Los felinos puntiformes de Achahui, Provincia de Espinar, Cusco
Rainer Hostnig rainerhostnig@gmail.com
Resumen
En el presente artículo el autor da a conocer un conjunto de grabados
rupestres ubicados en una cueva de la Comunidad Campesina Achahui en la
provincia de Espinar, al sureste del departamento de Cusco. El panel principal que
ocupa una de las paredes laterales de la cueva, está dominado por un felino de
grandes dimensiones, acompañado de un cachorro. Asociados al felino hembra se
encuentran otros felinos de tamaño más pequeño, así como varias figuras
antropomorfas en diferentes posiciones y actitudes, dos de ellos armados de
arco y flecha apuntando al felino grande. Tanto los felinos como dos figuras
humanas que portan un bastón, fueron realizados mediante el “tratamiento
puntiforme”, una técnica poco usual en el arte rupestre alto-andino del Perú.
La cueva con los grabados ha sido registrada por el arqueólogo
cusqueño Walter Zanabria en 2003, en el marco del proyecto de mapeo y registro
arqueológico de Espinar, financiado por la Fundación Tintaya. Zanabria realizó
una excavación de sondeo en la cueva de Achahui hallando artefactos líticos del
pre-cerámico, fragmentos de cerámica pre-inca e inca así como restos óseos
humanos y de camélidos. El autor asume que los petroglifos puntiformes fueron
producidos por miembros de sociedades agropastoriles, probablemente durante el Horizonte
Temprano, mientras que los grabados de tratamiento filiforme y de cuerpo lleno (arqueros
y otros antropomorfos) fueron agregados posteriormente otorgando un nuevo
significado a la composición original.
Palabras claves: Perú – Cusco – Espinar - Petroglifos – Iconografía – Felinos
Abstract
In the present
article the author presents a set of rock engravings located in a cave of the
peasant community of Achahui in the province of Espinar, in the South-eastern
region of the Cusco department, Peru. The main panel which occupies one of the
cave walls, is dominated by a feline of considerable size, accompanied by a
cub. Associated with these two animals are other smaller felines as well as
several anthropomorphous figures in different positions and attitudes, two of
them armed with bow and arrow, aiming at the great feline. All felines as well
as two human figures sustaining a stick were depicted as dotted image, a rather
rare technique in Andean rock art.
The cave
with the engravings was registered by Cusco archaeologist Walter Zanabria in
2003 while he conducted an archaeological mapping project of the Espinar
province funded by the Tintaya Foundation. Zanabria carried out a trial
excavation at the site recovering lithic artefacts of preceramic age, fragments
of pre-Inca and Inca ceramic as well as human and camelid bones. The author
assumes that the dotted petroglyphs were produced by members of agropastoril
societies, probably during the Early Horizon, while the linear engravings
(archers and other anthropomorphous figures) were added in later periods
conferring a new meaning to the original composition.
Key words: Peru – Cusco – Espinar - Petroglyphs – Iconography – Felines
Introducción
La provincia de Espinar en el extremo sureste del
departamento de Cusco alberga la segunda concentración más grande de
yacimientos rupestres de la región altoandina del sur peruano, después de
Carabaya (distritos Macusani y Corani) en Puno. En ambas provincias, las manifestaciones
rupestres se encuentran localizadas en un paisaje caracterizado por la
presencia de extensas altiplanicies, numerosos cañones y afloramientos rocosos
de toba volcánica con gran cantidad de aleros y algunas cuevas de poca
profundidad. La temprana ocupación humana del espacio en las dos regiones es
evidenciada por hallazgos de instrumentos líticos de la época de cazadores y
recolectores y la existencia de pinturas rupestres con escenas de caza de
camélidos silvestres y cérvidos (Hostnig 2011; Zanabria 2004, 2003; Flores
1998).
Tanto en Carabaya como en Espinar, la producción pictórica
sobre soportes rocosos fue continuada, con algunas interrupciones
temporales, por varios miles de años, hasta la época colonial y republicana,
tanto en la modalidad de pintura como de grabado, desarrollándose tradiciones
rupestres distintas en cada área.
Objeto principal del presente trabajo son las expresiones rupestres
registradas en una cueva de la comunidad de Achahui en el distrito
espinarense de Coporaque. Estas se distinguen por la presencia de petroglifos
precolombinos producidos con la técnica poco usual del puntillado.
