Huacas paqariscas y mitos: el viaje de los muertos
Grabados antropo-esqueléticos y fardos antropomorfos
en el valle de Arequipa
Augusto Cardona Rosas Centro de
Investigaciones Arqueológicas de Arequipa - CIARQ
ciarq2007@gmail.com
El presente trabajo recoge información del registro sistemático de sitios sobre una extensa área ubicada en el valle de Arequipa (Valle formado por el río Chili y afluentes ubicados en la cuenca media). Del universo se filtran grabados para observar su distribución espacial y relaciones, se describen y asocian con informaciones publicadas para valles cercanos y se propone la existencia de vínculos con la información de las huacas paqariscas, y mitos andinos referidos al viaje que emprendían los difuntos hacia el hurin pacha.
Antecedentes
En 1998 realizamos la prospección arqueológica
entre los valles de Quiswarani, Mollebaya Chico y Uchumayo, ubicando
petroglifos y sitios compuestos por múltiples bloques grabados asociados con
caseríos, aldeas y caminos.
La prospección
intensiva se extendió hasta el año 2001, alcanzo un área muy amplia, tomándose
las dos bandas o lados del río Chili, entre las localidades de Quiswarani por
el oeste y Sogay por el este, distando entre uno y otro punto 40 km, lo que permite establecer
comparaciones para un espacio que tradicional e históricamente es conocido como
“la chimba” (lado oeste sobre la barranca del río Chili) y el colesuyo (lado
este teniendo como eje separador al río Chili). En la época Inca el lado este
tomo el nombre de Collasuyo.
Las
publicaciones arqueológicas para Uchumayo son escasas, algunas de data temprana
como la de Mariano de Rivero y Ustaris sobre los petroglifos de la Caldera o
Corralones publicado en “Memorias Sobre
los Grabados y Masas de Granito del Alto La Caldera” publicado en 1928, (1) y que posteriormente aparecería en “Antigüedades
Peruanas” en 1851. Subsiguientemente vendrán otros investigadores como
Mendosa del Solar en 1918 y Linares Málaga (1992), quien fue el primero en
informar sobre los sitios con arte rupestre de Culebrillas, Charanque y
Mollebaya Chico, ubicados en la jurisdicción del Distrito de Uchumayo en
Arequipa.
1. Esta publicación fue una parte de la colección de “Memorias Científicas, Agrícolas e Industriales”, publicado en Bruselas, Bélgica, 1828 (citado por Linares 1974: II). |
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Linares M. en
1974 sustenta su tesis doctoral titulada “Arte
Rupestre: El arte rupestre en el sur del Perú, introducción al estudio de los
petroglifos de Toro Muerto”, (2) donde sugiere probables vínculos de algunos grabados con representaciones
de cadáveres. Linares posiblemente fue inspirado por el arqueólogo alemán
Gurgen Golte, con quien compartió salidas de campo, como hace notar en el
trabajo citado. En fechas recientes, Maarten van Hoek (3) publica un trabajo donde hace referencia sobre grabados que representan
cadáveres y encuentra conexión con el volcán Coropuna. Este autor señala que
Erich Von Däniken en 1970 fue el primero en indicar la existencia de un
petroglifo de Toro Muerto (4) que representa a un personaje con la caja torácica expuesta. Como dato
adicional van Hoek hace referencia sobre la existencia de petroglifos
antropo-esqueléticos en el sitio de Culebrillas.
2. Tomo I y II. Tesis Doctoral. Arequipa, 1974. Universidad Nacional San Agustín de Arequipa.
3. van Hoek, Maarten. The Caracancha and the Apu. Rock art in the Death Valley of the Andes. En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/carcancha.html
4. (Marten van Hoek señala que este petroglifo se encuentra en Pitis)
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UbicaciÓn
Políticamente corresponde a la provincia de Arequipa, distrito de Uchumayo, anexos de Mollebaya Chico, Grande y Quiswarani. Uchumayo dista de la ciudad de Arequipa 17 km, siguiendo la carretera que se dirige hacia la intercepción con la Panamericana Sur. Desde la ciudad a 2500 msnm, se desciende rápidamente hasta los 2000 msnm, y de allí, 10 km más, siguiendo hacia el Oeste por rutas prehispánicas, nos sitúan rápidamente en el valle yunga de Vitor.
El área de
estudio se sitúa en un área desértica atravesada por el río Chili, el cual profundizado
forma pequeños valles irrigados. Las quebradas que desaguan en el río por el
lado norte, producen manantiales de agua dulce, conformando nichos de bosque
rivereño bastante denso, donde aún
se desarrollan peces pequeños. La altitud oscilante entre los 2000 y 1800 msnm
posibilita el cultivo (5) de ají,
algodón, maní, frejoles, y frutales como el guayabo y pacae.
5. Cultivos registrados en las excavaciones del sitio A20. Cardona 2002.
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El Registro Arqueológico
El registro arqueológico en el valle de Arequipa dio
como resultado un total de 172 sitios arqueológicos y desparramo de materiales,
de ellos 62 sitios contienen petroglifos y 13 corresponden a petroglifos
aislados. De este universo solo 5 sitios contienen grabados antropo-esqueléticos
y tres de ellos diseños de fardos antropomorfos.
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Como observamos en la
imagen la concentración de sitios con petroglifos antropo-esqueléticos y fardos antropomorfos se concentra en el lado oeste del valle, sobre los sectores de
Uchumayo, Mollebaya Grande y Chico, y Quiswarani; además, los sitios que los contienen
se asocian a caminos, quebradas y laderas de valle. Un camino principal de
probable data anterior a la Inca recorre de oeste a este el área y varios
senderos se desprenden para
posibilitar el acceso hacia el valle y los sitios allí ubicados.
A10 - Mollebaya Grande - Pacallane Este
Se encuentra en una ladera pronunciada que se forma
entre la banda norte de la quebrada del Chili y el desagüe de la quebrada
Las Apachetas. El sitio se
extiende desde el borde superior hasta unos 30 m por encima del borde de los
campos agrícolas.
