran tamaño, casi ochenta centímetros de largo, sobre la que caminan dos aves y asociada a una pintura de los gemelos divinos, que probablemente sea una representación del jaguar. En los mitos continentales este animal se vincula frecuentemente a la historia de los gemelos divinos. Las máscaras rituales pintadas en pareja son de una belleza exquisita y además de su perfecto estado de conservación, sorprende la viveza del pigmento negro con se fabricaron. Igualmente resultan de gran interés dos figuras femeninas que trepan por bejucos, probablemente haciendo mención a mitos, frecuentes entre las culturas arahuacas, en los que los habitantes de la tierra utilizaban los bejucos para subir al cielo.
Una excelente representación de los gemelos divinos, esta vez en forma de hermanos siameses se localiza perfectamente conservada en las paredes de la cueva. El mismo motivo lo encontramos pintado en la Cueva del Ferrocarril en el Parque Nacional Los Haitises y grabado en las rocas del río Chacuey en la provincia de Dajabon. Las parejas de aves idénticas también las encontramos pintadas en la cueva del Ferrocarril. Los personajes inhalando cohoba son tan frecuentes en esta caverna como en la n°1 y n°2 de Borbón, al igual que las figuras de aves, siempre hieráticas y de perfil, que también se repiten incesantemente en las cavernas de Los Haitises y en la zona de Comedero Arriba. La identidad de representaciones y del estilo con el que se realizan en puntos tan distantes de la isla, nos confirma que la Guacara de Hoyo de Sanabe es un importante lugar ritual prehispánico, que demuestra sin lugar a dudas la identidad cultural de los grupos arahuacos que poblaban la antigua Quisqueya.
Durante los trabajos arqueológicos realizados en la caverna por sus descubridores en 1978 se localizaron algunos restos de cerámica taina de tipo chicoide. También aparecieron restos alimenticios, parte de un fogón y huecos de poste que sugieren la preparación de estructuras de madera dentro de la cueva. Sin embargo no se observaron restos de la utilización del sitio como vivienda.
2 – Guacara de La SEF
La Guacara de La SEF (Sociedad Ecológica de Fantino) es una de las cavernas pintadas más interesantes de la isla de Santo Domingo; fue descubierta en el año 1994 por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino y el arqueólogo Adolfo López. Fue bautizada con ese nombre en honor al dedicado trabajo realizado por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino a favor de la conservación del arte rupestre y la localización de cavernas en toda la zona. Contiene más de 100 pinturas y aproximadamente 5 petroglifos. Algunas de las pinturas de la caverna son francamente impresionantes; destaca una gran ave, de unos 60 cm., de anchura que representa un coco prieto (Plegadis falcinellus). También encontramos dos figuras humanas en pareja, una mayor que la otra, realizadas con gran naturalismo y de medidas impresionantes, pues la mayor mide más de un metro de altura. Grandes máscaras rituales y multitud de aves se suceden pintadas en los paneles de la caverna. Los petroglifos son de gran calidad y uno de ellos, el mejor terminado sugiere una relación con la pintura del gran ibis. Este ibis ocupa todo un panel preferencial que lo enmarca en su totalidad, dando la sensación de hallarnos ante un cuadro enmarcado por la roca. La morfología de la cueva es espectacular, pues posee dos niveles comunicados por un impresionante pozo. Tiene dos entradas donde se localizan pinturas. Cuenta con abundantes espeleotemas e interesantes coladas y el conjunto de la caverna y su arte rupestre presenta una belleza escénica.
Un interesante pez se localiza en la cueva. Esta pintura se repite casi idéntica en otras cavernas de la isla, lo que nos demuestra que se trata de algún tipo de representación mitológica de gran importancia.
3 – Guacara de Jenny La Guacara de Jenny es una pequeña caverna pintadas situada muy cerca de la Guacara de La SEF; fue descubierta en el año 1994 por los integrantes de la Sociedad Ecológica de Fantino, Jenny Polanco y el arqueólogo Adolfo López. Contiene unas 8 pinturas muy alteradas por las condiciones naturales y aproximadamente 5 petroglifos. Las pictografías siguen la tónica general de la zona, al igual que los petroglifos. Estos se encuentran en bastante buen estado y están muy definidos. Destaca una representación esquemática de la cara de la lechuza.
CONCLUSIÓN El arte rupestre del Parque Nacional Aniana Vargas es una muestra invalorable del nivel de sensibilidad con que contaban los pueblos prehispánicos de Las Antillas. Las técnicas de la pintura, el grabado y la escultura que encontramos fueron puestas al servicio de la religión y de la conservación del acervo cultural por excelentes artistas plásticos. Gracias a su dedicado trabajo de estas personas, hoy anónimas, contamos con la posibilidad de conocer cuales fueron las costumbres ancestrales de los indígenas caribeños, qué animales convivieron con ellos y qué creencias religiosas consideraban fundamentales en su teogonía. Espero que después de este somero paseo por la nueva área protegida los investigadores se animen a visitarla y a estudiarla en la medida que se merece un recurso cultural que esperamos sea declarado en un plazo breve como Patrimonio de la Humanidad.
¿Preguntas, comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com Cómo citar este artículo: López Belando, Adolfo. Arte rupestre en el Parque Nacional Aniana Vargas 2010
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