Mediante este artículo se da a conocer los resultados de la
primera documentación pormenorizada de estas manifestaciones en base a
fotografías tomadas in situ, como aporte al estudio del arte rupestre de Cusco y
como complemento de los estudios sobre el arte rupestre postcolombino de la provincia
de Espinar (Hostnig 2007, 2003b, 2003a; Zanabria 2004).
Ubicación
La comunidad de Achahui se encuentra en el distrito de
Coporaque, provincia de Espinar, a 37 km al noroeste de su capital Yauri (hoja
30-s, Velille, de la Carta Nacional IGN). Está ubicado en la margen derecha del
río Q’ero, afluente del Apurímac. El centro poblado, conformado por la escuela y
media docena de casas, está a una altura de 4066 msnm y dista 1.2 km del
extremo nororiental de la pequeña meseta de Achahui. El punto más alto de la
comunidad, ubicado en el extremo sur, alcanza aproximadamente 4550 msnm.
Fig. 1: Ubicación
de Achahui en el distrito Coporaque
Contexto
socioeconómico, ecológico y geomorfológico
La Comunidad Campesina de Achahui cuenta con una población de
4111) individuos. Las familias campesinas
viven dispersas y subsisten de la ganadería de camélidos, ovinos y vacunos y de
una agricultura extensiva.
El clima de la zona, al igual que la vegetación, es
característico de puna: frío y seco entre los meses de abril a octubre y
lluvioso de noviembre a marzo. La precipitación media anual es de aproximadamente
700 mm, de los cuales el 80% corresponde a la mencionada época de lluvias.
Según el geólogo Raúl Carreño Collatupa (comunicación
personal), las colinas de la comunidad (y, en consecuencia, las cuevas)
corresponden a la formación Huaycha, parte del grupo Barroso del Zancleano
(Plioceno inferior, entre 2.6 y 5.3 millones de años), siendo más o menos
contemporánea de la formación Mallmanya (del mismo grupo Barroso) que
aflora por Chumbivilcas, Grau y Cotabambas (De la Cruz y La Torre 1995). La roca
es mayoritariamente piroclástica de color blanco a ligeramente rosáceo;
por su alteración rojiza, se puede deducir que son tobas con algo de microbrechas
de composición andesítica a traquiandesítica. Estructuralmente se trata de
bancos piroclásticos horizontales que no han sufrido mayor efecto de deformación
neotectónica, presentando disyunción columnar como efecto del rápido
enfriamiento del material volcánico. Por la erosión glaciar y eólica, así como
por asentamientos diferenciales en el material subyacente, los promontorios
muestran un relieve ruiniforme, con abundancia de bloques caídos producto del
fenómeno denominado Toppling (inclinación o basculamiento de
prismas rocosos). El fondo de las quebradas y las llanuras circundantes están
constituidos por sedimentos cuaternarios fluvioglaciares, pertenecientes al
límite del Pleistoceno-Holoceno; también existen niveles de material palustre.
Fig. 2: Paisaje de
la comunidad de Achahui
Antecedentes de estudio
En enero de 2003, el arqueólogo cusqueño Walter Zanabria Alegría
registró los grabados de la cueva 1 de Achahui y algunos de los sitios con
pinturas rupestres en el sector Sahuanani en el marco del mapeo y registro
arqueológico de la provincia de Espinar, financiado por la empresa minera BHP
Tintaya S.A. a través de la Fundación Tintaya (Zanabria 2003). Describió las
manifestaciones rupestres de Achahui someramente en las fichas de registro 071 y
072 y en una ponencia inédita sobre el arte rupestre precolombino de
Espinar, a ser presentada en el año 2004 en el I Simposio Nacional de Arte
Rupestre en el Cusco. En esta ponencia, al referirse a los petroglifos de la
cueva 1 de Achahui, Zanabria identificó la aglomeración de pequeños puntos
o manchas blanquecinas atinadamente como una figura de puma, interpretando
la asociación de esta imagen con la figura de un arquero, ubicada en el centro
del panel, como la representación de una escena de caza de felinos.