Dieciséis petroglifos se encuentran en una pronunciada ladera que
desciende hacia el valle de Mollebaya Grande, han sido grabados en sillar (ignimbrita dacítica), está
conformado por bloques de diversos tamaños que se han desprendido de la parte
superior o cornisa. Este es el soporte de color blanquecino tiene una dureza entre 3 y 4 conforme a la escala
de Mohs, donde se han grabado los diseños que conforman los distintos
petroglifos que se encuentran en este sitio y otros de que se encuentran en
Uchumayo.
Un sendero zigzagueante desprendido del camino principal que procede de
Quiswarani desciende hacia el valle de Mollebaya Grande sorteando el roquedal
entre los petroglifos. Aquí el sendero se usa continuamente ya que es la única manera de llegar a
este sector del valle. Pocos fragmentos de cerámica de estilo Socabaya se
encuentran desparramados a lo largo del camino y petroglifos.
Los petroglifos contienen diseños antropomorfos, cruces andinas,
camélidos, venados, diseños simbólicos y geométricos.
De todos los petroglifos, facetas y diseños, para nuestro trabajo
aislamos los siguientes: A10-P1, A10 – P4, A10 – P5a, A10 –
P5b. Los grabados seleccionados conforman dos grupos con rasgos comunes entre
ellos.
A10-P1: Corresponde a dos diseños
antropomorfos que tienen las piernas paralelas al cuerpo y los pies hacia los
lados; el cuerpo tiende a la
figura cuadrada en cuyo interior se inserta una “x”, que podría corresponder a
una simplificación de los amarres de un fardo u envoltorio funerario, esta
esquematización es similar para ambos grabados antropomorfos. Los brazos se
curvan hacia abajo dando la impresión de estar apoyados en la cintura.
No presentan cuellos, pero sobresalen dos apéndices laterales y una de
las cabezas ostenta un tercer apéndice vertical, los ojos son dos hoyos circulares y la boca es solo
una línea recta horizontal. La segunda figura aunque es similar a la primera ha
sido alterada por la superposición de una cruz andina. Ambos diseños
antropomorfos fueron ejecutados mediante la técnica del delineado de contorno y
picado de surcos.
A10-P4: Corresponde a un panel orientado al Oeste,
observándose dos grabados antropo-esqueléticos con cierto grado de
esquematización. Ambas grabados muestran movimiento, en especial uno de ellos
que pareciera diseñado caminando. Un brazo se alza en posición que podemos
describir como de “despedida”, mientras el otro semiflexionado cuelga hacia abajo. En ambos casos la cabeza
tiene forma triangular invertida, no hay nariz ni boca y los ojos son simples
hoyos circulares. El torso expone los huesos planos marcados como bandas más o
menos horizontales gruesas y sobre ambas cabezas se observa el diseño en arco.
Entre los dos grabados antropomorfos se observan dos líneas verticales que
sugieren la intensión frustrada de ejecutar una tercera figura.
Los diseños se ejecutaron mediante la técnica del delineado de contorno y
picado de surcos.
P10-P5a; P5b: Este petroglifo
presenta dos caras, una de ellas (P5a) contiene
un solo diseño, que es antropo-esquelético orientado al oeste. El torso se
encuentra segmentado en bandas paralelas verticales, mientras el brazo derecho
se alza flexionado hacia lo alto y tiene solo cuatro dedos. El izquierdo tiene
la misma forma pero está invertido hacia abajo y presenta tres dedos. Las
piernas se abren hacia los costados en posición no anatómica. Varios apéndices
sobresalen de la cabeza a manera de pelos y en la cara se encuentran dos
horadaciones para los ojos y un pequeño surco para la boca. No presenta sexo y
de las orejas solo se insinúa la izquierda ubicada a la altura de la nariz, en
proporción y relación a las medidas anatómicas humanas.
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P5a,b: Se orienta al sur, hacia el valle y río, contiene varios diseños algunos
de ellos complicados. El panel principal presenta dos diseños
antropo-esqueléticos que en el torso muestran la representación de las
costillas y de la columna vertebral. No se muestra el sexo, pero en la zona
púbica cuelgan cuatro líneas verticales que semejan un taparrabos. Las piernas
descienden y flexionan fuertemente hacia los lados y los dedos de los pies
están bien detallados. El brazo derecho se flexiona y asciende a manera de “despedida”, mientras el izquierdo
presenta la misma posición que el derecho, pero se encuentra invertido. Los
dedos de las manos están bien definidos. Las cabezas presentan rasgos
esqueléticos, los ojos están formados por dos líneas curvas, y el P5a presenta
pestañas; la nariz y la boca tienen rasgos cadavéricos. Las orejas se proyectan
como semicírculos y dan la impresión de tratarse de un oso.
Alrededor de estos grabados
antropo-esqueléticos, se encuentran diseños de múltiples animales, felinos
(gato andino?) destacados por su cuerpo moteado (2), perros, algunos de ellos
solo delineados, un grupo de venados que marcha en fila hasta encontrar otro más
grande que mira en la dirección contraria, entre ellos se observa una cruz
andina. Las líneas de contorno de un ave de rapiña, otros venados con igual
técnica y algunos mamíferos no identificados completan la escena.
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A12 – Culebrillas:
Se ubica en la Quebrada Culebrillas a 3 km de su
desembocadura en el río Chili. La quebrada se profundiza progresivamente. En la
desembocadura la diferencia de nivel con la planicie superior tiene
aproximadamente 100 m, mientras en el sitio arqueológico oscila entre 2 a 15 m.
Las paredes de la quebrada exponen una matriz de lava compacta, cuya erosión formó paredes de lava casi verticales
y de curso sinuoso. En estas paredes se exponen numerosas facetas o caras
planas aprovechadas para ejecutar gran número de petroglifos.