En el mismo mes de
enero de 2003, Zanabria realizó
excavaciones en las cuevas de Achahui, con la apertura de pozos de sondeo. Algunos datos muy someros respecto a
los resultados de esta prospección se encontraron en la ficha de registro
071 (Zanabria 2003) y serán mencionados
en el capítulo sobre las cuevas.
El 25 de abril del 2004, durante uno de los diez viajes
realizados entre los años 2001 y 2007 a la provincia de Espinar, ubicada en el
sureste del departamento de Cusco, para documentar fotográficamente el
riquísimo y variado arte rupestre de esta provincia cusqueña colindante con
Arequipa, el autor recrrió en compañía del biólogo cusqueño José Luis
Venero, del arquitecto César del Solar, del Sr. Rommel Bravo y del Sr. Álvarez,
miembro de la Comunidad Campesina de Achahui, el sector del territorio
comunal donde están localizadas varias estaciones rupestres.
Al final de la tarde, luego de haber documentado los sitios con
pinturas en los afloramientos rocosos de una colina de escasa altura denominada
Sahuanani, el Sr. Álvarez nos condujo a una pequeña elevación aislada a
unos 190 m. al sureste de este sector, para enseñarnos dos cuevas contiguas, en
una de las cuales se encuentran los petroglifos, que fueron registrados el año
anterior por el arqueólogo Walter Zanabria.
Las
cuevas de Achahui
Ambas
cuevas se encuentran en la base de una pequeña elevación rocosa de forma
elipsoidal, de 480 m. de largo y unos 100 m. de ancho máximo. Las entradas
están ubicadas en el extremo noroeste del cerro, a una altura de 4070 m.s.n.m.
Las coordenadas UTM de las cuevas son 19L 209204 mE, 8362678 mS.
Fig. 3: El promontorio rocoso en cuyo extremo
noroeste se encuentran la cuevas
de Achahui
La primera cueva está constituida de una pequeña sala que mide
13.40 m. de profundidad desde la boca hasta la pared de fondo, 23 m. de ancho y
5 m. de alto máximo. En el lado izquierdo (visto desde la entrada), el espacio está
parcialmente ocupada por dos bloques pétreos; el de mayor tamaño está ubicado frente
a la pared con el panel de petroglifos. La bóveda de la cueva está
ennegrecida por una gruesa capa de hollín y las paredes cubiertas por una
pátina de color rojizo.
En la excavación arqueológica realizada mediante
sondeo en el fondo de esta cueva, Zanabria
(2003, ficha descriptiva 071) halló “a menos de dos metros” de profundidad y al lado del gran bloque lítico suelto
“cuatro cráneos humanos y extremidades desarticulados”. Recuperó, además,
varios artefactos líticos como “puntas de proyectil, lascas y cuchillos elaborados
en basalto, asociados a materiales de trabajo de cantería”. Zanabria asigna los
fragmentos de cerámica hallados en el piso de la cueva a períodos preinca e
inca.
La segunda cueva está ubicada a una distancia de 35 m de la
primera. La boca mide 4 m de ancho y 1.3 m de alto. La bóveda de la sala
principal parece sostenida en el centro por una columna de roca madre que ha
sido trabajada por los antiguos moradores. Aún es posible ver las huellas de
las herramientas empleadas para desbastar la roca. En este ambiente no hallamos
vestigios rupestres, aunque no se descarta que éstos puedan estar
escondidos bajo la gruesa capa de hollín que cubre gran parte de la bóveda y de
las paredes laterales. En el piso de la sala se encuentran muchas piedras
sueltas, algunas al parecer ordenadas alrededor de la columna.
Fig. 4: Interior de la cueva 1; en segundo
plano, la pared con los
petroglifos.
Fig. 5: Interior de la cueva 2, con la columna labrada en el centro
También en esta cueva
Zanabria (2003) halló varios instrumentos líticos como martillos, percutores,
cuchillos, lascas, raspaderas, etc., asociados a restos óseos de humanos y
camélidos.
Ambas cuevas sirven actualmente como refugio para el ganado de
la comunidad que pastorea en los alrededores.