Nuestro registro agrupó
trece conjuntos o grupos, identificándolos primeramente con una letra P seguida
de un dígito correlativo y una letra que identifica al panel. Los grupos se
distribuyen a lo largo del eje del camino prehispánico que atraviesa la
quebrada, y otros que han sido ubicados fuera del camino, son visibles desde
algún punto de la vía. Cada conjunto agrupa grupos de paneles, sumando un total
de 41, desde simples a complejos. Los paneles se distribuyen desde la base de
la quebrada hasta la parte superior a varios metros de altura, para llegar a
ellos hace falta descender mediante cordaje o línea de vida y muchas veces las
superficies para sostenerse son pequeñas y peligrosas. Por lo tanto, varios de
los paneles que se encuentran en las partes altas de difícil acceso han sido
registrados mediante fotografía y sus escalas son aproximadas.
En general, los diseños son diversos, hay superposición de diseños que
se sitúan cronológicamente desde el periodo prehispánico, colonial y
contemporáneo.
Fragmentos de cerámica dispersa en el camino señalan uso desde el Formativo Tardío local (Socabaya), por lo
que varios de los diseños podrían corresponder a este periodo. Empero, las
excavaciones en espacios domésticos realizados en el sitio Wari Millo 2, en el
cercano valle de Vitor, registra asociaciones de cerámica local, ollas sin
cuello y otras vasijas que permite establecer relaciones entre dos estilos,
Socabaya-La Ramada, asociados a cerámica Wari de estilo Chakipampa.
En general, la superficie de la piedra patinada ha adquirido un color
amarillento, y el picado y raspado de la superficie oxidada expone el color
blanco de la ignimbrita.
Los paneles se disponen a los lados del eje del camino, también en las
partes altas de la quebrada Culebrillas siendo observables desde el camino. En
el lado sur del sitio se encuentran unos pequeños abrigos formados en la matriz
de lava volcánica, donde se han encontrado nódulos y martillos de basalto,
posiblemente empleados para ejecutar los grabados.
De total de conjuntos y paneles se han segregado para este artículo: P5f;
P10d, P10g, P13.
P5f: Se ubica en lo alto de la quebrada en un espacio de difícil acceso,
aproximadamente a 7 m de altura. Se observan dos diseños principales, uno
corresponde a un mamífero (a mi parecer no define la especie representada,
posiblemente un camélido) trabajado con técnica mixta, el contorno ha sido
picado y raspado, produciendo un surco, el interior del cuerpo con la excepción
de la cabeza, ha sido percutido hasta lograr “rellenar” toda el área. La cabeza
solo ha sido delimitada observándose los ojos y el hocico. En este grabado se
observan dos momentos de ejecución, el primero corresponde al trabajo delineado
o de contorno del diseño, y un segundo momento, posiblemente una alteración, que
corresponde al relleno del cuerpo del grabado.
El segundo diseño corresponde a una figura
antropomorfa esquelética de tamaño grande (el panel tiene una dimensión
aproximada de 1.50 x 2 m de lado), cuya ejecución se advierte mediante el
picado y raspado de la superficie de ignimbrita. Las piernas corresponden a líneas simples semiverticales,
terminadas en tres y dos dedos respectivamente. El cuerpo tendiente al
cuadrado, expone en el interior líneas diagonales que confluyen en una línea
central vertical representando las costillas y columna vertebral. La cabeza
redondeada no presenta muchos detalles, salvo los ojos trabajados como dos
simples rayas horizontales. El brazo derecho se alza flexionado hacia arriba,
mientras el izquierdo en oposición lo hace hacia abajo. Como remate, sobre la
cabeza expone dos apéndices segmentados a maneras de tocado, grandes y curvadas
hacia abajo.
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P10c y d: Se ubican en la parte superior de la quebrada en un espacio de difícil
acceso y a varios metros de
altura, aparentemente se puede llegar por la parte superior, pero no sin
riesgos. P10d encuentra inmediato al P10c que se halla en una faceta lateral
por lo tanto, puede “leerse” en conjunto.
El P10c: Está conformado por varios grabados de animales poco
visibles, salvo el diseño de un camélido que se encuentra de perfil orientado
hacia la izquierda, se notan claramente las patas, el cuello, la cabeza, ojos e
incluso una oreja lo cual lo hace definir como un camélido. Al interior del
cuerpo se pueden ver líneas verticales paralelas que representarían el
esqueleto.
El P10d: Contiene varios grabados, el más simple
corresponde a una línea ondulada trazada en forma diagonal. La otra corresponde
a una figura antropo-esquelética con algunos rasgos animales; (6) está parado de frente, con el brazo derecho hacia arriba,
rematado en una mano de cuatro dedos, el brazo izquierdo esta doblado hacia
abajo con la mano que parece apoyada en la cintura. Los codos presentan un
semicírculo externo, que representa los huesos de la articulación. Con claridad
se puede distinguir la pierna derecha la cual cae recta y termina en cuatro
dedos alargados como garras. El cuerpo está conformado por dos líneas
verticales que lo delimitan y hasta cuatro líneas horizontales que lo rellenan.
Llama la atención la cabeza de forma redondeada, donde la posición y forma de
la nariz, ojos y orejas recuerdan a los osos. Debajo del brazo derecho se
encuentra un diseño compuesto por una línea curva (forma de u), unida a una
línea recta rematada en la parte inferior por un círculo. Completa el panel el
diseño de un ave vista de frente, tiene el cuello alargado y la cabeza
orientada al sur, el cuerpo es
ovoide y las alas y patas son poco distinguibles, aparecen como espacios
punteados no bien definidos.
6. En la bibliografía existen registros sobre el oso en los mitos y cuentos (Juan Oso) andinos y de la selva (relaciones diversas entre ellas las comerciales entre la sierra y la floresta – el concepto mágico del poder del Oso y el confundirse con los humanos. La lucha entre los salvajes de la selva y los serranos), aunque para algunos autores corresponde a una influencia española. Sin embargo, la referencia más temprana sobre el Oso en la cultura andina corresponde a CABELLO BALBOA quien lo registra entre 1586/1951 en su Miscelánea antártica: una historia del Perú antiguo, poniendo en duda el supuesto origen hispano.
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El tamaño total del diseño es de 0.80 x 2.00 m. Técnica de ejecución es
el raspado y picado de la superficie de ignimbrita. Orientación noroeste.
P10g: Se trata de un panel muy complejo con superposición de diseños o
alteración de los mismos. Se ubica a la derecha del panel f, a un metro
aproximadamente, pero en otra roca. Ambos petroglifos parecen estar
relacionados por la presencia de grabados de aves. Este petroglifos tiene la
misma ventaja de accesibilidad, pero es muy complejo debido a la gran cantidad
de representaciones, es como un gran panel cuadrado, de más de un metro de
largo por lado.
En el panel destacan los grabados antropo-esqueléticos, venados y aves.
La mayor de las aves (1) está ubicada en la parte central y superior del panel,
se observa claramente la cabeza, cuello y cuerpo, este último presenta líneas
diagonales que dan la impresión de que el ave estuviera con las alas plegadas. Los
otros cinco grabados de aves (2) son más pequeños y están ubicadas a lo largo
de la parte inferior, pareciera que estuvieran en vuelo, dos hacia la izquierda
y tres a la derecha. En la parte inferior izquierda aparece un animal
cuadrúpedo (3) con cabeza pequeña, ojo grande, cuello corto, cuerpo alargado y
no se puede saber si tiene cola o no. Sobre la cabeza se alzan varias líneas
verticales, simulando posiblemente las astas de un venado. El cuerpo ha sido
rellenado por pequeñas líneas verticales y por círculos en el lado del lomo,
podrían tratarse de las manchas de algún tipo de felino, este grabado podría
haber sido alterado, dándolo características de uno u otro animal. Una línea
gruesa que se superpone a otros grabados (4) doblada en varias partes a manera
de serpiente, está ubicada debajo del ave principal, No define una cabeza, sin
embargo se superpone a una figura antropo-esquelética (6) y a la de un astado
(venado) (5), mostrando claramente la alteración efectuada al petroglifo en el
periodo prehispánico. Esta figura serpentiforme ha sido picada y raspada en la
totalidad del diseño. Los astados (5) corresponden a dos venados enfrentados
cara a cara, uno de ellos, el de la izquierda no es muy distinguible por la
superposición y alteración del diseño, pero son notorios las astas, la cabeza,
el cuello y una de las extremidades delanteras. La otra figura está completa,
notándose todos los atributos de un venado, además, se observan las líneas
verticales y una horizontal que a manera de esqueleto rellenan el cuerpo. Una estrella
andina se ubica a la altura del pecho de ambos astados y dos pequeños astados
ubicados a la izquierda dan la apariencia de seguir a los dos grandes
enfrentados.
La figura antropomorfa esquelética de mayor tamaño (6) se encuentra en
el lado derecho del panel, ha sido alterada parcialmente por la figura
serpentiforme (4) haciendo imposible distinguir todos los detalles. Sin
embargo, puede observarse el brazo derecho alzado hacia arriba y el izquierdo
apoyado en la cintura; la cabeza tiene forma globular ligeramente achatada,
orejas semicirculares proyectadas hacia los lados, ojos redondeados, nariz
formada por dos hoyos pequeños y boca. Parcialmente se observa el cuerpo
intocado, y es allí donde destacan líneas semiverticales que lo rellenan,
tratándose de la representación de huesos planos. Las piernas dirigidas
verticalmente destacan por presentar los pies proyectados hacia los lados, con
cuatro y seis dedos cada uno.
Dos grabados geométricos (7a-7b) de similar forma se encuentran en el
panel, una de ellas (7a) ocupa el espacio entre las grabados 6 y 11, y la
siguiente (7b) se ubica en el extremo inferior izquierdo, sobre la figura 3.
Están conformadas por dos pares de líneas verticales y onduladas opuestas que están separadas por tres líneas
rectas verticales. La figura antropomorfa 11 fue parcialmente alterada aunque
aún mantiene rasgos estilísticos similares a las descritas, no se puede
observan los detalles de la cabeza. Los brazos se dirigen flexionados hacia
abajo, apoyándose ambos en la cintura. Las piernas se proyectan rectas hacia
abajo con los pies hacia los costados, llama la atención que el cuerpo no está
cerrado, y no presenta sexo al igual que otras grabados humanas. El interior
del cuerpo ha sido “decorado” con dos líneas oblicuas que se entrecruzan
formando una “x”, de ellas sobre salen otras líneas más pequeñas a manera de
flecos. Sobre esta figura y las los diseños 1 y 6 se encuentra el grabado
parcial de un cuadrúpedo, observándose parte del cuerpo y las patas traseras; las patas delanteras, el cuello y cabeza
parecen no haber sido trabajados. El cuerpo como relleno presenta líneas
paralelas horizontales y círculos consecutivos. El trazo externo que delimita
el cuerpo se ha efectuado mediante líneas individuales, que son similares a las que presenta el
diseño de un venado ubicado un poco a la izquierda (13), pero cuyo cuerpo fue
rellenado por percusión.
La figura antropomorfa 8 parece aislada en el extremo izquierdo, tiene
cuerpo cuadrado sin detalles internos; la cabeza presenta detalles como ojos y
boca, externamente se observa una oreja proyectada a la izquierda. El trazo se
ha ejecutado mediante picado y raspado de la superficie de ignimbrita. En
general el trabajo parece incompleto.
La figura 12 presenta un alineamiento de círculos colocados en forma
vertical encerrados en dos óvalos concéntricos; esta figura parece ser similar
a 10 que estaría incompleta o no acabada. Finalmente, el diseño 9 parece una
figura de la misma temporalidad que la 4, es bastante descuidada pudiendo tratarse
de un espino.