En dirección noroeste de las cuevas se encuentra una colina
grande de forma alargada, de aproximadamente 800 de largo, cuyos flancos están
conformados por gran cantidad de bloques caídos, producto del fenómeno de Toppling
explicado arriba. En este sector llamado Sahuanani se pudo registrar un total
de ocho paneles o subsitios con pinturas rupestres (Zanabria, 2003, sólo
menciona 4 paneles), cinco de ellos pertenecientes a la época postcolombina,
dos al período prehispánico (probablemente Arcaico tardío), mientras que en dos
lugares existen motivos coloniales superpuestos parcialmente sobre pinturas de
data prehispánica. Las pinturas del subsitio 6 representan camélidos de estilo naturalista,
cuyos autores –miembros de grupos de cazadores recolectores– deben haber
usado las cuevas de Achahui como vivienda temporal o permanente.
Fig. 6: Ubicación
de las cuevas de Achahui y de los subsitios rupestres
cercanos con
pinturas de data precolombina y colonial
(Imagen satelital
Google del 15 de julio de 2002)
Los petroglifos
Como soporte de los grabados de la cueva 1 fueron empleados la
pared vertical lateral izquierda (visto desde la entrada), un pequeño sector de
la pared del fondo y el gran bloque pétreo al lado de la pared lateral. El
panel principal se extiende sobre toda la pared lateral. Mide 1.90 m. de alto
por 5 m de ancho, comenzando a una altura de 0.90 m. del piso (fig. 7).
Se distingue un total de 21 figuras (entre zoomorfas y
antropomorfas), que fueron grabadas mediante el empleo de dos técnicas
marcadamente distintas. Las figuras zoomorfas (felinos) y una de las
antropomorfas fueron ejecutadas mediante el tratamiento puntiforme2), raspando
la capa meteorizada de la roca de pocos milímetros de espesor, produciendo
manchas blanquecinas que, en conjunto y por contraste, componen la figura. En
los demás antropomorfos fue empleado el tratamiento lineal y de cuerpo
lleno, también mediante la técnica de raspado o abrasión del soporte,
probablemente con un instrumento lítico afilado, produciendo dibujos de trazos
irregulares y de manufactura tosca.
El panel está dominado por un gran felino (Felis concolor o
puma) de perfil, de 2.6 m de largo3),
que se desplaza de la izquierda hacia la derecha y está representado en
posición de salto o corriendo, con las poderosas patas delanteras extendidas
hacia adelante; tiene las orejas erguidas y una cola larga y curvada. Le sigue
de cerca un cachorro de puma, que mide 80 cm de largo, medido del hocico
hasta la punta de la cola. En el lado derecho y superior del panel observamos
otros cuatro felinos considerablemente más pequeños (tres de 60 cm de largo
cabeza-cola y una cría), así como dos felinos algo más grandes que no han sido
acabados del todo, faltando la cabeza en uno y en otro toda la parte delantera
del cuerpo. Los felinos del lado derecho del panel están orientados hacia la
izquierda, en sentido contrario al del puma grande con el cachorro.
La técnica de producción de petroglifos mediante el tratamiento
puntiforme sin uso de líneas de contorno, empleada para la configuración de
los felinos y de dos figuras antropomorfas asociados a ellos (uno en el
panel principal y otro en el panel de la pared de fondo), es poco común en el
arte rupestre andino y representa (hasta ahora) un unicum en el arte rupestre
del sur peruano.
Fig. 7: Dibujo del
panel principal de la cueva 1, en base a fotos digitales
Los animales se encuentran asociados a un total de diez figuras
antropomorfas, repartidas a todo lo largo del panel. Sus tamaños oscilan entre
los 20 y 30 cm de alto. Se diferencian por la técnica pictórica usada, su
posición, el tipo de tocado y los objetos que llevan en sus manos. Tres están representadas
de costado y siete de frente. Siete de ellas llevan en la cabeza lo que parece
ser un tocado representado mediante una línea semicircular separada de la
cabeza. Sólo en los dos arqueros, este tocado está encasquetado a la altura
de las orejas. En la figura humana puntiforme, la cabeza ha sido representada
mediante un círculo vaciado; sostiene en su mano derecha una vara y en su
entrepierna aparece el órgano masculino (fig. 8).
La figura antropomorfa que más resalta a distancia es la del
arquero en el centro del panel (fig. 9), representado de perfil; mide 30 cm de
alto, al igual que los antropomorfos grabados en el extremo izquierdo del
panel y sostiene con sus dos manos un gran arco tensado, apuntando la flecha
hacia la cabeza del felino mayor. Inmediatamente debajo de esta figura se
encuentra la de un camélido de trazo lineal, altamente esquematizado y geometrizado.