P13: Se encuentra ubicado dentro
del curso de la quebrada, a una altura entre 12 y 15 m en un lugar inaccesible
sin medios de escalada. Corresponde a una escena compuesta por dos camélidos que
se dirigen en fila hacia una figura antropomorfa esquelética ubicada a la
derecha, ambos fueron trabajados por el raspado de líneas de contorno, uno de
ellos con círculos rellenando el cuerpo y ojos grandes.
El grabado antropomorfo presenta el torso de forma globular, destacando
las costillas y columna vertebral, en el cuello se observan la representación
de las vértebras cervicales. La extremidad superior izquierda se alza hacia
flexionada hacia arriba, a la altura del codo presenta un circulo que representa
los huesos de la articulación. El brazo derecho esta flexionado hacia abajo. La
extremidad inferior derecha se proyecta ligeramente curvada hacia abajo, hacia
afuera se extiende el pie. La extremidad izquierda no está muy definida por
erosión. La cabeza globular achatada presenta los ojos grandes y globulares,
boca grande y nariz conformada por líneas simples. Las orejas de tamaño
considerable en relación a la figura se proyectan hacia los lados. Sobre los
camélidos se encuentra una línea curvada alargada que cubre todo el espacio que
ocupan los camélidos y debajo de ellas se han colocado seis cruces andinas (las
pléyades?). Una figura geométrica no definida completa el conjunto. La
distancia no permite definir con precisión la técnica trabajada, empero la
fotografía posibilita visualizar espacios picados y delineado mediante raspado.
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PA15.- Se trata de un petroglifo aislado ubicado en pared rocosa de la
barranca que cae sobre Mollebaya Grande y el río Chili. La pendiente es
superior a 50°, sin embargo un estrecho sendero corre entre la base
de la Quebrada Culebrillas avanzando por la pared vertical y asciende por la
barranca. La apertura de una trocha permite aproximarse al petroglifo que se
encuentra cercano a una curva y a 2,5 m de altura. El diseño corresponde a una figura antropo-esquelética de
lados bastante rectos, presenta el brazo derecho alzado y flexionado, no hay
detalles de la mano. El brazo izquierdo se flexiona hacia abajo, en oposición
al brazo derecho. El torso tendiente al cuadrado presenta una sucesión de rayas
horizontales que representan los huesos planos. Los miembros inferiores caen
casi rectos y están rematados por tres dedos cada uno. El grabado tiene una
dimensión aproximada de 0.60 de alto por 0.50 m de ancho. La ejecución se ha
efectuado mediante raspado del contorno; el picado se aplicó solo para rellenar
espacios de los ojos, piernas y brazos.
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A17 Mollebaya Chico.- Se trata de uno de los sitios más conocidos e importantes. Se ubica en
el sector del valle conocido como Mollebaya Chico. Está conformado por dos
sectores, el sector A que se encuentra en el fondo del valle, sobre una terraza
aluvial rodeada por el río Chili. El sitio presenta numerosos bloques de
ignimbrita de diverso tamaño que se han desprendido de la parte superior. Ocupa
un área 1.44 ha (160m de largo x 90 m de ancho) donde se han ejecutado un total
de 62 petroglifos. Restos de tiestos de cerámica de estilo Socabaya, dispersas
hileras de piedras redondeadas y restos orgánicos se exponen en superficie, y señalan que el sitio fue también de
habitación. El sector B se encuentra a media altura en la ladera que desciende
hacia el valle, es más pequeño que el primero y los grabados son más simples y
con menores dimensiones que A. un estrecho sendero comunica ambos sectores y
desde la cornisa prosigue hacia el sitio Wari de Pampa de La Estrella o
Corralones. El sector 2 se encuentra en la mitad de la ladera arenosa que asciende a la
planicie superior. La cantidad de petroglifos que se encuentran aquí suman un
total 14.
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Aunque el sitio es extenso y complejo, los petroglifos antropo-esqueléticos
no alcanzan la importancia registrada en sitios señalados previamente, tienen
trazos simples, tamaño pequeño tendiendo a la esquematización y número
reducido.
De la totalidad de petroglifos señalados en el sector A y B, se han
filtrado los siguientes grabados que consideramos están relacionados con fardos
antropomorfos y antropo-esqueléticos.
A17-P21. Está conformado por un bloque de ignimbrita de tamaño bastante grande,
presenta cinco caras o facetas, en las facetas a y d, se encuentran los diseños
de nuestro interés en este artículo.
P21a.- De ejecución bastante simple y con cierto grado de
esquematización. Representa una figura antropo-esquelética de cuerpo alargado,
rayas simples representan los huesos largos. La cabeza corresponde a un círculo
dentro del cual destacan los ojos. El brazo derecho se muestra extendido,
mientras el izquierdo de gran tamaño forma una línea sinuosa. Las piernas son
cortas rematadas con tres dedos. No se observa sexo.
P21d.- Dos diseños simples y esquemáticos de fardos
antropomorfizados. Los cuerpos globulares muestran líneas que se entrecruzan a
manera de redes, representando las ataduras de los envoltorios mortuorios. En
ambos casos el miembro superior derecho se alza flexionado hacia arriba, pero
en uno de ellos remata el extremo con una línea sinuosa. El brazo izquierdo
esta flexionado hacia abajo, en uno de ellos se simboliza mediantes dos rayas
los dedos. Los miembros inferiores son más cortos que los miembros superiores,
en un caso se abren hacia afuera y señalan la presencia de pies. En el otro
caso un pie muestra dos dedos.