Mide 12 cm del pecho hasta la cola y resulta de tamaño muy pequeño en relación
al arquero. La pátina de los surcos que dan forma al animal, es ligeramente más
clara que la de la figura del arquero, por lo que se puede deducir que el
camélido representa una adición posterior.
Más abajo y hacia la izquierda, debajo del felino grande, un
hombre de perfil, orientado en sentido contrario al arquero, coge con sus
dos manos un objeto oblongo (fig.10). Igual que el arquero, tiene en su espalda
una giba, posiblemente indicando un bulto que podía haber contenido
utensilios de caza. De la cabeza se desprende un apéndice que quizás represente
un tocado de pluma, aunque, por la ausencia de pátina en la raspadura, puede
también tratarse de un agregado más reciente. Frente a este personaje hay
una figura humana extremamente esquematizada, de facción muy tosca y sin
brazos. En el extremo izquierdo del panel, cerca de la cola de gran felino, se
pueden observar dos antropomorfos de forma idéntica, con los brazos extendidos
y las piernas ligeramente separadas (figs 11 y 12). Ambos están adornados con
el peculiar tocado semicircular separado de la cabeza que fue mencionado más
arriba. Llama la atención la posición inclinada, casi echada, de la figura a la
derecha que podría representar un hombre matado o herido por el puma que ahora
se enfrenta al arquero quien busca abatirlo con una flecha dirigida a la cabeza
del animal. Un segundo arquero, más pequeño que el del centro del panel, apunta
con la flecha a la cola de lo que parece ser otro felino puntiforme (fig. 13). En
ambos casos se trata de reinterpretaciones de escenas originales de significado
diferente, conformadas por los motivos puntiformes.
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Fig.
8: Antropomorfo puntiforme portando un bastón o vara |
Fig.
9: El arquero principal con el arco tensado apuntando hacia el puma.
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Fig. 10: Hombre sosteniendo un objeto
alargado con ambas manos
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Fig. 11: Antropomorfo
con tocado semicircular
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Fig.12: Figura humana yaciente, quizás la representación de una
persona muerta.
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Fig. 13: Otro arquero de tratamiento
lineal y con arco más pequeño
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Paneles secundarios
En la pared del fondo de la cueva registramos un pequeño panel
donde se distingue una figura humana puntiforme, con el tocado semicircular,
idéntica al antropomorfo puntiforme del panel principal; como ésta, lleva un
bastón en la mano derecha, tiene las piernas separadas y los brazos
extendidos. A su lado izquierdo (visto desde el observador) existe otra figura grabada
con la misma técnica, no reconocible del todo, aunque podría tratarse de otro
felino o puma, orientado hacia la figura antropomorfa representada en
posición de orante. Encima de la punta de la cola del puma fue grabada lo que
parece un camélido esquematizado, de dos patas, en posición de salto.
En la foto ampliada (fig. 14), extraída de una vista panorámica
de la pared posterior de la cueva, se distingue con facilidad la composición descrita
gracias al contraste cromático entre la capa negra de la roca y las manchas
claras producidas mediante el raspado.
Fig. 14: Pequeño panel con figura antropomorfa
y zoomorfa puntiforme.
Un tercer panel ubicado en un recodo de la cueva muestra un
conjunto de pequeñas manchas blancas alineadas que probablemente
representen parte de otra figura puntiforme hoy irreconocible.
Ocurrencia de felinos puntiformes
en países vecinos
Motivos puntiformes similares a las halladas en la cueva 1 de Achahui,
en la modalidad de pintura rupestre, han sido reportadas en Bolivia y
Argentina. En el sitio Sincho Colorado en la comunidad de Mendiola cerca de la
ciudad de Mairana en la provincia de Vallegrande del departamento boliviano
de Santa Cruz, ha sido registrado un panel con figuras zoomorfas de color rojo y
una hilera de cuatro felinos realizados mediante el tratamiento puntiforme, usando
pintura blanca (fig. 15). En Coimata, departamento de Tarija, Roy Querejazu
(1991:25) registró el petroglifo puntiforme de un felino de cola larga, lomo
curvo y cuatro patas (fig. 16). En el arte rupestre del Cerro Colorado en
Córdoba, Argentina, los felinos fueron contorneados mediante puntos pintados
(Recalde y Berberian 2005). Aschero5) menciona felinos realizados con la
técnica de pintura puntiforme en sitios rupestres de Antofagasta de la
Sierra, que podrían estar vinculados con el Arcaico tardío.