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A17-P32.- Un petroglifo de
ejecución simple, mediante el raspado de la superficie de Ignimbrita y trazo
poco profundo. El conjunto presenta cinco diseños, uno de ellos representa una
figura solar con dos líneas cruzadas al interior, una greca vertical de lados
rectos, una figura serpentiforme y dos diseños antropomorfos. Uno de los
grabados antropomorfos presenta el cuerpo globular alargado, viste un unko
notándose la abertura del cuello, los brazos cortos se extienden a los lados,
las piernas también son cortas y presenta un tocado con dos apéndices, posiblemente
un gorro. Este diseño a diferencia de otros parece representar un personaje
vivo. La otra figura correspondería a un fardo antropomorfizado. El diseño y el
trazo son simples, tendiendo al esquema, los brazos mantienen las posiciones
clásicas, uno flexionado hacia arriba y el otro doblado hacia abajo, cuerpo
oblongo alargado y dos líneas cruzadas que simulan los amarres que sujetan los
fardos funerarios. Las piernas son cortas y no hay representación del sexo.
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A19-La Estrella Baja En la ladera extendida ubicada entre Pampa de la
Estrella y el cañón que forma el río Chili. El sitio está compuesto por una pequeña
estructura cuadrangular de muros pircados con bloques de ignimbrita de forma
irregular. El recinto se ubica al costado de un sendero que desciende de Pampa
La Estrella. Formando parte de y como parte de los muros y en torno al trazo
del sendero se encuentran 27 petroglifos.
Al interior y fuera de la estructura se encuentran fragmentos de
cerámica llana, entre ellos ollas sin cuello de estilo Socabaya, lascas de
basalto de un tamaño de 3, 5 cm que pueden asociarse al trabajo de ejecución de
petroglifos.
Varios petroglifos que se encuentran en este
sitio tienen carácter simbólico, algunos de ellos forman escenas complejas.
También se hallan aves de cuerpos geométricos (rombos) concéntricos. El menor
número y los más sencillos diseños corresponden a un grupo de cuatro diseños
antropomorfos que pueden asociarse a los antropo-esqueléticos y fardo
antropomorfizados. Presentan ejecución simple, mediante raspado de la
superficie, tamaño pequeño, hasta cierto límite han sido esquematizados. Tres
de ellos presentan en el cuerpo rayas horizontales, probablemente señalando los
huesos planos y solo uno tiene una “x” en el interior en representación de las
cuerdas que atan los fardos funerarios. Las cabezas son simples arcos sin
detalles interiores ni externos. No se ha representado el sexo.
Otros sitios
Eloy Linares Málaga (7) (1974) introduce la idea, posiblemente influido por el arqueólogo alemán Gurgen Golte, sobre la
existencia en Toro Muerto y Pitis, ambos en Majes, de algunos petroglifos que
están vinculados con la muerte, encontrando en su tesis doctoral presentada en
1974, los siguientes grabados y descripciones que así lo demuestran:
7. Arte Rupestre: El arte rupestre en el sur del Perú, introducción al estudio de los petroglifos de Toro Muerto. Tomo II. Tesis Doctoral. Arequipa, 1974. Universidad Nacional San Agustín de Arequipa. |
Toro Muerto:
Petroglifo 36
Cara A - Sector
E
Clave: Página
200 - Figura nro. 36 (Vol. 1).
Simbólica.-
Figura mítica, ¿hechicero?, ¿fardo funerario? O ¿enmascarado?
Esta figura
esta anexa varias veces en tesis.
“…Llama la atención el
cuerpo y piernas formando por polígonos de lados rectos que han sido
delimitados por una línea oblonga. Los brazos o lo que parecen serlo, se
proyectan igualmente como líneas quebradas, mientras la cabeza de forma
cuadrangular parece tener una especie de tocado o montera. El rostro muestra
dos ojos circulares, uno de ellos delimitado y el otro una oquedad completa,
según Linares, se trata de un ojo abierto y otro cerrado. La nariz esta
insinuada por medio de una línea curva en forma de U, y la boca consiste en una
línea horizontal, de esta se desprenden de la mitad para abajo, siete líneas
verticales…”
Los detalles de
la cabeza recuerdan las etapas de descomposición cadavérica señaladas (8) como Fermentación butírica. El cadáver comienza a secarse y el olor
que se percibe es un olor láctico (leche o queso) que se conoce como
putrefacción caseica o Estado
seco. Únicamente
quedan restos de piel, cabellos, uñas y huesos.
Petroglifo N°. 4
Clave: Ar.5.xiii.1.4 (Vol.
I)
Cara A
Página 235 – Figura 11
Antropomorfa.- Cuerpo
Esquelético.
Cara
B
Página 240 – Figura.
7.
Antropomorfa.- Fardo Funerario
con máscara.
Página
241 – Figura 10. Varios.- “Mascara
que se ubica entre las grabados: 9, 11, 12 y 7; representa una calavera con
ojos oquedades y la boca abierta donde se pueden ver los dientes...”. (Podría
tratarse igualmente de una figura antropo-esquelética no finalizada)
Petroglifo Nro. 11.
Clave: Ar.5.XIII.1.11 (Vol.
I).
Página 267 -
Figura 10. Antropomorfa.- “Hombre en
actitud de movimiento que se ubica en el sector derecho de esta cara, entre las
grabados 5, 8, 9, 6 y 11. El hombre tiene el cuerpo de perfil y la cara de
frente; está corriendo hacia la norma lateral derecha, la cara da la impresión
de una máscara de rictus cadavérico, por la expresión de los ojos y la
boca…”.
Las referencias señalan que tanto en Pitis como en Toro Muerto se
encuentran petroglifos con grabados similares a los presentados en este
documento.
Lámina
49 C. Petroglifo antropomorfo de Socor, Siguas.
Lámina
80. Petroglifo de Soccospampa, en la provincia y
distrito de Caraveli
El grabado publicado
por Antonio
Núñez Jiménez (9) procedente de
Toro Muerto representa un antropo-esquelético con características de diseño
similares a las presentadas en este documento, y a las registradas por Linares
(1974). En los miembros inferiores destacan los huesos de las articulaciones.
No presenta sexo pero se representan dos apéndices (taparrabo?). El torso
expone los huesos planos, mientras el rostro presenta aspecto cadavérico.
9. “El Libro de Piedras de Toro Muerto” (1986). Figura 2158, página 363.
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En la fotografía siguiente, (10) se observa que el diseño antropo-esquelético se asocia a aves y cuadrúpedos (al
parecer perros).
10. Fotografía del autor.
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Marten van Hoek (11) público
varios grabados que corresponden a antropo-esqueléticos, posteriormente (12) presentó un artículo específico sobre el tema; en esta última publicación encuentra
además, la que vendría a ser la
más antigua información que vincula petroglifos con la muerte. Se trata de
Erich Von Däniken quien ilustra una publicación con un petroglifo que señala
se encuentra en Toro Muerto. Van Hoek encuentra que el petroglifo en realidad
se encuentra en Alto Pitis. En todo caso, Von Däniken sugirió que se trataba de
una operación de caja torácica abierta para la extracción del corazón (citado
por Van Hoek). Más adelante reporta para Alto Pitis 28 “esqueleto-antropomorfos”
y 17 posibles ejemplos reportados
para 29 cantos rodados en Alto de Pitis, produciendo en total 45 ejemplos.
Señala además que en Alto Pitis registra nada menos que el 66% de los 68
“esqueleto-antropomorfos” reportados en todo el Perú (el norte de Perú tiene
sólo 2 ejemplos). Finalmente, van Hoek enfoca a Pitis como un cementerio de
piedra, un cementerio iconográfico relacionado con ciertos puntos geográficos clave,
como son las orientaciones visuales hacia puntos rojos y el Coropuna, el cual
es un apu de máxima importancia ritual, que es el lugar de los muertos y un
camino ritual al que van los mismos.
11. VAN HOEK, Maarten. 2006 - Toro Muerto, Perú. Posibles alteraciones prehistóricas en detalles de petroglifos. En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/toromuerto.html
12. The Caracancha and the Apu. Rock art in the Death Valley of the Andes. En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/carcancha.html
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Al remitirnos
al trabajo publicado por Paul Álvarez (13) encontramos dos petroglifos antropo-esqueléticos que registra para Cantas, dos
para Pitis y uno para La Mesana (este petroglifo contiene dos grabados
antropo-esqueléticos).
Petroglifo de Cantas
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Figura Vista del dibujo de panel nº 3,
Roca C-s2-10
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Figura
Parcial panel nº 1, parte superior, Roca C-s2-11
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Petroglifo de Pitis
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Izquierda:
Figura Correspondiente al P-ps2
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Derecha:
Figura De panel nº 1 de P-ps8
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Petroglifo de la Mesana
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Figura De panel nº 1, M-S1-16 |
Los grabados antropo-esqueléticos están presenten en varios repositorios
de petroglifos, conforme a la información revisada, serían más frecuentes en
los valles ubicados hacia el oeste, en este caso el de Majes, Siguas y Caraveli
Por el contrario, hacia el este el límite actual seria el sector de Uchumayo en
el Valle de Arequipa. Se encuentra recurrencia de ubicación en quebradas y
laderas de valle.
Huacas paqariscas y mitos: el viaje de los
muertos
Marten van Hoek (14) interpreta a Pitis como un cementerio de piedra, un cementerio iconográfico
relacionados visualmente con puntos clave geográficamente destacados, que
corresponden a formaciones geológicas de color rojo, como Punta Colorada en
Majes y el volcán Coropuna. También señala que el Coropuna como el apu de
máxima importancia ritual en la zona, que es el lugar de los muertos y un
camino ritual al que van los mismos.
14. The Caracancha and the Apu. Rock art in the Death Valley of the Andes.
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Sin dudarlo el Coropuna fue un apu de gran
importancia durante la época prehispánica, Cieza de León que es la fuente más temprana, indica era
una huaca paqarisca, un oráculo y un templo muy importante que era visitado por
los reyes Inca haciendo ofrendas y capaqocha:
“…Sin estos templos se tuvo otro por tan estimado y
frecuentado como ellos, y más, que había por nombre la Coropuna, que es en la
provincia de Condesuyo, en un cerro muy grande cubierto a la continua de nieve
que de invierno y de verán no se quita jamás. Y los reyes del Perú con los más
principales del visitaban es templo haciendo presentes y ofrendas como a los ya
dichos; y tienese por muy cierto que, de los dones y capacocha que este templo
se le hizo, había muchas cargas de oro y plata y pedrería enterrado en partes
que dello no se sabe, y los indios escondieron otra suma grande que estaba para
servicio del ídolo y de los sacerdotes y mamaconas, que también tenía muchos el
templo; y como haya tan grandes nieves, no suben a lo alto ni saben atinar a
donde están tan grandes tesoros. Mucho ganado tenía este templo y chácaras y
servicio de indios y mamaconas. Siempre había en el gente de muchas partes y el
Demonio hablaba aquí más sueltamente que en los oráculos dichos, porque a la
continua daba mil respuestas, y no a tiempos, como los otros. Y aún agora en
este tiempo, por algún secreto de Dios, se dice que andan por aquella parte
diablos visiblemente, que los indios los ven y dellos reciben grande temor. […]
Algunas veces sacrificaban mucho en este oráculo, y así mataban muchos ganados
y aves y algunos hombres y mujeres». (Cieza 1967: 97-98, cap. XXVIII).
Huaman Poma (15) en el capítulo dedicado a los ídolos y huacas del Inca, ilustra al Sol,
Huanacauri, Tambotoco, los
ídolos-huacas de los Condesuyos, Chinchaysuyos, Andesuyos, Collasuyo. En la ilustración de los Condesuyos
referida a los entierros, pregunta “Anamayakan
utapnaka “Kauwiru mantha, mallqu” (“¿A dónde iras señor cacique?”).
15. Las Ilustraciones de Huaman Poma (Huacas Conquista – Encomenderos, Pág. 39. Editorial Comentarios. Segunda edición, 2003.