Fig. 15: Pinturas rupestres de felinos con tratamiento puntiforme, Sitio Sincho Colorado, Mendiola, Vallegrande, Santa Cruz-Bolivia (Foto: Clovis Cárdenas/Archivo
SIARB)
Fig. 16: Dibujo de petroglifo puntiforme de felino
de Coimata,
Dep. Tarija, Bolivia
(Documentación Roy Querejazu,
dib. Renán Cordero 1991)
A diferencia de estas manifestaciones en Bolivia y Argentina, la
de Achahui destaca por el descomunal tamaño del felino y por el hecho de que el
tratamiento puntiforme haya sido aplicado también en la configuración de figuras
humanas. Pinturas rupestres o petroglifos de felinos de las dimensiones
señaladas (2.6 m de largo) se conocen de otros sitios rupestres del sur
andino, particularmente de Chile (Valle de Lasana, felinos de 2.1 m de largo
entre cola y hcico; en Rojas, s/d) y de Argentina (Cueva de los Manos; en
Podestá et al. 2005)4),
sin embargo, las figuras zoomorfas de estos sitios fueron producidas
mediante el delineado y no a través del punteado del contorno o del cuerpo
entero.
Aspectos
cronológicos
La diferencia en la técnica de ejecución de las figuras del
panel principal de la cueva 1 y su ubicación en el mismo, sugieren una cierta distancia
temporal entre las figuras de tratamiento puntiforme y otras realizadas mediante
el tratamiento lineal y de cuerpo lleno. Parto del supuesto de que las figuras
puntiformes son las primeras y más antiguas manifestaciones rupestres de la
cueva, principalmente debido a la pátina oscura que ha cubierto parte de las
manchas originalmente blancas que componen los motivos. Tentativamente ubico
estas expresiones en el Horizonte Temprano. En un segundo momento parecen
haber sido agregadas las figuras antropomorfas sea de trazo filiforme o de cuerpo
lleno, que por la técnica empleada y la patina más clara parecen pertenecer a
una época más tardía. Lo desconcertante es la similitud del tocado entre la figura
humana puntiforme y las demás figuras humanas, lo que podría ser un indicio
de producción de los grabados dentro de un período relativamente corto o
de la continuidad de una tradición de uso de este adorno cefálico durante un
período de tiempo prolongado.
La representación de arco y flecha y el alto grado de
esquematización del camélido son elementos diagnósticos que nos permiten
asignar los motivos de estilo lineal y de cuero lleno de manera inequívoca a
épocas post-arcaicas o agropastoriles. Para una datación relativa más precisa,
sin embargo, no disponemos por ahora de información suficiente.
Interpretación
La imagen dominante del felino de grandes dimensiones,
acompañada de animales más pequeños de la misma especie, apunta a pensar que la
cueva 1 de Achahui, aparte de haber servido durante el Arcaico de refugio o morada
permanente a grupos de cazadores-recolectores (autores de las pinturas
rupestres del sector Sahuanani), puede haberse convertido en tiempos
posteriores en un lugar sagrado, dedicado a rituales relacionadas con la
preservación de los rebaños de camélidos domésticos y de culto al puma, un depredador
que infundía temor, admiración y respeto entre los miembros de las sociedades
pastoriles que ocupaban la antigua región de los kanas.
El puma del panel principal de la cueva 1 de Achahui,
acompañado por un cachorro, representa una hembra (en los felinos sólo las
hembras paticipan en la crianza de las crías). Si eliminamos del panel
todas las figuras antropomorfas de estilo lineal y de cuerpo lleno (que muy
probablemente fueron agregadas en una época posterior) estamos frente a una
escena donde un hombre, provisto de un bastón o una vara, se encuentra rodeado
por felinos, el puma madre con su cría a la izquierda y varios pumas juveniles
o adultos de tamaño más pequeño a la drecha. Esta escena se complementa
con otra en la pared posterior de la cueva, donde distinguimos una figura humana
puntiforme, igualmente equipada con un objeto oblongo en la mano derecha
y, a corta distancia, una agrupación de puntos que conforman la figura de un
felino. No cabe duda de que la intención del autor o de los autores de estos
grabados no fue representar una escena de caza de pumas, sino expresar la
reverencia y el respeto que estos animales les infundían al deslumbrarlos por
su fuerza, velocidad y habilidad en la persecución de sus presas.