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Cieza en la
primera parte de la Crónica del Perú (16) refiere que en varias partes de los Andes se creía que las ánimas salían de los
cuerpos y que no morían, por eso mandaban echar a sus mujeres, servidores,
perros que acompañaban al muerto en su viaje, comida y demás enceres.
16.Capitulo LXII, Pág. 161-166.
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Ziokowski (17) menciona que las huacas
paqariscas eran los lugares donde van los muertos, y García (18) citando a Arguedas (1987), señala que “…en Puquio se opinaba que los muertos iban
hacia las cimas de las montañas, a la cima de Qoropuna”.
Según Bouysse-Cassagne (19) la cordilla volcánica de los Andes Occidentales era parte del calendario
religioso establecido, al cual se realizan ceremonias y sacrificios
(capacocha). Estas actividades propiciaban la comunicación entre el mundo de
abajo y el de los humanos, eran los lugares de origen de los hombres y otras
formas de vida, pero en oposición también era el lugar donde se reunían los
muertos, donde sufren frio, el hambre y el fuego.
“…Así Coropuna se
supone que es la puerta de los muertos, que le dio para ser un gran centro de
culto. Se creía, en efecto, que los muertos iban hacia Puquina Pampa y
Coropuna…” (La traducción es mía).
El trabajo
efectuado por García (2009) resulta sumamente importante, dando cuenta como se
entendía “…la vida post morten” en
los Andes prehispánicos, en el hurin pacha. Los muertos iniciaban un viaje
hacia inframundo en sentido contrario al del nacimiento. García en Huamán Poma
de Ayala encuentra “…que a los cinco días
de muerto el difunto, las almas de éstos en la región de Chinchaysuyu y
Andesuyu se dirigían hacia Caray Pampa, mientras que las almas de los Collasuyu
y Condesuyu se dirigían hacia Caro puna y Puquina pampa”.
Para efectuar
este viaje por el hurin pacha, se ingresaba por las quebradas, ríos, lagos,
cuevas, eran los lugares por donde “la
Madre Tierra parió a los diferentes ayllus", entonces, como menciona
García, se entraba por donde se
salía. Las circunstancias del
viaje a la ciudad de los muertos, a Coropuna o Puquina pampa, eran difíciles,
habiendo de cruzar lugares peligrosos como lagos y ríos, donde los animales domésticos como el
perro y otros salvajes como los lobos marinos, arañas o caymanes (según la
distribución geográfica de la especie) jugaban un rol importante al ayudar a
cruzar a los muertos a la otra orilla, donde los esperaría guenpillan, el dios
de los muertos. En la otra orilla iniciarían otra vida.
Casaverde (20) compila en la localidad de Haquira, Abancay en 1999 un “Canto, enlace con la naturaleza…”, en el cual narran el viaje a la “ciudad eterna de los muertos”, al
Ccoropuna ayudados por animales muertos también tienen sus propios pueblos,
cuando los humanos muertos pasan por ellos, los animales los acompañan, pueden
también ser agredidos si fueron malos con ellos en vida. No señala los lugares
de acceso, pero coincide con datos obtenidos por García en Huaman Poma:
“..el
alma del viajero una vez que abandona la sepultura, emprenderá el viaje por el
camino real de los muertos; este camino cruza las ciudades de los animales
muertos y de las plantas, en quechua, alccocúnag llágtan, michicucúnag llágtan,
Sachhacúnag llágtan,etc…”.
Comentarios finales: ¿A dÓnde iras señor cacique?
Estas
anotaciones nos llevan a reflexionar sobre el concepto o visión cosmogónica
Andina, pero especialmente sobre la relación entre los grabados de fardos
antropomorfos y antropo-esqueléticos y sus vinculaciones con espacios geográficos específicos sobre
los que se encuentra recurrencia, y “espacios otros” en
el concepto de Michel Foucault, (21) donde lo físico y geográfico adquiere una dimensión metafísica así entendida
por los actores y nos acerca a la creación intelectual, etérea y significativa
de los mismos.
La dispersión
de material cerámico en torno a caminos y sitios arqueológicos como Mollebaya
Chico, estrechan el espacio cronológico entre el periodo Formativo tardío y el
Horizonte Medio, estilísticamente entre Socabaya-La Ramada y Wari (600 –
1000 d.C).
Empero, varios
paneles muestran asociaciones de grabados antropo-esqueléticos con animales identificados por sus
rasgos como felinos (gatos silvestres), cérvidos, perros, aves y camélidos, los
cuales se trata de dilucidar como los acompañantes en el viaje a inframundo,
por el Hurin pacha, hacia la “ciudad eterna de los muertos” en el Coropuna.
Aquí también, Coropuna deja de ser la mole nevada para, el cerro inmenso, el
referente geográfico, para adquirir propiedades de un espacio etéreo,
metafísico, un “espacio otro”, el hurin pacha.
A la fecha, el
registro de este tipo de grabados está distribuido, en el valle de Arequipa,
únicamente en terrenos que corresponden al distrito de Uchumayo, y la
información que se maneja, señala que el tipo se encuentra también en Majes,
Siguas y Caraveli, es decir hacia la Sub Región Norte de los Andes Centro Sur.
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Nótese la forma del fardo y la red que envuelve el fardo funerario (Tomado de: Luis Felipe Villacorta (2004); Arqueología de la Costa Central del Perú en los Periodos Tardíos: Los palacios en la costa central durante los periodos tardíos: de Pachacamac al Inca. |
Vasija Wari del valle de Majes. Nótese la
insinuación a una forma de fardo y la máscara
que cubre el rostro (Colección Raúl Soto G.+). |
Agradecimientos
A Guido Casaverde Ríos, Maritza Rodríguez Cerrón,
Erika Simborth y María Eugenia Tomasio Bourocle por su paciencia, comentarios y
apoyo bibliográfico.
Cómo citar este artículo:
Cardona Rosas, Augusto. Huacas paqariscas y mitos: el viaje de los muertos
En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/paqariscas.html
2016
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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