Con la adición de los dos cazadores armados de arco y flecha y de
los otros antropomorfos, la idea original transmitida a través de los
petroglifos puntiformes sufrió un cambio significativo, ya que el puma –depredador
de camélidos silvestres y domesticados– se convierte ahora en enemigo y presa
del hombre. La escena ha sido transformada en una escena de caza, donde el personaje
puntiforme y los felinos de tamaño pequeño quedan descontextualizados,
siendo ahora los cazadores armados de arco y flecha los protagonistas,
acompañados de otros antropomorfos cuyo rol en la escena no está del todo
claro, pero que probablemente participan de una u otra manera en la hazaña
heroica de los arqueros que se enfrentan a un felino varias veces más grande
que ellos.
Conclusiones
La
representación de arco y flecha en manos de los cazadores nos indica que se
trata de manifestaciones rupestres de épocas
precolombinas posteriores al Arcaico, cuando la región conformada por la actual
provincia de Espinar ya era habitada por sociedades agropastoriles dedicadas a
la crianza de camélidos y a la caza complementaria de animales silvestres. Sin
embargo, teniendo en cuenta que la base de la economía pastoril de la población
precolombina de Achahui formaban los camélidos domesticados (llama y alpaca), sorprende
la escasa presencia de estos animales en los paneles de la cueva (dos en el
panel principal y otro probable camélido en el segundo panel). Otra
particularidad de los petroglifos de Achahui es la ausencia completa de motivos
no figurativos.
El empleo de tocados cefálicos semicirculares, tanto en las
figuras antropomorfas puntiformes como en las lineales, podría significar que la
distancia temporal entre las figuras originales y las agregadas posteriormente
fue relativamente corta, o que este atuendo (quizás una especie de casco) fue
empleado por los pobladores de la zona a lo largo de varias generaciones.
Los petroglifos de Achahui son un ejemplo interesante de
reutilización y reinterpretación de un sitio rupestre donde figuras nuevas
fueron agregadas a la escena original, generando una nueva asociación entre las
figuras del panel antiguo y las figuras antropomorfas adicionadas,
modificando el significado y la esencia misma de la composición original.
Notas
1) Fuente:
Censo Nacional de Población y Vivienda 2007
2) Término acuñado en Argentina por Carlos Gradín en los años
setenta que luego fue empleado por Carlos Aschero y otros arqueólogos argentinos,
convirtiéndose en un término convencional para la descripción de esta técnica
(comunicación personal de M. Podestá, setiembre 2009). Aparte del “tratamiento puntiforme”
y “lineal” o filiforme distinguimos la ejecución de imágenes mediante la
técnica de “trazo punteado”.
3) Un ejemplar adulto de Felis concolor puede medir alrededor
de 2.4 m de largo de la nariz hasta la cola.
4) La figura supera en tamaño al gran felino de 1.5 m de largo
de la Cueva 6b de El Ceiba, en la provincia de Santa Cruz de la Patagonia
argentina.
5) http://www.catamarcaguia.com.ar/Arqueologia/manual/01_aschero/Cazadores_Recolectores3.php; Manual de Arqueología de Catamarca, Período
arcaico: cazadores - recolectores y pastores tempranos.
Agradecimiento
A Matthias Strecker
por la minuciosa revisión del texto y sus valiosas sugerencias y comentarios. A
Raúl Carreño por la corrección del primer borrador y la información geológica
del sitio. Al Sr. Álvarez, por su gentileza de guiarnos un día entero por el
sector con las manifestaciones rupestres de su comunidad.
¿Preguntas,
comentarios? escriba a: rupestreweb@yahoogroups.com
Cómo
citar este artículo:
Hostnig, Rainer. Los felinos puntiformes de Achahui, provincia de Espinar, Cusco.
En Rupestreweb, http://rupestreweb.info.com/achahui.html
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